Una más…. de las locuras del capitalismo.
Desde hace años los apicultores en EE.UU., Canadá y Europa se daban cuenta que los poblaciones de abejas desminuyen cada vez más. Las abejas simplemente se perdieron.
Después de muchas investigaciones por fin se logró determinar la causa. Son los neonikotinoides, una sustancia que se utiliza para insecticidas. Las abejas los ingieren mediante el agua en las flores y el veneno les hace perder la orientación. Parece obvio que hay que prohibir inmediatamente estas sustancias para salvar las abejas.
Pero en nuestro sistema capitalista ya no reina la lógica normal: Los gobiernos de Europa no lograron esta prohibición, puesto que la mayoría de los gobiernos no votaron a favor.
¿Cómo se puede explicar esto? Bueno, el poder de la industria química ya es tan grande que puede influenciar en decisiones de los gobiernos, que a toda vista están en contra de los intereses de la mayoría.
En alemán hay un dicho: ‘Gier frisst Hirn’, que dice más o menos, la codicia come el cerebro. Hay que añadir: y la moral.