Pankara: una herramienta comunitaria para visualizar el Vivir Bien
I. Vivir Bien
¿Cómo evaluamos el Vivir Bien, que tiene que ver con lo cualitativo, lo espiritual, los sentimientos, lo emocional: los valores? La pregunta pertinente sería entonces: ¿Qué es aquello que produce esos valores?, pues, ello, nos daría ya una primera pauta para reconocer los Señaleros de la Red Energética del Vivir Bien. No es poco saber, de dónde podemos sacar esos indicadores, tan esquivos hasta ahora.
Provisionalmente tendría dos respuestas: una, las estructuras de Reciprocidad: masa y, dos, la lógica de lo Contradictorio: energía que, en lógica cuántica, no son sino dos caras de una misma medalla: el continuo Onda / Partícula.
Veamos, pues, la primera cantera
El Principio Reciprocidad
Así las cosas, observemos bien estas estructuras elementales de la Reciprocidad, que son las que, justamente, producen las Relaciones: lo intangible, y que nos servirán de insumo, para la propuesta de visualización del Vivir Bien que haremos en la segunda parte. En esto, obviamente, seguiremos a Dominique Temple [1].
Lo que Temple llama las estructuras elementales de la reciprocidad son configuraciones conocidas por todas las sociedades del mundo. Sin el Principio de Reciprocidad, en efecto, no habría sociedades humanas. Todas se instituyeron gracias a dos estructuras fundamentales que representan el umbral entre la naturaleza y la cultura: la Alianza: la alianza matrimonial y la Filiación: la filiación de parentesco.
Temple distingue dos formas básicas de Reciprocidad: la Reciprocidad positiva: del Ayni: los dones, y la Reciprocidad Negativa: del tink´u: la venganza. Vayamos por partes:
Reciprocidad Positiva
La Reciprocidad binaria
Esta es la forma más elemental de relación entre dos sujetos: digamos A y B. Puede asumir, sin embargo, dos configuraciones: una, como reciprocidad binaria simple que implicaría una relación cara a cara, directa, sin mediaciones, y que produce, por ejemplo, el valor de la Amistad.
La otra configuración es la reciprocidad binaria colectiva que puede asumir, ora la forma de una reciprocidad de cada uno hacia todos: la invitación, el convite; ora la reciprocidad de todos colectivamente hacia cada uno: el compartir, el apthaphi; ora la reciprocidad de todos hacia todos: la comunión, y que en conjunto producen, por ejemplo, el valor de la Confianza.
La Reciprocidad ternaria
Esta forma incluye tres sujetos. Digamos A, B y C. Puede asumir la forma de una reciprocidad ternaria unilateral. A se relaciona unilateralmente con B y C. De aquí brota, por ejemplo, el valor de la Responsabilidad, Otra forma es la reciprocidad ternaria bilateral. A se relaciona bilateralmente con B y con C y que produce el valor de la Justicia: a cada cual lo suyo. Otra forma es la reciprocidad ternaria centralizada, que es una forma técnica de llamar a la Redistribución, que produce valores diferentes según uno se encuentre, ora en el centro de la redistribución: Responsabilidad y Justicia; ora se encuentre en la periferia y, entonces, produce el valor de la Solidaridad.
Cuadro resumen |
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ESTRUCTURA |
MODOS |
EJEMPLOS |
VALORES HUMANOS |
Reciprocidad binaria | simple | Alianza | Amistad |
colectiva : | Compartir, Convite (uno por todos “Minga” (todos por uno),Comunión | Confianza | |
Reciprocidad ternaria | unilateral | Filiación | Responsabilidad |
bilateral | Mercado | Justicia | |
centralizada | Redistribución | Solidaridad |
La Reciprocidad Negativa
Debemos también tener en cuenta la Reciprocidad negativa que suele suscitar reprobación pero que, bien vista, es la mejor manera que ha encontrado la humanidad para controlar la violencia. En una sociedad de reciprocidad, la relación es fundamental; no cabe el ninguneo y la relación tiene que darse, o bien a las buenas o bien a las malas, pero debe haber relación. Por tanto, el reconocimiento que debemos al otro puede obligar a la reciprocidad de violencia: al “Ojo por ojo y diente por diente”: la Ley del Talión.
