Comprendiendo Bolivia

Colligite fragmenta

Autor: Javier Medina

“(…) colligite quae superaverunt fragmenta”:
Recojan las sobras, para que nada se pierda
Juan 6: 12

En agradecimiento a:
Olivia Harris, Thérèse Bouysse-Cassagne
Verónica Cereceda, Denise Arnold,
Simón Yampara, Mario Torres,
Tristan Platt y Dominique Temple
que me ofrecieron claves para comprender Bolivia

En memoria de:
Jossef Andrés de Santa Cruz y Calahumana
Neftalí Morón de los Robles y
Gamaliel Churata
que activaron la complementariedad

Índice

I. Mi inconsciente simbólico ……………………..#VerTema1

  • a) La Paridad semita
  • b) La Forma ciudad…………………..#ver1b

II. Mis supuestos teóricos………………………. #VerTema2

  • a) Matriarcado y Patriarcado………………… #VerIIa
  • b) El modelo mental monoteísta…………….#VerIIb
  • c) El software occidental……………………….#VerIIc
  • d) El nuevo paradigma científico

III.Diálogo de civilizaciones………………………#VerTema3

  • a) Todo blanco lleva un indio dentro y todo indio lleva un blanco dentro
  • b) Ayo Ayo: las dos leyes………………………#VerIIIb
  • c) Si sólo gobernasen los indios…………….#VerIIIc
  • d) Fernando Untoja y Simón Yampara: dos maneras de ser aymara…#VerIIId
  • e) Leer en Coca. Sobre Gualberto Cusi……………..#VerIIIe
  • f) Aprendizajes en el diálogo entre civilizaciones……#VerIIIf

IV. Acerca del vivir bien, la despatriarcalización y la descolonización……..#verTema4

  • Arqueología de una idea
  • Desarrollo es patriarcal, Vivir Bien es matriarcal
  • Forma Patriarcado: mono-cracia y Forma matriarcado: demo-cracia
  • Economía del Vivir bien, en contextos urbanos
  • El Modelo cruceño: ¿un modelo para vivir bien?
  • Acerca del Racismo
  • Despatriarcalización y descolonización, según Idón Chivi

V. Las huellas del Tiempo………………………………………………#verTema5

  • En torno a la Asamblea Constituyente
  • En torno a lo municipal
  • Sobre Cabildos, Desfiles, Marchas y Entronizaciones
  • A propósito de nuestra idiosincrasia
  • Es preferible equivocarse con el MAS que acertar con la Oposición
  • Hablar sobre el Covid desde la inteligencia racional

VI. Un pachakuti dentro del Pachakuti………………………………………#verTema6

  • ¿Por qué se desplomó tan fácilmente el régimen evista? Una conjetura
  • Revolución de colores
  • Diez días que estremecieron Bolivia
  • Mapa conceptual para ubicarse

VII. Entrevistas…………………………………………….verTema7

  • Cesar Rojas Ríos: Sobre la alteridad
  • Rafael Chaves: Repensar Bolivia
  • Gabriel Salama: Yo como de los libros y el Libro come de mi
  • Diego Ayo: Participación Popular
  • Iván Bustillo: Autonomías indígenas
  • Antonia de Vita: Capitalismo y Reciprocidad
  • Horst Grebe: Si no hay tinku, habrá t´inku
  • Fernando Molina: Vivir Bien

Epílogo

Revisando el Disco D de mi viejo CPU, me encontré con una serie de textos que el Tiempo había ido dejando en la cuneta. Al observarlos, en su conjunto, me vino a mientes la noción alemana Aus dem Nachlass que un hipotético librero hubiera podido editar póstumamente. Ya ordenados y buscando un título, me alumbró la manera inglesa de llamar a este tipo de miscelánea, Essential Writings o, a la francesa, Javier Medina par lui-même o, simplemente: Ensayos escogidos, escogidos por el Olvido. Lo cierto es que me sorprendió que esos textos, ora no publicados, ora olvidados, hubieran conformado una suerte de fractal de todos los temas importantes que me habían preocupado y también ocupado desde los Ochenta del siglo pasado. En vena un tanto cínica y también jocosa hubiera podido titular a esta colectánea: Sobras completas. Efectivamente se habían convertido en sobrantes y, entonces, se me ocurrió un subtítulo más sofisticado y de abolengo: Colligite fragmenta que es, literalmente, lo que son: fragmentos recogidos, para que no se los lleve el viento, y que han superado mi criterio de verificación íntimo: que su lectura me pueda seguir conmoviendo, emocional e intelectualmente. Esta es mi ordalía personal para compartir mis cuitas intelectuales.

Los dos primeros textos son borradores de mis investigaciones y lecturas por acercarme a los orígenes de mi civilización. No me conformo con empezar la cuenta con la revolución francesa, si fuese galo, o con la revolución inglesa, si anglo o el Aufklärung, si teutón. Expulsados los sefardíes, España se fue al garate intelectualmente y cuando abría la boca, tarde y nunca, era para, tridentinamente, estar a favor o en contra de la Leyenda Negra, cuando la Modernidad, stricto sensu, es un hecho Marrano y los sefardíes, por razones obvias, éramos los que menos interés teníamos en menear ese chocolate. Nuestra civilización, empero, empieza en Sumer y, en ella, como en un fractal, está escrito también sus derivas y su final. Esas lecturas, al modo marxiano, fueron sabatinas y acompañadas de papel y lápiz, como los Exzerpte de los Grundrisse o sus Ethnological Notebooks, como las llamara Lawrence Krader,

Los siguientes textos fueron apuntes para conferencias y talleres y artículos que no merecieron ser publicados por revistas, suplementos dominicales y periódicos, ni de izquierda, ni de derecha, ni de centro; tampoco, sus editores, acusaron recibo alguno. Se los tragó el vacío y, así, fueron volviendo al tintero inadvertidamente.

Las entrevistas siguieron un curso semejante: algunas fueron publicadas dentro de libros colectivos o quincenarios; otros textos figuraron, ora como prólogos ora como capítulos de un texto mayor; de los demás, no tengo idea; pero compendian muy bien mi pensamiento.

Cuando fui entrando al mundo de internet, los fui colgando de la Página Web del Circulo Achocalla (www.circuloachocalla) y en el Blog Reciprocidad (http://lareciprocidad.blogspot.com/), animado por Jacqueline Michaux, pero tampoco sé, si fueron leídos.

Parece que no existe, entre nosotros, la cultura de la retroalimentación y el debate, pero, cuando se da, como con mi provocación sesentaiochista: Es preferible equivocarse con el MAS que acertar con la oposición, ahí nadie quiso intercambiar ideas, solo reproches y muchos, ofendidos, sencillamente me quitaron el saludo. En cualquier caso, toqué un tabú muy sensible. Las clases medias occidentales no quieren mirarse en el espejo político de sus propias puestas en escena. Sus deseos más fervientes e íntimos, les avergüenzan. No se dan cuenta, empero, que expresan lo esencial del modelo político piramidal del monoteísmo patriarcal: engañar (Jacob) robar (Acán, David, Absalón) sacrificar (Abraham) que volvieron a poner en escena, in fretta e furia, los que, desde un aula de la Universidad Católica, pusieron -patriarcalmente- a una mujer como guiñol de los intereses de los nuevos Amos tecnológicos. 1 Explayo esta idea en: Abraham/Sarah. Regreso a la semilla del Monoteísmo patriarcal con contrapunto animista. Amazon, 2018 y El software abrahámico en escorzo, en Civilización en pausa, 2021

Digamos que escribo para comunicarme, pero si no percibo rebote, tampoco ello me perturba: escribo porque me ayuda vivir con gozo y lucidez y, probablemente, porque prosigo, inconscientemente, una inercia familiar, levítica y farisea, que viene de muy lejos.

Escribo para tender puentes entre el monoteísmo y el animismo, entre occidente y la indianidad, entre las dos bolivias, entre judíos y católicos, entre cristianos y animistas, entre el nuevo paradigma científico y el paradigma amerindio, entre la inteligencia racional y la inteligencia emocional, entre la inteligencia ecológica y la inteligencia espiritual, entre lo masculino y lo femenino… que nos constituyen íntimamente. Entre el אין סוף desconocido y los dioses conocidos.

Éste, pues, es un texto marrano; también: un texto cholo.

Apanto, cabe Coroico, en medio de la tercera ola de la Peste lila

I

Mi inconsciente simbólico

La Paridad semita

[2] Este guiso se ha cocido a fuego lento. Empezó, quien sabe, cuando niño, los frisos de Caldea, que veía en la Enciclopedia Británica, detenían mi mirada y me dejaban absorto. Toman vuelo, en el Gabinete del Profesor Diez Macho, Barcelona 1968; se vuelven rutina sabatina, a partir del 2005 y quedan, como un escorzo, hacia el 2015.

Freud, en Moisés y el monoteísmo [3] Madrid: Alianza Editorial, 1970 , sostuvo que Moisés no habría sido un judío, sino un egipcio de noble cuna que logró difundir entre los hebreos la religión de Akenatón, aquel faraón que creó el primer culto monoteísta, del que se tiene noticia y cuyo reinado se vería brutalmente interrumpido por una revuelta de partidarios del antiguo politeísmo. Así, el verdadero origen del monoteísmo no estaría en Yavé, el dios de los volcanes, sino en Atón, el dios del sol.

Pictografía ugarítica de Yavé y su Ascherá. Akenaton y Nefertiti del Ägyptisches Museum de Berlin. Yavé y Asherá, vueltos a casar

Entre tanto, la investigación científica nos ha ido complejizando la figura. Sabemos ahora, por ejemplo, que durante más de mil años el paradigma matriarcal, en torno a la diosa Isis, gobernó Egipto produciendo una economía femenina de abundancia, de tasa negativa[4] Cf. Bernard Lietaer; Au coeur de la monnaie. Gap: Edition Yves Michel, 2011 , basada en los recursos del Nilo y su gente y no en la escasez patriarcal, de tasa de interés positiva. Es más, justamente, en tiempos de Akenatón parece que el ideal político y cosmológico fue la pareja, el chacha warmi, y no un modelo ch´ulla, como muestran los grabados: uno: ugarítico, otro: egipcio y el tercero: boliviano.

Lo que sucede, ahora, es que la nueva información, así como nuestra propia experiencia, nos están llevando a corregir la mirada sobre nuestro pasado y sobre nuestro futuro. Nuestro camino, el que iniciara Abraham al salir de Ur, ha sido formidable, pero también sentimos que hemos equivocado el camino. Nuestra apuesta por las energías fermiónicas y la represión de las energías bosónicas, ha resultado fatal para todos: los seres humanos y la naturaleza. El otro camino: el de la complementariedad de las dos energías antagónicas parece más amigable con todos y este camino es el que invito a pensar a mis lectores, volviendo a las fuentes.

Lo real, lo imaginario y lo simbólico


Estos términos han sido trabajados por el psicoanálisis de orientación lacaniana, para señalar unas dimensiones del psiquismo humano, que tenerlas en cuenta, nos permite comprender mejor cualquier entidad, proceso o mecanismo psíquico en sus aspectos reales, imaginarios y simbólicos. Así, un proceso de pensamiento de corte simbólico, por ejemplo: “Yavé y su Asherá”, involucra siempre, una base o soporte en lo real y una representación en el registro de lo imaginario[5] Cf. Jacques Lacan, De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis, en: Escritos, Vol.2, Siglo XXI, México D.F., Buenos Aires, Madrid, 2009, p.529 . A diferencia de esta escuela, empero, yo pienso en quantums conceptuales, en cada uno de estos niveles. De esta guisa, en el nivel de lo simbólico, no sólo pienso el falo o la palabra del Padre, sino también el falo y la vagina, la palabra del Padre y el gesto de la Madre, por así decir. Ahora bien, entiendo que una persona, una sociedad o una civilización están sanas, cuando el nivel de lo simbólico coincide con el nivel de lo real. No es nuestro caso, como sabemos por Freud[6] Cf, El malestar en la civilización. Madrid: Alianza Editorial, 1972
Si desde el nivel subatómico, lo real aparece como una paridad contradictoria pero complementaria: Onda/Partícula, pasando por el orden sexuado de la biología, los dos lóbulos cerebrales de las neurociencias … también esta paridad complementaria debe darse en el orden simbólico de las sociedades humanas.
Aquí aparece la anomalía monoteísta, preparada por Jeremías y Ezequiel y puesta en obra por el Deutero Isaías que va podando todo lo que huela a mujer y familia. Pero, he aquí, que el yavismo mismo comienza como un henoteísmo[7] El henoteísmo (del griego: heis, henos «un» y theos «dios») es una creencia según la cual se reconoce la existencia de varios dioses, pero sólo uno de ellos es suficientemente digno de adoración. que incluye mitologías cósmicas, en este caso la de Leviatán y Rahab. Es más, Asherá, la diosa esposa del dios El, de Ugarit, es esposada luego por el mismo Yavé. M. Dietrich y O. Loretz, Yahwe und seine Aschera. Münster. UBL, 1992.


Los nuevos datos provenientes de la arqueología


Trataré de condensar y resumir la bibliografía académica más importante al respecto Véase: J. Severino Croatto, Las culturas del antiguo Próximo Oriente – Desde los orígenes hasta la conquista romana de Jerusalén 63 a.C, Buenos Aires, ISEDET, 1994. Urs Winter, Frau und Göttin – Exegetische und ikonographische Studien zum weiblichen Gottesbild im Alten Israel und in dessen Umwelt, Freiburg, Universitätsverlag / Götingen, Vandenhoeck & Ruprecht, 1987. Binger, Tilde. Asherah: Goddesses in Ugarit, Israel and the Old Testament. Sheffield Academic Press, 1997 para resaltar el origen al cual debemos volver, simbólicamente, para restablecer el equilibrio, al interior de nuestra propia civilización y en sus relaciones con los sistemas simbólicos de nuestros vecinos amerindios, basados en la metáfora del Chacha Warmi. Lo que facilitaría una actitud menos soberbia de las feministas con las amerindias.

Hace un tiempo se podía discutir sobre la existencia de una Diosa Asherá. En la Biblia, las frecuentes referencias a una ashera o a las asherot se entendían como alusiones a objetos cúlticos: cipos, postes, árboles, que podían representar a Diosas como Astarté o Anat. Hoy ya no es así. En primer lugar, los descubrimientos de Ugarit revelaron la existencia y la plena vigencia de Atíratu, consorte de Ilu, el Dios supremo de los semitas noroccidentales. En segundo lugar, diversas inscripciones halladas en territorio de Israel reproducen invocaciones “a Yavé y su Asherá”. En tercer lugar, la Diosa es redescubierta en textos bíblicos, ora como figura divina: Asherá, ora como un símbolo material, generalmente un “poste”, que la hierofaniza. Por último, estos descubrimientos y las reevaluaciones de muchos textos bíblicos nos muestran la radicalidad de la erradicación de esta Diosa en Israel: la eficiencia patriarcal, pero también los peligros subsecuentes de un monoteísmo masculino y patriarcal en la psique occidental, primero, y, luego, en sus instituciones: la iglesia, el estado, las empresas, la familia, la pareja …
Pero, antes, veamos someramente el contexto, en el primer milenio antes de Cristo.[10] J Cabrero y JM Blázquez, “La arqueología israelita y la historicidad de los libros del Antiguo Testamento”. En Boletín de la Asociación Española de Orientalistas XL, 2004, pp. 17-57


El culto a Yavé en el primer milenio antes de la era común

Los expertos admiten que los hebreos, antes del destierro a Babilonia, practicaban un henoteísmo que tributaba culto al dios Yavé, el cual, al parecer, fue el sucesor del dios semita noroccidental El, al que debemos asimilar con el ciclo ugarítico El-Asherá. En el Génesis, un indicador de esta circunstancia es que los antropónimos están formados sobre término “El” y no sobre “Yhwh”, el cual era una deidad venerada, ya desde comienzos del II milenio a.c., en la región que bordea el mar mediterráneo.
Ahora bien, en una gran tinaja doméstica, hallada en un templo, datada entre los siglos IX-VIII a.c., de Kuntillet ‘Ajrud, se lee la siguiente inscripción: “A Jahweh de Samaria y a su Asherá”. En una segunda inscripción de la misma fecha, hallada en Khibert El Gom, se colocó la frase: “Jahweh bendiga a Uriyahn, ya que su Asherá le ha salvado de sus enemigos”. Estas inscripciones indicarían que, en la religiosidad popular, Yavé tenía una diosa por compañía, cuyo culto fue directamente atacado por los profetas entre los siglos VIII-VI a.c.
Por otro lado, en los papiros de Elefantina, Yahu/Yahweh, era venerado en compañía de la diosa Anat, la amante del dios Baal. A esta diosa alude, probablemente, el profeta Jeremías, cuando recrimina a los judíos el tributar culto a la “Reina del Cielo”, así como a otros dioses egipcios. Además, en muchas localidades de Palestina se han descubierto, en las excavaciones, unas figurillas que representan a una mujer desnuda de voluptuosos senos y glamoroso peinado y que están fechadas, justamente, en los siglos primeros del I milenio a.c. Digamos que se trata de una genérica diosa de la fecundidad, citada en Jueces 2.13, y venerada por los hebreos. Estas figurillas confirmarían que, en la religión popular canaanea, Yavé tenía una compañera; por lo que no sería insensato colegir también que, en la religión popular judía, el asunto debería ser similar, dado que ambos pueblos correspondían al patrón cultural semita noroccidental.
Un punto de inflexión, empero, en contraposición a esta estructura de creencias, llegaría con el “descubrimiento”, en el templo de Jerusalén, de un “Sefer Ha Torah“Libro de la Ley”.Libro rescatado o, tal vez, recopilado,  durante el  mismo reinado del rey Josias, 640-609 a.c. : El libro de la Ley. Este libro va a estandarizar y centralizar un culto exclusivo y único a Yavé en Judea e Israel. Así, pues, vemos que la escritura aparece como una eficiente tecnología para minimizar la figura de la Diosa y, a fortiori, la idolatría. Por cierto, la escritura va a dar lugar, además, a un fuerte espíritu nacionalista Cf. 2Reyes 23; 1-3 o  Nehemías 8 . Así, pues, el exilio babilónico estructuraría, mediante la escritura, el nuevo orden simbólico judío, fuertemente influenciado por la filosofía babilónica y sus consideraciones acerca de un dios personal y único. Circunstancias que, añadidas a un ideario nacionalista excluyente, conducirían, tras la reforma macabea, a los principios básicos del monoteísmo hebreo que llega hasta nuestros días, muchas veces bajo formas secularizadas: sionismo, por ejemplo. Lo que no quita que se hayan conservado conceptos como Elohim: un El plural y, más inquietantemente aún: figuras de bronce encontradas, al lado de las de Asherá, que los especialistas llaman “triadas deíticas” y que vemos aparecer en descripciones de la divinidad, en el Zohar Zohar, III, 228. Véase, además,  Rafael Alvisa, La Kabbalah. Buenos Aires, Editorial Kier, 1997, página 182 , España siglo XII, y, en el siglo XX, en Bolivia, en el rostro trifásico de Señor Jesús del Gran Poder Cf. Mi artículo Economía espiritual del Gran Poder, en www.circuloachocalla.com .

Representación en bronce de un Baal trifacial. Efigie del Señor Jesús del Gran Poder, La Paz


Así, pues, ante el láser de la escritura, diosas como Anat, Asherá o Astarté irían siendo extirpadas por su evidente relación con los cultos fenicios de la fertilidad y, por el contrario, dioses como El, irían siendo asimilados como parte del eje de una divinidad suprema: El-Yavé.


La Diosa Asherá en los textos de Ugarit


En la exégesis, hasta el descubrimiento de los textos de Ugarit, en 1929, lo habitual fue negar la existencia de la Diosa Asherá o confundirla con otras diosas. Hoy, a nivel científico, el panorama ha cambiado totalmente. No sólo reaparece como una Diosa principal, en los textos ugaríticos, sino que, en la Biblia, se la puede identificar claramente. Por lo demás, la misma arqueología nos ha brindado material epigráfico, en el que la Diosa Asherá aparece como la pareja de Yavé. Veamos, pues, un pantallazo del contexto chacha-warmi del antiguo Israel.

Atíratu es la consorte de Ilu, el Dios principal, creador y definidor de los destinos de los otros dioses, como se observa en el gran Ciclo de Baal con sus tres mitos complementarios: la Lucha entre Ba‘lu y Yammu (el Mar). El palacio de Ba‘lu y la Lucha entre Ba‘lu y Môtu (la Muerte). Asociada al Dios supremo, Atíratu interviene en las cuestiones que tienen que ver con las funciones de otros dioses. Su papel de intercesora ante Ilu es prominente. Por lo demás, es la madre de los “setenta hijos” divinos, la procreadora de las criaturas. Diecinueve veces es llamada “La Grande, Atíratu del Mar”.
Para conocerla, baste citar algunos pasajes del ciclo mítico antes aludido. Cuando se refieren a la falta de palacio para Ba‘lu, la corte divina exclama:


Suspirando exclamó así el Toro Ilu, su padre,
Ilu, el rey que le estableció (a Ba‘lu);
exclamaron Atíratu y sus hijos,
la Diosa y el clan de sus parientes:
“Pero, claro, no tiene casa Ba‘lu como los Dioses,
ni mansión como los hijos de Atíratu;
la morada de Ilu es el cobijo de su(s) hijo(s);
(pero) la morada de la Grande, Atíratu del Mar,
(es) la morada de [Pídrayu], hija de la luz…”.


Cuando Atíratu, cambiando de parecer, se pone del lado de Ba‘lu y de Ánatu, éstos le hacen una fiesta:


Después que llegó Ba‘lu, el Victorioso,
llegó la Virgen Ánatu,
agasajaron a la Grande, Atíratu del Mar,
obsequiaron a la Progenitora de los Dioses.
Y respondió la Grande, Atíratu del Mar:
“¿Cómo es que agasajáis a la Grande, Atíratu del Mar,
obsequiáis a la Progenitora de los Dioses?
¿Habéis agasajado (ya) al Toro Ilu, el Bondadoso,
u obsequiado al Creador de las criaturas?
Y respondió la Virgen Ánatu:
“Agasajamos (ahora) a la Grande, Atíratu del Mar,
obsequiamos a la Progenitora de los Dioses;
(luego) le obsequiaremos a él,
(al padre) de Ba`lu, el Victorioso” .


Algunas veces Atíratu es llamada “Diosa”, ilt, título asaz sugerente porque es la forma femenina de Ilu. Las otras Diosas activas en los mitos son: Shapshu, “la luminaria de los Dioses”, una personificación femenina del Sol; también Anatu, siempre acompañada del título de Virgen; ella es la hermana de Ba‘lu; es más bien guerrera. Rasgos más eróticos aparecen en los breves mitos de Los amores de Ba‘lu y ‘Ánatu y de La Virgen-Madre ‘Ánatu. Esta Diosa fue perdiendo su importancia en Canaán a favor de su doble, en el plano simbólico, la Diosa Attartu, de escasa presencia en los textos de Ugarit, por otra parte, pero que llegará a ser muy mencionada en la Biblia, aunque los escribas deforman su nombre en Ashtóret, para que suene bóshet, “vergüenza” o bull-shit. Viejas mañas patriarcales para ir raleando a la mujer.
Lo que llama la atención, en los mitos de Ugarit, es la actuación pareja de las Diosas junto con los Dioses. La integración es completa y no se observan indicios de sumisión de aquéllas a éstos. Los Dioses y las Diosas están diferenciados por sus funciones, representaciones y nombres, que esbozan un arco de complementariedad y, por tanto, no se puede decir que los Dioses sean más importantes que las Diosas.


Inscripciones encontradas en Israel


Los materiales epigráficos hallados recientemente representan una religiosidad descentralizada. Tres, sobre todo, son los sitios arqueológicos que han proporcionado evidencias del culto a Asherá en el Israel monárquico.


Khirbet el Qom (1967)


El sitio se encuentra a 15 km al oeste de Hebrón. La inscripción más significativa es la encontrada sobre un pilar en una tumba de los siglos VIII-VII a.C. El mal estado del texto impide una reconstrucción cierta. Hay tantas lecturas como investigadores. Una de ellas, debida a Severino Croatto, es la siguiente:

  1. Uryahu (… algo sobre él) su inscripción.

2. Bendito sea Uryahu por Yavé

3. su luz por Asherá, la que mantiene su mano sobre él

4. por su rpy, que…

Lo que se puede rescatar de esta inscripción es la asociación Yavé / Asherá, y la calificación de la Diosa como protectora.

Kuntillet Ajrud (1976-1978)

El sitio está cerca de la ruta que une Gaza con el golfo de Áqabah. Las inscripciones fueron grabadas sobre dos grandes recipientes para granos o líquidos. Una de ellas dice:


[…] dice: di a yhl y a yw’ s¥h y (a NN):
“Yo te bendigo por el Yavé de Samaria y por su Asherá.

En otra se lee lo siguiente:
Dice ’mryw: dile a mi señor (l’dny) […]:
“Te bendigo por el Yavé de Temán y por su Asherá. Que él te bendiga y te guarde y esté con mi señor (= contigo)”.


En una tercera inscripción, muy arruinada, se reconocen los nombres de Yavé y Asherá (“su Asherá”).

Lo significativo de estos hallazgos es lo siguiente:

  1. El nombre de Yavé aparece en su forma consonántica larga: yhwh. Llama la atención el uso temprano de la “h” final como mater lectionis para indicar, en este caso, la vocal “e” final. Por eso, algunos han interpretado dicha “h” como sufijo, resultando de allí “su Yahû”, forma contracta del nombre divino, pero el contexto, según Croatto, hace improbable tal interpretación.
  2. Yavé aparece relacionado con ciudades y, por tanto, con santuarios locales (Samaria, Temán), de la manera como, en Amós 4,4, Yavé está asociado a su culto en Betel y Guilgal, y en 5, 5 a Betel, Guilgal y hasta a Bersheba. Es significativo que, en este pasaje, la ciudad sureña forma el centro de un quiasmo (/Betel / Guilgal / Bersheba / Guilgal / Betel/) y que no se dice nada contra ella. No se trata de santuarios cananeos sino israelitas y yavistas.
  3. Cuando se nombra a Asherá, siempre está asociada a Yavé, y es designada especialmente como “su Asherá”.
  4. Asherá es una Diosa, más que una representación suya.
  5. La constante asociación de Yavé con ella, dato que no aparece en relación con otras Diosas, hace de ella más bien la consorte propia de Yavé.
  6. En las inscripciones destaca la función protectora de Asherá sobre sus devotos.

Tell Miqneh
En el estrato IB del siglo VII de este sitio, en la región filistea, han aparecido dedicaciones a Asherá, en esta forma: “Consagrado a Asherá”, ”Para Asherá


No tiene sentido que se trate simplemente de una asherá como objeto cúltico: poste, escultura, árbol, para representar a la Diosa.

En otras palabras, la Asherá de Yavé es realmente la Diosa. No es lógico que uno “dedique” productos agrícolas a un “poste”. No es razonable pensar que los “otros” son unos idiotas. Ahora bien, he aquí que esta forma “profética” de pensar, la volvemos a encontrar en la Extirpación de Idolatrías en la América andina, a partir del siglo XVI y, de forma secularizada: ayuda al desarrollo, hasta entrado el siglo XXI. Se asume que los devotos, acusados de idolatría, no pueden distinguir entre la deidad y su representación. En verdad, en el uso bíblico, “consagrado a…” puede ser completado sólo con el nombre de Yavé o con el término “sacerdote” o con un vocablo que designa a los israelitas. Asherá, en las inscripciones de Miqneh, por tanto, funciona como el nombre de la Diosa.


Estos datos, claros para la fenomenología de la religión, son los que la teología patriarcal se resiste a aceptar, pues implicarían su relativización: su relación con la Diosa; cosa que, justamente, no quiere porque, en su ch´ullidad, se quiere seguir sintiendo absoluta: ab-suelta: sin relación.


Elefantina

En esa isla del delta del Nilo, en la antigua Yeb, se asentó una colonia judía que, según la tradición oral, se dirigía de Babilonia a Sefarad. Allí se encontraron los así llamados Documentos de Elefantina, escritos en arameo en el siglo V a.C. El dato que nos interesa es que, en Yeb, se jura nada menos que por:


Yahô (= Yavé) el Dios, por el templo, y por la Anat de Yahô.

En lugar de la esperada Asherá, está la Diosa Anat, prominente en Ugarit, pero atestiguada en la Biblia sólo en la toponomástica (Anatôt, “las Anat”).


La expresión “la Anat de Yahô” equivalente a la de “Yavé y su Asherá”. En ambos casos, la Diosa respectiva es la consorte de Yavé. Esa tradición matriarcal se continuó, en el caso de algunas familias sefardíes, como atestiguan los protocolos de la Inquisición americana, hasta fines del siglo XVIII. Es la veneración de la Shejiná, malentendida como “la diosa oculta de los judíos”Véase: José Toribio Medina, Historia del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición de Lima (1569-1820)  Santiago de Chile: Imprenta Gutenberg, 1887. Dos tomos. .

Las Diosas del antiguo Oriente

Asherá era, pues, una diosa semita. Su nombre puede significar la Brillante o la Feliz y su función divina aparece, de formas convergentes, en Amón y Moab, en Edóm, Filistea y Siria. Se la puede comparar con Ishtar de Babilonia y con Isis de Egipto y con gran parte de las diosas antiguas de Oriente. Hagamos, para ir redondeando, una pequeña lectura hermenéutica de su figura, significado y función.

Asherá, la diosa

La figura y función de Asherá ha sido evocada con precisión en los textos de Ugarit. En su base encontramos la Pareja engendradora: Ilu-El y Athiratu-Asherá. El y Asherá, desde la fuente de las aguas dulces y saladas, engendran todo lo que existe y actúan de jueces sobre el conjunto de la realidad, expresando, al mismo tiempo, la potencia engendradora, el principio de todo surgimiento. Son el Padre y la Madre.


El Padre se llama Ilu o El, nombre que, más tarde, ha pasado a significar simplemente Dios. Su función originaria consistió en ser padre de todo lo que existe, especialmente de los dioses que reciben el nombre de bn il o bn ilm, es decir, hijo o hijos de Dios. Ilu aparece también como mlk o rey: es soberano y juez que mantiene el orden, tanto en el plano de los dioses como en el plano de los hombres. Es sabio y anciano, guardián de todo lo que existe.


La Madre es Athiratu-Asherá, esposa de Ilu, engendradora de los dioses que se presentan como sus hijos. Ella aparece como ilt o ilat, es decir, como la diosa por excelencia. De manera más usual se manifiesta como Athiratu ym, es decir, como diosa del mar, quizá en recuerdo de su origen marino: ella es reflejo de las aguas primigenias, portadoras primeras de la vida. Los cananeos posteriores, igual que los hebreos, la presentan como Asherá, la gran Diosa Madre originaria.

Asherá, la engendradora

Entre los Padres divinos primigenios y el conjunto de la realidad (dioses inferiores, elementos cósmicos, hombres…) hay una relación procreadora, como supone un famoso Canto de Ugarit: 1.23-24: “Voy a invocar a los dioses apuestos, a los voraces ya de sólo un día, que maman de los pezones de Atiratu, de los pezones de la Señora”


Atiratu-Asherá es madre de leche abundante y de sus pechos reciben vida los nuevos dioses. Ella es la dueña de la fertilidad, señora de la generación y el alimento. Ella preside el gran rito en el que Ilu, su esposo, copula con las hieródulas de Asherá: 1.23-36. Máximo ejemplo de permisividad y tolerancia mutua.


“Se dirigió Ilu a la orilla del Mar,
y marchó a la orilla del océano.
Tomó Ilu a las dos consagradas…
Mira, una se agachaba, la otra se alzaba;
mira, una gritaba: ¡Padre, padre!, la otra: ¡Madre, madre!
Se alargaba la mano (=miembro) de Ilu como el mar,
la mano de Ilu como la marea… Cogió Ilu a dos consagradas…”

Este ritual de generación se lleva a cabo a la orilla del mar. Allí están sus consagradas; allí muestra Ilu su potencia. Este es el centro y argumento siempre repetido del gran mito: Ilu, padre primigenio, está engendrando el mundo en gesto de poder y deseo, gesto que sus fieles celebran en el rito hierogámico del templo donde las hieródulas, representantes de Asherá, vuelven a ser poseídas, fecundadas, por el Dios de gran potencia: como el mar era su «mano»


Ilu se define por la verga, Atiratu por los pechos. Los dos unidos forman la Pareja originaria. De su unión, tinku, brotan los dioses opuestos: Sahru: la Aurora: levante: oriente, Salimu: el Ocaso: poniente: occidente. Conforme al principio de complementariedad de opuestos, ambos hacen la totalidad. En otra perspectiva, Sahru y Salimu aparecen como el lucero del alba y la estrella vespertina, con la que, por cierto, hasta hoy, comienza el SábadoCuriosamente, hace poco, a los cruceños, para no ser menos que los kollas en asuntos de solsticios y equinoccios, no se les ocurrió mejor idea que instaurar, en Samaipata, al Lucero del Alba como el equivalente camba del Equinoccio tiwanakota. Ahora ya no se sabe, pero Santa Cruz, Valle Grande, Samaipata…,en la época colonial, fueron conocidos “Santuarios Marranos”: refugios para sefardíes conversos. El Lucero del Alba, inconscientemente, les sabe a Shabbat: el momento de nuestra conexión con las fuerzas femeninas del cosmos. .

La ley deuteronomista


Por lo menos hasta después de la reforma de Josías y el exilioFinales del siglo VII y principios del VI a. C. , el culto a la Diosa Madre aparece bien atestiguado en la vida y el culto de Israel. Ciertamente, se va imponiendo el culto de Yavé, como Dios único y sin imagen, sobre todo en los santuarios oficiales y de un modo especial en Jerusalén. Pero de un modo constante se ponen a su lado a la diosa Asherá, en su función de madre divina engendradora.


La palabra Asherá puede significar, como ya mencionamos, tanto a la diosa, a su imagen, como al lugar de culto, vinculado con árboles y fuentes, pero también con las estatuillas encontradas en las excavaciones. Podemos citar varios contextos en los que la imagen y culto de Asherá resulta especialmente significativa. Los israelitas condenan a Asherá de un modo práctico, como muestran una serie de textos que podrían vincularse a un pacto de conquista establecido entre Yavé y los israelitas. Yavé les promete la tierra de Palestina, pero ellos deben comprometerse a destruir el culto de la diosa:


“Derribaréis sus altares, quebraréis sus estatuas y destruiréis sus imágenes de Asherá»” (Dt 7, 5); “Derribaréis sus altares, quebraréis sus estatuas, quemaréis sus imágenes de Asherá, destruiréis las esculturas de sus dioses y borraréis su nombre de aquel lugar” (Dt 12, 3). “No plantarás ningún árbol para Asherá cerca del altar de Yahvé, tu Dios, que hayas edificado” (Dt 16, 21); “Destruiréis sus altares, quebraréis sus estatuas, destruiréis sus imágenes de Asherá y quemaréis sus esculturas en el fuego” (Ex 34, 5).

Elías y el juicio de Carmelo.


El culto de Asherá no constituye sólo un elemento de la religión cananea, sino que se encuentra vinculado a la política de las relaciones con los pueblos vecinos. En ese contexto se sitúa la gran reforma de Elías, reflejada en el juicio del Carmelo, donde destacan los profetas de Baal y las sacerdotisas de Asherá: “Manda, pues, ahora a que todo Israel se congregue en el monte Carmelo, con los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal y los cuatrocientos profetas de Asherá, que comen de la mesa de Jezabel” (1 Rey 18, 19). La victoria de Elías contra los profetas de Baal y las hieródulas de Ashera: a los que manda a matar, sencillamente, refleja el lado tenebroso y fanático de esta religiosidad masculina.

Reforma de Josías


Uno de los momentos básicos de la reforma de Josías, que definirá toda la historia posterior del judaísmo, está vinculada a la centralización del culto en Jerusalén y a la destrucción de los cultos a Asherá:


“El rey mandó al sumo sacerdote Hilcías, a los sacerdotes de segundo orden y a los guardianes de la puerta, que sacaran del templo de Yahvé todos los utensilios que habían sido hechos para Baal, Asherá y todo el ejército de los cielos. Los quemó fuera de Jerusalén, en el campo del Cedrón, e hizo llevar sus cenizas a Bet-el. Después quitó a los sacerdotes idólatras que habían puesto los reyes de Judá para que quemaran incienso en los lugares altos de las ciudades de Judá y en los alrededores de Jerusalén, así como a los que quemaban incienso a Baal, al sol y a la luna, a los signos del zodíaco y a todo el ejército de los cielos. Hizo también sacar la imagen de Asherá fuera de la casa de Yahvé, fuera de Jerusalén, al valle del Cedrón, la quemó en el valle del Cedrón, la convirtió en polvo y echó el polvo sobre los sepulcros de los hijos del pueblo” (2 Rey 23, 4-6).
“Quebró las estatuas, derribó las imágenes de Asherá y llenó el lugar que ocupaban con huesos humanos. También el altar que estaba en Bet-el y el lugar alto que había hecho Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel. Destruyó aquel altar y su lugar alto, lo quemó y lo hizo polvo, y prendió fuego a la imagen de Asherá” (2 Rey 23, 14).
Esto es Larga Duración. Sobran comentarios.

Caída de los reinos y exilio como castigo por el culto de Asherá.

La tradición deuteronomista, responsable de la redacción de los libros históricos, concibe la caída de Israel como castigo por el culto de Asherá:
“Yahvé sacudirá a Israel al modo como la caña se agita en las aguas, arrancará a Israel de esta buena tierra que había dado a sus padres, y los esparcirá más allá del Éufrates, porque ellos han hecho imágenes de Asherá, enojando a Yahvé” (1 Rey 14, 15).
Lo mismo se aplica a la caída del reino de Judá: «levantaron estatuas e imágenes de Asherá en todo collado alto y debajo de todo árbol frondoso» (2 Rey 17, 10)
“Dejaron todos los mandamientos de Yahvé, su Dios; se hicieron imágenes fundidas de dos becerros, y también imágenes de Asherá; adoraron a todo el ejército de los cielos y sirvieron a Baal” (2 Rey 17, 16).
Lógicamente, la conversión del pueblo tiene que ir vinculada a la superación del culto de Asherá: “Ya no mirará a los altares que hicieron sus manos, ni mirará a lo que hicieron sus dedos, ni a los símbolos de Asherá ni a las imágenes del sol” (Is 17, 8).

Asherá consorte de Yahvé


En el fondo de esos textos puede vislumbrarse una vinculación antigua entre Yavé y Asherá. En esa línea, 2 Rey 23, 3-7.14-15 afirma que Josías “hizo sacar la imagen de Asherá fuera de la casa de Yahvé”, destruyendo todas las vinculaciones de Yavé con la diosa. Ese texto supone que la diosa había estado antes en el templo, compartiendo culto con Yavé, como su esposa. En 1 Rey 14, 15 se supone que las imágenes y el culto de Asherá enojan a Yavé, pues van en contra de su identidad como Dios único (sin esposa) e irrepresentable (sin imagen). Como prueba de esa vinculación entre Yavé y Asherá se citan, como ya vimos, unos textos descubiertos en Khirbet el Qom y en Kutillet Ajrud, en los que se habla de “Yahvé y su Asherá”, es decir, su esposa divina. Esto resulta totalmente lógico: Yavé ha heredado gran parte de las funciones de El-Ilu, el Gran Dios del panteón semita; entre ellas está la de tener una esposa. Sólo a través de una honda reforma misógina, Yavé terminará siendo el Dios único atestiguado por la tradición oficial de IsraelM. Dietrich y O. Loretz, Yahwe und seine Aschera. Münster. UBL, 1992..

Cómo se hace desaparecer a la Diosa Asherá

No es fácil hacer desaparecer a una Diosa y, a fortiori, a la mujer, del orden simbólico; pues la experiencia, en el orden de lo real, nos dice que todos fuimos dados a luz por una mujer y fuimos engendrados por un padre. Fijémonos con más detalle, para aprender, cómo lo hizo la patriarquía judía. Esa tecnología nos puede enseñar el camino de regreso: cómo volver a casar a Asherá con Yavé. En el estado actual de la investigación científica, Asherá es claramente una persona y no un objeto cúltico, como los exegetas la ha interpretado hasta ahora. Veamos, con más detalle, un resumen de lo que reporta la filología; pues es la escritura, que destila abstracción, la tecnología utilizada para hacer desaparecer a la DiosaOtras tecnologías, para extirpar lo femenino o cuanto menos: relativizarlo, son el dinero: que congela las energías del Ayni; la urbanización: que va haciendo superfluas tener en cuenta las relaciones con el entorno biosférico. Ojo, pues, a las implicancias de la escritura, el dinero y la urbanización y a nuestros conocidos tabúes: la muerte, el sexo y el dinero, que dicen mucho de la agenda oculta del monoteísmo patriarcal. .

a) En singular


Dt 33,2: en una confluencia de tradiciones, Yavé es representado viniendo del Sinaí / de Seír / de Parán / de Qadés (lugares todos del desierto), siendo acompañado “a su diestra por ’ s¥dt”. Este término, según la crítica, es raro y sospechoso. La vocalización masorética hace imposible la lectura con las consonantes actuales. Se podría pronunciar ’es¥dat (con “d” explosiva) y ’es¥edat (con la “e” media inicial). Además, falta el “shevá” debajo de la letra “shin”.


Según la crítica, ninguna de esas lecturas es correcta. Sacadas las vocales, nos quedan las consonantes ’s¥dt, que, en el alefato hebreo, son casi idénticas a ’s¥rt (“d” y “r” son extremadamente parecidas). Conocido es el recurso de los masoretas de sustituir palabras odiadas por otras, denigrantes, cuyas vocales orientaban a una lectura con consonantes no escritas. O también para reemplazar términos positivos, no pronunciables por respeto, como YHWH, que siempre lleva las vocales de “Adonay”.


¿Cuál sería entonces el vocablo aludido por la vocalización masorética en Dt 33,2? Tiene que ser una palabra de signo positivo, ya que es alguien que acompaña a Yavé mismo. Lo que esas vocales traen a la memoria de inmediato es s¥ema’ (arameo), “el Nombre”. Es bastante común esta sustitución.


¿Habrá sucedido entonces que con el alefato cuadrado ya en uso, se suprimió la mención original de Asherá (’s¥rt), deformando su nombre en ’s¥dt, con sólo retocar la “r”, muy parecida a la “d”? Estas técnicas caben dentro de lo posible.


Lo importante, empero, era erradicar la menor sospecha de la presencia de una Diosa como Asherá junto a Yavé. Primero se difumina la escritura y, luego, se la aboca hacia una autodisipación semántica.


1 R 15,13: el nuevo rey Asá realiza una reforma, quitando los símbolos de los otros dioses y retirando a su madre el título de Gran Dama, “por cuanto había hecho una mifleset (algún objeto cúltico) para Asherá; rompió Asá las mifleset (en singular en 2 Cr 15,16) y (las) quemó en el torrente del Cedrón”. Debían ser objetos de madera. Se trataba, por otra parte, de un culto en el palacio y, por tanto, oficial.


1 R 18,19b: Elías manda juntar a los 450 profetas de Baal “y los 400 profetas de Asherá”. Esta última referencia suele considerarse una glosa. Si lo es, quien la incorporó tenía claro que Asherá era una Diosa.


2 R 21,7: Manasés retrotrae las cosas a la época de Ajab y, entre otros actos, “puso la escultura de Asherá, que había hecho, en la casa de la cual había dicho Yavé…”. El redactor siente tal compañía como una injuria al nombre de Yavé, señal de que era importante en la conciencia del rey y del pueblo. Nótese que aquí no se habla de un “poste” sino de una estatua, lo que nos permitirá entender la doble acción de Josías contra la Diosa.

2 R 23,4: Josías ordena sacar de la casa de Yavé “los utensilios fabricados para Baal y para Asherá y para todo el Ejército de los Cielos y los quemó fuera de Jerusalén…”.
Ilu está olvidado en la Biblia en cuanto Dios cananeo, por el hecho de que su forma hebrea (’el) representa de hecho la asimilación de aquél a Yavé, Dios de Israel, como lo señala este mismo nombre (Yisra-’el) y tantos otros (’abî-’el = “Ilu es mi Padre”/Yô-’el = “Ilu es Yavé”, etc.). Por esa razón, en varios textos bíblicos, entre ellos 2 R 23,4, es Baal quien está asociado a Asherá, por supuesto que cuando no lo es el mismo Yavé, ya asimilado a Ilu.


2 R 23,7: Josías, además, “derribó los ‘camerinos’ de los hieródulos enclavados en el templo de Yavé, donde las mujeres tejían ‘doseles’ para la Asherá .


El verbo “tejer” remite indudablemente a tejidos. Por eso algunos traducen battîm por “vestidos”. Debía tratarse, en ese caso, de vestidos hechos para la estatua de Asherá, una práctica atestiguada en otros textos respecto de las estatuas de los Dioses.

Pero en el v.7a los battîm son “derribados”, lo que puede referirse a algún tipo de estructura, aunque sea mínima, como un “camerino” o un dosel. Si los battîm, que tejían las mujeres de Jerusalén para Asherá, no derivan de bayit “casa” (como en 7a) sino de otra raíz, atestada en Ugarit (b-t-t) con el sentido de “pieza o corte de vestido”, lo que las mujeres fabricaban, en aquellos “camerinos”, eran telas para formar un dosel que cubriera a éstos.


b) En plural


Jueces 3,7: “Hicieron los hijos de Israel lo malo a los ojos de Yavé, olvidaron a Yavé, su Dios, y veneraron a los Baales y a las Asherôt (Ashtarôt, en los lugares paralelos de 2,13; 10,6; 1 Sm 7,4 y 12,10)”. La queja, sin mención de Dioses, se repite al inicio de los relatos sobre jueces mayores (3,12; 4,1; 6,1;13,1).


Es la única mención de Asherôt, en plural, en la Biblia.


Asherâ como objeto cúltico


a) En singular


Dt 16,21: “No te plantarás poste (asherâ) alguno, ningún leño, que te hagas, junto al altar de Yavé, tu Dios”.

Esta prohibición revela varias cosas:

  • El objeto que simboliza a Asherá (por eso la designación) está hecho de madera;
  • En segundo lugar, es “plantado”, lo que no se dice de una escultura, sino de un tronco o poste;
  • Por fin, su instalación “junto al altar de Yavé” indica el carácter cúltico del símbolo y, sobre todo, la asociación de la Diosa simbolizada con el propio Yavé.

Jc 6,25: el padre de Gedeón tenía un altar de Baal, con una asherâ (poste) junto a él (también los v.28b.30), que es “quemada” (v.26).


1 R 16,32-33: Ajab, rey de Israel, “alzó un altar a Baal en el santuario de Baal que edificó en Samaria, e hizo Ajab la asherâ…”.


El historiador deuteronomista se queja, en 2 R 13,6b, de que en tiempos de Joacaz “la asherâ siguió en pie en Samaria”.


2 R 17,16: El “editor” deuteronomista, post josiánico, explica la ruina de Samaria porque “abandonaron todos los mandamientos de Yavé y se hicieron una fundición, los dos becerros, e hicieron una asherâ y se postraron ante todo el Ejército de los Cielos y veneraron a Baal”.


2 R 18,4a: El rey Ezequías “apartó los lugares altos (bamôt), rompió las estelas (massebôt) y rompió la asherâ”.

2 R 21,3: Manasés deshace la reforma de su padre Ezequías y restablece (nada menos que en el templo de Yavé, v.4) los cultos no yavistas, como otrora Ajab: “Erigió altares a Baal e hizo una asherá como había hecho Ajab…” (v.3b).


2 R 23,6: Antes habíamos leído en el v. 4 una referencia a la Diosa Asherá; ahora, en el 6, Josías “sacó la asherá de la casa de Yavé fuera de Jerusalén, al torrente Cedrón, y la quemó en el torrente Cedrón y la redujo a polvo; luego arrojó su polvo sobre la tumba de los hijos del pueblo”.


La conjunción de los dos pasajes nos ofrece una imagen completa de la Diosa y su símbolo representativo. Allí termina la historia de este símbolo en el libro de los Reyes.

2 R 23,15b: El texto supone que también había una asherá en Betel desde mucho antes de Josías, y que éste “quemó”.


b) En plural:

En pocos lugares encontramos aserto: “los postes”, para designar el símbolo específico de la Diosa Asherá. Así, en 2 C 19,3; 33,3 (singular en 2 R 21,3). En general, el plural aparece en masculino (asherîm) en una larga lista de textos que, al mismo tiempo, enumeran diversos otros símbolos divinos o instalaciones cúlticas.

En esos pasajes el término ya ha perdido su sentido originario de símbolo de la Diosa Asherá. Más aun, la “masculinización” del vocablo es otra manera de “erasio memoriae” para alejar hasta el recuerdo de la Diosa. Otro recurso equivalente, usado a través de toda la tradición cristiana, es traducir los diversos términos que indican los símbolos de los Dioses y Diosas, entre ellos asherá o asherim, por el vocablo despectivo, injusto y falso de “ídolos”Remito para ampliar el contexto a: “La desmatriarcalización del mundo mediterráneo: la filosofía griega” y “La patriarcalización del mundo semita: el monoteísmo abrahámico”, en mi texto: Mirar con los dos ojos. La Paz: La mirada salvaje, 2010 , como si los paganos fuesen imbéciles y no pudieran distinguir el significado del significante.

Cómo se vuelve a colar la Diosa en el judaísmo y el catolicismo

La ilusión monoteísta consiste en creer que, porque se ha eliminado a la Diosa en el nivel de lo simbólico: la Asherá de Yavé, va a desaparecer también en el nivel de lo imaginario y de lo real. Si fuese cierta tal pretensión, en el nivel de lo real, no hubiera habido humanidad sencillamente: todos provenimos de un padre y una madre. Veamos, más bien, cómo se cuela la Diosa en el nivel de lo imaginario, tanto en el judaísmo como en el catolicismo. Para lo primero me detendré en la figura de la Shejiná y, para lo segundo, en el culto marianoRecomiendo calurosamente: Leonardo Boff, El rostro materno de Dios. Ensayo interdisciplinar sobre lo femenino y sus formas religiosas. Madrid: Ediciones Paulinas, 1979. . Dos formas chutas, por cierto, que debieran avergonzar a una mentalidad actual. Debemos volver a reconstituir, no patológicamente, nuestro nivel simbólico para que nazca lo nuevo que se está agitando en el seno de Gaia-Pachamama: los nombres actuales de Isis-Asherá.


La Shejiná

Sin la Shejiná, los Marranos no hubiéramos podido atravesar los múltiples exilios que nos llevaron del Principio de identidad monoteísta al Principio contradictorio cuántico que expresa, esotéricamente, Cervantes en Don Quijote/Sancho: complementariedad de opuestos, en clave burlesca, para despistar a los que sabemos Cf. Mi manuscrito: Diálogos Marranos: Don Quijote/Sancho, inédito. Salgo, pues, por los fueros de Dulcinea-Shejiná para sacarla de la nocturnidad del Sábado en la que visita, furtivamente, a sus hijos para, al conectarlos otra vez con el cosmos: la estrella vespertina y el lucero del alba, consolarlos y alegrarlos en la diáspora del mundo. Pero, no basta.
El origen de Shejiná se remonta a las tradiciones orales que, hasta el día de hoy, se transmiten de generación en generación, refiriéndose a luz del lucero del alba. Los Marranos del Siglo de Oro hablaban de “luz de luna”: Juan de Mena. Así como en Egipto la estrella más brillante del firmamento: Sirio, era considerada como la presencia del dios Osiris, así también, en varias regiones del medio oriente, la luz del planeta Venus se consideraba como la presencia de Yavé y, en el caso de Canaán, esa presencia se llamaba Asherá, como ya hemos visto. Sin embargo, el nombre Shejiná parece haberse utilizado cuando la luz del planeta Venus estaba en su mayor esplendor, en particular durante el solsticio de invierno, lo que ahora es el 21 de diciembre: las luces de Janucá. La aparición de Venus en el oriente era el anuncio de días especiales, en particular si había una conjunción con el planeta Mercurio. Si el evento se realizaba en uno de los equinoccios o de los solsticios, este adquiría mayor relevancia. Entonces los sacerdotes establecían sus oráculos de forma que la luz de Venus, es decir la Shejiná, irradiara sobre ellos antes del amanecer. Más tarde, los templos se construyeron de forma que esta luz penetrara por el ventanal principal. Shejiná, pues, como conector cósmico.
Ahora bien, Shejiná se deriva del verbo hebreo shakan que significa literalmente habitar o morar. En hebreo popular, la palabra se usaba para referirse a los nidos y a la costumbre de las aves de cobijarse en ellos. Las aves han sido, en esta tradición, una manera velada de referirse a lo femenino; costumbre que llega hasta el cristianismo que encubre a la Diosa bajo la forma del Espíritu Santo, icónicamente represtado/a como una paloma Cf. Franz Kart Mayr, Geschichte der Philosophie. Antike. Kevelaer: Verlag Butzon  & Bercker, 1966 , como en las aguas primordiales de la creación del mundo en Génesis. De la misma manera, en el pensamiento judío, más sofisticado, la Shejiná se refiere a la presencia: función Onda, de la divinidad patriarcal: función Partícula.
En la vida cotidiana judía pre exílica, Shejiná era una palabra para denominar el símbolo que representa de la presencia de Dios en el Tabernáculo y, después, en el Templo de Salomón, donde las hieródulas de Asherá copulaban con los fieles. En el imaginario popular, cuando el Señor sacó a Israel de Egipto, fue delante de ellos en una «Columna de nube» y en una «Columna de Fuego» (Éxodo 13:21); éste era el símbolo de su presencia entre su gente. Dios también habló a Moisés a través de la Shejiná en una Zarza ardiente Ver otras referencias a la Shejiná en Éxodo 14:20; 40:34-38; Levitico 9:23,24; Números 14:10; 16:19,42 .
Es probable que después de la entrada en Canaán, esta nube de gloria se estableciera en el interior del Tabernáculo, sobre el Arca de la Alianza, en el lugar más santo. Sin embargo, no tenemos referencia especial a ésta, hasta la consagración del Templo por parte de Salomón, cuando llenó todo el Templo con su gloria, de tal manera que los sacerdotes ya no podían quedarse adentro para ministrar por causa de la nube (1-Reyes 8:10-13; 2-Cronicas 5:13,14;7:1-3). Probablemente permaneció en el primer Templo, en el sancta sanctorum, como el símbolo de la presencia de Yavé durante todo el tiempo que el Templo permaneció de pie. Después de ello, la nube desapareció y se refugió en los hogares.
Shejiná expresa una forma sublimada, descorporeizada, asexuada de Asherá. Es, justo, lo que hace Cervantes con Dulcinea del Toboso, respecto de la garrida moza manchega: Aldonza Lorenzo. Es la medida de la sexualidad femenina que puede soportar un letrado hijo de Abraham. La perfecta casada, de Fray Luís de León, será la guía con la que los Marranos sefardíes domestiquen a sus mujeres a un nivel de libido que no los distraiga del estudio de la escritura. Si el sexo vence, no hay abstracción. Si no hay abstracción, no hay Dios. Algo no funca en esta ecuación.


El culto mariano

Recordemos que la estrategia judeo cristiana, respecto de la sexualidad, consiste en espiritualizar, dicho positivamente; negativamente: en matar a los idólatras y extirpar las idolatrías.
Hay que decir, sin embargo, que, de los tres monoteísmos abrahámicos, el catolicismo (dentro del cristianismo) es el que más espacio ha dado a lo femenino a través de la multifacética devoción a la Virgen María y, subsidiariamente, el variopinto culto a las santas. Veamos más de cerca.
Una vez definidos los primeros dogmas trinitarios y cristológicos, cuando ya no había peligro de que el culto a María se confundiera con el culto pagano a las Diosas Madres, volvió a aflorar la necesidad de dar a la Madre un lugar especial en el orden simbólico. Es conocida la expectación con la que el pueblo esperó, en Éfeso, la definición del Concilio sobre la maternidad divina de María, y el atronador aplauso con el que la muchedumbre, allí convocada, recibió la proclamación de la Theotokos Leonardo Boff, El rostro materno de Dios. Paulinas, Madrid, 1979 . Algo semejante, salvadas las diferencias, a la polvareda mediática levantada por el Código da Vinci, de Dan Brown, en el mundo occidental, respecto de la presunta pareja de Jesús: María Magdalena. ¡Ay! Das ewig weibliche.
Esta devoción mariana, durante los primeros siglos de la Iglesia, fue creciendo de forma natural. Pero he aquí que en la edad media alcanzó, sobre todo en el occidente latino, un extraordinario desarrollo. La devoción mariana medieval nace sobre todo como un movimiento laical (como el de los Alumbrados Antonio Márquez, Los alumbrados: Orígenes y filosofía (1525-1559). Madrid: Taurus, 1980 , más tarde, en el que vuelve a fulgir la Shejiná) para contra restar la creciente patriarcalización clerical de la Iglesia y coincide, coherentemente, con el cisma entre teología y espiritualidad. La teología pasa de simbólica a dialéctica, de bíblica a escolástica, de sapiencial a canónica.
Según Bernard Lietaer Bernard Lietaer; Au coeur de la monnaiie. Gap: Edition Yves Michel, 2011 , del año mil, al mil trescientos, aproximadamente, Europa conoció un período de prosperidad, inexplicado hasta ahora. Es la época, como sabemos, de la construcción de casi todas las catedrales góticas, nada menos que unas 300 y, ¡vaya casualidad!, casi todas ellas dedicadas a Nuestra Señora: Notre Dame. Es también la época de la creación de las grandes universidades; de la fundación de las grandes abadías. Es el período de la historia en que la calidad de vida del europeo promedio fue la más alta de su historia. Curiosamente, ésta es también la época que conoció el resurgimiento del arquetipo de la Diosa Madre, Isis, a través del culto mariano y, sobre de todo, del culto a las Vírgenes Negras Jean-Pierre Bayard: Déesses mères et vierges noires. Monaco: Éditions du Rocher, 2001 . Es un periodo en el que el estatuto de la mujer conoció un renacimiento y una libertad que no había conocido desde hace mucho tiempo. La Cataluña pirenaica con la reina Melisenda y sus Cortes de Amor, sus trovadores, la gnosis cátara son bien conocidas CF. Emmanuel Le Roy Ladurie, Montaillou, aldea occitana de 1294 a 1324. Madrid. Taurus, 1981
Más interesante todavía, cuando el arquetipo de la Diosa Madre rige la sociedad, la economía florece y se produce la abundancia para todos. Veamos más detalle. Según Lietaer, se usaron dos tipos de moneda: una moneda femenina, que Lietaer llama de tipo yang, que conocemos bien: lingotes, bezant y monedas masculinas, de tipo yin: las llamadas fundantes. Concretamente, cada 5 o 6 años, las piezas en circulación eran recogidas y reemitidas con una tasa de emisión consistente en, a menudo, 3 nuevos denarios por 4 denarios antiguos. Este sistema matriarcal de quita, desincentivaba la acumulación e incentivaba los intercambios y las inversiones a largo plazo. Si la moneda pierde valor con el tiempo, lo lógico es utilizarla rápidamente para hacer inversiones, por ejemplo, en ganado, molinos, graneros, caminos, puentes, catedrales que, como sabemos, florecieron entonces. Estas inversiones públicas fueron la norma y no la excepción. El ahorro era posible, pero se lo hacía bajo la forma de bienes de equipamiento. La construcción de catedrales fue, concretamente, la consecuencia directa de este sistema monetario de tipo matriarcal. Esta economía equilibrada permitió una prosperidad extraordinaria que benefició en gran manera a la gente corriente. Hacia 1300, este movimiento se detiene. El patriarcado retoma sus hábitos de conquista. La femineidad y, por tanto, el arquetipo de la Diosa Madre en el inconsciente colectivo, fue nuevamente aplastado.
Lo que me asombra es que, en la América Latina, donde el arquetipo de la Madre, el culto mariano, son tan grandes y dominantes, no ha logrado un milagro parecido al de la Edad media o el Egipto de Isis, que gozaron de abundancia femenina de lo bueno y bello durante tantos siglos Véase mi texto: Economías femeninas de abundancia. Explorando los fundamentos de la Vida buena. manuscrito . Me huele mal que la teología de la liberación Véase: Víctor Codina, “Mariología desde los pobres”, en Pastoral Popular, Santiago de Chile, vol. XXXVII / 3 (1986)43-50. siga enfatizando la pobreza, ligada al culto mariano, como una droga narcótica para consuelo emocional de los pobres y humildes, incapaces de entender la abstracción del dogma patriarcal. Yo invito, más bien, a los teólogos de la liberación a despatriarcalizar la Economía; a descubrir la Reciprocidad y entenderla como la forma femenina y matriarcal de la misma; ponerla en valor, a través de la implementación de Monedas locales complementarias, desde las parroquias, sus ONGs y los barrios marginales. Este es el hervor práctico que le falta al culto mariano latinoamericano, para dejar de ser el mentado “opio” marxiano.
Tenemos que ver la contigüidad simbólica de las Diosas Madres desde Isis, Asherá, las Vírgenes negras, la Pachamama, hasta, si me apuran, la Diosa Gaia de las nuevas ciencias de la Tierra Paul Devreux et alt. Gaia. La Tierra inteligente. Barcelona: Martines Roca, 1991; Joseph E. Lawrence, Gaia. La Tierra viviente. Santiago: Cuatro Vientos Editorial, 1992 . Urbanizado y monetarizado Cf. Bernard Lietaer, Christian Arnsperger, Rally Goerner, Stefan Brunnhuber, Money & Sustainnability: The Missing Link. Report from the Club of Rome-EU Chapter to Financewacht. February 2012. el planeta, tenemos que volver a izar las Monedas matriarcales para encontrar un equilibrio en el manejo del oikos y de la biosfera. Las monedas matriarcales no sirven para lucrar; no sirven para acumular; por el contrario, incentivan la inversión en productos duraderos; catalizan desarrollos económicos endógenos y, lo más importante: obligan a compartir Véase Pedro Brunhart, Monedas locales y dinero social. La Paz: Circulo Achocalla, 2012. Así mismo: Javier Medina, Economía alternativa para Vivir Bien. ¿podemos crear Dinero alternativo en Bolivia? La Paz: Circulo Achocalla, 2012. . Los invito a casar a don Dinero con doña Ayni. Esta sería una manera innovadora de ligar el culto mariano latinoamericano a la liberación de la pobreza y la escasez, producidas, por diseño, por el arquetipo patriarcal de la economía, basada en las tasas de interés compuesto que incentivan la acumulación y facilitan, sin que nadie se de cuenta, su concentración en los bancos de Wall Street, como ahora sabemos Cf. «Intellectual Roots of Wall St. Protest Lie in Academe — Movement’s principles arise from scholarship on anarchy». En: The Chronicle of Higher Education. July 7, 2012. . Capitalismo es monoteísmo patriarcal, químicamente puro.


