Metamorfosis del Capitalismo
Autor: Javier Medina
Si bien, en Bolivia, el Capitalismo funciona (todavía) en base a la propiedad privada, ora de los medios de producción ora de la tierra, en un Estado que la defiende jurídicamente y, a saber, en un perímetro no mayor al 30% de la población; el resto prospera en la Informalidad; en el Norte global, el Capitalismo ya no es reconocible en los términos del Manifiesto Comunista. Voy a intentar señalar algunas transformaciones del capitalismo, que me parece pertinente recalcar, para no seguir en el socialismo sindical o el capitalismo de franquicia que nos abruma.
Un primer complejo de abstracción, con aura de intangibilidad y glamour, tiene que ver con las bodas que ha celebrado el Capital con el Espectáculo y, a saber, la industria del cine que se hace específicamente en Hollywood. Pedro Bustamante ha atinado en llamar a este fenómeno Hollycapitalismo. Véase: El imperio de la ficción: capitalismo y sacrificios hollywoodenses. Un segundo complejo, más abstracto aun, es lo que se llama el Capitalismo especulativo que es el punto en el que el Dios de Abraham y Sarah y la Pantalla Digital son lo mismo: inaprensibles, omniscientes y todopoderosos. Un tercer complejo, más reciente, es lo que podríamos llamar el Capitalismo sindémico. Para una interpretación integral y preliminar sugiero. Todros Halevi/Javier Medina; Abraham/Sarah. Regreso a la semilla del Monoteísmo patriarcal con contrapunto animista.
Hollycapitalismo
En tiempos en que la civilización occidental, judeocristiana, cree haberse percudido de todo rastro de animismo, idolatrías y espiritualismo y cree operar secular e, incluso, ateamente y la Escritura está cediendo su lugar e influencia a la Imagen, una sinagoga sabbateana de rabinos (: Adolph Zukor, Carl Laemmle, Louis B. Mayer, Irving Thalberg. Jack y Harry Warner, Harry Cohn, William Fox, Samuel Rothafel, Nicholas y Joseph Schenck, Jesse L. Lasky, David O. Selznick) entre otros, retoman el Toro por las astas: vuelven a montar la máquina hierogámico-sacrificial molochiana y los flujos libidinosos-agresivos, con los que el Monoteísmo abrahámico rompe con el Animismo holista y homeostático, e izan la Imagen transgresora sobre la Escritura prescrita. Véase: Neal Gabler, Un imperio propio. Cómo los judíos inventaron Hollywood y, otra vez, los textos de Halevi/Medina y Bustamante.
En el caso de la otra polaridad: el Vaticano, el Poder político: Estado Vaticano, y el Poder religioso: la Basílica de San Pedro, fluyen mejor. El Poder político-económico: la Banca Vaticana, Istituto per le Opere di Religione, IOR, se descuida y no puede evitar que salgan a luz, tanto sus escándalos financieros como sus lazos con la Mafia: lo hierogámico-sacrificial, Roberto Calvi, como la pedofilia clerical y el abuso sexual de sus religiosas: lo libidinoso-agresivo. El botón de prueba perfecto: los Legionarios de Cristo. Fractal en el que se refleja, en contraste máximo, el catolicismo como institución; es decir, en Modo masa. En Modo energía, podemos poner como ejemplo a Francisco y Clara de Asís.
En 1916, Lenin escribió El imperialismo, fase superior del capitalismo en el que explica que el capitalismo de librecambio toca su fin. El Hollycapitalismo es la siguiente fase, sobre la cual, ahora, nos detendremos brevemente. Se vuelven a juntar el Poder político: los flujos libidinoso- agresivos: Hollywood y la Casa Blanca y el Poder económico: lo hierogámico-sacrificial: el Pentágono y los Servicios de Inteligencia: el complejo militar industrial.
Tanto el Capitalismo como Hollywood son regímenes de Poder religioso, es decir, máquinas hierogámico-sacrificiales, tanto más eficaces cuanto que se enmascaran, como regímenes económicos y no políticos, seculares y no religiosos, cuando, en realidad, son Monoteísmo químicamente puro. Se entiende mejor, cuando se conoce la polaridad opuesta, en mi caso: el Ayllu andino. En esa cancha, ahora, el cristianismo tiene perdida de antemano la partida. Por eso el Papa Bergoglio abre la baraja al Animismo proponiendo el Cuidado de la Casa común. Única manera de volver a equilibrar la Matrix o el Ordenador ifotónico…en el que somos.
La máquina hierogámico-sacrificial, holly-capitalista, se alimenta, en Modo capitalista, de los excedentes de energía natural, que transmuta en excedentes de energía/masa culturales, reglados y cuantificables, bajo la forma del Valor de Cambio; en Modo hollywoodiano, los excedentes de energía natural se transmutan en formatos inmateriales. Los flujos de energía libidinoso-agresiva pueden darse de manera independiente, como mercancías inmateriales, o bien superpuestos o bien encarnados en flujos masa, como mercaderías materiales. En el capitalismo, los intercambios dominantes son de mercaderías materiales, en las que se encarnan, flujos libidinoso-agresivos. Ahora bien, en el holly-capitalismo, los intercambios dominantes son los de mercancías inmateriales, que tienden a coincidir con flujos libidinoso-agresivos.
