¿El Estado tiene algo que ver con nuestra felicidad?
Título: ¿El Estado tiene algo que ver con nuestra felicidad?
Coordinador: Pedro Brunhart
¿El Estado tiene algo que ver con nuestra felicidad?[1]
Lo primero que uno piensa, al leer este título, es que la felicidad es un tema privado. El Estado no tiene que entrometerse en la vida privada. Pero, un ratito: miremos la relación de lo privado con el Estado:
– Nadie duda que el Estado es responsable de la educación. Pero ¿cómo cumple con esa responsabilidad? Simplemente en poner a disposición la infraestructura, pagar los profesores, etc. Sin embargo el esfuerzo de estudiar tiene que venir de los estudiantes. No sirve nada la mejor infraestructura, ni un buen profesor, si el estudiante es un flojo de la gran flauta.
– Lo mismo en el caso de la salud. El Estado pone a disposición puestos de salud, hospitales, etc. Pero el Estado hace algo más. Obliga a los fabricantes de cigarrillos a poner advertencias sobre la cajetilla que el fumar es dañino para la salud. Obliga por ley que los conductores y sus pasajeros deben ponerse la correa de seguridad. Obliga a los padres de familia a vacunar a sus hijos y prohíbe algunas drogas para que la gente no arruine su salud. Quiere decir el Estado se mete activamente en la vida privada de la gente.
En la felicidad, la relación Estado–Vida privada no es tan obvia porque, hasta ahora, nadie ha visto la felicidad como meta del Estado, así como lo es educación y salud. ¿Por qué no? Si es tan obvio que todos queremos ser felices, entonces – por favor – que el Estado nos apoye en este propósito.
Parece que la felicidad es un asunto privado. Pero hay muchos campos en los cuales el Estado pueda ayudar para que la gente sea feliz. El asunto más importante es la economía. Este caso analizamos más abajo.
En el Círculo Achocalla reflexionamos sobre temas políticos, desarrollando propuestas concretas que, ojalá, las pueda tener en cuenta la administración pública. Pero, cada vez más, nos vemos en la necesidad de preguntarnos ¿Qué queremos como sociedad y en nuestras vidas? Especialmente tratando temas económicos nos preguntábamos y nos preguntamos: ¿En qué forma sirven las medidas económicas a la gente, o sirven para prolongar un espejismo, que dice: “más ingresos es mejor para la gente”? ¿Qué quiere en realidad “la gente”? ¡Claro! la gente quiere ser feliz, anhela lo agradable y quiere evitar lo desagradable. Por esa razón este librito quiere reflexionar sobre dos preguntas:
– ¿Qué es la felicidad?
– ¿Qué rol juega el Estado en la felicidad de las personas?
En el texto – como siempre – tomamos en cuenta las dos culturas que conviven en Bolivia. La amerindia y la occidental.
- 1. Intentamos entonces una respuesta a ¿qué es la felicidad?
Nuestros ingredientes para saber en qué consiste la felicidad serán tres:
1.1. Desde la ciencia que investiga la felicidad.
La ciencia que estudia la felicidad no es tan nueva y se ha desarrollado especialmente en EE.UU. y en Europa. Su método, para llegar a resultados, son encuestas, preguntando cuándo – durante un día – uno se siente feliz o infeliz. Averigua exactamente en qué momento te sientes bien o feliz y por qué. Las encuestas son cada vez más sofisticadas para llegar realmente a resultados que dan un espectro real de la felicidad de las personas.
Los resultados de la ciencia – en resumen general – son los siguientes:
Para ser feliz, tienes que
– Tener muchas relaciones humanas satisfactorias
– Ayudar a los demás
– Vivir en una sociedad equitativa
– Tener la posibilidad de participar e influir en la vida pública
– Desarrollar tus posibilidades
– Es necesario añadir, que el dinero tiene una influencia restringida en la felicidad de la gente. Hasta llegar a algún nivel, la mejora de los ingresos puede aumentar la felicidad pero, a partir de cierto nivel, ya no importa el ingreso.[2]
La ciencia ha detectado, además, un efecto sorprendente: que la felicidad duradera no depende de golpes de suerte o de mala suerte. Por ejemplo: un premio gordo de la lotería te hace feliz unos dos o tres meses, pero después tu felicidad se nivela otra vez al nivel anterior a este premio. Es igual con un accidente con consecuencias permanentes, por ejemplo la pérdida de un brazo. El nivel de la felicidad baja en el momento de un accidente y al ser consciente de las consecuencias. Pero con las semanas y meses sube otra vez al nivel anterior al accidente. Así sucede con todos los asuntos materiales. No tienen efectos duraderos.