Ahora bien, el recurso más simple para sobrepasar la Ley del Talión es la equivalencia lógica que se da entre la reciprocidad positiva: de dones y de la reciprocidad negativa: de venganza. En ambos casos, en efecto, la Reciprocidad produce un sentimiento de Humanidad que, en un caso, está representado en el imaginario del honor y, en el otro, en el imaginario del prestigio. Como el Principio de Reciprocidad crea el sentimiento de humanidad, de referencia común para ambos, es igual (en el sentido de tanto da una cosa como la otra: son equivalentes) el practicar la reciprocidad negativa o la reciprocidad positiva. Es decir, se puede sustituir una forma de reciprocidad por otra, lo que, por cierto, se hace siempre y en todas partes para volver a la paz.
Ahora bien, la desaparición de la violencia, por esta sustitución, lleva a la Reciprocidad hacia una vía únicamente positiva, polarizada en el imaginario del prestigio. Pero, no es fácil distinguir el sentimiento producido por la reciprocidad, como valor espiritual puro, del goce de su imaginario. Sin entrar en consideraciones teóricas más complejas, digamos que cada uno sabe, por experiencia, que las fiestas que se prolongan demasiado terminan en con-fusión: “Yo te estimo” y, luego, en violencia: “Vas a ver, ¡carajo!”
Existe otra vía para superar la Ley del Talión, que no suprime la violencia: es el paso de un nivel de reciprocidad que se ubica en lo real, a otro nivel de reciprocidad que se ubica en el nivel de la representación, y que se puede ilustrar con la puesta en escena lúdica del esfuerzo y de la competencia en los cuales las rivalidades quedarán siempre en el dominio del juego: este nivel es el deporte. La violencia, aquí, no es negada, ni es eliminada por una estructura de reciprocidad de dones, simplemente es llevada al nivel de las representaciones. Desde entonces, en vez de reprimir la violencia en el inconsciente y las entrañas, de donde puede resurgir en cualquier momento bajo formas imprevistas y dramáticas: la guerra, la revolución, la revuelta, jacquerie, el exterminio: shoa, limpiezas étnicas…, se puede movilizarla para la creación de valores éticos, como, por ejemplo, la valentía, el esfuerzo, la disciplina, la constancia, el fair play, etcétera.
Podemos imaginar Señaleros de la reciprocidad negativa, como canchas deportivas, coliseos, organización de campeonatos, juegos florales, etc., paralelos a los criterios de la reciprocidad positiva: vías de comunicación, plazas, mercados, ferias, parques de diversiones, Entradas, etc. El imaginario de la reciprocidad negativa no debe ser repudiado sin reflexión.
Un estudio preciso y completo del t’inku mostraría que las comunidades andinas tienen una experiencia empírica del control de la violencia, y que instituyeron rituales de reciprocidad negativa que merecen consideración porque mantienen el justo medio de la sociedad entre contrarios, es decir, un equilibrio entre formas opuestas de reciprocidad positiva y negativa. Este equilibrio es obtenido cuando las competencias deportivas están acompañadas de momentos festivos. Estos momentos se llaman celebraciones. Después de un buen partido, una chelas bien frías o la competencia anual entre kamiris de la Max Paredes, que culmina en la entrada del Gran Poder.
El Principio Contradictorio
Veamos la segunda cantera para proveernos de Señaleros para visualizar la Red Energética.
Dominique Temple propone utilizar la Lógica dinámica de lo contradictorio para superar el eje polarizado, por el signo igual, del esquema lévistraussiano y aristotélico, puesto que lo que está en juego, en la dinámica que nos ocupa, es lo que Stéphane Lupasco llamó el Tercero incluido. Tercero que es excluido de la lógica de Identidad, la lógica que utilizamos para comunicar nuestras representaciones: lo tangible, pero que no es la lógica de lo que queremos representarnos esta vez: lo intangible.
La Lógica dinámica de lo contradictorio revela que esta dinámica del justo medio: digamos, el punto exacto entre un exceso y un defecto (por ejemplo, entre la intrepidez: exceso, y la cobardía: defecto, se encuentra la valentía) o el taypi, (esta dinámica de lo contradictorio, justamente), es la que produce, como efecto, la conciencia ética de la sociedad y que se traduce por los sentimientos éticos fundamentales, que hemos nombrado y, sobre todo, mostrado en su lugar de origen: la reciprocidad. Los valores no brotan de la razón y, por tanto, de imperativo categórico alguno. Los valores brotan de lo contradictorio: son el Tercero incluido, que podemos graficar así:
Figura 1
He aquí, pues, la clave del futuro, la clave que autoriza al poder político estar al servicio de la sociedad, construyendo estructuras de producción de valores humanos de manera sistémica. El poder político sólo tiene sentido en la Ética: en producir valores, y no en el Poder de dominación de los unos sobre los otros. Para producir valores tiene un instrumento: la reciprocidad, en este caso: simétrica que mantiene el equilibrio hacia la reciprocidad positiva y hacia la reciprocidad negativa.