La producción y el consumo
En el Animismo se busca la crianza y el cuidado integral de la Vida: el Vivir Bien. En el Monoteísmo capitalista predomina el aparato de producción material, mientras que en el hollycapitalismo lo hace el aparato de producción inmaterial. En otras palabras, en el primero el dispositivo hierogámico sacrificial opera, predominantemente, en el plano de los intercambios de mercaderías materiales, mientras que en el segundo lo hace en el plano de los intercambios simbólicos de mercancías intangibles.
En el capitalismo, las relaciones mercantiles dan lugar a las relaciones sociales, desde fuera. En el hollycapitalismo las relaciones mercantiles y las relaciones sociales se encienden desde dentro, donde coinciden con el dispositivo hierogámico sacrificial. En otras palabras, en el capitalismo, la producción dominante es la de excedentes materiales, mientras, en el hollycapitalismo, es la de excedentes inmateriales.
Como hijas de la Escasez, tanto el capitalismo como el hollycapitalismo fomentan la Carencia para que sea satisfecha, justamente, mediante el consumo de los excedentes de producción. Dicho de otro modo: genera problemas para ofrecer soluciones. Sus Programadores están un paso más adelante que el resto. Así, el capitalismo fomenta, por diseño, carencias, que son presentadas como déficits de mercaderías materiales, digamos: automóviles, lavadoras…, mientras que el hollycapitalismo hace lo propio con carencias emocionales, digamos: alegría, tranquilidad, seguridad, solidaridad, amor… que son presentadas como déficits de mercancías inmateriales. Ejemplo supremo: la propaganda de Coca Cola.
En el límite, el paradigma de la producción inmaterial hollycapitalista es la producción de goce y de violencia, que emite los correspondientes flujos de deseo y de amenaza, y que controla la reproducción social, como factor dominante sobre la producción material. En el capitalismo, el trabajo y el ocio tienden a alternarse, mientras que en el hollycapitalismo el trabajo y el ocio tienden a confundirse.
En el capitalismo el motor dominante es la producción material que empuja al consumo desde atrás. En el hollycapitalismo el motor dominante es el consumo, que tira de la producción desde delante. En el capitalismo, el factor clave de la eficacia y la competitividad, es la productividad; mientras que en el hollycapitalismo el factor clave es la consumitividad.
Tanto, en el capitalismo como en el hollycapitalismo, el Dinero es una energía sagrada; el equivalente masa, de Dios energía. En el capitalismo, el motor dominante es el excedente de producción material que se expresa en dinero metálico. En el hollycapitalismo, el motor dominante es el excedente de producción inmaterial que se expresa en dinero fiduciario.
Modo caos y Modo orden
En el Animismo la Incertidumbre y lo Paradógico se solapan mutuamente y, ello, se maneja mediante tecnologías rituales que conectan Mente con Entorno, a cielo abierto; no se oculta detrás del Velo del Templo. En el Monoteísmo, tanto en el capitalismo como en el hollycapitalismo, la máquina hierogámico-sacrificial opera en dos regímenes complementarios: en Modo Caos y en Modo Orden. El Modo caos coincide con la transgresión y con lo sagrado; el Modo orden coincide con la prohibición y con lo profano. En este marco, el Modo caos coincide con el ritual hierogámico y/o sacrificial, que consiste en la producción ficticia de goce y de violencia, lo que, a su vez, supone la captura de flujos de deseo y la emisión de flujos de amenaza, que se extienden, desde el Modo caos hasta el Modo orden.
La distinción, entre caos y orden, tiende a manifestarse espacial o temporalmente. Pero antes que nada es estructural, en la medida en que el caos: el ámbito de la transgresión y de lo sagrado, y el orden: el ámbito de la prohibición y de lo profano, son necesariamente complementarios. No tienen sentido el uno sin el otro. Esta relación entre orden y caos es la misma que la que existe entre las mercaderías profanas y el dinero o mercancía sagrada. En otras palabras, el dinero es, por definición, transgresor y, por tanto, sagrado, en la medida en que encarna el excedente libidinoso-agresivo que alimenta el Dispositivo hierogámico sacrificial.
En Modo caos, no se producen mercaderías materiales, sino que se destruyen, o bien se intercambian de manera gozosa y violenta: Potlach. En Modo orden, se producen y se intercambian mercancías materiales.
La complementariedad entre Modo caos y Modo orden se da: a) en lo material, en la medida en que la destrucción y la apropiación violenta de recursos, mercancías y dinero, en Modo caos, generan una diferencia que permite que los intercambios mercantiles que se dan, en Modo orden, sean beneficiosos para la parte vencedora; b) en lo inmaterial, en la medida en que los flujos de goce y de violencia, producidos en Modo caos, alimentan los flujos de deseo y de amenaza que se intercambian en el Modo orden.
En otras palabras, el Modo caos consiste en generar, mediante el goce y la violencia transgresoras, una diferencia de potencial energético que proporcione la tensión necesaria para un nuevo régimen de orden. El Modo orden funciona en la medida en que exista dicho diferencial de tensión. Cuando falta, los órdenes sociales amenazan con desintegrarse, y entonces aquellos que tienen el control de los dispositivos hierogámicos sacrificiales, tienden a catalizar nuevas crisis, para generar nuevas diferencias de potencial y reiniciar el ciclo.