Los efectos duraderos de la felicidad se dan principalmente si se cumplen los puntos antes descritos.
1.2. En el mundo amerindio
La ciencia ve el mundo – y también el tema de la felicidad – obviamente desde un punto de vista occidental y pretende que sus resultados sean válidos para todo el mundo.
Sin embargo, dentro del contexto del mundo amerindio, los resultados tienen algunos matices que cambian en algo estos resultados, pero de ninguna manera son antagónicos[3], porque este tema tiene mucho que ver con el ser humano que es el mismo en todo el planeta.
Miremos los rasgos de la felicidad en el mundo amerindio. En primer lugar, la felicidad se considera como algo holístico, es decir, para ser feliz no es posible que sólo la persona esté feliz. Para ser feliz todo alrededor tiene que estar en armonía, el mundo de los animales, igualmente que el mundo de las plantas, el mundo de los dioses, etc. La felicidad solamente se puede dar en este contexto.
La fiesta, obviamente en Bolivia, es más importante que en el mundo occidental.[4] No hay felicidad sin fiestas, sin celebraciones en el mundo amerindio.
En el mundo amerindio la reciprocidad hace feliz a la gente, es el aspecto central de esta cosmovisión. Es el dar-recibir-devolver para crear una relación contradictoria de reciprocidad; para suscitar un donante y un donatario. No es gratuita y unidireccional como en la comprensión católica. La reciprocidad es algo entre iguales pero diferentes. Mientras que en el occidente el “ayudar a los demás” tiene un tinte paternalista.
El aspecto de las relaciones, en el mundo andino, es muy importante. Para empezar, uno debe tener su pareja para tener su rol en la sociedad. Ser ch´ulla y estar feliz no se puede imaginar. Tener su pareja es la expresión de buscar la complementariedad.
Otro punto que tiene un matiz diferente en las dos culturas es el individualismo, expresado en las encuestas como “desarrollar sus posibilidades”. No es que no exista privacidad en el mundo amerindio, pero la comunidad es más importante, se siente, sostiene. La presencia en los trabajos comunales y en las fiestas es obligatoria, pero en general es bien recibida y disfrutada. Mandar a un representante no está bien visto. Y si uno no asiste, rompe la solidaridad. Si uno asiste a una fiesta y no quiere tomar, es un aguafiestas. El individuo tiene que integrarse a la comunidad forzosamente.
En el mundo occidental está más desarrollado el individualismo. Lo comunitario se expresa más en las ceremonias religiosas, en los eventos deportivos, en conciertos, etc.
La comparación de la felicidad, tal como lo sienten los occidentales y como lo sienten los amerindios, no es tan diferente: Los puntos en común son muchos y muy importantes: Vivir en una sociedad equitativa, participar en decisiones que atañen a la vida pública, además el punto de tener muchas relaciones humanas satisfactorias.
1.3. Antagonismo con el sistema económico actual.
El tercer ingrediente para analizar la felicidad de las personas es el sistema económico vigente, es el capitalismo. Su lema es: Cuanto más ingresos, más bienes materiales tienes, más feliz serás.
Es sumamente significativo que este sistema económico – es decir el capitalismo – según la ciencia, ayuda muy poco a la felicidad. Las reglas que rigen en el capitalismo, son, justamente, reglas que destruyen la felicidad. (No hablamos de valores, porque en el capitalismo no hay valores. Lo único que hay es el interés económico)
La competencia es la regla principal y esta regla impide la solidaridad, la reciprocidad. La competencia no contribuye a las relaciones humanas, sino las impide. El capitalismo, de por sí, aumenta la desigualdad en la sociedad y hace peligrar la democracia.[5]
El mayor logro del capitalismo, es hacernos creer – contradiciendo a la ciencia – que el dinero hace feliz a la gente y que más plata nos hace más felices. Por eso, en la sociedad occidental, todo gira alrededor del dinero y, en lugar de conseguir la felicidad, estamos corriendo, como un hámster, en su rueda sin fin.
La importancia del dinero ha aumentado en los últimos siglos. Antes el dinero no jugaba un rol tan determinante. Ahora, por ejemplo, el deporte, la ciencia y la cultura están dominados por el dinero.[6]
Para aclarar este punto algo de historia del capitalismo.