El monoteísmo elimina a la Diosa

Así, pues, el monoteísmo mosaico exigía, por diseño, la eliminación de la Diosa. El lenguaje patriarcal calificó a las diosas como “abominaciones” y como “malditos” a aquellos que hacían imágenes suyas. La prohibición de las imágenes tiene que ver, pues, con la estrategia de hacer desaparecer a la Diosa. El logos: patriarcal, por lo visto, no soporta la imagen: matriarcal. Se podrá comprender, entonces, cómo el reinado actual de la imagen pone en jaque mate el logocenrismo occidental y, a fortiori, la concepción patriarcal de la esfera de sentido

En la mitología hebrea, todas las divinidades masculinas de las culturas tempranas: Enlil, Ptah, Marduck y El, se funden en una única imagen, la de un Gran Dios Padre, que se vende como si fuese la primera y única deidad y como si la idea de una Diosa Madre no hubiera existido jamás. Por lo menos, este punto de vista llegó hasta mi, casi intacto.

No debemos olvidar que Moisés sacó al pueblo de Israel de Egipto para llevarlo a la tierra prometida, que pertenecía a los pueblos que veneraban a la Diosa y cuyo estilo de vida: “tierra que mana leche y miel”, era fruto, sin duda alguna, de una economía basada en la abundancia femenina, como la economía egipcia bajo la Diosa Isis Cf. Javier Medina, Economías femeninas de la Madre Tierra. Explorando los fundamentos de la Vida buena. Manuscrito. . Tras conquistar tierras y gentes, los profetas arremetieron contra las abominaciones de Asherá, Anat y Ashtoret por considerarlos, en masculino, dioses falsos o extranjeros. No eran dioses, ¡eran diosas!

Cuando en la Biblia se traduce asherah por “arboleda”, sin explicar que la arboleda sagrada representaba el centro genital de la diosa, el lugar donde nace la Vida, sencillamente se estaba empleando otra estrategia de difuminación de la Diosa. A Asherá también se la llamó la “Madre de Toda Sabiduría” y “La que da a luz a los dioses”. A veces se la denominaba simplemente “Santidad” o, en referencia a la luna, la “Señora que atraviesa los Mares”. A Asherá y a sus sacerdotisas se les daba el tratamiento de rabbatu, una forma femenina de rabino, que significa “santa”. Eran célebres sus antiguos oráculos proféticos.

Según, Carl Olson The Book of the Goddess. Past and present: An introduction to her religion. Waveland Press, 2002 , los pueblos de habla hebrea siguieron venerando a Asherá durante siglos tras la invasión de Canaán. En la historia de Israel y Judá, desde 1200 a. de C. hasta el exilio babilónico en 586 a. de C, aparentemente, hubo ciclos en los que únicamente se adoraba a Yavé y ciclos en los que también se veneraba a Asherá, dependiendo de la autoridad política del momento. Asherá estuvo en el Templo desde 928 a 893 a. de C. (treinta y cinco años), desde 825 a 725 a. de C. (cien años), desde 698 a 586 a. de C. (setenta y ocho años) y desde 609 a 586 a. de C. (veintitrés años).

Finalmente, los esfuerzos por eliminar a la Diosa tuvieron éxito.

El primero y segundo mandamientos hablan directamente de la erradicación de la Diosa. Según el análisis que hace Leonard Shlain en El alfabeto contra la diosa. El conflicto entre palabra e imagen Publicado por la editorial Debate, Madrid, 2000. Enlazando con un amplio espectro de temas: la anatomía, la fisiología del cerebro, la antropología, la historia y la religión, Shlain afirma que, con la llegada de la escritura, el propio acto de leer reforzó el hemisferio cerebral izquierdo -predominantemente masculino- a costa del derecho, visual y femenino. Esta transformación alteró el equilibrio entre hombres y mujeres e inició el proceso de desaparición de las diosas, el rechazo a las imágenes, el declive la posición social y política de la mujer y un prolongado período de patriarcado. , el Primer Mandamiento, “Yo soy Yavé, tu Dios. No tendrás otro dios frente a mí” (Éxodo 20:2-3), anuncia la desaparición de la Diosa y declara que Yavé no tolerará que se mencione a ninguna otra. El Segundo Mandamiento prohíbe absolutamente realizar imágenes de cualquier clase: “No te fabricarás escultura ni imagen «alguna» de lo que existe arriba en el cielo, o abajo en la tierra, o por bajo de la tierra en las aguas”. Si la lista de mandamientos está hecha por orden de importancia, resulta que el mandamiento contra la fabricación de imágenes es más importante que el asesinato, el adulterio, el robo y todo lo demás. La prohibición de hacer arte representativo implicaba que era un pecado hacer esculturas o pinturas inspiradas en la belleza y el poder de la naturaleza o en la cara y el cuerpo femeninos. Era el mandamiento de un dios celoso, cuya rival era una Diosa.

Volver, pues, a recuperar la Paridad implicaría cambios radicales en las instituciones occidentales. Imaginémonos las consecuencias en la iglesia católica, no sólo en el tema papal, del sacerdocio sino, incluso, en el del aborto y el uso de preservativos. El Estado también sufriría cambios; el más importante, quizá, el relativizar el Capitalismo y dar un lugar equivalente a la Reciprocidad, es decir, a la Oxidación monetaria. La descentralización, las autonomías federales, las redes de tipo neural: la complementariedad interecologica… irían mostrando su rostro femenino cada vez más y, así, todo.

Sin este cambio, en el nivel de lo simbólico, los occidentales seguiremos poniendo paños calientes y demorándonos en lo adjetivo. ¡Este es el cambio! Y con ello cerraríamos el camino que empezó en Ur de Caldea. Hay que cerrar bien los ciclos de la vida. Todos los ciclos. Pues renacerán…

La Forma Ciudad

Este texto lo escribí pensando en los municipios rurales de Bolivia y en cómo podríamos pertrecharnos para pasar el largo invierno que acompañará la Caída de Roma, que ya se huele. Hemos abierto el mecanismo para que las Luces de la Ciudad lleguen al campo; las infraestructuras han mejorado ostensiblemente. Ahora, hay que tender la cama para que las nuevas generaciones empiecen a retornar a una vida en la naturaleza. Eso implica un cambio de soft ware. Vivir en simplicidad y con calidad, no es pobreza. Mi sueño es una red de Pueblos interconectados entre sí, lejos del mundanal ruido y del Eje troncal. Véase mi Tractatus oecologico-politicus.

Aldeas matriarcales, Ciudades patriarcales y redes de Pueblos chacha-warmi

Repienso el habitat humano desde la perspectiva de la física cuántica, es decir, desde el continuo Onda/Partícula que, a la mirada del observador, puede colapsar, ora como Onda, que traduzco, antropomórficamente, como matriarcal y ligo su sentido a las aldeas neolíticas, desde Çatal Hüyük o Caral hasta las actuales aldeas amazónicas; ora como Partícula que vierto, para mejor comprensión, como patriarcal y asocio a lo que llamamos ciudad, desde Uruk hasta Nueva York.

El Cambio Climático y, sobre todo, el Pico del Petróleo nos muestran las trampas en las que se han convertido, sobre todo las mega-ciudades, para sus millones de habitantes. Inexorablemente, la “forma ciudad”, lo quiera o no, va a tener que cambiar, pues el petróleo ya no podrá proveer la energía que las ha convertido en lo que son: artificios maravillosos nunca antes vistos, pero sumamente vulnerables, pues dependen absolutamente del petróleo, incluida la provisión de alimentos. Los urbanícolas van a tener que cambiar, sí o sí, su estilo de vida.

Es inteligente, ahora, (aunque sabemos que el hombre no sólo es sapiens sino también demens) buscar el Tercero Incluido de ambas experiencias civilizatorias. Una pista, es la que, en los Noventa, se llamó Ciudades Intermedias y, ahora, Pueblos en Transición. Me sumo a esta última denominación y, sobre todo, movimiento. No hay que ir solos si se puede caminar acompañados.

Siempre, pero sobre todo cuando se busca ser coloquial, se impone el uso de la analogía. En este sentido, los eventos de la física subatómica (aprensibles mediante ecuaciones matemáticas), si queremos tenerlos en cuenta, (para no ser anacrónicos), tenemos que echar mano de la analogía, la metáfora y la metonimia. La mejor opción, empero, es quedarse callado. Así y todo, apuesto a la inteligencia y al humor de mis lectores; de modo que prosigo nomás este hermoso pasatiempo.

Así, cuando las energías bosónicas y fermiónicas son procesadas, por ejemplo, por el cerebro humano, se expresan en las funciones que las neurociencias adscriben a los lóbulos cerebrales izquierdo: función Partícula, y derecho: función Onda. Esto, por cierto, ya lo sabían los cabalistas sefardíes cuando desarrollan el diagrama del Árbol sefirótico para sugerir, justamente, cómo se manifestaría el Infinito: el Ein Sof, en la dimensión que habitamos. A este respecto, la Qabbalah diseña las conocidas tres columnas: la de la derecha es la columna femenina de las energías bosónicas de la divinidad: Jojmah; la columna de la izquierda es la que expresa las energías fermiónicas: Binah. La columna del centro, taypi, es la que expresa el tinku contradictorio que produce el Tercero Incluido.

Ahora bien, en analogía antropomorfa, estas energías se manifiestan así: las bosónicas, en la mujer y las fermiónicas, en el varón. Desde la perspectiva urbanística, las energías bosónicas: femenino-matriarcales, hacen masa crítica en las aldeas pre indoeuropeas y animistas contemporáneas y las energías fermiónicas, masculino-patriarcales, hacen masa crítica en la forma ciudad. En esta lectura, la noción de Pueblos en Transición implicaría un Tercero Incluído de ambas: buscarían lo mejor de ambos modelos: aldea y ciudad, y minimizaría lo peor de ambas.

Como sé que me excede la temática, he optado por mostrar tres fractales: para la “forma aldea”: las excavaciones de Çatal Hüyük, en la lectura de Riane Eisler. Para la “forma ciudad”: las excavaciones arqueológicas de Uruk y una lectura del poema de Gilgamesh y Enkidú, el texto más antiguo de nuestra civilización que canta, maravillado, a las murallas de la ciudad de Uruk. Para la “forma redes chachawarmi”: el proyecto Pueblos en Transición.

Como siempre, lo contrario también es cierto, pero minimizado: la aldea matriarcal contiene lo masculino, pero sin hacer éste masa crítica; la ciudad contiene igualmente lo matriarcal, pero sin hacer esta masa crítica. En esto estriba el diseño sagrado de la vida.

Aldeas matriarcales: el caso de Çatal Hüyük

Vamos a condensar, en esta primera parte, el libro del arqueólogo del Instituto Británico de Arqueología de Ankara, James Mellaart: Çatal Huyuk. A neolitic Town in Anatolia y, después, el libro inspirador de Riane Eisler: cáliz y la espada.

Çatal Hüyük está ubicada al sur de la península de Anatolia, la actual Turquía, en la planicie de Kenya y a unos 140 kilómetros del volcán Hasan Dağ. Es uno de los asentamientos humanos más grande y mejor preservado en el Oriente Próximo. En su apogeo este asentamiento llegó a cubrir 13 hectáreas.

Un canal del río Çarşamba fluía entre los dos montículos que forman el yacimiento, levantado sobre terrenos de arcilla aluvial que pudieron ser favorables para una precoz agricultura. El que está situado hacia el este, pudo llegar a alcanzar unos 20 metros de altura sobre la llanura. El del oeste, forma una elevación menor. Los asentamientos más antiguos fueron abandonados antes de la edad de Bronce. En sus capas más antiguas el yacimiento data de hacia mediados del VIII milenio a. C. y las más recientes hacia el 5700 a. C. cuando se interrumpe, bruscamente, por un gran incendio que coció el adobe y permitió que paredes, de hasta tres metros, quedaran en pie. La mayor parte del asentamiento fue abandonado.

Mellaaart lo descubrió en 1958. Ian Odre prosiguió los trabajos arqueológicos en 1993. Dichos trabajos están entre los más ambiciosos proyectos de excavación actualmente en marcha. Además del uso habitual del método arqueológico, se buscan también interpretaciones psicológicas y artísticas del simbolismo de las pinturas murales.

Según algunos autores todo el asentamiento habría estado formado por edificios de uso residencial, sin que se pueda establecer claramente la existencia de edificios públicos. Para otros, el hecho de que las mejores pinturas murales estén en los locales más amplios, les lleva a definir éstos como lugares rituales.

La población de la colina este ha sido estimada en unas 10,000 personas, pero la población total, probablemente, variaría a lo largo de la historia de la aldea. Un promedio de entre 5000 y 8000 habitantes sería una estimación razonable. Estos vivían en casas rectangulares construidas con adobes, adosadas, sin calles ni pasajes entre sí; apiñadas como si formaran una colmena. El acceso a las viviendas se hacía por los techos, caminando sobre ellos como si de calles se tratara, utilizando escaleras, interiores y exteriores, para comunicar los diversos niveles. Los muros también eran de adobe y para conformar la cubierta utilizaron vigas de madera y barro apisonado sobre esteras. Las aberturas de los techos servían también como fuente de ventilación, proporcionando aire fresco y permitiendo salir al humo producido por cocinas y hogares abiertos.

Las paredes exteriores de las casas configuraban una especie de muralla exterior. Esto debió resultar suficiente para salvaguardar a sus habitantes de ataques, pues no se han encontrado signos de violencia en el yacimiento.

Todos los interiores de las casas están enyesados con un acabado fino y se caracterizan por la ausencia de ángulos rectos. Constan de una habitación común de 20 a 25 m² y algunas estancias anexas. La pieza principal dispone de bancos y plataformas para sentarse y dormir, de un hogar rectangular elevado del suelo y de un horno para hacer pan, sirviendo para un amplio abanico de actividades domésticas. Las habitaciones auxiliares se usaban como almacenes y se accedía a ellas desde la sala principal por unas aberturas bajas.

Las habitaciones se mantenían limpias. Los arqueólogos han identificado muy poca basura en el interior de los edificios, pero los montones de desperdicios que hay en el exterior de las ruinas contienen aguas residuales y restos de comida, así como grandes cantidades de ceniza vegetal. Posiblemente, cuando hacía buen tiempo, muchas de las actividades diarias se realizarían en las terrazas que, así, podrían haber formado un espacio abierto similar a una plaza. Al parecer, en época tardía, en las terrazas se construyeron grandes hornos comunales. En el transcurso de los siglos, las casas se fueron renovando mediante demoliciones parciales y reconstrucciones sobre unos cimientos formados por escombros, lo cual provocó el crecimiento de la colina. Se han descubierto hasta 18 niveles de asentamientos.

Los pobladores enterraban a sus muertos dentro de la aldea: han sido encontrados restos humanos en hoyos debajo de los suelos de las estancias, especialmente bajo los hogares, las plataformas de las habitaciones principales y las camas. En ciertos casos, las tumbas han sido removidas y las cabezas de los individuos separadas del esqueleto, pudiendo haber sido usadas dichas calaveras de manera ritual, ya que algunas han sido encontradas en otras zonas de la aldea. Varios cráneos fueron emplastados y pintados con ocre para recrear el rostro humano.

Se han hallado restos de hasta cuarenta edificios que parecen dedicados a sepulcros y santuarios. En los muros de estos santuarios se encontraron frescos que mostraban escenas de caza, danzas rituales, hombres con penes erectos, representaciones en rojo de toros salvajes y ciervos, así como buitres precipitándose sobre figuras descabezadas.

Modelados en relieve, en los muros de estos “santuarios”, hay personajes femeninos: mujeres en posición de dar a luz y la figura de la “Diosa Madre” dominando animales; cabezas de animales, como leopardos, cabras, osos y, destacando entre todos ellos, los bucráneos de arcilla provistos de verdaderos cuernos de toros. Las características figurillas de mujer hechas de arcilla o piedra, y descubiertas por todo el asentamiento, dentro y fuera de sus muros, incluso en el interior de recipientes para conservar el grano, pertenecen a los niveles más recientes del yacimiento.

Aunque no se han encontrado templos, propiamente dichos, es indiscutible que las tumbas, los murales y las figurillas sugieren que la población de Çatal Hüyük poseía una religión compleja, rica en simbología y que se reunían en ciertas salas, abundantes en tales hallazgos, que serían zonas de encuentro.

Todo indica que los pobladores vivían de manera relativamente igualitaria, sin que tengamos constancia de que existieran clases sociales, ya que no se han encontrado hasta ahora casas con características diferenciadas (que pertenecieran a la realeza o a la jerarquía religiosa, por ejemplo). Las investigaciones más recientes también revelan poca diferenciación social basada en el sexo, recibiendo una alimentación equivalente tanto hombres como mujeres y, aparentemente, teniendo un estatus social similar relativo, hecho establecido como propio de las culturas paleolíticas.

Las enfermedades más corrientes fueron la anemia, la artritis y la malaria, endémica en la región debido a unos pantanos cercanos. La esperanza de vida sería de unos 34 años para los hombres y de 29 para las mujeres, aunque algunos individuos pudieron llegar a los 60. En los niveles superiores del sitio resulta evidente que los habitantes fueron ganando conocimientos en la agricultura y en la domesticación de animales.

Se cultivaban cereales, tales como el trigo y la cebada, así como guisantes, garbanzos, lentejas y lino, mientras que de los árboles de las colinas circundantes se recogían frutos como almendras, pistachos y manzanas. Se extraían aceites vegetales de plantas y semillas, lo mismo que una especie de cerveza. Aunque la mayoría de las proteínas animales procedían de la pesca y de la caza del ciervo, el jabalí y el onagro, la oveja ya había sido domesticada y las evidencias sugieren que los bóvidos comenzaban a estarlo también.

La elaboración de cerámica y la fabricación de utensilios de obsidiana, obtenida en el volcán Hasan Daği, eran unas industrias florecientes, lo cual les permitía mantener relaciones comerciales con puntos distantes de Anatolia, obteniendo a cambio, conchas del Mediterráneo y sílex de Siria. También trabajaban la madera y el cobre, siendo sus artesanos expertos en fundición, lo cual supondría el ejemplo más antiguo de actividad metalúrgica en el Oriente Próximo. La lista de productos que manufacturaban estos artesanos incluiría puntas de flecha, lanzas y puñales de obsidiana o de sílex, mazas de piedra, figurillas en piedra y arcilla cocida, prendas textiles, cuencos y otros recipientes de madera o cerámica, y joyería hecha con perlas o cobre.

Gracias al clima seco, se han conservado restos de tejidos de excelente calidad. También se han encontrado sellos de arcilla para estampar los trajes con diversos dibujos, cuyo diseño guarda muchas semejanzas con los de las alfombras turcas actuales.

Un rasgo distintivo de Çatal Hüyük son sus estatuillas femeninas. Mellaart sostenía que estas figurillas realizadas en materiales tan diversos como mármol, calizas azules y pardas, esquisto, calcita, basalto, alabastro y arcilla, representaban una deidad femenina del tipo Diosa Madre. Aunque existía también un dios masculino, el número de las figurillas femeninas era muy superior y este dios no aparece realmente hasta después del nivel VI. Las figurillas fueron encontradas en zonas que Mellaart consideraba que fueron capillas. La imponente diosa sentada en un trono flanqueado por dos leonas fue hallada dentro de un recipiente usado para almacenar el grano, lo que le sugirió a Mellaart que era una deidad que aseguraría la cosecha o protegería las provisiones almacenadas.

Mientras Mellaart excavó cerca de doscientos edificios en cuatro temporadas, Ian Hodder dedica una temporada entera a excavar un único edificio. Durante 2004 y 2005 Hodder y su equipo comenzaron a creer que el modelo propuesto por Mellaart de una cultura de signo matriarcal no era exacto. Habiendo encontrado solamente una figurilla similar al modelo de Diosa Madre, Hodder decidió que el yacimiento no ofrecía suficientes indicios como para establecer si era una cultura matriarcal o patriarcal, sino que apuntaba más bien hacia una sociedad relativamente igualitaria.

La lectura de Riane Eisler

En el caso de Çatal Hüyük, Riane Eisler combina, sobre todo, dos fuentes de inspiración: además de la obra de Mellaart, que ofrece los datos, el clásico texto de la arqueóloga Marija Gimbutas: Diosas y dioses de la Europa antigua, que ofrece la interpretación. Condensaré el tejido textual que lleva a cabo Eisler.

Ya en la década de los Sesenta, ya sabía yo, desde la filosofía, por Franz Karl Mayr Franz Karl Mayr, Geschichte der Philosophie. Antike. I. Kevealer: 1966. Asimismo: Todros Halevi: Viaje a Germania, inédito. (que prosigue las intuiciones de Nietzsche: sobre lo apolíneo y lo dionisiaco, de Bachofen: sobre el Derecho materno) acerca de la Magna Mater mediterránea pre indoeuropea. Pero será Gimbutas, en la década siguiente y desde la arqueología, la que vuelva a poner sobre el tapete este tema crucial para relativizar el monoteísmo patriarcal de la civilización occidental, de pretensiones universalistas y que, en los Andes, nos impide una valoración positiva del modelo chacha-warmi. Está bien Tiwanaku, pero está mejor Caral.

Lo que más llama la atención de estas aldeas pre indoeuropeas son las evidencias que muestran una sociedad no estratificada, básicamente igualitaria, sin distinciones destacadas basadas en clase social o sexo. Esta sociedad horizontal, femenino-masculina, se patentiza en los túmulos encontrados en gran parte de los cementerios excavados. Gimbutas señala, asimismo, numerosos indicadores de haber sido ésta una sociedad basada en el linaje y herencia trazadas desde la madre. Además de eso, observa que las evidencias arqueológicas dejan pocas dudas acerca de que las mujeres hubieran jugado roles importantes en todos los ámbitos de la vida. En los “santuarios” domésticos y en los restos actuales de “templos”, las mujeres son mostradas supervisando la preparación y realización de rituales dedicados a los varios aspectos y funciones que conocemos de las Diosas Madres. Se invertía mucha energía en la producción de la parafernalia cúltica y de las ofrendas votivas: ch´allas, waxtas. Muchos dibujos muestran las distintas clases de granos y el horneo del pan. En los talleres, las ceramistas hacían y decoraban recipientes para los diferentes rituales. Junto a un altar, por ejemplo, se ha encontrado un telar vertical. Así, pues, las creaciones más sofisticadas de la Europa antigua: floreros, esculturas, textiles, utilería ritual se debieron, pues, al trabajo femenino y anticiparon, en formas, estilo y motivos, a la civilización cretense de la edad de bronce, a la que Eisler dedica un iluminador capítulo de su libro.

Ahora bien, de los hallazgos arqueológicos, los vestigios más elocuentes son las esculturas. Ellas suministran, en efecto, información sobre las facetas de la vida cotidiana que, de otra manera, hubieran sido inaccesibles al arqueólogo: modelos de trajes, peinado, aliño, afeite, joyas. Proporcionan también una visión de primera mano de las imágenes míticas de los rituales de aquel periodo. Estas esculturas, pues, muestran figuras y símbolos femeninos ocupando posiciones estratégicas.

En Çatal Hüyük se han hallado representaciones de la Diosa Madre y, a saber, embarazadas y dando a luz. Muchas veces ella está acompañada de toros y leopardos; sobre todo, empero, de toros. Él toro fue, como se sabe, en la Europa antigua, un símbolo clásico del principio masculino, pero, he aquí, que, como todo bicho viviente, es dado a luz por una madre. En Çatal Hüyük se muestra a una Diosa Madre, dando a la luz, justamente, a un joven toro. Así, queda claro que, aunque el principio femenino sea el principal símbolo del milagro de la vida, el principio masculino también representaba un importante papel. La complementariedad de estos dos principios, se da a través de los mitos y rituales del matrimonio sagrado: hieros gamos. Es, pues, irritante, para el imaginario occidental, la existencia de imágenes neolíticas mostrando la complementariedad de mujeres y varones en la procreación. Por ejemplo, una pequeña placa de piedra muestra una mujer y un hombre en abrazo cariñoso; cerca de ellos se ha encontrado un relieve que muestra a una madre con un niño en los brazos, resultado de la unión. Todas estas imágenes reflejan, para Eisler, Mellaart, Gimbutas… las actitudes prevalentes en el neolítico sobre la relación entre varón y mujer, actitudes en que el cariño y la complementariedad, en vez de la exclusión y la dominación, parecen haber sido predominantes. Esto, no nos llama tanto la atención en los Andes, pero sí que es revulsivo en la patriarquía monoteísta occidental, tanto laica como religiosa.

Así, pues, como símbolo de unidad complementaria de toda la Vida, la Diosa también es representada, ora bajo forma humana ora bajo forma animal. Así como la vida nace de ella, así también retorna a ella en la muerte, para renacer. Estas imágenes ctónicas: máscaras, pinturas murales y estatuillas, simbolizan, pues, la muerte, ora de forma fantástica ora de forma humorística. Esta alegre e irónica complementariedad de lo fasto y lo nefasto, de lo diestro y lo siniestro, seguramente estaba destinada a conferir al Iniciado una comprensión del sentido de unidad mística de la Vida como efecto de la complementariedad contradictoria de las fuerzas peligrosas y benignas del mundo: de las energías bosónicas y fermiónicas.

Así, de la misma forma que la vida era celebrada en imágenes y rituales, los procesos destructivos de la naturaleza también eran reconocidos y respetados. Al mismo tiempo que ritos y ceremonias se destinaban a proporcionar a la comunidad un sentido de participación y control sobre los procesos de preservación de la naturaleza, otros ritos y ceremonias intentaban contener los procesos más fuertes y depredadores. De este modo, las imágenes de la Diosa, en su aspecto dual de vida y muerte, expresaban, según nuestras autoras, una visión de mundo en la cual el objetivo primordial de la vida no era la conquista, el pillaje o el expolio de los otros, sino el cultivo de la tierra y el suministro de los medios materiales y espirituales para llevar una vida buena.

De modo general, concluyen nuestras autoras, el arte de estas aldeas matriarcales del neolítico, parece expresar una visión en la cual la función primordial de los misteriosos poderes que gobiernan el universo no es la de exigir obediencia, castigar y destruir, sino, por el contrario, la de dar-recibir-devolver: la lógica del don. Sabemos que estas expresiones simbólicas reflejan las formas reales de la cultura y la organización social. Así, pues, un arte centrado en la Diosa, con una notable ausencia de imágenes de dominación o guerras masculinas, parece haber reflejado un orden social en el cual las mujeres, al principio, cabezas de clanes y sacerdotisas y, después, representando otras funciones importantes, jugaban un papel fundamental, en el cual, tanto varones como mujeres, colaboraban, se complementaban, en asociación igualitaria en pro del bien común. Si aquí no había glorificación de deidades masculinas coléricas o gobernantes portando armas o de grandes conquistadores arrastrando esclavas, no deja de tener sentido deducir que eso se debió al hecho de no haber imágenes correlativas a aquellas en la vida real. Y si la imagen central era la de una mujer dando a luz y no, por ejemplo, la de un hombre muriendo en una cruz o machos alfa gritando: “socialismo o muerte”, no dejaría de tener sentido deducir que la vida y el amor a la vida, en vez de la muerte y del miedo a la muerte, impregnaban la sociedad, la tecnología, el arte y la religión.

Recapitulación

La arqueología y el arte paleolítico muestran algo paradójico que la crítica contemporánea suele dirimir en base al principio lógico Enteweder / Oder: o lo uno o lo otro. Si es matriarcal (como todas las evidencias lo señalan) entonces no es patriarcal. Pero, otra vez, las mismas evidencias resienten este simplismo: los varones, representados, además, míticamente en la figura del toro, están ahí muy claramente presentes. Más congruente con la realidad (compuesta de materia-energía) es el principio de Sowohl als auch: tanto lo uno como lo otro, que, en nuestro caso, la arqueología evidencia holgadamente.

Ahora bien, en este punto, esto no es suficiente para dar cuenta adecuada de la “forma aldea” que estamos observando. Es decir, constatamos efectivamente un sistema social: femenino-masculino, relativamente equilibrado, pero en el que la masa crítica: lo que marca la diferencia, bascula hacia lo matriarcal o, mejor dicho, se basa en la Madre. La Diosa Madre da a luz al varón, es decir, míticamente, al torete. Este equilibrio contradictorio, socialmente hablando, fue barrido, justamente, por la “forma ciudad”, donde la masa crítica se vuelca del lado patriarcal, reprimiendo su opuesto.

Ahora bien, lo que pienso es que lo matriarcal no es lo patriarcal al revés, como sostiene cierto feminismo. Lo matriarcal tiende hacia lo que en aymara se llama chacha-warmi. La complementariedad de opuestos que puede ser de base chacha: masculino o de base warmi: femenina. Mientras más local, concreto, hacia adentro: más warmi; mientras más amplio, extrovertido y abstracto: más chacha. En cualquier caso, arjé, en griego arcaico, se lee de dos maneras: como dominación, cuando pasa por el filtro macho y como colaboración y cuidado cuando atraviesa el filtro femenino.

Dicho esto, a modo de contextualización conceptual, ¿Cuáles habrían sido, pues, las principales señas de identidad de la “forma aldea”?

La arqueología muestra un sistema social femenino-masculino en el que la masa crítica bascula hacia lo matriarcal, representado simbólicamente por la figura de la Diosa Madre, más bien nutricia. La mater terribilis no aparece claramente. Se observa un paradigma de tipo orgánico, en el continuo de la naturaleza. No hay separación voluntaria del entorno. La naturaleza no es una externalidad al proyecto humano. Se vive en el Continuo de la naturaleza. De ahí que la organización social sea autopoyética como en el caso de los seres vivos. La ritualidad parece haber sido la tecnología de intercomunicación con las esferas energéticas de sentido. La arqueología sugiere un sistema de usufructo compartido de los bienes. Así mismo un igualitarismo, legible en las tumbas halladas. Relaciones fraternales horizontales. Los restos arqueológicos no sugieren una marcada especialización del trabajo; todos han debido hacer de todo, como en las aldeas actuales.

Otra característica es que la arqueología no ha encontrado monedas con tasa de interés positivo. Lo que significa que la energía social: el dar-recibir-devolver era el modo usado y, por tanto, la mentada calidad de vida del neolítico está asociada a la Reciprocidad que es la tecnología que produce los valores humanos. Por tanto, se puede deducir que no hubo pobres; un resultado de la vigencia de una moneda de tasa positiva de interés. El bajo consumo energético permite colegir que hubo un relativo equilibrio con el entorno. Los datos de la arqueología permiten suponer que Çatal fue una aldea autosuficiente. No hay evidencia de propiedad privada; por tanto, no fue necesaria la policía. Tampoco se ha encontrado lo que el patriarcado llama familia. El modelo arquitectónico, tipo colmena, sugiere gran interactividad entre los moradores. Al no haber intercambio, mediado por dinero, el Compartir debió ser la forma económica básica. El tamaño del asentamiento y sus habitantes sugiere Homeostasis. En pocas palabras: las energías bosónicas hacen masa crítica en la “forma aldea”.

Conjeturas acerca de por qué, si pueden, los seres humanos dejan la “forma aldea” por la “forma ciudad”

Entramos al terreno de la conjetura. Para ordenar y aclarar las mías voy a echar mano de la útil diferenciación entre lo simbólico, lo imaginario y lo real. Veamos, pues.

En lo simbólico

Riane Eisler pone el énfasis en la Diosa Madre; digamos, en la faz bosónica de la Mujer. Pero también existe la faz fermiónica de la mujer: las Diosas como Kali, las diosas terribles, destructoras, devoradoras. La Pachamama tiene hambre, se dice en los Andes de una forma nada maniquea. Si esto es así, me imagino que, en algún momento, estas energías fuertes habrían roto el precario equilibrio neolítico; de ahí, probablemente, la tan pertinaz represión y ocultamiento patriarcal de este otro rostro fuerte de lo femenino.

Una herramienta estratégica para este propósito: someter la sexualidad femenina, fue la invención de la escritura que está diseñada para producir abstracción; está ligada a la “forma ciudad” y a sus frutos operativos: la “forma estado”, la “forma propiedad” y la “forma dinero” de tasa de interés positivo.

En lo imaginario

En la consolidación de la “forma ciudad”, la prohibición del incesto y la construcción de la “forma familia”, fueron dos formas: una agresiva y otra más amable de consolidar el paso dado.

En lo real

Un exceso de interconectividad, interacción entre la gente, en la “forma aldea”, tanto por hacinamiento: Partícula, como por rumor: Onda, también puede hacer insoportable el vivir en una comunidad; entonces, la “forma ciudad” se convierte en un refugio, como sucede hasta ahora. También es probable que se haya ido dando una simbiosis entre cazadores nómadas: lo patriarcal y comunidades sedentarias: lo matriarcal, debido al principio de complementariedad de opuestos a niveles más complejos.

Los cambios, en cualquier caso, parece que se dan cuando se supera un cierto umbral, es decir, se rompe un equilibrio, siempre dinámico, propio a la Gestalt diseñada.

Ciudades patriarcales: el caso de Uruk

Mi hipótesis de lectura es, pues, que con el tránsito a la “forma ciudad” el lóbulo cerebral izquierdo de la humanidad empieza a desplegar todas sus potencialidades. En la “forma ciudad” se debe tener en cuenta, al mismo tiempo: la función Partícula: las murallas, casas, calles, plazas, templos, palacios, coliseos: lo tangible, lo que dura, y la función Onda: la gente, sus circuitos, relaciones, ideas, instituciones, emociones: lo intangible y también lo fugaz. Dentro de ciertos parámetros, empero, la “forma ciudad” ha adquirido diferentes fisonomías, que la diferencian sin duda alguna de la “forma aldea”. Así se puede hablar de la ciudad antigua: sumeria, babilonia, asiria, egipcia, griega, romana; la ciudad medieval: cristiana, islámica, ortodoxa; la ciudad amerindia: caral, chavin, sipan, chanchan, moche, wari, tiwanahu, inca; la ciudad moderna: renacentista, barroca, industrial; la ciudad contemporánea: básicamente habrá que referirse a esas megápolis cancerígenas de varios millones de hacinados y sus metástasis tercermundistas: especialmente sorprendentes, puesto que nada menos que sus elites las considera como un signo de progreso y modernidad.

Voy a ver si puedo detectar la quintaesencia de la “forma ciudad” al examinar la primera ciudad de la que tenemos noticia: vía arqueología: función Partícula y vía mitología: la epopeya de Gilgamés y Enkidú: función Onda.

Los datos de la arqueología

Uruk fue descubierta por William Loftus, en 1849, aunque los momentos arqueológicos más relevantes se mostraron en 1912 cuando Julius Jordan descubrió el templo de Inanna y el antiguo muro que rodeó a la ciudad, construido por Gilgamés: un anillo masculino. Luego se excava en Eanna: un espacio femenino, encontrándose los primeros edificios. Hacia 1954, Heinrich Lenzen descubrió una serie de tablillas escritas en sumerio y datadas del 3300 a.C. y que hicieron de Uruk uno de los primeros centros donde se utilizó la escritura como un método de comunicación urbano. También descubrió la famosa “Lista Real Sumeria”. Nöldeke descubre la arquitectura arcaica de Eanna en el área del templo de Anu, con grandes hallazgos de glíptica. Van Ess hizo las primeras prospecciones geofísicas y geomagnéticas, obteniendo así una imagen urbana inesperada. En los años Sesenta del siglo XX se halla que la ciudad tenía colonias en la periferia. Todos estos descubrimientos sacaron a luz un núcleo urbano rico y floreciente, epicentro de un mundo articulado a él y que destacó por la sucesión de templos coronados en zigurats, patios y palacios, debiendo albergar, hacia el 2.900 a.C. a unas 80.000 personas.

Uruk proviene de la palabra sumeria uru que significa ciudad y ku que menta lo sagrado, como separado. Su gran importancia, desde el punto de vista de la arqueología, está relacionada con los comienzos de la vida urbana, la organización de la administración pública, por tanto, de la “forma Estado”; lo que implicó el desarrollo de la escritura, la moneda, la legislación, las matemáticas, la astrología, el correo, la irrigación, la metalurgia. Estos avances representan la base de la cultura urbana de la “forma ciudad”, no sólo mesopotámica.

En sus comienzos fue un pueblo pequeño al borde de pantanos, de casas de barro y caña brava, pero empezó a evolucionar debido a la llegada de diversos pueblos: sumerios, acadios, babilonios y kishitas, que edificaron templos y palacios. Más tarde fue gobernada por los asirios, caldeos, persas, griegos y seleúcidas, los cuales construyeron grandiosos edificios cuyos vestigios se pueden contemplar todavía. La ciudad fue dirigida por doce reyes de la primera dinastía, la mayoría de los cuales fueron considerados semidioses, según sus epopeyas, siendo el más célebre Gilgamés, que construyó sus murallas, convirtiéndola en ciudad, propiamente hablando.

Los expertos han denominado “Periodo Uruk” al momento en el que la “forma ciudad” empieza a predominar sobre el resto, teniendo un tamaño muy superior al de los asentamientos cercanos que no superaban las 10 hectáreas, creándose, así, una sociedad compleja en su interior, con una gran diversificación, estratificación y especialización social, llegando a convertirse en el máximo exponente sumerio en el ámbito social, comercial, burocrático y militar.

Sobre si la sociedad estaba jerarquizada o no, el debate entre los arqueólogos se puede resumir en estas dos previsibles posturas. Así, Petr Charvát defiende la idea de que se trataba de una sociedad básicamente igualitaria por el carácter abierto de los edificios centrales: función Onda. Otros, como Pollock, defienden la tesis de que el gobierno de Uruk era básicamente autoritario y que la supremacía de ésta, sobre el resto de las regiones, fue lograda mediante la fuerza: función Partícula. Las dos cosas no se excluyen, a juicio mío.

Particularmente interesante es la visión de la sexualidad: función Onda, en los periodos previos a la escritura: concentración de sentido; abstracción. No conocemos detalles; sin embargo, el coito es mostrado en sellos cilíndricos, por lo que no parece que se tratase de un tema tabú. Se tienen referencias, más tardías, de prácticas sexuales habituales en la ciudad, la cual, al estar dedicada a la Diosa Inanna: fuerte presencia femenina, parece que amparaba las prácticas homosexuales, transexuales y la promiscuidad en general. Así, en el poema babilonio Erra se critica la actitud de un rey de Uruk, que no trata con suficiente amabilidad a “prostitutas, cortesanas y busconas […] a los chicos alegres que cambiaron su masculinidad por femineidad”, ya que éstos, cogiendo, veneraban a la diosa. Parece que la copulación en las calles era una práctica habitual. Esto no es muy patriarcal que digamos. Como podemos ver, la danza del perreo no es, precisamente, el último grito de la moda.

La escritura cuneiforme se empieza a dar en el III milenio, fruto de una lenta evolución. Se remonta a los campesinos y pastores que utilizaban símbolos para contabilizar sus productos y se utilizaban fichas para ello. Esas fichas, llamados tokens, aparecen en grandes cantidades en Uruk, ya que Eanna administraba lo referente a la economía: estos tokens se guardaban en bolas de barro cocido, llamadas bullae, en cuyo exterior se grababa un modelo de las fichas. También había lacres de envío llamados cretulae, lo que refleja la existencia de un sistema postal. Todos estos hallazgos constituyen, pues, evidencias de una administración estatal. Lo que implica una sociedad organizada y división del trabajo que se puede colegir de la famosa “lista de profesiones”. El objetivo de este sistema de escritura, pues, era facilitar el registro de la actividad económica del templo, realizado por una incipiente burocracia.

También se han encontrado etiquetas: pequeñas tablillas de barro cocido con un cordel que indicaban a quien pertenecía algo; por tanto, se podría colegir la vigencia de la propiedad privada, ligada a la escritura. Se han hallado, asimismo, un segundo tipo de tablilla con dos o tres ideogramas que representan la cantidad, el producto y el nombre de una persona y, finalmente, un tercer tipo de tablillas que parecen ser documentos administrativos divididos en celdas que organizan la información: un sistema de entradas y salidas y anotaciones económicas.

En este contexto de la escritura cuneiforme, no debo evitar referirme a la extraña pieza encontrada en Chua, en las orillas de lago Titicaca, de una fuente de piedra con inscripciones cuneiformes de tipo semítico, llamada la Fuente Magna. También el monolito de Pokotia tiene inscripciones cuneiformes. Así como las tablillas y grabados sumerios encontrados en la Cueva de los Tayos, en la cordillera del Cóndor, actual Ecuador; por no nombrar a los ya conocidos seres alados de Sumer y Tiwanaku. De todos modos, les invito a darse un paseíto por el Museo de metales preciosos, de la calle Jaén. ¿Mesopotamia y los Andes estaban conectados? En fin, vayamos concluyendo.

Con otras palabras: la “forma ciudad” trajo consigo la aparición del Estado y una determinada estratificación económica y social, de tipo piramidal, así como el uso de la escritura. Ahora bien, esto implica una separación entre la producción primaria de alimentos y su consumo y distribución. Las aldeas, encargadas de la producción de alimentos, no tardaron en quedar subordinadas a los grandes centros urbanos. Aparecen las grandes organizaciones templarias y palaciegas, que marcarán la gran diferencia respecto de la “forma aldea”. Los excedentes se acumulaban en los almacenes de los palacios y en éstos se realizaban también tareas artesanales, administración mediante la escritura y el almacenamiento de la información en los primeros archivos.

Templos y palacios disponían de edificios donde vivían los empleados dedicados a ellos. El personal especializado trabajaba para el Estado; vivía de él directamente o recibía tierras para cultivar; formaban una élite social, política y económica. Los trabajadores de palacio eran muy variados, como se desprende de las listas de profesiones conocidas. Los objetos empiezan a producirse en serie, formándose una jerarquía entre maestros artesanos, obreros y aprendices. El pago del trabajo dependía de la capacidad del obrero y del puesto que desempeñaba, lo que llevó a una verdadera estratificación laboral.

Así, pues el centro: la ciudad de Uruk, controlaba su periferia en detrimento de aldeas próximas a ella, que fueron vaciándose y desapareciendo. Otros centros urbanos, de menor importancia, estaban sometidos también a Uruk. Estos se caracterizaban por ofrecer idéntica estructura. Se trata de pequeños enclaves comerciales de Uruk en territorios “indígenas” o de centros autóctonos con una organización urbana procedente de la de Uruk.

La existencia de estas colonias urukianas obedece a razones manufactureras y comerciales; concretamente, a la necesidad de obtener materias primas: metales, piedras de construcción y maderas de cedro, sobre todo. Como en la actualidad. Sólo ha cambiado la escala

Los datos de la mitología: la epopeya de Gilgamés y Enkidú

La epopeya de esta pareja de amigos tiene más de cuatro mil años de antigüedad y es la fuente escrita más remota de nuestra civilización. Empezaré haciendo una síntesis de esta historia de aventuras. Gilgamés, señor de la ciudad de Uruk, es un semidios. La epopeya comienza con la descripción fascinada de las Murallas de la ciudad que acaba de levantar Gilgamés. Para castigar, empero, la explotación inmisericorde a sus trabajadores y el abuso del derecho de pernada, los dioses llaman al salvaje Enkidú. El alter ego bosónico de Gilgamés. Ambos se vuelven amigos y compinches, una pareja invencible que lleva a cabo incontables hazañas y aventuras: la expansión de la “forma ciudad”. Luego muere Enkidú y Gilgamés, desolado, parte en busca de la inmortalidad. Un viaje iniciático. Sobrepasa innumerables contratiempos y escapa de muchas trampas, sin embargo, la ansiada inmortalidad se les escapa de las manos. Describe el Diluvio. Al final, el mito regresa a donde todo comenzó: las alabadas y orgullosas Murallas de la ciudad de Uruk.

Hay varias versiones de esta epopeya. Voy a seguir la que me parece más literal, siguiendo las tablillas por su orden. Mis comentarios serán sobrios; buscaré señalar los elementos de la naciente “forma ciudad” que podemos reconocer aún ahora.

Significativamente, en el comienzo mismo de la epopeya aparece la escritura: Todo su afán grabó en una estela de piedra. Grabar; que las palabras no se las lleve el viento; que consten en el tiempo, tal es el propósito. No hay ciudad, gerencia, control, sin el congelamiento de la oralidad: escritura. Y sigue, a continuación, el elogio pasmado y maravillado de la ciudad, al que no le es ajena un aura de hybris.

De la terraplenada Uruk el muro construyó. Del reverenciado Eannal, el santuario puro. ¡Contempla su muralla exterior, cuya cornisa es como el cobre! ¡Mira la muralla interior, que nada iguala! ¡Advierte su umbral, que de antiguo viene! Acércate a Eanna, la morada de Istar, Que ni un rey futuro, ni un hombre, puede igualar. Levántate y anda por los muros de Uruk, inspecciona la terraza de la base, examina sus ladrillos: ¿No es obra de ladrillo quemado? ¿No echaron sus cimientos los Siete [Sabios]?

La ciudad no se construye en el Continuo de la naturaleza. Aparece, físicamente, la noción de Separación: las murallas, justamente. Uruk es ya enteramente hechura tecnológica y, a saber, bajo la forma de una fortaleza. Hay que defenderse; se formaliza la noción de enemigo: homo hominis lupu. A la construcción de la ciudad contribuye la incipiente ciencia que desde entonces va ir de la mano con la tecnología: ladrillos cocidos. Es una ciudad masculina; no cabe duda; pero la Diosa Madre no ha desaparecido; minimizada, pero central, tiene su lugar en Eanna: la morada de la Diosa Istar.

¿Como es entendido el padre de la nueva patria? Dos tercios de él son dios (…) como un búfalo salvaje, altivo. El empuje de sus armas no tiene par. Ese empuje, ojo, es también hacia dentro: Mediante el tambor reúne a [sus] compañeros. Pronto, el endiosado jefe se vuelve tiránico: el trabajo se vuelve forzado y también el sexo: empieza el derecho de pernada:

Los nobles de Uruk están som[bríos] en [sus cáma]ras: «Gilgamés no deja el hijo a [su] padre; [Día] y [noche] es desenfrenada su arro[gancia]. [¿Es éste Gilga]més, [el pastor de la amurallada] Uruk? ¿Es éste [nuestro] pastor, [osado, majestuoso, sabio]? [Gilgamés] no deja [la doncella a su madre], ¡La hija de guerrero, [la esposa del noble]!

Los caudillos: “gallos en su corral”, prosiguen esta inercia urbana. El sexo libre de la “forma aldea” empieza a cambiar in the city; nace el morbo, el acoso: la violencia. Las primeras protestas corporativas, empero, no tardan en dejarse oír. Los citadinos se quejan a los dioses: Cuando [Anu] hubo escuchado sus quejas, a la gran Aruru llamaron: «Tú, Aruru, creaste [este hombre]. Crea ahora su doble. Con su corazón tempestuoso haz que compita. ¡Luchen entre sí, para que Uruk conozca la paz!

El tinku como método de resolución de conflictos. La paz como efecto de la complementariedad de opuestos. Todo lo cual indica la vigencia, en Uruk, de la Reciprocidad: reciprocidad negativa, por cierto. Ahora bien, Cuando Aruru oyó esto, un doble de Anu en su interior concibió. Aruru se lavó las manos, cogió arcilla y la arrojó a la estepa. [En la este]pa creó al valiente Enkidú. La Paridad todavía está presente en el comienzo de la ciudad. Otra idea de largo alcance: se crea a partir de la arcilla; todavía creatio ex materiae. El Génesis recogerá la metáfora, pero inventará la creatio ex nihilo. La abstracción se va formando poco a poco.

Pronto, empero, llegaría a la ciudad la fama del Otro: del salvaje: del bárbaro. El cazador que viera a Enkidú, le dice a su padre:

Padre mío, hay [un] hombre que [ha venido de las colinas]. Es el más poder [oso de la tierra]; vigor tiene. [¡Como la esencia] de Anu, tan tremendo es su vigor! [Siempre] recorre las colinas, [Siempre] con las bestias [se nutre de hierba]. [Siempre planta] los pies en la aguada. [¡Tan espantado estoy, que] no oso acercarme a él! (…) [Su padre abrió la boca para hablar], diciendo al cazador: «[Hijo mío], en Uruk [vive] Gilgamés. [Nadie hay más fuerte] que él. (…) Gilgamés le dijo, [a]l cazador: «Ve, cazador mío; lleva contigo una hieródula. Cuando abreve los animales en la aguada, ella se quitará el vestido, mostrando desnuda su madurez. En cuanto la vea, a ella se acercará (…).

Lo que efectivamente sucede. Lo notable es reparar en el rol de la mujer, producido por la ciudad. Ya no es la nutricia y todopoderosa Diosa Madre. Ha sido domesticada y encerrada en el templo: un templo a la Diosa, todavía. Las hieródulas son como sacerdotisas de las energías bosónicas de la atracción: de la sexualidad (cumplían un rol análogo al que cumple, ahora, el cyber porno). La sexualidad: atracción bosónica, tiene el poder de modular, suavemente, la característica macho de la función Partícula. En este caso: civilizan al salvaje a través de una sexualidad sacralizada, es decir, apartada de la cotidianidad. Esto empieza a ser urbano. De hecho, hay una conexión entre esta clase de sexualidad y la ciudad. Empiezan las mediaciones. El Imaginario (más urbano) va desplazando lo Simbólico (más rural). El cazador le dice a la sacerdotisa de Istar:

¡Ahí está, oh moza! ¡Desciñe tus pechos, desnuda tu seno para que posea tu sazón! ¡No seas esquiva! ¡Acoge su ardor! En cuanto te vea, se acercará a ti. Desecha tu vestido para que yazga sobre ti. ¡Muestra al salvaje la labor de una mujer! Le rechazarán las bestias salvajes que crecen en su estepa, cuando su amor entre en ti». La moza liberó sus pechos, desnudó su seno, y él poseyó su madurez. (…) Mostró al salvaje el trato de una mujer (…) Durante seis días y siete noches Enkidu se presenta, cohabitando con la moza. Después que (se) hubo saciado de sus encantos, volvió el rostro hacia sus bestias salvajes. Al ver a Enkidú, las gacelas huyeron. Las bestias salvajes del llano se alejaron de su cuerpo.

Se produce una transformación: las gacelas, con las que también copulaba nuestro buen Enkidú, han olido a hembra humana; se empiezan a antropocentrar las relaciones. El sexo con hembra produce equilibrio: sabiduría

Pero entonces tiene [sa]biduría, más [am]plia comprensión. Volvióse, sentándose a los pies de la hieródula. Mira a la cara de la cortesana, atento el oído, cuando la sacerdotisa habla; [La mujer] le dice, a Enkidú: «¡Tú eres [sabio], Enkidú, eres como un dios! ¿Por qué con las criaturas silvestres vagas por el llano? ¡Ea!, deja que te lleve [a] la amurallada Uruk, al santo templo, morada de Anu e Istar, donde vive Gilgamés, perfecto en fuerza, y que como un búfalo salvaje señorea sobre el pueblo». (…) Enkidú le dice, a la hieródula: «¡Arriba, moza! Escóltame al puro templo sagrado, morada de Anu e Istar, donde vive Gilgamés (…)

La sacerdotisa de Istar conduce al buen salvaje a la ciudad y le muestra sus luces; luces que hasta ahora siguen fascinando: edificios, plazas, festivales, fashion, glamour, chanel, bunga bunga. La crianza de la chacra y el ganado ya no aparecen. Se han difuminado.

Vamos, pues, oh Enkidu, a la amurallada [Uruk], donde la gente res[plande]ce en festiva indumentaria, (donde) cada día es fiesta, donde […] mozos…. y mo[z]as […] de figura. Su sazón […] henchida de perfume. ¡Apartan a los grandes de sus lechos! A ti, oh Enkidú, que disfrutas de la vida, mostraré a Gilgamés, el hombre jocundo.

Hasta aquí la primera tablilla.

La segunda empieza con dos sueños de Gilgamés que cuenta a su madre y un fragmento donde Enkidú es iniciado en los usos de la ciudad:

(…) Comida dispusieron ante él; se atragantó, boqueó y abrió mucho los ojos. Nada sabe Enkidú de comer manjares; a apurar bebida fuerte no le habían enseñado. La cortesana abrió la boca, diciendo a Enkidú: «Come el alimento, Enkidú, porque es deber de vida. Consume la bebida fuerte, porque es costumbre de la tierra». Enkidú comió el alimento, hasta que se hubo saciado. De bebida fuerte apuró siete copas. Despreocupado se hizo su talante (y) alegre. Su corazón exultó y su cara resplandeció. Frotó el pelo de su cuerpo, ungióse con óleo, se hizo humano. Se puso vestidos, ¡Es como un novio! Empuñó su arma para espantar los leones, a fin de que los pastores puedan descansar de noche. Apresó lobos, capturó leones. Los principales ganaderos reposaron sosegados. Enkidú es su centinela, ¡El hombre atrevido, el héroe único!

La tesis de Lewis Munford nos guiña cómplicemente. El fragmento que sigue nos da otro pantallazo de lo que va produciendo la primera ciudad: el individuo desasosegado de corazón inquieto: cor inquietus: Agustín de Hipona. La hieródula le dice a Gilgamés: Señor ¿a dónde te apresuras? ¿Cuál es tu afanoso rumbo? ¡Tranquilo! Está naciendo el workólico, el culinquieto: el ejecutivo apurado. Ese desasosiego sólo parece aplacar el himeneo, ayer como hoy.

El hombre abrió la boca, diciendo a Enkidú: «En la casa del consejo se ha [decidido], que se (le) reserve gente… para el himeneo. En la ciudad ha acumulado profanación, imponiendo extrañas cosas a la infausta ciudad. Para el rey de Uruk, la de los amplios mercados, el tambor del pueblo suena para la elección nupcial. (…) a fin de que con legítimas mujeres se ayunte. Él es el primero, el marido viene después (…) Todavía no ha nacido el cornudo, pero todo se andará. Muamar el Gadafi no se ha alejado mucho de estos orígenes urbanos y patriarcales.

Como en las nacientes ciudades del Far West: Cuando entró en Uruk, la de las amplias plazas, la población le rodeó. Cuando se detuvo en la calle de Uruk, el pueblo se juntó diciendo de él: «¡Es como Gilgamés en persona! aunque de talla más baja. Tiene los huesos más recios. […] vigor tiene. La leche de las criaturas salvajes solía mamar. En Uruk (habrá) un constante (resonar de) armas». Los nobles se regocijaron: «¡Un héroe ha aparecido para hombre del mismo porte! Para Gilgamesh, igual a un dios, su igual ha comparecido».

Pareciera que la construcción de la hegemonía: todo el poder al Uno, fuera imposible, si bien se lo sigue intentado hasta ahora, pues corresponde a la naturaleza de las cosas que haya dos fuerzas antagónicas para que haya vida. Veamos cómo se da esto en Uruk.

Se encontraron en la plaza mayor. Enkidu trancó la puerta con su pie, impidiendo que Gilgamés entrase. Se asieron uno a otro, enlazados con fuerza, como toros. Destrozaron la jamba, mientras el muro se estremecía. (…) Cuando Gilgamés dobló la rodilla – con el pie en el suelo – su furia se aplacó y se volvió para alejarse. Cuando se volvió, Enkidú le dijo a Gilgamés: «Por unigénito tu madre te concibió: ¡La vaca salvaje de las dehesas, Ninsunna! Tu cabeza se alza sobre los hombres. ¡Realeza sobre la gente Enlil te ha concedido!»

Los dos rivales se hacen amigos. La disputa no era entre machos. La rival era la diosa Istar. En la “forma ciudad” se da la desigual batalla entre el principio matriarcal-femenino y el principio patriarcal-masculino, sobre un trasfondo económico: Istar enunciará las bondades de la economía de Reciprocidad; Gilgamés las semillas del Capitalismo. Este duelo verbal no tiene desperdicio. Ahí, in nuce, esta todo…hasta el día de hoy. El fragmento, a continuación, proviene de la Tablilla III.

El (Gilgamés) se lavó la sucia cabellera, acicaló sus armas. La trenza de su pelo sacudió contra su espalda. Arrojó sus manchadas (ropas), se puso otras limpias. Se envolvió en un manto franjeado y se abrochó un ceñidor. Cuando Gilgamesh se hubo puesto la tiara, la gloriosa Istar levantó un ojo ante la belleza de Gilgamés.

Esa levantada de ojo es de gran señora.

¡Ven, Gilgamesh, sé tú (mi) amante! Concédeme tu fruto. Serás mi marido y yo seré tu mujer. Enjaezaré para ti un carro de lapislázuli y oro, cuyas ruedas son áureas y cuyas astas son de bronce. Tendrás demonios de la tempestad que uncir a fuer de mulas poderosas. En la fragancia de los cedros entrarás en nuestra casa. Cuando en nuestra casa entres, ¡el umbral (y) el tablado, besarán tus pies! ¡Se humillarán ante ti reyes, señores y príncipes! El producto de las colinas y del llano te ofrecerán por tributo. Tus cabras engendrarán crías triples, tus ovejas gemelas, tu asno en la carga sobrepujará a tu mula. Los corceles de tu carro serán famosos por su carrera, [¡Tu buey] bajo el yugo no tendrá rival!

La Diosa Istar habla de amor, de pasión, de deseo. El pelotudo de Gilgamés traduce la libido en matrimonio. Aquí conviene una pausa etimológica. Matrimonio proviene de matrem: madre y el sufijo monium que indica calidad de y connota unión entre varón y mujer: Función Onda. En tanto patri-monio connota los bienes adquiridos por herencia patrilineal: Función Partícula. El tener, en efecto, va desplazando al ser. He aquí un malentendido que dura hasta ahora y que es bueno no olvidar que nació dentro de la “forma ciudad”. La forma aldea, hasta donde sé, no conoció el matrimonio, tal como nosotros le conocemos. Se van imponiendo las energías fermiónicas.

(Gilgamés) abrió la boca para hablar, [diciendo] a la gloriosa Istar: « ¿Qué te daré para que pueda tomarte en matrimonio? [¿Te daré aceite] para el cuerpo y vestidos? [¿Daré] pan y vituallas? [… ] comida digna de la divinidad, [… ] bebida propia de la realeza [¿… si yo] te tomo en matrimonio?

Dicho esto, brotan de sus labios una lista de improperios e insultos:

[No eres más que un brasero que se apaga] con el frío. Una puerta trasera [que no] detiene la ráfaga ni el huracán. Un palacio que aplasta al valiente […]; Un turbante cuyo amparo […]. Pez que [ensucia] a los porteadores. Odre que [empapa] al que lo carga. Piedra caliza que [comba] el baluarte de piedra. Jaspe [que … ] país enemigo; ¡Calzado que [oprime el pie] de su propietario!

Y, a continuación, la verdad de la mayonesa, hasta el día de hoy, como muestran las telenovelas de todas las latitudes:

¿A cuál amante amaste siempre? ¿Cuál de tus pastores plugo [a ti constantemente]? Vamos, y men[cionaré para ti] tus amantes: De…[.. ] Para Tammuz, el amante de tu juventud, has ordenado llantos año tras año. Habiendo amado al pintado pájaro pastor, le lastimas, rompiendo su ala. En los sotos permanece, chillando: “¡Mi ala”! Después amaste a un león, perfecto en fuerza. Siete hoyos y siete cavaste contra él. Luego a un garañón amaste, famoso en la batalla. El látigo, el acicate y la brida ordenaste para él. Decretaste para él un galope de siete leguas. Decretaste para él una bebida de agua cenagosa; ¡Para su madre, Silili, ordenaste gemidos! Después amaste al guardián del rebaño, el cual siempre amontonó para ti pasteles. A diario sacrificó cabritos por ti; pero tú le afligiste, trocándole en lobo, para que sus gañanes le ahuyentaran y sus perros le mordieran las ancas. Luego amaste a Isullanu, jardinero de tu padre, que te ofrecía siempre cestas de dátiles y diariamente adornó tu mesa. Tus ojos se levantaron hasta él, tú fuiste a él: “Oh Isullanu mío, ¡probemos tu vigor! ¡Extiende tu «mano» y toca nuestra «modestia»!”. Isullanu te dijo: “¿Qué deseas de mí? ¿Acaso no coció mi madre, no he comido, para que yo pruebe el manjar hediondo, impuro? ¿Protegen las cañas del frío?”. Cuando le oíste [hablar] así, le castigaste y le convertis[te] en un topo. Le colocaste en medio de. . [. ]. No puede subir… no puede bajar… Si me amas, [me tratarás] como a ellos.

Si hacemos caso a Freud, podemos añadir: he aquí la causa de la invención del Complejo de Edipo; de las políticas punitivas del embarazo, el parto con dolor, el destete y, si hubieran podido entonces, también la cesárea. La “forma ciudad” no podía permitirse la promiscuidad y libertad sexual-afectiva-amorosa-amical de la “Forma aldea”. La ciudad se basa sobre la dominación de la mujer y, a fortiori, de la sexualidad. El malestar en la civilización está inscrito en sus orígenes. Veamos cómo reacciona la Diosa Istar:

Cuando Istar oyó esto, Istar se enfureció y [ascendió] al cielo. Se adelantó Istar ante Anu, su padre, a Antum, su madre, fue y [dijo]: «Padre mío, ¡Gilgamés ha acumulado insultos sobre mí! Gilgamés ha enumerado mis hediondos hechos, mi fetidez y mi impureza». Anu abrió la boca para hablar, diciendo a la gloriosa Istar: «Pero, en verdad, tú incitarías. [. .], Y por ello Gilgamés ha citado tus hediondos hechos, tu fetidez y tu impureza».

La manida excusa del violador de que ella le incitó, está enclavada, pues, en la historia simbólica de la ciudad. Sigamos:

Istar abrió la boca para hablar, diciendo a [Anu, su padre]: «Padre mío, ¡hazme el Toro del Cielo [para que castigue a Gilgamés], [y ] llene a Gil[gamés …]! Si tú [no me haces] [el Toro del Cielo], quebraré [las puertas del mundo inferior] [ … ], Yo [levantaré los muertos roídos (y) vivos], ¡para que los muertos superen a los vivos!» Anu [abrió la boca para hablar], diciendo [a la gloriosa Istar]: «[Si hago lo que me] pides, [habrá] siete años de cáscaras (hueras). ¿Has cosechado [grano para la gente]? ¿Has cultivado hierba [para las bestias]?» [Istar abrió la boca] para hablar, [diciendo a A]nu, su padre: «[Grano para la gente] he almacenado, [hierba para las bestias] he proporcionado. [Si ha de haber siete] años de cáscaras, [he reu]nido [grano para la gente], [he cultivado] hierba [para las bestias]».