Ganancias en rio revuelto
En el Animismo, al pensarse tiempo y espacio como Pacha, no existe la Separación. En el Monoteísmo capitalista, el Modo caos tiende a ser excepcional, al estar localizado en el tiempo, y los conflictos generados tienden a ser resueltos mediante guerras convencionales que persiguen el desgaste y la destrucción del aparato productivo y la apropiación violenta de los recursos naturales del enemigo. Ejemplos recientes: la Crisis de 1929; otro: la Segunda Guerra Mundial que facilita el control angloamericano del petróleo; otro es el que estamos viviendo hoy mismo: el encarcelamiento global de la población para, por un lado, repartirse, ya no los Estados sino las grandes Tecnológicas, los recursos naturales del planeta, como el Litio, y, por otro, demoler controladamente el capitalismo que sale Breton Woods hasta la Crisis de 2008; es decir, las conquistas populares de tipo social demócrata: hacer desaparecer las clases medias urbanas, latu censo. Ultimo indicio; los Chalecos Amarillos que defienden las conquistas sindicales que los han convertido en clases medias urbanas.
En el hollycapitalismo las crisis tienden ser habituales y a estar localizadas en el espacio. Es decir, las diferentes crisis tienden a ser una única crisis que se desplaza den lugar en un mismo sistema globalizado. Tienden a ser, no tanto resueltas, como directamente provocadas por guerras de cuarta y quinta generación como la del Corona en curso.
Esta serie de crisis consecutivas, en el polo inferior del sistema, se complementa con la creación, también permanente, de dinero fiduciario, en el polo superior del sistema. Ambos fenómenos son dos caras de la misma moneda, en la medida en que el dinero fiduciario desvaloriza toda la economía, y alimenta la maquinaria científica, tecnológica, médica, espectacular que hace posible estas guerras de cuarta y quinta generación. Esta vinculación entre el polo inferior y el superior del sistema pone de manifiesto cómo la dimensión ficticia del dinero fiduciario se corresponde con la producción de goce y de deseo, y sobre todo de violencia y de amenaza.
Una dimensión paralela de las crisis hollycapitalistas es la de la Deuda, que consiste en la creación de dinero fiduciario, proporcionar créditos y producir crisis ficticias que impiden que dichos créditos puedan ser devueltos, con el objetivo de apropiarse de la riqueza real de los ahorristas o, en caso de los Estados, de elementos de soberanía o de sus reservas de oro depositadas en la City.
La deuda
En el Animismo, la Reciprocidad alimenta la producción/destrucción para lograr la homeostasis del sistema. En el Monoteísmo, si el motor dominante es el capitalismo, en Modo orden, el out put es la producción material, si, en Modo caos, se da la destrucción del aparato productivo (como ahora, con la Pandemia) y la apropiación de los recursos naturales de los enemigos (como Musk con nuestro Litio). Si en el hollycapitalismo el motor dominante es el consumo inmaterial, es porque este está alimentado por las producciones de goce y de violencia, así como por el dinero fiduciario y el crédito generalizado.
Hay que subrayar que la producción hollycapitalista es esencialmente transgresora y religiosa, sea en forma flujos de goce y de violencia; sea en forma de dinero fiduciario, como falsificación por parte de la élite financiera, legalizada por sus Estados títeres. En esencia, se trata de una ficción, de un fraude, de una creencia, en la medida en que, tanto el goce y la violencia, como el dinero fiat, son presentados como valores positivos, como excedentes, cuando en realidad son valores negativos, déficits. Esta es la clave para comprender el carácter ficticio, violento y religioso del hollycapitalismo.
En suma, el capitalismo tiende a ser, en Modo orden, productivo y constructivo y, en Modo caos, intensamente destructivo; como ahora, justamente. En el hollycapitalismo, por el contrario, ambas características se solapan, se mezclan. Pero, en la medida en que capitalismo y hollycapitalismo operan en simbiosis, el capitalismo se ocupa de la producción y el hollycapitalismo se ocupa de la destrucción, gracias a métodos de guerra de cuarta y quinta generación más sofisticados. No sólo de la destrucción material sino, sobre todo, de la destrucción inmaterial, moral, cultural, ideológica, psicológica, etc., de las sociedades; como, ahora, justamente, con la Pandemia.
Los nuevos rostros de la Guerra: el Modo caos del capitalismo
El Animismo no conoce la Guerra; practica el Tinku, que es otra cosa. Quede como relativización del Monoteísmo. Las guerras capitalistas son las convencionales, sobre todo las de segunda y tercera generación, mientras que las guerras hollycapitalistas son las de cuarta y quinta generación, como las revoluciones de color; en Bolivia, la Revolución Pitita.