El capitalismo es un fenómeno reciente y el neoliberalismo todavía más reciente. Sin embargo, sus semillas se han plantado hace unos 6000 años atrás.
En este tiempo la idea del monoteísmo ganó adeptos en Egipto y entre los judíos en Palestina. El monoteísmo, sin embargo, fue el punto final de un desarrollo desde las sociedades matriarcales hacia sociedades patriarcales. En el Antiguo Testamento todavía se puede rastrear las huellas de este proceso. Yahvé originalmente tenía su esposa que era Asherá. Pero durante siglos los partidarios del monoteísmo lucharon contra las diosas: las divinidades femeninas.
El mismo proceso, desde las diosas femeninas hacia un solo dios masculino, implica el proceso de las diosas, que representaron un mundo cosmocéntrico, hacia una ideología antropocéntrica. Las diosas veían el mundo como un todo, del cual el ser humano era una parte integrante. El monoteísmo masculino dividió al mundo en diferentes esferas, definiendo la esfera del ser humano como la más importante. El ser humano estaba encima de la naturaleza. La naturaleza está a su servicio.
Así empezó la explotación de la naturaleza (y de paso la explotación de la mujer).
Dentro del mismo proceso se desarrolla también el concepto de la propiedad privada. Antes no había propiedad, no había límites. Con la propiedad privada se divide el mundo todavía más. Pero, sobre todo, se divide la sociedad. Compartir una cosa, estrecha los lazos entre la gente. Si uno pide algo, ya sea prestado o regalado, esto provoca la relación con el otro. Si insiste en comprar, en el fondo, quiere decir que no quiere tener relación con el otro. El sistema de reciprocidad fortalece relaciones entre los actores de una transacción comercial, mientras en el capitalismo las rompe. (“Lo he comprado, ya no tengo nada que ver contigo”).
El neoliberalismo es la culminación de este proceso. Acentúa también el egocentrismo. No vale el pueblo, ni la familia, solamente el individuo y la ganancia. Las multinacionales no tienen patria.
Este desarrollo y el concepto antropocéntrico y egocéntrico nos lleva al desastre: es cada vez más claro. (Ver página 23)
Muchas personas son conscientes de esta contradicción. Uno lo expresaba así: En cien años la gente se va sorprender que nosotros hubiésemos sido tan eficientes en producir cosas materiales y tan ineficientes en ser felices.
1.4. Resumen.
La lista de los puntos que ayudan a la felicidad, puede conformarse de la siguiente manera:
a) Tener muchas relaciones humanas satisfactorias.
Estas relaciones son esenciales para cualquier ser humano. En el mundo amerindio es aún más importante, donde todas las relaciones económicas están alrededor de las relaciones humanas, y el prestigio de una persona se expresa en tener muchas ahijadas y ahijados.
Las relaciones humanas incluyen, obviamente, el aspecto sexual de las personas. Tener una sexualidad satisfactoria es muy importante para el ser humano.
b) Ayudar a los demás.
Igualmente este punto es esencialmente humano. Cooperar entre seres humanos es algo natural, no es necesario esforzarse, inmediatamente uno se siente contento por haber ayudado al prójimo.
Uno puede acostumbrarse a ayudar a los demás. Tiene que proponerse conscientemente querer una vez al día ayudar a alguien. Se va hacer una costumbre y seguro que esa persona estará más feliz que si no lo hace.
Acostumbrarse a actitudes que a uno le hacen feliz también se puede con el agradecimiento, con el perdón, etc. Proponerse agradecer a alguien cada día y practicarlo hace feliz a la gente.
c) Vivir en una sociedad equitativa.
Este es un anhelo de todo ser humano. Pero la cultura occidental se aleja cada día más de ese ideal, pues el sistema capitalista promueve la desigualdad. Con un sistema de impuestos se intenta amortiguar en algo, pero la política ya está influenciada muy fuerte por los grandes capitales, así que la política ya no es libre, de hacer lo que la mayoría pide.
En los pueblos amerindios, sin embargo, hay todavía los mecanismos de nivelar desigualdades como, por ejemplo, los prestes que entregan muchas veces gran cantidad de dinero para su grupo, para su comunidad El sistema de reciprocidad, de por sí, impide grandes desigualdades.
d) Tener la posibilidad de participar activamente en la vida pública.
En el mundo occidental tenemos la democracia que, teóricamente, asegura que las personas puedan participar en la vida pública. Pero, otra vez, la economía impone sus reglas, y estas reglas difícilmente pueden ser influenciadas.