Bien, pues, éste –me parece– es el marco conceptual para pensar y deducir los Señaleros cualitativos de la Red Energética.
II. Pankara
¿Cómo hacer visible el conocimiento y el dominio por los pueblos de la cualidad del Vivir Bien en función de los Señaleros de sus factores principales?
Se atribuirá a cada señalero de un factor de existencia reconocido y apreciado como indispensable, un número de 0 a 100 por ejemplo, 0 indicando su inexistencia, y 100 su integridad.
La suma correspondiente a los señaleros de un factor de existencia será representada por un color sobre un disco compartido en tantos rayos como factores de existencia, reservando los colores luminosos para el máximo y los colores oscuros para el mínimo.
Una forma de visualización, al modo de una flor de colores: pankara en aymara, puede ser la siguiente que prosigue las visualizaciones, en forma de telaraña, de AGRUCO [2] y, sobre todo, la Rosa de los pueblos de Dominique Temple [3].
Factores
Con el concepto de Factores aludimos a las tres grandes esferas de la realidad: la Naturaleza, en primer lugar, lo dado y recibido por el mero hecho de haber aparecido en esta vida. Luego, la Tecnología que es la esfera que media entre el hombre y la naturaleza. Después las Relaciones que menta el vínculo que une al hombre con su entorno, visible e invisible.
Teóricamente, aquí: en lo relacional, estaría la novedad de la propuesta, en la medida que la tradición occidental, a partir de los griegos, ha privilegiado lo fijo, las esencias, las “cosas en sí”: los relata, y no tanto la relación, relatio, evanescente, de las cosas entre sí: lo que va y viene entre ellas. Las “cosas” son duraderas: objetivas; se las puede medir. Lo que las vincula, dura lo que dura la conexión. En la medida que todo aquello que tiene que ver con calidad: el vivir bien, es el Tercero incluido, es decir, el efecto, de las interrelaciones, se comprenderá la dificultad de medir esas magnitudes. De momento, pues, proponemos sólo visualizarlas.
Así, pues, los Factores principales de la Red Energética son los siguientes conjuntos:
– Las condiciones naturales de la Vida
– Las condiciones de la Vida que se deben a la tecnología
– Las condiciones del Vivir Bien que se deben a las relaciones que se dan entre los hombres y sus entornos tangibles e intangibles.
Demorémonos en cada una de ellas:
Sobre las condiciones naturales
Los factores que tienen que ver con las condiciones naturales de la existencia son definidos, por la comunidad, en virtud a un principio básico que Dominique Temple enuncia así:
Una organización política dada, no puede justificar su razón de ser, si no es capaz de asegurar, a todos, lo que la naturaleza ya nos dio al nacer.
Con otras palabras, si la forma política que tenemos no puede garantizarnos lo dado primordialmente por la naturaleza, significa que debemos cambiar de forma política. La política, por definición, se inventó para mejorar las condiciones naturales de la existencia. Nos estamos refiriendo, por tanto, a los fundamentos mismos de la Vida.
Sugerimos, pues, representar estas condiciones naturales de existencia por los así llamados cuatro elementos de la naturaleza (que configuraremos como una flor: una pankara ) y, mediante los cuales, todos los seres humanos, más allá de sus cosmologías, han expresado y expresan su relación con el universo, desde que tenemos memoria.