Las guerras capitalistas tienden a ser libradas por ejércitos regulares; mientras que en las hollycapitalistas tienden a participar todo tipo de elementos irregulares, visibles e invisibles, que enmascaran a los agentes que las instigan, en forma de fenómenos aparentemente naturales, externos, imprevistos, incontrolables, etc… Las primeras tienden a declararse formalmente, mientras que las segundas tienden a no declararse, a pasar desapercibidas como tales guerras, para la mayor parte de la ciudadanía, a pesar de ser sus víctimas; como ahora, justamente, con la guerra contra el virus que es, en realidad, una guerra contra la población global. Las fronteras están trazadas en otro holón; por ello, la mayoría, unidimensionalizada por la Forma Escuela, no se percata.
Las guerras capitalistas tienden a ser inter capitalistas, libradas entre Estados, alianzas de Estados o imperios rivales. Las guerras hollycapitalistas tienden a ser intra capitalistas, libradas entre el gran Kapital global y la ciudadanía en general, con independencia de su pertenencia nacional. En las primeras, las víctimas tienden a ser personal militar, mientras que en las segundas las víctimas tienden a ser sobre todo civiles, tanto propias como ajenas.
En este sentido, las guerras hollycapitalistas, las de cuarta y quinta generación, operan como máquinas hierogámico-sacrificiales de una manera mucho más intensa que las guerras capitalistas, en la medida en que la dimensión mediática, las dinámicas de culpabilización y victimización son mucho más sofisticadas. En el hollycapitalismo, las dimensiones política y mediática, violenta y ficticia, son inseparables.
La ciencia y la tecnología
En el Animismo, lo material y lo inmaterial se solapan: uno contiene a su contrario, como la función onda a la función partícula. En el Monoteísmo, tanto en el capitalismo como en el hollycapitalismo, la economía, la ciencia, la tecnología, la medicina, el espectáculo, etc. se transforman en mercancías inmateriales y, por tanto, son constitutivamente político-religiosas. Son rituales hierogámico-sacrificiales, aparentemente seculares.
En el capitalismo, las ciencias y las tecnologías dan forma a la vida y a la materia, desde fuera, actuando sobre la materia, por por presión, por resistencia. Mientras que, en el hollycapitalismo, lo hacen desde dentro, manipulando la energía que encarna la materia. Si en el primero se ejerce una fuerza externa sobre el producto, de lo que se trata en el segundo es de desviar, catalizar, modular, la fuerza interna. Así, en el capitalismo, las ciencias y tecnologías típicas son la geología, la minería, la física, la ingeniería, la medicina invasiva, etc., mientras que, en el segundo, son la geoingeniería, la socio-ingeniería, la psicología, la programación, la bioquímica, la ingeniería genética, la nanotecnología, etc.
En correspondencia con todo esto, los regímenes políticos represivos se ejercen, en el capitalismo, a través de dispositivos exteriores a los individuos, tales como el aparato político, el judicial y el policial. Mientras que, en el hollycapitalismo, estos aparatos represivos tienden a estar integrados en el aparato económico, monetario, científico, tecnológico, médico, espectacular, etc. Pocos se dan cuenta de ello.
La moral
En el Animismo, Caos y Orden se dan en el Contínuo. En el Monoteísmo capitalista, el Modo orden tiende a ser la regla y el Modo caos la excepción. En el hollycapitalismo se da la paradoja de que el Modo caos tiende a ser la regla y el Modo orden la excepción. En otras palabras, la transgresión tiende a generalizarse, a legitimarse moralmente y a aceptarse legalmente.
En otras palabras, en el capitalismo, en la medida en que se basa en la producción de mercaderías materiales, impera la moral del trabajo bien hecho, de la eficiencia, del ahorro, de la austeridad. Mientras que, en el hollycapitalismo, en la medida en que se basa en la producción de mercancías inmateriales ficticias, de goce y de violencia, de valor negativo enmascarado como un valor positivo, lo que impera es la amoralidad o incluso la inmoralidad.
La religiosidad
En el Animismo no existe la noción de Separación y, por tanto, de re-ligación: religión. En el Monoteísmo capitalista, la religiosidad reside, sobre todo, en la distinción entre mercancías profanas y mercancía sagrada, es decir, el Dinero. Esto supone que la Separación, entre lo sagrado y lo profano, no es tan marcada, en la medida en que el dinero, aunque tienda a acumularse en el vértice superior de la Pirámide, se distribuye por goteo hacia abajo. En el hollycapitalismo esta polaridad, entre mercancías profanas y dinero sagrado se intensifica, en la medida en que el dinero fiduciario se crea ex nihilo en el polo superior de la Pirámide: la Reserva Federal.
Esto supone que el capitalismo es una religión inmanente, encarnada. Mientras que el hollycapitalismo es una religión más trascendente, más desencarnada, en tanto que el dinero creado ex nihilo, la sofisticación de la ciencia y la tecnología y el secretismo del poder, hacen posibles fenómenos más excepcionales, más misteriosos, más sobrenaturales.