Ahora sabemos dónde se inspiró el redactor de la historia bíblica de José. No insistiré en lo económico que, para ello, he escrito una lectura económica de este epos. Véase mi: Pasos hacia una Biosofia del Vivir Bien.

El estado fragmentario de la Tablilla impide su traducción. Sin embargo, se desprende de ellas que Anu cedió a la petición de Istar, porque el Toro baja y mata centenares de hombres con sus dos primeros resuellos. Con [su] tercer resoplido [saltó] contra Enkidu. Enkidu paró su embestida. Brincó a lo alto Enkidu, asiendo al Toro del Cielo por los cuernos. El Toro del Cielo lanzó [su] espuma a [su] cara. Le restregó con lo espeso de la cola. Enkidu abrió la boca para hablar, diciendo [a Gilgamés]: «Amigo mío, nos hemos preciado […]».

Las líneas 137-151 están mutiladas, pero las incidencias de la lucha se manifiestan en las siguientes. Entre el cuello y las astas hincó su espada. Cuando hubieron matado al Toro, arrancaron su corazón, colocándolo ante Samas. Retrocedieron y rindieron homenaje a Samas. Los dos se sentaron. Entonces Istar subió al muro de la amurallada Uruk, Se encaramó en las almenas, pronunciando una maldición:

«¡Ay de Gilgamesh porque me injurió matando al Toro del Cielo!» Cuando Enkidu oyó estas palabras de Istar, arrancó el muslo derecho del Toro del Cielo y lo lanzó a su cara: «Si pudiera atraparte, como a él te trataría. ¡Sus entrañas colgaría a tu lado!» (A esto) Istar congregó a las consagradas, las mozas (de placer) y las hieródulas (del templo). Sobre el muslo derecho del Toro del Cielo lanzó un lamento. Pero Gilgamés llamó a los artífices, a los armeros, a todos (ellos). Los artesanos admiraron la grosura de sus cuernos.

La pugna, el tinku, del principio matriarcal-femenino y el principio patriarcal-masculino está declarada. Los actores son significativos. Por un lado: las sacerdotisas del sexo; también llamadas por otros traductores, “las hijas del goce”; por el otro: los artesanos y, en especial, los armeros: los hijos de la guerra. Thánatos contra Eros.

Así, las cosas ¿Qué vida buena, entonces, es posible en la ciudad, rotas las amarras con la naturaleza, en las antípodas de la “forma aldea”? La epopeya enuncia una vía, que retumba en el Eclesiastés: 1:4; 1:11; 2:16; 5:18; 8:15; 9:8-9; 9:6 y ha sido cultivada por cierta tradición sefardí, hasta el día de hoy. La cervecera de Uruk le dice a Gilgamés:

«Gilgamés, ¿a dónde vagas tú? La vida que persigues no la hallarás. Cuando los dioses crearon la humanidad, la muerte para la humanidad apartaron, reteniendo la vida en las propias manos. Tú, Gilgamés, llena tu vientre, goza de día y de noche. Cada día celebra una fiesta regocijada, ¡Día y noche danza tú y juega! Procura que tus vestidos sean flamantes, tu cabeza lava; báñate en agua. Atiende al pequeño que toma tu mano, ¡Que tu esposa se deleite en tu seno! ¡Pues ésa es la tarea de la [humanidad]!»

Termino, ya, con una meditación típicamente urbana sobre el sentido de esta aventura separada del continuo con la naturaleza. Urshunabu le dice a Gilgamés:

“He aquí el lugar de donde partiste y he aquí tu destino final. No has de desechar las experiencias de tu viaje, sino, conviviendo con ellas, regresar a tu morada, descansar y reflexionar, para seguir mañana el curso de tu vida.” Gilgamés, sin bajar del bote, apuntaló la pértiga y lo hundió en la orilla, diciendo a Urshunabu: “¿Seguir el curso de mi vida? ¡Cómo podría ser capaz! Me fue robado el camino de vuelta a casa, la muerte sigue presente en todas partes. Allí donde mire al amanecer, se encontrará la muerte; allí donde mire al atardecer, se encontrará la muerte; cada palacio, hogar y templo son ya presas de la muerte. ¿Cómo podrá ser pleno mi corazón en este mundo? Regresa tú, Urshunabu, dirígete a la ciudad de Uruk. Admira si las murallas son de ladrillo cocido, si sus cimientos fueron echados por los siete sabios. Admira el templo de Eanna, la morada de Anu e Ishtar, si sus aguas fluyen constantemente, y su brillo no muere ni de día ni de noche. Después dirígete a sus gentes, si son felices, y relátales lo que has visto”. “Mundos hay aparte de éste, Urshunabu, más allá del dominio de los dioses y de las gentes. Son todos mundos de idolatría, llenos de magia, horrores y miserias, lo reconozco, pero quizás en ellos resplandezca aún un poco de alegría para mí. Quizás, más allá del horizonte, siga existiendo todavía algún lugar que contenga el secreto de la vida eterna, mi salvación en la inmortalidad. Donde el cardo y sus pétalos de rosa, sigan brillando a la luz del mediodía.” Y bajando Urshunabu del bote, Gilgamesh empujó la pértiga y se alejó de la orilla, adentrándose en los mares desconocidos, hacia los mundos que existen más allá de este mundo. Donde ni los dioses, ni los hados, alcanzan a sus gentes”.

En este fractal del comienzo, podemos también reconocer la luz de este atardecer.

Lectura

La “forma ciudad” como productor de complejidad.

Las concentraciones urbanas demuestran que la tendencia a la agregación es una tendencia generalizada de la especie, que incrementó la capacidad de transformación del entorno de los núcleos urbanos. En Uruk se construyeron edificios de hasta 68 metros de longitud, 61 metros de anchura y 12 de altura. Esto requirió la organización de grandes cantidades de mano de obra e ilustra el grado de control que ya ejercía la naciente “forma estado”, entonces abiertamente sacerdotal.

En quinientos años, Uruk llegó a los 50.000 habitantes, en tanto el número de aldeas de alrededor se redujo de 146 a 24. Esta tendencia no ha desaparecido hasta el día de hoy. Ahora bien, en la concentración se amplifican todos los impactos: ecológicos y psíquicos, sobre todo. Así, por ejemplo, se modifican los ecosistemas naturales para generar espacios cultivables; se canaliza el agua de los ríos para agua potable e irrigación; se organiza el reparto y almacenamiento del excedente y, con todo ello, la tecnología de la organización social, la gestión administrativa y su control político. Un exceso de inter conectividad e interacción también desequilibran las relaciones. A lo que hay que añadir la rivalidad entre ciudades que requirieron fortificaciones, líderes y ejércitos. El mantenimiento de estos asentamientos generó, inexorablemente, clases sociales con privilegios diferenciados. En todos los casos, las necesidades de organización requirieron sistemas de almacenamiento de la información.

El comercio trae una innovación interesante. En vez de mover hombres y animales, mueve los productos y, luego, las mercancías. Esta solución es la más fácil, si se dispone de energía y tecnología de transporte. De este modo se consolidan las grandes aglomeraciones urbanas, que resultan más cómodas para la distribución de alimento y la provisión de servicios a las personas que no trabajan en el campo y son la fuente del nuevo poder político.

Mucho antes de la aparición de la moneda, de tasa positiva, en el templo rojo de Uruk funcionaba una moneda de tasa negativa, basada fundamentalmente en la aceptación de depósitos de cosechas, mercancías, bienes preciosos, que daban lugar a anticipos y otras operaciones. Siguiendo la pauta hermenéutica, sugerida por Bernard Lietaer, podemos hablar de una moneda femenina, como en el Egipto de la Diosa Isis.

Así, pues, el mercado se constituye en una interfase fundamental entre la ciudad y su entorno. El transporte y sus infraestructuras de comunicación, asociados al comercio, serán un elemento básico para la constricción también de los ecosistemas naturales y su modificación. Con estos elementos conectores, el primigenio mercado interior de la ciudad, que fue el almacén asociado al templo, pasó a convertirse en el punto neurálgico de la “forma ciudad”: encuentro entre habitantes, mercaderes, productores, administradores y políticos. Fue esta posibilidad de encuentro y mezcla lo que daría a las ciudades un carácter cosmopolita, ya entonces. La “forma ciudad”, además, es un lugar en el que, por primera vez, se concentra la información de una manera exosomática, es decir, fuera de las memorias individuales, como acaece y, a saber, cara a cara en la “forma aldea”. La abstracción y las mediaciones están ineluctablemente unidas a la “forma ciudad”. La escritura destila abstracción; empieza, ésta, por las leyes: Hamurabi, y termina en la filosofía. La “forma aldea” no produce filosofía, porque lo matriarcal-concreto es lo que hace masa crítica.

Las relaciones ecológicas con el entorno

Clive Ponting, A Green History of the World, ilustra la presión ambiental de estos asentamientos sobre el entorno, debido al incremento de la sedentarización y al aumento de población. Plantea que la agricultura conlleva el clareo de los ecosistemas naturales para crear un hábitat artificial, donde se puedan cultivar las especies vegetales deseadas y facilitar la procreación de los animales útiles al ser humano. Esto genera cambios en el ecosistema y en el suelo que sufre una mayor exposición a los elementos naturales como el viento y la lluvia, ocasionando índices mayores de erosión y trastornos en el ciclo de reciclaje de nutrientes. El riego excesivo puede llegar a anegar los suelos y el incremento de minerales, como la sal, vertidos a él, con dosis fuertes de evaporación del agua, puede llegar a salinizar a éstos. Según el autor, los paisajes mediterráneos actuales de olivos, viñedos, arbustos bajos y hierbas aromáticas son resultado de aquellos desarrollos. Espacios anteriormente ocupados por bosques de árboles de hoja perenne y caducifolios, como robles, hayas, pinos y cedros, que fueron talados para conseguir madera, para generar espacios agrícolas y un apacentamiento excesivo de ganado ovino y vacuno, especialmente del caprino que devoraban los tallos jóvenes e impedían a los árboles regenerarse. Todo ello incrementó la erosión del suelo, que arruinó la tierra agrícola y el cieno arrastrado por los grandes ríos generó grandes deltas y marismas en las desembocaduras de los ríos.

El mantenimiento de una cada vez mayor fuerza social dedicada a la organización y a la defensa, requirió de mayor producción agrícola de trigo y cebada, la cual supuso mayor irrigación del suelo, lo que generó cada vez más una mayor salinización de éste. Este incremento de la salinización obligó a usar la especie más adaptada a este medio: la cebada, lo que supuso un mayor consumo de los mismos nutrientes en el suelo y, por ello, un menor rendimiento de las cosechas en el tiempo, lo que hizo que la capacidad de auto sustento de la ciudad se debilitara y, con ello, se debilitaran sus fuerzas de protección y ésta estuviera expuesta en mayor medida al acoso de fuerzas de ciudades rivales y, por ello, a su destrucción. Las cosechas en la ciudad de Uruk cayeron un 42%, entre el 2400 y el 2100 antes de J.C., y un 65% hacia el 1700 a.d.C. Hay documentos que datan del 2000 a. d. C. que hablan que la tierra se volvió blanca, una clara referencia al drástico impacto de la salinización.

Las relaciones sociales

Lewis Munford, The city in History, considera como un origen probable de la “forma ciudad” la simbiosis entre cazadores nómadas y comunidades sedentarias. La psicología ambiciosa y focalizada del cazador: energía fermiónica, combinada con la psicología de estabilidad y seguridad del aldeano: lóbulo cerebral derecho, hubieran dado origen a las primeras ciudades. Es fácil pensar que las aldeas protegidas por el cazador florecieran mejor que aquellas cuyas cosechas, por ejemplo, podían ser pisoteadas por las bestias del campo o hurtadas. Pero he aquí que la misma prosperidad y la misma paz de la aldea matriarcal, pueden haber llevado a sus protectores a cambiar el papel de perros guardianes por el de lobos, exigiendo pago por la protección, en un intercambio de servicios cada vez más unilateral.

Por otro lado, el sentimiento de producir el propio alimento, con la horticultura, generaría un sentido de su propiedad, frente a la actitud diferente de los grupos recolectores, para los que la comida es un don de la Madre Tierra. “El sudor de la frente” del agricultor pudo, pues, crear una diferencia psico sociológica ante el talante más contemplativo del cazador–recolector, que llevarían a introducir el germen de la diferenciación social.

Sugiero la siguiente conjetura: dicha evolución es coherente con la del sistema nervioso. En efecto, en el seno del nuevo organismo social, el hipotálamo agresivo está representado por el cazador. Ahora bien, debido al desarrollo de la agricultura, esta agresividad, proveedora del alimento ya no tendría tanta razón de ser. El agricultor, por su parte y bien pronto el artesano, están representados por el sistema límbico, el cerebro mamífero, capaz de aprendizaje y memoria. Así, pues, a través de la simbiosis de estas dos funciones: instinto y aprendizaje, es como se hubiera arribado a la “forma ciudad”.

Esto generaría, por así decir, una diferenciación importante inter especie, que se complementaría con un desarrollo neuro cerebral también diferenciado. La psicología del cazador, con un hipotálamo agresivo pero, a la vez, con una visión de la naturaleza como fuente de recursos y la psicología del agricultor, que requiere de mayor capacidad de aprendizaje y conocimiento sobre el medio y con un desarrollo cerebral en el que los mecanismos de la agresividad son sustituidos por funciones más de crianza; estos dos esquemas de comportamiento, al mezclarse entre sí, generarían la variabilidad necesaria para que se desarrolle la complejidad.

En resumen, la evolución de la “forma aldea” matriarcal a la “forma ciudad” patriarcal se ha realizado, por lo que parece, no tanto bajo el aspecto de una mutación aleatoria, cuanto de una simbiosis, en la que se minimizan las relaciones de consanguinidad: derecho materno, y aparecen por primera vez relaciones abstractas, es decir, políticas: patriarcales. La fuerza de la mujer residió en los misterios de la menstruación, la cópula, el alumbramiento: en las artes de la vida: energía bosónica. Ahora, la fuerza del varón consiste en proezas de agresión y fuerza, en demostrar su capacidad para matar, superar obstáculos e imponer su voluntad a otros hombres, destruyéndolos si se resisten, como cantan en sus epopeyas: energía fermiónica.

Recapitulación

Constatamos un sistema social: masculino-femenino en el que la masa crítica bascula hacia lo patriarcal o, mejor dicho, se basa en el Macho Alfa y lo femenino es reducido a un barrio, Eana, donde rige el principio matriarcal: la sede de la diosa Istar que juega un rol civilizador: el sexo convierte al salvaje en civilizado. Este patrón volverá a refulgir en la Cataluña cátara.

Vemos el comienzo del funcionamiento de un paradigma de tipo mecanicista. Empieza una separación voluntaria del entorno. La naturaleza se va convirtiendo en una externalidad. Se empieza a vivir en la Separación de lo ctónico, que aparece, sin embargo, en los sueños. El funcionamiento organizacional de la “forma ciudad” va siendo de orden heteropoyético: interdependiente: comercio lejano, colonias: materias primas y alimentos. La Escritura empieza a convertirse en el medio predilecto para consignar la información. Aparecen los primeros vestigios de la propiedad privada y la “forma familia”. Aparece la estratificación social y las consiguientes distinciones de clase, rango, casta y sexo, desde el nivel de lo simbólico. Las relaciones de consanguinidad se van minimizando y apareciendo las relaciones civiles y políticas. Desde el nivel de lo real, aparece la división del trabajo: los gremios: albañiles, cerveceros, armeros, escribas…

En Uruk se siembran las semillas del Capitalismo. Entiendo, básicamente, por capitalismo una economía basada en tasas de interés positivo; primero, simple; después compuesto, que será la que dará lugar al capitalismo financiero. Aparecen los pobres. La riqueza urbana se destila de la apropiación de la labor de las mayorías que se las empieza a domesticar con espejismos: las trifulcas del jet set celestial y, para los dark: lo underground “dionisiaco”.

La “forma ciudad” presiona sobre el entorno, modificando los ecosistemas. Explotación de la periferia: aldeanos neolíticos. El extractivismo da sus primeros pasos: talar el bosque de los cedros. Los cazadores se van convirtiendo en policías: se va concentrando la fuerza para controlar el caos matriarcal, siempre latente. Tendencia a la centralización: de poder, información, placer, privilegios. Energías centrípetas. Aparece la plaza del mercado que atrae los bienes y servicios. Probablemente, ad intra, funciona la reciprocidad y, ad extra, el intercambio. Comercio lejano: incremento de la variedad, aparece lo superfluo: la conciencia de las necesidades empieza a aumentar.

La “forma ciudad” da a luz un nuevo ser virtual: la noción del Crecimiento que rompe con la homeostasis aldeana. El Tiempo se va emancipando del tiempo-espacio: pacha. La semilla de la noción de emancipación empieza a surgir. En pocas palabras: las energías fermiónicas hacen masa crítica en la “forma ciudad”.

Redes chacha warmi de Pueblos en Transición

Antes de proseguir, voy a condensar los elementos característicos de las tres formas que estamos analizando para observar sus mutuas relaciones y colegir, en la columna del centro, lineamientos de lo que podría ser el Tercero Incluido de ambas.

Soy muy consciente de la fuerza irresistible de la “forma ciudad”. El campo se sigue vaciando, en todo el mundo, y van creciendo cancerígenamente las ciudades, sobre todo en el tercer mundo. En el caso de Bolivia también esta tendencia es cierta, pero con una salvedad: los pueblos indígenas, además de ser contradictorios, por diseño mental, conservan su estrategia del doble y hasta triple domicilio. La forma mentis de dispersar el riesgo y no poner nunca todos los huevos en una sola canasta, se ha vuelto a insinuar a propósito del último censo, 2012, y ello me hace sospechar que mi propuesta no es tan delirante. Para ellos, esa posibilidad late virtual en el manqha pacha. Es cuestión de un contexto político favorable. Además, en general, pienso que la razón me asiste paladinamente, aunque también entiendo las resistencias irracionales que están mostrando, sobre todo las elites de Occidente, ante la crisis de civilización. De todos modos, esbozaré una breve cartografía de por dónde van los tiros, ahora.

Contexto actual: grandes tendencias, macro y micro

Tendencias globales

Es evidente que las elites políticas no están a la altura de la crisis civilizatoria, basada en la explotación ilimitada de la naturaleza, la acumulación también ilimitada de riqueza, que provoca, por un lado, injusticia social y, por otro lado, un desequilibrio ecológico planetario. Esta ceguera colectiva (que ya conocemos de los mitos del Diluvio: Gilgamés, Noé) nos está llevando hacia un abismo ecológico. Pero, bueno, tampoco me sorprende. Soy consciente que también pertenecemos al género homo demens.

Los políticos no pueden ni quieren tomar las medidas necesarias para cambiar el curso de las cosas. La economía especulativa sigue floreciendo, los mercados están cada vez menos regulados y la alarma ecológica, materializada en el calentamiento global, ha sido dejada, prácticamente, de lado en los foros internacionales.

Esta ceguera cognitiva y ética brota de dos supuestos. El primer supuesto es el cuento, que nace en Uruk, acerca del Crecimiento ilimitado y que las sociedades industriales efectivizan sobre la base de la energía fósil y la desvinculación del capital especulativo (: la tasa de interés compuesto) de la economía real. La falsedad de este supuesto estriba en que no se quiere tener en cuenta los límites de la Tierra, entendida como un sistema vivo. Un planeta limitado no soporta un proyecto ilimitado. Es muy simple, en realidad.

La segunda razón es de orden filosófico. Implica un cambio de paradigma. Dicho con una metáfora simple: debemos recuperar la inteligencia emocional para equilibrar la fuerza tanática de la razón instrumental, aupada por el patriarcado, absolutizada por la Ilustración e implementada por la sociedad industrial. Tenemos que aprender, como civilizaciones, a complementar mejor las funciones de nuestros dos lóbulos cerebrales. Si no buscamos la complementariedad de la inteligencia emocional: lóbulo derecho, y la razón instrumental: lóbulo izquierdo, nunca vamos a sentir, como sostiene Leonardo Boff, los gritos de la Madre Tierra, el dolor de las selvas y los bosques abatidos, ni la devastación actual de la biodiversidad. A lo cual debemos añadir la Ch´uyma: el cuidado, el respeto y el cariño por todo lo que vive. Sin esta conexión mente-cuerpo: pensar con las entrañas, nos podremos salir de la actual trampa en la que nos debatimos.

Tendencias locales

De momento son sólo tendencias, puntos de mutación, que podrán salvaguardar la vitalidad de la Tierra y abrirnos hacia una nueva civilización.

Pareciera que se empieza a superar la dictadura de la razón instrumental, principal responsable de la devastación de la naturaleza, mediante la incorporación de la inteligencia emocional que nos lleva a responsabilizarnos con el destino de la vida misma en todas sus manifestaciones.

Empieza a cundir el reconocimiento de la economía de reciprocidad: hasta el Papa la nombra en su encíclica Caritas in Veritate. Proliferan las economías solidarias, brotan como hongos las Monedas complementarias locales, de tasa negativa, precisamente; en Europa se empieza a hablar del decrecimiento e investigar sobre la felicidad, nada menos que desde la economía. Da que hablar un así llamado eco-socialismo feminista y democrático que propone una forma nueva de producción con la naturaleza y no contra ella y una necesaria gobernanza global.

Se empieza a hablar de Bio Región, de Enfoque biocultural, que se presentan como medidas correctivas complementarias a la globalización y al Desarrollo, valorando los bienes y servicios de cada región con sus ecosistemas, población y cultura.

Ha rebasado las fronteras andinas la noción del Vivir Bien que implica la noción de Crianza de la vida en el continuo de la naturaleza y el respeto a los derechos de la Madre Tierra. No es nueva la noción estoica de la sobriedad compartida o la sencillez voluntaria que ha renacido entre las elites globales y cuestiona las patologías consumistas de las sociedades urbanas. Es cada vez más visible el protagonismo de las mujeres y de los pueblos indígenas que presentan una nueva benevolencia hacia la naturaleza y formas más solidarias de producir y consumir.

Es sintomática la creciente acogida de las categorías de cuidado y ch´uyma; son vistas como la lógica de la red de la vida que garantiza las interdependencias de todos con todos asegurando la vida en la Tierra. Estamos basculando hacia el lado matriarcal. Se empieza a hablar de la ética de la responsabilidad universal, pues todos somos responsables del destino común, el nuestro y el de la Madre Tierra.

Más allá de las religiones, la humanidad recupera la dimensión intangible, energética, que nos permite sentirnos parte de la totalidad, lo que nos lleva a cuidar mejor de ella. Todos nos vamos volviendo spinozistas: Deus sive natura.

Todas estas iniciativas son más que semillas. Como dice Boff, El tao de la liberación, son ya brotes que muestran la posible floración de una Tierra nueva con una humanidad que está aprendiendo a responsabilizarse, a cuidar y a amar la herencia recibida. Valores matriarcales.

Supuestos básicos

Nuestro principal supuesto es que nuestro atraso es, ahora, nuestra principal ventaja. No se trata de oponerse a los hidrocarburos, sino, con esos recursos, diversificar y descentralizar otras fuentes de energías complementarias.

De todos modos, la tendencia general (por la subida de los precios del petróleo, debido a su creciente escasez) es que será inevitable vivir con un consumo de energía mucho más bajo y, por tanto, es mejor planearlo en lugar de ser tomados por sorpresa.

La tendencia local, sin embargo, es que, con la prédica del Desarrollo después del 52, nuestras comunidades y asentamientos han perdido en resiliencia; son más vulnerables porque la mirada de la gente está puesta en la ciudad y ya no en la comunidad. Los pueblos se están despoblando. Tenemos que cambiar la mirada.

La estrategia del Vivir Bien debe liberar nuestra creatividad y capacidad colectiva para construir nuevas formas de vida más enriquecedoras, más conectadas a la familia, a los amigos, a la comunidad y a la naturaleza, reconociendo, por un lado, los límites biológicos del planeta y, por otro lado, que tenemos desocupado gran parte de nuestro territorio. Es insensato concentrarse en las capitales departamentales.

Si las Autonomías y la descentralización se aplicaran a diseñar un futuro con economías locales revitalizadas, basadas en la complementariedad de la Reciprocidad y el Capitalismo, tendríamos muchas ventajas sobre todo lo conocido, aquende y allende, lo que implica una población más contenta, que gerencia creativamente su extraordinaria biodiversidad produciendo un ambiente saludable, y un entorno de estabilidad y seguridad, basado en el compartir del Ayni y donde al Capitalismo se le ha capado las tasas de interés positivo, sobre todo el interés compuesto.

Algunos peligros a evitar

No hay que planificar a detalle: tendencia de la razón: lóbulo izquierdo. Hay que dar su lugar al caos: a la improvisación y la creatividad, para evitar el error que cometieron los utopistas, sobre todo los del así llamado socialismo utópico: bajar al detalle. Resumiré un ejemplo conocido: los falansterios de Fourier.

Según el, la humanidad debe estar agrupada por comunidades, regulares por el número de sus habitantes, por su orden interior y por las condiciones de equilibrio en relación con otras comunidades, obedeciendo todas a leyes análogas. En el orden societario estas comunidades reciben el nombre de falange, palabra que significa una idea de conjunto, de unidad, de voluntad y de objeto. La falange debe estar compuesta de 400 familias (1.600 o 1.800 individuos, con arreglo a la densidad de las familias de 4,5). Las bases de esta asociación son: 1º Todos los habitantes de la comunidad, ricos y pobres, formarán parte de la asociación; el capital social lo constituirán los inmuebles de todos y los muebles y capitales aportados por cada uno a la sociedad. 2º Cada asociado a cambio de lo que aporte, recibirá acciones que representen el valor exacto de lo que haya entregado. 3º Toda acción tendrá hipoteca sobre la parte de los inmuebles que represente y sobre la propiedad general de la sociedad. 4º Todo asociado (se es asociado aun cuando no se posean acciones ni capital alguno) debe concurrir a la explotación del bien común, con su trabajo y con su talento. 5º Las mujeres y los niños entran en la sociedad con el mismo título que los hombres. 6º El beneficio anual, después de satisfechos los gastos comunes, será repartido proporcionalmente según las tres facultades productivas: capital, trabajo y talento. Los fourieristas suponen que esta organización producirá importantísimas y fecundas consecuencias, pues, por ejemplo, las 400 familias reunidas hallarían una gran ventaja en sustituir sus 400 hogares, que emplean a 400 mujeres, por una buena cocina dirigida por unas cuantas personas hábiles en el arte de cocinar; sus 400 graneros por uno bueno; sus 400 bodegas por una amplia y magnífica, etcétera. La falange, o sea la reunión de 400 casitas, vendría con el tiempo a reunirse en un solo edificio; con 400 departamentos con dependencias comunes y particulares, y este gran edificio unitario recibirá el nombre de falansterio.

Por eso termino aquí. Pienso que es suficiente tener la perspectiva global: qué formas se ha desarrollado: aldea, luego ciudad; la crisis de la forma ciudad, por el cambio climático, que es resultado de una apuesta por la Separación y haber desarrollado, preeminentemente, el lóbulo cerebral izquierdo de la humanidad. El desafío, ahora, es equilibrar ambos lóbulos cerebrales en el diseño de nuestro habitat. Los bolivianos tenemos, además, la suerte de contar, cerca, con un modelo social basado en la búsqueda de la complementariedad de ambas energías: el ayllu. Podemos aprender de experiencias concretas.

II

Mis supuestos teóricos

Matriarcado y Patriarcado

Estos son solo conceptos. Nunca ha existido algo así como un matriarcado o un patriarcado. Son herramientas filosóficas para aclarase un poco. No recuerdo cuando lo escribí.


Algunas diferencias biológicas
Varones y mujeres compartimos casi la misma data genética. De los 23 pares de cromosomas que tenemos en común, solamente el par que marca la identidad sexual (X X para la mujer y X Y para el varón) establece una desigualdad que, comparada con la estructura general del cuerpo, es menos de un 5%. No obstante ello, la diferencia es evidente.

No sólo nuestras anatomías son asimétricas; también ocurre algo similar con la bioquímica de nuestros cuerpos. Tanto mujeres como varones poseemos los mismos tipos de hormonas, pero la diferencia está en la proporción de dichas cantidades. Por ejemplo, la mujer posee más cantidad de estrógenos, mientras que el varón posee más cantidad de tetosterona. Estas diferencias imprimen unas tendencias de carácter y comportamiento que nos marcan y nos distinguen genéricamente.

Louann Brizendine, en su libro El cerebro femenino, hace una exposición de nuestras diferencias biológicas que esclarecen muchos modelos de conducta entre varones y mujeres. No solamente somos afectados por las proporciones hormonales, las cuales nos otorgan respuestas y reacciones distintas ante la vida, sino que la anatomía del cerebro también difiere. Por ejemplo, mientras la zona cerebral relacionada con los vínculos afectivos, es mayor en las mujeres; la zona que tienen que ver con la conducta sexual y la tendencia hacia la agresividad y la competitividad, es mucho más amplia en los varones.

Existen planteamientos acerca de los orígenes de nuestras desemejanzas a partir de cuando éramos una sociedad recolectora-cazadora, en la que los varones tenían que salir de caza para matar y procurar alimento, desarrollando las cualidades idóneas para tal fin: fuerza física y violencia. Ello, se dice, bloqueaba en el cerebro la zona sensible, para poder desvincularse afectivamente de las presas que mataba. En cambio, las mujeres se quedaban para la cría y cuidado de los hijos, la recolección de raíces y plantas. Estos parámetros de conducta irían adecuando nuestros cerebros a esos menesteres.

Resulta interesante, al respecto, cómo los nervios ópticos se han especializado de distinta manera, tanto en el varón como en la mujer. Ésta, por ejemplo, tiene más desarrollada la visión periférica o global. Los bastones son conjunto de células repartidas uniformemente por toda la periferia de la retina, lo cual permite una visión de conjunto, puesto que la mujer tenía que vigilar varias cosas al mismo tiempo: los hijos, procurar alimentos del entorno y la protección de la vivienda ante posibles peligros. Mientras que el varón tiene más desarrollada una visión concéntrica, en forma de células llamadas conos que se concentran en un pequeño punto de la parte central de la retina. Esto le permitía poder focalizar su mirada en la presa, distinguirla a largas distancias, no perderla de vista y, como consecuencia, su visión se agudizaba en una sola dirección, supeditando la visión periférica para que ésta no le distrajese de su cometido. Las funciones contrapuestas de los bastones y conos se corresponden con la especialización de los lóbulos derecho e izquierdo del cerebro.

Es, pues, muy probable que estas especializaciones de la conducta hayan sido las responsables de las diferencias en nuestros cerebros masculino y femenino. Diferencias que se dan también en relación al universo: Onda / Particula, y en cualquier nivel emergente dentro de su recorrido evolutivo: Bosón / Fermión. Consecuentemente el ser humano no puede ser una excepción, siendo éste la máxima complejidad estructural que hasta ahora conocemos en el universo. De modo que la paridad universal adquiere en el nivel humano una gran riqueza de matices y comportamientos, frutos todos ellos de los niveles que le precedieron en la evolución.

En principio, pues, cada persona posee un potencial que se expresa por medio de dos cualidades opuestas, pero complementarias, que hacen la totalidad y con las cuales interacciona con el entorno para su desarrollo y realización. Estas cualidades son, unas, de naturaleza sensible, digamos Yin, y, las otras, de naturaleza intelectual, digamos Yang, siendo el cuerpo el que posibilita la expresión de dichos potenciales a través de todo un sistema nervioso de sinapsis y redes neuronales. Tan es así, que se podría decir, cuánticamente, que cada pensamiento o sentimiento tiene su propia identidad química, yendo inevitablemente unidos, en quatums, como las dos caras de una moneda, por lo que cada pensamiento lleva asociado un sentimiento y viceversa. Las diferencias Yin / Yang: Bosón / Fermión: Onda / Partícula… son, por lo tanto, naturales y provienen de un nivel de realidad más allá de lo humano; en realidad, emergen de una génesis universal.

Ahora bien, es importante tener un cierto conocimiento que nos posibilite una perspectiva más amplia y comprensible de lo que ha sido la trayectoria humana y su evolución a lo largo de milenios y, conocer, por ejemplo, cómo la civilización patriarcal ha contribuido a que ciertos patrones de conducta Yang, hayan sido supervalorados, e incluso magnificados a costa de los valores complementarios Yin. Estos últimos, han sido ignorados en el mejor de los casos, y en el peor, han sido subvalorados y despreciados. Por consiguiente, se ha ido creando un desequilibrio de la paridad, de la que todos, tanto mujeres como varones, estamos pagando las consecuencias. Las diferencias no significan una preferencia y desigualdad entre las partes, en cuanto al reconocimiento social, en el aspecto económico, en el trato hombre-mujer y en los derechos ante la ley.

La cultura Yin del Vivir Bien o el sentir matriarcal de la vida.

Antes de echar un vistazo a las formas y costumbres de los antiguos pueblos matriarcales, es conveniente aclarar que con el término “matriarcal” no se designa a una sociedad en donde la mujer es el sujeto dominante y el varón el sujeto dominado, como ha venido ocurriendo con los modelos de sociedades patriarcales. Con el término matriarcal se pretende señalar una forma de convivencia, cuya organización, prioridades, valores y simbologías eran bastante diferentes a los que conocemos como civilización jerárquica y androcéntrica. Por ejemplo, en el Paleolítico, bajo la influencia de la Gran Madre, las tribus de cazadores-recolectores se organizaban bajo un sistema de igualdad, es decir, en base a relaciones horizontales. La persona que dirigía al grupo podía ser indistintamente de cualquier sexo ya que tanto los varones como las mujeres contribuían con su aportación de alimento para la comunidad, aunque para el recabo de dicho alimento utilizasen medios y formas diferentes, lo cual, no sentaba ninguna discriminación entre sexos. La cuestión es que no se daban distinciones jerárquicas entre los sexos. Además, en el sistema matriarcal, tanto los hijos como las hijas eran bienes comunes, siendo la propia comunidad la responsable de los niños. Posteriormente, en el Neolítico, (8.000 a 3.500 a.c.) y de los datos que se tienen de los asentamientos matrilineales (línea de sucesión por vía materna), que existieron en la antigua Europa y Oriente Medio, los tipos de sociedades eran igualmente igualitarias, siendo su máxima expresión cosmogónica la Gran Diosa.

Esto se debe a que el arquetipo Yin estaba establecido como base de una forma de percibir la vida que marcaba la convivencia igualitaria tanto para hombres como para mujeres. Sabemos que el modelo Yin posee características de identificación con el grupo. Es la facultad para crear lazos con el entorno y esto se traduce como que el sentir de esos pueblos remotos era la de pertenencia a una entidad común ya que todavía no se había desarrollado el sentido individual o autoconciencia del ego-mente -que vendrá posteriormente con el modelo patriarcal-, lo cual, llevado a un nivel más amplio, implicaba la integración con la naturaleza cuyo símbolo supremo era la Gran Madre, principio biológico y sustentador de la vida. La Madre Tierra como una proyección universal de la fertilidad a imagen y semejanza de la mujer y de la fecundidad de la misma tierra. Es decir, se crea en el imaginario colectivo que da origen al mito y a la deidad, una entidad que recoge y simboliza toda una forma de funcionamiento y de sentir de aquellas antiguas culturas.

Ken Wilber en su libro Después del Edén hace una distinción entre la Gran Madre Tierra y una evolución de ésta, en la figura de la Gran Diosa. La primera pertenecería a una etapa más temprana o paleolítica, donde la vida rondaba en torno al abastecimiento de las necesidades primarias del día a día y, en donde la mujer estaba ligada a la tierra por su labor en la recolección de raíces, plantas y frutos. Gracias a ese contacto continuo en el rastreo de alimentos, se le debe -a la mujer-, el descubrimiento de la agricultura (8.000 a.c.), lo cual supuso un cambio decisivo y revolucionario en la organización de la vida social. Entramos, entonces, en el Neolítico junto con el culto a la Gran Diosa. Se establece definitivamente el sedentarismo en las tierras fértiles y con ello la construcción de poblados y asentamientos matrilineales, los cuales, poseían sus propios sistemas de almacenamiento de alimentos, cuyos excedentes lo utilizaban para el intercambio y el comercio, junto con los objetos y piezas de artesanía. La Madre Tierra representaba a la vida biológica y a la naturaleza en sus necesidades más primarias, la cual como una nodriza alimentaba a su prole. Sin embargo, la Gran Diosa del Neolítico suponía un paso más avanzado en la evolución humana, una cultura más trascendente en cuanto a su proyección del espacio, del tiempo y de la materia. Una Diosa de donde surgía toda la creación y la vida en el universo.

Los pueblos mediterráneos del Neolítico no eran pueblos guerreros. La explicación está en que una cultura eminentemente agrícola y sedentaria basada según un modelo Yin de funcionamiento, se desarrollaba en base a la producción, conservación, socialización y repartición equitativa de los bienes. Asimismo, la capacidad de fecundidad femenina era asimismo reconocida y exaltada en grado supremo, como lo muestran los hallazgos en toda esa zona de miles y miles de estatuillas de mujeres con vientres, pechos y genitales prominentes, siendo, por tanto, el culto a la fertilidad uno de los máximos valores de aquellos pueblos matrilineales. Esta valoración del cuerpo como fuente de creación iba paralela con el sentir de la sensualidad de la vida y el goce de los sentidos. En aquellos tiempos, el sexo no era un tema tabú como lo ha estado y sigue estando en las sociedades androcéntricas. Es comprensible, por consiguiente, que el sentido de la guerra sistematizada como ocurrió con la llegada del patriarcado, motivada por el afán de expansión y conquista de nuevos territorios y el dominio sobre los pueblos invadidos, no era una cuestión de primera necesidad, ni siquiera de interés para aquellos habitantes del Neolítico, como lo demuestra el hecho de que las poblaciones no estuvieran amuralladas y que no contasen con ejércitos organizados. Por ejemplo, en el Museo de Heraclio en Creta El pueblo Minoico fue el último reducto europeo de una cultura dedicada a la Diosa. Se distinguió por su gran refinamiento, arte y esplendor, la cual, logró sobrevivir en Creta en una época avanzada (1.700 a.c.), cuando prácticamente toda Europa y Oriente Medio había sido invadida, sucesivamente, y durante siglos, por tribus nómadas y guerreras de origen indoeuropeo que habitaban las zonas desérticas del norte y, en donde el sistema patriarcal, se había decididamente impuesto , cuenta con más de una veintena de salas dedicadas a los hallazgos arqueológicos encontrados en los territorios en donde la cultura minoica floreció. Están abarrotadas de toda clase de utensilios para las faenas agrícolas y la vida doméstica, como también bellos y refinados objetos de artesanía destinados a la decoración del hogar y para el culto a la Diosa. No hay indicios, pues, de que en esa esplendorosa y refinada civilización cretense hubiese instrumentos bélicos o algún tipo de signo que delatara a un pueblo eminentemente guerrero. Como, asimismo, resulta sorprendente que el motivo en las pinturas murales de los palacios minoicos, fuesen rituales, ofrendas de frutos y de juegos como el salto del toro protagonizados tanto por hombres como por mujeres, ornamentaciones con temas florales y de animales.

La naturaleza, la tierra, la producción, la reproducción, la horizontalidad como igualdad, la identidad grupal, la repartición del trabajo y de los bienes, la paridad de sexos, la sensualidad de la vida, la sexualidad, el tiempo cíclico, la fertilidad, son todos ellos valores de la cultura matriarcal.

Se suele asociar a la mujer con la naturaleza y como contraste al hombre con la cultura. Esta comparación no es correcta pues, aunque las mujeres por el hecho de serlo están preparadas biológicamente para ser madres, así como los hombres su constitución les hace físicamente más fuertes que las mujeres; sin embargo, no podemos afirmar que el hombre por su propia naturaleza posea innato el don de la cultura. La cultura es algo que se va adquiriendo a través de la educación y no es una cuestión de género. La posee quien ha tenido la posibilidad de tener acceso a ella, séase hombre o mujer y, es evidente, que la sociedad patriarcal ha vetado el paso a ésta última a la formación y al desarrollo del intelecto, hasta hace bien poco. Por tanto, asociar la cultura con el hombre, por lo menos, hoy día, es una incongruencia. Entonces, detectamos fácilmente una diferencia entre los atributos naturales y los adquiridos por una formación posterior, en una determinada sociedad. En todo caso, hay que distinguir tanto a la mujer y al hombre como sujeto, de lo que es una simbología matriarcal o patriarcal que trasciende lo personal, y que afectaba y sigue afectando a todo el grupo social. Las dos modalidades culturales han ejercido su influencia tanto en los hombres como en las mujeres, aunque al género femenino -en una estructura jerárquica y patriarcal-, le haya tocado el rol del sometimiento y, por consiguiente, su sensibilidad y su concepción del mundo se haya tenido que condicionar a través del modelo dominante androcéntrico. Entonces, podemos decir, que en el matriarcado la unión con la naturaleza era algo sagrado y que con el advenimiento del patriarcado, la naturaleza pasó a un segundo lugar e incluso desvalorizada como algo inferior en pro del incremento del intelecto, de la razón, y de la mente abstracta.

Como veremos, el orden que se observa en la evolución humana guarda analogía con las fases naturales evolutivas por la que transcurre la vida de la persona. Ésta se inicia siendo bebé, el cual en su primera etapa vive totalmente integrado a la madre, no existiendo diferenciación entre él y ella, no teniendo aún la autoconciencia de existir separado de ella. Esta etapa de vivir sumergido en una totalidad va ampliándose a otra en donde el niñ@ va creando conciencia de diferenciación. Es la etapa verbal en donde el niño comienza a hablar, desarrollando en parte el Hemisferio Izquierdo y con ello, la conciencia de que él y su madre son dos, aunque siga influenciado por ella. El intelecto, neocórtex, es lo que se desarrolla más tardíamente en la persona, en relación a las sensaciones y emociones del cerebro reptiliano y posteriormente el sistema límbico que en la línea de la evolución son más ancestrales que el neocortex. No obstante, las etapas anteriores no deben ser reprimidas sino integradas con las nuevas facultades emergentes, para que la maduración total sea posible; instintos, emociones, sentimientos e intelecto deben ocupar cada uno su correspondiente lugar en la naturaleza de cada ser, e interactuar armoniosamente como un todo, como modelos del Yin y Yang que son. Si se produce una negación o rechazo de alguna de las partes del ser, el desequilibrio y los estados patológicos hacen su aparición en lo personal, como también en lo social y colectivo como proyecciones que son de las individualidades.

Sentido Yin y Yang del tiempo

El sentir del tiempo de los pueblos matriarcales era muy diferente a como lo vivimos en la civilización patriarcal. Era un tiempo redondo o cíclico, es decir, un tiempo recurrente y aunque la naturaleza moría y renacía cíclicamente, el tiempo en sí era indefinido. Supuestamente, no se tendría que vivir con la sensación de que había que llegar a algún sitio, no existiría la visión de futuro en el sentido de la preocupación de tener que llegar a alcanzar alguna meta o conseguir algo para los tiempos venideros. Seguramente vivían más centrados en un continuo presente.

Sin embargo, la perspectiva Yang del tiempo es lineal, nos da la sensación de que avanzamos en él, de que viajamos en el tiempo y de que hay metas que alcanzar. Es una capacidad adquirida por la mente que nos da la capacidad imaginativa de proyectarla hacia el futuro o hacia el pasado, aunque lo único real siga siendo el presente. El tiempo lineal está ligado a la Historia; la historia que comenzó con el descubrimiento de la escritura y coincidente con el advenimiento del patriarcado. Este hito marcó un punto de partida de la narración civilizada. Y como todas las narraciones cuentan con un principio, también, deben tener un final. Nuestro imaginario colectivo y mítico religioso nos habla de la creación universal y de un final de los tiempos. En el terreno científico existe un Big-Bang y un posible Big-Crunch. No obstante, en esta línea direccional del tiempo que conlleva principio y fin, podemos incluir también al tiempo cíclico, el cual va girando y girando alrededor del tiempo direccional, puesto que las estaciones siguen sucediéndose unas a las otras, y las culturas aparecen en el escenario de la vida y, desaparecen posteriormente, para dar pasos a otras. Los dos tipos de tiempos Yin-Yang, se entremezclan creativamente originando una realidad cíclica, como la imagen de una voluta en el que su recorrido es siempre nuevo y diferente.

Cultura Yang del Desarrollo: el individualismo y abstracción del patriarcado.

En su interesante libro El Alfabeto contra La Diosa, el científico Leonard Shlain hace un trabajo de investigación histórica y demuestra que con la invención del alfabeto, y por consiguiente, de la escritura, se produjo una reconfiguración del cerebro humano reforzándose el Hemisferio Izquierdo -hemisferio masculino-, a costa del Hemisferio Derecho o femenino; cuyas cualidades espaciales y visuales –las representaciones de imágenes por medio de la pintura y la escultura son anteriores a la escritura-, no sólo perdieron valor, sino que incluso fueron rechazadas y prohibidas, sobre todo, con la aparición de las religiones monoteístas. Pero no solamente se infravaloró las funciones del hemisferio femenino, sino que paralelamente, la mujer misma perdió su posición social y el mundo se masculinizó: se sacrificó a la diosa por un dios, las mujeres dejaron de ser las sacerdotisas de dichos cultos y pasaron a ser los sacerdotes los intermediarios entre la divinidad y el pueblo. La herencia empezó a transmitirse por línea paterna y, desde que se instauró el patriarcado, la misoginia ha estado prevaleciendo en la mayoría de los pueblos hasta el día de hoy.

Conviene en este punto pararse para fijarnos cuales son las características Yin y Yang de los dos hemisferios. El hemisferio izquierdo posee las cualidades propias del intelecto, como es el raciocinio y el análisis. El pensamiento es lineal, es decir, secuencial, llevando una dirección. La capacidad para la escritura, el análisis, la lógica, el pensamiento matemático, la expresión por medio del lenguaje, está todo ello relacionado con dicho hemisferio. También es responsable del sentido del tiempo. Mientras que el hemisferio derecho, se caracteriza por tener una visión de conjunto o visión simultánea, el pensamiento es analógico y se le debe la intuición. Es responsable de las imágenes espaciales, colores, formas y lugar, habilidades sonoras como la música. Especializado en sensaciones y sentimientos. Ni que decir tiene que el primero fácilmente se le identifica con las cualidades Yang y el segundo con las Yin.

Es de esta manera, como Shlain argumenta el paso del matriarcado al patriarcado, o sea con la aparición de la escritura y más tarde del alfabeto. Pero también hay explicaciones de otros órdenes, que también aportan su visión y, que no tienen por qué resultar excluyentes entre sí. Todo lo contrario, cuando un fenómeno histórico de tal calibre ocurre, más de un factor contribuye para posibilitar dicho cambio. Por ejemplo, en su no menos interesante libro El Cáliz y la Espada de la antropóloga Riane Eisler, que toma como punto de referencia los datos e investigaciones de la muy reconocida arqueóloga Maritja Gimbutas explica: cómo los asentamientos matrifocales del Neolítico que se extendían por Europa y Oriente Medio, fueron sucumbiendo lenta y progresivamente a lo largo de algunos milenios por oleadas de pastores esteparios o “Kurgos” que asolaron la Europa prehistórica, motivados por las fértiles tierras de los asentamientos matrifocales. Con la palabra “kurgo”, designa a los pueblos trashumantes de origen ario –más tarde, indoeuropeos-, que vinieron de las zonas desérticas del norte de Europa, aunque milenios más tarde, otros invasores nómadas –pueblos semíticos o hebreos-, llegaron de los desiertos del sur hacia las tierras de Canaán. Todos ellos entraron guerreando, conquistando y devastando los poblados matriarcales, imponiendo un modelo de organización social en donde las estructuras jerárquicas y el ejercicio del poder y de la violencia masculina eran la norma. En cuanto a la mujer, pasaba a ser posesión y objeto de comercio del hombre. Por entonces, ya se había descubierto que éste era también protagonista en la reproducción de los hijos, con lo cual, la mujer perdió el poder misterioso que se le había atribuido en su labor como única fecundadora de la progenie. Por consiguiente, este hecho también contribuyó en el cambio de las relaciones de género, por cuanto el hombre exigió su derecho sobre los hijos-as y así controlar la vida de la mujer que, pasó desde entonces, a ser de su propiedad.

Estos pueblos guerreros proyectaron en su imaginario colectivo -igualmente que lo habían hecho sus antecesores prehistóricos-, una deidad, con atributos, ésta vez de tipología masculina: eran los dioses de la guerra iracundos y ávidos de sangre, como nos cuenta Riane Eisler, y no hace falta más que coger el Antiguo Testamento y verificar las despiadadas órdenes que Jahvé daba a su pueblo. Pero sí es interesante destacar que en el Nuevo Testamento y concretamente en los Evangelios, las enseñanzas de Jesús son diametralmente opuestas al dios de los israelitas, en el sentido de que es una doctrina de amor, solidaria, de paz y de perdón y, por supuesto, de máximo respeto hacia la mujer. Cuesta trabajo creer que el Dios Padre al que se refiere Jesús, tuviese algo en común con la identidad llamada Jahvé de los pueblos semitas. La doctrina de Jesús fue totalmente revolucionaria para una época en donde las normas imperantes eran: “ojo por ojo y diente por diente” transformadas en ofrecer la otra mejilla si alguien te daba una bofetada y, en perdonar setenta veces siete al que te ofendía.

¿Vino Jesús a enseñar una visión más suave y amorosa de la vida y de las relaciones humanas para recuperar y, con ello, equilibrar el desajuste que se había producido en la balanza entre el Yin-Yang? Valores Yin que se habían perdido después de varios milenos de tanta dureza y barbarie humana. Evidentemente, eso parece; sus enseñanzas están basadas en el amor y el respeto, estando totalmente vigentes en el mundo de hoy, donde aún, y por desgracia, no acabamos de superar la violencia, el odio y el sufrimiento que originan las creencias en las distintas religiones monoteístas.

Ken Wilber en Después del Edén contempla el cambio de cultura desde una perspectiva interna de la evolución humana, a la cual llama La Cadena del Ser. Expone como el self -ser-, ha ido pasando por diferentes etapas de estadios evolutivos que van de la etapa pre-personal, personal, y supra-personal o trans-personal, correspondiéndose la primera a la etapa matriarcal, -Yin-, la segunda a la patriarcal –Yang-, y la tercera aún por venir para la inmensa mayoría de las personas y que se trataría de la integración entre el Yin-Yang, originando un nueva conciencia de ser.

Esta trayectoria que ha estado recorriendo la humanidad desde sus orígenes, es también la vía de desarrollo del ser humano desde que viene al mundo. Nacemos en los dominios naturales de la Gran Madre y de la madre/mujer. En los primeros meses de vida del bebé, éste no tiene consciencia de “ser” separado de su madre. Todo es madre, al igual que la humanidad en sus inicios. La autoconciencia como ser separado va deviniendo en la medida que se inicia en la etapa verbal –desarrollo del hemisferio izquierdo- Posteriormente con el uso de la razón sobre los 7 años en donde el-la niñ@ aprende a leer y a escribir – más desarrollo del hemisferio izquierdo-y así, el-la niñ@ va poco a poco alejándose de los dominios maternos y entrando en el desarrollo de su personalidad o mente-ego, que es de dominio Yang. Inicia el proceso de su individualización y necesidad de reconocimiento como ser distinto al resto de los humanos. Aunque esta experiencia de sentirse desarraigado en el universo le abocará a preguntarse ¿quien soy?….. Si la persona logra reunir suficiente consciencia para darse cuenta de la realidad integradora de la que forma parte -unión de su parte Yin con su parte Yang-, del paso del ser individual al ser universal ¡magnífico!, será un-a iluminad@. Si no se ha desarrollado internamente, envejecerá y en la medida en que vaya perdiendo con la edad la fuerza del escudo de su ego-mente, aparecerá de nuevo el-la niñ@ que nunca dejó de ser, ya que no desarrolló nada más. Aún así, se da con cierta frecuencia que estas personas no iluminadas, al final de sus días deseen retornar inconscientemente a los dominios maternales, pues es frecuente que pidan con insistencia volver a su “casa”, al hogar que les vio nacer y reclamen una y otra vez la presencia de la madre.

Estas tres perspectivas explicativas del paso del matriarcado al patriarcado, o sea, la invasión territorial de los indoeuropeos y posteriormente de los semitas, la reestructuración del cerebro con la aparición de la escritura y, las fases evolutivas del ser, son perfectamente compatibles y, por tanto, nos ofrece una amplia panorámica del sentido que ha llevado la marcha de la humanidad y la posible perspectiva de su trayectoria futura en la integración del Yin-Yang, de los dos hemisferios cerebrales en lo personal, en nuevos modelos sociales, culturales y científicos

Es desde esta amplia visión como se puede entender la aparición del héroe junto con el inicio del patriarcado, porque en una etapa pre-individualista o matriarcal, la figura de que alguien destacase por encima de los demás no tenía mucha probabilidad de que sucediese ya que la conciencia no estaba definida hacia el ego-mente diferenciándose sobre lo grupal. Como contraparte, las sociedades gobernadas por los hombres que conllevan unas estructuras jerárquicas de fuerza y poder, y de máxima individualidad, la figura del héroe sobresaliendo del resto, siempre fue y sigue siendo un símbolo con el cual se identifican la mayoría de los hombres.

Transcribo un párrafo del libro Matria: el horizonte de lo posible, de la filósofa Victoria Sendón, acerca de la aparición del héroe en la antigüedad. “En los primeros libros de la nueva civilización siempre encontramos la misma escenografía: una gran batalla en la que las diosas son vencidas por héroes o dioses invasores. En el Poema de Gilgamesh (2700 a.C.) es Gilgamesh de Uruk el que se enfrenta a Ishtar, la gran diosa de los pueblos ribereños del Éufrates y el Tigres. Y en el Enuma elis (1750 a.C.), quien destrona a Tiamat será Marduck, un dios menor que no “descansó hasta ver su cadáver”. En Grecia, los héroes pasan a ser los consagrados a la Diosa Hera a ser “matadores de monstruos”, que no son más que las divinidades vencidas”.

La imagen del héroe, sigue hoy día impregnando la literatura y la imaginación tanto de niños como de mayores, y en términos generales, el héroe siempre ha estado y sigue estando ligado a la prepotencia física y al enfrentamiento con un enemigo al que siempre vence y mata. El héroe de las películas del Oeste es el que está más capacitado para desenfundar su revólver antes que los demás y, por consiguiente, es el que más muertos tiene a sus espaldas. Los héroes de guerra siguen idénticas pautas; las condecoraciones militares y la mayoría de los títulos nobiliarios se han venido concediendo como reconocimiento al derramamiento de la sangre enemiga.

¿Es necesario, acaso, que una nueva cultura nazca de la sangre de los pueblos sacrificados? ¿Es inevitable que ocurra un ensañamiento y degradación tan cruel de los símbolos anteriores? Necesariamente no, aunque la historia esté llena de casos de invasiones bárbaras y de guerras religiosas que fueron destruyendo todo lo que iban encontrando a su paso a través de los territorios invadidos. Posiblemente sea la manera más burda y dura de funcionamiento del estilo patriarcal pero, que aún y por desgracia sigue hoy día imperando, puesto que países muy poderosos como son los Estados Unidos se creen con el derecho de imponer por la fuerza “su democracia”, invadiendo y destruyendo a otros países. La característica arrasadora del elemento Fuego –Yang-, cuando prescinde de la sensibilidad Yin, podría servir de explicación subyacente de toda la barbarie llevada a cabo durante estos milenios que llevamos de dominación patriarcal. Pero, por suerte, también tenemos constancia de pueblos que se han expandido –principio Yang- y han creado colonias y nuevas riquezas en otros países a través de la vía comercial o elemento Aire –Yang-. Tal es el caso de la expansión de los fenicios por el Mediterráneo, seguida en segundo lugar por los enclaves de los pueblos griegos.

Me arriesgo a una síntesis simplista pero, espero, iluminadora.

Cerebro reptiliano. Paleolítico. Sociedad de recolectoras/cazadores. La Gran Madre. Esta representa al cuerpo, a la tierra, el alimento, a la fertilidad mágica sin intervención del hombre, a la emoción/sexualidad. Instinto de protección en el enfrentamiento y ataque o de huída. En la vida del ser humano representa la primera etapa del bebé que vive en un estado de fusión con la madre que lo ocupa todo Sin identidad propia como sujeto. El tiempo es cíclico.

Cerebro límbico. Neolítico. Nacimiento de la agricultura. La Gran Diosa como algo trascendente que va más allá de la propia vida. Intercambio, comercio, artesanía, lugares de veneración, ofrendas, construcciones y poblados enteros. Refinamiento cultural. En la vida del ser humano representa la etapa en que se va diferenciando de la madre como ser separado de ella aunque dependiente de ella. Se inicia en la etapa verbal.

Cerebro o neocórtex. Ego-mente. El Hemisferio izquierdo con todas sus características se va imponiendo al derecho. Inicio del tiempo histórico paralelamente al comienzo de la escritura. Patriarcado. Desarrollo del individualismo. Nace el héroe. El Dios Padre o monoteísmo

El modelo mental monoteísta

Reúno dos textos emparentados. El primero fue escrito antes de la Pandemia. El segundo, durante la misma.

El Monoteísmo, como quantum conceptual, contiene subsumido y reprimido al Animismo. Con el descubrimiento de la física cuántica, Occidente empieza a asumir su polaridad animista. Podemos compendiar al Animismo diciendo que es el arte de metabolizar ritualmente la Incertidumbre y, al Monoteísmo, como el arte dominar tecnocráticamente y encubrir imaginariamente la Incertidumbre, a través de la escisión sujeto/objeto.

Es interesante el proceso que estamos viviendo, pero no noto que seamos muy conscientes de ello. Voy a intentar simplificar la polaridad, para mostrar las tendencias que ya bullen entre nosotros.

En un primer flash intentaré mostrar el Idealtypus o Gedankenbild del Monoteísmo occidental. En un segundo flash lo que, desde las ciencias del nuevo paradigma, se está empezando a mover en nuestra civilización.

I

La tendencia a la abstracción.

Los Hijos de Abraham hemos sido socializados en un imaginario que cultiva la fobia hacia la materialidad, la corporalidad, la sensualidad, el goce: lo concreto, porque impiden y dificultan el cultivo de la abstracción, la relación con un ser inmaterial y severo, la lectura, la escritura, el comentario, la escucha de la Palabra. Como decía mi abuelo Samuel: “No se puede sacar buenas notas y corretear chicas, al mismo tiempo”. De ahí, la Forma Internado: yeshivá, madrassa, noviciado menor.

Corolario de esto es que hemos sido educados a aprender no por experiencia, sino por fe: creyendo lo que dicen los filósofos, primero y, ahora, los científicos. Para ello sirve la Forma Escuela. De hi que seamos tan fácilmente manipulables, subliminalmente, por los medios de comunicación. A su vez, ello facilita tener una opinión pública homogénea que, a su vez, posibilita implementar un solo orden mundial. Nos han hecho vulnerables: a los escolarizados, a niveles que ni nos imaginamos. De hecho, pueden hacer con nosotros lo que quieran, si así lo precisaran.

La obsesión por la no contradicción

La idea inculcada desde la infancia, colmada de prestigio, de ser un Buscador de la Verdad; de que Dios es el Camino, la Verdad y la Vida, conducen directamente al postulado lógico de: O lo uno o lo otro. No puede haber dos verdades, dos caminos, dos caudillos. Esto sería contradictorio y eso, no lo soporta nuestra programación mental (aunque, diariamente, nuestro cuerpo, demuestra lo contrario). No obstante, ello, discutir y ganar en una polémica, llevando al contendiente a la contradicción, es un gran placer intelectual. También se podría hablar de machismo intelectual, en este caso. Todos los grandes entrevistadores lo practican. Piensen en el cura Pérez y María Galindo, por ejemplo.

La intolerancia frente a la ambigüedad

De lo anterior deriva un tercer rasgo: la intolerancia hacia la ambigüedad. “Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”. Apocalipsis 3:16. Esto es monoteísmo exotérico químicamente puro. Esotéricamente, lo contradictorio es el ancla de lo mistérico: Jesús es Dios y Hombre al mismo tiempo, como dice el credo de Nicea. Estas paradojas nunca las hemos pensado simultáneamente. Lo mismo sucede con la civilización occidental que es la forma secularizada de este software. Las instituciones tienen una obsesión por lo sólido, los estatutos, lo unívoco, la certeza, la sostenibilidad. Hemos sido socializados en lo estólido, en lo permanente, en lo inmutable. Heráclito / Anaximandro. Pero, he aquí, como ya lo vieran Marx y Engels, en el Manifiesto comunista, “Todo lo sólido se desvanece en el aire; todo lo sagrado es profano, y los hombres, al fin, se ven forzados a considerar serenamente sus condiciones de existencia y sus relaciones recíprocas”. Ha llegado el momento de considerar nuestras relaciones recíprocas: la lógica del don. Esta es la única fuerza que puede relativizar al capitalismo, que es una energía macho. El materialismo se olvidó que proviene de mater, madre: de las energías bosónicas, porque se lo conceptualizó desde un software patriarcal. Ese error llevó al socialismo real, que debió haber implementado la Reciprocidad matríztica, a reiterar el capitalismo patriarcal, sobre enfatizando valores masculinos: planificación y centralización, controladas desde el vértice de la pirámide política, por el Ojo de Horus que todo lo observa y controla: el gran panóptico.

El temor al Otro

El Otro es nuestro opuesto complementario. Es más: lo que llamamos el Otro, es nuestra polaridad opuesta. Más aún: no está fuera; está dentro nuestro y nos constituye, al modo como un electrón está constituido por la paridad cuántica Onda / Partícula. Yo soy el otro, el otro es yo, es lo mismo, en un holón más complejo. Contra esta realidad básica se estrella el monoteísmo exotérico. Sobre el monoteísmo esotérico, mistérico, contradictorio: el fundamento secreto del Poder occidental, véase mi Abraham/Sarah.

El primer desgajamiento de la paridad cuántica, es la Mujer: Lilith, Eva, Asherah, Shejinah, María… que, a su vez, unas enfatizan las energías bosónicas: Eva, y otras las fermiónicas: Lilith. Primer efecto: los varones debemos reprimir nuestras energías femeninas y exaltar las energías masculinas, de donde proviene el machismo, inculcado por las perfectas casadas, Fray Luis de León, que son nuestras propias, santas y sacrificadas madres. Hay, por cierto, dos suertes de machismo monoteísta: uno vulgar y otro intelectual; sobre éste último, se habla poco.

