La grandeza del hombre no se mide por la cantidad de bienes materiales

La grandeza del hombre no se mide por la cantidad de bienes materiales que ostenta, sino por la humildad de sus acciones.
A esa conclusión llegué luego de leer el libro Niko Kazantzakis “El pobre de Asís”. El ser humano a lo largo de su vida busca la felicidad o lo que para muchos de nosotros es la búsqueda del Dios eterno.
Pero cuán difícil se hace en estos tiempos donde lo cotidiano nos aleja a sitios donde la felicidad es solo una necesidad satisfecha, buscamos la felicidad por medio de lo material, de las ideas y las relaciones. Por lo tanto, se vuelven sumamente importantes las cosas, las relaciones y las ideas, no la felicidad.
Cuando buscamos la felicidad por medio de algo, ese algo adquiere un valor mayor que la felicidad misma. “Buscamos la felicidad en la propiedad, en el nombre, entonces, la propiedad, el nombre, adquieren una extrema importancia, ya que la felicidad es buscada a través de un medio; de esa manera, el medio destruye al fin”.
En ese contexto, entonces la satisfacción será del “ego”, el que desea y quiere obtener las cosas. ¿Pero porqué no buscar la felicidad en la renuncia, el desapego de lo material y todas sus sinuosidades?
La idea de Bhután de medir la calidad de vida a través de la Felicidad Nacional Bruta (FNB) puesta ahora la agenenda de la ONU coloca en el escenario del debate, análisis y discusión este tema tan antiguo pero hasta hoy tan incomprendido por nosotros.
Bhután, una pequeña y montañosa nación budista del sur de Asia, localizada en la cordillera del Himalaya entre India y China, con unos 2 millones de habitantes, mide su riqueza no por las pertenencias o el oro que una persona pueda tener, sino más bien por el grado de felicidad con que la que esta cuenta.
“La felicidad interior bruta es mucho más importante que el producto interior bruto”, dijo Jigme Singye Wangchuck el 2 de junio de 1974, a sus 18 años, en su discurso de coronación, tras convertirse en el monarca más joven del mundo.

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