Además, en el hollycapitalismo, a esta religiosidad del orden de lo material se le superpone una religiosidad del orden de lo social, que es de hecho un retorno al Olimpo griego, basado en seres semi sagrados, ídolos, como los héroes griegos, pero, ahora, en el marco de rituales hierogámico-sacrificiales hollywoodenses: JFK/MM, JL/YO, Madonna, Maradona…
Capitalismo sindémico
Merrill Singer, Introduction to syndemics, 2009, acuñó el neologismo Sindemia, creado a partir de las palabras sinergia y epidemia para mentar la suma de dos o más epidemias en una población con interacciones biológicas, que exacerban el pronóstico y carga de la enfermedad y con interacciones sociales que son consecuencia de la inequidad sanitaria, causada por políticas públicas inadecuadas, ninguneo de tecnologías herbolarias tradicionales y con interacciones económicas, asociadas a la distribución desigual de la riqueza, la jerarquía social, el mayor o menor acceso a vivienda, educación, empleo, etc. factores atravesados, todos ellos, por una inocultable marca de raza, de clase y de género. La sindemia es una pandemia en la que los factores biológicos, sociales, económicos y culturales se entreveran de tal forma que hacen imposible soluciones sectoriales, parciales o especializadas. La sindemia atañe al sistema en su conjunto. Con otras palabras, podemos decir que, hasta aquí llegó el Capitalismo, vale decir, el patriarcado y el monoteísmo. Urge, pues, un cambio de paradigma civilizatorio. Pero, observemos sus últimos espasmos, para aprender, y no dejarnos meter el dedo en la boca o el hisopo en el culo, como los chinos.
El problema, pues, en modo alguno, es el coronavirus. El problema es un capitalismo “sindémico” en el que ya no es fácil distinguir entre naturaleza y cultura ni, por tanto, entre vida natural y vida artificial, ni muerte natural y muerte provocada taimadamente. Pensemos, por ejemplo, en la multiplicación reciente de nuevos virus: gripe aviar, porcina, vacas locas… inseparables de la industria agroalimentaria y de la presión extractiva sobre el suelo y el mundo animal. Lo que se llama civilización occidental, justamente. Véase, por ejemplo, el documental de Netflix, Kiss the Ground.
Rob Wallace, Grandes granjas, grandes gripes, describe un modelo de producción cárnica en el que todo el proceso: desde la alimentación de aves y ganado hasta la aglomeración en las granjas, no solo facilita, sino que hace inevitable la generación de nuevas cepas virales y su transmisión a los seres humanos. Los nuevos virus han sido creados en laboratorio, en el sentido de que el capitalismo ha convertido (sin que nos demos cuenta) a la naturaleza en un laboratorio, en permanente ebullición patológica, incontrolable, incluso, para sus gestores y los gobiernos.
El capitalismo, pues, siguiendo el Mandato monoteísta y patriarcal de Dominar la Tierra, ha inscrito, en la naturaleza, sus propias leyes que, ahora, sabemos, irrefutablemente, son mortales y su lógica de Separación incide, de modo determinante, en la propagación y en las consecuencias de las infecciones víricas. Los nuevos virus, brotados de las grandes granjas agropecuarias, pasan a sociedades humanas, muy estratificadas (para eso sirve la Forma Ciudad) en las que las mujeres, las llamadas minorías racializadas, las poblaciones urbanas marginadas, los inmigrantes, más expuestas a contactos de riesgo y víctimas ya de enfermedades no infecciosas o crónicas, acaban sucumbiendo a la epidemia y justificando, además, aislamientos selectivos y discriminaciones adicionales que, en una nuevo bucle, agravan sus condiciones sociales y multiplican los riesgos de contagio global. Los virus pasan de una naturaleza maltratada a humanos maltratados, física y psíquicamente, en una sinergia diabólicamente apocalíptica.
Ahora bien, si el capitalismo ha devenido en una sindemia que convierte a la naturaleza en un laboratorio bioquímico y a las ciudades en focos patógenos ¿cuál podría ser la solución a la pandemia de covid? Pero observemos, antes, la siguiente paradoja: por un lado, el capitalismo ha roto las fronteras naturales, sembrando inseguridad y miedo y, por el otro lado, al mismo tiempo, se sostiene sobre la ilusión de una seguridad total y de tener todo bajo control.
El covid fue creado en un laboratorio, porque el capitalismo ha convertido a la naturaleza entera en un laboratorio. Las vacunas, por su parte, traducen la lógica del mercado que ha penetrado ya todas las esferas del conocimiento y, en especial, del conocimiento científico aplicado. Hay muchos motivos para desconfiar del origen “natural” del coronavirus y muchos motivos también para desconfiar de esas vacunas desarrolladas a “velocidad” inaudita.
Pero, he aquí, que, a pesar de las evidencias en contra, queremos creer en los políticos (nuestro cándido fervor en las elecciones) y resulta que la política está secuestrada por la Deuda, los índices bursátiles, la prima de riesgo y los límites de déficit público. Queremos creer en los científicos y resulta que la ciencia está secuestrada por la Big Pharma. Fijémonos nomás en lo que implica la noción de “ciencia”: la idea de una comunidad de intercambio transparente y generalizado de información, en la que el progreso sólo puede ser garantizado por la colaboración entre sus miembros y el apoyo de la ciudadanía a través del Estado. Esa comunidad existe y sigue produciendo resultados epistemológicamente fundados, pero ha sido comprada, fragmentada y redirigida por un mercado paradójico que, por un lado, necesita verdadera ciencia y buenos científicos, pero, por el otro lado, sólo puede funcionar con opacidad, insolidaridad y precipitación; es decir, que sólo puede funcionar violando las reglas de la comunidad científica y del mercado.