Figura 2
El aire, en culturas sistémicas, es visto como una fuerza universal. Su importancia para la vida puede verse en palabras como espíritu, inspirar, expirar: respirar: spirare. De acuerdo a Platón, por ejemplo, es considerado un ser caliente y húmedo. Los griegos usaban dos palabras para el aire: aer significando la parte baja de la atmósfera, y aither significando la parte alta y brillante de la atmósfera. El aire, pues, connota ligereza, flexibilidad, incertidumbre, el equilibrio inestable que se condensa en el clima del espacio donde habitamos. Los criterios para definirlo serán entonces distintos según el lugar: el altiplano, los valles, los yungas o las montañas, los lagos, los ríos, etcétera. Es el medio, el entorno y el contorno: muyta y muyt´a, Umwelt, donde uno vive y mora. Lo que los guaraní llaman teko’a. o llajta los cochabambinos o Heimat los alemanes
La agua fue considerada, por los griegos, tanto húmeda como fría. Es el elemento que diluye, es decir, que posibilita las mezclas, la comunión y, por tanto, la di-solución. El agua va asociada a la feminidad, la receptividad, la emoción y la intuición, según Platón. También al inconsciente y a los orígenes de la vida. El agua purifica. Esto en el nivel de la connotación. En el nivel de la denotación significa el agua de beber pero también el agua de irrigación y de comunicación: por ejemplo, las poblaciones de la Amazonía se comunican a largas distancias mediante el río. El agua se junta aquí al aire, porque participa del espacio. Y cuando se habla de agua pura, significa también un derecho de los habitantes que viven río abajo sobre las fuentes que se encuentran río arriba y que no tienen que ser contaminadas.
La tierra fue considerada a la vez fría y seca y, de acuerdo a Platón, está asociada a lo práctico, resistente así como a los aspectos físicos y sensoriales de la vida. La tierra, uraqi, es el elemento de lo sólido, de la materia, del territorio, donde se cultiva: cultura. Significará, pues, los víveres, la alimentación, los árboles para los unos, los peces para los otros, los animales, las plantas y el suelo, cuya fertilidad es mantenida por el barbecho, la rotación de cultivos, el control de la vida biológica, el control ecológico de las plantas cultivadas, hasta crear un sistema complejo de complementariedades orgánicas inter ecológicas. Tiene que ver, también, con la propiedad y el usufructo de la misma.
El fuego, es la energía que transforma lo sólido en líquido y lo líquido en gaseoso. Se trata de un elemento de transmutación. Significa las fuentes de energía: el sol, el aire, el vapor geotérmico y también el petróleo: la gasolina, el diesel, la electricidad, el gas, la leña, el kerosene o nuevas energías alternativas, como, por ejemplo, la fotovoltaica, etc. El fuego es lo que mueve el cosmos.
Puesto que estamos hablando de calidad, la humanidad debe volver a sacar a la luz su philosophia peremnis. El positivismo sirve solamente para lo cuantitativo: el desarrollo y el capitalismo. Puesto que estamos hablando de interculturalidad, diálogo de saberes y civilizaciones, revalorización…los occidentales debemos volver a sacar a la luz del día nuestra gnosis, la kabbalah… y los amerindios su propia sabiduría [4] y, a saber, para asuntos de gestión pública. Estamos ya en otros tiempos.
Sobre las condiciones de vida debidas a la tecnología
Estas condiciones se definen en función del patrimonio creado por la sociedad humana. Y que saldrán del ejercicio facilitado por la metodología de la Lluvia de ideas. Los criterios de evaluación de los logros sociales serán dotados de índices de resultado visualizados en, digamos, 3 colores: verde para bien, rojo para regular y negro para mal. Este es sólo un ejemplo. Ahora, sólo enunciamos el Principio.
Figura 3
Por ejemplo, siguiendo las manecillas del reloj, tendríamos el primer cuadrante que corresponde a la Tierra: 1, 2, 3. Aquí habría que colocar todas las ideas o imágenes que corresponda. Y. así, sucesivamente con los demás cuadrantes básicos: Aire, Agua y Fuego
Sobre las condiciones del Vivir Bien entre los seres humanos.
La Pankara deberá, luego, ser completada por un tercer disco de color. Éste tendría solamente dos colores posibles y opuestos: o bien la actividad es recíproca, hay Ayni, o bien la actividad no es recíproca; es unilateral, privada, es decir, está inserta en una relación capitalista.
Se puede atribuir el color amarillo a la reciprocidad y el color negro a la no reciprocidad. Tendríamos algo así como lo siguiente:
Figura 4
El número de subdivisiones del segundo disco será más importante que el primero, pues ya nos da información a más detalle. Así, podemos pensar en ubicarlo en la periferia del primero con el fin de poder disponer de una circunferencia suficientemente grande para poder incluir en ella todas las subdivisiones seleccionadas. El tercer disco: reciproco / no-recíproco lo podemos colocar al borde mismo de la Pankara: de este modo, cada una de estas actividades pueden ser, a su turno, calificada por su integración a la reciprocidad o a la no reciprocidad.