En los pueblos amerindios esta participación es asegurada por las asambleas de las comunidades y por la rotación en los cargos.
e) Desarrollar sus posibilidades.
En el mejor de los casos se desarrolla la posibilidad de ser feliz. Practicar lo que se ha dicho antes. Es realizar sus sueños, tocar un instrumento, ser buen futbolista, ser especialista en reparar radios, etc. Lo contrario a desarrollar sus posibilidades es mirar televisión horas y horas tomando cerveza. Esto es como drogarse, renunciar voluntariamente a su discernimiento. Esto no hace feliz. Lo contrario es, tener la voluntad de responsabilizarse y plantearse metas y objetivos en su vida, y creer que esto es posible.
En el mundo amerindio no se impulsa el desarrollo personal, En sí mismo no está bien visto que las personas sólo piensen en su bienestar, que para ello exploten o paguen mal a sus mismos comunarios, que no tengan una relación personal y emocional con su comunidad, que se vayan y se olviden de la comunidad.
Las personas que han logrado un desarrollo personal, junto a una familia que mantiene una buena relación con su comunidad, que puedan ser alguna vez prestes, que les permite dar, que sus hijos se integren, es el ideal del mundo amerindio.
Pero – obviamente – hay espacios para el desarrollo personal. Y la felicidad depende en algo, de que uno utilice esos espacios para su desarrollo personal.
f) Ser feliz en un mundo armónico.
Que el mundo entero, el mundo animal, vegetal, de los espíritus y de hombres y mujeres sea armónico para que una persona sea feliz, es una característica en el mundo amerindio.
Pero también, en el mundo occidental, esto aparece, cada vez, más importante. Los movimientos para la protección de los animales y los movimientos para el medio ambiente lo demuestran. Crece la consciencia de que el planeta está enfermo, que algo está andando mal.
g) El ingreso debe ser adecuado.
¿Qué es un ingreso adecuado? Cada uno considera un monto diferente como adecuado. Pero lo que es importante es ser consciente que el dinero no hace toda la felicidad. Además se debe meditar sobre lo que uno necesita, y en qué medida uno depende de la publicidad, encargada de acomodar lo no necesario.
Tomamos un ejemplo: Hay un señor que recibe 50% más de un sueldo mínimo. Pero su problema no es el dinero. Su problema es el cuñado que vive al lado y que hace imposible la vida a su hijo. Su problema es la esposa que no quiere hablar y está renegando todo el tiempo. Su problema son los suegros que piensan que él no está a la altura de su hija, porque no ha estudiado, aunque la esposa está sin trabajo y todo el dinero que llega a la casa es del esposo.
Para esta persona un mayor ingreso no aumentará su felicidad. Su problema no es el sueldo.
h) Superar los deseos
Si se toca el tema de la felicidad no se puede obviar las culturas y filosofías orientales. Ellas, especialmente el budismo, han reflexionado durante siglos sobre la felicidad. Sus conclusiones son: hay que superar y eliminar los deseos. El budismo nos ofrece toda una filosofía, sobre cómo superar los deseos. Igualmente una parte de la filosofía hindú, se basa sobre la superación de los deseos como camino hacia la felicidad.
La misma filosofía ha expresado un poeta alemán: “Un deseo recién cumplido, tiene inmediatamente crías.” Quiere decir, que si buscamos la felicidad sólo satisfaciendo nuestros deseos, nunca llegamos a la meta.
- 2. ¿Qué rol juega el Estado en la felicidad de las personas?
2.1. La situación actual.
Los Estados y gobiernos deberían sentirse obligados a ayudarnos a ser felices. A veces hay algunos intentos. A parte de los ejemplos mencionados en la introducción, se puede mencionar las leyes de tránsito: Por ley uno está obligado a usar correas de seguridad, a observar los avisos de velocidad etc. Para evitar que uno tenga accidentes, se maltrate o maltrate a los demás.
Pero de ninguna manera la felicidad de la gente es la meta suprema de los gobiernos.
2.2. Miremos la experiencia de Bhután.
Hay un ejemplo en el mundo, que considera el aumento de la felicidad en su propia Constitución Política, y en su programa de gobierno. Se trata de Bhután
un país en los Himalayas, entre India y China, con 670.000 habitantes, que ha declarado en la ONU y en foros internacionales que no le importa el Producto Interno Bruto (PIB), sino lo que importa es la felicidad de la gente. Con esta meta en mente, empezó a estructurar su gobierno alrededor de la felicidad.