En efecto, el mercado necesita vender ciencia y necesita disolver, al mismo tiempo, las condiciones en las que se produce verdadera ciencia: la colaboración. Si no somos capaces de advertir y afrontar esta contradicción, acabamos cediendo a una de estas dos tentaciones: ora confiar en el mercado, confundiéndolo con la ciencia, ora desconfiar de la ciencia, confundiéndola con el mercado. Una y otra tentación alimentan el capitalismo sindémico. La primera, atañe a los consumidores pasivos que aceptan sin protesta la pérdida de transparencia, universalidad y eficacia médica; la segunda, la de los negacionistas, por nihilistas, simplemente. La verdadera política, por cierto, nada tiene que ver con la gobernanza neoliberal y la verdadera ciencia no se agota, ni en las enfermedades, ni en los remedios que reconoce y rentabiliza la Big Pharma. La verdadera política tiene que ver con el gobierno de uno mismo, el gobierno de la comunidad, el gobierno de la nación y el gobierno de la biosfera. Véase, Javier Medina, Tractatus oecologico-politicus, Amazon, y la verdadera ciencia es la del nuevo paradigma monoteísta/animista. Véase, Javier Medina, Pasos hacia una Biosofia del Vivir Bien.
La cuestión es la siguiente: la producción y distribución de vacunas reproduce el modelo sindémico de la producción y dispersión del virus. Es decir: hay presión sobre la comunidad científica, desde las farmacéuticas, como hay presión sobre los animales y sobre la naturaleza desde las empresas agroalimentarias; y hay desigualdad social en la distribución de las vacunas, como la hay en la distribución e incidencia de la enfermedad. Eso es, en realidad, lo que quiere decir “sindemia”. Una foto del Capitalismo desde la perspectiva de la salud.
Lo que nos ha revelado el coronavirus es que la ciencia está no menos amenazada que la política por la Caja de Pandora del capitalismo sindémico. Como sabemos, la velocidad con la que se han desarrollado las primeras vacunas: Moderna, Pfizer, Oxford, no tiene precedentes en la historia de la medicina. Esta velocidad despierta también justificadas reservas dentro de la propia comunidad científica, algunos de cuyos miembros consideran que la presión sindémica ha impedido agotar los plazos cautelares aplicados a investigaciones anteriores, de manera que no tenemos ninguna certeza acerca de la duración de la cobertura inmunológica de estas vacunas, ni está claro que los vacunados no puedan transmitir el virus. Se trata de lucro rápido y de control totalitario. La salud pública es sólo un pretexto para mantener pasmado al personal.
A esta incertidumbre hay que añadir la competencia entre empresas farmacéuticas rivales que han mantenido en secreto sus investigaciones, contraviniendo las reglas de la práctica científica misma. La velocidad, pues, es inseparable de la opacidad y de la falta de colaboración y genera un resultado incierto que puede acabar siendo contraproducente, no sólo por los eventuales efectos colaterales para la salud, sino porque puede minar además la confianza en la vacunación en general
¿Y por qué esta velocidad? Las presiones, externas e internas, son obvias. Las internas tienen que ver con el hecho de que, aunque buena parte de la financiación es pública, las patentes de explotación comercial son privadas. El capitalismo sindémico, que ha seleccionado siempre y sigue seleccionando qué enfermedades son curables y cuáles no, en virtud de criterios puramente económicos, ha encontrado la más fabulosa oportunidad de negocio en un mercado cautivo, amordazado y, literalmente, global que convierte a 7.600 millones de seres humanos en clientes obligados de sus productos.
La misma lógica extractiva que se aplica a otros sectores, del petrolero al agroalimentario, se ha aplicado aquí para extraer fondos de los Estados y conocimientos de la comunidad científica. En cuanto a las presiones externas, cabe señalar dos orgánicamente asociadas: la de los gobiernos nacionales a los que ha tocado gestionar la pandemia y que tienen que responder ante sus ciudadanos; y la de la población mundial, sobre todo la clase media global, a la que se prometió “seguridad total” y que, por eso mismo, temblorosa y levantisca, exige una solución inmediata y definitiva. Ni el capitalismo sindémico, ni sus víctimas humanas pueden aceptar la idea de la muerte y la vulnerabilidad. La paradoja es que, para satisfacer la demanda de inmortalidad individual, una vacuna insuficientemente testada puede aumentar, al contrario, la vulnerabilidad e inseguridad generales.
La producción de vacunas remeda, pues, la del propio virus. Ahora bien, eso mismo ocurre en el ámbito de la distribución farmacéutica, donde la velocidad de la rivalidad empresarial impide la falta de colaboración y solidaridad global. El norte global no está “seguro”, si el sur global está en riesgo. Las vacunas, como vemos, reproducen, en lugar de interrumpir, el movimiento en bucle, articulado y sin salida, de la sindemia capitalista.