Ejemplo de Pankara podría ser la siguiente flor:
Figura 5
Una comunidad, un pueblo o el barrio de una ciudad, que obtuviera el máximo de puntos, en los tres factores, tendría como emblema una Pankara de un solo color: solar, si el amarillo es elegido como símbolo de lo máximo. En el caso inverso en el que obtuviese lo mínimo, tendría una Pankara negra. La realidad, empero, será probablemente variopinta. De este modo, cada comunidad dispondría entonces de un emblema, un pequeño disco de colores: una Pankara, que permita visualizar inmediatamente su percepción de la calidad de vida de su comunidad.
Metodología
Marco conceptual
En esta metodología cualitativa del Vivir Bien, es el lóbulo cerebral derecho el que tenemos que activar. Este es un hemisferio integrador, centro de las facultades no verbales, especializado en sensaciones, sentimientos y habilidades especiales en lo visual y sonoro. Concibe las situaciones y las estrategias de la vida de una forma holista. Integra varios tipos de información: sonidos, imágenes, olores, sabores, sensaciones, presentimientos… y los transmite como un todo interconectado; como un holón.
El método de elaboración utilizado por el hemisferio derecho se ajusta al tipo de respuesta que se requiere para ubicarse con sentido en esta vida. El hemisferio derecho está considerado como el responsable de nuestra percepción del mundo en términos plásticos, es decir, de color, forma y lugar. Utilizando sus facultades, somos capaces de situarnos y orientarnos. Así mismo, muchas de las actividades atribuidas al inconsciente le son propias. En pocas palabras: procesa la información usando el método de síntesis, como Tercero incluido, a diferencia del lóbulo cerebral izquierdo que utiliza el método de análisis, que implica el Tercero excluido.
Facilitadores
A diferencia, pues, del método cuantitativo que tiene en los técnicos a sus operadores, este método cualitativo requiere de los artistas del pueblo: los músicos, cantantes, trovadores, bailarines, coreógrafos, los poetas, dibujantes… justamente, por su capacidad de síntesis.
Herramientas
Estas deberán ser muy simples, al comienzo. La práctica las irá complejizando. Para empezar sugiero la herramienta de la
Lluvia de ideas
Esta es una técnica de trabajo grupal para generar ideas originales en un ambiente relajado; ideas que los participantes no podrían producir trabajando de forma aislada; ello permite, justamente, aprovechar la creatividad de todos los participantes.
La principal regla del método es aplazar el juicio, ya que, en principio, toda idea es válida y ninguna debe ser rechazada. Se busca la mayor cantidad de ideas, sin pretensiones de calidad, de momento, y se valora la originalidad. Un análisis ulterior explotará la validez cualitativa de lo producido con esta técnica. En la sesión se debe aportar una idea por ronda.
Esta herramienta nos ha proporcionado la materia prima para empezar a conversar.
Luego, hay que relacionar esas ideas a los cuatro cuadrantes básicos: tierra, aire, agua, fuego. Para ello una buena herramienta es el
Mapa mental
Un mapa mental es un diagrama usado para representar imágenes, palabras, ideas ligados y dispuestos radialmente alrededor de una palabra o idea central. En este caso los Elementales. Es un diagrama que sirve para visualizar las conexiones y presentarlas de una manera no lineal. Esto para eliminar la tentación de establecer un marco conceptual que, para lo cualitativo, no es tan pertinente.
Los elementos, que han salido de la Lluvia de ideas, se arreglan intuitivamente, según la importancia de las imágenes o palabras y se organizan en racimos y ramas. Así, pues, nuestro mapa mental es obtenido y desarrollado alrededor de cada cuadrante. Por ejemplo, escribimos la palabra Tierra en el centro, para luego derivar la red semántica en la que opera. Y así con las otras tres palabras clave: Aire, Agua y Fuego.
La conformación de la Pankara
A continuación viene lo más difícil, que es en lo que nos hemos trancado hasta ahora, como país. ¿Qué corresponde a Desarrollo y qué corresponde al Vivir bien?
Para ello nos puede ayudar el siguiente cuadro
Desarrollo |
Vivir Bien |
Análisis | Síntesis como Tercero incluido |
Lógica (Marco Lógico) | Lo energético (Red energética) |
Número | Imagen |
Precio | Valor |
Cantidad | Calidad |
Objetivo | Subjetivo |
Capitalismo | Reciprocidad |
Para este ejercicio, tenemos que trabajar con la columna de la Derecha: el Vivir Bien y, de momento, dejar de lado la columna de la Izquierda, que es lo que ya se trabaja en la Planificación Participativa Municipal y en la elaboración de los Planes de Desarrollo Municipales, PDM y, a fortiori, en el Plan Nacional de Desarrollo.