El segundo desgajamiento de la paridad cuántica es el animista, el pagano, el idólatra, el subdesarrollado: el que juega a las dos manos, relativizando ambas energías y buscando siempre la homeostasis del sistema en toda la holoarquía de la cadena de la vida. Por eso es vulnerable al monoteísta, unidimensional: Marcuse, que ha reprimido las energías bosónicas de la : la atracción, y concentrado, en su mente y en su cuerpo, las energías fermiónicas de la disjunción: repulsión. No habrá otro mundo, cualquier otra utopía, mientras el monoteísta occidental no desmonte, deconstruya, demuela controladamente, su unilateralidad ontológica; no en el Logos solamente, sino, sobre todo, en su cuerpo. Tenemos ejemplos inspiradores: Hildegarda von Bingen, Francisco y Clara de Asís, las Beguinas renanas, los Alumbrados sefardíes…

El tercer desgajamiento es el racismo que no es otra cosa, sino utilizar el color de la piel, el olor del cuerpo, la contextura del físico, el tamaño del falo o las ancas de la hembra…: diferentes a las propias, para visualizar, objetivar, materializar lo que hemos sido obligados a reprimir. Deseamos y odiamos, a la par, lo reprimido: las pulsiones de vida del Principio de Placer. Hemos sido educados a estar orgullosos del Principio de Realidad que exalta las pulsiones de muerte. Hemos sido exitosos en biologizar, en poner el acento en el hardware, para desviar la atención de lo decisivo: la programación neurolinguistica. El racismo es un asunto de software y, a saber, de software monoteísta y patriarcal.

Una pequeña muestra de esta paradoja: los Jázaros ashkenazíes no son semitas; son un pueblo túrquico, procedente del Asia central que se convirtió al judaísmo a partir del siglo VII: Yehudah Halevi; es decir, hicieron suyo el software monoteísta, con pasión conversa, al punto que sufrieron progromos antisemitas e, incluso, el Holocausto, por ser dizque semitas. El sionismo actual, básicamente ashkenazí, se comporta con los palestinos (probablemente el pueblo llano judío que quedó descabezado y a su suerte, cuando la elite levítica y sacerdotal fue llevada al exilio) de un modo tal que, solo psicoanalíticamente, puede ser atisbado. ¡Ah, los hijos putativos de Abraham!

La búsqueda de la homogeneidad

Lo anterior, puede explicar nuestra tendencia cultural a producir homogeneidad. La Escuela nos formatea para crear regularidades, para construir ordenes, mal entendidos como uniformidad; a generar certidumbres de todo tipo y en todos los niveles, lo cual va produciendo una homogeneización de la realidad: Globalización, en todos sus planos, incluido el natural. De hecho, mientras más nos esforzamos en ese sentido, más alteramos el orden natural de las cosas y, consecuentemente, generamos desorden y complicación. La crisis climática pone de manifiesto, de un modo innegable, esta paradoja.

Nuestra civilización nos inocula un temor enfermizo por la diversidad. Somos educados para temer al extraño, al que es distinto, siendo la xenofobia y la homofobia uno de nuestros rasgos más característicos y vergonzosos. Nos cuesta, además, aceptar el conflicto y las diferencias. Nos sentimos mal cuando afloran diferentes posiciones, y entonces, o nos negamos a reconocer su existencia o asumimos posiciones irreductibles que niegan al que piensa o actúa distinto a nosotros.

Occidente, pues, se ha constituido sobre la base de la destrucción sistemática de la diversidad, biológica y cultural, la singularidad: toda alteridad. Los Estados nacionales, por ejemplo, se construyeron a partir del aniquilamiento de las identidades regionales y locales. La Ciencia moderna se edificó despedazando todos los saberes previos de la humanidad. Iván Illich señaló que el capitalismo se construye a partir de la creación del valor social negativo, es decir, valorizando, como malo, todo aquello que el animismo considera como bueno. El capital, como fuerza social, requiere eliminar todo aquello que signifique diferencia, para así posibilitar el pleno despliegue del potencial de las fuerzas productivas. Mientras más homogéneo sea un colectivo humano mayor será la posibilidad de un eficiente control social. Y más invisible será la cárcel en la que se hacen la ilusión de ser libres. Mientras más uniformes sean los productos de la naturaleza mayor eficiencia de los procesos productivos. Esta es la razón de fondo de porqué no terminamos de aceptar la economía de Reciprocidad, como complementaria al Capitalismo, y el Vivir Bien, como complementario al Desarrollo. La paridad nos aterra. Preferimos o lo uno o lo otro, pero no los dos a la vez.

El individualismo

El quantum conceptual es individuo/colectivo o comunidad. El haberlos separado y pensarlos, separadamente, ya es un primer rasgo de nuestra civilización. Los primeros atisbos de individualismo surgieron en Grecia, con lo cínicos que abogaban por la libertad del individuo, cuyo primer rasgo era no depender de los bienes materiales, del qué dirán y de hacer lo que les saliera de las verijas. En la Edad Media se desarrolla las nociones de alma individual y, por tanto, salvación individual. Este es el software del Renacimiento y la Modernidad. Con la revolución industrial, el capitalismo construye un sistema de trabajo individual y de ganancia individual, que se refleja en el diseño de la ciudad industrial que ya ha roto todo vínculo comunitario y yuxtapone células atomizadas que sólo buscan la valoración del suelo; no la calidad de vida de la gente. Los sindicatos van a tratar de equilibrar esta situación, poniendo el énfasis en lo colectivo y la ayuda mutua. El siglo XX se abre con un énfasis en lo colectivo: Rusia, Alemania, China: comunismo y fascismo, versus el individualismo liberal anglo-americano. No llega a durar el medio siglo. En la historia de larga duración de este concepto, el cristianismo, con su noción de Cuerpo Místico, equilibró el sistema, cada vez, empero, más desde el nivel de realidad imaginario, hasta que la secularización y la fuerza de las cosas lo hizo desaparecer, silenciosamente. El péndulo de la vida empieza, nueva y tímidamente, a poner en valor lo comunitario…No hay que caer de bruces en ella: hay que combinar individualismo y comunitarismo, propiedad privada, para lo doméstico, y usufructo comunal, para lo mejor de lo urbano: sus infraestructuras públicas, con lo mejor de lo rural: comulgar con la naturaleza. Pueblos grandes; no metrópolis.

La falacia de la objetividad

Para el pensamiento occidental tradicional, la realidad existe como una entidad o fenómeno separado del observador y por ello es susceptible de ser conocido objetivamente. Tal paradigma lleva a pensar que existe una única realidad que es externa al sujeto y que la presunción de su existencia, de sus lógicas y relaciones es lo que permite tener argumentos y explicaciones racionales sobre el funcionamiento del mundo y de la sociedad; racionalidad que se caracteriza, por tanto, por la ausencia de la emoción, como nos lo recuerda Humberto Maturana. Se ha ido, así, constituyendo el mito central de la cultura propia del capitalismo, la creencia que los medios externos: posesión de bienes materiales, condición social, dominio sobre otros seres, etc., permiten asegurar la satisfacción de las necesidades humanas. Es innegable que un sesgo, como la falacia de la exterioridad: el creer que todo lo que pasa, ocurre afuera de nosotros, ha conducido al desarrollo de formas de energía exosomática que han posibilitado, justamente, la descomunal transformación del mundo en que vivimos. Nada raro que, desde esta perspectiva, tomada acríticamente, se tienda a negar la posibilidad de otras visiones de mundo.

Últimamente, Humberto Maturana ha corregido este enfoque por una visión sistémica del planeta, el hombre, la sociedad. En este, el observador no es externo al fenómeno observado, sino que su carácter biológico permite entender su ser, como producto de la interacción con otros, que no solo conoce por el hecho de actuar en un dominio de acción particular, sino que puede explicarlo, usando para ello el lenguaje. Las explicaciones que construye son modificadas y modificantes en un proceso dialéctico que se da a nivel de las relaciones entre los elementos del sistema, y las mismas operaciones explicativas, a través de la confrontación de diversos dominios cognitivos. Siendo estos dominios cognitivos formas de abordar la praxis, que parten de las emociones que llevan al observador a asumirlos.

El inmediatismo

El quantum es: mediato / in-mediato: con mediaciones / sin mediciones. Ambas dimensiones son complementarias y siempre están ahí. Lo que cambia es la mirada: unas veces focaliza una polaridad, otras, la opuesta. Un rasgo, empero, de la sociedad actual es una creciente necesidad de minimizar las mediaciones en lo tocante a la satisfacción del deseo. Se impone una vorágine inmediatista en la cual se hace cada vez más difícil vivir al margen de la enorme velocidad del cambio que genera una sociedad que diseña, deliberadamente, la obsolescencia, en su producción industrial. Ya no se producen objetos para que duren. Este inmediatismo está casado con el consumismo y la producción de residuos y de basura. Contaminación. En este tipo de sociedad, además, las experiencias adquiridas, se desvalorizan rápidamente. El presente se vuelve obsoleto en un abrir y cerrar los ojos. Este presente, nada tiene que ver, empero, con el Presente, el Ahora, del Budismo o de cierta mística cristiana. La diferencia es abismal. Es intrigante esta diferencia. Ese envés que se vuelve revés, sin ruptura, como en la Banda de Moebius. Y, pensar que la creación ex nihilo de las mediaciones, fue la tecnología que inventó el monoteísmo para suscitar el Poder del Todopoderoso. Sin la angeología cabalista: mediaciones de mediaciones de mediaciones: ángeles, arcángeles, tronos, dominaciones…no hay dios que valga.

II

Cómo, desde Occidente, estamos incluyendo nuestra polaridad animista reprimida que, básicamente, estriba en fluir en la incertidumbre y vivir feliz en un mundo sin certezas, donde todo es relativo, es decir: está relacionado: inter-relacionado, para ser más exactos. Hugo Romero Bedregal ha sistematizado esta tecnología simbólica, para el caso andino, en: Kamak. Gobernando la incertidumbre y el riesgo. Véase su: Cuarteto Pumapunku. Antonio Elizalde lo hace desde la perspectiva occidental, en: Navegar en la incertidumbre.

Yo añado algunas acotaciones personales.

Aprender a fluir

El retorno de Heráclito. El quantum es Heráclito / Parménides: lo fluido y lo sólido. Siempre están los dos, solo que en distintas dosificaciones. En la llamada Edad media primó lo sólido: lo fijo, lo inmutable; en la Posmodernidad hizo masa crítica lo fluido, la fragmentación, lo delicuescente. Zygmunt Bauman valora negativamente lo líquido y, esto, no tiene nada que ver con el Fluir que nos viene de Oriente y se viraliza con el movimiento de la New Age. Este correctivo es positivo a condición, empero, que no se torne unilateral.

El aprender a Fluir nos cuesta, porque atenta contra lo más sutil y decisivo de nuestra civilización: la pulsión del Control; control, en primer lugar, de nosotros mismos: interiorización de la Ley; luego, obviamente, de los otros: las leyes nacionales. Aprendemos a controlar, para poder dominar al animista que todos llevamos dentro y, sobre todo, a los animistas (sub desarrollados) que fluyen con la naturaleza y guardan sus recursos. Colonialismo, evangelización, ayuda al desarrollo. La pulsión de control no es inocente e inocua, sin embargo. Las cicatrices que produce las somatizamos en nuestro Körper, incidiendo en la obturación del flujo de energía por nuestro Leib, primero; luego, por el cuerpo societal en su conjunto. Es la causa de todas las patologías, individuales, sociales y políticas, que nos quitan calidad de vida.

Ahora bien, observo dos vías por las que, la noción de Fluir, se está abriendo paso en Occidente. Una es la recepción de la obra de Nicola Tesla: Si quieres entender los secretos del universo, piensa en términos de energía, frecuencia y vibración. Digamos: Ad extra. La otra: la expansión del Chi Kung taoísta: las técnicas de hacer fluir la energía vital: qi, en chino, ki, en japones, pneuma en griego, spiritus en latín, prana, en hindu, ch/qha, en aymara, chi en maya…Digamos: Ad intra.


El Chi Kung, practicado con finalidad terapéutica, se basa en los principios de la medicina china tradicional; practicado con fines espirituales, está relacionado con los principios de la alquimia. También es practicado por las artes marciales. Si se quiere deconstruir el logo centrismo occidental, no hay que fatigar otras logofagias; hay que practicar Chi Kung. Si se quiere traducir a la vida personal y cotidiana, el paradigma de la física cuántica, lo podemos verificar, experiencialmente, en el acelerador de partículas de nuestro propio cuerpo, gracias al Chi Kung. Este es mi más reciente descubrimiento, en el afán de dar un paso más, al intento de otro Marrano sefardí, por deconstruir la estrategia de la metafísica occidental, cuyas cicatrices, ancladas en mi cuerpo, obturan el fluir de la energía vital, qi, por mi Leib. Descubro, con azoro, que lo que me han inculcado, como lo mejor de mi civilización: lo que he interiorizado, lleno de ilusión, no ha sido bueno, ni para mi cuerpo, ni para la naturaleza. Heme aquí, ahora, como un infante, aprendiendo a balbucir de nuevo.

Todo es energía
He aprendido por fe, no por experiencia, que desde el Big Bang, todo está entrelazado entre sí; razón por la cual, podemos interactuar mentalmente con todo el universo. Pero, como este entrelazamiento crece proporcionalmente al número de interacciones, lo más probable es que sólo percibamos información local, y no tanto los eventos que ocurrieran hace millones de años luz. Esta conectividad permite que los individuos puedan interactuar, no sólo con su propio continuo mente-cuerpo, sino también con las mentes y cuerpos de otros. La mente consciente puede producir efectos repetibles y medibles en el cuerpo de otra persona. Estos efectos son conocidos como tele somáticos y su eficacia es similar y tan efectiva como la acción psico somática realizada por el individuo sobre sí mismo. Pero de esto, ay, los monoteístas estamos bien lejos.


Los maestros de Chi Kung, los chamanes y los físicos cuánticos tienen mucho en común. Unos, a través de la medicina china de los Cinco elementos; otros a través de la ingesta de Plantas Maestras y estos últimos a través de la Física relativista y la Mecánica cuántica. La mayoría de nosotros, empero, tiene poco conocimiento de esta otra dimensión de la realidad, por razones de software, justamente: nuestra programación monoteísta, basada en la Separación. Vivimos en lo que Fritjof Capra describe como la “zona de dimensiones medias”. En El Tao de la Física, dice: “Estos patrones dinámicos, o haces de energía, forman las estructuras nucleares, atómicas y moleculares estables que forman la materia y le dan su aspecto macroscópico sólido, haciéndonos creer que está hecha de materia material”. En efecto, cuanto más rápido giran los electrones, más sólido parece el material.

De hecho, en el mundo de nuestra experiencia sensorial, las cosas parecen estar bastante sólidas, estables y operan de una manera predecible. Pero he aquí que, en el mundo subatómico, los físicos penetran material físico, donde no encuentran nada en absoluto, salvo la unidad y la inseparabilidad de la masa/energía. Como en la Noosfera. Es más, descubren que todo es energía o Qi. También descubren que la masa, incluidos nuestros cuerpos, es una manifestación diferente de esta energía. Esto implica una aproximación, vertiginosa, a la programación animista.

Los maestros de Chi Kung descubrieron esta realidad cuántica, a través de la meditación, el auto conocimiento experiencial, el buceo en las aguas oscuras del inconsciente y el ingreso a estados alterados de consciencia; usaron sus cuerpos como laboratorios de altas energías. Sus exploraciones meditativas les permitieron descubrir tecnologías energéticas que penetraron en la forma material y revelaron sus conexiones inseparables con la naturaleza y el universo. Así, por ejemplo, desde la física cuántica podemos entender fenómenos tales, como la curación espontánea, que los físicos califican de creatividad cuántica; la curación mediante la oración a distancia, que llaman: de no-localidad; la autocuración y curación espiritual, que llaman: causación descendente…

La medicina china tradicional es cuántica, avant la lettre, porque utiliza las características de las Ondas llamadas Yang y que, entre los aymara, es la especialidad del yatiri, y las características de la Partículas Ying y que, entre los aymara, es la especialidad del chamakani, y del Chi, energía vital, prana, ki, que los aymara distinguen, cuando viene de fuera, cha y, cuando sale de dentro es llamada qha, para clasificar los desbalances de la energía vital y su ubicación en los campos morfogenéticos vitales de nuestro organismo. La clave para la sanación de las obturaciones de energía, radica en la habilidad para conectar las emociones y la energía Chi y ubicarlas en nuestro cuerpo o en el de otra persona o a distancia, con una gran compasión: energías amorosas de conectividad y conjunción. Ley de atracción.


Cuando el Chi se concentra, aparece la materia y cuando se dispersa, ésta desaparece. Por lo tanto, cuando el Chi se concentra en forma anormal, aparecen las enfermedades y dolencias y cuando esta concentración se dispersa, la dolencia desaparece. El Chi exhibe las propiedades de la materia, de la energía y de la información. Por ejemplo, una célula, en un nivel, tiene membrana, núcleo, retículo endoplasmático, ribosomas; en otro nivel, contiene moléculas, átomos, protones y electrones y, en otro nivel, se presenta como energía. Finalmente, alcanza un nivel en el cual se manifiesta como materia, energía e información. Ahora bien, como el Chi contiene información, responde también a nuestros deseos. Una dolencia o enfermedad se produce porque el flujo de la energía, por nuestro cuerpo, está obturado, atascado o compuesto de Chi tóxico. Como el Chi responde a nuestra mente, es posible ordenarle que fluya o se disperse, para que la causa de la dolencia o enfermedad se desintegre y la energía vuelva a circular. En esto se basa la acupuntura.
Con otras palabras. La utilización de la hipnosis, biorretroalimentación, meditación y oración ha permitido demostrar que Descartes estaba equivocado. La separación entre el cuerpo y la mente es un cuento, porque ésta puede producir efectos en el cuerpo físico. Existe toda una red de comunicación psicosomática que mantiene unida la mente al cuerpo. Nuestros pensamientos, sentimientos, creencias, deseos e intenciones crean emociones que producen la descarga de mensajeros químicos, llamados neuropéptidos, que se difunden en todas las células del cuerpo y actúan sobre el sistema nervioso autónomo, debilitan o fortalecen el sistema inmune y originan cambios hormonales que afectan el cuerpo. En síntesis, las emociones, producidas por nuestros pensamientos, son el puente entre el mundo físico y el mundo mental que, en realidad, es un gran Continuo.


Entropía y neguentropía

En la vida existe y es necesario el desorden. La vida no debe ser solamente neguentropía. La base de todo Imperativo categórico. Es, ante todo, una admirable combinación de ésta con la entropía; una imbricación de orden y desorden, una conjunción de predictibilidad y azar. Es por esto, que es fascinante el Animismo y encantador cuando se cruza con un monoteísmo marrano y pueblerino: como nos lo recordó William Bluske Castellanos en su libro Sub y Felicidad. Es a esta paridad complementaria, a la que deben los seres vivos su evolución. Una y otra constituyen el fenómeno biológico y, faltando alguna de ellas, se hace imposible su existencia. La vida se nutre de la muerte y viceversa. Mejor dicho: vida-muerte son un quantum conceptual. No hay una sin la otra. Desde que nacemos, estamos viviendo y muriendo, al mismo tiempo. Mejor dicho: nuestras células se renuevan periódicamente. El cuerpo que, ahora, nos cobija no es el mismo con el que nacimos; es otro y, sin embargo, esta maravillosa metamorfosis puede decir Yo. Impermanencia / permanencia. Esta dinámica se continua, en otro holón más complejo, cuando nuestro cuerpo se transmute en pura energía. Sospecho que la noción de Muerte, tan adobada por el monoteísmo y que me la inoculó, sin gran contundencia, Miguel de Unamuno, en mi adolescencia, es una argucia del patriarcado para que sus fieles/ciudadanos funcionen en frecuencias de energía densas y bajas, como fruto del Miedo que genera; siendo éste, como ahora sospechamos, el alimento preferido de ciertos entes, de mayor carga fermiónica, en esferas ultravioletas del circuito trófico, de la Gran Cadena del Ser. El miedo nos esclaviza. Nos conduce a la obediencia. La alegría nos libera y lleva hacia la colaboración y la empatía. Es sabio y astuto sonreír, por no decir, reír, porque esa información produce endorfinas que nos hacen amable la vida: nuestras células titilan energía bosónica.

La tendencia neguentrópica se manifiesta en la atención, la intensión, la claridad conceptual, la memoria y el pensamiento abstracto. La tendencia entrópica es expresada en la emoción, la curiosidad, la exploración, el juego, el erotismo, la fantasía. El ser humano no puede renunciar a la liberación entrópica, sin menoscabar a la vez su funcionalidad mental. Tal es la ley de la vida. Para crecer hay que acceder al contento y al goce que acompañan la ruptura del orden; el caos es imprescindible al abandono de la seguridad y a la emergencia de la entropía. Al fluir, ahora. Si acaso pudiéramos hablar de libertad, ésta no se halla donde la ha ubicado el patriarcado occidental: en Modo masa: Modo orden, sino en Modo energía: Modo caos; en especial cuando jugamos, cantamos, bailamos: cuando vibramos. Somos libres en la Fiesta; en la Fiesta animista. ¡Ay, tarde lo descubro! ¿Nunca es tarde? Estoy aprendiendo lo siguiente: generar endorfinas mediante las siguientes rutinas: sonreír tan a menudo como sea posible. Frecuentar familia y amigos. Jugar con los nietos. Abrazar y sentirnos abrazados. Hacer Chi Kung: meditar, bailar, pasear: Wanderlust. Participar de la vida local, los circuitos cortos, introducir monedas locales. Baños de sol, de bosque, de glaciar, de naturaleza. Hacer siesta y dormir bien.

Volver a reencantar el mundo.

Conocí este concepto, primero como Entgötterung der Natur, des-diosamiento de la naturaleza, Schiller, después como Entzauberung der Welt, des-encanto del mundo, Max Weber, quien lo utiliza para describir la llamada Modernidad: el estadio en el que los europeos han urbanizado su territorio, monetizado los intercambios, burocratizado la gestión de la vida en común, secularizado la esfera del sentido, entronizado la comprensión científica de la naturaleza y donde los procesos están orientados hacia metas racionales y utilitarias.

Observemos el locus clásico, que aparece en La ciencia como vocación.


Die zunehmende Intellektualisierung und Rationalisierung bedeutet also nicht eine zunehmende allgemeine Kenntnis der Lebensbedingungen, unter denen man steht.La intelectualización y racionalización crecientes no significan un conocimiento incremental general acerca de las condiciones de vida, bajo las cuales yacemos.
Sondern sie bedeutet etwas anderes: das Wissen davon oder den Glauben daran: daß man, wenn man nur wollte, es jederzeit erfahren könnte, daß es also prinzipiell keine geheimnisvollen unberechenbaren Mächte gebe, die da hineinspielen, daß man vielmehr alle Dinge – im Prinzip – durch Berechnen beherrschen könne.Por el contrario, significan algo muy distinto: el saber sobre ello o el creer en ello, se puede experimentar siempre que así se lo quiera. En principio, no existen, en torno a nuestra vida, poderes ocultos o imprevisibles. Más bien, todas las cosas, en principio, pueden ser dominadas mediante el cálculo y la previsión.
Das aber bedeutet: die Entzauberung der Welt. Nicht mehr, wie der Wilde, für den es solche Mächte gab, muss man zu magischen Mitteln greifen, um die Geister zu beherrschen oder zu erbitten. Sondern technische Mittel und Berechnung leisten das. Dies vor allem bedeutet die Intellektualisierung als solche.Esto es lo que significa el Desencantamiento del mundo. Ya no tenemos que valernos de medios mágicos para controlar o rogarnos a los espíritus, como el salvaje que aun cree en ellos. Esto es algo que se puede lograr por medio de la técnica y el cálculo. Eso es lo que significa, ante todo, la intelectualización, como tal.

Bueno, ese ciclo se ha cumplido, pero pervive todavía, lleno de prestigio, entre los intelectuales del tercer mundo y los operadores locales del Sistema mundo: tecnócratas, empresarios y políticos que se oponen, por ejemplo, al Vivir Bien.
El desencantamiento del mundo significa, operativamente, que ya no hace falta sacrificios para ligar el mundo profano con el mundo sagrado, porque, justamente, ya no hay mundo sagrado. Véase Hubert y Mauss. Tal el libreto, resumido a su expresión mínima, pero decisiva. Ahora bien, si observamos la historia del mundo y nos concentramos solo en la Modernidad, nunca se ofrecieron tantos sacrificios, ya no de animales sino de seres humanos, como en este espacio-tiempo y ello no ha inmutado en lo más mínimo a nuestros más grandes científicos y filósofos. Sugiero entrar a Wikipedia y leer la entrada: Guerras por número de muertos y se sorprenderán. Un botón de muestra europeo.
Las guerras napoleónicas, 1799-1815, sacrificaron entre 3.5 y 6.5 millones de personas en el altar de la Diosa Razón. La Primera Guerra mundial, 1914-1919, sacrificó entre 10 y 60 millones de personas en el altar del Dios del intelecto. La segunda guerra mundial, 1939-1945, sacrificó entre 70 y 83 millones de personas en el altar del Dios de la técnica. Los sacrificios animistas de los subdesarrollados tercermundistas ¿a cuántas llamas blancas y gallos y gatos negros ascenderán? La desproporcionalidad salta a la vista. Y el silencio o hacerse al loco, también.
Obviamente, este cambio, no sucedió de la noche a la mañana. Ya las culturas judía y griega comenzaron a erosionar el modo animista de conocimiento y de experiencia del mundo, al hacer del cuerpo la sede del pecado y de la razón el centro vertebrador de la personalidad. El animismo europeo: energías bosónicas, sobrevivió en los saberes herbolarios de las mujeres, la tradición alquímica y corrientes místicas y ecológicas que nunca faltaron. Ahora, Morris Berman vuelve a postular un Reencantamiento del mundo, la posibilidad de poder instaurar una nueva visión holística del universo que se fundamente en una epistemología post cartesiana. “La ciencia y la tecnología modernas no sólo se basan en una actitud hostil hacia el ambiente, sino también en la represión del cuerpo y del inconsciente; y a menos que éstos puedan recuperarse, a menos que la conciencia participativa pueda ser restaurada de un modo que sea científicamente (o al menos racionalmente) creíble y no meramente una recaída en un animismo ingenuo, entonces el significado de lo que es ser una criatura humana se habrá perdido para siempre”.
Hay, cierto, un animismo ingenuo, como también uno lúcido: el de los chamanes; lo mismo hay un monoteísmo ingenuo: “la fe del carbonero”, como otro lúcido: el de los místicos. He aquí, empero, que, a este estado del arte, quisiera yapar lo siguiente, dando un hervor más al Deus sive Natura, de Bento Spinoza.

Deus sive natura
Una manera con la que trato de amainar mi confusión es hacer jugar estas tres palabras: oralidad, escritura e imagen. El Animismo privilegia la oralidad: el fluir libre de las palabras que, muchas veces, se las lleva el viento; acaece en grupos y ejercita la facultad de la escucha y la memoria; mejor, si a la lumbre de una fogata. Activa el lóbulo derecho. De pronto, se produce una mutación y aparece el Monoteísmo; se minimiza la oralidad y se maximiza la escritura: lo proferido ya no se lo lleva el viento; queda registrado; dura y permanece en un libro, en el Templo y, después, la Biblioteca; se produce en solitario; aguza la vista y ejercita el lóbulo izquierdo. El modo más abstracto y bello: la caligrafía islámica; el modo más físico: el imaginario barroco católico. No hace medio siglo, se está produciendo otra mutación: se impone la imagen; precisa de una intermediación tecnológica; no desaparecen ni la oralidad: el audio, ni la escritura: los pies de pantalla; ni los íconos: la bande dessinée, pero la imagen en movimiento, que no lleva a lado alguno, lo inunda todo. Se trataría de un neo animismo caótico e inmanentista. Recordemos que el Monoteísmo, para imponerse, destruyó las imágenes: practicó la iconoclastia. Siempre, empero, están todos los ingredientes; lo que va variando es la dosificación de los mismos.
Otra manera que tengo, para aclararme, es auscultar las polaridades; digamos, esta vez, dios y naturaleza. Detengámonos en la palabra Dios (que, para mí Casa marrana, esa s, ya era intolerable; se decía Dio). Distingo entre un D…, íntimo y cósmico: inefable (que con la Qabbalah lo mento, quedo y emocionado, Ain Sof) y un Dios, objetivado y político, del que más vale alejarse; no se gana mucho siendo ateo suyo, pues se termina remplazándolo, por sustantivos abstractos, igual de peligrosos: dinero, democracia, libertad, mercado. En la primera metáfora, priman las energías bosónicas; en el segundo, las fermiónicas.
Una vía (de mínima intermediación) es sintonizar meditativamente, en el silencio de la mente, ralentizando rítmicamente la respiración, con el Vacío cuántico o la Energía de fondo: el Ain Sof. En este modo, se minimiza la palabra: algunos Mantras, y maximiza el silencio. Priman las energías bosónicas y scintillea el Bosón de Higgs. Se busca vibrar en la misma frecuencia del universo y vivir de acuerdo a los ritmos del cosmos. En este diseño todo está vivo y respira: pulsa. Lo llamo Animismo. Anima mundi. Erich Przywara habla del All-Rhythmus. Abraham Abulafia sostiene que el ser humano, en estado meditativo, tiene acceso a la profundidad del ser. Dos métodos suyos, que todavía tengo que conocer, son Camino de las ideas y Camino del Sefiroth. Se basa en el Continuo. Animismo dentro del monoteísmo.
La otra vía, que se basa en la Separación, echa mano de las metáforas y metonimias y con ello da lugar a la tentación ontológica: dar espesor y prestigio a las energías densas: Yo soy el que soy / Yo soy el que seré. Es inevitable que, en esta vía, primen las energías fermiónicas. Estamos hablando del monoteísmo patriarcal que va a diseñar la Forma Templo, de la cual deriva la Forma Estado de la actualidad. Va a diseñar, igualmente, la Forma Uno: un solo Dios, una sola Verdad, un solo Camino: un solo Gobierno Mundial. Concentración del Poder y surgimiento de lo Político. La otra variante es la Forma Muchos: muchos dioses, verdades y caminos. Descentralización de poderes en busca de equilibrios precarios. Soft Power.
Como esta vía se basa en la Separación, la otra parte: la Naturaleza, también es tratada, recurriéndose a metáforas y metonimia para objetivarla y, de esta guisa, poder controlarla. Así se habla de la Naturaleza como una Diosa, como Madre Tierra, como Abuela Tierra: Gaia, en griego, justamente y de dioses menores: los astros, montañas, lagos, árboles, animales. Los monoteístas congelan, objetivan, para controlar y dominar la naturaleza. Esta densificación de la energía produce objetivación, vuelve Objeto al otro y, en ese gesto, se suscita al Sujeto, que siempre es dominador, por diseño. Lo objetivado es llamado Dios, en un caso, y dioses, en el otro. Monoteísmo / politeísmo. Es preciso darse cuenta que este rollo: llamar dios/dioses, es un invento monoteísta: sacerdotal, para ser más exactos. Se trata de maximizar masa y minimizar energía. Los animistas, por el contrario, no conocen dioses: vibran en frecuencias de alta energía y baja densidad. Por eso no tienen templos, ni sacerdotes, ni levitas. Aunque la evangelización, extirpación de idolatrías y la escolarización, les ha introyectado el meme Dios/dioses y ellos mismos lo utilizan y hasta hacen Teología india: aymara, quechua, guaraní…lo cual muestra, al mismo tiempo, que todos somos capaces de activar la función Onda o la función Partícula, en nuestros propios registros. El quechua Patiño construyó una de las primeras empresas transnacionales del siglo XX y el marrano sefardí Gabriel Siquier llegó a ser un chamán guaraní, decisivo en la resurrección de este pueblo que, en los Setenta, ya casi había desparecido. Los ejemplos se pueden multiplicar.
Por eso pienso que, en este nuevo ciclo, que se inicia, deberíamos minimizar la objetivación, que conlleva la ilusión del cuento del conocimiento científico, objetivo o, por lo menos, neutral, libre de valores y, para lograr ello, descontextualiza y aísla. No está de más recordar sus supuestos: la materia se compone de partículas: supuesto ontológico; el universo es un orden natural: principio de identidad; el conocimiento científico abstrae el mundo natural: independencia contextual; los problemas se analizan: descomponen en partes: presupuesto metodológico; los datos son elementos de juicio: corolario epistemológico. Conscientes, pues, de sus ventajas y, sobre todo, desventajas, sugiero, tocante al Sentido lo siguiente. En primer lugar, respecto de Dios: dejar de nombrarlo, pues está manchado de demasiada sangre y sacrificio, para abrir una vía mística, más renana que carmelitana, hacia un vibrar al unísono con el Ain Sof. En segundo lugar, dejar también de deificar a la Naturaleza, como Madre Tierra, Gaia o Pachamama e, incluso, bajo el formato de la Teoría de Gaia. Aunque también reconozco los derechos de la metáfora y el mito. No podemos escapar a la antropomorfización: a densificar energía. ¿Cómo hacer para que no nos ahogue? ¿Toccata e fuga? Ni Dieux ni maitre. Tampoco fue buena idea, colocar al Hombre en el lugar de Dios, aunque fuese de ese dios objetivado. Mal trueque, como ya debiéramos saber. Dejemos que todo fluya, avance, se arremoline, se detenga y vuelva a discurrir, como un arroyo de montaña.
Quisiera recordar, empero, que el Animismo, tal como yo lo entiendo, no es un dato arcaico, ya superado; es un dato de la realidad que se activa y/o potencia, como todo lo demás, y siempre está presente/latente. Ken Wilber tiene una comprensión diferente: evolucionista y lineal. Recordaré que no solo hay Tiempo; también existe el Espacio. Imaginemos un teclado de piano. Todos los sonidos duermen en sus teclas: blancas y negras. No podemos decir que el sonido do es arcaico y ya ha sido superado y que solo vale el sonido si. De igual modo funciona el universo. Todo es al mismo tiempo, ora latente ora patente.
Igualmente, sería sano y bello tratar de consonar con la Naturaleza: la Biosfera, no como una exterioridad viviente, objetual, respecto de nosotros, sino como una densificación de la cual nosotros también somos parte: somos naturaleza. Digamos: Deus sive natura. Deus: energía o natura: masa. Ambas conforman la polaridad básica de la ecuación. No hay Separación; hay Continuo. Ahora, empero, toca enfatizar Energía para reequilibrar la unilateralidad fermiónica del Monoteísmo Eso, en el nivel de los grandes Significantes.

Más, he aquí, que, ahora que soy abuelo, también abro mis sentidos al nivel intersticial, al Zwischen, en cuya linde juegan mis nietos y que la tradición occidental, desde Empedócles y Aristóteles hasta Paracelso, ha llamado, a estas entidades, Seres elementales. Distinguió cuatro categorías básicas: los Gnomos que representan a la tierra; las Ondinas, al agua, las Sílfides al aire y las Salamandras al fuego. No quiero cerrar los ojos a su existencia. En mi última vacación en Holanda, Sophie me enseñó el árbol añejo, a orillas del IJssel, en que mora su amigo invisible. Todos mis nietos los conocen y juegan con ellos. Los conocen por experiencia propia, porque viven en la naturaleza; no porque que nosotros se lo hayamos inculcado. En la actualidad, la Forma Escuela los hace desaparecer de la consciencia de los niños, cuando arriban a la âge de raison. El costo: la insensibilidad moderna con la natura naturata y, antes, la natura naturans.

El software de Occidente monoteísta

En el breve verano de la vida, este texto podría haber sido escrito en cualquier momento. Presumo que hacia el 2010.

Heráclito decía que “Todo fluye” y en esta proposición estarán de acuerdo todos los hombres, de su época y de ahora. Ahora, los occidentales cultos hablamos de una “lógica de la energía”, con Lupasco, como fruto de la física relativista y cuántica. Lógica que sub determina las nuevas tecnologías que están dando a luz un mundo post newtoniano. La otra mitad de la humanidad actual: los animistas, digamos: las sociedades no monoteístas del tercer mundo, piensan, en efecto, que todo está vivo: nace, crece y muere; que es parte de una red energética mayor; es decir, expresan una comprensión biodinámica y holista del ser, basada en la complementariedad de las energías masculina y femenina; lo que Bohr llamaría después el “Principio de complementariedad” de la dualidad onda-partícula de la luz; es decir, las teorías corpuscular y ondulatoria de la luz no se excluyen sino que se complementan, para así lograr una correcta descripción de la realidad. La luz es onda y partícula. Se abre, pues, la posibilidad de una nueva ecúmene, οἰκουμένη, como la que presumiblemente antecedió a la civilización patriarcal regida por el Uno. Este trabajo de parto no lo están haciendo, ni la escuela ni la academia y, menos aún, la religión: lo están haciendo el Internet y las migraciones Sur (animista) / Norte (cósico); pero esa, ahora, es otra historia

Pero, claro, lo que llamamos el “genio occidental” consistió en detener ese flujo, no en la realidad, que no se puede, sino noosféricamente y, en ello, fijarse sólo en una parte de la totalidad. Parménides dice que el logos congela el devenir. Con Platón, la voz se congela en la letra del alfabeto y nace un universo paralelo que, poco a poco, se va convirtiendo en el mundo real: el mapa en vez del territorio. Mi líquido amniótico. Con nosotros, la energía fluida de la reciprocidad se congela en el oro: el dinero y, con Colón, nace un mundo basado en un mercado global de intercambio, cada vez más especulativo y abstracto. El sello de occidente monoteísta es haber inventado la foto fija; el animismo no occidental y postmoderno prefiere las imágenes en movimiento. Esta es la diferencia. Ahora bien, no es que Occidente monoteísta no conozca las imágenes en movimiento: sus “místicos”, “irracionalistas”, “vitalistas”… las conoce, pero no hacen masa crítica. Al revés, no es que el animismo no conozca la foto fija; poner por escrito su sabiduría, o cierto sacerdocio, por ejemplo; la conoce, pero no hacen masa crítica. Todo tiene a su contrario minimizado dentro de sí. Esto es territorio; no mapa.

El logos al congelar el devenir lo reduce a la identidad de donde, luego, saldrá el concepto de mismidad. Claro que Aristóteles añade dos puntualizaciones que limitan su definición: la temporalidad (‘hama‘ = al mismo tiempo) y la mismidad (subjetiva y objetiva, ‘tòn autòn… tò autó’). La mismidad es una representación ideal. Todo fluye en la realidad. La mismidad es un proyecto de la imaginación. Ese proyecto de la imaginación y del entendimiento es el que nos permite seguir dándonos el mismo nombre un día y al otro también: Carnet de Identidad; a la vez que reconocemos lo que nos rodea como familiar: la cultura, los usos y costumbres. Sin esas ficciones, no es posible el Estado: lo estático, justamente. En efecto, no sólo la identidad personal carece de identidad real o tangible, aunque resulte imaginariamente real e inteligible, también en las cosas la mismidad es una representación ideal. Las cosas cambian. Llegan a ser y dejan de ser. En la naturaleza el tiempo es real, tan real que produce cosas nuevas y acaba con las antiguas, nada real es ajeno al tiempo y el tiempo no es ajeno a nada real: teoría de la relatividad. Ahora bien, la lógica, o mejor, la razón lógica contempla el mundo «sub specie aeternitatis«. De ello se encarga la Metafísica, justamente.

Probablemente yo tuve la suerte de tener por maestro al último gran sistematizador de esta disciplina milenaria, sin la cual es imposible entender el proyecto occidental. Le quiero rendir mi último homenaje trascribiendo entero su título: Metaphysik. Eine methodisch-systematische Grundlegung von Emerich Coreth S. J. Tyrolia Verlag. Innsbruck-Wien-München, 1964. Imprimi potest, Vindobonae, die 30 August 1963, P. Johannes Schasching S. J. Praep. Prov. Austriae. He pasado por ella, pero incapaz ya de comulgar sus molinos de piedra. ¿Cómo hablar de las leyes del ser después de Einstein?

Die Seinsgesetze, así llamaba Coreth a las leyes de identidad, causalidad y finalidad. Leyes del ser, sin embargo, que condensan y coagulan lo medular de la visión occidental del mundo: su software: mi software. Su quintaesencia, sin embargo, se encuentra en tres principios de la lógica aristotélica que hasta ahora rigen nuestro sentido común, aunque éste ya no sea común con la ciencia de nuevo paradigma científico y menos aún tenga algo en común con las maneras no occidentales de habérselas con el entorno.

Ahora bien, por haber nacido en los márgenes de occidente y haber pasado mi infancia en una frontera de civilización en la que conviví con el animismo amerindio, siempre tuve en mientes, detrás de la oreja, un reparo escéptico y nonchalant a la pretensión de universalidad de mi civilización. Mi talante natural, en realidad, es un bucle más al diluido, amable y socarrón relativismo marrano, heredado en mi paquete genético.

Así, pues, el principio de identidad es una ley lógica que, junto al principio de no contradicción y al principio del tercero excluido, constituye las bases de la lógica aristotélica. El principio de identidad indica que A = A. Cabe notar que toda re-flexión supone el principio de identidad, que es una tautología. Hegel sometió el principio de identidad a una crítica radical. El quid de su punto es que hay un pasaje desde la primera A a la segunda en la proposición “A = A”. La identidad no es evidente en sí, es afirmada. La segunda A está afuera de la primera. La identidad contiene dentro de sí diferencia. Wittgenstein, Marrano y gay no por casualidad, también comentó respecto al axioma de identidad que “A implica a no-A”. Con otras palabras, este principio lógico, que no tiene fundamento en la realidad, funda el rasgo más tenebroso de Occidente: la negación del otro, B, como diferente. En: A = A, desaparece B: el otro/a. De un modo no lógico, sino simbólico, el judaísmo hace la misma operación: El es el; A = A. La diosa Aquerah, B, no sale en la foto del monoteísmo. Lo real: A + B, masculino/partícula/fermión más femenino/onda/bosón, no es monoteísta. “Dió los cría y ellos se juntan”. La pulsión tautológica de la homogeneidad engendra fundamentalismo, intolerancia, inquisición, conquista, colonización, tercermundismo, globalización. Un solo dios, una sola verdad, un solo mercado, un solo camino: ¡Extra Ecclesiam nulla salus! ¡Bautismo o muerte! ¡Socialismo o muerte! ¡Globalización o muerte! Slogans todos provenientes del principio de identidad.

El principio de no contradicción es una exigencia también del pensamiento racional y establece que toda proposición idéntica o analítica (es decir, toda proposición en la que la noción del predicado está contenida en el sujeto) es verdadera y su contradictoria es falsa. Por ejemplo, las proposiciones «A es A» o «El triángulo equilátero es un triángulo» son proposiciones necesariamente verdaderas, puesto que negarlas supone caer en contradicción. Así, pues, el principio de no contradicción nos permite juzgar como falso lo que encierra contradicción. Para Leibniz y, en general, para los filósofos racionalistas, el principio de no contradicción es innato, es decir, se halla en el alma humana, sin necesidad de haber sido aprendido. En sus Nuevos Ensayos, Leibniz lo expresa del siguiente modo: «El principio de contradicción incluye dos enunciaciones verdaderas: la primera, que una proposición no puede ser verdadera y falsa a la vez; la segunda, que no puede ocurrir que una proposición no sea ni verdadera ni falsa». En palabras de Aristóteles el principio indica que “uno no puede hablar de que algo es y no es al mismo tiempo y respecto al mismo tema». La primera declaración explícita conocida del principio de no contradicción – la premisa base de la filosofía y la fundación del discurso racional – se da en la República de Platón donde el personaje Sócrates dice, “Es claro que la misma cosa no estará dispuesta al mismo tiempo a hacer o sufrir cosas contrarias con respecto a lo mismo y en relación a la misma objeto”. Según Aristóteles y Tomás de Aquino, este es uno de los principios fundamentales del pensamiento. En realidad, el principio de no contradicción tiene dos derivados: el principium identitatis y el principium tertii non datar. Como ya vimos el principio de identidad enfatiza la coincidencia de algo consigo mismo y su diferencia con cualquier ente distinto. El principio de tercero excluido afirma la exclusividad mutua de los valores lógicos de verdad y falsedad: una proposición es o bien verdadera o bien falsa, pero no existe una tercera posibilidad, tanto verdadera como falsa. Se puede ser judío o se puede ser católico, pero no se puede ser judío y católico al mismo tiempo. Es decir, un Marrano no podría existir, según la lógica de exclusión aristotélico-tomista. Pero existe y desde nuestra Reina Esther. No es la primera vez, pero sí la más epocal, que una proposición tenida por incuestionable, cruje en el banco de prueba de mí mismo: de mi cuerpo y de mi subjetividad.

La Buena Nueva: “el Estado T”: el Tercero Incluido, me la trajo Ştefan Lupaşcu, al comienzo mismo de su libro Le principe d´antagonisme et la logique de l´énergie, de 1951. La copio tal cual por el carácter cuasi sagrado que asumió para mi:

«A tout phénomène ou élément ou événement logique quelconque, et donc au jugement qui le pense, à la proposition qui l’exprime, au signe qui le symbolise : e, par exemple, doit toujours être associé, structuralement et fonctionnellement, un anti-phénomène ou anti-élément ou anti-événement logique, et donc un jugement, une proposition, un signe contradictoire : non-e ; et de telle sorte que e ou non-e ne peut jamais qu’être potentialisé par l’actualisation de non-e ou e, mais non pas disparaître afin que soit non-e soit e puisse se suffire à lui-même dans une indépendance et donc une non-contradiction rigoureuse (comme dans toute logique, classique ou autre, qui se fonde sur l’absoluité du principe de non-contradiction) »

El mundo que amanece, en dolores de parto, será el Tercero incluido de animismo y monoteísmo. Y, en ese mundo, los Marranos y los Cholos serán el Arquetipo de cómo habérselas con ambas polaridades. Espero, ya, que sin miedos y sin astucias; sin conventos y sin picaresca; sin se acata, pero no se cumple; sin vueltéo y sin albur…

El nuevo paradigma científico

Roberto Prada me invitó a dar esta charla a un grupo de empresarios cochabambinos. Ya no recuerdo la fecha; pero sí recuerdo que, de pronto, me di cuenta que era una reunión de sefardíes anónimos. ¿Qué nos junta, tan inadvertidamente?

Por el tiempo de mi exposición previsto, simplemente trataré de posicionar una idea compleja, que sirva como insumo para la comprensión más general de la realidad. Básicamente voy a tratar de software, de programación, de modelos mentales.

Inicio mi presentación mostrándoles un diagrama bifásico del paradigma científico técnico de la actualidad; para, luego, pasar a un segundo esquema, mejor dicho: símbolo, que visualiza cómo se relacionan dichas polaridades.

La Economía, las inversiones, que son el objeto de este Seminario, están dentro de estructuras más grandes. Si a la economía no la vemos en su contexto, sino como algo que es absoluto en sí mismo, vamos a seguir, otros cincuenta años más, lamentándonos de por qué no salimos de la pobreza, económicamente; podríamos salir de la pobreza políticamente: convirtiendo en funcionarios públicos a medio mundo. Pero, eso, para un economista de pro, es como hacer trampa.

El esquema cosmológico actual tiene dos grandes figuras: el Big Bang y el Big Crunch. Es decir, la vida es fruto de dos movimientos energéticos contrapuestos. Uno es la expansión y el otro la contracción. Todo se mueve en este esquema; también la economía y las inversiones. Traigo nomás a mientes la ley de Kondratiev. Sin embargo, el problema es que los occidentales monoteístas sólo vemos una cara de la medalla: la de la expansión, el crecimiento y, a saber, de modo infinito. Nunca piensan, los economistas, que nuestro planeta es finito. Ahí radica su mayor error. El primer flash, pues, con el que se abre y cierra la cosmología actual tiene origen en la física cuántica.

Voy a poner ejemplos, que conocemos por propia experiencia. Si miramos nuestro cuerpo, que es una escala más grande del modelo atómico, sucede lo mismo. La respiración está compuesta por dos movimientos: inspirar y expirar; si sólo inspiráramos, moriríamos. La actividad del corazón es una alternancia sucesiva de un movimiento de contracción llamado sístole y uno de relajación denominado diástole; si no existieran ambas, se produciría un paro cardíaco. El cerebro humano está compuesto por dos lóbulos cerebrales: uno, que es la sede del pensamiento lineal y analítico y el otro es la sede del pensamiento holista y sistémico. En este sentido, todo está compuesto por dos partes, que son antagónicos, por lo que debemos entenderlos, por un lado, como opuestos pero, fundamentalmente, como complementario. De lo contrario no nos estamos ubicando correctamente frente al mundo.

La física cuántica distingue, en el nivel más pequeño: el átomo, la función Onda y la función Partícula. Luego, el físico Enrico Fermi, inventor de la bomba atómica, descubrió que hay un haz de energías que permiten la expansión del universo, el crecimiento, la fragmentación, denominados Fermiones. El ayudante de Albert Einstein, Satyendra Nath Bose, un físico hindú, descubrió el otro haz de energías contrarias que son las de la conjunción, de la contracción; aquellas que permiten que el universo, en expansión, se vaya coagulando en supernovas, en galaxias, en planetas; es decir, la energía de la gravedad; si no hubiera la gravedad no sería posible la vida; si sólo existiría la gravedad y no la expansión, volveríamos a un momento anterior: al Big Bang. Entonces, en la física se reconocen estos dos tipos de energías: las de expansión, fermiónicas y las de contracción, bosónicas. Los griegos llamaron a uno, odio y, al otro, amor.

A nivel de los sistemas vivos es la misma historia. La vida no es posible si no hay un espermatozoide que fecunda una célula. Lo que estoy diciendo es muy obvio, pero cuando hacemos política, economía, sociedad…nos olvidamos de esta obviedad y operamos como si sólo hubiera espermatozoides; luego, nos sorprendemos que las cosas no nos funcionen o “la célula” se oponga y nos “bloque”; nos “empate catastróficamente”.

En los sistemas sociales sucede otro tanto. La energía bosónica, de la conjunción -la que los griegos denominaban amor- se expresa en la comunidad y, la energía fermiónica, en el individuo. A nivel de sociedad, esas dos energías son las que le constituyen como tal. Nuestro problema radica en que queremos estructurar nuestra sociedad, sólo en base al individuo, como si no existiera la comunidad que, en Bolivia, es lo más fuerte y lo que la caracteriza. Se llama el ayllu.

Parte de los problemas, que tenemos con la Constituyente, radica en ello. Se la ha formateado en un modelo basado en el individuo, justo en un país donde la otra fuerza: la comunitaria, es la que hace masa crítica. Nada bueno, para nadie, pude salir de semejante confusión.

En los sistemas políticos esas dos energías se expresan en el liberalismo y en el comunitarismo. Un país no funciona sobre un sólo pie; como no podemos respirar sólo inspirando o solo expirando. Respirar es inspirar y expirar. En política, se expresa ello en reconocer y dar su lugar al individuo y al modelo liberal, al mismo tiempo que en reconocer y dar su lugar al runa y su modelo comunitario, basado en las relaciones de reciprocidad. Nuestro problema radica en que siendo lo comunitario lo más fuerte, paramétricamente, nuestro modelo político no se construye sobre él, en complementariedad con nuestro modelo liberal. Lo niega. Los abogados no soportan el concepto de Usos y Costumbres, que ya está en la Ley de Participación Popular.

En los sistemas económicos la energía fermiónica se expresa en el principio de intercambio (dinero, acumulación, mercado), es decir, es la energía del trabajo humano condensado en dinero, que va a permitir poder acumularlo, privada o estatalmente. Pero esa es sólo una parte de la economía. La otra es la energía bosónica que, en Bolivia, hace masa crítica. Me refiero al principio de la reciprocidad (la lógica del don): ayni, mink´a; es decir, la energía social que se disipa para crear valores humanos y buena vida. No pidamos a la reciprocidad acumulación. No está concebida para eso, sino para crear los valores que fundamentan, en una sociedad, la amistad, alianza, confianza, cooperación mutua, etc. Esta es la polaridad cualitativa del Vivir Bien.

Si, a nivel de la economía, no pensamos en esas dos energías y sólo nos focalizamos en una, vamos a fracasar, pues, las otras fuerzas la van a paralizar. En Economía, el nuevo paradigma reconoce esas dos energías: la energía del don, de la reciprocidad, que crea los valores humanos, la calidad de vida y la energía del intercambio que es la que, congelada en dinero, puede ser acumulada para emprendimientos a gran escala y distancia. Las vacas gordas y las vacas flacas del sueño del Faraón, interpretadas por José.

En Bolivia, estas dos energías son muy fuertes. El día que nosotros logremos el matrimonio de ambas, no nos podrá parar nadie. Pues cuando llegue la Crisis (son periódicas) los bolivianos tendremos, la reciprocidad, para seguir funcionando biennomás. Recurso que no tendrán, a mano y oportunamente, los países capitalistas. Pero, si dura la crisis, la Reciprocidad se activará, automáticamente, como nos lo ha vuelto a mostrar la última crisis argentina.

Lo mismo vale para los sistemas de civilización. La civilización humana, como el electrón, colapsa también de dos maneras: como Partícula, Fermión; a ese colapso llamamos Occidente, Occidente monoteísta, que otorga la primacía al Uno. La otra forma como colapsa la humanidad es como Onda, Bosón; a ese colapso llamamos Oriente, del cual la Indianidad es un subsistema. La Indianidad animista se basa en la Paridad: la complementariedad de las dos energías que entiende, como masculinas y femeninas. La diferencia entre ambas civilizaciones es que Occidente, monista: monoteísta, sólo focaliza un vector: el masculino y lo hace absoluto; de ahí su patriarcalismo. Oriente, la Indianidad en nuestro caso, juega con las dos energías y, por tanto, es relativista, contextual: todo depende.

Uno de los secretos del crecimiento de China -ya que estamos hablando entre empresarios- es que combina los dos principios de la Economía: la energía del Intercambio y la energía de la Reciprocidad; Yin y Yang. En Bolivia las dos civilizaciones se expresan con fuerza; pero los monoteístas nos empeñamos en negar y ningunear a los animistas indígenas, a pesar de que sabemos que han llegado hasta China, por su cuenta y sin ayudas estatales. Sólo nos gustan los gatos de ojos verdes; no los que cazan ratones. Y, por tanto, las dos energías de la Economía: Intercambio y Reciprocidad, se expresan débilmente. Y así perdemos todos.

En el nivel de sistemas de sentido el modelo cuántico, se expresa, como ya lo insinuamos, en dos grandes sistemas religiosos: el Monoteísmo y el Animismo. Uno contiene al otro y viceversa.; pero, siempre, una energía hace masa crítica.

Pues bien, todo esto lo podemos consensar en la Ley de la Paridad, cuyo Principio lógico es la Complementariedad de opuestos.

Ahora, vamos a explicar en qué consiste el modelo monoteísta occidental, sobre la base del anterior diagrama. Básicamente, consiste en negar la otra mitad de la Paridad: la energía bosónica de la conjunción. En nuestro diagrama, las polaridades que están en color naranja. Como el monoteísmo es un sistema que se caracteriza por haber marcado una separación entre Creador y creatura, entre tiempo y espacio, entre el mundo de los hombres y el mundo de los demás seres, enfatizando el mundo de los hombres; a esto es que se llama antrocentrismo. Vamos a ver que donde, con mayor claridad, se expresa esta negación de la otra polaridad, es en las esferas que atañen más propiamente a lo humano: la política (sólo el liberalismo) en economía (sólo la modalidad del intercambio: dinero, mercado, acumulación) en la sociedad (sólo el individuo). Todo esto lo podemos condensar en la Ley de la Unidad, cuyo Principio lógico es la Identidad. A = A.

Ahora veamos cómo se relacionan los opuestos. Piensen en Occidente y la Indianidad. Para ello nos puede servir el símbolo taoísta del Yin y Yang

Las dos energías: la blanca, la función Onda; lo bosónico, lo femenino; la negra, la función Partícula, lo fermiónico, lo masculino. O al revés. Ambos, en todo caso, hacen el uno, pero, con una peculiaridad: el negro, al interior de sí mismo, tiene el blanco y el blanco, al interior de sí mismo, tiene a su contrario. Esto es muy importante tener en cuenta, porque eso nos evita llegar al maniqueísmo: el bien contra el mal. Es decir, yo tengo a mi contrario dentro de mí mismo. Dicho provocadoramente, ustedes tienen un indio dentro de sí mismos y los indios tienen un blanco dentro de sí mismos. Esa es nuestra complejidad y riqueza. Pero huimos de ella, como de la peste.

Debemos reconocer que, al otro, lo tenemos dentro. Yo, como varón, tengo una mujer dentro de mí mismo, mi anima; y vos, como mujer, tienes un varón dentro de ti misma: tu animus, según el lenguaje de C.G. Jung. La doble posibilidad la tenemos todos los seres vivos. Esta es la forma como hay que pensar al Otro. Con otras palabras: el Otro no está fuera, enfrente, como piensan las teorías occidentales de la alteridad. El Otro está dentro de uno mismo. No es una exterioridad; es lo más íntimo de uno mismo: intimior intimo meo, como diría San Agustín. Tal el mensaje de una visión cuántica de la Alteridad.

Este modelo lo podemos y debemos aplicar a todo, porque es software. Por ejemplo, en Economía eso significa que, al interior del Intercambio, está también la Reciprocidad; que, al interior de la Reciprocidad, está el Intercambio; pero en una medida pequeña, minimizada, como se observa en el símbolo taoísta y en la economía del Gran Poder, en la Uyustus y todos los mercados de Bolivia. No hay tiempo de poner ejemplos, pero si ustedes aguzan la mirada, lo podrán comprobar fácilmente, teniendo este software. Piensen, por ejemplo, en la yapa o en la caserita. Observan la Cancha nomás.

Apliquemos, ahora, este modelo para comprender cómo entiende el Occidente monoteísta sus relaciones con el otro.

Relación de Occidente monoteísta con el Otro

Negación simbólica de la Mujer: El niega a Aqeráh/ Asherah

Aniquilación física del Otro: Caín y Abel: genocidio: hardware

Extirpación de idolatrías: evangelización, desarrollo: etnocidio: software

Inclusión subalterna del Otro: Unidad en la diversidad: el Estado garantiza la unidad

El modelo mental, que configura al monoteísmo abrahámico, se basa en la Negación simbólica de la mujer. Según el mapa simbólico del monoteísmo, Yahvé niega a la diosa Asherah. A no acepta a B. A es igual A. B se tiene que convertir en A o no tiene derecho a existir. B tiene que llegar a ser como A. En esto consisten las políticas de ayuda al desarrollo y el feminismo. Esta negación arquetípica es el fundamento de su incapacidad de aceptar al otro, como otro, como diferente. Esos Otros serán, en primer lugar, los animistas, paganos, infieles, salvajes, idólatras; luego, los obreros, los negros, los indios; después, el tercer mundo; luego, los gay, las lesbianas; cualquier otro diferente del Macho patriarcal monoteísta.

Esa premisa trae, como consecuencia, la aniquilación física del otro. Este mito se encuentra al principio de nuestro libro básico el Génesis/Bereshit, cuando refiere la historia de Caín y Abel. La actualidad de este mito se puede ver las guerras fratricidas entre palestinos e israelíes; antes, entre católicos y protestantes; más antes entre la cristiandad y el islam y, por supuesto, entre monoteístas atacando, conquistando y colonizando a los animistas del resto del mundo. El monoteísmo es guerrero y criminal, por diseño lógico y energético. ¡Ojo! No hablo de buenos o malos: hablo de energías de conjunción y disjunción: de energías fuertes y débiles.

Otra forma menos bárbara es la que podríamos llamar la extirpación de idolatrías. Otros nombres para esta misma actitud se llaman evangelización, desarrollo, que consisten en no matar el cuerpo, el hardware del otro, sino en cambiarle el software; las maneras de pensar, los modelos mentales. Los desastres de la política de evangelización se pueden ver en el hecho de que, a los indígenas, a través de la evangelización, la escuela, la universidad, los proyectos de promoción y capacitación, les han puesto el software monoteísta; piensan como monoteístas, pero sienten y se comportan como animistas. Esto, ha hecho de nosotros unos monstruos. Por eso no funciona el capitalismo, en el tercer mundo. Esta respuesta se la podemos pasar a Hernando de Soto.

Otra forma más civilizada es lo que podríamos llamar la inclusión subalterna del otro en mi sistema. Es decir, el monoteísmo ha ido perdiendo terreno en todo, pero mantiene un último bastión: la idea del Uno, de la unidad, de lo unitario. El ejemplo más claro de ello lo hemos vivido en la Asamblea Constituyente. El monoteísmo acepta todo: la pluralidad, la diferencia, la alteridad, lo múltiple: lo pluri-multi, pero bajo el paraguas del Uno: del Estado Unitario. Probablemente es la última batalla que ganan a los indios, mediante sus caballitos de troya bolcheviques y estalinistas. Todo se subordina al Uno. Su slogan más progre es: Unidad en la diversidad. Pero, en un par de generaciones, el principio demográfico (los indios son mayoría) irá revirtiendo la correlación de fuerza (de índole ideológica) por la ley de la gravedad. No significa que, de la noche a la mañana, aparecerá el Ayllu o una Diarquía. No; nada de eso, de momento. Los indios, en el gobierno, querrán probar también qué significa esta curiosa modalidad de lo Político que consiste en asaltar el Estado, como un botín, para enriquecerse sin trabajar. Como todo: se lo puede hacer con guante blanco o a manos llenas.

Apliquemos, ahora, este modelo para comprender cómo entiende la Indianidad animista sus relaciones con el otro.

Afirmación de la Otra: Jaqi: Chacha Warmi

Inclusión del Otro, según la lógica del parentesco

Tinku con el Otro para producir ayllu

Tink´u con el Otro para obligarle a una Alianza

Aceptar al Otro en su diferencia y complementarse con él

También: ser como él, un tiempito.

Al revés del monoteísmo, el animismo amerindio, como Denkmodell, justamente porque se basa en la ley de la Paridad, empieza aceptando a la Otra, a la mujer, como su complementaria. Sólo con ella, y viceversa, el ser humano llega a ser persona. La persona no es el individuo, como en Occidente; es la pareja, el runa, en quechua, el jaqi en aymara. Chacha Warmi: el Tercero incluido de ambas polaridades. Para los indígenas, el ser humano sólo es tal, cuando está emparejado. Es decir, el ch´ulla es algo que no puede pensarse; es inconcebible un ser solo, sin pareja. Por eso es que no pueden entender un Dios solo, sin pareja. Esto es algo teológicamente inconcebible para un animista amerindio.