En definitiva, si el capitalismo ha devenido en sindemia, va a seguir produciendo sin parar virus y pandemias; y va a seguir produciendo, también sin parar, vacunas y medicamentos selectivos y mal distribuidos. Si no espabilamos, ese será el futuro. Pero si el capitalismo es una sindemia, entonces la política y la ciencia, hoy cautivas, deberían estar luchando para liberar a la humanidad y a ellas mismas de la hegemonía del capitalismo. Pero eso sólo se logra relativizándola: relacionándola: co-relacionándola, con el Ayni: con la Reciprocidad. Eso sí sería bueno para todos. Una vía ya abierta es la del Vivir Bien, la Gestión de sistema de vida, practicada desde uno mismo, la familia y, quien sabe, el municipio. Véase, además de mi Tractatus, Gestión de Sistemas de vida, en Modo energía, 2020
Capitalismo especulativo
Sostengo, como quizá se sepa, (Monotheismus sive Capitalismus. Midrash a un fragmento inédito de Walter Benjamin, que el curador de sus obras completas tituló Kapitalismus als Religion. Traducido, anotado y comentado por el sefardí Javier Medina, desde fuera de Occidente) que capitalismo y monoteísmo son dos caras, una exotérica la otra esotérica, de una misma invención. La otra es el Ayni: la reciprocidad. Pero he aquí que el tránsito de energía: la idea, a masa: el dinero, llevó su buen tiempo que, a partir de la primera globalización marrana, desde Potosí, siglo XVI, se dispara y acelera hasta llegar al punto que el mero dinero crea más dinero; mejor dicho, unos dígitos en la pantalla de un Banco, crean dinero a raudales. Es el cumplimiento, el Vollzug, de la creatio ex nihilo. Eso es lo que me fascina. La teología llega a su fin; la economía también. Se rasga el Velo del Templo: los profanos pueden conocer el secreto del Sancta Sanctorum. Estamos hablando del dios histórico-cultural del judeocristianismo de la Torah/AT; para nada del de la Merkabah y menos aún del Ain Sof de la Qabbalah.
Ya sabemos que el capitalismo financiero, persigue el beneficio mediante la especulación. Mueve el Dinero, teniendo en cuenta las tasas de interés, tipos de cambio, variaciones de precios, adquisición y venta de productos y derivados financieros. Esto es teología aplicada pura: sin fe, en efecto, el crédito no funciona y la deuda borda el revés de la libertad: volvemos a la esclavitud de Egipto, pero sin darnos cuenta. Libertad y esclavitud van juntas, aunque no lo queramos admitir, como Onda y Partícula, amor y odio, etcétera. Todo lo que podemos hacer es dosificar estas energías antagónicas. Este estadio del capitalismo sigue buscando la riqueza, pero sin invertir en el desarrollo de las fuerzas productivas, como sí lo hace el capitalismo industrial, asentado en la producción, distribución y comercialización de bienes y servicios.
El capitalismo financiero permite incrementar el lucro, de los dueños del Dinero, acosta y en contra de la riqueza real de la sociedad, sin contribuir a su producción. Es parasitismo puro. Se estima que el monto de los negocios financieros diarios, en el mundo, superan el PBI anual de toda la América Latina. Se afirma que el monto de las operaciones financieras mensuales, en el mundo, es de 1,5 veces el producto total de la economía mundial. La economía especulativa superaría en más de 125 veces el dinero en metálico, según Genoveva López, Mercados financieros, 29/4/2016, en el Salmón Contracorriente.
Dan Schiller, Digital Capitalism, explica el siguiente desarrollo del capitalismo, mediante el uso de las nuevas tecnologías de la información y comunicación, que aparecen a partir de la década de los Sesenta, cuando se digitalizan los procesos de producción y manufactura. Otro bucle de abstracción. Algunos de los avances, por décadas, son, por ejemplo, los siguientes: 1970: introducción de la computadora personal y de los videojuegos. 1980: popularización de la computadora en espacios corporativos, académicos, empresariales y particulares. 1990: la World Wide Web se hace accesible a todo el mundo. 2000: globalización de la cultura digital en todos los niveles. El teléfono móvil y la computadora devienen en elementos imprescindibles de conexión, en casi todos los ámbitos vitales: el académico, el laboral, el mercantil, el social y el cultural.
Sobre estos pasos, cada vez más abstractos y, por tanto, invisibles para los usuarios y consumidores, se va a asentar el capitalismo especulativo. No extrañe, por ello, que se exprese, exotéricamente, en las llamadas Burbujas especulativas: la trampa en la que caen los ambiciosos e ingenuos del Norte global. Estamos en el Modo energía.
En el Sur global, el capitalismo especulativo se asienta en el Modo masa; es decir, en la compra privada de territorios (la Patagonia, por ejemplo), en la extracción ecocida de los recursos naturales (Incendios forestales en la Amazonia, por ejemplo), es protegido por guerras de laboratorio (Medio Oriente) y ampliado por revoluciones de colores, (como la Pitita boliviana).
Especulación en el centro, Extractivismo en la periferia y Guerra en donde haga falta. Tal el diseño de la patriarquía monoteísta desde el comienzo y que se ha ido cumpliendo, paso a paso, en distintas velocidades e intensidades hasta que se convierte en una locomotora desbocada que no han podido atajar las revoluciones de la modernidad.