Luego haremos el ejercicio de su mutua retroalimentación. Pues, no se trata de jugar al uno contra el otro, sino de buscar su mutua complementariedad. Pero, para que haya complementariedad, primero tenemos que distinguir bien ambas polaridades que, de momento, tenemos que visualizarlas como antagónicas.
La experiencia enseña que, en este punto, reina gran confusión entre nosotros debido, a efectos prácticos, al carácter monocultural del Estado boliviano: la hegemonía de la civilización occidental moderna.
Para ser puntual, sugiero conversar el siguiente cuadro para aclarar la confusión. Vivir Bien tiene que ver, otra vez, con la columna de la Derecha del siguiente cuadro. Ello implica, como política pública, reconceptualizar la Economía. Tenemos la fortuna que, ahora, lo manda la Constitución con el concepto de Economía plural:
ECONOMIA |
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Fermión / Partícula |
Bosón / Onda |
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Chrematistiké |
Oikonomiké |
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Capitalismo Cero valor, por diseño |
Reciprocidad Generadora de los valores humanos |
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Liberalismo |
Socialismo |
Tinku … |
Ayni … |
Mercado |
Estado |
Reciprocidad negativa |
Reciprocidad positiva |
Detengámonos en el quantum conceptual capitalismo / reciprocidad, fundamentales para entender por qué debemos cuantificar y por qué tenemos que visualizar y. ambos, son importantes y necesarios.
Capitalismo / Reciprocidad
Cada civilización ha producido sus sistemas, incluido el económico, que, nuevamente, se nutren de las mismas energías, pero que han sido dosificadas de distinta manera. Occidente ha privilegiado la energía fermiónica y la Indianidad la energía bosónica. Occidente, es decir el Monoteísmo abrahámico, ha dado lugar al Capitalismo (liberal y/o socialista) La Indianidad, es decir, el Animismo, ha dado lugar al Ayni: vale decir a la Reciprocidad.
(Esto implica también que al interior del Monoteísmo se da la Reciprocidad, pero ésta ha ido siendo reprimida y reducida a la esfera privada: economía doméstica, navidad, donación de órganos, regalos, lujo… o a la esfera social. cooperación internacional, subsidios… o a la religión: limosna, caridad… por el crecimiento exponencial del Capitalismo financiero. Del mismo modo, al interior del Animismo existen las semillas, las potencialidades del Capitalismo, pero hasta ahora no llegan a hacer masa crítica: Patiño, Ara-mayu, Max Fernández, los Kamiris del Gran Poder, por ejemplo)
En Occidente (salvo los dos últimos siglos) siempre se ha entendido la Economía, desde Aristóteles, para ser preciso, como la complementariedad de Oikonomike: la Reciprocidad, basada en la lógica del don: compartir y Chrematistike: Intercambio, basado en dinero, mercado y acumulación. Es preciso volver a esta visión complementaria de las dos energías antagónicas. Aquí, precisamente, se funda la propuesta de la Moneda local como Interfase de sistema.
En el Capitalismo, la dinámica económica se inicia a partir del interés individual por lucrar con el objetivo de acumular para, de este modo, poder comprar, en el mercado, los bienes y servicios que se precisa para ser feliz. En la Reciprocidad, la dinámica económica se inicia a partir de la necesidad del Otro, con el objetivo de crear o recrear el vínculo social, generador de valores humanos: amistad, alianza, fraternidad, solidaridad…para, de este modo, adquirir prestigio como donador y, en ello, tornar más amable el mundo.
Con pocas palabras, para elaborar la información hasta ahora conversada tenemos que preguntarnos: “Esto ¿tiene precio, es objetivo, se puede comprar con dinero?”. Si es así, entonces no es eso lo que estamos buscando. Lo que estamos buscando debe brotar del Ayni, de la Reciprocidad: tiene que ver con la generación de los valores humanos. No tiene precio, no se puede comprar.
La siguiente Matriz, tal vez, nos podría ayudar a esta “simplificación compleja”.
Atractores |
Positivo |
Vivir Bien |
Negativo |
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+ |
+ – |
– |
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Fuego | |||||
Aire | |||||
Agua | |||||
Tierra | |||||
A los Elementales los llamo Atractores, prestándome un concepto de la Teoría del Caos. Se llama atractor a un conjunto interactivo de trayectorias que, aunque sean perturbadas, se mantienen próximas. Geométricamente, por ejemplo, un atractor puede ser un punto, una curva, una variedad o incluso un conjunto complicado de estructura fractal. Debido a esta plasticidad, es que he elegido este término.
