Violencia: El control de los jóvenes a sus parejas se mantiene en alza con medios como los móviles y las redes sociales
Nuevos titulares en algunos medios ponen de relieve la concurrencia de las redes sociales y aplicaciones como Whatsapp para aumentar el control de los chicos sobre las chicas, mensaje tras mensaje, llamada tras llamada. Incluso se llama la atención deaplicaciones de geolocalización que són utilizadas por las parejas adolescentes para que ellos esten al corriente de donde están ellas. Alba Alfageme, coordinadora de la unidad de apoyo a la atención de víctimas de la Generalitat de Catalunya explica a El Periódico que frente al control machista de años atrás, ahora “con las nuevas tecnologías la presión es constante, 24 horas al día, 365 días al año“.
Así, ante el uso que hacen los y las jóvenes de los móviles y redes sociales, cabe recordar que son los valores los que fundamentan el sexismo. Luego, las técnicas facilitan esa labor.
Por lo tanto, no se trata de un fenómeno nuevo pues se manteniene el machismo de siempre, pero cambiando. Ahora los neomachistas no dicen directamente (en general) que su pareja no estudie, que las mujeres no deben acompañarse de otros hombreso que debe ser el quien decida su futro. Pero que no se diga no significa que no se actúe siguiendo el mismo patrón. Ahora se le dice a las chicas que por amor deben estar más con su pareja ante todo, no acompañarse de otros varones para evitar celos, etc. Así el Estudio sobre violencia de género en adolescentes realizado por la Universidad Complutense muestra como un 21% de las adolescentes afirman que su pareja les ha intentado aislar de sus amistades. Y fijémonos también que un 29 % de las chicas han recibido la idea de que los celos son una expresión de amor. De ahí la importancia que tiene la televisión, la prensa, el cine o los videjouegos, con todos los estereotipos (quien te hace daño es que te quiere, hay que sufrir para amar, los hombres deben llevar la iniciativa y mando de las relaciones, etc.) que se mantienen aún hoy en día en el idario colectivo.
Explicar que somos iguales y que el maltrato es inadmisible es algo que ya está asumido por la mayoría de jóvenes, y que admiten haber escuchado con frecuencia estas ideas (en mayor medida las mujeres). Pero si el concepto de violencia de género queda reducido a parte del maltrato físico, dejando otro tipo de conductas sexistas fuera de este término, tenemos un gran problema. Así sucede con la idea ámpliamente extendida que los celos son una expresión de amor, (que puede inducir a asumir una relación de violencia,) o que no se considere violencia cuando un chico controla todo lo que hace su pareja (eso opinan un 21% de los y las adolescentes).
Por otro lado, las nuevas tecnologías traen día a día nuevas facilidades para comunicarse, para el diálogo immediato. Pero esa comunicación que supone que unos adolescentes contacten y se relacionen también a través de esos medios, llega al abuso cuando sirve para controlar permanentemente lo que ellas hacen o dejan de hacer. Y ahí tenemos el problema que eso no se considere violencia hacia las mujeres.
Cambia “técnica” pero no el trasfondo ni los valores. El control mediante SMS, mensajes por Whatsapp o redes sociales es una formas más de limitar la libertad de las jóvenes. Así sus parejas exigen que vistan de una determinada manera, que no se relacionen con otros chicos o amistades, que estén dónde ellos quieren, etc. Lo mismo que antaño, pero anteriormente no podía ser más que directamente, a través de las amistades o la familia o el control social del entorno. Ahora estas formas se mantienen pero con el añadido de los nuevos medios virtuales.
Las redes sociales además se acompañan de una pérdida de la privacidad: “Bea estuvo aquí hace 10 minutos. Bea está conectada en Whatsapp, Bea ya está disponible, Bea está en el Centro Comercial tal, Bea publicó una imagen con cúal persona en tal sitio, …” Son muchos de los mensajes que podemos ver, y que forman parte de las nuevas aplicaciones y las redes sociales. En ocasiones es imposible limitar su visibilidad (lo que debería ser perseguido legalmente) pero en la mayoría es la opción de sus usuarios y usuarias quienes faciliten que esto sea posible o no (lo que necesita de un cambio de valores para que ni ellos exijan su uso, ni ellas lo consientan.)
Así, la respuesta debe venir desde muchos espacios, pero principalmente la educación en valores de igualdad y el compromiso de toda la sociedad para que se asuma que somos libres e iguales con todas las consecuencias.
Enlace: noticia en El Periódico