La otra forma de relacionarse con el Otro es lo que podríamos llamar la inclusión del otro, según la lógica del parentesco. Esto está bien documentado en las crónicas de la conquista: cuando llegaron los españoles, los indígenas les entregaban sus hijas para establecer una relación de cuñado, es decir, para incluirlos como parte de la familia. Este lenguaje del parentesco, de la inclusión, los españoles, sencillamente, no se les podía pasar por la cabeza. Cuando los guaraníes, por ejemplo, se dan cuenta que sus hijas son ultrajadas, empieza la guerra. De la Alianza rehusada, pasan a la hostilidad, pero tarde. Ya les habían capujado el territorio.

Otra forma de relación es el Tinku con el otro para producir el ayllu. Esto es algo que tenemos que pensar detenidamente, porque si no lo hacemos vamos a fracasar. El runa no quiere que nosotros nos convirtamos al animismo, ni que nos parezcamos a él; le interesamos como diferente. La comunidad no es la agregación de individuos; a eso se llama colectivo, cooperativa, corporativo. El ayllu es el efecto del encuentro de dos parcialidades diferentes y antagónicas: una es macho, la otra hembra; separadas no hay ayllu. Solo cuando se complementan en un tinku aparece la comunidad. Es algo que pertenece a la lógica energética de lo contradictorio. Es Cuántica pura. La unión sale del enfrentamiento. Esto es algo que un monoteísta, debido al principio lógico de identidad, no puede comprender; le parece absurdo. Sin embargo, es la única manera como se puede fundar una comunidad política, donde cada cual, es cada cual y no tiene que subsumirse, ni incluirse, en la identidad del otro.

Si esto no funciona, entonces viene el T´inku con el Otro, para obligarle a una Alianza. El Tinku con el otro es el encuentro festivo, pero cuando eso se rompe -y tengo la impresión que se está rompiendo esa posibilidad- se pasa al T´inku violento. El animista amerindio, a diferencia del monoteísta, no busca, sin embargo, la aniquilación del otro: la Endlösung. Va a buscar la relación, o bien por las buenas: tinku, o si no por las malas; t´inku, pero siempre la Relación. Por eso se habla de reciprocidad positiva: la alianza, y reciprocidad negativa: la hostilidad, pero para conformar ayllu; no para aniquilar al otro. Esto, nos es duro de digerir a los monoteístas, pero será sabio que lo hagamos.

Viendo la agenda que tienen, en el presente Seminario, puedo afirmar que lo que se proponen conversar se encuentra en la estantería de la “Unidad”, no de la Paridad. Por consiguiente, si siguen sin tener en cuenta que hay otra energía que, junto con el Intercambio, hace a la Economía, no van a salir del círculo vicioso en el que está estancado el sector privado. Siempre esperando al Inversionista extranjero y arreglándole la cama de la seguridad jurídica. Nuestros empresarios, que se proclaman liberales, no son nada, sin los subsidios del Gobierno de turno, los perdonazos tributarios que se producen ritualmente y las súbitas y rocambolescas quiebras de bancos privados.

III
Diálogo de civilizaciones

Todo blanco lleva un indio dentro y todo indio lleva un blanco dentro

Este texto fue escrito en el primer periodo de gobierno del MAS; todavía al calor de las repercusiones de la Asamblea Constituyente. Estaba tratando de digerir y aprender de esa gran decepción. Los indios se volvieron a dejar embaucar; esta vez por sus arrimados de la izquierda estalinista.

La verdad oculta de este país es que, incluso los monoteístas católicos, funcionan en base a los valores de la cosmología indígena y, en concreto, en base a la lógica del don y la reciprocidad, de la que no parecen muy conscientes. La iniciativa que se expresa en un don, tanto material como inmaterial, lo que busca es establecer una relación que pueda ser el inicio de la constitución de una red, en la que el donador, luego del contra don, se convierta en donatario y el donatario en donador. En estas redes todos se deben favores y, por tanto, todos están obligados mutuamente. Esto es animista; no es monoteísta.
El individuo soberano y autónomo del liberalismo desaparece; su equivalente homeomórfico, en el sistema comunitario, vendría a ser la sinapsis: el nodo relacional. El tipo de relación es de índole afectiva, de suerte que la riqueza, en este modelo, no se mide por el tamaño de la cuenta bancaria, sino por la red de ahijados y compadres. Ser rico, en el modelo de Reciprocidad, es ser rico en relaciones. Dominique Temple sostiene, y con razón, que este modelo es la matriz de lo humano sin más; no sólo de lo indígena.
Ahora bien, la aberración y ceguera nacional estriba en que los monoteístas no quieren aceptar, ni lo uno: que es la matriz de los valores humanos, ni lo otro: que es la forma que permite sobrevivir a este país y en la que todos ellos están inmersos.


Individualismo corporativo

Un ejemplo conocido lo puede aclarar. Hay un comentarista de tele noticiero que se llena la boca todas las noches con las palabras “individuo”, “singular”, “universal” y abomina del “corporativismo”, “totalitarismo” y “comunitarismo” indígenas; pero, resulta que toda su carrera política, por ejemplo, la debe al principio comunitario y no al principio individualista. Ha sido subsecretario, concejal y luego ministro, no por concurso de méritos o porque sea el mejor sino, sencillamente, porque su primo hermano lo ha colocado en esos lugares y ha trabajado en un canal de televisión, no porque haya pasado por un casting o por su carisma o porque sea el mejor, sino porque es amigo del dueño del canal. Es decir, su vida cotidiana y concreta se rige por el principio comunitario: redes, vínculos, fratrías y, a saber, en su nivel más básico: las relaciones de consanguinidad y las formas más tribales: la “forma comparsa carnavalera”, y para nada por el principio individualista, basado en el mérito y la excelencia. Pero, he aquí que nada de ello se refleja en su discurso, primero, porque no piensa: repite de memoria frases hechas y, luego, porque sufre una fisura profunda entre mente y cuerpo.


Vivir en la red y no darse cuenta de ello

Es un caso ejemplar, sin embargo, porque el resto de los bolivianos occidentales viven y sobreviven gracias a que existen dentro de redes familiares, de promoción, compadrazgo, partido político, fraternidades folclóricas o carnavaleras, federaciones empresariales o sindicales, colegios profesionales, oenegés, comunidades eclesiales de base, comunidades sexuales, sociedades secretas, logias, etc. Este no es un país de individualistas pero, he aquí, que, esquizofrénicamente, en su discurso oficial se desbordan en loas al Principio individualista, a “Un ciudadano un voto” y abominan de lo que, justamente, les permite reproducirse como una casta aparte: el corporativismo criollo. El discurso liberal, en Bolivia, es más bien una señal de distinción racista. “¡Ojo, no soy indio!”; decir “Soy autonomista” es decir, igualmente, no soy indio; calificarse de “demócrata” es decir, igualmente, no soy indio. Nos olvidamos que éste, en verdad, no es un país de ciudadanos y consumidores, sino de parientes y caseritos. En esto estriba nuestra in-autenticidad. Las palabras no expresan los hechos reales y propios.


Caos y orden
Lo que caracteriza a Bolivia es la coexistencia flagrante de caos y orden; este, también, es el secreto de su encanto. En la Asamblea Constituyente, por ejemplo, mientras se discutía el Reglamento interno: orden, el desorden más absoluto la rodeaba y todos contribuyeron a ello con mucho ahínco y por buen tiempo. A toda norma que nos damos (la Ley de Convocatoria, por ejemplo, otra vez: orden) le incrementamos una buena dosis de caos, para entretenernos en detalles adjetivos y no sincerarnos de verdad: reconocer, por ejemplo, que dos matrices de humanidad, una en el continuo de la naturaleza y otra en su separación, coexisten y que, para que convivan y haya retroalimentación entre ambas, es preciso que cada cual tenga su propia territorialidad, donde cada cual pueda vivir de acuerdo a su propio sistema jurídico; pues la matriz monoteísta es agresiva y violenta por diseño. La forma monoteísta de Estado Unitario o Estado Plurinacional, no les va a salvar a los amerindios de ser atropellados por los hijos de Abraham, tanto de izquierda como de derecha. Precisan su propia territorialidad para hacer funcionar su sistema jurídico cosmocéntrico: el Ayllu.


Simple y complejo
A pesar que, con la boca, nos proclamamos del Uno, en los hechos, operamos según la lógica contraria. Si hacemos un Referéndum, no nos basta una pregunta simple que exija como respuesta un “sí” o un “no” (¿Está por el aborto? Sí o no) No. Nosotros tenemos que hacer varias preguntas, además, hiper complejas, con la incertidumbre suficiente para que, luego, el tiempo sea el que dirima según las correlaciones de fuerza. Principio de incertidumbre. Una mirada de entomólogo a la Sucre Asambleísta muestra un gran termitero donde todo el mundo se está moviendo, yendo y viniendo, reuniendo, hablando y gesticulando, trompeando y abrazando, mostrando, en todo ello, una alta dosis de indiferenciación, impredecibilidad y aleatoriedad. El gasto de energía psíquica y social es impresionante. La disipación de energía pone a las claras que nuestra cultura política no es capaz de acumular energía, porque no conoce la institucionalidad. Las instituciones son creación del Monoteísmo que precisa acumular energía para minimizar la incertidumbre. Las instituciones son baterías. El Animismo prefiere el flujo y estocar en natura.


Todo está conectado
Todo fluye y se disipa; todo es posible. Esto también es bello: anuncia un gran parto: un nuevo orden, pero no el que los políticos tienen en mente. De todos modos, para el cuerpo (no para la mente), de los asambleístas, todo está conectado con todo y por ello no son capaces de sentir la Asamblea como un espacio “autónomo y soberano”, como define la teoría política a una Asamblea Constituyente. Los bolivianos simplemente no pueden pensar un Dios absoluto, ab-suelto: sin relaciones, una Substantia, una Mónada y menos administrarla autárquicamente. No son, afortunadamente, modernos, ni monoteístas de verdad. No pueden romper los vínculos con sus partidos, jefes, asesores, amigos, medios … y, por las mismas razones, tampoco los partidos, jefes, asesores, amigos, medios … pueden respetarlos en su autonomía y soberanía. Se puede hablar de baja ciudadanía; eso también es cierto, pero la vaina es más compleja. En estas prácticas cotidianas brilla el Principio de Reciprocidad. Los asambleístas (me refiero a los individualistas, racionalistas, ateos …) también han caído en la trampa india de la afectividad y el sentirse en deuda con el Jefe que los ha propuesto o invitado; por eso, estando en desacuerdo, bajan la cerviz. Sin embargo, cuando hay que cuadrarse, “teóricamente”, ante la ley, todo el mundo se llena la boca con adhesiones sinceras a la “Soberanía de la Asamblea”, sin ninguna señal de cinismo o mala conciencia. Esta incoherencia es también muy simpática. Postulan un Estado Unitario, pero les gusta lo contrario y viceversa: postulan un Estado Plurinacional, pero les encanta un centralismo manejado desde lo urbano.


El amor por el chenko
El monoteísmo ama la línea directa, simple, clara y distinta; la modernidad ha incorporado el reduccionismo al método científico, racional y mensurable. Los bolivianos, en cambio, aman el chenko, la chipa, el amarre vinculante ex ante, el tinkazo. Son, pues, relativistas, contextualistas, complejos, aman la incertidumbre, la aleatoridad de las situaciones, las aproximaciones: el proceso. Todo es proceso, para un buen boli, tanto animista como monoteísta, y tienen razón; pero así no funciona el Monoteísmo ni el Estado de Derecho moderno. Estas creaciones de la mente monoteísta precisan que haya Objetividad y Leyes absolutas. Eso, ahora sabemos, no existe, pero es bueno saber que eso exige el funcionamiento de ese sistema, si es que se lo necesitara, como parece que es el caso con las propuestas que están haciendo, desde diestra y siniestra, con la reliquia del Estado republicano. Me conmueve ese deseo generalizado de unidad; la vigencia, pues, de la comprensión monoteísta del Uno.
Ahora bien, si uno revisa la prensa, las noticias están llenas de bucles de retroalimentación entre el entorno del sistema: los políticos, los movimientos sociales, los medios … y el sistema propiamente dicho: los asambleístas. Y esto es así porque una sociedad es un sistema abierto. Si separáramos un organismo vivo de su entorno, moriría debido a la carencia de oxígeno, agua y alimentos. Los organismos, la Asamblea incluida, son sistemas abiertos que no pueden sobrevivir sin intercambiar de forma continua materia y energía con su entorno. Postular, pues, que es “soberana” es una majadería científica. El asunto es que seguimos acatando este principio obsoleto, pero no cumpliéndolo. Chenko. Nuestra incoherencia ha llegado a un impasse. La intromisión inconstitucional de los jefes y operadores políticos ha podrido a la Asamblea Constituyente. Tenemos que aclararnos: si queremos un Estado moderno, tenemos que reprimir nuestro talante sistémico. Si queremos un Estado, a la altura de nosotros mismos y del nuevo paradigma científico, entonces tenemos que dejar del lado el cuento de la soberanía y lo unitario.

¿Cómo se sale de un impasse?
No insistiendo en lo que ha producido el problema: el Estado unitario multinacional autonómico y comunitario de derecho social. La Teoría de la Gestalt sugiere una salida: rebasar ese perímetro conceptual. A mí me está claro que, tanto las Tierras Altas animistas como las Tierras Bajas monoteístas aspiran, desean, necesitan, vitalmente, estatalidad; no autonomía. La bombacha de la autonomía ya está sucia. Eso nos pasa por plagiarios y no pensar autónomamente nuestras propias necesidades reales. Que nos sirva la lección. En el caso indígena, desde Tupaj Amaru hasta Felipe Quispe, se ha peleado por un Estado propio: el Estado Kollasuyu. El último documento del Comiteísmo expresa claramente este deseo de estatalidad de los cruceños (a pesar de sus titubeos y cuidados de no espantar demasiado) y tienen no sólo todo el derecho, sino, además, tienen razón, pues refleja la idiosincrasia del desarrollo político regional. Todos tenemos que dejar de reaccionar negativamente frente al Otro. Todos tenemos que procurar hacer el esfuerzo de entender al Otro, aunque se exprese mal o deficientemente y, sobre todo, de aceptarle, que de eso trata la convivencia política.


Lo obvio, pero no evidente
A medida que se agudicen las contradicciones, la propuesta de una Diarquía Federal Consociacional, basada en la lógica polar del ayllu, se hará más evidente y necesaria, pues expresa mejor nuestra complejidad civilizatoria que la braguita catalana de la Autonomía, cuyas condiciones de posibilidad no copiaron nuestros plagiarios de turno. A la que, por cierto, hay que sumar “nuestro” modelo Presidencialista de tipo americano, el prototipo francés de Prefectura, el Municipio español, el Tribunal Constitucional alemán, el Defensor del Pueblo sueco. Cualquier cosa, menos lo nuestro.
Una manera gestáltica de salir del callejón sin salida podría ser: Estado para las Tierras Bajas monoteístas y Ayllu para las Tierras Altas animistas. Esto podría ser un Estado Federal suigéneris: Género próximo. Diárquico: Yanantin y Consociacional: de redes, es su Diferencia específica. Otra forma podría inspirarse en la forma holoárquica de la naturaleza que implicaría un enfoque biocultural de la política; es decir, que cierra la escisión naturaleza-cultura. Entonces, a partir de la Pareja: una totalidad en sí misma, pero que es parte de una totalidad mayor: la familia … se construye un nuevo organismo político. Algo que no es nuevo, como se sabe. Johannes Althusius, desde el ius naturalismo, ya lo propuso en el siglo XVII .Johannes Althusius, 1557-1638, escribió su famoso libro Politica Methodicae Digesta, atque Exemplis Sacris et Profanis Illustrata: La política: metódicamente concebida e ilustrada con ejemplos sagrados y profanos, 1603). Las ideas expresadas en esta obra han llevado a considerar a Althusius como el primer federalista moderno y también como defensor de la soberanía popular.

Ayo Ayo: las dos Leyes

Este texto, seguro que lo empecé a escribir al día siguiente que salió la noticia, con la ilusión de que sirviera de insumo para la ya anunciada Asamblea Constituyente. En el mejor de los casos, circuló entre mis amigos y conocidos. Ignoro si se publicó en algún lado. Recuerdo que me dijeron lo obvio: es muy largo para un periódico y muy insólito para una revista académica.
Es preciso ubicar el Derecho en un marco cosmológico para que pueda ser inteligido y comprendido como parte de un sistema mayor. La cosmología actual, como se sabe, ha sido fuertemente impregnada por la física cuántica. A diferencia del modelo newtoniano, basado en la metáfora del reloj, por tanto, de índole mecánica, el paradigma cosmológico actual es de naturaleza orgánica: empieza con el Big Bang: expansión y culmina con el Big Crunsh, implosión; sístole y diástole: ritmo cósmico. La explosión da lugar a lo que algunos cosmólogos llaman el Vacío cuántico u, otros, Sopa primordial, es decir, un estado donde todo, absolutamente todo: materia y antimateria, se encuentran en un estado de latencia y virtualidad totales. Este Vacío cuántico genera las dos energías primordiales que constituyen la realidad: las fuerzas de expansión, fragmentación, individuación, llamadas Fermión, y las fuerzas de condensación, relacionalidad, socialización, llamadas Bosón. Este esquema vale no sólo para el universo subatómico sino también para el mundo de los seres vivos y, a fortiori, para las sociedades humanas y sus instituciones. Desde el punto de vista del Derecho, las energías fermiónicas se expresan en el Derecho positivo, basado en el individuo y la escritura, y las energías bosónicas se expresan en el Derecho consuetudinario, basado en la comunidad y la oralidad. Como se ve, son dos formas antagónicas, pero que deben ser entendidas complementariamente. La humanidad occidental, a partir de Aristóteles, fijó su software en base al principio de identidad y no contradicción, que le lleva a afirmar un solo polo de la realidad y a reprimir, cuando no puede extirpar, la otra polaridad. Por ello, el occidente moderno del Estado Nación, se construyó únicamente sobre el Derecho positivo basado en el individuo y la escritura. Cuando el Estado Nación se implanta en sociedades mayoritariamente no occidentales, como es nuestro caso, estas dos energías primordiales entran en conflicto, pues la fuerza fermiónica, expresada políticamente, en el individualismo liberal, es resistida por la energía bosónica, expresada políticamente, en el comunitarismo indígena. Ahora bien, nuestros conflictos y problemas se suscitan cuando, como fruto del desconocimiento de la alteridad jurídica, expresada en el derecho consuetudinario, se trata de forzar la realidad a una sola polaridad que se entiende como civilizada frente a la otra que es interpretada como salvaje o bárbara.
Bien, este es un primer paneo general y muy esquemático de la cuestión que nos ocupa. Detengámonos, ahora, en la esfera del Derecho, propiamente dicha.


Civilización, cultura e identidad cultural
Siguiendo el modelo cosmológico ya esbozado, a nivel de humanidad, las energías primordiales colapsan ora como Fermión, ora como Bosón; vale decir, ora como una polaridad en la que las energías fermiónicas de fragmentación e individuación son hegemónicas (quedando como subalternas las energías de relacionalidad y socialización) ora como una polaridad en la que las energías bosónicas de relacionalidad y socialización son hegemónicas (quedando como subalternas las energías de fragmentación e individuación). A la primera corresponde Occidente, a la segunda corresponde la Indianidad. Así, pues, desde un punto de vista cosmológico existen dos civilizaciones que contienen a su contrario de un modo subalterno y subdesarrollado. He aquí, empero, que este hecho de humanidad, constituye sin embargo la peculiaridad boliviana: está conformada por dos civilizaciones antagónicas de semejante potencia. La no lucidez sobre este hecho, que se expresa en la hegemonía formal de una sola civilización, ha llevado a la parálisis y bloqueo mutuo de un sistema político: el Estado Nación boliviano, que ahora ha entrado en un proceso acelerado de entropía, debido, internamente, al agotamiento del modelo occidental y a la pujanza del modelo amerindio y, externamente, debido al final de la forma Estado Nación, como fruto de un nuevo paradigma científico técnico. A ello hay que añadir el hecho singular que los pueblos andinos han entrado, el año 2000, a un nuevo ciclo de rebeliones; el primer ciclo está ligado al nombre de Tupaj Amaru, siglo XVIII, el segundo a Tupak Katari y Zárate Willka, siglo XIX, y este tercer ciclo signado por la Guerra del Agua, Febrero negro, Octubre rojo, la Guerra del Gas…
Al interior de ambas civilizaciones co-existen las culturas que son variaciones del principio individualista, Occidente, o del principio comunitarista, Oriente. En nuestro caso, culturas de ambas Parcialidades de lo humano, también hacen su juego entre nosotros: las culturas occidentales se han asentado en las zonas urbanas, preferentemente en Tierras bajas, y las culturas indígenas han sido empujadas hacia las zonas rurales, actualmente copan las periferias de las ciudades, y preferentemente ubicadas en Tierras altas.
Ahora bien, las ciencias sociales, siguiendo el paradigma newtoniano-cartesiano e incluso kantiano, consideran la Cultura como una dimensión más de la realidad humana. Así se habla de la política, de lo jurídico, de lo social, de la educación, de la religión, de la ciencia y de la cultura: como un compartimento más. En el mejor de los casos, la cultura es sinónimo de identidad cultural, comprendida como el conjunto de recuerdos, símbolos, sueños, creencias, valores, pasiones, comportamientos, sensibilidades que constituyen la esencia de un pueblo. Pero aún en este caso, se pretende que esta identidad cultural, de hecho, no influye sustancialmente en lo político, económico, social, educativo, jurídico, científico, …dimensiones que estarían guiadas por una pretendida identidad universal.
De hecho, empero, investigaciones más empíricas muestran que no existe acto político, económico, jurídico, educativo, científico, tecnológico, artístico que no sea cultural, es decir, inscrito en una matriz o contexto englobante de una cultura particular y concreta. Por este motivo no es posible hablar de economía, política, religión, justicia, ecología, ciencia, tecnología, de una forma neutra, sino que es más conveniente hablar de cultura económica, cultura política, cultura jurídica, cultura educativa, cultura tecnológica, cultura artística, etc.
En última instancia, la cultura es el conjunto de creencias, instituciones y prácticas por las que un pueblo afirma su presencia en el mundo, en un momento dado del espacio y del tiempo. Con otras palabras, toda cultura reposa en un mito arquetípico, comprendido como aquello en lo cual se cree, sin ser conscientes que se cree en ello, pero que impregna toda la cultura, constituyendo su alma profunda.
Este re-centramiento cultural de las ciencias sociales, nos permite afirmar que toda sociedad ha desarrollado una cultura jurídica particular, de acuerdo con el mito profundo que le es propio y en interacción directa con las otras dimensiones de su realidad particular, que no puede ser comprendida, ni juzgada, a partir del mito de otra cultura. Esto último es muy importante tener en cuenta y constituye, por cierto, el déficit occidental por antonomasia: creer que su particularismo es universal.


Superar el etnocentrismo jurídico occidental moderno
El primer texto que conozco sobre el Derecho consuetudinario en Bolivia es también la primera publicación que hizo el CEJIS, allá a mediados de los años Setenta, debido a Susana Chiarotti. Veinte años más tarde, el Ministerio de Justicia ha iniciado un tímido acercamiento a la “Justicia comunitaria”, con incipientes ensayos de aproximación, importantes sobre todo por provenir nada menos que del Ministerio de Justicia. Marcelo Fernández, con La Ley del Ayllu, ya nos hace una contribución más seria a esta problemática. Otro tanto viene ocurriendo en el resto del hemisferio. Mi introducción al tema se debe a la lectura del debate, aparecido en el boletín del Centro Monchanin, de Montréal, que, luego, se llamaría Interculture, dirigido por Robert Vachon, bajo la fuerte influencia intelectual de Raimon Panikkar. Desde esa escuela de pensamiento está pergueñada esta notita.


La literatura que he leído sobre el tema, sugiere, en general, que el interés por las culturas jurídicas autóctonas, persigue en realidad la finalidad de integrarlas mejor en la cultura jurídica occidental del Estado Nación moderno, considerado nomás como la única e inexorable Vía para toda la humanidad. La intención de respetar los usos y costumbres, no conlleva también la voluntad de sustraerlas a la acción de los mitos del Occidente moderno: el progreso, el desarrollo, la lucha contra la pobreza, las metas y desafíos del milenio, en fin, la civilización, bajo el control del Estado Nación. Se puede percibir cierta preocupación por transformarlas hacia los patrones del Derecho positivo y, en cualquier caso, controlarlas. Piénsese en la asignatura de Justicia Comunitaria, en la Facultad de Derecho de la UMSA. Una aberración intelectual.
Se sostiene que no existe el Derecho sin un reconocimiento legal del Estado, puesto que sólo hay Derecho, si éste es definido como tal por el que representa el interés general y el bien común. A lo más, se habla de aceptar ciertos acomodamientos en los códigos y leyes modernas, pero se rechaza totalmente la posibilidad de relativizar los fundamentos, la naturaleza y los presupuestos de la cultura jurídica civilizada, estatal, antropocéntrica, occidental y moderna. Mientras esta finalidad integracionista esté presente, no habremos superado la etapa del mono culturalismo y del totalitarismo jurídico, aunque se presente bajo la apariencia de un pluralismo multicultural.
Pero he aquí que este mono culturalismo jurídico no se sitúa tan solo a nivel de la finalidad, sino también, a nivel de la naturaleza y de la metodología mismas de la ciencia jurídica. Ambas se encuentran prisioneras de los mitos de la cultura jurídica moderna occidental: civilizacionalismo, evolucionismo, antropocentrismo, autonomismo, estatismo, soberanismo, etc. Nos vamos a limitar, empero, a sus dos mitos primordiales: el monismo unitarista y el totalitarismo de la razón. Si no comprendemos la relatividad del Derecho positivo, la Asamblea constituyente puede terminar en un bloqueo entre las dos lógicas jurídicas antagónicas que nos constituyen fácticamente.

Diálogo civilizatorio y enfoque diatópico
Para sustraer el estudio del pluralismo jurídico de los límites impuestos por el marco occidental unitarista, Panikkar sugiere tomar conciencia, en un primer momento, de la situación diatópica en la que se encuentra actualmente la humanidad. Para ello es preciso, antes, exponer qué entiende por homeo-morfía.


Culturas jurídicas homeomórficas
A lo largo del mundo existen, no sólo múltiples variantes, modelos y aplicaciones de lo que la cultura occidental moderna denomina “Derecho”, sino también múltiples culturas jurídicas cuyas diferencias no son tan sólo de procedimiento, sino que entrañan diferencias sustanciales; es decir, diferencias en sus respectivos softwares de civilización. Las diferencias son tan radicales, que podemos sostener que no existe ninguna analogía posible entre ellas. Lo más que se puede decir es que se trata de culturas jurídicas homeomórficas, es decir, que sólo se pueden constatar equivalencias funcionales entre ellas, puesto que, epistemológicamente, son sustancialmente diferentes en lo que se refiere a su naturaleza más profunda: Bosón y Fermión.


Es necesario tomar consciencia, como sugiere Panikkar, que las nociones mismas de Derecho y Juridicidad son típicamente occidentales; brotan, en efecto, de su mito fundante basado en la escisión, la separación. Y, por tanto, a pesar de su pretensión de universalidad, no dejan de ser una ventana entre otras sobre el mundo, un lenguaje especializado entre otros. Tengamos en cuenta que la palabra «Derecho» no existe, como tal, en las culturas, tanto amerindias como asiáticas, de la civilización oriental. Es más, en su concepción del mundo, en sus mitos fundantes, basados en el continuo, estas culturas no se plantean siquiera la posibilidad que el ser humano pueda tener derechos, puesto que, como sostiene Robert Vachon, lo que prima en ellas es un sentimiento y una responsabilidad de agradecimiento y de solidaridad cósmica. Así, pues, no existen equivalentes sustanciales de la palabra «Derecho» en todas las culturas, sino tan solo equivalentes homeomórficos.


Panikkar muestra cómo en la cultura hindú, el equivalente de Derecho sería la noción de swadharma y en la cultura autóctona norteamericana de los Iroqueses, Vachon nos informa que el equivalente del concepto de Ley se denomina Paz Cósmica; entre los guaraníes, probablemente, lo sea el concepto de Ñande Reko. En estos casos, como en muchos otros, los «títulos» y «derechos» son definidos teo-cosmo-céntricamente y les parece inconcebible que puedan ser definidos desde una óptica antropocéntrica y, menos aún, que lo sean por un Estado Nación soberano, es decir, compuesto de individuos soberanos. Esto nos muestra que nuestros modos respectivos de inteligibilidad son radicalmente distintos.


En este sentido, una de las características centrales de la civilización occidental es que su software procede por la primacía del principio de no contradicción: una cosa es lo que es, en la medida que ella no es otra cosa. El proceso de conocimiento se desarrolla, de entrada, afirmando la diferencia. Toda la noción occidental del Derecho, según Vachon, se fundamenta sobre este principio, que el ser humano es distinto del resto de la creación y de lo increado. Pero he aquí que esta forma de inteligibilidad no es única, pues se puede proceder, como demuestra la física cuántica, por el principio de relacionalidad y no-dualidad o unidad dual: una cosa es lo que es en la medida que ella es el todo del Ser; en la medida que ella es relación y se encuentra ligada a los otros y a la realidad entera; en la medida en que ella no se encuentra separada sino en armonía y en estado de no dualidad con todas las otras dimensiones de la realidad. No se insiste sobre el «otro», puesto que es considerado como una dimensión constitutiva de sí mismo, al modo como se relacionan la materia y la antimateria, la onda y la partícula. Todas las culturas jurídicas indígenas y tradicionales se fundan, de acuerdo a Panikkar, sobre este principio de no dualidad o unidad dual; de acuerdo a Vachon, según el principio de la primacía del Todo sobre el individuo; desde mi punto de vista, siguiendo los principios de la física cuántica, según el principio de relacionalidad, complementariedad de opuestos y tercero incluido. Todas estas perspectivas, empero, mentan hacia lo mismo.


Es, pues, muy importante descubrir la existencia y la naturaleza de los homeomorfismos entre las diversas culturas jurídicas del mundo, y esto en los distintos niveles de cada cultura jurídica, lo que prepara el terreno a una fecundación mutua en un diálogo que Panikkar llama diatópico.


La interpretación diatópica
Panikkar sostiene que el estudio del pluralismo jurídico precisa de una nueva hermenéutica, que no sea simplemente morfológica o diacrónica. La razón fundamental del Quid pro quo entre las culturas jurídicas de la civilización occidental moderna y las culturas jurídicas autóctonas y no modernas de la civilización amerindia, en este caso, es la de haber olvidado que la distancia que hay entre ellas, no es tan solo factual (interpretación morfológica) o temporal (interpretación diacrónica), sino que se trata, sobre todo, de una distancia espacial, es decir, que nos encontramos frente a distintos topoi o visiones cuyos postulados mismos son radicalmente diferentes, puesto que no han desarrollado sus modos respectivos de inteligibilidad a partir de una tradición histórica común. La occidental proviene de una religión de proclamación y las amerindias de una “religión” de manifestación.


La distancia que hay que superar no es tan solo de tipo factual en contexto homogéneo, pues no se trata de examinar un texto por analogía, explicitación, explicación, comparación, yendo del pasado al presente, como si se tratara de revelar la riqueza de una tradición a alguien que no la conoce (interpretación morfológica). No se trata tampoco tan solo de ir del presente al pasado, intentando superar los anacronismos y la brecha temporal que nos separa, tomando conciencia de la heterogeneidad del contexto e intentando integrar este último para comprender mejor las diferencias (interpretación diacrónica).


Coincido con Panikkar y Vachon que sostienen que hace falta dar un paso más, en el sentido de asumir que nuestras respectivas formas de pensar, nuestros criterios, nuestros postulados fundamentales y aún las preguntas formuladas, no son las mismas, debido a que una se basa sobre la energía fermiónica y la otra sobre la energía bosónica. Dicho de otro modo, cuando se intenta comprender el sentido de un texto, de hechos que hemos reunido o simplemente de una experiencia humana, estando todo ello situado fuera de nuestra propia cultura, no se puede pretender, a priori, que las reglas que gobiernan la interpretación de este texto, de estos hechos o de esta experiencia, sean los mismos que los de nuestra propia cultura. Hace falta, pues, examinar a fondo nuestros postulados, nuestras estructuras mentales y nuestros mitos profundos, para ver si son o no los mismos. Para comprender las otras culturas jurídicas no occidentales y no modernas, no basta tomar conciencia de la originalidad de sus procesos y lógicas socio-jurídicas (sistemas y estructuras propias), sino también de sus visiones y horizontes, es decir, de los mitos de sus topois propios (interpretación diatópica).


La interpretación diatópica, pues, es aquella que intenta descubrir estas distintas culturas jurídicas radicalmente diferentes, reuniéndolas (no yuxtaponiéndolas) en un diálogo que permita la emergencia de un mito con el que se pueda entrar en comunión y que permita comprendernos bajo un mismo horizonte de inteligibilidad, sin que este horizonte sea exclusivamente el de una sola cultura jurídica (dia-tópico: que atraviesa los topoi para alcanzar el mito del cual éstos son la expresión). La interpretación diatópica es la que intenta comprender la textura del contexto, para superar la distancia, no del presente respecto al pasado o del pasado respecto al presente, sino del presente respecto al presente.


Enfoque dialogal
A un segundo nivel, es necesario que el estudio de las culturas jurídicas supere también los límites de la forma moderna de comprensión de la realidad, basada esencialmente en la conceptualización, pues un concepto sólo es válido allí donde ha sido concebido. Precisamos de un enfoque dialogal (dia -logos), es decir, que atraviese el logos para alcanzar un terreno común que el logos en solitario no podrá jamás expresar y que aquí denominamos mito.

Hemos de sacar el estudio del pluralismo jurídico del cuadro dialéctico en el que se encuentra prisionero, liberándolo del totalitarismo del logos, lo cual sólo puede llevarse a cabo por una aproximación dialogal. Se trata de alcanzar desde el interior y en una comunión mítica personal, los mitos profundos que sostienen y nutren los sistemas jurídicos de las distintas culturas, dejándose interpelar personalmente por ellos y por aquello que trasciende, impregna, distingue y pone en relación estas culturas jurídicas respectivas.


Postulado de base
El diálogo dialogal, por así decir, se fundamenta en el postulado básico de que nadie en solitario (ya se trate de un individuo o de una cultura o de una civilización) posee la capacidad de acceder al horizonte universal de la experiencia humana y que sólo si no se postulan desde un solo lado las reglas del diálogo, el Hombre puede alcanzar una inteligencia más profunda y más universal de él mismo, para cumplir así su propia realización.


Más allá de la dialéctica
Ya hemos mencionado que no es posible comprender una cultura jurídica, distinta a la nuestra, tan sólo con el instrumental conceptual propio a la cultura jurídica occidental. Nos hace falta conocerla a partir de su propio sistema, su estructura, su modelo, su lógica, su propio modo de inteligibilidad.


Podemos considerar a las otras culturas jurídicas como simples objetos de conocimiento, como hechos históricos, cuantificables, objetivables, analizables, conceptualizables y aún inteligibles, pero ellas son mucho más que todo esto. Se trata de realidades existenciales, personales, sagradas, míticas: algo de infinito para aquellos que las viven. No se sitúan tan solo en el campo del logos sino también del mito, es decir, en el campo de las diferencias últimas y fundamentales.


Es más, no podremos comprender el sistema jurídico del otro a menos que nos dejemos conquistar por su corazón mítico. En el interior de los sistemas jurídicos existe una intencionalidad última, que es su corazón y su alma, que asegura la perennidad profunda, a pesar y frente a las presiones provenientes del exterior. Esta intencionalidad se encuentra enraizada a nivel del mito, incluso en el sistema jurídico moderno del Estado Nación, el cual se funda en el mito de la supremacía de la razón y de la ciencia newtoniana.


Toda cultura jurídica es más que un sistema, una estructura, una lógica, un Logos, puesto que es un todo, un universo, una visión del mundo; en otras palabras, toda cultura jurídica posee o, mejor dicho, está poseída, por una dimensión mítica. En efecto, ésta no es tan solo aquello de lo cual yo tengo conciencia y lo que yo pienso objetivamente de ella o de manera verificable, sino también y esencialmente lo que hace posible que yo pueda tomar conciencia de ella.


Esto significa que el tratamiento dialéctico de los juristas, sociólogos, etnógrafos, antropólogos,… aunque necesario, es insuficiente para captar las culturas jurídicas en lo que éstas son existencialmente, pues éstas escapan a un análisis únicamente objetivo, lógico, teórico, el cual puede llegar a ser una profanación, si se pretende autosuficiente y no se acompaña de una comunión mítica. El descubrimiento de los distintos universos jurídicos no debe pasar forzosamente por los antropólogos, etnólogos, sociólogos con sus teorías y metodologías, las cuales pueden ser útiles, pero también un obstáculo al conocimiento y al estudio del pluralismo jurídico. Hay que ser conscientes de este peligro.


Descubrir y conocer al otro desde el interior: la comunión mítica
Sólo podemos alcanzar al otro descubriéndolo, no tan sólo como objeto de inteligibilidad, aliud, sino como alguien en sí, alius. Debemos captar lo que el otro piensa y cree de sí mismo y no tan sólo lo que yo pienso de él.


En este mismo sentido, sólo podremos comprender una cultura jurídica en la medida que la comprendemos tal y como ésta es para aquellos que viven en ella. Para éstos, ella no es tan solo un simple objeto de conocimiento, sino: a) Una realidad personal y de fe, una creencia, en el sentido orteguiano; b) Una vida en sí. Esto es particularmente verdadero para las culturas jurídicas indígenas y tradicionales, las cuales siempre se encuentran constitutivamente relacionadas a lo sagrado, al cosmos y a la Vida, globalmente entendida.


Sólo se puede conocer bien a una cultura jurídica, en un diálogo dialogal, es decir, en un diálogo entendido no como simple fuente de información, sino como un camino para llegar, desde el interior, a una comprensión y realización más profunda del otro y de uno mismo y, en ello, crecer y transformarse: auto-trascenderse. Es un diálogo en el que permitimos al otro y a su verdad de interpelarnos desde nuestra propia vida y en nuestros propios valores. Sólo podemos conocer a fondo aquello y aquel en quien uno cree personalmente, con una fe personal, viviendo personalmente con él en comunión mítica. Es precisamente esta experiencia personal vivida y de comunión mítica lo que falta en una gran parte de la investigación y enseñanza antropológicas sobre el pluralismo jurídico del multiculturalismo liberal contemporáneo. De ahí la importancia de completar el tratamiento dialéctico con el tratamiento dialogal.


Una disciplina integral
Vemos entonces que una método-logia no basta: hace falta una disciplina, en el sentido integral del término, que implique todo el ser y no tan sólo la razón o la inteligencia del que lleva a cabo la investigación. Se trata más de un método que no de una metodología, lo cual exige más que un conocimiento de captación de datos y que un conocimiento de frecuentación intelectual. Esto exige, en un primer momento, un conocimiento de integración al universo jurídico del otro, así como a su universo propio, sin motivación ulterior o interesada y, en un segundo momento, una integración recíproca a este horizonte común que, sobrepasándonos, nos impregna, nos distingue y nos conecta. En el fondo, se trata de una sabiduría jurídica, cuya naturaleza constitutiva estriba en buscarse a sí misma.


El desafío del pluralismo jurídico a la antropología jurídica
El estudio del pluralismo jurídico, siguiendo a Panikkar y Vachon, no debe limitarse al simple estudio de la pluralidad jurídica, puesto que la pluralidad se sitúa a nivel del logos, mientras que el pluralismo se sitúa a nivel del mito.


No se trata tampoco de derecho comparado, puesto que ¿cómo comparar culturas jurídicas homeomórficas, cuando precisamente no hay ni puede haber un modelo o paradigma al que compararlas, puesto que sus presupuestos son radical y sustancialmente distintos? No se trata tampoco de una suerte de multi-perspectivismo, es decir, de distintos puntos de vista culturales sobre una misma cuestión. Se trata, más bien, de un diálogo entre culturas que precisamente difieren, no sólo en la manera de formular la cuestión, sino sobre la naturaleza misma de la cuestión, la cual no es nunca una sola y única cuestión.


Se trata, por tanto, del estudio de este horizonte común: el mito, que algunos simbolizan bajo el vocablo Derecho, Ius y otros bajo Dharma, Ñande Reko, Suma Qamaña, Gran Paz y que Vachon llama «pluralismo jurídico» o «pluralismo legal», pero que también habríamos podido denominar, ¡qué se yo!, pluralismo qamáñico o pluralismo dhármico, si estuviéramos en la India.


El desafío del pluralismo jurídico de Ayo Ayo
El contexto

El linchamiento de Ayo Ayo pone de manifiesto verdades que no todos los bolivianos están dispuestos a aceptar. Hace evidente, otra vez más, que en Bolivia el Estado es sólo la velocidad de la luz de una estrella ya apagada. El Comité de Vigilancia, desde hace varios años, para resolver los problemas de corrupción edil, ha seguido todos los pasos y trámites que señala la norma y que involucran a todos los Poderes del Estado y, finalmente, no pasó nada. Nadie hace nada. A efectos prácticos, para la gente, no hay Estado de Derecho. La Justicia republicana, el Derecho basado en el individuo, no funciona.

En segundo lugar, el año 2000 ha estallado el tercer ciclo de Rebeliones indígenas, bajo el élan mesiánico del Pachakuti. A diferencia de los ciclos anteriores, éste encuentra, ad intra, al Estado occidental en su momento de máxima debilidad y vulnerabilidad y, ad extra, en el momento en que, debido al cambio de paradigma científico-técnico, la forma Estado Nación ha llegado a su fin. Todo indica que estamos viviendo los últimos días de la República.


Los hechos
La ley de 1551, de Participación Popular, si bien reconoce los “Usos y costumbres” de las Organizaciones Territoriales de Base, de hecho, empero, se basa en la Vía individualista, calzada en el sistema de partidos políticos, y no en la Vía comunitaria, basada en el sistema de cargos indígena, como sería lógico, si se acepta de verdad el Derecho consuetudinario. (Los anteproyectos de ley sobre asociaciones ciudadanas y pueblos indígenas, no son capaces de pensar la representación política desde el paradigma comunitario; siguen pensando desde el modelo partidario).


En economía, la municipalización se basa en el principio de intercambio, viabilizada a través del dinero; no reconoce el principio de Reciprocidad, el Ayni, como la otra energía, no cosificada, para mover la dinámica económica local, como sería lógico si lo de Usos y costumbres, fuera más allá de esas tres palabras. Por tanto, se da una pugna de los partidos políticos por replicar, en el gobierno municipal, el modelo cleptocrático del gobierno central, basado en la apropiación privada de los recursos públicos, que genera el pago de los impuestos. Fruto de la inoperancia absoluta del Estado de Derecho y la impunidad de la corrupción aceitada por el sistema de partidos políticos, la gente del pueblo se toma la justicia por sus manos, como, por cierto, está sucediendo en casi todo el país y, sobre todo, en las periferias de Cochabamba y Santa Cruz. Lo que los bolivianos nos resistimos a aceptar es que ello: tomarse la justicia por propia mano, es el indicador más fuerte de la extinción fáctica del Estado. El que la víctima no sea un ladronzuelo o violador, sino una autoridad estatal, no hace sino revelar la magnitud de la crisis estatal boliviana.


Pluralismo jurídico en Ayo Ayo
En primer lugar, el Derecho aymara, basado en la comunidad; un subsistema suyo es la así llamada Justicia comunitaria, para la resolución de conflictos locales. Luego, el Derecho republicano basado en el individuo. Después, una interfase jurídica entre ambos sistemas.


En cuanto a lo primero. La opinión pública confunde Justicia comunitaria con Derecho aymara, en el sentido de que todo el Derecho aymara fuese la Justicia comunitaria. La Justicia comunitaria es un subsistema del Derecho aymara, basado en la comunidad. De acuerdo al Mallku de los ayllus de esa Marka, no hubo Justicia comunitaria, en el caso de Ayo Ayo, pues no se siguieron los procedimientos que la instituyen como tal: convocatoria a una asamblea pública, acullicu, ch´alla, deliberación, toma de decisiones consensuada, etc.


En lo que concierne al Derecho republicano, es evidente que no funciona en Ayo Ayo


¡Hasta la Policía pide garantías para ir a Ayo Ayo!. No olvidar que los aymaras están en rebelión contra el Estado. Ya se que preferimos cerrar los ojos al respecto.


En lo que atañe a la interfase de sistema, el Diputado Germán Choquewanka sostiene que la así llamada “Justicia comunitaria” es un constructo jurídico que combina prácticas aymaras y coloniales; “no es aymara al cien por ciento”. Choquewanka pone como ejemplo el simbolismo del chicote y su uso, de origen colonial y resemantizado por los aymaras actuales. A esta interfase hay que añadirle los ingredientes republicanos, mediados por el cine y la televisión: secuestro en La Paz, ademanes gansteriles… por ejemplo, que complejizan aún más esta interfase jurídica. Si los aymaras pueblerinos de Ayo Ayo no hubieran asumido colectivamente la corresponsabilidad del hecho, las cosas nos serían más fáciles: sería un simple delito de homicidio, un magnicidio si se quiere; pero no, nos complican las cosas, tanto para dar argumentos a los racistas: los aymaras son unos bárbaros; como relativizando los argumentos románticos: la Justicia comunitaria no mata. La verdad es más compleja y más inquietante. El Derecho aymara no es antropocéntrico; es cosmocéntrico. El Derecho positivo, en cambio, es antropocéntrico. Por tanto, vida y muerte significan diferentemente en ambos sistemas. Este es un tema que tenemos que ir pensando de cara a la Asamblea constituyente, pues será el corazón del debate acerca de los derechos fundamentales.


Conclusiones provisionales desde el municipalismo
Los hechos de Ayo Ayo muestran cómo el subsistema municipal no puede funcionar si el sistema estatal en su conjunto no funciona. El paradigmático vía crucis del Comité de Vigilancia (Véase La Prensa del 20 de junio) muestra que los tres poderes del Estado no tienen ninguna capacidad de cumplir sus competencias. A efectos prácticos, no existe Estado en Bolivia. Lo que hay es un peligroso simulacro. Este supuesto debe, sin embargo, orientar las políticas de transición epocal del Ministerio de Participación Popular, si no quiere contribuir a maximizar la entropía del sistema estatal.

El municipio de Ayo Ayo muestra, además, cómo el intento republicano de incluir a la civilización indígena en el modelo occidental, a través de la descentralización municipal, no ha funcionado. La tesis republicana de la “Inclusión”, en Bolivia, ha vuelto a fallar. La tesis del Municipio indígena, como una herramienta para empezar a tejer la complementariedad de sistemas, no consiguió la masa crítica suficiente para ser implementada; se hizo lo que se pudo; esta tesis ha quedado rebasada por la perspectiva de la Asamblea constituyente.

Los municipios mayoritariamente indígenas, 230 del total, son una muestra de que el encuentro de las dos civilizaciones, en un espacio administrativo local, es perverso para ambas civilizaciones: ninguna de las dos pone en escena lo mejor de sí mismas; implementan lo peor de ambos sistemas, con el consiguiente bloqueo mutuo. El municipalismo republicano, como sostiene Moisés Mercado, ha muerto en Ayo Ayo; el municipalismo comunalista debe trascenderse en el rediseño de una nueva estatalidad, siguiendo el modelo del Ayllu: la parcialidad de las tierras bajas, más occidental: fermión, y la parcialidad de las tierras altas, más indígena, bosón, se complementan en un taypi estatal de unidad dual, de acuerdo al modelo cosmológico, amerindio y cuántico, de la dualidad onda/partícula.

El mono culturalismo del Estado boliviano, que no expresa a sus mayorías indígenas, es la causa principal de su actual declinación y caída. La Asamblea Constituyente es la posibilidad histórica que tenemos de poder dar un salto cuántico hacia un modelo jurídico basado en la Unidad dual de dos sistemas: uno, el Derecho basado en el individuo y, el otro, el Derecho basado en la comunidad. Un Estado: dos sistemas.

Algunas implicaciones prácticas generales
Un enfoque diatópico y dialogal del pluralismo jurídico conlleva forzosamente cambios de perspectiva en el tratamiento y enfoque de distintos aspectos de lo jurídico, los cuales no son tan sólo adaptativos o circunstanciales, sino fundamentales. A continuación sugerimos algunos de estos cambios, para tener en cuenta en el debate constitucional, que nos aparecen como más importantes, dado su carácter central.


Los usos y costumbres, como base del orden social
El Estado y su sistema jurídico no pueden ser considerados, por más tiempo, como el único, ni el mejor garante del orden social, contrariamente a una opinión largamente difundida en los medios jurídicos. La costumbre, como base y fundamento del orden social, precede en mucho al Estado de Derecho moderno y persiste, como tal, allí donde éste no ha conseguido eliminarla.

Las culturas jurídicas de base comunitaria, se articulan entorno a la costumbre, que puede ser renovada y ampliada, pero siempre preservando las costumbres anteriores, lo que permite garantizar las conquistas, que le aseguran la independencia en relación a poderes exteriores. Esta costumbre, cuando no se la ha eliminado, se la ha considerado como subsidiaria del derecho del Estado. Este proceso de supeditación se produjo primero en Europa, entre los siglos XVI y XIX, exportándose progresivamente a todos los países colonizados y prosiguiéndose en los Estados postcoloniales. Los efectos negativos de esta supeditación de la costumbre al derecho unificador del Estado han sido estudiadas ampliamente por Badie.

La imposición del Estado nación europeo a sociedades colonizadas, ha provocado la desestructuración de la vida comunitaria en su jerarquización, la cual aseguraba, por su diferenciación social, la cohesión y el equilibrio de la comunidad. En la mayor parte de culturas comunitarias la diferenciación es considerada como pre-requisito necesario para que cada cual sea indispensable al otro. En una estructura social de este tipo, cada cual es rico de lo que es propio a los otros, lo que impone un límite a la competición destructiva.

Esta concepción del orden social, basado en costumbres orientadas a mantener las diferencias entre los miembros de la comunidad, para asegurar su cohesión y pervivencia, a través del principio de complementariedad de opuestos, ha sido sustituida por la forma Estado Nación, el cual funda su unidad, como se sabe, no en la diversidad complementaria, sino en la uniformización garantizada por la sumisión a un mismo poder, basado en los principios de identidad, no contradicción y tercero excluido. Esta uniformización conlleva la juridización legalista de todas las relaciones del Estado con los ciudadanos, a través de leyes y decretos, que son impersonales y cambiantes, puesto que el Estado los puede modificar continuamente. La persistencia de la costumbre, diversa y plural, que proporcionaba una seguridad a cada cual, deja paso a una ley única, que por su carácter cambiante, no ofrece ninguna seguridad, ni personal ni comunitaria.

En las culturas comunitarias, sólo pueden vivir juntos aquellos que son distintos, puesto que la vida es un proceso en el que uno se identifica progresivamente, no con el otro, del cual debemos ser diferentes, sino con la totalidad de la comunidad, con la vida cósmica y con la vida divina. Se puede observar, en todas las culturas comunitarias, cómo el principio básico de su cultura jurídica es el de la cooperación, el Ayni, pues lo importante es que la comunidad (que comprende no tan sólo a la comunidad humana, sino también a la comunidad de las Waka y a la comunidad de la Sallqa, para decirlo andinamente), mantenga su cohesión y armonía. La administración de la justicia, por tanto, se basa más en la cooperación que en la coerción, pues las sentencias no se orientan tanto hacia el castigo, cuanto hacia la reparación del daño causado, en una voluntad de reconciliación.

Recuperar y reactualizar los Usos y costumbres, ya puestos embrionalmente en valor por la ley 1551, expresión por excelencia de las culturas jurídicas tradicionales y autóctonas, es una manera de demostrar que el orden social no depende exclusivamente del establecimiento de un Estado de Derecho unificador. La ausencia de un Estado de Derecho no implica automáticamente la anarquía social, en la medida en que la costumbre articule y regule las relaciones sociales. Más aún, el Estado de Derecho puede ser un gran destructor del orden social, aún cuando sus principios ideales sean los de la democracia y la justicia. Es necesario disociar, de una vez por todas, el orden social del Estado de Derecho, pues éste no puede pretender poseer la exclusividad del buen orden social.

Relativización de la pretensión de universalidad de los Derechos Humanos, desde la perspectiva intercivilizatoria

Históricamente, los Derechos Humanos se han instituido para garantizar la dignidad y el respeto de la vida de las personas, frente a los abusos del Estado Nación moderno. La expansión de éste, como modelo universal, ha conllevado que los Derechos Humanos sean considerados como universales. Pero un cuestionamiento, desde la perspectiva civilizatoria que hemos esbozado al comienzo, nos revela que éstos, si bien necesarios y pertinentes, frente al poder abusivo del Estado Nación, no pueden ser considerados como universales en sus postulados filosóficos fundamentales, pues corresponden sólo al lado Fermión de la totalidad del ser.

Siguiendo a Raimon Panikkar, veamos cómo algunos de estos postulados están inscritos en el corazón mismo de la civilización occidental y, por tanto, no pueden ser considerados como universales y menos trans-culturales.

En primer lugar, como consecuencia de la escisión Creador-creatura del mito fundante del Génesis, tenemos la separación individuo-sociedad, que considera a la sociedad como una agregación de individuos, como una superestructura que, fácilmente, puede devenir una amenaza para el individuo, el cual defenderá su dignidad a través de los Derechos Humanos. En una cultura de base comunitaria, en cambio, la persona y la comunidad se encuentran en una relación ontológica y no en una situación de confrontación: la comunidad es la persona y la persona es la comunidad, y es de la armonización entre ambas dimensiones que surge el respeto y la dignidad y no tanto de la proclamación de unos derechos abstractos, por muy ideales y perfectos que nos puedan parecer.

En esta misma lógica, se ubica la separación humanidad-cosmos. El cosmos es considerado como una infraestructura inerte y el individuo se ubica entre éste y la sociedad. Los Derechos Humanos defienden, ante todo, la autonomía del individuo. En cambio, en la civilización oriental y, por consiguiente, en las culturas autóctonas de base comunitaria, esta pretendida autonomía respecto del cosmos, no sólo no tiene sentido, sino que es contraria a sus cosmovisiones, pues lo humano y lo cósmico se encuentran, también en este caso, en relación ontológica; son parte del continuum.

En tercer lugar, y como corolario de los dos anteriores, encontramos el principio del orden democrático, que reposa en la concepción de la sociedad, no como un orden jerárquico fundado en una ley cósmica, sino como la suma de individuos libres que se asocian para la realización de un fin que no se podría alcanzar de otra manera. Aún en este caso, esta concepción del orden social, basada en la razón democrática que establece el principio del gobierno de la mayoría, no es ni universal ni transcultural. En la civilización oriental y sus diversas culturas, el orden social no responde tan sólo, ni en primer lugar, a los derechos humanos, pues entran en juego también el orden cósmico y el divino. Lo que no significa, por tanto, que sean automáticamente sociedades dictatoriales u opresoras: sostener que la disyuntiva socio-política se encuentra en la elección entre democracia o dictadura, puede ser una forma muy sutil de totalitarismo.

Veamos el ejemplo de la India que trae Panikkar. En ella la palabra dharma ocupa un lugar central, parecido al Ius latino, sin por ello significar ni mucho menos lo mismo. Su significado es múltiple e irreducible a una sola palabra en las lenguas latinas o germánicas: significa, a la vez, lo que mantiene la cohesión, lo que da energía a todo lo que es y, por ende, a los tres mundos de la cosmología hindú: triloka.

En este contexto, el equivalente homeomórfico de los Derechos Humanos podría ser el svadharma, que es el dharma inherente a cada ser concreto. Por tanto, el punto de partida no es el individuo, sino la totalidad resultante del encadenamiento complejo de la realidad entera. La responsabilidad de cada cual, estriba en encontrar su lugar en la red de relaciones de la sociedad, del cosmos y de la esfera trascendente de sentido.

Siguiendo en este punto de vista, las sociedades indivisas y comunitarias tienen los siguientes puntos de vista:

Lo que mentan los Derechos Humanos no son tan sólo los derechos individuales, puesto que lo humano no se encarna tan solo en el individuo. El individuo es un constructo cultural y, por tanto, no puede pretender ser el sujeto último de los derechos. Los Derechos Humanos no son tan sólo los «Derechos del hombre», puesto que conciernen igualmente a la totalidad del desplegamiento cósmico del universo, del cual, por así decir, los mismos dioses forman parte. Los animales, todos los seres dotados de sensibilidad y las criaturas supuestamente inanimadas, también están implicadas en la interacción concerniente a los derechos «del hombre», al punto que podemos preguntarnos si existen derechos humanos específicos y si esta especificidad no es, una vez más, una simple abstracción cultural que va contra sí misma desde el momento en que olvida su carácter práctico.

Los Derechos Humanos no son tan sólo derechos, son también deberes y los dos aspectos son interdependientes. El género humano posee el «derecho» de sobrevivir, tan sólo si cumple con el deber de mantener el mundo, puesto que nuestro derecho a la vida no es otra cosa que una participación en el conjunto de la función metabólica del universo entero.

Los Derechos Humanos no son algo absoluto en sí, sino algo intrínsicamente relativo, en virtud de ser un conjunto relacional entre distintas entidades, las cuales se encuentran determinadas por estas mismas relaciones.

El enfoque diatópico y dialogal de los Derechos Humanos debería llevarnos a la evidencia que éstos son una ventana sobre el mundo, pero no la única. No se puede pretender que constituyan el punto de referencia universal en todo lo que concierne a la dignidad humana, puesto que la noción de derecho no es ni universal ni transcultural. Una perspectiva liberal acepta el «derecho» a no querer tener derechos, sin por ello pensar que se caería automáticamente en una situación de opresión o dictadura. Es más, la imposición de los Derechos Humanos, como único referente de la dignidad humana, es una forma de dictadura de la razón, logos.

El Derecho Internacional es un Derecho de los Estados y no de las naciones originarias, pueblos indígenas y comunidades.


Ya hemos mencionado que el Estado Nación no puede ser considerado como el único marco que garantiza el orden social interno de un pueblo. En el mismo sentido, tampoco puede ser considerado como la única instancia por la que se articula el llamado Derecho Internacional, pues éste no reconoce a la mayoría de naciones y pueblos a través del mundo (más de 5000), limitándose a unos 10 Estados soberanos y a unos 150 Estado débiles y unos 50 simulacros estatales mantenidos artificialmente por la cooperación internacional. El llamado Derecho Internacional no permite actualmente un verdadero encuentro entre las naciones y pueblos del mundo, pues se basa exclusivamente en la cultura jurídico-política de la modernidad occidental, el Estado-Nación soberano que, además, ha entrado en crisis terminal en todo el mundo. Este modelo, generado en Europa entre 1648 y 1945, reduce la comunidad de naciones y pueblos a la colectividad de Estados, limitando las negociaciones entre naciones, a las negociaciones entre Estados; pero, he aquí que esto último, el internet lo está perforando dramáticamente. En el marco del Derecho Internacional, ningún Estado Nación reconoce plenamente ninguna otra cultura jurídico-política que la estatal, negando validez a aquellos sistemas jurídicos propios de las naciones autóctonas e indígenas. Este Derecho Internacional ha sido elaborado por occidentales, sobre bases de la cultura occidental exclusivamente y de la cultura política moderna del Estado Nación. Debemos reconocer que el llamado Derecho Internacional ha sido creado por algunos Estados occidentales para asentar la pretensión universalista de su sistema. Es obvio que se trata de un marco exclusivamente monocultural.
En un enfoque diatópico y dialogal, lo primero que hay que considerar es la noción misma de soberanía, intrínseca al Estado Nación, pero ausente de la cultura jurídico-política de la mayor parte de pueblos indígenas y autóctonos. En ellos, la única ley soberana que gobierna toda la vida sobre la tierra, es la Ley de la Realidad, a la que hay que armonizarse, si se quiere sobrevivir como pueblo.

Vachon pone el ejemplo de la Confederación Iroquesa, con una larga tradición diplomática internacional, en relación a las naciones europeas que colonizaron América del Norte. Esta no se basa, ni en el principio de soberanía, ni en el principio de poder, sino en el principio ontológico de la Gran Paz. Es por ella y en virtud de ella que los distintos tratados fueron establecidos, basados siempre en el respeto de las naciones europeas, respeto que no fue recíproco, pues en todos los casos éstas transgredieron dichos tratados. Actualmente, se niega validez a dichos tratados en virtud del Derecho Internacional y de la soberanía de los Estados.

Como corolario se podría afirmar que el Derecho Internacional será un derecho injusto, en relación al conjunto de los pueblos y naciones autóctonas del planeta, en la medida que no acepte una modificación radical de sus presupuestos que podemos resumir en los siguientes puntos:

Aceptar la existencia de culturas jurídico-políticas y de concepciones de nación y pueblo distintas y tan válidas como las vehiculadas por el Estado Nación, sobre todo ahora que éste ha entrado en un proceso de entropía.

Aceptar que las relaciones internacionales importantes no tienen porqué ser siempre interestatales, es decir, basadas en el Estado Nación.

Aceptar que estas relaciones no precisan necesariamente de la existencia de un principio formal y aún menos soberano al que deban supeditarse.

Aceptar que estas relaciones deben tomar su autoridad, primero y ante todo, de la Realidad en su conjunto y no tan solo de lo humano, lo divino o lo cósmico.

La superación del monismo jurídico del Estado Nación moderno es una condición sine qua non para lograr una paz real y duradera entre las naciones y pueblos de la tierra

Si solo gobernasen los indios

Este texto también quedó como pan que no se vende. Lo que sí recuerdo es que, quien lo disparó en mi ánimo, al proferir la referencia poltpotiana: un amigo muy entrañable, luego, fue Embajador de Evo Morales ante la Corte de Versalles. Esas contradicciones me conmueven.

Pavores criollos

La acelerada frecuencia con la que últimamente he escuchado a algunos amigos y conocidos, expresiones acerca de la “barbarie india”, me ensimisma y me da que pensar. Muchos de ellos son izquierdistas, católicos, ¡qué digo: catolicones!, expertos en indios: analistas rurales, por tanto, pues, oenegeistas de toda la vida, ligados a la cooperación internacional, seria y honestamente comprometidos no sólo con su “desarrollo”, “promoción” y “empoderamiento”, sino también con sus derechos, no sólo individuales sino también como pueblos. Pues bien, ellos, justamente, son los que expresan, cada vez más abiertamente, su temor hacia el “autoritarismo indio”; denostan, con miradita de conocedor, su irredimible “barbarie” expresada en el tinku: ¡sangre! y en los cuatro chicotazos rituales que propician a los infractores de sus bloqueos alteños; opinan con autoridad acerca del carácter no democrático de las sociedades indígenas; su insoportable “corporativismo”, “corrupción”; incluso he escuchado deslizarse la palabra “fascismo” y, hace pocos días, a un muy buen y querido amigo: que un régimen, presidido por Quispe o De la Cruz, sería muy parecido a un régimen poltpotiano. Ante esta opinión y viniendo de quien venía, me dije: este es un tema que tenemos que conversar y exorcizar colectiva y anteladamente, si queremos ir honestamente, con nosotros y con los otros, a una Asamblea constituyente.