“Positivo” y “negativo” son usados en sentido de opuestos; podríamos decir también, bien / mal, alto / bajo, intenso / extenso, conecta / no conecta, buena onda / mala onda, etcétera
En Vivir Bien, lo que no tiene precio: lo que sale de la Reciprocidad, hemos puesto tres posibilidades a elegir, según el tinkazo: más / más o menos / menos: + / + – / -. Es decir, producimos ese valor o no, o más o menos.
Escribimos “tinkazo”, porque ese es el concepto, justamente: una corazonada, un pálpito, una sensación, un sentimiento …: por aquí debe ser.
Así, pues, una vez llegados aquí, es decir, haber puesto sobre la mesa todas las asociaciones que tienen que ver con cada Elemento, y haberlos priorizado en tres Trayectorias complejas, las más sentidas como importantes por todos, se procede a sopesarlas, con la ch´uyma, y decidir, respecto del Vivir Bien, si se tiene mucho: +, poco: + -, o nada: -.
De momento, esito sería.
Retroalimentación entre Desarrollo y Vivir bien
En el ejercicio llevado a cabo, van a salir elementos que corresponden al ámbito del Desarrollo: infraestructura; digamos la infraestructura de la Reciprocidad, que hay que pasar al Municipio para que la tenga en cuenta en la elaboración del PDM.
Nos pueden servir de ejemplo los Indicadores propuestos por AGRUCO [5] con especificaciones nuestras
Habitar bien (vivienda propia, agua potable, alcantarillado, luz eléctrica, gas, reciclaje de la basura; no ruido, no polución, jardines públicos, calles empedradas, parques, plazas y espacios verdes…)
Conocer bien (tradición oral: abuelos; educación: buenos profesores, infraestructura educativa, saberes tradicionales, internet, radio, televisión, periódicos, bibliotecas, celulares, …)
Sentirse bien (posta médica, hospital, policía, bomberos, vacaciones, prestes, iglesias, yoga, wak´as, espacios de ocio y descanso…: seguridad física y emocional)
Artes deportes y recreación: fiestas, entradas, música, teatro, festivales, campeonatos, campamentos juveniles, excursiones …)
Convivir bien: buenas relaciones con la Pachamama: ritualidad, no contaminar; con los vecinos: espacios y momentos de encuentro: centros vecinales; con la naturaleza: tecnología simbólica
Participación con identidad: Ciudadanía activa en la vida municipal, autonómica y del Estado Plurinacional: votar, controlar, sugerir pero, también, vivir sin miedos, autocensuras: todo lo que tiene que ver con la calidad de la democracia.
Trabajo e ingreso digno: tierra suficiente, empresas, fábricas, comercio, producción, empleo, técnicas de conservación y protección de los medios de trabajo y del medio ambiente…
Comer bien: huertos familiares: saber producir, conservar y cocinar sus propios alimentos, dieta sana, mercados, ferias, comedores populares, plazas de comida
Anexo: sobre los Elementales
El Occidente moderno, bajo hegemonía científica, ha reprimido lo cualitativo y lo ha colocado en el ámbito de lo emocional, como si ello fuese algo despreciable. Las investigaciones actuales en neurociencias, sobre todo, están cambiando el panorama científico. Ha llegado el momento de recuperar esa tradición, para utilizarla, en lo que nos pueda inspirar, para la gestión pública. Voy a dar un brevísimo pantallazo al respecto.
Empecemos por los griegos: una de las raíces de Occidente. Ellos conocieron el fuego, la tierra, el aire y el agua. Estos representan, en la filosofía, la ciencia y la medicina griega, la comprensión de la totalidad del cosmos, donde convive, interactivamente, todo lo existente.
Tales de Mileto, por ejemplo, propuso, como el principio de todas las cosas, el agua; después Anaxímenes considero el aire; Heráclito el fuego y Jenófanes la tierra. Finalmente, Empédocles los unifica en la teoría de las cuatro raíces, a las que Aristóteles más tarde llamó elementos. Así, el fuego, por ejemplo, es a la vez caliente y seco. La tierra es, a la vez, seca y fría. El agua es, a la vez, fría y húmeda. El aire es, a la vez, húmedo y caliente.