Los pilares del programa que este gobierno se ha planteado para aumentar la felicidad son:
– Mantener y fomentar los valores culturales.
– Proteger el medio ambiente.
– Tener adecuadas estructuras de gobierno y administración.
– Desarrollar la economía sobre la base de la justicia social y de la sustentabilidad.
Dentro de este contexto el crecimiento económico no es una meta en sí, sino un medio para lograr la felicidad.
El gobierno mide la felicidad mediante encuestas sobre los siguientes temas:
– Bienestar espiritual
– Salud personal
– Educación personal
– Relación entre trabajo y tiempo libre
– Importancia de las tradiciones
– Eficiencia del gobierno y la administración
– Vida en la familia y en la sociedad
– Situación del medio ambiente en su lugar
– Estándar de vida y nivel de ingreso
Bhután tiene un superministerio que supervisa todas las decisiones de los otros ministerios, para ver si estas decisiones aumentan o no el nivel de la felicidad.
No se desconoce la naturaleza humana, como ignorancia, odio, ambición, etc. Existen estos caracteres en las personas, pero se trata, que estos rasgos de los humanos no cobren poder en la sociedad.
Casi es un chiste, que el único país en la región que no impulsa el Producto Interno Bruto, ahora tiene el PIB más alto.
2.3. Y para Bolivia
Es obvio – y lo obvio lo confirma la ciencia – que el sistema económico capitalista se opone a la felicidad para la gran mayoría, tanto de las personas con mentalidad occidental y como con cosmovisión amerindia.
La economía es, al mismo tiempo, producto y causa de nuestra sociedad enferma, que se torna vacía y que tiende a llenar la falta de sentido con el consumo compulsivo. La economía capitalista influye tan fuertemente en todas las facetas de la vida, que es ahí donde tenemos que empezar un cambio.
Medidas posibles para rectificar el sistema económico en Bolivia serían las siguientes:
– Creación de Monedas locales. A través de esta medida, lo principal que se logra es la eliminación de las tasas de interés. Los intereses refuerzan todos los aspectos que nos han llevado a la actual situación: concentración de poder en primer lugar.
– Eliminar la publicidad. La publicidad es el lubricante que hace funcionar la maquinaria capitalista. Y nos lleva a donde no queremos ir. Es necesario que se informe, se eduque sin mentiras.
– Fomentar las Empresas con fines sociales. Lo principal de esta propuesta es el cambio de la competencia hacia la cooperación.
– Creación de Pueblos en transición. Como alternativa a la vida enferma de las ciudades, para crear espacios con alta calidad de vida.
Las posibilidades de que se puede cambiar algo, no son tan malas. En primer lugar, es la situación que pide un cambio urgente, pero también están los movimientos en todo el mundo que apuntan a un cambio radical. En Bolivia todavía tenemos un punto más a favor:
– Las cuatros medidas que proponemos no son ajenas a la cultura andina-amazónica, más bien se basan en la reciprocidad que es parte de esta cultura.
A nivel de Estado, se debería cambiar la medida del PIB por la medida de la “Felicidad total”. Algo así se hace en Bhután, donde se mide la felicidad de la población mediante encuestas, y estos resultados son la base para la elaboración de los planes de gobierno.
A parte de influenciar en la economía el Estado, podría influenciar en otros puntos que son relevantes para la felicidad.
Vivir en una sociedad igualitaria.
Esto es definitivamente una tarea de la política. El Estado tiene el deber de buscar equilibrio entre los ricos y pobres. Los Estados siempre han considerado esto como una tarea suya. Y el método más usual es la política de impuestos. Pero en las últimas décadas el neoliberalismo, en todo el mundo, impuso su influencia para disminuir esta nivelación entre ricos y pobres. Y, por esa razón, la brecha entre ricos y pobres está creciendo muy rápidamente en todo el mundo.
Un segundo método, para la nivelación entre ricos y pobres, es una buena y gratuita educación. Lo mismo pasa con un sistema de salud, igualmente bueno y con bajos costos.
En las sociedades amerindias la igualdad siempre era garantizada mediante la regla, de que el más rico tiene que (o tiene el derecho de) ser pasante de las fiestas o ser padrino.
Tener influencia en la vida pública.
La democracia en las sociedades es un logro de Occidente. Pero hay que recordar que la democracia está siempre amenazada por el poder. Por esa razón es tarea de la sociedad civil vigilar y, en caso necesario, luchar por la democracia. El que está en el poder, por razones obvias, no tiene interés en una sociedad muy democrática. Pero el poder mismo, siendo consciente de la tentación de colocarse por encima de las personas, tiene que generar mecanismos de control social reales, no retóricos.