Dicho de otro modo: el capitalismo especulativo es un capitalismo virtual; el extractivismo es el potlatch capitalista que, rotos los lazos comunitarios, no necesita del Prestigio del gran donador y las guerras de diseño son las formas camufladas e indirectas del Pentágono y los Servicios secretos angloamericanos, sobre todo, para proteger e impulsar el ecocidio del planeta perpetrado por el Complejo militar tecnológico americano.Los chinos están tomado el relevo del modelo, apurando la energía Yang que, algún momento, buscará el equilibrio con la energía Yin. De los monoteístas euro-americanos no se puede esperar que activen la otra energía, pues no está en su libreto.
Así, pues, la foto fija en este momento sindémico del capitalismo seria así: la virtualidad del capitalismo especulativo se sostiene y alimenta del despojo y explotación extractivista del Sur global; apropiación de lo que queda del petróleo y de sus sustitutos: litio, por ejemplo.
Se sostiene y alimenta, sibilinamente, de la disolución, desde dentro, de los Estados nacionales, mediante la corrupción, el narcotráfico, el mercado de armas, la trata y tráfico de personas, en especial niños y doncellas. El acelerador del desencanto son los rituales electorales, heridos de muerte por el virus del Fraude. El estado de Derecho agoniza en todo el mundo. Basta de reformas, hay que inventar otro diseño. Véase mi: Tractatus oecologico-politucis.
Fomenta, diabólicamente, la disolución de las sociedades mediante la polarización y el enfrentamiento: entre pobres y ricos, indios y blancos, entre regiones: tierras altas y tierras bajas, entre monoteístas y animistas.
El mundo colapsa, implosiona, en cámara lenta. Mientras tanto, como ya lo previó Marx, todo se licua y disipa. Y, finalmente, todo este combo en descomposición se atiza por medio de guerras y revoluciones de diseño, de falsa bandera, no declaradas, pero efectuadas con la complicidad de elites guaidóticas locales y la ingenuidad y entusiasmo de los millenials. Pondré el ejemplo boliviano
Paso 1: Elon Musk quiere el litio boliviano. Paso 2: Mala suerte: no está Goni, sino Evo. Paso 3; hay que sacar al Evo, autoritario, rural, indio y animista, con un mix de Golpe de Estado e Insurrección civil, liberal, urbana, blanca y cristiana, con el Prorroguismo/Fraude como acelerador de partículas y el racismo como su motor. 4: el Exilio gonista en Miami/Washington toca las puertas republicanas y del Comando Sur. Receta. Se aplica el modelo Revolución de Colores. En septiembre de 2019, Ivanka Trump trae el financiamiento; lo entrega en una base americana en el norte argentino; esa yeguita de troya ingresa camuflada de Cuerpo de Bomberos de Jujuy, para ayudar a apagar los incendios en la Chiquitania; encuentran su cipayo local en Camacho.
5: fabrican la superestructura civil de la intervención con el apoyo de la iglesia católica, la delegación de la Unión europea, Brasil y la Oposición. 6: la calle se moviliza en dos sentidos contrarios: unos; para defender pacíficamente al Estado Plurinacional, que los ha incluido: la Wiphala; los otros, para defender pacíficamente la democracia urbana que se expresa en pegas en la administración pública, ya copada por el MAS. 7: aprietan los huevos a la elite del MAS, con nocturnidad, sigilo y alevosía, hasta hacerlos saltar. 8: Sobornan a la cúpula policial y militar para que sugieran, al Presidente, dimitir. Dimiten y dejan un vacío de poder (algo se le vuelve a chisporrotear a Rasputín). 8: a partir de ahí, es historia más manida.
Lo notable es el olvido de los siete primeros pasos, en el debate público. En realidad, a juicio mío, hubo dos golpes de estado: el primero, perpetrado por el entorno palaciego y oficializado por Evo: desconocer el resultado del Referéndum del 21F; el segundo, el patrocinado por la OEA y financiado por su mandante. Los Golpes ya no se dan al estilo Natusch Busch. Todo se hace más sutil pero, no por ello, dejan de ser Golpes de Estado.
El otro punto notable es de índole lógica. El Estado de Derecho se basa en la lógica de No contradicción. Por ello, o bien fue un Golpe de Estado o bien fue un Fraude, o lo que fuese. No puede ser ambas cosas a la vez. En realidad, empero, fue ambas y muchas otras cosas más, a la vez. Tenemos que salir de un modelo mecanicista a uno de tipo cuántico, es decir, basado en el Principio de contradicción y complementariedad de opuestos.
En cualquier caso, como tuitió Elon Musk, a propósito del litio y del golpe: “We will coup whoever we want! Deal with it.”. De acuerdo, pero la otra cara boliviana de la moneda es el 55 % con que el pueblo recuperó la democracia por medio de unas elecciones abiertas.
En pocas palabras, en este reseteo de la Matrix y nuevo reparto global de los nuevos recursos, que remplazarán al petróleo, se trata que el gallinero esté revuelto, en disputas por minucias, mientras el zorro se apropia de los recursos. Me asombra cuan buenos y tenaces discípulos tiene Luis Felipe Angell entre los analistas, comentaristas y políticos locales.