El punto de vista biocultural
La tradición occidental privilegió el punto de vista antropocéntrico que implicó una separación de la sociedad humana de su entorno biosférico (que los economistas, por ejemplo, denominaron “Externalidad”) y que la convirtió, justamente por ello, en un recurso a ser explotado. Ello produjo un desarrollo de las fuerzas productivas nunca antes visto, al punto que logró desestabilizar los ecosistemas terrestres en menos de doscientos años, con la revolución industrial, basada crecientemente en la energía proveniente del petróleo que, por cierto, ya alcanzó su Pico: Peak Oil, abriendo un periodo de inestabilidad económica.
Este es el primer cambio climático acelerado por el ser humano. Una de las estrategias que está buscando la humanidad, para cerrar esta brecha, es volver a ligar la biosfera: la naturaleza, a la cultura: la sociedad/comunidad, lo que implica volver a poner en valor el punto de vista cosmocéntrico de las sociedades no occidentales que vivieron y viven en el continuo naturaleza-sociedad. Esta religación proviene del nuevo paradigma científico y técnico que está pasando de una visión atomista y mecanicista: la del paradigma newtoniano, a un enfoque sistémico y cuántico, donde masa y energía no sólo están interconectados, sino que forman un contínuo, de acuerdo a la nueva física: E=mc2.
El punto de vista biocultural en Cambio climático
En este punto los conceptos gravitantes son Adaptación, Mitigación, Resiliencia, Transición. El Peak Oil es el parteaguas para que la humanidad inicie un cambio en un estilo de vida basado en las energías fósiles. En este horizonte común, las sociedades subdesarrolladas, que sobrevivieron al margen del uso del petróleo, tienen mucho que enseñar a las sociedades urbanas de base industrial en el arte de la sobrevivencia basada en un uso convivial de las diversas fuentes de energía que provee la naturaleza. Los seres vivos, en realidad, han evolucionado hasta llegar al homo sapiens demens, porque han sabido adaptarse a sus entornos naturales. Las especies, incluidas civilizaciones, que no pudieron adaptarse, desaparecieron. El desafío es la Mitigación: cómo una ciencia, basada en la lectura semiótica de la naturaleza, se complementa con la ciencia experimental académica para crear nuevos estilos de vida, en base a energías alternativas. Esto se encadena con la Resiliencia que implica diversidad, adaptabilidad y posee una especie de redundancia intrínseca. La perspectiva resiliente reconoce que los cambios son constantes y las predicciones inciertas. La Resiliencia es un nuevo enfoque para mirar de otra manera el mundo natural: la biosfera, del que formamos parte, y el mundo artificial: la cultura, que la humanidad le ha sobre impuesto. En un sistema resiliente, los nodos: personas, comunidades, regiones… son auto suficientes en lo esencial para vivir bien, pero también son capaces de obtener y dar apoyo y recursos a otros lugares. Pero, he aquí, que ello sólo es posible a medianas escalas: ciudades intermedias, y bajo regímenes descentralizados y autonómicos.
El punto de vista biocultural en Recursos Naturales
Básicamente se trata de hacer conversar la visión occidental, de cuño monoteísta, de entender la biosfera como una cosa, como algo inanimado: recurso, precisamente, frente a la otra visión que entiende la biosfera como un ser vivo, de cuño animista. En este punto coinciden, ahora, la visión amerindia: Pachamama y la visión científica más actual: Gaia, postulada por el bioquímico atmosférico de la NASA, James Lovelock. Esta creciente comprensión de la biosfera se ha expresado en la Carta de la Tierra, una Declaración internacional, patrocinada por las Naciones Unidas y promulgada el año 2000. Esta carta magna de la Tierra tuvo conocidos antecedentes: La Carta mundial de la Naturaleza, aprobada por las Naciones Unidas en 1982, El Informe Brundtland, 1987, la Cumbre de Rio, 1990-1992 y, ahora, para nosotros, la Ley marco de la Madre Tierra, del Estado Plurinacional boliviano.
Estimado Javier, si la memoria no me falla, la fuente original del despertar occidental al impacto de la acción humana respecto al sobrecalentamiento global se registra con el Club de Roma, 1968 A TRAVÉS del controvertido informe de 1972 (encargado) de/a Donella Meadows, sobre los límites del crecimiento.
Saludos cordiales y gracias por compartir sus investigaciones.
Oscar