Del PIB al FNB (Felicidad Nacional Bruta)

20042_227521543961_5933549_nPor Ángel Bonet

El “Índice de Prosperidad” es un completo estudio que elabora desde hace cinco años el Instituto Legatum de Londres y que clasifica a un total de 110 países, cubriendo el 90% de la población mundial. Para construir este índice, sus impulsores han reunido datos de hasta doce fuentes distintos como la consultora Gallup, la Heritage Foundation y el Foro Económico Mundial. Cada nación se clasifica en 89 variables clasificadas en ocho apartados: la economía, el espíritu empresarial, el gobierno, la educación, la salud, la seguridad, la libertad personal y el capital social.

No es de extrañar por tanto que en los primeros puestos encontremos a países tan desarrollados como los escandinavos y anglosajones: Noruega, Dinamarca, Finlandia, Australia, Nueva Zelanda, Suecia, Canadá, Suiza, Holanda y Estados Unidos. España ocupa un humilde puesto 23, por debajo de países como Taiwan o Eslovenia y superando por poco a Italia y Portugal.

Se trata en cualquier caso de un concepto de felicidad relativo y discutible con diferentes argumentos y visiones. Noruega por ejemplo tiene una de las mayores tasas de suicidio de todo el mundo y en Bután el gobierno no trabaja para aumentar el Producto Interior Bruto sino la Felicidad Nacional Bruta.

La felicidad bruta nacional (FBN) o felicidad bruta interna (FBI) es un indicador que mide la calidad de vida en términos más holísticos y psicológicos que el producto bruto interno (PBI).

El término fue propuesto por Jigme Singye Wangchuck, rey de Bután, en 1972 como respuesta a las críticas de la constante pobreza económica de su país. Este concepto se aplicaba a las peculiaridades de la economía de Bután, cuya cultura estaba basada principalmente en el budismo.

Mientras que los modelos económicos convencionales observan el crecimiento económico como objetivo principal, el concepto de FBN se basa en la premisa que el verdadero desarrollo de la sociedad humana se encuentra en la complementación y refuerzo mutuo del desarrollo material y espiritual. Los cuatro pilares de la FBN son: la promoción del desarrollo socioeconómico sostenible e igualitario, la preservación y promoción de valores culturales, la conservación del medio ambiente y el establecimiento de un buen gobierno.

La FNB no posee una definición cuantitativa. La FBI es una condición cualitativa que es comparada discutidamente con el Indicador Genuino de Progreso, que, al contrario del PBI, califica el bienestar y la felicidad. Las dos medidas coinciden, sin embargo, en que valores subjetivos como el bienestar son más relevantes e importantes que los valores objetivos como el consumo. No puede ser medido directamente, pero sí los factores que lo alteran.

La medición se realiza a través de un cuestionario de 180 preguntas que considera 9 dimensiones:

  1. Bienestar psicológico.
  2. Uso del tiempo.
  3. Vitalidad de la comunidad.
  4. Cultura.
  5. Salud.
  6. Educación.
  7. Diversidad medioambiental.
  8. Nivel de vida.
  9. Gobierno.

Según Daniel Kahneman, premio Nobel de Economía, el indicador se mide con una nueva técnica llamada método de reconstrucción del día. Consiste en la recolección de memorias del día de trabajo previo a través de un simple diario.

Bhután no debe ser (ni lo pretende) un ejemplo para otros Estados. Las peculiaridades del país hacen su experiencia inexportable. Bhután es una de las economías más pequeñas del mundo, basada en la agricultura (a la que se dedica el 80% de la población), la venta de energía hidráulica a la India y el turismo. Y es un país altamente dependiente de la ayuda externa. La tasa de alfabetización es del 59,5%, y la esperanza de vida, 62,2 años.

Probablemente el concepto de FIB les suene a chino a las remotas tribus de pastores nómadas del este, que se visten con pieles de yak, practican una religión animista y ofrecen animales sacrificados a sus dioses en las montañas. Y más aún a los 100.000 ciudadanos de la minoría étnica nepalí que viven en campos de refugiados en Nepal desde principios de los noventa, después de haber sido expulsados de Bhután por el Gobierno.

Pero en 2007 Bhután fue la segunda economía que más rápido creció en el mundo. La educación, gratuita y en inglés, llega hoy a casi todos los rincones del país. En un estudio realizado en 2005, el 45% de los bhutaneses declaró sentirse “muy feliz”, el 52% reportó sentirse “feliz” y sólo el 3% dijo no ser feliz. En el Mapamundi de la Felicidad, una investigación dirigida por el profesor Adrian White en la Universidad de Leicester (Reino Unido) en 2006, Bhután resultó ser el octavo más feliz de los 178 países estudiados (por detrás de Dinamarca, Suiza, Austria, Islandia, Bahamas, Finlandia y Suecia). Y era el único entre los 10 primeros con un PIB per cápita muy bajo (5.312 dólares en 2008, seis veces menor que el español).

Y así hasta que el país sea autosuficiente y deje de depender de la ayuda externa. “Hacemos un buen uso de las ayudas. Apenas hay corrupción, y a los donantes les gusta asociarse a la idea de la FIB. Pero habrá un momento en que la ONU considere que podemos valernos por nosotros mismos“, explica el ex ministro Lyonpo Thinley Gyamtso. “Somos un país pequeño y queremos hacer las cosas así. No queremos enseñar nada al mundo. Hacemos lo que creemos que es mejor para nosotros. Y si el mundo cree que hay algo que aprender, son más que bienvenidos”.

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