La empresa: un compromiso colectivo y solidario
Me gustaría relatar una historia real que desde mi punto de vista encierra la esencia de lo que significa la cultura que debería imperar en la vida de las empresas. A una enorme cantidad de directivos y miembros de las organizaciones se nos suele llenar la boca al hablar de conceptos ampliamente repetidos como proyecto compartido, responsabilidad social corporativa, solidaridad, cooperación, participación, bien común, etc., pero en muchas ocasiones nos cuesta trasladarlo a ejemplos sencillos que den sentido real a nuestro discurso.
Me envió un gran amigo de la infancia (por cierto, en la actualidad es un monje de la religión Zen) la historia de un antropólogo que propuso un juego a los niños de una tribu africana. Puso una canasta llena de frutas cerca de un árbol y les dijo que aquél que llegara primero ganaría todas las frutas. Cuando dio la señal para que corrieran, contemplo atónito que todos los niños se tomaron de las manos y corrieron juntos, después se sentaron a disfrutar del premio en medio de grandes risas y canciones.
Intrigado por el comportamiento de los niños, desde los parámetros clásicos de la civilización occidental, les preguntó por qué habían corrido así dado que cada uno de ellos – de forma individual – podía ganar todas las frutas. Los niños le respondieron de forma unánime: UBUNTU, ¿cómo uno de nosotros podría estar feliz si todos los demás están tristes? UBUNTU, en la cultura Xhosa significa: “Yo soy porque nosotros somos.”
Creo que cada uno de nosotros debería preguntarse si, desde nuestra posición y comportamiento personal, nos acercaríamos con un espíritu similar a la empresa en la que trabajamos. Mi impresión es que la mayoría de nosotros correríamos – en la medida de nuestras posibilidades – emulando al siempre admirado Usain Bolt para llegar antes a la canasta de frutas, propulsados por nuestro beneficio personal, sin reparar en el perjuicio que podemos ocasionar a los demás. Anteponemos nuestro propio bienestar al colectivo, en medio de una mal entendida competitividad.
Hoy más que nunca, en medio de una sociedad que clama por una mayor implicación social de las organizaciones para hacer frente a la crisis, es necesario generar espacios de cooperación y justicia social en nuestro entorno. Deberíamos preguntarnos constantemente si es posible que generemos una filosofía y una praxis de naturaleza UBUNTU en nuestra organización. Animémonos a explorar con esta visión xhosa nuestro proyecto empresarial. Este enfoque ayudaría a crear una Comunidad de Personas entre todos los miembros de la organización que antepusiera el bienestar colectivo al personal, adaptando nuestros mecanismos de gestión al mismo.
No deberíamos ir tan lejos para encontrar experiencias que nos ayuden a plasmar esta filosofía en nuestros proyectos empresariales. En Euskadi, durante generaciones, el Auzolan se ha practicado como expresión de esa solidaridad colectiva, con los vecinos de muchos pueblos trabajando juntos en pro de la comunidad sin ningún tipo de retribución (para arreglar un camino, para reparar el tejado de la iglesia, etc.).
Contamos con una amplia experiencia de implantación de proyectos empresariales centrados en la participación, la solidaridad intergeneracional, el compromiso con el entorno, etc. Euskadi cuenta con un movimiento cooperativo sin parangón internacional, proliferan las empresas de economía social, existe una fuerte vinculación de las empresas con el desarrollo humano sostenible, etc.
Como decía el poeta Mario Benedetti “tengo una soledad tan concurrida…”, vivo ejemplo de lo que da sentido a nuestra vida, la esencia social de la persona. Intentemos adaptar nuestras organizaciones a la filosofía implícita en UBUNTU, nuestra propia condición humana así lo exige.