Pareciera que la sola imagen de los indios mandando en un nuevo país (como si nosotros lo hubiéramos hecho bien con la querida Bolivia) disparara una serie de temores que, en tiempos de dominación no cuestionada: cuando el sistema de castas “funcionaba” con normalidad, es decir, con sus flujos y reflujos, estos temores –digo—estaban bastante bien encerrados en el inconsciente. Ahora, ante la atrofia gubernamental y la disipación prigoginiana del Estado, estos temores y prejuicios sacan las orejas en el breve sosiego de una charla al paso, una tertulia de sobretele acerca de este ocaso doméstico (decline and fall) que estamos presenciando, padeciendo y protagonizando. Estos ¿cómo llamarlos? ¿lapsus? me empujan, de cara a la Constituyente, a abrir la compuerta subjetiva de lo político que hemos sido educados a no tocar y que, con motivo de un ensayo sobre el Testimonio político-espiritual de Luis Espinal, llamé lo “infrapolítico” (véase: Repensar Bolivia, 87-99).

Nuestra otra mitad esencial

Un diálogo lúcido y amistoso, desde el punto de vista cuántico, entre nuestras dos civilizaciones, implica también –y de entrada—un diálogo amigable con nuestra otra mitad desconocida: con nosotros mismos: con nuestra función onda. Mi tesis es la siguiente: los indígenas no son el Otro, como pregonan las teorías de la identidad y de la interculturalidad, basadas en la escisión sujeto/objeto o las narrativas (tautológicas, por cierto) acerca de la riqueza de la diversidad, de soporte postmoderno, o el último grito del monoteísmo: la Unidad en la diversidad. Lo que propongo a la conversación es que los indígenas son nuestra otra mitad reprimida. Nosotros, a su vez, somos su otra mitad resistida. Esto implica que estamos hablando de una sola Humanidad, eso sí, que colapsa como oriente y occidente (la indianidad es un subsistema del oriente). Esta es mi rayita al tigre de un largo debate judío sobre la Alteridad que he pensado a la sombra de Martin Buber y Emmanuel Levinas y, sobre todo, que he sentido/pensado a partir de la experiencia marrana que es la que, en occidente, más osadamente se vió forzada a meterse en los zapatos del “otro” y que conozco más íntimamente: la conozco desde dentro. Voy a hablar, pues, de mí mismo, sabiendo que yo, soy vosotros y que vos-otros no sois ajenos a lo que vaya a destapar. Me referiré, pues, a nos-otros.

Vacío cuántico

El equivalente humano, o mejor dicho, uno de los contenidos del “Vacío cuántico”, referido a la sociedad, es lo que C.G. Jung llamó el “Inconsciente colectivo”: ese, para los neolíticos, magma primordial donde coexisten todas las potencialidades y virtualidades de la energía psíquica; no sólo humana, de acuerdo a la lectura de Lupasco y Temple, que involucra, incluso, al universo subatómico: la visión cuántica del animismo.

En los sueños y pesadillas de sus pacientes, antes de la segunda guerra mundial, Jung ya pudo presentir lo que se agitaba en los sótanos anímicos de la cristiana Europa central: el holocausto de la otra mitad reprimida del occidente cristiano: la judeidad; pero no sólo eso, y en un holón más grande: el fallido intento de pensar el animismo (el paganismo: a Wotan) como la complementariedad del monoteísmo.

Los principios lógicos de identidad, no contradicción y tercero excluido han hecho pendular catastróficamente al pensamiento alemán: Wagner, Nietzsche, Heidegger. Pensar el principio comunitario desde el principio individualista, produce fascismo. Pensar el animismo desde los principios lógicos del monoteísmo, produce nazismo. Todavía hay que repensar al gran Heidegger: Sein und Physis. Pensar el ser (que lleva a las teologías del “Yo soy el que soy”) como fysis (que conduce a Pachamama) es no sólo como poner el signo igual a energía y materia: E=mc2, sino a intentar, finalmente, las bodas alquímicas entre la función onda y la función partícula: entre occidente y la indianidad. Pero para que ello no sea una Götterdämmerung ni un Shoa, sino que ese Mysterium coniunctionis produzca la Complementariedad de los opuestos, hay que usar los principios lógicos, el software, correcto: el principio de relacionalidad que se desdobla en el de complementariedad y en el de tercero incluido. Una Constitución que refleje este hieros gamos entre oriente y occidente, será la partera de la nueva humanidad del siglo XXI. Esa oportunidad se agita en los Andes. Algo de eso, que no deja de ser unheimlich, ya lo estamos empezando a vivir también nosotros, aunque todavía sotto voce. Como este es un insumo para una conversación en nuestra Comunidad de aprendizaje, tengo que hacer el esfuerzo de ser breve, pero sustancioso. No es fácil.

Las palabras que dan que pensar

Un buen camino parece ser, primero, empaquetar en un concepto abstracto los lapsus; luego, priorizar algunas de estas alertas verbales, para después comentarlas, una a una. Me parece que todas estas erupciones se pueden condensar en un gran hongo conceptual que sugiero llamar Corporalidad: sangre del tinku, chicotazos rituales y, su sombra, la pulsión monoteísta por la abstracción, mejor dicho, por la descorporización. Un aspecto de ello es lo que, sintomáticamente, llamamos el “Corporativismo indio” y, su sombra, la democracia liberal individualista. Un aspecto que nos irrita, especialmente, es el Autoritarismo de los caudillos indígenas y su “corrupción”. Finalmente, un concepto que parece englobar lo anterior bajo un empaque político y hasta estatal es Fascismo poltpotiano. Me parece que éste es un primer mapeo de los demonios que se resisten, a través nuestro, a la Constituyente y, a fortiori, a la indianidad. Los progresistas, sobre todo oenegeistas, son, ahora, los que más parecen resistirse a un cambio radical: a una Um-walzung (Marx): a un Pacha-kuti. Se contentan con retoques superficiales a la actual CPE, como si tuviéramos estado de verdad y para rato. Nada más peligrosamente errado.

La experiencia monoteísta del cuerpo

Escribo como varón judío occidental, no circuncidado: como marrano indiano. La no circuncisión marrana ya es un desmarque explícito y simbólico de la sinagoga, para huir hacia los castillos interiores de la subjetividad (Teresa de Jesús, Luis de León, Cervantes…) y a la plaza pública de la abstracción anónima (Vitoria, Bodin, Montaigne, Spinoza…). De todos modos, a pesar del Cantar de los cantares y el Qohelet: el corazón dual del cánon marrano, hemos sido educados en el temor al cuerpo y, por tanto, mantenerlo incólume, cerrado como un átomo, avant Newton, es la esencia de nuestra paideia, de nuestro pundonor, de nuestra dignidad como hijos de dios. El cuidado del cuerpo se expresa por ello en la limpieza; el sudor es asqueroso porque es peligroso: las feromonas. La sangre: aterra: a-terra, porque la presentimos sagrada: está ligada a la vida y la muerte y la muerte: el cadáver, es el Tabú por antonomasia, seguido de las excreciones corporales. La putrefacción es consecuencia de la Caída. Las abluciones rituales se continúan, areligiosamente, en la ducha diaria; si fría, mejor: energetiza y ahuyenta las libidinosidades de la carne; se puede estudiar y trabajar mejor. Trabajar está ligado, sutilmente, a mortificación y hay que mortificarse, pero no barrocamente: católicamente, sino en la austeridad, privacidad y dedicación al trabajo bien hecho.

Las conexiones con la exterioridad se dan a través de la piel: el tacto. Junto al sentido del olfato son los lugares del máximo peligro. ¡Cuidado con el almizcle o los óleos mezclados de fragancias cananeas! La otra gran conexión con la exterioridad es el sabor. No es casual que el ácimo, las hierbas amargas y el huevo cocido sean tan significativos: son los significantes del Pesaj: de la espiritualidad pascual, dosificada sabáticamente, sin lo cual no hay Homo viator, ni, por cierto, se podría haber resistido la diáspora de la diáspora. La buena distancia frente al otro es, mínimamente, de un metro; más cerca la energía electromagnética, bosónica, podría traer complicaciones: tentaciones, para dejar de pulir el “arduo cristal” que nos “libere de la metáfora y el mito”: de las relaciones: la imposible aspiración del racionalismo, individualismo y agnosticismo marrano. Hoy lo sabemos.

El único sentido que hemos aprendido a cultivar es el oído: la escucha. “Oyente de la Palabra”: la máxima vocación humana, aprendida ya en la infancia. El silencio le es imprescindible. Así le dió la vuelta Karl Rahner (Hörer des Wortes) a la metafísica griega apolínea basada, más bien, en la mirada: del mirar al oír. El Occidente, griego y semita, que nos llega, en su raíz helena, por mediación hebrea: la escuela de traductores de Toledo: Pedro Alfonso, alias Moshé Sefardí, Juan Hispano, alias Salomón Ibn Daid, Abraham bar Hiyya… Maimónides, Gabirol…construye la Pauta que conecta, desde la máxima distancia posible respecto del tocar, oler y saborear. La Grecia dionisiáca recién la conoceremos librescamente por la Fröhliche Wissenschaft: “!Esos griegos! ¡Ellos sí que supieron vivir! Para lo cual hace falta tener el valor de apegarse a la superficie, a los pliegues, a la piel, a rendir culto a las apariencias, a creer en las formas, los sonidos y las palabras: ¡en toda la promiscuidad del Olimpo! Esos griegos sí que fueron superficiales, pero… de puro profundos”. No hemos respirado, en casa, en el altiplano, esa raíz que también nos constituye. El Shuljan aruj, La mesa servida, de José Caro, nos instituye, sin embargo, más de lo que sospechamos o sabemos, pues domestica la gran consigna monoteísta: hay que descorporeizar el cuerpo, desde la escisión y las intermediaciones: he aquí la quintaesencia de un hogar sefardí y, a fortiori, de los hogares del occidente cristiano. Esto es larga duración.

La Torá oral, como se sabe, ha sido recogida en la Misná. Este libro no sólo concierne al judaísmo, sino a la civilización occidental en su conjunto, pues en ella se encuentra el origen de muchas de nuestras venturas y desventuras privadas y, luego, colectivas. El Orden sexto de la Misná, Tohorot, Purezas, contiene las disposiciones acerca de la impureza y de sus purificaciones. Que mucho de ello escapaba ostensiblemente al sentido común, lo deja ya entrever el rabán Yojanán ben Zakay, refiriéndose a Tohorot, al decir que había leyes y decretos sobre la pureza acerca de los cuales más valía no reflexionar…Un botón de muestra de esta sofisticada y patógena casuística: la impureza puede ser originante “padre de la impureza” u originada: “hijo de la impureza”. Sólo dentro de la impureza originada, se distinguen varios grados: primer grado, impureza derivada por contacto con una impureza originante; segundo grado, impureza derivada por contacto con una impureza de primer grado; tercer grado, impureza derivada por contacto con una impureza de segundo grado; cuarto grado, impureza derivada por contacto con una impureza de tercer grado. A las cosas profanas les puede afectar sólo el primer y segundo grado; a la ofrenda, también el tercero; a las cosas santas o consagradas, también el cuarto…y así desde la página 1111 hasta la 1438 de la edición que yo manejo (editada por Carlos del Valle, Sígueme, Salamanca, 1997). El objetivo no podía ser otro que descorporeizar para suscitar la abstracción del monoteísmo. El derecho occidental es incomprensible sin esta forma mentis inoculada por los sabios tanaitas.

Desde este sustrato, pues, nos hemos encontrado con la indianidad y nos seguimos relacionando con ella. De aquí dimanan todos nuestros prejuicios: nuestros juicios previos: nuestros a priori epistemológicos.

Los a priori del encontronazo con la indianidad

Cómo sorprendernos, entonces, que la primera percepción, frente a una persona o una ciudad, digamos Chuquiago, tenga que ver con su olor, que percibimos como sucio y asqueroso, es decir, a una mezcla de sudores y orines ya metabolizados en los adobes y los cuerpos, a los cuales el hedor a pijcho y alcohol le añade un toque idolátrico que crea, de entrada, un abismo en lugar de un puente hacia el otro. El olor nos separa. A partir de esa escisión primordial, de origen olfativo, se programan todos los demás prejuicios que dan lugar al racismo boliviano: conviven con la suciedad; no saben separar. La mierda es reciclada por los cerdos que, a su vez, son reciclados en un buen chicharrón. Esta sola idea –de entrada—es insoportable, por ejemplo; pero probado el chicharrón, la perplejidad ya nos ha atrapado el cuerpo y su efecto corrosivo empieza lentamente su trabajo de deconstrucción. Cocinan y comen sobre la tierra; no conocen mediaciones: la silla, la mesa, el mantel; no digamos los platos, vasos, cubiertos y la servilleta; el lavado de manos y las bendiciones. Pero haber participado de un aptapi no se olvida jamás. La civilización occidental consiste en separarse del suelo, lo más que se pueda. Las indias se apegan a la tierra hasta confundirse con ella: son parte de un paisaje animado, como en los lienzos de Fernando Montes. Escisión y continuo. Primer flash.

Segundo flash. Los indios son promiscuos: duermen todos en un solo cuarto: es más, en una sola cama. Enseñarles privacidad y distancia del suelo: he aquí la primera lección de toda buena “concientización” desarrollista: para “capacitar”, en eso, se fundó la Radio San Gabriel, inmediatamente después de la Reforma agraria. Dicen que son sodomitas; que los pastores de altura se tiran las llamas blancas. Deguellan animales, tocan, se rocían y hasta beben sangre; se pelean en los tinkus hasta derramar sangre e, incluso, matar, para alimentar la reciprocidad: el ayllu de los/las Waka, que fecundará la tierra, desde el ayllu de la Sallqa. En los velorios de difuntos, los jóvenes a la media noche salen a follar bajo la Chakana para que la muerte y la vida se junten y ésta pueda proseguir; no digamos en las fiestas tipo Santa Veracruz. Echemos un discreto velo sobre las borracheras de sus grandes fiestas: digamos solamente que chupan hasta caer como bestias; es decir, hasta perder la conciencia: la lucidez, es decir, poder distinguir y separar. Nos horroriza la posibilidad de perder la conciencia o de ingresar a estados alterados de conciencia que implican la fusión con el todo: la confusión. Esa posibilidad nos es insoportable.

Tercer flash. Las autoridades indias llevan un chicote como señal de poder y autoridad. Nos fastidia e incomoda su inmediatez y simplicidad. La autoridad y el poder, para nosotros, implican distancia y abstracción: secreto. Una primera mediación es la Ley, justamente, que los individuos tienen que interiorizar; ergo: descorporeizar, para evitar la huasca pública. Los indígenas, proceden al revés: al que infringe, sobre el pucho le chicotean simbólicamente las nalgas en un zafarrancho no carente de humor; no lo remiten a un proceso burocrático y abstracto. Ser chicoteado públicamente es una humillación intolerable para un judío y un cristiano: el cuerpo es un santuario: cobija el alma que es chispa divina. En ese cuerpo hermético, está cifrado todo nuestro honor. Frente a la infracción se erige la abstracción judicial y carcelaria. El summun: matar sin tocar. Su ultima ratio es la asepsia iluminada de la celda impoluta con la que la RFA aniquiló a los de la RAF. !Kein Blut!, ningún chicotazo, Sauberkeit, eterna luminosidad de neón y silencio sepulcral: Fermión: celda, átomo, soledad, muerte. En el otro extremo: la lapidación comunitaria: Bosón: exacerbación de las interacciones: de las relaciones.

Racismo boliviano

Lo que llamamos racismo, en Bolivia, tiene que ver con el horror a la suciedad, el asco a los olores del cuerpo, la repugnancia ante los efluvios de la chicha y el pijcho de coca, el miedo a la posibilidad de pérdida de la lucidez, el pavor a sus estados alterados de conciencia…en una palabra: al encuentro, cara a cara, con el continuo mente-cuerpo. El que desde el cuerpo puedan llegar a la comunión y fusión con el Todo. Esta sospecha nos es insoportable. Breve y provocadoramente: el que la indianidad represente el camino amigable para llegar a Dios. Esta sola intuición, pone en jaque mate al Rey y Padrón del Universo.

La contraposición y desencuentro, pues, están servidos. Es visceral. Las dos Repúblicas, las dos Bolivias: el apartheid, brotan, pues, de la separación monoteísta mente-cuerpo que se traduce en el dualismo que privilegia, unilateralmente, a una y reprime a la otra. Toda la violencia de occidente: Endlösung, dimana de esta opción mítica por la escisión abstracta: la muerte a granel y mansalva ya es solo una pantalla verde saturada de fogonazos blancos en el noticiero nocturno. El enfrentamiento cuerpo a cuerpo; la sangre del otro derramada con las propias manos nos depasa absolutamente; preferimos la matanza anónima y distante a escala industrial: los hornos anónimos de gas, los bombardeos nocturnos sobre Bagdad. De lo que se trata es de poner la máxima distancia y separación respecto de la sangre y los cadáveres: esto es civilización occidental. Ensangrentarse las manos en un cuerpo a cuerpo que, además, ¡oh paradoja! ratifica la alianza y la conjunción sobre un modelo coital, esto es civilización amerindia.

La brecha mente-cuerpo empieza a cerrase

Ahora bien, he aquí que el reciente desarrollo de las mismas ciencias occidentales y su encuentro personal con su otra mitad reprimida: Oriente, cuyas compuertas abrimos en los Sesenta, ha empezado a cerrar la brecha mente-cuerpo. Pero, por razones lógicas: principio de no contradicción y el dualismo, la sociedad de consumo se está yendo al otro extremo: privilegiar el cuerpo en desmedro de la mente: el alma, el espíritu…Desmontar el software monoteísta no será rápido; pero la deconstrucción ha empezado y su exuberancia puede ser leída en la proliferación de nuevas terapias “transpersonales” que son, ya, una muestra del diálogo de civilizaciones que está en curso en el corazón de occidente.

La indianidad se basa en el contínuo mente-cuerpo

Desde esta perspectiva, la indianidad es un magnífico ejemplo del continuo mente-cuerpo. En realidad, la indianidad es uno de nuestros grandes recursos y ventajas comparativas para rediseñar un nuevo país. La indianidad comprende la corporalidad como un holón que, a su vez, es parte de un holón mayor: la pareja que, a su vez, es parte de un holón mayor: la familia que, a su turno, es parte de un holón mayor: la comunidad… la marka … el suyu … el sistema solar… la galaxia. La Kosmología pribaniana es holoárquica basada en la complementariedad varón-mujer. Mutatis mutandi, he aquí un estupendo modelo para pensar una Consociación diárquica cuatripartita como forma estatal. Hacemos justicia tanto a la cosmología amerindia, como a la kosmología del nuevo paradigma.

El continuo mente-cuerpo amerindio, así mismo, ha producido una organización del orden político que recién puede ser entendido desde la teoría general de sistemas (von Berthalanffy) la cibernética (Wiener, Ashby) los sistemas autoorganizados (von Foerster) las teorías de la autopoiesis (Valera y Maturana) e incluso de lo organizacional (Fernando Flores). Como la politología boliviana llegó hasta Hegel y Max Weber, desconociendo olímpicamente el modelo del ayllu, los “analistas políticos” van a seguir insistiendo en una constitución monocultural y hobbesiana. Todas las ciencias, empero, apuntan a entender la realidad como un cuerpo, un Organismo vivo, inteligente, autorregulado. Europa se entendió a sí misma de esta manera hasta Althusius: padre del federalismo europeo y la misma iglesia católica se auto comprendió como “Cuerpo místico” hasta, prácticamente, el Vaticano segundo. Ante su silencio, vuelve a renacer esta metáfora desde la NASA: en la teoría Gaia de James Lovelock que ha dado lugar a las nuevas ciencias de la tierra.

Obviamente tenemos que evaluar todas las ventajas que trae consigo el principio de escisión: separación de poderes, por ejemplo (que los bolivianos, occidentales y amerindios, no entienden ni respetan, como se sabe) separación iglesia-estado (otra vez, los bolis no la practican…) separación público-privado (piénsese en CONDEPA); individuo-comunidad; en fin, una serie de distinciones producidas por el monoteísmo, en la modernidad, que sería imbécil arrojar por la borda. El desafío es pensar esos átomos dentro de un nuevo sistema político que no es otra cosa que una configuración fractal de la Cosmología del siglo XXI. Hacia esa meta deberíamos avanzar, en esta Comunidad de aprendizaje, de cara al diseño colectivo de la nueva Constitución.

Moraleja 1

El animismo amerindio no conoce la dualidad mente-cuerpo. Entiende el Cuerpo como una totalidad compleja multidimensional: el cuerpo electrónico que tiene que ver con la supervivencia y la territorialidad, que es capaz de destrucción, odio y separación: la función partícula: el chamakani. El cuerpo fotónico que tiene que ver con la creación de los lazos sociales, los afectos y está conectado a nuestro cerebro mamífero: función onda: el yatiri. El cuerpo cuántico que tiene que ver con la conciencia, con la visión de la totalidad y de la interconectividad en la red cósmica y que está conectado al hipotálamo y al cerebro. El amauta. El cerebro orquesta la danza entre fotones y electrones. El animismo amerindio siente/comprende el cuerpo como energía sexual (Alan Wolf, Ayahuasca and Quantum Physics). He aquí la visión chamánica y cuántica del continuo mente-cuerpo.

El monoteísmo tiende hacia la abstracción, hacia la descorporización y el dualismo: negación/satanización/represión/aniquilación de la otra polaridad: el cuerpo. Por metonimia, se produce el racismo cristiano, al prolongar hacia la indianidad la escisión mente-cuerpo que le constituye: el monoteísmo es mente: espíritu; el animismo es cuerpo: sexualidad. Desde este punto de vista, sólo la descristianización: la autodisolución del dualismo hará posible una relación democrática con la indianidad. Entre tanto, el apartheid a la boliviana: un multiculturalismo relativamente tolerante será la tónica general de la convivencia: tolerante en los hábitos; fundamentalista, en los principios. Fuego y tierra. Algo en nosotros, empero, susurra que esta apreciación es exagerada. Pero ¿por qué la sangre vertida en un tinku anual y los chicotazos propiciados cada huelga general, bastan para producir en nosotros un rechazo al sistema del otro, como totalidad? ¿Por qué no lo relativizamos, en el sentido de ver la paja en ojo propio: en el sistema occidental (digamos, para sugerir un ejemplo de prueba: el film Pandillas de Nueva York: violencia cotidiana las 24 horas del día o el trato a los prisioneros islámicos de las tropas americanas y británicas en Irak: la vejación del cuerpo del otro y, en particular, de su sexualidad, por ejemplo)? ¿Por qué no comparamos su costo/beneficio, respecto a las implicaciones del otro sistema?

Sería inteligente que lo hagamos. Hasta podríamos llegar a pensar que su costo/beneficio, en términos de tiempo, presupuesto, sentido común, humor, racionalidad…: escala humana, es más caótico, pero eficiente, que el catastrófico y prometeico modelo occidental. Piénsese en la actual guerra del Principio del Bien contra el Principio del Mal: Sadan Hussein. En este fractal se revela Occidente en toda su tenebrosidad. Los Estados Unidos están atenazados por el Miedo; miedo a sus fantasmas, producidos por la represión puritana, proyectados en el otro. Así no se puede vivir, ni dejar vivir.

La guerra de los ayllus no se puede ni comparar con la guerra de Irak; ni a Rosendo Copa con George Bush. Es muy evidente de qué lado cae la humanidad, la inteligencia, la cordura y el sentido común: lo metabolizable por Gaia. La indianidad está regida por el cuidado, Sorge, care, cura: la crianza de la Vida. Vive y deja vivir: no quiere convertir a nadie en animista, ni darle asistencia técnica para que lo sea en el tiempo de duración de un programa de cooperación. ¿Por qué sentiremos la necesidad imperiosa de convertir al otro en nuestro remedo? ¡Ay! hemos hecho de ello una industria que da de comer a una inmensa legión de buenas gentes en el norte y en el sur. Este es mi agujero negro.

“Corporativismo indígena” y democracia liberal individualista

El adjetivo “corporativo” nunca ha sido tan usado como en los últimos años, es decir, desde que se iniciara el último ciclo de rebeliones indígenas, el año 2000. No es casual. Pero como nuestra elite intelectual, al igual que la elite económica, es rentista (: no arriesga nuevas hipótesis, no invierte en pensar con cabeza propia, no gestiona el conocimiento: medra hasta su muerte con lo aprendido en los años mozos) resulta que no nos paramos a pensar, más detenidamente, por ejemplo, qué signifique y si está bien usado el tan manido concepto de Corporativismo. Empaquetamos “lo indio” bajo ese concepto con el secreto e inconfesado deseo de que sea equiparado, en la opinión pública, a totalitarismo, que hiede a fascismo y nazismo y, de este modo, sea desechado, en un debate público, en pro de una democracia liberal, defendida como un dogma de fe. Quisiera hacer consciente, a mis lectores, de esa mala fe, que subyace al uso del concepto “corporativismo”, aplicado al comunitarismo amerindio. Expresa otra manera de negar la alteridad india; de faltarle el respeto.

Ya veíamos que el concepto de Cuerpo es sospechoso al monoteísmo (el software de occidente). A partir de la escisión mente-cuerpo se va construyendo, lentamente, el concepto de individuo que será el soporte de la subjetividad, mediante la escritura y, sobre todo, la lectura silenciosa (Agustín de Hipona). A partir de allí, la pluralidad será pensada como la suma de individuos y la irreprimible realidad de la otra polaridad: la Comunidad, será pensada, básicamente, ora hipostasiada como una “comunidad de almas” en la fe (las iglesias cristianas), ora en agregaciones de individuos que llamará corporaciones (gremios y cooperativas).

Tinku y fútbol

He aquí, pues, que el cuerpo es, en efecto, ninguneado por el monoteísmo, pero no puede hacerlo desaparecer. El cuerpo se venga, por donde menos se piensa, distorsionando la inteligibilidad oficial del mundo. En las sociedades monoteístas, la necesidad animista de Comunidad ya no la proveen los gremios ni las iglesias, sino eventos tan insospechados como los conciertos de Rock o los deportes multitudinarios. Habría dos caminos para explicar el concepto de Comunidad: uno, a partir de la lógica de Lupasco: el Tercer incluido (para lo cual remito al segundo tomo de Teoría de la reciprocidad de Dominique Temple) y a partir de un ejemplo bien conocido y vivido por todos. Aquí, desearía intentar este segundo camino. Tomemos el caso del deporte más importante en el mundo occidental: el fútbol y observemos su semejanza con el tinku andino, que presagia, otro bucle, del acercamiento simbólico del occidente post-capitalista y post-cristiano al animismo amerindio.

Desde el punto de vista que estamos desarrollando: monoteísmo/animismo, lo que caracteriza al cambio de milenio, en occidente, es que al mismo tiempo que se vacían las iglesias, se van llenado los estadios: las catedrales del siglo XXI. Allí, dos mitades, dos parcialidades: dos equipos, se enfrentan, tinku, para suscitar un Nosotros que es más que la suma de las partes. A esto es que se llama, clásicamente, una experiencia religiosa: la disolución del yo en un nosotros trascendente. Los individuos, atomizados y fragmentados, por el cristianismo y la sociedad de consumo, salen de sus átomos, de sus monadas, y sus mentes-cuerpos se fusionan energéticamente (no a través de la Palabra de Dios); se con-funden kinéticamente, al ritmo de las barras: un gregoriano pulsional, en un Nosotros comunitario, en un Tercero incluido, a partir de su desdoblamiento en dos mitades (sin aran y urin, no hay comunidad: no hay partido de fútbol) y su enfrentamiento, cara a cara y coram populo, acaece de acuerdo a un calendario ritual: las temporadas son cíclicas. Nada más parecido a un tinku nor potosino que un clásico de fútbol. El fútbol y el tinku son dos manifestaciones de la puesta en escena del principio comunitario: del Tercero incluido, del principio contradictorio. Es que el tinku y el fútbol son de naturaleza seminal. Mobilizan todos los chacras del continuo mente-cuerpo, desde los instintos más primarios hasta los dispositivos más sutiles del éxtasis.

Una metáfora del Universo

El tinku y el fútbol son una metáfora del universo, tal como lo entiende la nueva cosmología. Los monoteísmos arcaicos imaginaban el universo como una pirámide estática que culminaba en Dios. Los modernos, siguiendo a Galileo, representaban el universo como un reloj que obedece leyes deterministas. Los animistas contemporáneos, que provienen de las ciencias del caos y de la complejidad, entienden el universo como un juego, una danza, donde todos los vectores y factores se retro-relacionan, poniendo en escena un juego que obedece al principio de indeterminación de Heissenberg. Un Vacío cuántico, saturado de energía primordial, Kamasa, que emerge, en un juego incesante, Anataña, catalizando energías que se consolidan en materia o que forman campos energéticos o mórficos, denominados Función onda que, por cierto, no excluye la partícula, el cusillo: el líbero, pero subordinado al equipo. En el fútbol y en el tinku no hay espectadores pasivos, todos participan o jugando o animando. Como en el universo, así también en el tinku y en el fútbol, no se puede prever resultados: es el campo de la incertidumbre, el reino de las probabilidades, el azar y el caos: de la creatividad. El más débil puede vencer al más fuerte: Camerún a Francia; el rato menos pensado, en vez de atajar con las manos, Huiguita se lanzará hacia delante, como un alacrán, con una irresponsabilidad divina y rebotará el balón, que ya entraba al arco, desde atrás, con un doble taco lleno de donaire y poesía. Aterrizado como un gimnasta, saludará al público como un torero: las mitades antagonistas, por un instante eterno, se han fusionado en una sola ovación. Sabe que nos ha regalado con una obra de arte efímero que se eternizará en nuestra memoria.

Sinergia y simbiosis

Es más, en el fútbol y en el tinku se revela la ley suprema del universo. Esta no es la Selección natural de Darwin que postulaba la victoria del más fuerte. Si así fuese, los dinosaurios todavía estarían por Sucre. La ley suprema del universo es la cooperación de todos los organismos entre sí. La sinergia y la simbiosis, vale decir, la capacidad de con-sociarse, de adaptarse el uno al otro, de establecer redes de reciprocidad entre todos, para que todos, también los débiles, puedan vivir y ser parte de un holón más complejo. El sabio y el ignorante hablan con competencia de fútbol. Ahora bien, tanto el tinku como el fútbol, expresan el arte y la técnica de articular sinfónicamente a los opuestos, a las polaridades antagónicas, a las mitades contradictorias, como una unidad dual. Los participantes forman un equipo; no son la suma de craks; cada uno por sí mismo, buscando el gol. Aquí el principio individualista (los craks, las figuras individuales) tienen su lugar, pero si se exaspera el principio individualista, éste conspira contra el juego. Sin cooperación creativa entre todos, jugadores, técnicos e hinchada, no estallaría de las garganteas individuales el Gol que hace de los muchos Una totalidad: un Nosotros que es más que la suma de las partes. El contínuo mente-cuerpo llega al éxtasis, a la comunión, a la fusión total: en esto estriba la experiencia comunitaria. No es un objeto, una cosa, en el sentido newtoniano; por tanto, algo medible, mensurable, ubicable dentro de una coordenada cartesiana; repetible; es de naturaleza no local; es el resultado del encuentro; el efecto de la conjunción; es un Condensado Bose-Einstein. El principio comunitario es de naturaleza cuántica. El principio individualista es de naturaleza newtoniana.

¿Qué es, pues, lo corporativo?

Así, pues, ¿qué es entonces lo “corporativo”? Lo corporativo es una monstruosidad, primero, lógica y, luego, social. Es el resultado del reduccioniosmo monoteísta que ignora el animismo y absolutiza su parcialidad como si fuese única y universal. Pero como no se puede hacer desaparecer lo comunitario, en base a una mera petición de principio, se piensa el principio comunitario, cuántico por naturaleza, con los conceptos newtonianos del principio individualista. El corporativismo es el resultado de este quid pro quo, de esta tergiversación. Es la recusación a aceptar la alteridad, al otro: el principio comunitario: el efecto de la complementariedad de dos mitades opuestas, de dos campos de fuerza contradictorios. Es querer instaurar, monístamente, la primacía y absolutez del individuo, de la monada leibniziana. Como en la realidad no hay átomos, sino conjuntos, campos, redes, entonces la complejidad es entendida como la suma de individuos: esa suma es Leviatán, un cuerpo mecánico, inerte, un reloj cartesiano. Esto es el corporativismo; la prestidigitación de un cuerpo en el que no rigen ni la sinergia ni la simbiosis, sino la agregación atomística y mecánica de partes engranadas unas con otras. Es un Golem por el que no circula energía electromagnética, ni ajayu. El Golem, Leviatán, Franckenstein… son las grandes metáforas mecanicistas del corporativismo monoteísta, basado en la escisión y separación mente-cuerpo.

Precisemos los conceptos

A estas alturas de la historia, no propongo desterrar su uso, sino precisar el significado de su usufructo actual. Así, pues, aceptamos el concepto de Corporativismo para aquellas agregaciones de individuos que forman colectivos de distinta índole: sindicatos, cooperativas, gremios, partidos… Aceptemos, pues, Corporativismo como la forma con la que el principio individualista piensa lo colectivo. Ahora bien, la experiencia muestra que cuando este concepto se politiza, en el fascismo y el comunismo, se vuelve totalitario y los derechos del individuo, paradójicamente, desaparecen. Esto significa que occidente pendula de un extremo a otro; no busca el tinku en un taypi, como el animismo. Pendula del individualismo hacia el totalitarismo. Pasado el horror del holocausto, no cuestiona su software y prefiere pendular hacia el otro extremo: el individualismo liberal. Ante la insatisfacción que produce la experiencia liberal, otra vez, en vez de revisar su software: occidente se chantajea a sí mismo con el recuerdo del totalitarismo fascista o comunista. Entonces el mal menor (el individualismo liberal) empieza a gangrenar el sistema. En esas estamos, ahora. Occidente moderno no quiere pensar lo contradictorio, salvo en sus laboratorios científicos.

Moraleja 2.

Así, pues, el concepto antagónico a Individuo es Comunidad. No Corporativismo. Corporativismo es la forma monoteísta de rehusarse a pensar la alteridad animista: es decir, la Comunidad, y llevar ese “contenido” a la propia polaridad, donde rige el principio individualista; de ahí que Corporativismo signifique, básicamente, agregación de individuos.

Comunidad, en cambio, es un concepto de índole cuántica; por eso es difícil de entender para la racionalidad cartesiana. No es algo objetivo, medible, tangible; no es una cosa que se pueda fotografíar; es el resultado de una relación; el efecto del encuentro de dos polaridades antagónicas; por tanto, es algo inmaterial. Espero que la metáfora del fútbol haya podido aclarar su sentido.

Democracia liberal individualista

En el debate criollo contra el comunitarismo amerindio, éste: el thaki comunitario, a través de su identificación con el Corporativismo, es mostrado como la vía hacia el totalitarismo, la dictadura, el caudillismo bárbaro, la corrupción; es decir, como si fuese lo opuesto de la democracia liberal representativa, de base individualista. En realidad, la irrupción india obliga no sólo a repensar los temores criollos, sino, en ello, a repensar lo que es una comunidad política, ya no en el paradigma de la escisión (sujeto-objeto, historia-naturaleza, Naturvölker-Geschichtsvölker) sino del continuo biosférico que es el que corresponde, por un lado, al nuevo paradigma científico y, por otro, es el que corresponde al paradigma animista de la indianidad.

Para empezar: ningún boliviano occidental vive de acuerdo a un código individualista: nacen y crecen en medio de familias extensas, se socializan en colegios donde se tejen las redes gobernantes del futuro: fratrías, logias, promociones, que dan lugar a sistemas de ayuda mutua: las redes de oeneges, las empresas que se adjudican obras públicas o una militancia diversificada de la red familiar en los partidos sistémicos para poder acceder siempre, vía esa red, a los recursos públicos. Una buena fiesta o una parrillada pueden hacer milagros de conectividad. El criollo occidental está abierto al extranjero del norte, pero cerrado al indígena de al lado. Esta cultura, hace que la elite de este país sea tan poco o nada competitiva, justamente, porque nada cuesta esfuerzo individual, ni nada es evaluado como algo valioso en sí mismo (en eso consiste la abstracción) sino por su inserción y ubicación en una red de relaciones. Esta cultura criolla, este régimen de castas, sin embargo, esquizofrénicamente, se auto-entiende, frente a la amenaza comunitaria indígena, como individualista y lanza loas a un sistema que conoce mal y, sobre todo, no practica: el sistema representativo liberal (separación de poderes…). No critico esa cultura que, por cierto, me parece muy sensata e inteligente. Lo que digo es que sería bueno para todos el que también se auto-comprenda políticamente de acuerdo al principio que la rige en la vida cotidiana. El software amerindio permea a la sociedad criolla más de lo que ella sospecha. Tal vez, por ello, justamente, en lo político, haga tantos ademanes demagógicos para marcar una diferencia que es demasiado tenue y, en lo religioso, otorgue tanto crédito a una iglesia que se reduce prácticamente a su clerecía, cuando, en los tiempos fuertes de la indianidad: Difuntos y Carnaval, por ejemplo, sabe challar tan bien a los dioses tutelares del hogar y la oficina: idolatría y paganismo vivitos y coleando.

Moraleja 3.

Tal vez, toda la racionalidad de esta esquizofrenia criolla estribe sólo en perpetuar el régimen de castas, bajo el capote liberal, del mismo modo como Illapa pervive bajo la montura de Santiago Matamoros. Por ello, en la práctica de la vida cotidiana, el sistema representativo liberal no funciona, pues su racionalidad, en Bolivia, no es de orden político, sino taxonómico: debe marcar la diferencia formal de la civilización occidental, respecto de la indianidad, pues, informalmente, los criollos practican poco el principio de separación monoteísta. Legalicemos la “informalidad” comunitaria, como complementaria del “formalismo” individualista. A lo mejor, así empieza a diluirse el régimen de castas de nuestro peculiar apartheid: de esto nomás se trataría, para empezar.

El totalitarismo

¿Qué nos hace presentir totalitarismo cuando un indígena habla de la República Kollasuyu? ¿Qué clinamen, no nos hace presentir totalitarismo cuando un barbón habla de la Nación camba? ¿Su rostro de pocos amigos, en un caso, o, en el otro, su charme tropical? ¿Ademanes demasiado contundentes no inscritos en una norma objetiva que nos indique a qué atenernos? ¿Resquemor frente a la subjetividad arbitraria de un caudillo bárbaro? ¿La sugestión de “un volver atrás”: al Kollasuyu? ¿Por qué nos da horror la mera idea de un tiempo circular: el mito del eterno retorno? ¿Acaso no sabemos, gracias a Stephen Hawking, que el tiempo-espacio es curvo? ¿Preferimos el autoengaño acientífico de un tiempo lineal mítico, progresivo? Esta ficción temporal disparada al futuro ¿realmente nos abre un espacio que no nos ahoga: que nos libera? ¿Libera de qué? ¿De la rueda del tiempo-espacio? ¿De la contiguidad con la naturaleza? La conciencia ¿brota de la escisión sujeto/objeto: creador/criatura, historia/naturaleza? Si fuese así, los animistas no tendrían conciencia: stop: cul de sac.

¿Totalitario indica que todo está relacionado con todo? ¿Es entonces el nuevo paradigma científico totalitario? ¿Es el holismo totalitario? ¿Totalitario significa que no hay espacios autónomos, separados, donde uno, teóricamente, dispone de sí mismo; donde el Todo no tiene injerencia? ¿Totalitario no menta, más bien, un concepto político y, dentro de él, la absolutización del Partido, como un Dios patriarcal omnisciente y todopoderoso que escudriña en la conciencia de los individuos para manipularlos como masas, desde los arquetipos del Inconsciente colectivo? ¿Puede un animista, entonces, ser totalitario en este sentido? ¡Difícilmente! Primero, porque no separa ni absolutiza las partes; segundo, porque vive conectado, a través de los sueños, los rituales y los estados alterados de conciencia, con los arquetipos del inconsciente colectivo que rigen su vida cotidiana. Los indígenas no son “masa”, en el sentido de Ortega o Canetti: agregación de individuos urbanos desenraizados. Son comunarios: sinapsis de una red multidimensional.

Para la “idolatría amerindia”, lo social y lo político están relacionados a la naturaleza y conectados a universos paralelos; el destino humano más que estar ligado al ciclo natural, como tendemos a entender desde cierto monoteísmo, es más bien un efecto de ser parte de la red cósmica; por ello, por ejemplo, lo privado tiene repercusiones cósmicas: si una mujer ha abortado a escondidas, la comunidad será castigada con una granizada. El totalitarismo ¿cuestiona la ficción de la escisión naturaleza / historia? En mis indagaciones privadas he notado que el totalitarismo occidental, fascista o comunista, despierta menos sobresaltos que la presunción de un “totalitarismo” dizque indio. ¿Por qué? ¿Porque no lo hemos vivido y hablamos de memoria? ¿Porque lo ubicamos en la esfera de lo político y, en cambio, lo indígena como que borra la diferencia historia/naturaleza: político/social y esta indiferenciación es la que nos asusta?

¿Se puede hablar de dos clases de totalitarismos? ¿El que brota desde el Intercambio: interés individual, y el que brota desde la Reciprocidad: de la relación de dos conciencias? ¿El totalitarismo indio nos unciría al yugo del eterno retorno de la naturaleza? ¿Será que la Historia, la historia salutis, el Tiempo impoluto de espacio: de tierra: de naturaleza: de idolatría: de sexo, abre un ámbito a la trascendencia del espíritu? ¿Será cierto que la trascendencia: el espíritu, brota de la escisión dualista del monoteísmo: de reprimir la materia? ¿No brotará más bien de la reciprocidad, de acuerdo a la lectura de Temple?: “La reciprocidad constituye, en efecto, una matriz en la que las fuerzas antagonistas, tales como la cohesión del grupo y la singularidad de los individuos, la homogeneidad del parentesco y la diferenciación exogámica, que se relativizan mutuamente, producen, en el psiquismo humano, una resultante que no es solamente la ausencia de toda determinación física o biológica, sino la aparición de otro campo diferente al de la naturaleza: el campo de la conciencia de conciencia”. La conciencia humana es el Tercero incluido que emerge cuando las fuerzas físicas y biológicas, confrontadas por la reciprocidad, son relativizadas por su antagonismo. ¿Espíritu y libertad son lo mismo? ¿Son lo mismo indeterminación y libertad?

Moraleja 4.

El totalitarismo es el rostro político del monoteísmo cuando la sociedad ha caído presa del Miedo, por las razones que fuere: hiperinflación, por ejemplo: no se pueden comer billetes y el progreso ha urbanizado a casi todos. El animismo, en cambio, es relativista, probabilista, emerge del azar, es acausal…es local, múltiple, tolerante, no busca la universalidad ni la dictadura del Uno. Occidente necesita como una terapia de vida o muerte un baño de animismo. Otra ventaja comparativa boliviana que no han pensado los tecnócratas egresados de Maestrías para el Desarrollo. Nuestras ventajas son de orden noosférico, no económico. Desde el punto de vista del Intercambio, somos unos pa´nada absolutos.

Los caballeros de la Media Luna

¿Por qué es más digerible, para la Bolivia occidental, el postulado de la Media Luna que una Diarquía cuatripartita planteada por un aymara? ¿Porque patentiza nomás la voluntad de apartheid de los bolivianos occidentales: el autoengaño de una dizque “Bolivia productiva” versus la Bolivia de los bloqueos? ¿Se han olvidado acaso que el “Milagro camba” consiste en transferencias financieras periódicas desde el Kollasuyu, mas que en su dizque capacidad gerencial? ¿No necesitan acaso un crédito para empezar cada siembra y otro para iniciar cada zafra, desde la década de los Setenta? ¿No saben acaso acumular? ¿Sólo dilapidar tropicalmente? ¿Ya se han olvidado acaso que cada cinco/seis años, bajo chantaje, se hacen condonar todas las deudas por un gobierno mitad turulato/mitad cómplice; es decir, que son subvencionados por la Bolivia que bloquea? ¿Son cruceños los que zafrean? ¿Acaso es una virtud de Hombres de Estado, aquello de “socializar las pérdidas y privatizar las ganancias”?

Argumento etnohistórico a favor: Por ventura ¿no nos fue bien a todos cuando había la República de los indios y la República de los españoles, bajo la unidad dual del Imperio?: ¿Electrón = dualidad onda/partícula? ¿No fueron el Inca Gracilazo (traductor insuperable de León Hebreo) Tupaj Amaru, Pazos Kanki intelectuales a nivel imperial? ¿Y Waman Poma, Pachakuti Yamqui Salcamaygua, el cacique Choquehuanca de Azángaro…? ¿Acaso la República democrática ha producido luminarias semejantes? ¿Ramiro Condorcanqui, digo, Condarco? ¿No fueron los Caciques andinos los grandes Empresarios de la Colonia que tejieron las grandes redes mercantiles virreinales en base a la complementariedad del Intercambio y la Reciprocidad? ¿Acaso la República democrática no los hizo desaparecer y empobreció a todos los indios? ¿Max Fernández? Los Señores aymaras del Gran Poder ¿no hacen su fortuna al margen y contra el Estado pero en simbiosis con el Mercado?

Ahora bien, ¿será que nadie elige voluntariamente la multiculturalidad? ¿Que puestos a elegir, todos prefieren juntarse con sus semejantes y eso están expresando los caballeros de la Media Luna? ¿Acaso no sugiere lo mismo la propuesta Quispe de la República Kollasuyu? ¿Cada oveja a su corral? ¿No se podrían leer estas propuestas como las dos parcialidades: occidental y amerindia, que se complementan en una unidad superior que las engloba? ¿O será nomás preferible pensar a partir de los hechos tal cual se dan, es decir, a partir de la multiculturalidad de facto?

Argumentos en contra: ¿No serán éstas mociones el primer paso hacia la secesión: a la mediterraneidad de la mediterraneidad? Las veinte familias latifundistas ¿no querrán, so tan bello pretexto, legitimar las tierras mal habidas y mantenidas improductivas desde la dictadura banzerista? ¿Quieren los señores de la Nación camba y los caballeros de la Media Luna exportar fertilidad del suelo, digo, soya, a Perú, Colombia, Venezuela, a través de Santos o Buenos Aires? Su arrogante ceguera está subiendo los costos de comercialización y transporte, de pasado mañana, a niveles absolutamente no competitivos. ¿Acaso no se han dado cuenta que los kollas son anti-utilitaristas? Los católicos chilenos monetaristas lo están aprendiendo aceleradamente a propósito del gas: para los animistas bolivianos, que viven nomás dentro de la lógica del don: mana (Marcel Mauss) los recursos naturales no son cosas inanimadas, cero afectividad. Como la cholita de la Rodríguez: si no eres su casero y está de mal humor, sencillamente no te va a vender, aunque a ti te sobre el dinero. “Comé, pues, tu plata y hacete ensalada con tus billetes”, es una respuesta ya conocida.

Moraleja 5.

La propuesta de la Media luna hay que sopesarla bien. No es insensata. Así como en las democracias del Norte ha sido beneficiosa, para el conjunto, una alternancia de conservadores y progresistas, liberales y laboristas, demócratas y republicanos… no me parecería mal, en principio, una alternancia en el gobierno de las dos Bolivias. Cada cual aportaría, al Bien de todos, lo mejor de su propio sistema, sobre una base tecnocrática de carrera. Esta propuesta está en la lógica de la mita, del turno; se podría despertar una emulación creativa entre ambas Bolivias. La pretensión republicana fallida, de uniformizar a todos al patrón occidental, nos ha bloqueado en un empate permanente muy cercano a la inanición, en términos de resultados de gestión y a la efervescencia permanente en términos de disipación de energía social. Bolivia es un mal diseño por donde se mire. La vida sale del tinku entre espermatozoide y óvulo: este es el arquetipo de la Vida.

Diarquía cuatripartita amerindia

¿Diarquía? Este concepto no está en la Política de Aristóteles que habla casi de todas las formas que occidente ha conocido: monarquía, tiranía, democracia, aristocracia, oligarquía. Se trata, pues, de un aporte andino a la politología. En efecto, la nueva cosmología, de cuño cuántico, todavía no ha sido traducida a lo político. Nuestra nueva Constitución podría ser la primera que tradujera políticamente las dos (Pa) energías primordiales (Cha) (contradictorias y complementarias) Bosón y Fermión en la construcción de una Comunidad política de tipo cuántico. Diarquía significa, en un primer holón, la complementariedad varón/mujer: la Pareja, como unidad política de sentido: las fuerzas de conjunción y disjunción. En un segundo holón: la complementariedad de las parcialidades occidental y amerindia, siguiendo el Modelo del Ayllu: las fuerzas de individuación y relación: la vía individual y la vía comunitaria. Por primera vez, en el dominio occidental, la Comunidad política no se basaría en una ficción jurídica: iguales ante la ley pero desiguales ante la economía. Esta astutísima mamada, pergueñada por los apátridas maestros de la abstracción, ha agotado toda su capacidad de seducción y engaño; por eso las democracias tercermundistas, por la crisis económica, han entrado en una crisis terminal, como las iglesias cristianas que se están vaciando porque postularon una Comunidad sólo en la “fe” y no también en las “obras”, para lo cual es funcional el celibato clerical. ¿Qué sería del Patrimonium Petri si clérigos y religiosos tuvieran que dejar herencia? Estas ficciones jurídicas, basadas en la escisión mente / cuerpo del dualismo antropocéntrico platónico, ya no van más, por la sencilla razón de que la cosmología está cambiando hacia una basada no sólo en el continuo energía-materia: tiempo-espacio, mente-cuerpo, sino también en el continuo historia-naturaleza: biosfera-nooesfera: el ecologismo: la deep ecology, que llevará a comprender la nueva Comunidad política como un sistema cibernético que busca la homeostasis con el entorno. Si en el mundo hay un país que pueda dar este primer paso (que los sabios de occidente reclaman desde la década de los Setenta del siglo pasado: el Club de Roma) somos nosotros, justamente, porque somos el eslabón más débil. ¿Acaso no sería inteligente hacer de nuestra debilidad una fuerza? Pues, bien, esa oportunidad nos la ofrece este concepto de Diarquía como concepto central de la nueva Constitución.

¿Cuatripartita? ¿Qué tienen que ver los puntos cardinales con las regiones de un país? ¿No hay, acaso, una separación historia / naturaleza? La naturaleza no tiene nada que ver con lo político y menos con lo administrativo. ¿No se trata, justamente, de crear la ciudad humana, la polis, como separada de la naturaleza? La artificialidad ¿no es acaso la seña de identidad de lo propiamente humano? Lo humano ¿no es lo diferente de la naturaleza? ¿Para qué entonces ordenar el territorio en el continuo de la naturaleza?

La crisis climática, la perforación de la capa de ozono, son los resultados más patéticos de esta manera de ordenar y explotar el territorio prescindiendo de la naturaleza y del cosmos. Esta pulsión prometeica y fáustica ha llegado al final. Es preciso ordenar y administrar el territorio en el continuo de la biosfera. Es más. Tenemos que ser tan sofisticados de ordenar administrativamente nuestro territorio a partir del Feng Shui indígena; es decir, a partir de parámetros cualitativos cosmobiológicos que nos ubiquen en el esquema no sólo biosférico: los sistemas de ceques, la planificación hierática indígena, sino también astrofisicamente: no sólo el sol, sino también la galaxia.

Tenemos que tomar conciencia que nuestra Asamblea constituyente se llevará a cabo, de acuerdo al cronograma oficial, el 2005: el tercer cuartil (2002-2007) del último Katún: 1992-2012: la Noche oscura y caótica: la entropía de un eón, que está produciendo, ahora mismo, las grandes transformaciones noosféricas que alumbrarán el nuevo ciclo cósmosófico, anclado magnéticamente, dizque, esta vez sobre el Titicaca. ¡Bien por nosotros! Nutrámonos, sin vergüenza alguna, de la energía psíquica de los mitos de Chilan Balam; para eso existen los mitos y las profecías: para inyectarnos creatividad para pensar, fuerza para actuar, energía para emprender y kamasa para arriesgar. ¡Mal van los que ya no se nutren de los mitos! ¡Peor, los que no buscan el tinku del mito y la profecía con su contrario: la mera Razón!: el tinku de la Palabra de Unión (que lleva hacia la religión) con la Palabra de Oposición (que lleva a la ciencia): precisamos las dos energías para el hieros gamos del nuevo Sol amerindio y ecuménico.

Moraleja 6

Así, pues, la propuesta andina de un estado diárquico es más estimulante, intelectualmente, que proponer, por ejemplo, como el último grito de la audacia y la imaginación: gobiernos departamentales: hasta ahí llega la vanguardia boliviana.

Ahora bien ¿qué se acabaría con una Diarquía federal consociacional? El sistema de apartheid, en primer lugar; luego, la mediocridad reinante: tendremos que competir / emularnos mutuamente ambas civilizaciones. Los occidentales tendremos que zambullirnos en la sociedad de la información e invertir todos nuestros recursos en educación, investigación y tecnologías de punta si queremos que nuestras Ciudades-estado autonómicas: nuestras actuales mancomunidades metropolitanas municipales, tengan futuro. Se acabó que las ciudades medren parasitariamente del campo, como sucede en la actualidad. O somos los hongkonianos de la China andina, dividida en dos Parcialidades federales, regidos por el equilibrio homeostático del Suma Qamaña, Ñande Reko, Sumaj Kausay o cavamos nuestra propia tumba. Si el conocimiento y la tecnología no son nuestras ventajas comparativas ¿cuál es entonces nuestro aporte al gran Aptapi consociacional? La indianidad aporta con tecnologías que producen Calidad de vida; nosotros aportamos con tecnologías que aporten Cantidad de bienes y servicios. A partir de ahí, viene el compartir y enriquecerse con lo mejor del otro: el diálogo de civilizaciones y la interculturalidad. Ahora bien, para que cada civilización pueda florecer, son indispensables espacios propios donde cada cual pueda dictar su norma: eso significa Autonomía. Necesitamos autonomía territorial para hacer florecer el don que vamos a hacer el otro. Aran y urin: cada cual aporta su mejor energía al bien común.

¿Por qué consociacional? El concepto de Consociación se inscribe en una cosmología orgánica, de tipo indígena, u “organísmica”, de cuño sistémico-cibernético (este concepto fue acuñado por von Berthalanffy). Por tanto, se ubican dentro de un continuo conceptual. Además, consociacional es un concepto político que se adecua, tanto a la cosmología animista amerindia como a la nueva cosmología cuántica, cibernética y ecológica del nuevo paradigma científico.

El carácter no democrático de las sociedades indígenas

¿Por qué se nos pasa por la mente que un gobierno indio será dictatorial? ¿El recuerdo atávico de la Matanza de Mohoza? ¿Que en las rebeliones se han comido algunos curas? ¿Que en los bloqueos no podemos transitar por sus territorios, sin permiso suyo? ¿La amenaza interiorizada del Cerco? ¿Democracia = inteligencia, Dictadura = brutalidad e ignorancia y los indios son brutos e ignorantes; no saben inglés para venderse a la ENRON? ¿No nos percatamos, acaso, cómo transferimos inconscientemente nuestro monoteísmo político, que se expresa en un Jefe, al sistema comunalista del otro? En Octubre, todos vimos que éste fue un levantamiento de las comunidades aymaras urbanas, iniciado en el campo; sin embargo, desde nuestros a prioris culturales, semejante levantamiento no nos lo podemos imaginar sin la dirección de un caudillo; por eso, nuestras elites y la CNN buscaban desesperadamente un Jefe, ora para echarle la culpa de todo, ora para entrevistarlo. Quid pro quo. Y Evo guiñando, pendejamente, los dos ojos al mismo tiempo: a la CNN: dejándoles creer su propio deseo: que, efectivamente, de un guaracazo hizo aterrizar al gringo en Miami; a los televidentes locales: lo evidente: que fue una rebelión comunaria y que el no acaudilló nada.

¿Por qué sería no democrática la comunidad? ¿Porque los individuos no eligen por voto secreto a sus dirigentes y, por tanto, libremente? ¿Acaso no sabemos cómo funcionan los sistemas de cargos? Por cierto ¿facilita la libertad de elección individual, la manipulación subliminal de las propagandas electorales televisivas de los sistemas liberales? ¿Acaso no mienten al electorado, tratándolos como imbéciles, sin sonrojo alguno, y ¡oh maravilla! lo sabemos, lo soportamos y nos gusta, encima? ¿Por qué es que esa manipulación dictatorial de nuestros bajos instintos, de la que somos conscientes y hasta teorizamos sobre ella, no la decodificamos como dictatorial y profundamente no democrática? ¿Qué razones, qué lógica, hacen que, por el contrario, sintamos que una designación consensuada y acullicada por toda la comunidad la percibamos como no democrática? ¿Qué racionalidad está detrás de la interpretación no democrática de un sistema de designación por mita, es decir, que a todos tocará, a su turno, tener que servir a su comunidad? ¿Podemos, por ventura, pensar que esa tecnología política de minimizar la acumulación de poder en Uno(s) distribuyéndola en todos, por turnos, pueda ser calificada de no democrática? Podemos decir que es ineficiente, pero, ciertamente, no, que no es democrática. Lo que nos aterra del sistema indígena es que es comunal; que no es individualista. Nuestro querido Yo no tiene mucha agua para nadar, en ese sistema. La antropología no nos ha informado mucho sobre este punto, pero una comprensión inicial nos la puede proporcionar el Budismo. Amigos, aceptemos nomás que estamos en Oriente, no en Occidente, como masa crítica civilizatoria; nos equivocaremos menos. Otra cosa que nos revuelve del sistema indígena es que, con buen instinto, presentimos que se rehúsan soterradamente a tener Estado: a delegar en otro, su autonomía y su poder: a sostener una elite parásita que hable y medre a su nombre. Por eso, aymara, guaraní, moxeño… que descuella (Vicepresidente, ministros, viceministros…) es decapitado políticamente sobre el pucho por los suyos. Entre nosotros adquieren gran respeto, no así entre los suyos, por estas razones, justamente.

¿Quién incluye a quien?

Se supone que el sistema democrático es inclusivo. Nosotros suponemos que los indios se deben incluir en nuestro sistema; reconocemos, tarde, pero reconocemos que han sido excluidos del sistema desde 1825. Simón Yampara preguntaba, hace poco, ¿quién incluye a quien? ¿Las mayorías, 62%, a las minorías o las minorías a las mayorías? Marcial Fabricano ha hablado de “inclusión como complementariedad”. Lo cierto es que, en lo más íntimo de nosotros mismos, no nos podemos imaginar incluidos en su sistema, sin dejar de ser nosotros mismos. Si no podemos pensar y menos imaginarnos incluidos en su sistema ¿por qué hablamos de la inclusión de ellos en nuestro sistema? Quinientos años de co-existencia demuestran que no es posible la inclusión, desde ninguna de las dos parcialidades ¿Por qué seguimos postulándola? ¿Por zonzos? ¿Por qué no pensamos, con más detenimiento, la propuesta de Marcial Fabricano: la inclusión como complementariedad? La Complementariedad sólo se puede poner en la práctica, también política y constitucionalmente, sobre un modelo Diárquico; no sobre un modelo Unitario, no sobre una Constitución monocultural. En estas estamos.

Pero lo que más nos irrita es su anti utilitarismo: prefieren la ineficiencia del sistema de cargos por mita, que darle demasiado poder a un gerente que los puede hacer adinerados. ¡No quieren ser adinerados! Quieren vivir en equilibrio, en homeostasis con el sistema multidimensional del Ayllu, aceitando las relaciones: Todas las Relaciones, a través de la lógica del don y la reciprocidad, cuyo ápice sacramental es la Fiesta. He aquí el ideal indígena de riqueza. No lo podemos y no lo queremos entender, ¡no digo ya aceptar!, por nuestro fundamentalismo abrahámico: la pauta fundamental de nuestra programación neurolinguística. Ahora bien, sugiero que nos percatemos, de una buena vez, ante su abrumadora evidencia, que la égira de Abraham de Ur de Caldea, desde la Mesopotamia hacia el occidente, ha dado ya la vuelta al espacio-tiempo y, hoy mismo, entre el Tigris y el Eufrates, está auto-cerrando el ciclo del monoteísmo patriarcal con un potlatch fratricida: cainita. Los tres fundamentalismos abrahámicos se están auto inmolando: Bush, Sharon y Hussein, para dar lugar a una nueva era que buscará (después de la unilateralidad de los dos eones anteriores, uno: regido por las diosas y el otro: regido por el Dio) la complementariedad Bosón / Fermión. La escisión es la marca de la Bestia. La Línea se cierra en Círculo. Empezará la égira de la espiral. Tomarán el relevo, en Occidente, la Kabalah, el Sufismo y la Mística cristiana de cuño renano y femenino: Hildegarda de Bingen, Matilde de Magdeburgo, Hadewijch de Amberes… en abierta promiscuidad con el animismo ecologista. Teresa de Ávila, Molinos, Juan de la Cruz… son mística marrana kabalista, con aire sufí.

Moraleja 7

Las sociedades indígenas son tan democráticas que no dan lugar al Yo y a que éste, por razones de escala, escabulla el bulto, a través de la representación delegada o el pago de impuestos, a la responsabilidad de participar, de modo concreto y personal, en la gestión del bien común. Eso nos jode. Libertad es la libertad de poder ser una garrapata social, convertida en garza simbiótica por el pago de impuestos. ¿Qué es lo que, finalmente, nos fastidia visceralmente, despejando las ideologías que sólo ayudan a incrementar la confusión? Hablaré por mí. Jamás, por ejemplo, podré levantarme los domingos a las siete de la mañana para hacer trabajo comunal con mis vecinos aymaras de Alto Sopocachi. Desgraciadamente, se que pagar religiosamente mis impuestos no es suficiente. La energía condensada en el Dinero (Marx) no basta (fermión); es preciso que la energía también fluya en el Ayni creando el lazo social (Temple): bosón. La mera posibilidad que ello sea coercitivo, mi cuerpo la ideologiza de antemano como dictatorial. Se, (des)afortunadamente, que todo proceso de cambio implica una metanoia; estoy por el cambio y por cambios radicales; por eso mi mente, aceptaría con ilusión hacer trabajo comunal con mis vecinos para recrear el lazo social y las relaciones cualitativas. Hasta ahora, empero, mis ingresos profesionales sostienen al individualista, racionalista, liberal y agnóstico que también soy. Sin dinero suficiente no podría cultivar esos valores marranos. Para nacer a una nueva Constitución tiene que morir nuestro Hombre viejo y, para ello, el dinero tiene que ser relativizado por el ayni. Para tener Suma Qamaña, Ñande Reko, Sumaj Kausay: calidad de vida, la Constitución tiene que consagrar la complementariedad Dinero / Ayni. Ojo, este es un Indicador de cambio real. Sin ello, todo lo demás es seguir bajo la égira del monoteísmo patriarcal.