En sociedades chicas, como en las comunidades amerindias, siempre se practica una democracia con sus propias formas que permite la participación. Y tiene mecanismos para limitar el poder de los dirigentes. Un mecanismo es la rotación en los cargos y otro es el consejo de autoridades, donde se decide en conjunto y no por una sola persona. Todos piensan libremente. Además, cada mes, hay la asamblea de la comunidad, sagradamente. Y la gente asiste con ganas, también porque le da la posibilidad de influir en la vida pública.
Otro elemento, para influenciar en la vida que nos concierne, es ser activo en clubes deportivos, culturales o en iniciativas vecinales.
Vivimos en democracia, podemos elegir a nuestros gobernantes, pero, realmente, ¿podemos ejercer el poder? No, porque sobre asuntos de la economía nacional no podemos decidir. Decidimos sobre un sueldo mínimo, pero no sobre lo que se produce en las fábricas, si estos productos sirven a la sociedad o hacen daño al medio ambiente, sobre el asunto de quién son los medios de producción, etc. Sin embargo, estos son los temas que son importantes en la sociedad.
- 3. ¿Y, ahora, qué hacer?
No vale la pena maldecir el desarrollo, ni echar la culpa a nadie. De lo que se trata es de preguntarnos: ¿qué queremos? ¿qué nos hace feliz? ¿en qué dirección se debe influir la política?
Para responder a estas preguntas es importante tomar en cuenta la situación actual.
Y la situación actual – vale la pena recordarlo – es desesperante por varias situaciones:
– El calentamiento global ha llegado a niveles como para cambiar el clima, lo cual causa desastres como inundaciones, tormentas, sequías, nuevas plagas, etc.
– La contaminación de aire, agua y suelo igualmente ha llegado a niveles preocupantes.
– El sistema financiero en todo el mundo está colapsando, causando ya ahora miseria en muchos países.
– Y la población mundial sigue creciendo.
Estos son algunos puntos materiales. Los puntos inmateriales igualmente son graves.
– Las enfermedades psíquicas (alcoholismo, drogadicción, depresión, angustia, insomnio) se presentan cada vez en mayores proporciones.
– La competencia en todos los niveles baja la calidad de vida.
– La criminalidad en las ciudades igualmente disminuye la calidad de vida.
Es urgente tomar consciencia y empezar el cambio en uno mismo sin perder la meta, de influir en la sociedad.
[1] La palabra ‘felicidad’ no es muy adecuada, la felicidad en este contexto quiere decir el bienestar en todo sentido (¡hoy sí me siento bien!), el estar contento consigo mismo y con el mundo.
[2] Estas respuestas no están completas, son las más mencionadas. Por ejemplo ser agradecido, disculparse, perdonar, etc, son actitudes, que aumentan tu felicidad. Con un esfuerzo consciente uno puede acostumbrarse a estas actitudes.
[3] Es significativo también que no hay palabra en el aymara para felicidad. Se habla más de alegría, (está andando alegre).
[4] Sin embargo si la fiesta está ligada con el consumo desproporcionado de alcohol, no es felicidad, porque no es sustentable.
Ningún alcohólico está feliz, más bien su vida es una tormenta permanente. Esta infelicidad se debe tomar en cuenta, si se habla de la felicidad en las fiestas.
El alcohol puede ser un ingrediente de la felicidad mientras es tomado dentro de una ritualidad, por ejemplo en las fiestas de la comunidad, cada tres o cuatro meses, y si el alcohol está fabricado artesanalmente. En este caso uno calcula bien cuánto de su cebada va destinar a la fabricación de alcohol y cuánto para el ganado. En estos casos está dentro del ciclo de la vida, y obviamente contribuye a la felicidad, porque permite nuevas relaciones, y fortalece relaciones existentes. Pero si el alcohol industrial es tan abundante, y las ocasiones de fiestas se las dan cada semana, entonces el alcohol juega un rol perjudicial. (Ver texto Circulo Achocalla Nro. 8)
[5] Ver: El futuro será la reciprocidad con elementos del capitalismo. Texto Nro. 2 del Círculo Achocalla.
[6] Hace 50 años, los jugadores de la primera liga en Alemania, eran semi-profesionales, recibían algo de su club, pero para sobrevivir deberían tener un empleo.