Para mostrar el uso que se hacía de los Elementales, veamos el ejemplo de la medicina. Hipócrates, por ejemplo, describía el cuerpo humano asociado a los cuatro humores: la bilis amarilla (fuego), la bilis negra o melancolía (tierra), la flema o pituita (agua), la sangre (aire).
Veamos su aplicación a la geometría. De aquí derivan los así llamados Sólidos platónicos, que son poliedros convexos cuyas caras son polígonos regulares iguales y en cuyos vértices se unen el mismo número de caras. También se conocen como cuerpos cósmicos y sólidos pitagóricos.
Los pitagóricos, por cierto, añadieron la idea del quinto elemento e, incluso, utilizaban las letras iniciales de estos cinco elementos para nombrar los ángulos de su pentagrama: aplicación a la música.
Aristóteles, por su parte, añadió el quinto elemento y lo llamó Quintaesencia, razonando que el fuego, la tierra, el agua y el aire eran terrenales y corruptibles, y ya que no había ocurrido nada así en terrenos celestiales, las estrellas no podían estar hechas de ninguno de estos elementos, sino de uno diferente, incambiable; una substancia celestial..
Otros pensadores han asociado los estados de la materia con elementos clásicos: sólido (Tierra), líquido (Agua), gaseoso (Aire), o plasma (Fuego). Por extensión, las más impensables fases de la materia, como la condensación de Bose-Einstein [6] son algunas veces vistos como formas representativas del quinto elemento.
Los Elementos de la antigua China
En el taoísmo hay un sistema similar al de los griegos, que incluye el metal y la madera, pero excluye al aire. Los cinco planetas mayores están asociados con el nombre de los elementos: Venus es metal, Júpiter es madera, Mercurio es agua, Marte es fuego, Saturno es tierra.
La Luna representa el yin y el Sol representa el yang. El yin, el yang y los cinco elementos son temas recurrentes en el I Ching, el más antiguo de los textos chinos, que describe la cosmología y la filosofía china.
Los Elementos en el hinduismo
Los pancha maja-bhuta, ‘cinco grandes-elementos’, del hinduismo son: prituí o bhumi, (tierra), ap o yala (agua), agní o teyas (fuego), vaiú o pávana (aire o viento), akashá (éter)
Los Elementos en el budismo temprano
En la literatura pali, los maja bhuta: ‘grandes elementos’ o chatu dhatu ‘cuatro elementos’),son: agua, tierra, fuego, aire
En el budismo temprano, los cuatro elementos son las bases del entendimiento del sufrimiento y para liberarse a uno mismo de él.
Los Elementos en Japón
Las tradiciones japonesas usan un grupo de elementos llamados el go dai, literalmente ‘los cinco grandes’. Estos cinco son: tierra, agua, fuego, viento, vacío.
[1] Dominique Temple, et alt. Las estructuras elementales de la reciprocidad. La Paz: Tari / Plural / UMSA, 2003, 55-90.
[2] Freddy Delgado / Stephan Rist / César Escobar, El Desarrollo Endógenos Sustentable como interfaz para implementar el Vivir Bien en la gestión pública boliviana. La Paz: AGRUCO et alt. 2011.
[4] A modo de ejemplo visual remito al power point del Anexo de Matrices de civilización, de Simón Yampara y Dominique Temple. El Alto: GMEL, 2008. En general, tengo que decir que el punto de vista aymara, sobre esta materia, ya está expuesto en la obra de Yampara, Mario Torrez y Saúl Mamani. El actual impasse: ¿“Cómo se come” el Vivir Bien?, proviene del hecho que el actual Gobierno ha tomado sólo la flor final de todo un proceso teórico y metodológico: el Suma Qamaña: el qué, y ha dejado de lado el cómo, que, a juicio mío, es decisivo, para que las cosas caminen.
[5] Freddy Delgado / Stephan Rist / César Escobar, El Desarrollo Endógenos Sustentable como interfaz para implementar el Vivir Bien en la gestión pública boliviana. La Paz: AGRUCO et alt. 2011.
[6] En física, el condensado de Bose-Einstein es el estado de agregación de la materia que se da en ciertos materiales a muy bajas temperaturas. La propiedad que lo caracteriza es que una cantidad macroscópica de las partículas del material pasan al nivel de mínima energía, denominado estado fundamental. El condensado es una propiedad cuántica que no tiene análogo clásico. Debido al principio de exclusión de Pauli, sólo las partículas bosónicas pueden tener este estado de agregación: si las partículas que se han enfriado son fermiones, lo que se encuentra es un líquido de Fermi.