¿Y la corrupción india?

Daré por conocida la definición liberal de corrupción presentada por Ronald Mac Lean que ha repetido la Zarina Cajías. Desde el punto de vista liberal es insuperable. Me referiré a la otra cara de la medalla; a aquella sobre la cual no queremos hablar y que, sin embargo, nos constituye.

Mi hipótesis es la siguiente. El principio que rige la vida cotidiana de la mayoría de los bolivianos es el principio de reciprocidad, que supone una concepción de la sociedad como una red por la que circulan bienes, dones, servicios, dinero. Ideológicamente, empero, debe regir el principio de separación y abstracción; por lo menos para los bolivianos culturalmente cristianos: 32%. Sin embargo, un valor sumamente apreciado, en todos los círculos sociales, es el prestigio que dimana de ser un redistribuidor o facilitador de recursos, por su ubicación más cercana a la fuente de los recursos. Como Bolivia no es una sociedad industrial, los recursos se encuentran en la Adminstración pública. Por tanto, llegar al gobierno es estratégico para la supervivencia de los clanes familiares. De ahí la importancia de los partidos políticos que son, en Bolivia, agencias de empleo.

Reciprocidad y Separación

Demorémonos en este punto. Se podrá haber percibido que estas dos lógicas, que vamos a llamar de Reciprocidad y Separación, se van transformando mutuamente: la de reciprocidad permea la esfera de la separación, de la autonomía de los compartimentos estancos administrativos; la de separación se deja invadir por la otra que va distorsionado la racionalidad de lo que toque: por ejemplo, en el modelo de separación, la riqueza proviene del trabajo productivo, de explotar la naturaleza, de transformar la materia prima, ser competitivo para poder ganar nuevos mercados; en fin, brota de la industria y el trabajo. En Bolivia no; la riqueza no sale del trabajo, sino de hacer política: de politiquear: tejer relaciones de toma y daca a diestra y siniestra, arriba y abajo. Este hecho, transforma la racionalidad de los partidos políticos: ya no ofrecen visiones del mundo y tecnologías de cómo ordenar la sociedad; se convierten en agencias de colocación: “acomódame”, para dar oportunidades a la propia red y ampliarla. La distorsión es profunda; los valores de cada sistema se trastocan y confunden. La reciprocidad también se distorsiona: ya no se dona lo que se produce con el propio esfuerzo; se dona o redistribuye bienes ajenos y anónimos. Este patrón probablemente es de origen cristiano: el quid pro quo entre caridad y don. Los misioneros del siglo XVI “donan” no lo que producen sus manos, sino, por ejemplo, las hachas provistas por los colonos; actualmente, las iglesias, ong´s, fondos, es decir, hasta el Estado, “donan” o redistribuyen, no lo que producen con sus manos, sino dones anónimos que intermedian a nombre de los verdaderos donantes. Su poder y su prestigio son, pues, espúreos: provienen de la intermediación de la limosna. Esta es la inautenticidad en la que vivimos; no la critico, no me quejo, no me burlo: trato de entender.

Conceptualmente, lo que sucede es que el principio de separación no funciona, como debería; es avasallado por el principio de reciprocidad que, en sociedades como la boliviana, está fuertemente basado en las relaciones de parentesco consanguíneo, ritual o político. A esos quid pro quo los llamamos prebendalismo, clientelismo, nepotismo: corrupción. Voy a llamar robo al acceso a bienes ajenos para uso individual y que normalmente acaecen con nocturnidad, secreto y alevosía. Cuando se comparte con la red y reditúa prestigio, estaremos entonces ante un caso de “corrupción” a la boliviana.

Pues bien, una primera observación: el principio de reciprocidad, en la práctica, es más fuerte que el principio de separación; segundo, el libreto del principio de separación, ideológicamente, es más fuerte que la ideología de la reciprocidad, pues ésta representa los despreciados valores indígenas. Primera consecuencia: opera una inconsecuencia entre teoría y práctica que es, probablemente, el origen de nuestra enajenación como sociedad.

Ahora bien, cuando los indígenas operan en instituciones de tipo occidental, desde ONG hasta reparticiones estatales, pasando por las iglesias, y, sobre todo, los municipios, obviamente, operan bajo el principio de reciprocidad con naturalidad, sin la mala conciencia cristiana que sabe que está actuando contra la ley de separación. Lo que da que pensar, empero, es que cuando un corrupto cristiano (la mayoría son exalumnos de frailes y monjas) observa a un indio “acomodando” a su parentela o “vuelteando” una licitación, se rasga las vestiduras de una manera que llama la atención; pues él hace exactamente lo mismo; es más, el indígena aprendió de él y actúa en el entendido que así funciona el sistema de gobierno q´ara. Me ha pasmado la virulencia con la que se ha enfatizado la corrupción municipal rural: “La Participación popular ha extendido la corrupción hasta los últimos rincones del país” y la sordina, a la corrupción a escala galáctica de la Capitalización, por ejemplo. ¿Qué clinamen axiológico dispara semejantes reacciones? ¿Por qué nuestra corrupción es más tolerable que la “corrupción” de los indios? ¿Por qué no armamos la de dios es cristo, ante la corrupción de la elite occidental que roba a gran escala, eso sí, abstractamente: comisiones, transferencias… y hacemos de la corrupción de los indígenas, que roban pigricias y en especie, una cruzada con resplandores de Auto de fe que Calla a cualquiera? ¿Porque, justamente, es una pigricia y es en especie; por tanto, porque no es abstracta e intangible: deja huella? ¿Porque el dinero es una exclusividad nuestra? ¿Porque el Estado es nuestra hacienda privada? ¿Porque los indios no saben manejar el dinero: lo llevan en costales y pagan cash? ¿Por qué Max Fernández nunca fue aceptado en la CEPB, si era más rico y más eficiente que los mediocres quebrados que la dirigían? ¿Porque redistribuía; porque era un gran Donador; porque estableció lazos de afectividad india con sus donatarios; porque capitalizó políticamente la lógica del don? Ante la ingenua sinceridad de su hijo: “no digo que roben, pero saquen un poquito”, todo el mundo se burla del cholazo sonso y bocón, pero he aquí que todos proceden de esa manera. Todos los partidos políticos sacan un poquito: a sus militantes “acomodados” en la administración pública; a los proyectos licitados…El ambiente donde operan los partidos: los sujetos dizque de la democracia representativa del estado moderno, es absolutamente feudal; no hay derechos, ni ciudadanía; rige el congraciamiento con el barón de turno, en base a renunciar a un porcentaje del suelo a cambio de acceder a un sueldo, inexistente en el mercado laboral: la servidumbre voluntaria en toda su clandestina pujanza. ¡Esta es la Bolivia moderna, urbana, occidental, globalizada…: los operadores del Estado de Derecho! En el caso de CONDEPA era casi lo mismo, sólo que, en especie, con mayor afectividad y sin separación no sólo de lo público y lo privado, sino hasta de lo conyugal; por eso las trifulcas a muerte. Tiene nomás su sabiduría ¡separar!

Modernización del Estado significa posicionar hegemónicamente el principio de separación y abstracción. Estos principios, en quinientos años de cristianización, no han alcanzado la masa crítica suficiente como para posibilitar un funcionamiento estatal moderno. Cuando se avanza contundentemente, con una Juana de Arco a la cabeza, los desastres económicos son impresionantes: la reforma de la Aduana, por ejemplo, ha destrozado redes de reciprocidad indígena que manejaban el contrabando fronterizo y que proveían de recursos a una cantidad de familias que no podemos siquiera estimar, que el nuevo sistema es incapaz de sustituir: la modernización incrementa la pobreza y no sabemos cuándo pueda demostrar que es mejor que el sistema indígena, económicamente hablando. Ni hablemos de la coca. Hablamos de la corrupción del contrabando; echamos el grito al cielo, echamos la culpa a los indios, pero no inquirimos más. Sólo nos referimos al vértice del eisberg, sabiendo que sólo representa el 10% de nuestra realidad. El 90% restante nos da terror confrontarlo conceptualmente. Es la “Parte maldita” de la que ya hablaba Bataille.

Moraleja 8.

La corrupción boliviana se basa en el principio de reciprocidad: si un individuo de la red accede a una fuente de recursos escasos que, en una sociedad premoderna y no industrial, es el Estado, éste bienaventurado tiene la obligación moral de compartirlos con su red, si quiere seguir viviendo socialmente y si, además, quiere adquirir el prestigio de “donador”: uno de los valores más importantes de las sociedades regidas por el don. Ahora bien, en Bolivia, este paradigma es absolutamente indígena. Además, tenemos que constatar que este principio es más fuerte que el principio de separación, abstracción y racionalidad: es decir, prescindir del parentesco: de las redes, para que funcione un sistema basado en el individuo abstracto: la monada leibniziana: concurso de méritos, licitación pública…: objetividad, cero afectividad: nada de recomendaciones…es inimaginable, no es realista presuponer tal cosa. Como, obviamente, no somos una sociedad moderna y, axiológicamente, cristiana y, para desgracia nuestra, los valores que rigen nuestros comportamientos colectivos, no sólo pertenecen al despreciable mundo indígena: pagano, irracional, autoritario, sucio…sino (¡Tráganos suelo!: al nuevo paradigma holográfico de la red: sinapsis, nodos…que, para no complicar más las cosas, la dejaremos nomás entre paréntesis) la esquizofrenia boliviana: funcionar por valores que se desprecia intelectualmente, nos lleva a una situación insostenible: nada funciona, porque nada funciona en su propia lógica y porque el colonialismo interno, además, nos bloquea la capacidad de conocer y, por tanto, asumir lúcida y gozosamente el otro lado de nuestra realidad: la indianidad: nuestra otra mitad esencial, reprimida por el monoteísmo patriarcal.

Ante este chenko sólo cabe sincerarse, individual y colectivamente. Nada ganamos observado la paja en ojo ajeno, si no nos damos cuenta que la viga está en el nuestro. Ganaríamos mucho si tomamos conciencia de los dos sistemas que constituyen el chenko y reconociéramos a cada cual su lugar, como distinto y opuesto del otro, pero complementario. Chenko es con-fusión. Complementariedad de opuestos es la vía de su solución y, además, la forma de optimizar las potencialidades de las dos civilizaciones que nos constituyen, evitando el bloqueo que nos ha hecho inviables como una comunidad política organizada. Esto debe reflejar nuestra futura Constitución si queremos ser viables el siglo XXI.

¿Fascismo poltpotiano?

¿Por qué Polt Pot? ¿Totalitarismo asiático? ¿Es más sanguinario el fascismo poltpotiano que el fascismo alemán, porque en uno sólo se ven chimeneas y crematorios y en el otro fémures y calaveras? ¿Porque uno se ensaña con los disidentes de la propia tribu y el otro aniquila científicamente a los otros? ¿Es más civilizado entonces aniquilar a los otros, sin dejar rastro? ¿Por qué usan estos progresistas la palabra fascismo? ¿Porque connota política, estado, poder, guerra, violencia, razas superiores e inferiores, limpiezas étnicas…? ¿Presentimos que los aymaras son superiores porque dizque son más puros que los mestizos? ¿De dónde sale esa superstición? ¿Tememos que hagan una limpieza étnica? Polt pot es comunismo no occidental; mejor dicho: marxismo, leninismo traducido y aplicado por enjambres de hormigas amarillas colectivistas que no conocen ni respetan la individualidad, la intangibilidad de las personas: la conciencia: la libertad de pensar, de disentir. ¿Qué les añade lo asiático? ¿Lo lejano, distante, desconocido; por tanto, temido? ¿Como lo andino: tan cercano y tan distante, al mismo tiempo? ¿No provienen ambos del mismo tronco asiático? Finalmente ¿no son acaso primos hermanos? ¿No podemos, viendo a los poltpotianos, inferir cómo actuarían sus parientes andinos en caso de que tomaran el poder como ellos?

¿Miedos atávicos?

¿Qué chenkos mentales permiten asociar indianidad y fascismo? ¿Chenkos mentales o miedos atávicos? Va más por el miedo, pienso, que por confusiones intelectuales. El amor dei intelectualis es extravagancia esotérica de una tribu dispersa, cosmopolita y apátrida que ha elegido el bajo perfil como estrategia de sobrevivencia. ¿Qué miedos? ¿Qué violen a nuestras mujeres? ¿Que nos quiten los latifundios mal habidos, en el caso de las tierras bajas? ¿Qué tengamos que comer el pan con el sudor de la frente? ¿Dejar de vivir parasitariamente? ¿Qué la gran política ya no sea la escalera para, rifando los recursos naturales, ligarse a las transnacionales y así asegurar privilegios familiares hasta la quinta generación, a costa de este campamento llamado Bolivia? ¿Que se acabará la servidumbre doméstica y todos tendrán que cocinar y lavar los platos? Me alejaré de lo prosaico y cotidiano, que mola y mucho; pero, como intelectual, prefiero perderme por otros laberintos.

La dualidad onda / partícula políticamente revisitada

La otra relación que sugiere esta insólita asociación, hecha por estos compañeros, respecto de indianidad / fascismo, es la que atañe a la dualidad onda / partícula en términos civilizatorios. En efecto, la indianidad si bien colapsa hegemónicamente como onda: animismo, principio comunitario… da su lugar a la función partícula: monoteísmo, principio individualista… en virtud de su software basado en el principio contradictorio. Esta, relativamente, bien lograda complementariedad de los opuestos es, a juicio mío, lo que ha buscado la función onda, al interior de la civilización occidental, que colapsa, como sabemos, como partícula y reprime la función onda. El animismo comunitarista europeo no ha cesado de buscar una salida a la superficie: es la historia de todas las herejías que terminaron aplastadas y aniquiladas; algunas, institucionalizadas, como los fraticelli; otras, minimizadas en los conventos: la mística cristiana; el romanticismo alemán se batió épicamente contra el racionalismo del Aufklärung y, con una contundencia descomunal, vuelve a erupcionar en el nacional socialismo. Aquí, soy consciente que conjuro un tabú, un agujero negro interdicto a un discurso responsable, pero he aquí que no se puede pensar de verdad, en Occidente, si el pensamiento no se ensimisma en sus propias tinieblas herméticas (remito a Männerphantasien, de Klaus Theweleit, Rororo, Hamburg, 1980).

Monoteísmo / Animismo, políticamente revisitados

El nazismo buscó la reconciliación de historia y naturaleza: piénsese en las primeras celebraciones del Día del Trabajo, Primero de Mayo, encastradas en el reverdecer de la primavera que retorna cíclicamente. No la Historia; el Eterno retorno de la naturaleza. No supieron mantener la tensión contradictoria: sí a la Historia y sí al Eterno retorno (…) La haré corta: el software europeo: principio de identidad, no contradicción y tercero excluido empuja al pensamiento occidental hegemónico a pendular catastróficamente de un extremo a otro. La indianidad, en cambio (recordando que colapsa hegemónicamente en la función onda) dice sí al animismo y también al monoteísmo, aunque subordinadamente; sí a la reciprocidad y sí al intercambio, aunque subordinadamente; sí al comunitarismo y sí al individualismo…; sí a la tradición y sí al progreso…; sí a la chakitajlla y sí al tractor…Obviamente, este monumento vivo al principio contradictorio, nos desconcierta a todos. Los misioneros, los comunistas, los desarrollistas, los progresistas, los luchadores contra la pobreza…ven lo que les interesa y, en un arrebato de optimismo, se dan por satisfechos: piensan que lo lograron: se hacen la ilusión de que los convirtieron; los más cínicos y pragmáticos: que metieron la puntita. Pero, he aquí que una mirada con el otro ojo, no puede menos de constatar que ni el Vaticano, ni Moscú, ni el FMI, ni el BM, ni la FAO, ni el PNUD…ni iglesia alguna que otorga certificaciones de calidad, puede atestiguar que sus ortodoxias respectivas, son respetadas por la indianidad. Algo no cuadra. Nos desconcierta lo contradictorio; un conocimiento más íntimo no puede escapar a una sensación de enclaustramiento, de ahogo; no se puede evitar que el Blut und Boden refulja obscuramente desde una wilancha o un tinku cualquiera.

¿Cómo deconstruir el apartheid?

Una cosa se: no a lo derrida: intelectualmente. Conversar va a ayudar, pero es absolutamente insuficiente. Tenemos que trabajar el continuo mente-cuerpo. Esto es fundamental para nosotros occidentales; tenemos que reconciliar la escisión. Sin esto no habrá cambio real. La transformación empieza en uno mismo. Ahora bien ¿qué significa esto operativamente? Que tenemos que ser creativos; que se acabaron los talleres y seminarios basados sólo en hablar, dar información y apelar al lado intelectivo y dejar de lado el cuerpo y sus emociones. Hay que pasar por la catársis. Activar un solo lóbulo cerebral es absolutamente insuficiente y, a estas alturas, estéril. Tenemos que cerrar la separación en nuestro propio ser. Esto, técnicamente, se ubica en la esfera mistérica: hay que morir y renacer; tiene que morir el hombre escindido y renacer con su otra mitad reconocida y amada. Nuestra otra mitad esencial es la indianidad. Tenemos que despertar al indio reprimido que tenemos dentro: nuestro animismo comunitarista. Mejorando a Althusius, diría: ésta es la primera consociación política: el desmontaje del dualismo interiorizado; la segunda consociación es la pareja y así sucesivamente.

Por tanto, pues, de cara a la Constituyente, el concepto de Debate público: logomaquia, logofagia…debe ser rediseñado a la altura de lo que, por cierto, ya está sucediendo en todo el mundo: las nuevas terapias transpersonales, intercivilizatorias. La palabra Terapia es exacta: hay que curar la enfermedad de la escisión ontológica que ha producido el patriarcado monoteísta en nosotros

¿Operativamente?

No puedo entrar a detalle, aquí. Sólo diré que este es un espacio, donde el diálogo entre oriente y occidente es más intenso y está más avanzado. En occidente, por supuesto, se benefician de este diálogo de civilizaciones las elites más ricas y más cultas; el opio para el pueblo es el shoping. Del cajón de herramientas occidental, los cristianos tienen que huir de los Ejercicios ignacianos, como de la peste: les lavará el coco para que tengan que optar por una de las “dos Banderas”; es dualismo militar químicamente puro. En cuanto a meditación, lo que conozco en vez de apaciguar a la “loca de la casa”: la imaginación, lo que hacen es exacerbar el soliloquio interior.

Quedan otras dos fuentes de recursos: los provenientes de la tradición indígena: el más contundente: la toma de la Ayahuasca; de la tradición oriental: la meditación Vipasana; de la tradición californiana: la más contundente: la respiración holotrópica desarrollada por Stanislav Grof y, en general, las terapias provenientes de la psicología transpersonal, así como las terapias y workshops provenientes del encuentro del neo chamanismo con la escuela jungiana, por ejemplo. Para tener una idea de esta oferta, se puede ver en la Guía de servicios (hay que tener ojo para distinguir “la perla en el chiquero”) de la revista Uno mismo que se vende en los quioscos del centro. Hay profesionales y centros en Bolivia con los cuales ya se podría empezar un proceso político de transformación interior para que nosotros despertemos al indio que llevamos reprimido dentro y los indios despierten al q´ara resistido que también llevan dentro.

Fernando Untoja y Simón Yampara: dos maneras de ser aymara

Este texto quedó en el tintero

Desde hace un tiempo, las ideas más interesantes, nuevas y estimulantes, que aparecen en la mediasfera, las dicen los intelectuales aymaras. El resto de la opinión pública ha ingresado a una suerte de nirvana, como la practicada por la prensa deportiva o las declaraciones de las modelos argentinas: siempre dicen exactamente lo mismo, produciendo un efecto hipnótico en los espectadores. Tal vez, de eso trata, justamente: no pensar. Pero cuando sale pensamiento a la palestra, las reacciones no indígenas dan una buena pauta de cómo se expresa la resistencia q´ara al avance intelectual de la indianidad. Con otras palabras: deseo tomar el pulso al proceso de descolonización en Bolivia a partir de analizar un caso concreto, visto por muchos.

Anoche, en Católica de Televisión, del grupo mediático de la Radio Pio XII, de Siglo XX, se transmitió el programa Al Punto, conducido por Sandro Velarde. Los invitados fueron Fernando Untoja y Simón Yampara. A los dos los conocí a mediados de los Ochenta, cuando ambos trabajaban en CADA. Fernando publicó su Retorno al Ayllu y Simón un texto que dio que hablar: “Adoptar la vía capitalista o la vía comunitaria andina”. No los veo a los dos conversando desde entonces: unos veinte años, más o menos. Fue, pues, una buena oportunidad para observar cómo se han ido desarrollando sus pensamientos. El programa tiene una hora de duración. Al presentador se le vió la intención, desde el comienzo. Su cuerpo y su mirada ya anunciaban que había preparado un pugilato entre aymaras y que él estaba de parte del más occidental de ellos y, puesto que la intelectualidad q´ara no da la talla para entrar a un debate de ese vuelo, parece ser que han decidido hacerlos pelear entre sí y apoyar al que sienta más afín. Este fue el escenario.

La presentación de sus invitados fue interesante. Se vio en la necesidad de recalcar que no eran dos indios cualesquiera; eran dos “intelectuales”, “académicos”; que Untoja había “estudiado en Paris”, “era doctor en economía y docente universitario”. Lo mismo de Yampara: sociólogo, ex Ministro de Estado, docente universitario. Una palabra, que siempre les ayuda, es decir que los invitados son “investigadores”. Esta palabra parece que tuviera gran prestigio local. Una vez santificados con los óleos académicos, volcó su cuerpo y su mirada hacia Untoja y le puso el garrote en la mano, que Untoja agarró con indisimulado placer. Le preguntó sobre los “indianistas románticos e ingenuos” y los “indianistas críticos e imparciales”. No sé, si había tongo, pero lo cierto es que Velarde forzaba las cosas para que ambos jugaran esos roles y él estaba, ahí, para echar leña al fuego; no para que brotara pensamiento. He aquí un abstract del cotejo.

¿Por qué la intelligentzia q´ara no da la talla para este tipo de debates de alto vuelo teórico? Básicamente, porque no ha sido educada a pensar con cabeza propia y, luego, porque su prestigio y sus oportunidades en el mercado laboral local, estriban en que presenten lo que se está debatiendo en Europa y Estados Unidos. Y cuando un pensador local empieza a tocar temas locales académicamente, inmediatamente su entorno le hace el hielo. Conocí el caso de Hugo Romero Bedregal, en los Ochenta, de quien edité, en HISBOL, Planeamiento andino. Un texto que hubiera preparado recursos humanos que después, en los Noventa, podrían haber entendido la intención de la Planificación Participativa Municipal y haber convertido ese proceso dialógico en una conversación de saberes entre occidente y la indianidad. Tal, por lo menos, la intención del que diseñó esa política pública. La elite intelectual local, pues, repite, sin añadir ningún valor, las teorías de la Escuela de Frankfurt, que piensa el capitalismo tardío, no el tinku entre capitalismo y reciprocidad boliviano. Otros repiten el neomarxismo mediterráneo, de tufo parisino, que le capuja a Spinoza el concepto de multitudo y lo aplica al significante vacío que deja el concepto de clase; son los responsables, ahora mismo, de querer convertir el Pachakuti en una Revolución europea. Otros se han traído de las boutiques americanas el bikini del Pensamiento subalterno; otros las braguitas de la Colonialidad del saber; otras el sari hindú, vía California, de los Estudios subalternos y la desubicada noción de Postcolonial, para nosotros, no para la India, por supuesto; otros de Canadá, lo del Multiculturalismo, que tiene sentido en una sociedad liberal con minorías étnicas, algo que Bolivia no es y así sucesivamente. Con pocas palabras, la intelligentzia se ha propuesto encubrir la Indianidad, creando confusión conceptual con circunloquios que suenan próximos: postcolonial, multicultural …como antes: Desarrollo desigual y combinado. No se les ocurre leer sus escritos; menos hablar con ellos personalmente. Esto es racismo puro y simple. Un viejo duque paceño en Berlín, en los Sesenta, al final de su vida, empieza a balbucir sobre las cosas buenas de la pre modernidad; de lejitos nomás; lo indio hiede también conceptualmente. Así como no pijchan Coca, tampoco pijchan: pacha, kuti, tinku, ayni, taypi. Hasta la victoria electoral de Evo Morales, no quisieron aceptar lo obvio: que Bolivia es un país indígena. Hoy, pues, no tienen más remedio que habérselas con ellos, no sólo políticamente, sino también intelectualmente. Pero, he aquí, que, por las razones apuntadas, no están preparados para ello. Entonces, así como nunca han trabajado con sus manos: los indios hacían el trabajo, tampoco están acostumbrados a hacer trabajar sus cabezas y, ahora, invitan a los indios para que “se lo trabajen” en sus programas de opinión. Hay que añadir una razón más: tanto Simón, de lado aymara, como yo mismo, de lado marrano sefardí, hemos ampliado el debate, más allá del marco habitual único: Occidente y le hemos contrapuesto la Indianidad, como su otra polaridad; con lo cual, al relativizarlo, le hemos quebrado su pretensión de universalidad. Al hacer esta operación hemos descubierto que los bolivianos occidentales no saben dar razón de en qué consiste su civilización: su software y los qullana escolarizados y, peor aún, los que han hecho estudios fuera, tampoco saben en qué consiste su propio software. Y si lo saben, les da vergüenza decirlo. Dicho de otro modo; no conocen sus propias meta-narrativas. La ignorancia no es atrevida, en Bolivia, prefiere ningunear y callar.

Untoja dijo algo interesante que deseo digerir: “Soy, dijo, una intersección entre lo aymara y lo occidental”. En realidad, todos somos una intersección; pero, en Bolivia, decir eso, ahora, es una provocación; es algo muy cool. “Tengo la ventaja (sobre los q´aras) de ver simultáneamente con ojos aymaras y occidentales”. Obviamente, no hubo tiempo ni la intención, de parte del árbitro, para preguntarle en qué consiste la mirada aymara y en qué la mirada occidental. Pero para los que teníamos esa curiosidad, Fernando dio algunos indicios, suficientes y significativos. Recuerdo, ahora, dos: uno: “A mí, me interesa la gente” (frente a la “convivialidad ecobiotica” de Yampara) y dos: “Yo parto del análisis de la violencia” (frente a la idea de Armonía, de Simón). Como prueba de laboratorio, para mi es suficiente. La primera proposición: “A mí, me interesa la gente”, se encuadra dentro de la tradición antropocéntrica occidental, que inaugurara Sócrates y que significa la victoria del estrato patriarcal indoeuropeo sobre el matriarcalismo mediterráneo: Eidos y Apeiron sobre Physis, Noesis sobre Aisthesis, Logos sobre Mitos, Telos sobre Arjé. Es decir, la trascendencia vence a la inmanencia, el espíritu al alma, la forma a la materia … con otras palabras: el antropocentrismo al geocentrismo. Este giro antropocéntrico es la semilla de la actual Catástrofe medio ambiental que padece la humanidad. O sea que un intelectual que se respete no puede, ahora, proferir una declaración de fe de tipo antropocéntrico, como lo ha hecho Untoja. El mismo Edgar Morin, marrano sefardí, a quien citara Untoja, ha hecho la síntesis del pensamiento científico, de las Naturwissenschaften, para los que hemos sido educados en el espacio de las Geisteswissenschaften. El antropocentrismo griego se casa, luego, con el Monoteísmo patriarcal semita que, igualmente, coloca al Hombre en el centro de su sistema; sobre todo en la variante cristiana que elabora el concepto de Encarnación como soporte de su Cristología. Así, pues, la frase “A mí, me interesa la gente” es una proposición absolutamente occidental que, el mismo Occidente, ha relativizado, sobre todo a partir del primer vuelo a la luna y, luego, de todo el programa espacial de la NASA, de donde sale, por cierto, la Teoría de Gaia, de James Lovelock. ¿Dónde está su mirada aymara? Seguro que la tiene, pero no la dio a conocer. La rotundidad de su confesión antropocéntrica, sin embargo, insinúa que su mirada aymara está bien reprimida y que, incluso, le da vergüenza. La segunda proposición: “Yo parto del análisis de la violencia” es también muy clara su ubicación epistemológica: el reduccionismo del método científico newtoniano-cartesiano; es decir, de la modernidad europea que termina, técnicamente, en 1926 con la Conferencia de Solvey, en la que los físicos cuánticos dan a conocer los resultados de sus investigaciones sobre la materia-energía subatómica y también astrofísica. Será Stéphan Lupasco, un lógico franco-rumano, el que sistematizará esos postulados dando cuerpo a las lógicas post aristotélicas, sobre las que se basa la sociedad tecnológica de hoy en día. La proposición de Untoja es clásicamente aristotélica: se basa en el Principio de identidad, No contradicción y Tercero excluido. “Yo parto de la violencia”, como si la violencia fuese una totalidad sin referencia alguna: una Mónada leibniziana o una Arjé. Desde un punto de vista cuántico, la “violencia” corresponde a las energías fermiónicas y, cuánticamente, por el Principio de Heisenberg, no puede ser pensada como un ente o entidad, aristotélicamente por tanto, sino como una relación contradictoria e incierta. La otra relata, es la “no-violencia” que correspondería a las energías bosónicas. Entre violencia y no-violencia hay interacción. Eso lo expresa, mejor que la física cuántica, la teoría aymara del Tinku o, por mejor decir, del UTA de Yampara, que Untoja conoce mejor que yo; conocimiento, empero, que parece darle vergüenza. Los intelectuales aymaras no tienen que medirse con sus pares q´aras, como los de El Pentágono, porque si no están jodidos. Eso es pajpaquerío tercermundista puro: subdesarrollo intelectual neto.

Sobre la Intersección, entre lo aymara y lo occidental, Yampara avanza más que la mera declaración de intenciones de Untoja. Propone su teoría de las Matrices Civilizatorias, que Sandro Velarde no tuvo la capacidad intelectual de mostrar que sabe apreciar qué es oro en polvo y qué purpurina. Se le pasó por alto. Lo haría mejor presentando a Sandro, Palito Ortega y los Tucutucu. Como no entendía, interrumpía y, ansioso, le pasaba el garrote a Untoja que, feliz, en la era del internet y los láseres, disparaba su escopeta de perdigones. Tal vez, se pueda reconstruir el pensamiento de Yampara, lo que no le dejó exponer el conductor, en base a una larga entrevista que le hiciera Dominique Temple y que saldrá pronto en forma de libro. Dice Simón:

“Yo veo que dos sistemas y matrices civilizatorio-culturales están en una especie de competición. Pero no de competencia para anularse, como quisiera el sistema occidental. Hay la práctica histórica de los pueblos andinos de la convivialidad, de convivir sistemas y pueblos distintos; de forjar el respeto mutuo, con ejercicio de derechos universales. Eso es capital entender, porque si no entendemos la convivialidad, en el marco del respecto mutuo, puede aparecer como otro derecho de imposición o una fotocopia repetitiva, para anular al otro y una especie de venganza. No es ese el sentido. Es eso que quiero aclarar. Aquí hay que preguntarse: eso de encontrar y retomar la lógica de Tiwanaku ¿es retroceder o descubrir lo encubierto por la colonización y la colonialidad? Es ésto último. Cuando hablamos de Tiwanaku, del Tawantisuyu, del Inkario, del Qullanasuyu, de los ayllus, no es para retroceder la historia quinientos años atrás, sino para proyectar al futuro valores humanos cosmogónicos. Nos preguntamos: ¿cuáles son los valores éticos que las matrices civilizatorias culturales nos proporcionan para proyectar futuras acciones? Pues, podemos forjar un futuro oxigenado, gracias a este proceso de la convivialidad. Creo que el aporte qullana, no es de exclusión ni de anulación, sino, de convivir y compartir como hermanos de una familia cosmogónica. (…) Entonces, no se trata de anular ni de imponer lo aymara-qhichwa o tiwanakuta a nadie. Más bien, ayudar a abrir la mente y el corazón hacia valores y procesos de convivialidad, de respeto mutuo entre pueblos, con ejercicio de derechos universales. Un poder comunitario inclusivo con percepción de sentimientos del hombre y la mujer interaccionados, con roles y competencias definidas naturalmente. A partir de eso, se quiere ejercer un poder no de dominación, sino un poder comunitario de compartir y convivir entre pueblos y sectores mestizo criollos y, de esta manera, encarar esta diferenciación entre algunas pocas familias poseedores de latifundios y recursos, que viven del negocio o del tráfico de los recursos naturales y la propiedad privada, y la gente con pensamiento ancestral del derecho universal, afincado ahí mismo, pero despojado de sus derechos y de sus recursos naturales. Eso es lo que queremos hacer en este proceso. Ahora, eso tiene una estructura de base evidentemente: el ayllu y la marka que, en el proceso histórico, también se han ido mutando, y esta mutación hay que adecuar y re-adecuar. Yo entiendo, cuando hablamos de la re-constitución de los ayllus y de sus autoridades originarias, que se está planteando el ejercicio del derecho comunitario de las tierras, del derecho qullana como parte del derecho universal. Ese proceso se quiere compartir convivialmente entre todos. Pero, hay que entender que los ayllus van más allá: buscan la reconstitución del Qullanasuyu y del Tawantisuyu. Entendamos que eso no significa retroceder. Está en la lógica andina: el futuro está atrás y no adelante, como en la civilización occidental. ¿Por qué está atrás? Porque allí se recogen las experiencias y las vivencias. Todo lo acumulado en saberes y conocimientos experimentados, está en el pasado y eso es capital para proyectar el futuro.

Pero está lo de la matriz cultural andina tiwanakota y la occidental. En el tema de la cultura andina: es el factor de convivialidad. Esta convivialidad expresa que puedes trabajar con ambas energías, digamos maléficas y benéficas, que puede ser de adentro hacia afuera y de afuera hacia adentro, porque los andinos no son santitos, puros, que no tienen nada de diabólico. No podemos decir eso. Tienen, algo de eso, pero también cosas éticas. Lo diabólico y la benignidad están en uno mismo; no están separados; son cargas de energías que hay que sintonizar y armonizar. Eso hay que decir. Pero lo otro: como el robo, la mentira, la flojera, así como el cristianismo, eso viene con la invasión colonial. Es decir, han venido más cosas malas que buenas, como el poder de dominio de pocos, el cristianismo, la propiedad colonial y privada del territorio y el sistema económico de acumulación privada. Entonces, si bien, de ambas resultan cosas/energías malignas y benignas; sin embargo, de la invasión, vinieron menos cosas benignas que de los propios pueblos. Entonces, hasta en eso aporta con sus valores éticos la cultura de convivialidad indígena, frente a la invasión de otros valores. Aquí, por ejemplo, lo diabólico hay que convertir en benéfico, para convivir en armonía. Eso ¿cómo se resuelve?: a través del tinkhu. El tinkhu es un acto ceremonial ritual que se hace, precisamente, para tratar de armonizar, de administrar estas energías malignas con las energías benignas. Energías que salen/emanan de la altura, de lo más alto del espacio celestial de alaxpacha y de la profundidad de adentro de manqhapacha, para encaminar el proceso de pacha-kuti”. En este punto Dominique Temple, le pregunta: “El tinku ¿cómo lo escribes?” Le responde Simón: “Tinku y T’inkhu. El tinku puede ser encuentro festivo ritual de compartir: la convivialidad. El T’inkhu puede ser realmente confrontación violenta, una acción guerrera. (…) . Pero, ambos, están orientados, no a anular el uno al otro, sino a lograr el bienestar y la armonía de las partes en un todo, que es diferente del totalitarismo. Es consenso y convivialidad de la vida”.

Con esto tenemos los dos puntos de vista y podemos respondernos acerca de la cuestión clave de la Intersección qullana/occidental de la que hablara Untoja. A mí, me parece que Fernando lee su cultura con software occidental y, a saber, moderno, no con su propio software que, obviamente, no se lo han enseñado en Paris. Usa un software caduco, en términos occidentales. Y, por tanto, malamente puede ser una Intersección, pues, para ello, habría que leer, “simultáneamente”, como el mismo dice, con software occidental y software qullana. Lo aymara, para él, es sólo materia, no forma: forma mentis o Denkform. Desde la vertiente occidental, podría avanzar hacia lo suyo estudiando los seis tomos de La Méthode de Edgar Morin. Ahí se puede ver la coincidencia epistemológica entre el nuevo paradigma científico de Occidente y el milenario paradigma animista de la Indianidad. Fritjof Capra, con el Tao de la física, muestra la misma convergencia entre la física cuántica, bostrap … y la mística oriental, de la que es parte Qullanasuyo; son Oriente y lo otro es Occidente. Sólo hay dos civilizaciones; el resto son culturas a su interior.

Simón ha tratado, consciente y lúcidamente, de zafarse del cuello de botella de la UMSA y ha empezado a pensar con cabeza propia, a descolonizarse intelectualmente, dejándose guiar por el conocimiento experiencial del ayllu y de la lengua aymara. Su pensamiento, como el de Mario Torrez, me recuerdan a Heidegger. La Heimat heideggeriana y el Ayllu aymara, el recurso a la filología del alemán y del aymara, presentan grandes paralelismos, como caminos para el pensar: Holzwege; con una ventaja empero, para los pensadores aymaras. Heidegger pensó lo comunitario con software individualista y por eso cayó en las tinieblas del Nacionalsocialismo. La teoría de las dos Matrices Civilizatorias evita, justamente, el reduccionismo epistemológico de un solo software para leer dos paradigmas antagónicos y contradictorios; digamos que, uno, opera en 110 y, el otro, en 220 voltios. Sin dos softwares, claramente diferenciados, las lecturas reduccionistas, monistas, sólo pueden producir cortocircuito. ¿Cómo se salva este impase? Con la Lógica de lo Contradictorio de Lupasco. Esta frontera del pensamiento es nueva no sólo para nosotros bolivianos; pero, he aquí, que es, en el Qullanasuyo, donde se están dando los primeros pasos. La revista Pacha y sus últimos textos, sobre su Ayllu y sobre el Qhathu 16 de Julio, son verdaderos semilleros conceptuales del software qullana.

Así, pues, veo los siguiente. Desde el punto de vista q´ara: encubrir el pensamiento qullana; silenciarlo. Si no hay más remedio que referirse a él, relativizarlo desde el propio software (que es dizque universal y, por tanto, no hay otro) y, a saber, de una manera muy significativa: se aferran a la idea del tiempo lineal: pasado-presente-futuro (ignorando que esa visión lineal y progresista del tiempo hace un siglo la física la ha descartado) y menosprecian, con curiosa autosuficiencia, el “regreso al pasado” que interpretan y adscriben a los que hablan de Tiwanaku. El segundo prejuicio tiene que ver con aplicar también a los indios todos los males occidentales, considerados universales, en virtud al pecado original: los incas también fueron conquistadores, esclavizaron; fueron imperialistas. Son machistas y violentos con sus mujeres. Si no se puede ganar, hay que buscar el empate; cualquier recurso, menos tratar de comprender. Todo esto se empaqueta bajo el rótulo de “visiones románticas”, “utopismo ingenuo”, “resucitar al buen salvaje”. Dicho esto, se saca pecho, se respira hondo, se mira con desprecio y lástima, como los toreros, al toro abatido y se da media vuelta, victorioso. De pensar, nada. El tercer modo lo estamos conociendo últimamente. Lo que dicen los indios empieza a dar que pensar. La antropología ya ha preparado el terreno para esa escucha: les suenan campanas: control vertical, ayllu, don, tinku … He visto dos actitudes frente a esto: unos les acusan de repetir a los antropólogos; les quieren decir: “ustedes son tan colonizados como nosotros; no jodan”. Otra variable, la que muestra Velarde, es invitarlos a los programas de televisión y escoger bien los dos tipos ideales que se han fabricado: el indio romántico y el indio racionalista y hacerlos pelear en público.

Desde el punto de vista qullana, observo dos tendencias, de momento, desiguales: la mayoritaria: hace esfuerzos descomunales por entrar a la Academia y hacerse respetar dentro de ella: hacer doctorados fuera, etc. El precio, pensar las modas: estructuralismo, deconstrucción, postcolonial, subalternidad, colonialidad y no su propia agenda como pueblo (si no, el desarrollo de la Constituyente podría haber sido otro). El otro precio que paga esta tendencia es no pensar con sus propios conceptos. Un contexto político favorable, como se supone debe ser éste, debería poner recursos para que florezca este pensamiento. La otra tendencia, es la que, en absoluta soledad y a contracorriente, ha empezado a sumergirse en la experiencia propia del ayllu; en el saber de los abuelos: saber por experiencia, y volver al aymara, a la lengua, como una cantera donde está cifrado su software y empezar a leer lo más nuevo de Occidente, para hacer Tinku con él. No es un pensamiento solipsista; es dia-lógico por razones lógicas: el principio de complementariedad de opuestos. De ahí está brotando el nuevo pensamiento. Aquí se ubica Simón. Tengo la impresión que Fernando quiere vivir de sus rentas sorbónicas, de ese prestigio, reconocido por el mundo q´ara, que le mezquinan los suyos; lo cual es muy humano y comprensible, dadas las circunstancias locales. Es el Otro que puede soportar el racismo q´ara … por ahora.

Leer en Coca. Sobre Gualberto Cusi

Este texto lo hice circular entre mis amigos y conocidos, por internet.

Estamos pagando las consecuencias de un mal diseño constitucional. No se puede vaciar en un molde monista: la “forma Estado”, a dos civilizaciones antagónicas como son la occidental y la oriental amerindia. La forma adecuada es la “forma ayllu”, es decir, la Diarquía: a cada civilización, su propio tiempo-espacio.

La forma Estado Plurinacional es una contradictio in adiecto. Este tipo de impasses lo demuestra, una y otra vez. En molde monista, siempre saldrá con las suyas el monoteísmo político y la Indianidad terminará siendo ridiculizada y raleada. Pero he aquí que los propios indígenas se siguen aferrando, emocionalmente, a la fórmula Estado Plurinacional. No sé cuantas experiencias más serán necesarias para que se den cuenta, con la cabeza, que el actual diseño constitucional los minimiza sistemáticamente, como civilización.

La forma Estado se basa en la razón. Tiene en el modelo fabril la lógica de su funcionamiento: producir bienes y servicios a gran escala. La Palabra: el Libro: la Escritura: la Ley, es su código de desciframiento y de toma de decisiones. Burocracia. Se funda en la Ley de causalidad. Su paraguas científico es la física de Newton.

La forma Ayllu se basa en la ch´uyma. Tiene en las formas Ayni y Mita la lógica de su funcionamiento. El ritual: en este caso: leer en Coca, es su código de desciframiento y de toma de decisiones. Yatiris: Sabios. Se funda en la Ley de no-causalidad o de Sincronía. Su paraguas científico es la física cuántica.

Los aires de superioridad de los criollos, que ridiculizan la barbarie del indio letrado, están absolutamente fuera de lugar. Es más bien, al revés. Ellos: los criollos, se manejan bajo un código obsoleto (no digo que falso; insuficiente): la ley causa-efecto, el principio de no contradicción y de tercero excluido: también insuficientes; bajo una forma política obsoleta: la forma Estado Nación (lo de “pluri” es un mero flatus vocis para sorprender a indígenas incautos).

El Honorable Cusi, en cambio, se maneja en los dos códigos: el basado en el Principio de Causalidad y también en el basado en el Principio de Sincronía. El problema está en que la “forma Estado” excluye la física cuántica. Me está claro, quiénes son los ignorantes en este caso. La ignorancia, en verdad, es atrevida.

Para entender, pues, el quid pro quo que el Magistrado Cusi ha provocado, es preciso recordar el Principio de Causalidad y el Principio de Sincronicidad y lo que ambos implican.

Principio de Causalidad
En física clásica se asumía que todos los eventos están causados por otros anteriores y que dicha causalidad es expresable en términos de leyes de la naturaleza. Dicha pretensión llegó a su punto más alto con la afirmación de Laplace de que si se conoce el estado actual del mundo con total precisión, uno podría predecir cualquier evento en el futuro.
Aunque el determinismo de Laplace es correcto, respecto a las ecuaciones de la física clásica, la teoría del caos ha añadido pequeñas complicaciones. Muchos sistemas presentan una fuerte sensibilidad a las condiciones iniciales, lo que significa que condiciones iniciales muy similares, en ciertos sistemas, pueden conducir a comportamientos, a largo plazo, muy diferentes. Eso sucede, por ejemplo, con el tiempo atmosférico: con el clima.
Sin embargo, por encima de la impredictibilidad práctica, está el hecho de que la mecánica cuántica presenta, junto con una evolución determinista, recogida en la ecuación de Schrödinger, una evolución no-determinista, recogida en el postulado del colapso de la función de onda. Es decir, la relación causa-efecto, no es absoluta. Es lo que demuestra Gualberto Cusi, al leer en Coca, en el Tribunal Constitucional. El determinismo jurídico ya no es el único que rige.
Mecánica relativista
De acuerdo a la física newtoniana, la causa precede al efecto en el tiempo. Sin embargo, en la física moderna, ya no. Por ejemplo, en la teoría de la relatividad especial, el concepto de causalidad se mantiene, pero el significado de «preceder en el tiempo» ya no. Consecuentemente, el Principio de Causalidad precisa, diciendo que la causa precede a su efecto, para observadores inerciales. Esto implica que, en términos de la teoría de la relatividad especial, una condición necesaria para que A sea causa de B, es que B sea un evento que pertenece al cono de luz de A. Así, pues, resulta imposible no sólo influir en el pasado, sino también en objetos distantes que se muevan más rápido que la velocidad de la luz.
En la teoría general de la relatividad, el concepto de causalidad se generaliza: el efecto debe pertenecer al cono de luz futuro de su causa, aún en espacio-tiempos curvos; donde existen curvas temporales cerradas, y un observador puede verse a sí mismo en el pasado.

Mecánica cuántica
En la teoría cuántica de campos, la causalidad está estrechamente relacionada con el Principio de localidad. El análisis de ese principio depende de la interpretación desde la cual se lean los resultados. Hay incertidumbre, por tanto.
Sin embargo, se sospecha que el Principio de Causalidad sigue siendo un concepto válido de toda teoría física realista. Así, parece que la noción de que los eventos pueden ser ordenados en causas y efectos, es necesaria para prevenir paradojas innecesarias.
Con otras palabras: si nos movemos en el ámbito del Estado Nación, la lógica causa-efecto, para tomar decisiones, es necesaria; ya: es imprescindible. Ahora bien, como sabemos, eso lo respeta el Magistrado Cusi. Pero, supone, que lo Pluri incluye también lo indígena: tomar decisiones, también según una lógica no causal: leer en Coca, y resulta que no. El Estado Plurinacional excluye lo amerindio, que es de naturaleza sincrónica. Este es el punto. Formalmente incluye, en la práctica, no. Algo no está bien.

Causalidad y mecánica cuántica
El principio de causalidad, pues, postula que todo efecto debe tener siempre una causa. Se usa este principio para la búsqueda de leyes definidas, que asignan a cada causa su correspondiente efecto. El Derecho positivo se basa, en efecto, también en estos principios.
Ahora bien, este principio refleja un comportamiento mecánico de la naturaleza, que hasta el siglo XX se había aceptado e interpretado en un sentido determinista. No obstante, a principios de este siglo, Heisenberg y Born introdujeron el Principio de Incertidumbre. Entre sus axiomas está el llamado Colapso de la función de onda que, claramente, no satisface el Principio de Causalidad clásico. Ahora bien, la forma cómo cae una hoja de Coca: del envés o del revés, a la izquierda o a la derecha, arriba o abajo… implica, nada menos, que un colapso de onda. Esto es irritante para un newtoniano monoteísta: “Dios no juega a los dados”: La justicia no se echa a las cartas.
La formulación matemática de la teoría de Heisenberg se llamó, inicialmente, mecánica matricial, porque requería del uso de las matrices del álgebra lineal clásica. Esta formulación resultó complementada por la mecánica ondulatoria, de Erwin Schrödinger.
Usando esta mecánica, los niveles de energía se describen en términos probabilísticos. En general, de una misma causa no se deriva siempre un mismo efecto, sino que existe una variedad de posibles efectos. Sólo se puede predecir la probabilidad de que, cuando la causa se produzca, ocurra cada uno de los efectos posibles. Este comportamiento resulta extraño para nuestra experiencia ordinaria y esto es lo que irrita, justamente, a los críticos de Cusi.
La explicación de este fenómeno la podemos resumir en los siguientes puntos, que deben aceptarse como postulados avalados por miles de observaciones experimentales:
Existen propiedades de la materia que no se pueden medir simultáneamente. Por ejemplo, la posición y la velocidad de una misma partícula. Para ilustrar esa situación piénsese que, si un microscopio es lo suficientemente sensible, como para hacer visible un electrón, ello implica que deberá enviar una cantidad mínima de luz que lo haga visible. Pero el electrón es tan pequeño que, este mínimo de radiación, es suficiente para hacerle cambiar de posición apenas tocado, de modo que, en el preciso instante de medir su posición, ésta ya estaría alterada.
Supongamos que hemos medido una de estas propiedades observables, de modo que conocemos con precisión su valor. Cuando un instante después midamos la segunda propiedad, obtendremos uno de los posibles valores de esta segunda propiedad, pero no podemos predecir antes cuál: sólo se puede predecir la probabilidad con la que cada uno de los valores posibles serán obtenidos.
Así, pues, desde un punto de vista filosófico, esto supone renunciar al Principio de Causalidad. En efecto, la verdad es que el Principio de Incertidumbre afectó profundamente al pensamiento occidental contemporáneo. Ejerció una influencia directa sobre la cuestión filosófica de la relación entre causa y efecto. En pocas palabras, el Principio de Incertidumbre significa que el Universo es más complejo de lo que se suponía, pero no irracional.
Un Estado, que incluya de verdad a los amerindios, es más complejo de uno que los excluya. Parece lógico, y lo es, pero observemos, autocríticamente, cómo reaccionan los católicos urbanos de nuestro país, ante la noticia de la lectura en Coca del Magistrado Cusi. Siguen oliendo paganismo y llamando al extirpador de idolatrías.

Sincronicidad
Sincronicidad es una voz derivada del griego συν- sin- que significa con, unión, y χρόνος, tiempo. Es el término elegido por Carl Gustav Jung para aludir a la simultaneidad de dos sucesos vinculados por el sentido, pero de manera a-causal. “Así pues, dice, emplearé el concepto general de sincronicidad en el sentido especial de una coincidencia temporal de dos o más sucesos relacionados entre sí de una manera no causal, cuyo contenido significativo sea igual o similar”. Para evitar malentendidos, se lo diferencia del término sincronismo, que constituye la mera simultaneidad de dos sucesos.
Tal vez valga la pena empezar mostrando que no es una idea nueva. ni siquiera en Occidente.

Los precursores de la idea de sincronicidad
La referencia más antigua que se conoce, se la debemos a los filósofos chinos Lao-Tse y Ch´uang-Tse, ambos también, como se sabe, Hombres de Estado. Ellos dieron forma a la llamada teoría del Tao: el camino que es y no es, pero que es prudente seguir. Incertidumbre, indeterminación, probabilidad. Como una técnica de consulta, para la toma de decisiones, los chinos usaron el famoso I Ching que se ha propagado a Occidente, sobre todo a partir del siglo XIX. No debemos olvidar que el Estado chino es el más antiguo del mundo. Lo que implica que este método de consulta y toma de decisiones, basado en el Principio de Sincronicidad, ha pasado la prueba de la eficiencia.
He aquí los ocho trigramas, usados en el I Ching, equivalentes a nuestras hojas de Coca como significantes para constelar un colapso de Onda.

Para el pensamiento chino, con el que está emparentado el pensamiento qullana, la nada ordena el mundo sensorial de acuerdo al Principio de Correspondencia y de empatía de todas las cosas entre sí. Véase, al respecto: el Capítulo VII: Adivinación y ofrendas rituales, 371-434, de Coca en Bolivia, de William Carter y Mauricio Mamani, La Paz: Juventud, 1986. Recomiendo el artículo de María Elena Lora: Psicoanálisis y religión. Una lectura de la hoja sagrada de la coca, en internet

En Occidente, Filón de Alejandría entendió al hombre como un microcosmos que contiene en sí las determinaciones del macrocosmos. De ahí el dictum de la Tabula Smeragdina: “Como es arriba es abajo”. Plotino sostuvo que las almas individuales proceden de una única alma universal. Teofrasto escribe que lo supra sensorial y lo sensorial están unidos por la divinidad. En el Renacimiento, Pico della Mirandolla entendió al hombre como vínculo y unión de tres mundos: supra celestial, celestial y sublunar. Es conocido la frase de Agrippa de Nettesheim: Omnia plena diis esse: “Todo está lleno de dioses”. El alma del mundo como espíritu que todo lo penetra. Agrippa influirá en la concepción de Paracelso acerca de la correspondencia entre macrocosmos y microcosmos y que orientaría su trabajo como médico. Johann Kepler cita a Aristóteles: el mundo inferior unido al cielo, sus fuerzas gobernadas desde arriba. Correspondencia fundamentada en la tierra, animada por el anima telluris. Leibniz especula sobre la armonía preestablecida o sincronismo absoluto entre sucesos psíquicos y físicos: las Mónadas.
No es, pues, para nada, una idea ausente en el pensamiento occidental

Fundamentación
Las leyes naturales son verdades estadísticas, absolutamente válidas ante magnitudes macrofísicas, pero no microfísicas. Ello, por tanto, implica un principio de explicación diferente al causal. Cabe plantearse entonces si, en términos muy generales, existe no sólo una posibilidad, sino una realidad de sucesos a-causales. Para ello, los científicos han afrontado el mundo de la casualidad y han tratado de separar la causalidad de la a-causalidad.
La a-causalidad es esperable cuando parece impensable la causalidad. Ante la casualidad solo resulta viable la evaluación numérica o el método estadístico. Las agrupaciones o series de casualidades han de ser consideradas casuales, mientras no se sobrepasen los límites de la probabilidad. Si así se demostrara, implicaría un principio a-causal o conexión transversal de sentido.

Experimentos científicos
La prueba decisiva, para la existencia de vinculaciones a-causales, reside en los experimentos científicos de Joseph Banks Rhine, efectuados a partir de cartas, aunque también fueron utilizados dados.
Las siguientes son las cartas utilizadas.

Siendo la media estadística de lo probable 5 aciertos, sobre 25 cartas, se llegaría a las tres conclusiones siguientes: Superación de la probabilidad estadística. La distancia no afecta a los resultados: no se puede tratar de un fenómeno de fuerza o energía. El tiempo tampoco altera los resultados del experimento.

Consecuentemente, existiría una relatividad psíquica del espacio y del tiempo. Y de este modo una renuncia a la explicación energética y, por lo tanto, a la causalidad que presupone el espacio y el tiempo, es decir, a la observación de cuerpos en movimiento.
También resulta interesante la relación de los resultados con el nivel de interés del sujeto experimental.

No puede tratarse, en definitiva, de causa y efecto, sino de una coincidencia en el tiempo, de una especie de simultaneidad, de ahí el término sincronicidad. Como ya dijimos, se describe la sincronicidad como una relación entre tiempo y espacio psíquicamente condicionada. En los experimentos de Rhine, tanto el espacio como el tiempo, se comportan elásticamente respecto a la psique, ya que aparentemente pueden ser reducidos a voluntad.

Jung se refiere, más específicamente, a la relación del espacio tiempo respecto a la psique. Sostiene la inexistencia de espacio y tiempo, al estar establecidos por la consciencia. “Son, pues, esencialmente de origen psíquico, seguramente la razón por la que Kant los interpretó como categorías a priori”. De ahí la posibilidad de relativización psíquica. Pero esta posibilidad se da sólo cuando la psique se observa a sí misma, es decir, a partir de la manifestación de los arquetipos del inconsciente colectivo. Cito el conocido ejemplo de Jung que aparece en su texto Sincronicidad como principio de conexiones acausales:

“Una joven paciente soñó, en un momento decisivo de su tratamiento, que le regalaban un escarabajo de oro. Mientras ella me contaba el sueño yo estaba sentado de espaldas a la ventana cerrada. De repente, oí detrás de mí un ruido como si algo golpeara suavemente la ventana. Me di media vuelta y vi fuera un insecto volador que chocaba contra la ventana. Abrí la ventana y lo cacé al vuelo. Era la analogía más próxima a un escarabajo de oro que pueda darse en nuestras latitudes, a saber, un escarabeido (crisomélido), la Cetonia aurata, la “cetonia común”, que al parecer, en contra de sus costumbres habituales, se vio en la necesidad de entrar en una habitación oscura precisamente en ese momento. Tengo que decir que no me había ocurrido nada semejante, ni antes ni después de aquello, y que el sueño de aquella paciente sigue siendo un caso único en mi experiencia”.

Así, pues, los casos de coincidencias de sentido parecen sustentarse en una base arquetípica: a) el factor emocional resulta ser altamente significativo. La afectividad está basada en el arquetipo; b) a su vez, existe como característica común cierta imposibilidad.

El fenómeno de la sincronicidad se fundamenta, asimismo, en la simultaneidad de dos estados psíquicos diferentes: a) uno es el normal; b) otro es la vivencia crítica. Constaría así mismo de dos factores: a) una imagen inconsciente accede a la consciencia directamente o simbolizada como sueño, ocurrencia o presentimiento; b) una situación objetiva coincide con dicho contenido psíquico.
En fin, me daría por satisfecho, si los críticos del Magistrado Cusi relativizaran ese aire sobrador que han demostrado; si atisbaran la sospecha que el mundo es más complejo de lo que pensaban; que los amerindios no son unos bárbaros e irracionales; que, a juzgar por las fisuras que se abren, nuestra Constitución está imantada de malentendidos, uno de los cuales, y no el más pequeño e irrelevante, es que, pareciendo incluir a la civilización amerindia, en los hechos la excluye. Y ello, no es bueno para la convivencia democrática de dos civilizaciones como las que, de hecho, nos constituyen como una comunidad política.
Mi acercamiento a la Indianidad ocurre desde lo más avanzado de mi propia civilización. Ese es un buen punto de encuentro para nosotros, si no queremos o no podemos acercarnos por la otra vía: nuestras tradiciones esotéricas: la Qabbalah marrana y la Kábala amerindia de la Naturaleza. Remito a los maravillosos textos de Robert Randall. Combinar ambos acercamientos, sería genial.

Aprendizajes en el diálogo entre civilizaciones

Este texto circuló en la Página Web del Círculo Achocalla www.circuloachocalla.org

Este texto recoge los aprendizajes del Circulo Achocalla en su intento de dialogar con la Indianidad. El diálogo más difícil es el inter personal. Lo más notable que hemos aprendido, son los desencuentros que hemos tenido. Como que las dos civilizaciones, que nos constituyen, Occidente y la Indianidad, el monoteísmo y el animismo, frecuentaran órbitas diferentes; trajinaran por distintas frecuencias. No hemos logrado fluir por el mismo camino: hablar un mismo leguaje.
Italaque
El primer diálogo que tuvimos, sucedió a invitación de los comunarios de Italaque. Un joven residente italaqueño, miembro del Circulo Achocalla, propició la invitación y organizó el encuentro. El tenor oficial de la invitación refería que querían conversar y tener nuestro consejo sobre los temas: Vivir Bien y Desarrollo, para la elaboración de su Plan de Desarrollo Municipal. Es decir, usaron una temática en la que estábamos enrrollados y sobre la cual versaban algunos de nuestros mini libros y de nuestras experiencias profesionales en la temática. Nosotros asumimos que estábamos hablando un mismo lenguaje: vivir bien, desarrollo, PDM. Preparamos información etnohistórica sobre la región, poniendo especial énfasis en las tecnologías agrícolas: sus inmensas andenerías, parcialmente abandonadas; queríamos recordarles cómo, en la época inca, todo ese valle había sido proveedor de alimentos a la región circundante y que llegaba hasta el Cusco imperial. Hoy, ese mercado podría ser La ciudad de La Paz. Los bolivianos, en vez de procurar extender la frontera agrícola hacia las tierras forestales de la Amazonia, deberíamos volver a trabajar esas zonas agrícolas de pan llevar de nuestros valles interandinos, abandonados desde las reformas toledanas. Tal, nuestro temario de conversación, nuestros power points, data show, papelógrafos… abiertos también, por supuesto, a temas más sutiles: su música, por ejemplo, todo lo que significan los Sicuris o su herbolaria esotérica que parece contactar con el pie de monte amazónico….
Llegamos a Italaque pasado el mediodía. No había nadie en el pueblo. Era una aldea fantasma. Hasta la iglesia y la casa parroquial estaban cerradas. Merodeamos por el atrio y alrededores. Nos alojamos en un hostal que da a la plaza. Hacia el final de la tarde empezaron a aparecer nuestros anfitriones y a instalarse en el complejo atrio de la iglesia. Empezaron a llegar con sus instrumentos musicales y sus vestimentas rituales. Nos fuimos saludando mientras los instrumentos eran afinados y se iba formando un arroyo sonoro que iba in crescendo a medida que pasaba la tarde y llegaba la noche. No faltó el olor de la qoa y su perfume nos fue ligando y envolviendo imperceptiblemente. No nos ligaban palabras, sino olores; no razones e información, sino afectividad tocada por cierta alteración efusiva de la conciencia. Nosotros no nos dábamos cuenta que ya estábamos conversando, solo que en un registro impensado. El taller (tal el objetivo de nuestra visita) no tenía visos de empezar. Sencillamente, no estaba, ni en el tiempo ni en el espacio: no era. Empezamos a preocuparnos. Todo indicaba que nuestro bendito taller se llevaría a cabo de noche. Ya sabíamos de paciencias interculturales. Entre tanto, empero, la música y las libaciones, los abrazos y las palabras amables empezaron a llenar la inmensidad de una noche estrellada, iluminada por luz de luna y, hacia la media noche, por la Vía láctea. Hacia las nueve de la noche, la luz mortecina de la tienda de la esquina, insinuó y empujó a alguien a comparar una caja de cervezas. Ese gesto provocó una inflexión en nuestro diálogo. No nos habíamos percatado que esa conversación y ese encuentro ya habían comenzado, solo que en distintas frecuencias de masa-energía. Nosotros, éramos habitados por Logos: ellos por Energeia. No nos habíamos dado cuenta de ello. Suponíamos que el taller y la conversación inter-civilizatoria se daría al amparo del código de una palabra racional, la escritura y el comentario. La caja de cerveza y las que fueron viniendo luego avivaban el fuego del encuentro, como el alcohol las brasas de una mesa ritual en pleno holocausto. Cerca de la media noche, los seniores del Círculo nos fuimos a acostar, para estar frescos para el taller del día siguiente, que debería empezar temprano. Los juniores siguieron la farra hasta que se apagaron todas las luminarias del cielo y de la tierra. Salido el Sol, la plaza y el atrio de la iglesia volvieron a su fantasmal vacío. El encuentro entre Occidente y la Indianidad ya había tenido lugar; el diálogo inter civilizatorio también. Nosotros, reputados en nuestra aldea, de expertos en estos menesteres, no nos habíamos percatado de ello. Estábamos entre frustrados, sorprendidos, pensativos y alegres. Teníamos hueso para cascar por mucho tiempo.
Achocalla
La otra experiencia es más reciente: el solsticio de invierno del 2019, Raúl Fernando Bustillo nos dijo que los jóvenes de los ayllus del Norte de Potosí, que habían estudiado nuestros mini libros, querían conocer y hacer amigos con jóvenes de la ciudad de La Paz. Que los jóvenes de los ayllus quieran ser amigos de jóvenes de la ciudad, nos pareció hermoso y prometedor de otro tipo de relaciones para una nueva Bolivia. Si de este primer paso: la ayllización de las ciudades, nos querían hacer partícipes, no nos rehusaríamos; al contrario, lo apoyaríamos de todo corazón y con mucha ilusión. Aceptamos, pues, facilitar ese encuentro en Achocalla. Nosotros no intervendríamos en nada, salvo facilitar el encuentro. A alguien se le ocurrió pedir que la mitad de los jóvenes sean mujeres. ¡La equidad de género! Nuestros amigos paceños, con contactos juveniles, se encargarían de invitar chicos y chicas que sintonizaran en esta misma onda: volver a la comunidad y a otro estilo de vida más convivial. Hasta ahí todo parecía simple. Como buenos occidentales, la figura nos estaba clara. Lo demás era tema de intendencia. Todo bajo control. Luego, Raúl, nos dijo que vendrían también sus autoridades y que querían hablar con nosotros sobre sus territorios y sus ideas de autonomía política. Aquí empezaron las confusiones y se abrió un gran espacio de incertidumbre. Los occidentales no soportamos bien la incertidumbre; según la edad, ésta se puede volver más o menos estresante.
Habíamos quedado en un encuentro de jóvenes, no de sus autoridades también y menos con nosotros. Retruque: en el ayllu no existe el individuo, sino que lo que opera es la comunidad y una comunidad sin sus autoridades no estaría completa. De acuerdo. Primer recule. Sale el argumento racional, a modo de sutil resistencia: la sede de Achocalla solo tiene capacidad como para albergar treinta personas; hacinados, hasta un máximo de cincuenta; no teníamos colchones ni cubiertos suficientes. No hay problema, nos contestaron: traemos nuestros cubiertos y bolsas de dormir. Segundo recule. Nos armonizamos a la nueva situación, de grado. Esto, en lo concerniente a las formas. Por lo que respecta a los contenidos, algunos pensábamos que, sobre territorio y autonomías, no teníamos ya nada que aportar; que ellos ya estaban, ahora, en el Gobierno. Ahí nos enteramos que las autoridades que buscaban este encuentro, pertenecían a la fracción orgánica del CONAMAQ, enfrentada al Gobierno del MAS y estaban buscando aliados para las elecciones. A mal palo se arrimaban. Los mayores dijimos que ese no es nuestro problema y que no tenemos nada que decir; los más jóvenes del Círculo sentían todo lo contrario: se identificaron totalmente con nuestros amigos de los ayllus. Los apoyamos y eso implicaba que ellos serían los anfitriones oficiales del encuentro; los mayores apoyarían desde la intendencia y los servicios. Diakonia se llama a eso en griego. Algunos de los mayores, desde la década de los Setenta, habíamos apoyado, intelectual y políticamente, el movimiento indígena en su voluntad de llegar al poder político. Una vez logrado ello, nos pusimos discretamente a un lado. Observamos y aprendemos con empatía distanciada. Ahora, como occidentales, nos toca ayudar a reequilibrar, en el otro sentido, a la otra mitad del Ayllu Bolivia: los occidentales bolivianos están correteando como gallinas cluecas sin rumbo, ni identidad. Cualquier ruidito les sobresalta y desquicia. Tenemos que volver a abrevarnos de nuestras fuentes sagradas, para mirarnos a los ojos y darnos las manos con la Indianidad en otro bucle civilizatorio, sabiendo que todo occidental tiene un indio reprimido dentro de sí (sus energías bosónicas, ecológicas, femeninas) y que todo indio tiene un occidental resistido (sus energías fermiónicas, extractivistas, masculinas) y que, ahora: con el Proceso de Cambio, están anhelando acríticamente: quieren ser bolivianos tercermundistas. ¡Quien lo hubiera imaginado! En eso, no los queremos seguir, ni acompañar. Los judeo-cristianos tenemos que tomar conciencia del camino equivocado que emprendimos el siglo XV y que no es inteligente y sensato, para ellos y para toda la humanidad, no cerrar bien la Modernidad que abrimos los sefardíes conversos: Colón, Cortes, Pizarro, también Las Casas… prosiguieron Miranda, San Martin, Bolívar, Sucre, Martí… continuaron Castro, Correa, Maduro…: todos descendientes de Marranos sefardíes. Tenemos que dar cuenta por qué nos equivocamos y en qué y qué provocó todo este desaguisado de la civilización monoteísta y patriarcal. Si no lo hacemos, caeremos en la trampa del trans humanismo anglosajón, como meros objetos de manipulación de su Inteligencia Artificial. El camino sensato es el opuesto: hay que volver a reencantar la naturaleza y cuidar nuestra Casa Común. Pacha y Laudato Si´ son el camino con corazón para este milenio. Aquí están nuestras ventajas comparativas. Ya está bien de ser plagiarios y coleros tercermundistas.
En el Encuentro de Achocalla, seguro que ha habido aciertos, pero son los errores y desaciertos los que enseñan. Nos vamos a detener en algunos de ellos.
Como en el Encuentro de Italaque, la música y la ritualidad fueron el lenguaje de nuestros amigos. Nosotros ya balbucimos ese lenguaje. Nuestros amigos de Flor de Leche prepararon una gran fogata para esperar la caminata a la Waka de Achocalla, antes del amanecer, para ofrecer, a su salida, una mesa ritual al Tata Inti. Eso fue, para ellos, el corazón de la visita. La Fiesta es el gran lenguaje que la Escuela nos ha minimizado; sin bien sabemos festejar, la palabra diálogo nos enfila hacia una conversación razonada y argumentada. Las dos cosas, empero, debemos cultivar. Dialogar es aprender a dosificar las dos energías de nuestros dos lóbulos neuronales. Tarea pendiente.
Vinieron ataviados con sus trajes de fiesta que son, en realidad, también textos donde nos hablan de sí mismos. La mayoría de nosotros somos analfabetos de este sistema semiótico de comunicación. Algunos podemos descifrar los diseños textiles de sus chullus y chamarras, así como la vestimenta de las tres doncellas del ayllu que resplandecieron como princesas etruscas. Los occidentales tenemos que aprender ese lenguaje para comunicarnos mejor. Tarea pendiente.
La ideología de género, en su mínima expresión: que el cincuenta por ciento sean mujeres, forzó la venida de unas adolescentes, tímidas como gacelas que, en sus trajes, sin embargo, nos mostraron el esplendor de su cultura, pero al no haber ido a la escuela, ni más lejos de Llallagua, ni hablar el castellano, se sintieron absolutamente intimidadas con las técnicas de facilitación, un tanto procaces, de nuestras expertas en diálogos interculturales a lo UNIR. Sentí la agresividad patriarcal de nuestro feminismo criollo que quiere despatriarcalizar los cuerpos de las mujeres, como si todas fueran iguales. Los abrazos, roces, tocamientos: la distancia óptima entre dos cuerpos, no se perciben de igual modo en todas las culturas. Nuestros modos de empatía no son los únicos, ni los más chéveres, ni progres. Se nos fue la mano con ellas.
Hubo momentos de un diálogo de sordos. Unos pugnaban por empezar los talleres: sentarse, callarse, oír … mientras los otros seguían haciendo sonar sus instrumentos musicales. La voz y el sonido. Ambos modos se resistían mutuamente, de modo que debemos aprender a descifrarlos y combinarlos. Tarea pendiente.
Nuestros jóvenes amigos de la ciudad entendieron el diálogo con los muchachos del ayllu, como una clase de catecismo y una prédica ecológica. Esta vez, la buena nueva es el cambio climático, la dieta saludable y la mala noticia: el extractivismo del Estado Plurinacional y el discurso contradictorio del Presidente indígena que loa y qoa a la Pachamama y, al mismo tiempo, amplía, peligrosamente, la frontera agrícola amazónica para proveer de carne a los nuevos ricos chinos. El contexto de esta narrativa: tiempo electoral. Hay que votar por la Oposición, fue el mensaje nada subliminal de estos nuevos evangelizadores. Silencio consabido de lado indígena. Tampoco esto estaba previsto.
Luego las autoridades originarias, educados en los ampliados sindicales, entraron al campo discursivo propiamente dicho que, se supone, nos agrada. Lo cual es cierto. Ellos, más sutiles, querían apoyo político y económico en vistas a preparase para entrar en las listas de diputados y senadores de todos los partidos políticos. Obviamente, eso no se dice explícitamente. Se acercan a ese objetivo, dejando que el otro, es decir, nosotros, nos explayáramos con nuestra buena nueva. A cambio de su atención, se supone que, en reciprocidad, nos puedan contar como aliados o valedores, ante los q´aras de la ciudad que ellos suponen son nuestros amigos. Como buenos liberales, en el Circulo Achocalla, cada quien tiene su preferencia política, teológica o no la tiene. Total que, en cuanto a esta expectativa, les fallamos, pero quedamos en seguir conversando. De hecho, estamos invitados, por la dueña de Sol y Luna, a reunirnos en Coroico, el próximo año para proseguir este diálogo.
Quisiéramos apoyar a que Aran y Urin, en un holón más complejo puedan conformar el Jacha Ayllu Bolivia del siglo XXI. Ahora, el apoyo lo precisan los bolivianos occidentales que no saben dónde están parados, ni qué es lo que quieren. Esto es muy evidente en el mercadillo electoral en curso. Tremenda vitrina de lo que somos, hoy. Tenemos que trabajar con las escuelas y los ayllus urbanos en gestación. Si el MAS, ahora, está cumpliendo, literalmente, todos los objetivos de la Reforma Agraria de 1953 y sus elites se ha quedado en el espíritu de esa época: industrialización del agro y sustitución de importaciones, la meta que nosotros visualizamos: las bodas del monoteísmo y el animismo, se darán, probablemente, en dos generaciones más. Hacia eso apuntamos.
Aprendizajes
Occidente activa el lóbulo neuronal izquierdo y la Indianidad el derecho. Si no encontramos una interfase neural que medie y dosifique, proseguirá el diálogo de sordos. El diagrama sefirótico y el diagrama del Coricancha son una buena herramienta para trabajar el Tercero incluido de ambas energías opuestas.
Occidente es unidimensional y teleológico: la Indianidad es multidimensional y tetraléctica. La herramienta del Pusini que hemos trabajado para pensar simultáneamente las cuatro inteligencias del vivir bien, es una buena herramienta para ello. Liga Pacha con la Laudato Si´.
La lógica del Tanto lo uno como lo otro, es el software del diálogo de civilizaciones.
El Programa de la interacción es el que Ina Rösing ha llamado Los diez géneros de Amarete: cada cual reconoce que está compuesto por ambas energías (bosónicas: femeninas, ecológicas y fermiónicas, masculinas, extractivistas) y, según entorno ambiental y comunitario, activa la energía que corresponde para equilibrar la homeostasis del sistema, interno y externo, en cada circunstancia. Es un modelo de gran plasticidad y un ejemplo del arte de saber fluir con el cosmos.
Hasta aquí hemos llegado.

IV
Acerca del vivir bien, la despatriarcalización y la descolonización.

Arqueología de una idea

En cuanto a mi atañe, la noción del vivir bien se ha ido cocinando, a fuego lento, durante los últimos cuarenta años. Regresando de mis Wander y Lehr-jahre, de donde me traje los logoi spermatikoi de Zurück zur Natur y Dichterisch wohnet der Mensch auf dieser Erde, escribí, en alta mar, el adviento de 1972, un texto parte aguas que cifraría mucho de mi devenir: Breve soliloquio para una larga despedida. Pensaba que me despedía de Occidente pero no, empezaba a descubrir su revés: su lado neuronal derecho, en mi propia tradición. En todo caso, mi lucha juvenil entre romanticismo e ilustración, en los términos del Principio no Contradictorio, se apaciguaría, lentamente, a partir de entonces, en que estas dos energías psíquicas, vividas al socaire del Doktor Faustus, se irían actualizando, preponderantemente, del lado del romanticismo, el deus sive natura de Spinoza, la qabbalah sefardí y el animismo amerindio y, en contadas y cultivadas ocasiones, he actualizado la Ilustración mediterránea de Al-Ándalus: Maimónides, que, enfatizando la razón, enseña el camino del medio, donde fe y razón: complementariedad de opuestos, producen el buen juicio, en el fuero interno, para el gobierno de uno mismo y, así, no naufragar en el tentador Sentimiento Oceánico, al que todavía me resisto, tal vez como buen aunque herético sefardí. He aquí el Sitz im Leben más general de mi comprensión del vivir bien, en el momento del regreso a mi país natal.

El Breve soliloquio termina con la intuición-mandato de buscar la Pacha. Desde entonces no he hecho si no bucear en ella. Me ha regalado las grandes iluminaciones liberadoras de mi vida. Pacha, como se sabe, está compuesta por el prefijo pa que significa dos, par, bis y el radical cha que significa energía y, a saber, la energía que viene de fuera (como las Venas del Dragón, del Feng Shui), en contraposición a qha que indica la energía que sale de dentro; estas dos energías son opuestas y la física subatómica las conoce con los apelativos de Onda y Partícula o, en tanto haces, como Bosón y Fermión. El pensamiento taoísta le conoce como chi que contiene el yin y el yang. Ambas energías, opuestas como parecen: Principio de Incertidumbre, son sin embargo complementarias en el sentido que una contiene a su contraria y viceversa. En mi fuero más íntimo, la noción de Pacha me iluminó con otra luz la así llamada “anomalía spinosiana”: Gabriel Albiac, que padecemos, dizque, todos los Marranos. A partir de entonces, siguiendo la lógica energética del Principio antagonista de Stéphane Lupasco, cuando afirmo mi judeidad, se actualiza mi yo sefardí y se potencializan mis yos católico y animista; cuando se actualiza mi yo católico, se potencializa mi yo judío y animista y cuando se actualiza mi yo animista se potencializan mis yos católico y judío. Como Fernando Pessoa, tengo yo también muchos heterónimos, sólo que reconciliados. Todo esto, que Teresa de Ávila llama “conciliar contrarios”, se lo debo a este concepto clave del pensamiento amerindio. No puede haber, pues, vivir bien sin la Complementariedad de los Opuestos que entraña el concepto de Pacha. He aquí el otro locus enuntiationis del Vivir Bien.

Llegado a Bolivia, el primer semestre de 1973, me uno a mis amigos Miguel Parrilla, los hermanos Rafael, Álvaro y Maricruz Puente; luego, se suman Juan Cartelle, Jan van Putten e Ineke Dibbits y empezamos a construir la utopía de la vida buena, en un kibutz amazónico: la Colonia Piray, de inspiración makarenkiana: Poema Pedagógico, instituido en función de un Tercero: niños indígenas sin familia. La Revolución de Octubre aleteaba en el trasfondo. En realidad, visto en retrospectiva, diseñamos una Vía Farmer al Comunismo que no pudo competir, sin embargo, con el Modelo Cruceño de Desarrollo, que empezaba a gatear también a la sazón. En la Colonia Piray, esa década, no existía la propiedad privada, ni el trabajo asalariado; todos aportaban según su capacidad y todos recibían según sus necesidades; las decisiones las tomaba un Consejo rotatorio formado por los muchachos, con jueces y fiscales también rotatorios; la mitad de la jornada estaba dedicado al trabajo agrícola comunitario y la tarde al ocio creativo privado. Estábamos todavía en la esfera de la natura naturata de Spinoza. Fracasamos en nuestro objetivo: llenar las áreas rurales de Santa Cruz de colonias anarco-comunistas; sólo alcanzamos facilitar a nuestros hijos adoptivos “una niñez y adolescencia feliz”, como nos lo confesaron, cuando celebramos el 40 aniversario de la Colonia. El modo de producción fue más fuerte que nuestro romanticismo, en mi caso: hölderliniano. A la sazón, por cierto, estaba traduciendo, para Barral editores, el libro de Heidegger sobre Hölderlin. Marramos el fin, pero acertamos el camino: vivimos felices compartiendo la vida cotidiana entendida como una comunidad de aprendizaje. Iluminación: el vivir bien es ahora, es frugal, es convivial, busca voluntariamente la simplicidad y el compartir lo que se produce, gozosamente, con el sudor de la frente. En esas estábamos, cuando aparece Filemón Escobar, hacia 1976, y nos seduce, en un santiamén, a la Revolución Permanente. En los Sesenta había estudiado mi Marx, lápiz en mano. No había leído a Trotski pero, al principio, no pude no quedar impactado por la interpretación analógica que hacían los camaradas bolivianos. Si la revolución estaba a la vuelta de la esquina, como desemboque de las breves Coyunturas Democráticas, como sostenía Filippo, entonces empecé a potencializar el farmer que era y a actualizar el revolucionario que también todos llevamos in potentia. El golpe de García Mesa y la guerra centroamericana sepultaron el partido que fundamos: Vanguardia Obrera. En las Elecciones de 1979 tuvimos la audacia y la energía para presentarnos, proponiendo la masificación del uso de la bicicleta, las energías limpias, comida sana, abolición de las Fuerzas Armadas y un modelo político de tipo consejista con la COB como la síntesis de la nación, operando descentralizadamente. Rascamos el 4%.

La década del Ochenta abrí el Instituto de Historia Social Boliviana, HISBOL. Me asombró el rol que jugaba la COB que era todo, menos una central obrera de tipo europeo. Mayor asombro me produjo el abismo entre las palabras: estalinismo, trotskismo, maoísmo, castrismo guevarista, y las cosas: las culturas indígenas que permeaban absolutamente todas sus relaciones y prácticas. No sólo tienen su prole: tienen toda una civilización cosmobiológica. Así, pues, decidí empezar a editar textos de historia social, antropología, etnohistoria, economía de reciprocidad, ecología andina, testimonios, nuevo paradigma, con el objetivo de ir muniendo a la sociedad de conceptos propios para expresar, con más propiedad un nuevo discurso político y filosófico, que pusiera en valor la civilización andina, como nuestro principal recurso para reinventarnos como país. Busqué acercar el nuevo paradigma de la ciencia, proveniente de la física cuántica, las neurociencias, la geometría fractal, al paradigma amerindio para que éste fuere mirado, con respeto, y no como un lastre que había que superar a través del desarrollo y el progreso, pues ambos comparten una misma gramática epistemológica: la paridad opuesta y complementaria. Así se van posicionando, a lo largo de los Ochenta, en el habla de los bolivianos “conceptos” como Civilización, para referirse a los Andes, Crisis civilizatoria: para referirse a Europa, Eurocentrismo y Pachacentrismo, Monoteísmo y Animismo, Pensamiento andino, Orden andino, Cosmovisión aymara, Tecnología simbólica, el textil como texto semiótico, Estado y Ayllu, los universos paralelos del ayllu: sallqa, waka y jaqi, la distinción entre Intercambio: capitalismo/socialismo, y Reciprocidad: ayni, Ecosimbiosis inter zonal y Control vertical, el Hardware de la invención de la agricultura en los Andes: andenes, camellones…. y el Software de esta tecnología: la ritualidad, crítica a los conceptos de Desarrollo y Progreso y el concepto de Criar la Vida y Convivialidad, como relevo y alternativa. Paradigma newtoniano y Paradigma cuántico, Paridad y Unidad, Complementariedad de Opuestos, Principio de Identidad y No contradicción, Principio Antagonista, Tercero incluido y Tercero excluido, Principio de Relacionalidad. Véase, en Google, todo el catálogo de HISBOL para que el lector conozca los autores y los títulos de los libros que sirvieron a este propósito: relativizar la fraseología liberal y socialista que cementaba nuestra inautenticidad e inviabilidad como nación. Con otras palabras: se explayó el Mapa conceptual de la vida buena. Vivir Bien es, en efecto, un atractor para, desde allí, repensarlo todo. Tal, al menos, mi arquimedeana pretensión.

Desarrollo es patriarcal, Vivir Bien es matriarcal
Uso los conceptos patriarcado y matriarcado en sentido literal; teniendo en cuenta, además, que arjé: que significa poder, mando, principio… no es prerrogativa únicamente de los varones; también lo detentan las mujeres. Ahora bien, como en los varones prima la energía fermiónica, este arjé se expresa normalmente como dominación; como en las mujeres prima la energía bosónica, este arjé se suele expresar habitualmente como colaboración o, si se quiere, como soft power; pero arjé, en ambos casos.
Una forma de concretizar el elusivo e intangible “Vivir Bien”

El Vivir Bien: el suma qamaña, es intangible y elusivo, por su propia naturaleza, pues emerge del ámbito de lo energético, E, a diferencia del Desarrollo que emerge de la Masa (E=mc2) y, por ello, justamente, es medible y cuantificable y tiene Indicadores. El Vivir Bien también podría ser matematizado, pero según las ecuaciones de la física cuántica; un lenguaje, por cierto, que ningún agente de desarrollo conoce en la actualidad. Habrá que esperar, pues, a que el nuevo paradigma científico haya logrado alfabetizar, globalmente, a las nuevas generaciones.

Los occidentales modernos: unidimensionales por diseño, según Herbert Marcuse, tienen dificultades cognitivas para habérselas con lo intangible y energético, pero la experiencia les enseña que también hay cosas intangibles. Un pensamiento, una emoción… son intangibles, por ejemplo, y nadie dudaría de su existencia. Es más: los pensamientos y las emociones son los que mueven el mundo.

He aquí que, en Bolivia, la Constitución manda buscar el Vivir Bien. Se ha abierto, en realidad, una nueva frontera en el mundo, un nuevo desafío: debemos aspirar a lo cuantitativo y a lo cualitativo, a lo tangible y a lo intangible, a lo masculino y a lo femenino, es decir, a su mutua complementariedad. Cada vez será más difícil zafarse de este nuevo estándar global.

Un descuido que hemos tenido, en lo que atañe al Vivir Bien, es que no se ha pensado en la dimensión económica del Vivir Bien que es el Ayni, la Reciprocidad. No es el Capitalismo, como hemos dado por supuesto: una forma soft de desarrollo. Es todo lo contrario. Ahora bien, el Ayni es algo que ya tienen “los beneficiarios” y, por ello, a la pregunta Y ¿qué cosita más quisieran? Responden, invariablemente, “desarrollo” (que les “falta”: les complementaría); con lo cual la confusión es total. Los desarrollistas se ven confirmados en su experticia y los pachamámicos, azorados, enmudecen, incrédulos, ante semejante respuesta. Resplandece lo contradictorio.

Como siempre, la buena vía está en el medio. La herramienta para ello es la Moneda local: un Tercero Incluido entre Capitalismo y Reciprocidad. Recoge, por un lado, la “forma moneda”, desarrollada por el capitalismo y le quita la tasa de interés positiva y, por otro lado, recoge, del Ayni, la velocidad de la circulación y su tasa negativa: esa “moneda”: medio de intercambio, también se pudre con el tiempo; por eso hay que consumirla: no se puede guardar. No sólo eso, la Moneda local, no cuestiona ni al capitalismo ni a la reciprocidad, sino que apuesta por su mutua complementariedad y se ofrece como una herramienta, una tecnología, muy concreta para hacerla realidad. Es más: la Moneda local puede hacer emerger el Vivir Bien y hacerlo cuantificable. El resultado sólo puede ser virtuoso.

¿En qué consiste “lo nuevo” que trae el Cambio: climático, cultural y monetario en curso?

Como ya se sabe, en la jerga del desarrollo, la expresión Cambio climático se refiere específicamente al cambio climático causado por la actividad humana, a diferencia de los cambios climáticos causados por procesos naturales de la Tierra y el Sistema Solar. En este sentido, especialmente en el contexto de la política ambiental, el término «cambio climático» ha llegado a ser sinónimo de «calentamiento global antropogénico».

Ahora bien, la humanidad, que ha acelerado este proceso natural, es la humanidad occidental, que proviene de la tradición abrahámica: patriarcal y monoteísta. Es decir, una civilización que ha apostado por una sola energía y, a saber, la energía masculina; dicho en el lenguaje de la física: energía fermiónica. La humanidad animista, por su parte, apuesta por un equilibrio proveniente de la mutua relativización de ambas energías: Bosón y Fermión. Por eso es menos depredadora, aunque más cochina.

Así, pues, la nueva conciencia que trae consigo el Cambio climático es hacernos dar cuenta que una exacerbación de energía masculina, patriarcal, que se expresa y manifiesta en la revolución industrial, no es buena para los ecosistemas terrestres.

En lo cultural es lo mismo. La civilización animista pone el énfasis en un modelo cultural de “derecho materno”: Mutterrecht: J. J. Bachofen: las Diosas Madres pre indoeuropeas, Isis, Pachamama y la Gaia de los científicos actuales: James Lovelock.

Así, pues, la nueva conciencia, que trae consigo el Cambio de era, es hacernos dar cuenta que la humanidad precisa equilibrar Animus y Anima: C. G. Jung, también a nivel de la sociedad, de la política, la economía…: los programas y proyectos

En lo monetario ocurre otro tanto. La crisis del Euro ha puesto de relieve la fragilidad de tener un sistema monetario mono cultural. Bernard Lietaer critica las medidas convencionales de salvar bancos, mencionando que el monopolio de un sistema monetario único es tan peligroso como la mono cultura en los ecosistemas biológicos y
propone la creación de varias monedas complementarias.

Así, pues, la nueva conciencia, que trae consigo la actual crisis financiera del Capitalismo es hacernos tomar conciencia que la humanidad precisa buscar la complementariedad de lo que el mismo Lietaer llama “Moneda yin” y “Moneda yang”.

Monoteísmo es capitalismo y se expresa en una moneda yang. El animismo es reciprocidad y se expresa en una moneda yin. Volvamos a contraponer ambas energías a modo de recapitulación final

Capitalismo

Economía basada en un sistema monetario Reciprocidad
Economía basada en recursos
Supuestos Monoteísmo
Escasez
Crecimiento continuo Animismo
Abundancia: biodiversidad
Suficiencia
Requerimientos Trabajo asalariado: necesidad de salario para comprar bienes y servicios
Empleador-Empleado- Consumidor
El consumo no debe decaer Minka: Ayuda mutua

Socios

Prosumo dinámicamente equilibrado
Mecanismos Propiedad
Incentivo monetario

Competencia
Marketing Usufructo: tiempo de uso
Incentivo emocional: Chuyma
Cooperación: Ayni
Información
Productos
Positivos y Negativos Productos Positivos

Adquisición
Acumulación en dinero

Seguridad: Ley y policía

Productos negativos

Obsolescencia planificada
Desperdicio
Ventajas diferenciales
Productos positivos

Acceso
Disponibilidad in natura y colaboración
Amparo: cuidado

Solución a Productos Negativos

Objetos hechos para durar:
Reciclaje
Equidad x complementariedad
Implicaciones Relación dominadora
Desarrollo progreso
Necesidades infinitas: todo se puede comprar Relación simbiótica
Equilibrio dinámico
Necesidades fundamentales: tierra, agua, aire, fuego: relaciones

Forma patriarcado: mono-cracia y forma matriarcado: demo-cracia
La demo-cracia es un modo de vida que, como red cerrada de conversaciones surge en la vida cotidiana, en el día a día, en un mutuo respeto, colaborativo, en torno a un proyecto común de convivencia. La demo-cracia empieza por casa y se realiza en la comunidad o no hay democracia. Este es el punto de vista matrístico. A su forma patriarcal la vamos a llamar mono-cracia: el poder del uno, o de pocos: la cúpula de los partidos, normalmente, y se expresa, sobre todo, en el sistema electoral, que funciona en base a la forma partido, y a instituciones que precisan de burocracias profesionales.
Ambos modos coexisten siempre y son necesarios los dos. El arte está en saber dosificar estos ingredientes de acuerdo a lo que se busca. Bolivia, por ejemplo, parece que busca el vivir bien. Pues, entonces, si es así, esta idea es la que debe dosificar los ingredientes. Los guaraníes, por ejemplo, en tiempos de paz no tenían jefe; en tiempos de guerra elegían uno y le daban todo el poder. Con otras palabras: cuando el sistema de vida no está amenazado, desde fuera, no hace falta tanta vaina; cuando se siente amenazado, cierra filas, como el cuerpo espín. Así parece que funcionan los sistemas vivos. Este es el punto que nos debemos aclarar los bolivianos, ahora, para que el proceso de cambio no sea una frustración más.
Veamos, con Maturana, diez tipos de conversaciones que constituyen el ámbito de las contradicciones de la “democracia” en un entorno cultural patriarcal que la niega recurrentemente. El Presidente como primer violador de doña Constitución.

  1. Conversaciones que confunden mono-cracia con demo-cracia. El emocionar básico, bajo el cual tienen lugar estas conversaciones, es el deseo, abierto o encubierto, por la dominación o el control de la conducta de los otros, con el fin de satisfacer un deseo privado de autoridad y apropiación.
    Conversaciones de este tipo ocultan el hecho de que, lo que en una cultura patriarcal se llama poder, tiene lugar en la obediencia del otro a través de una sumisión obtenida por la coerción o el miedo. Si hay miedo y autocensura es señal que el atractor patriarcal es el que domina. Normalmente se disfraza bajo argumentos legales o administrativos para judicializar la disidencia política. Uno solo tiene la verdad.
    La demo-cracia no opera en términos de poder, autoridad o exigencias de obediencia; muy por el contrario, la demo-cracia se realiza mediante conductas que surgen de conversaciones de co-inspiración que generan cooperación, consenso y acuerdos.
  2. Conversaciones que niegan el libre acceso a la opinión o acción en los asuntos de la cosa pública a algunos de sus miembros. Esto se justifica, normalmente, con argumentos que afirman que éstos, o bien son de derecha o de izquierda, dependiendo de la situación, o bien son, sencillamente, de la oposición o son, dizque, agentes del Imperio.
    La emoción fundamental, involucrada en conversaciones de exclusión diferencial de este tipo, es la preferencia patriarcal por relaciones autoritarias de jerarquía y de control de la sociedad. Estas preferencias, usualmente, se ocultan bajo argumentos paternalistas, validados a través de principios tratados como trascendentalmente válidos: la revolución, por ejemplo.
    Pero, he aquí que, debido a su forma de constitución, no hay ni puede haber ninguna justificación trascendental para la democracia. La democracia es una manera de vivir en comunidad que surge como un acuerdo social abierto que proviene de una añoranza por recobrar una vida matrística, como un vivir bien en el respeto mutuo, la colaboración y la crianza de la vida.
  3. Conversaciones que justifican la negación del acceso a los medios básicos de subsistencia a la mayoría de la población a través de argumentos que afirman la legitimidad de la competencia capitalista en un mundo globalizado abierto a la libre empresa y a la propiedad privada.
    El emocionar fundamental, de estas conversaciones patriarcales, es el egoísmo del capitalista ante la posibilidad que otros puedan acceder a los medios de subsistencia. La cultura patriarcal justifica el egoísmo con argumentos que hacen de la apropiación del mundo natural una virtud o, aún más, un derecho trascendental de los más fuertes.
    En un vivir democrático, la cooperación, el compartir y la participación: el ayni, son partes de su emocionar básico, y la acción, a que conduce tal emocionar frente a la escasez, es la redistribución generalizada, no la apropiación. De manera que cualquier argumento, que justifica la apropiación, restringe el acceso a los medios de vida de la mayoría, destruyendo la democracia en esa comunidad. Si hay pobreza, no hay demo-cracia. Puede haber mono-cracia.
  4. Conversaciones que validan la oposición entre los derechos del individuo y los derechos de la comunidad y entre ambos y los derechos de la naturaleza, bajo el argumento de que el individuo y la comunidad, el hombre y la naturaleza, necesariamente, se niegan unos a otros a través de un conflicto de intereses.
    El emocionar fundamental, que esconden estas conversaciones patriarcales, reafirma la pulsión individualista, de modo unilateral, bajo la afirmación de que todo individuo surge a través de un proceso de activa diferenciación y negación del otro.
    Sin embargo, según Maturana, el individuo surge en el desarrollo del auto respeto y dignidad que tiene lugar a través de la confianza y el respeto mutuo que brota de la relación materno-infantil, de corte matrístico. Por consiguiente, la coexistencia democrática no surge, en la historia europea, del deseo de satisfacer intereses comunes, sino de la añoranza por la aceptación y el respeto mutuo. La demo-cracia es un acto poético que define un punto de partida matrístico para poder vivir, en el contexto de la biosfera: Pachamama, una vida buena.
  5. Conversaciones que afirman la necesidad de orden, paz y trabajo para asegurar la libre empresa y la libre competencia, bajo el argumento de que éstas nos llevarán al desarrollo y el progreso, en el supuesto de que ambas nociones connotan los valores más importantes del patriarcado occidental actual. Han reemplazo la noción teológica de salvación.
    El emocionar fundamental en nuestra cultura patriarcal, en relación a las nociones de desarrollo y progreso, tienen que ver con los deseos de apropiación y riqueza, involucrados en las conversaciones de jerarquía, crecimiento, control y subordinación. Pero, he aquí que el control de los otros, la obediencia, bajo las relaciones jerárquicas que se mantienen mediante la coerción, y el crecimiento, como una acumulación de bienestar, a través de la apropiación de los medios de vida de los otros, son acciones que estabilizan la exclusión y generan miseria material, depredación ambiental y sufrimiento psíquico, debido a que constituyen dinámicas de negación recurrente de los fundamentos matrísticos de nuestra infancia y, más profundamente, de nuestra constitución como seres humanos. Por lo tanto, son intrínsecamente negadores del respeto mutuo y el auto respeto, constitutivos del vivir democrático
  6. Conversaciones de poder, de control y de confrontación en la defensa dizque de la “democracia”, o para resolver las dificultades que surgen de vivir en ella, en vez de conversaciones de reflexión, de acuerdo y de responsabilidad, en relación con el propósito común que la funda.
    El emocionar, que da surgimiento a estas conversaciones, implica la pérdida de la confianza en el otro, lo que implica que cada desacuerdo se vive como una amenaza, que tiene que ser encarada a través de la judicialización del otro; que cada dificultad se vive como un problema que tiene que ser resuelto mediante la represión y que cada oportunidad, para una nueva acción, aparece como un desafío que tiene que vivirse como una confrontación. Este modo agonístico es típicamente patriarcal.
    Esta clase de conversaciones niega la demo-cracia, al destruir el respeto y confianza mutua que hacen posible la co-inspiración para la convivencia en el respeto mutuo.
  7. Conversaciones que alaban las relaciones jerárquicas, de autoridad y de obediencia, como virtudes que aseguran el orden en las relaciones humanas. Conversaciones de este corte aseguran una división jerárquica de las actividades humanas y estabilizan sutilmente los privilegios mal habidos.
    El emocionar, que da surgimiento a estas conversaciones, es el deseo de mantener y asegurar el control de las prebendas apropiadas. Las conversaciones de este tipo restringen el acceso, que todos los miembros de una comunidad democrática deberían tener a los asuntos de la comunidad, y los conceden clientelarmente, como un privilegio, a sólo los allegados. Las conversaciones de esta clase destruyen la democracia por la negación de sus fundamentos.
  8. Conversaciones que presentan todo desacuerdo, en una comunidad democrática, como lucha por el poder, bajo el argumento de que la democracia es una oportunidad para que participen en tal lucha todas las fuerzas sociales.
    En estas conversaciones, el emocionar fundamental va a través del deseo de control y dominación patriarcal. En este emocionar, vivimos todos nuestros desacuerdos como amenazas a nuestra identidad y no los respetamos como expansión de una diversidad legítima para hacer florecer la vida en el convivir democrático. Conversaciones de esta clase oscurecen el propósito común de la vida democrática y, tarde o temprano, la niegan en su totalidad. El paternalismo, si le dejan, tiende hacia el autoritarismo y, luego, si le siguen dejando, hacia el totalitarismo.
  9. Conversaciones de competencia y crecimiento económico, que afirman que el progreso es una característica necesaria de la vida humana, y que el progreso es el incremento en la dominación de la naturaleza y el control de la sociedad.
    En estas conversaciones, el emocionar fundamental es la avaricia, el deseo por la apropiación y el control. Las conversaciones de competencia y crecimiento niegan al otro, ya sea directamente en el acto de competir o, indirectamente, al explotar sin límites a la naturaleza, a través de una búsqueda interminable del beneficio y la rentabilidad.
    Estas conversaciones niegan la democracia, al negar al otro y a la naturaleza en su legitimidad; al devaluar la armonía del vivir, que surge de la complementariedad y el consenso, y al resaltar las diferencias que surgen de la confrontación como método de gobierno.
  10. Conversaciones de urgencia e impaciencia, que exigen la acción inmediata, y que, bajo el argumento de la desconfianza, intentan imponer una visión particular antes de que ésta sea sometida a consulta previa y/o a reflexión y consenso público.
    Estas conversaciones surgen en el deseo autoritario de control a cualquier costo y son presentadas bajo argumentos ejecutivos. Estas conversaciones destruyen cualquier espacio para conversaciones democráticas, limitando las posibilidades de gobernabilidad y gobernanza gilánicas. Las conversaciones, que implican desconfianza, dan surgimiento a una desconfianza generalizada y corroen la democracia, al hacer posibles acciones autoritarias, arbitrarias y, muchas veces, atrabiliarias.

La economía del Vivir Bien en contextos urbanizados
No es un secreto que Río + 20 se celebra en plena crisis financiera y monetaria internacional. Por tanto, las Resoluciones de Rio + 20 deben contener Mandatos muy concretos y operativos para que la población mundial, en el norte y en el sur, puedan sortear, lo más pragmáticamente posible, esta depresión económica y, en ello, ganar espacio para una sustentabilidad compleja: cuántica. Entonces se darán, políticamente, las bodas de Occidente y Oriente, a la que pertenece la Indianidad.
Bolivia, a partir de sus raíces indígenas, desde hace quinientos años ha construido interfases económicas entre el Capitalismo y la Reciprocidad, que le ha permitido sobrevivir al holocausto colonial. En la actualidad, una tendencia incipientemente global empieza a recorrer el mundo: las Monedas complementarias que pueden ser, locales y regionales. De hecho, ya existen unos 3,000 programas de moneda complementaria funcionando en el mundo. Como dice Bernard Lietaer, uno de sus principales impulsores, las monedas complementarias implicarían la primera democratización del dinero en la historia y ello, hoy, es una posibilidad. Así ligaríamos la economía del Vivir Bien con una tendencia global.
La crisis que hoy sacude a los mercados comenzó a fraguarse hace treinta años, cuando se desarticularon los controles financieros y cambiarios, creados tras la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces el dinero, de cada país, es creado casi exclusivamente por los bancos privados, quienes realizan préstamos a partir de los depósitos que captan. El Estado sólo opera como director de orquesta, regulando el ritmo de creación de esta espiral monetaria mediante la tasa de interés que fija el Banco Central. El resultado es un sistema mundial anclado al dólar y marcado por burbujas inmobiliarias y espejismos bursátiles que crecen y explotan. Desde 1975 se han producido 169 crisis monetarias y 93 crisis bancarias, en 130 países miembros del FMI.

Se habla de la teoría de oxidación de Gesell casi siempre refiriéndose a la exitosa experiencia histórica que tuvo lugar en el medio de la Gran Depresión en Wörgl,

Junto a la inestabilidad monetaria, otras tres mega tendencias se combinarán para tornar inviable el statu quo:

  1. La ola de envejecimiento. La creciente longevidad de la población plantea un enorme desafío: a este ritmo pronto será imposible pagar las pensiones.
  2. Revolución Informática. La economía crece sin crear nuevos puestos de trabajo. ¿Cómo dar una vida digna a millones de personas sin empleo?
  3. El Cambio Climático. La biosfera está seriamente afectada y la alteración de sus equilibrios se traduce en serios desastres naturales y sanitarios.
    Con semejante nivel de fragilidad, el Sistema Tierra pende de un hilo y cualquier evento lo puede empujar por la pendiente: un rumor, terremotos, corridas bancarias, tsunamis, pandemias, el reemplazo del dólar en las transacciones internacionales, incendios forestales, inundaciones…

En esencia, una moneda complementaria es un acuerdo comunitario para adoptar un medio distinto de la moneda oficial, generalmente escasa, de modo de aprovechar la mano de obra y la capacidad ociosa local. Algunos descansan sobre un sistema de crédito mutuo (servicios debitados o acreditados en un sistema de registro) o bien horas de servicios personales prestados o demandados dentro de una comunidad. Notable es el caso japonés, donde un joven que se ofrece a cuidar un anciano puede computar dicho tiempo de manera flexible: canjeándolas por bienes y servicios en ciertas cooperativas, usándolas como cotización de salud en el sistema público, o transfiriéndolas como un derecho de atención a un pariente también anciano que reside en otra parte del país. Otro esquema interesantísimo es el Saber, que tiene el atractivo adicional, para nosotros, de ser un programa latinoamericano. Es una moneda creada en Brasil y cuyo objetivo permite que alumnos de escasos recursos puedan pagarse una educación universitaria. Los imprime el Estado en relación a la capacidad ociosa existente en el sistema universitario estatal. Su valor nominal está a la par con el Real y se distribuye en escuelas de sectores pobres del país. El alumno que egresa y cumple con los requisitos de selección, puede cancelar su matrícula y su mensualidad, mientras que el plantel los canjea nuevamente por reales en el Fondo Nacional de Educación, a un 50% de su valor nominal. Su éxito ha sido tal que prácticamente ha sustituido los tradicionales esquemas de becas.

Los esquemas anteriores son lo que Lietaer llama “monedas Yin”. Las monedas complementarias son suficientes y propician el surgimiento de una economía de reciprocidad, basada en la cooperación, la mutualidad y el cuidado esencial de la naturaleza; lo que los amerindios llaman: Criar la vida y dejarse criar por la vida. Por el contrario, las monedas nacionales son escasas y propicias la competencia y la acumulación individual: son “moneda Yang”.

Bernard Lietaer y sus colegas trabajan ambas energías. Por una parte, estudian y participan en programas de monedas comunitarias y, por otra, trabajan en uno de los proyectos más ambiciosos para el futuro del sistema monetario mundial: el “Terra”. Se trata de una moneda supranacional que podría, eventualmente, articular los intercambios comerciales internacionales, en caso de que el dólar deje de cumplir esa función.

El concepto clave, tanto para las monedas complementarias locales, como para el Terra es sustituir la tasa de interés positiva, que estimula la competencia y la acumulación, por un gravamen que estimule, por el contrario, la circulación y el intercambio. Nuestro futuro, el de la Madre Tierra, qué duda cabe, está en sumarnos a esta causa

El modelo cruceño: ¿un modelo para vivir bien?

Introducción.

Los progresistas de este país, tanto de derecha como de izquierda, están entusiasmados con el así llamado “modelo cruceño de desarrollo”. Una suerte de vía junker al capitalismo basada en el gran latifundio, más que una vía farmer, basada en el granjero autosuficiente que provee a la canasta familiar de los habitantes de las ciudades. El gobierno actual apoya sorprendentemente, este modelo, cuyos efectos nocivos en el ecosistema, el clima y la salud humana y animal son harto conocidos. La pregunta que queremos hacer a nuestros conciudadanos es si este modelo exitoso nos ayuda a vivir bien.

El Círculo Achocalla no pretende vencer y menos convencer a nadie; de ahí que no abundaremos en cifras y referencias bibliográficas; sólo las indispensables. Lo que pretendemos es dar que pensar a unos y otros. Les proponemos, pues, las siguientes reflexiones a partir de algunos productos emblemáticos de agroindustria cruceña. Para empezar,

La soya como ejemplo

En el año 2003, la corporación Syngenta publicó un aviso publicitando sus servicios, en los suplementos rurales de los diarios argentinos Clarín y La Nación, bautizando con el nombre de “República Unida de la Soja” a los territorios del Cono Sur en los que se siembra soya, transgénica, por supuesto. Este es un ejemplo concreto de la geopolítica

extractivista del gran y desalmado Capital Financiero que engaña a las cándidas y emprendedoras Eréndidas del tercer mundo. La colonización hace siglos que ya no es política; es agroecológica. De ello debemos ser conscientes: El norte quiere agua, suelos y petróleo y para acceder a ellos utilizará todos los medios a su disposición, desde el halago (¡Oh, el milagro cruceño!) hasta la guerra; de momento están ocupados con el petróleo y los chinos en comparar tierras: fertilidad, con acuíferos y fuentes de agua, en el tercer mundo. Si sigue en marcha este proceso de desertificación, el corazón de la América del sur se convertirá en un inmenso Sahara. Una prueba anticipada de esta realidad, ya puede verse en la misma Santa Cruz, donde los Menonitas han aplicado eficientemente la lógica de este tipo de agricultura mecanizada de monocultivo. Después de medio siglo (llegaron en 1954) de explotación racional y eficaz de los frágiles suelos cruceños (cuya vocación es forestal), ellos mismos han tenido que dejar esos suelos muertos e irse más hacia el sur. Esta profecía cumplida y evidente, no parece dar que pensar a nadie. No queremos vernos en el espejo menonita.

Veamos algunas implicaciones del modelo a nivel ecológico:

La deforestación. Recordemos el dicho del antropólogo cruceño Yosi Mirtenbaum: “No hay bosque sin indios, ni indios sin bosque”. La deforestación implica no sólo un etnocidio, sino también un lento y camuflado genocidio de los indígenas cruceños. Los Ayoreos urbanos de Santa Cruz son un ejemplo a la vista de ello. La tala de la Mara ha quitado a las mujeres indígenas el control sobre su fertilidad y sexualidad: la semilla de la Mara es, en efecto, abortiva y el ramoneo del soto bosque, por la ganadería, les ha privado de minerales y vitaminas: los frutos silvestres del bosque, que les aseguraban una preñez sana. Además de ello, la tala de bosques mengua las reservas de agua en el territorio, puesto que un bosque funciona como una esponja verde, que guarda el agua, y la suelta, poco a poco, regulando el clima y el ecosistema. Los vientos huracanados y los remolinos y tornados que han empezado a aparecer en los últimos años, en la deforestada Chapare, son consecuencias de la expansión de la frontera agrícola en suelos de vocación forestal.

Pérdida de biodiversidad. Por las grandes extensiones que implica la siembra de la soya, la biodiversidad, tanto de flora y fauna, se reduce drásticamente.

Contaminación de suelos. La aplicación de insecticidas, especialmente el Roundup, que se utiliza en soya transgénica, contamina severamente los suelos. Este veneno tiene un efecto especial: las plantas se vuelven resistentes, por lo que los agricultores utilizan herbicidas más fuertes aún, como el 2,4D o ácido acético de Dichlorphenoxy, también conocido como Agent Orange, que se utilizó durante la guerra de Vietnam para deforestar el bosque monzónico en busca de soldados vietnamitas: el Paso de Hochiming. 40 años después del fin de esa guerra, siguen naciendo en Vietnam bebes muertos o deformes. Los Estados Unidos tampoco se salvan de ello, por supuesto.

Subvención a la producción de carne en los países del norte. La trampa del mito de las exportaciones (“Exportar o morir”, “Estados Unidos subvenciona a sus agricultores”) obliga al Gobierno a subvencionar a los agroindustriales, a través de un Diesel barato, para que éstos puedan exportar la soya competitivamente. No se trata de seguridad alimentaria; se trata de exportar. Es decir, para que las cifras macro económicas estén altas (señal de desarrollo), Bolivia está subvencionando la producción de carne a países más ricos.

Pérdida de puestos de trabajo y soberanía. La expansión de la República de la Soya está empujando a los campesinos e indígenas hacia las ciudades, pues es una industria altamente mecanizada y, por tanto, no intensiva en mano de obra. Al despoblar el área rural, torna vulnerables a estos países a geo políticas agresivas de las transnacionales del sector. El intento de Secesión de la elite agro exportadora cruceña, durante el primer Gobierno de Evo Morales, fue un globo de ensayo de lo que alientan Monsanto y los intereses que están por detrás. Para ellos, los Estados nacionales hace tiempo que son sólo fachadas formales. Ya se han adueñado del Paraguay, sin que nadie se diera cuenta. Los movimientos sociales deben estar alertas al respecto.

Se aumenta la brecha entre ricos y pobres. Por diseño, el modelo soyero no busca ecualizar a las sociedades, como el Modelo de la Agricultura Familiar, propiciado por la FAO; al contrario, incrementa las desigualdades. Por eso, necesitamos un Estado fuerte que vele por lograr una sociedad igualitaria y, eso, se hace mediante políticas impositivas. No condice con nuestra voluntad de tener un Estado más fuerte, el que éste les subvencione el Diesel y encima les devuelva los impuestos por exportación. Con Goni y Banzer, esto se podía entender; no con Evo y la Ley Marco de la Madre Tierra.

A nivel más específico el modelo agrícola cruceño produce veneno y droga para la salud humana. El que no se oigan voces disonantes, tiene que ver con el hecho de que los bolivianos somos analfabetos dietéticamente hablando. No somos conscientes de lo que ingerimos. Las carnes de res y pollo, el azúcar y la harina blanca refinada, el alcohol, son veneno para la salud; no son lo mejor para vivir bien y saludables. Sobre ello quisiéramos llamar la atención. Afortunadamente, con el Internet tenemos la información a mano. Los invitamos pues a investigar por su cuenta.

Lo que diremos a continuación es sólo para mostrarles el absurdo de una política agrícola, que fue diseñada por los americanos en la década de los Cuarenta: el Plan Bohan, y que desde el MNR, pasando por Banzer, hasta el MAS, hemos puesto tanto empeño en implementarla, acríticamente, pensando que con ello ponemos las bases de nuestra seguridad alimentaria y modernización. Es más, sospechamos que un desabastecimiento de nuestras drogas y venenos predilectos: las carnes de res y pollo, el azúcar y las harinas blancas refinadas, podrían provocar un levantamiento popular “hasta las últimas consecuencias”. O sea que, éste, es un texto políticamente incorrecto. Lo sabemos; pero no queremos hacer política: sólo dar que pensar.

El caso de las carnes

Las enfermedades intestinales: cáncer del aparato digestivo, inflamaciones intestinales, cáncer de colon y de mama, peritonitis; enfermedades cardiovasculares, alsheimer, diabetes de tipo 2 … tuvieron un importante aumento en el siglo XX. Hasta 1945 la carne, en Occidente, era un lujo y no se comía más de dos veces por semana. En cualquier caso las estadísticas son claras: en todos los países en los que el consumo de carne roja aumenta, estas enfermedades, también lo hacen. Las personas que no comen carne, viven unos 7 años más de aquellos que la consumen. Las enfermedades del corazón y la arterosclerosis prácticamente no existen en culturas o sociedades que no comen carne. Cálculos biliares y artritis se reducen en 50% con la comida vegetariana.

No obstante, hay que procurar no satanizar un alimento que desde tiempos inmemoriales forma parte de la alimentación humana. El problema podría estar provocado en gran medida: a) por la frecuencia de su consumo y, b) por la pésima calidad de la carne que se consume: comida chatarra. Hoy en día, para aumentar la productividad, se alimenta a los animales con soya, sorgo, harinas de huesos, vísceras y sesos animales, enriquecidos con aditivos que, sabemos, son cancerígenos. Sabemos, además, que, en los mataderos, los sacrifican de una forma tan horrible que Paul MacCartney llegó a decir: “Si las paredes de los mataderos fueran de cristal, todo el mundo sería vegetariano”.

En el caso de la producción industrial de la carne de pollo la situación cobra ribetes más preocupantes aún: muestra la falta de sensibilidad humana ante los animales. En la crianza de pollos a gran escala se utiliza, además, muchos antibióticos. Se los aplica preventivamente. Y es entendible, si se toma en cuenta que en esas granjas hay miles de animales en un espacio muy reducido. Un animal enfermo contagia en horas a toda la granja. Hay bacterias que se vuelven resistentes a los antibióticos. Estas bacterias pueden pasar al ser humano y, entonces, ya no hay antibióticos para combatir estas bacterias.

La producción de carne a escala industrial no concuerda con la visión biocéntrica indígena, ni con la visión de la gente más consciente, porque no toma en cuenta las necesidades de los animales que son seres vivos, no máquinas inertes. Esto es especialmente cierto en la producción de carne de pollo. Su producción es, en realidad, una tortura constante para los animales, que es metabolizada por la bioquímica de su cuerpo. Consumimos, pues, el dolor y la desesperación de esos animales. En estas fábricas vivas, los animales no pueden satisfacer sus necesidades inherentes como seres vivos. En la producción industrial de carne de pollo se muestra bien el tipo humano que está generando el desarrollo del capitalismo en un país esencialmente animista; es decir, compasivo con los animales de la naturaleza: “nuestros parientes”.

En Bolivia tenemos, por lo menos, dos fuentes de proteínas muy interesantes y mejores que las carnes de res y pollo: la carne de llama y la de cuy. En el caso del cuy, su carne posee niveles elevados de Omega 3, poca grasa: un 7% y mucha proteína: 21%. Es decir, nutre y no engorda. La carne de Llama tiene un mayor contenido de proteínas en relación con otras carnes, y su bajo contenido de grasa no incide en la formación de colesterol: lo cual es maravilloso. El charque de llama tiene un 57% de proteínas y sólo 7% de grasa. Con estas propiedades llama la atención que no sea más consumida.

En un proceso de cambio y con un Presidente de origen llamero, se podría esperar que la producción de carne de llama y cuy, para el consumo de las ciudades, podría ser apoyada e, incluso, subvencionada y, como sociedad, podríamos innovar y mostrar cómo una relación empática y compasiva con los animales, se extiende en una producción a mayor escala.

El caso de la caña de azúcar

La producción de la caña presenta problemas similares: monocultivo, deforestación, mecanización, uso de fertilizantes e insecticidas químicos, contaminación del suelo, etc.
Queremos detenernos, empero, en el caso de azúcar.

El azúcar se considera como parte integral de la canasta familiar. Y así la gente lo siente. Hace largas colas para conseguir este producto y protesta si sube el precio. Pero ¿es un producto básico para la alimentación o es una desviación nefasta de nuestros hábitos alimenticios y del mercado?
Lo cierto es que el azúcar es un producto muy nuevo en la mesa de los bolivianos. Hace 50 años todavía era muy poco utilizada. Y se debe preguntar si el hecho que ahora sea común es positivo o negativo.

Miremos algunos aspectos:

El azúcar no es saludable, porque trae los siguientes problemas. Por ser tan procesada y tratada con tantas sustancias químicas, no es un producto natural.

  • Incrementa la diabetes. El páncreas produce insulina, en el caso que el nivel de azúcar en la sangre sea demasiado alta. Pero si esa concentración está por encima del nivel normal, el páncreas, por el constante estrés, colapsa.
  • Incrementa la hiperactividad y la falta de concentración en los niños.
  • Desequilibra al hígado, el páncreas y los riñones, porque el azúcar altera la relación entre los minerales que actúan en el cuerpo. Las proporciones de los minerales entran en desequilibrio.
  • Reduce el complejo de vitaminas B, lo cual produce problemas nerviosos, alergias, etc.
  • Produce el aumento de peso, porque el azúcar es un carbohidrato y el exceso se convierte en grasa.
  • Elimina el calcio, porque el cuerpo necesita calcio para deshacerse del azúcar. El calcio necesario lo saca de los dientes y de los huesos. Problemas de caries en los dientes y la osteoporosis (huesos débiles) es la consecuencia.

El azúcar es una droga. Es adictivo o, en otras palabras, es una droga. El azúcar no altera la conciencia de una manera obvia e inmediata, como el alcohol u otras drogas, pero produce cambios en el estado físico, emocional, mental y espiritual del consumidor. La dependencia es de tipo psicológico y físico. Su síndrome de abstinencia se experimenta hasta después de varias semanas de haber descontinuado totalmente el uso de azúcar y alimentos que lo contengan. Sus síntomas incluyen depresión, fatiga, nerviosismo, ansiedad por comer alimentos dulces, falta de concentración, alergias e hipertensión.

¿Cómo se consume el azúcar? Solamente el 25% del azúcar que se consume se sirve en la mesa familiar; el otro 75% lo utiliza la industria. Todo alimento que contiene sucrosa, fructuosa, glucosa, maltosa, lactosa, galactosa, miel de caña, miel de maíz, azúcar de maíz, azúcar invertida, dextrosa etc. es, en realidad, azúcar refinada. Por ejemplo: la mayonesa y la salsa de tomate (Ketchup) contienen azúcar. Obviamente también, todos los refrescos, los pastelitos comerciales, dulces, galletas, bocadillos y postres de gelatina comerciales. El azúcar está en todas partes. También está en los alimentos para bebés. Y esto es lo más peligroso, puesto que el paladar de los bebés se acostumbra desde la niñez al azúcar y lo hace dependiente.

Para reemplazar el azúcar. Durante milenios los seres humanos han satisfecho su necesidad de glucosa con fruta fresca, fruta seca o miel. Inclusive en zonas que no son aptas para el cultivo de frutas, como en el altiplano, hay otras plantas, que dan un sabor dulce, pero que no son azúcares. Esta debe ser lo normal para el cuidado de la salud de la población.

El caso del alcohol

Si se produce alcohol a partir de la caña se multiplica el problema. Alcohol trae muchos problemas para la sociedad. Especialmente la producción del alcohol en escala industrial rompe el equilibrio en el uso de alcohol. En una fiesta donde se celebra la buena cosecha, donde se fortalece la unidad de toda la comunidad, porque todos están incluidos en la fiesta, el alcohol tiene su razón.

El uso de alcohol en la ciudad, afuera de fiestas cíclicas, lleva fácilmente al alcoholismo. Y esto es un problema muy serio. Rompe familias, incita a la violencia, fomenta el maltrato a las mujeres etc.

Impacto en la salud individual. Los efectos inmediatos son, en primer lugar, la disminución de la capacidad de poder razonar. La persona que ha ingerido bebidas alcohólicas sobreestima sus capacidades, lo cual lleva a razonamientos erróneos. Al mismo tiempo se disminuye la capacidad de coordinar los movimientos, lo cual es fatal si uno maneja en estado de ebriedad.

Los efectos a largo plazo afectan sobre todo a la salud. Como el alcohol es un veneno para el cuerpo, afecta a todos los órganos. En mayor proporción es afectado el hígado; en segundo lugar, el consumo de alcohol causa problemas gastrointestinales; y en tercer lugar, afecta al cerebro, puesto que con cada borrachera mueren neuronas, las cuales no se pueden recuperar. Pero también la piel, los músculos, incluido el corazón, los huesos, el aparato respiratorio etc. son afectados por el alcohol. No hay órgano que se salve y no hay enfermedad que no se acelere con el consumo de alcohol.

Los daños de mayor peso, sin embargo, se producen a nivel psicológico; quiere decir, la dependencia del alcohol.

Los alcohólicos. Ser alcohólico no es nada chistoso, más bien es un martirio constante. Es un martirio para el alcohólico que logró ser abstemio porque tiene que luchar todo el tiempo para mantenerse seco. Igualmente es un martirio para el que sigue con el hábito, que se da cuenta todo el tiempo que no puede con el alcohol. Ser alcohólico es un destino muy duro, que se agrava por el delirio tremens después de las borracheras. Y un aspecto más: la familia sufre con el alcohólico. Esta enfermedad involucra psicológicamente a su entorno más cercano. Se dan casos en que un alcohólico se suicida, pero en su velorio y entierro no hay ni una sola lágrima, ni de su esposa ni de sus hijos, ni de nadie. Todos están aliviados por que ha terminado el martirio para todos.
Económicamente el problema del alcohol es muy caro para el Estado. Pensemos en los accidentes de tráfico, en los accidentes de trabajo, en los costos de los hospitales para curar alcohólicos, etc.

Resumen.

El modelo agrícola cruceño aporta al PIB, pero no a una vida buena y sana.

Es un modelo sustentado en el agotamiento de los recursos naturales.

Es un modelo no sostenible, que no toma en cuenta a las generaciones futuras y que va a abrir un proceso de desertificación irreversible en el corazón del continente.

Este modelo no garantiza la soberanía alimentaria.

Y, lo peor de todo, ofrece productos que no son nada aconsejables para la salud de los seres humanos, como la carne, el azúcar y el alcohol.

Acerca del racismo

  1. El chenko de los Avales

Uno de los indicadores de la existencia de un Estado de Derecho es una burocracia estatal meritocrática. Esto no existió nunca en Bolivia, salvo algunos ministerios y por periodos breves. A partir de 1985, la asistencia técnica de la cooperación internacional hizo grandes esfuerzos por establecer un Servicio Civil profesional; nunca, empero, pudo abarcar más de un ministerio y nunca pudo sobrevivir la siguiente gestión gubernamental. Una razón, fue hecha con trampa: institucionalizar a sus propios militantes. Esto tiene relación con el hecho de que Bolivia no es una sociedad industrial. Es decir, el gran proveedor de empleo es el gobierno, el sector comunitario y no el sector privado. Ello, por supuesto, ha distorsionado la “Forma Partido”. En Bolivia, los partidos son básicamente Agencias de colocación; de acomodar en cualquier lugarcito. El principal mérito del aspirante a una Pega, consiste en haber trabajado en la campaña electoral. Eso funciona en base a Avales: los jefes “avalan” que fulanito trabajó en la campaña y, por tanto, tiene derecho a tal cargo.

Para un occidental este procedimiento es una aberración en sí misma y una muestra de corrupción y nepotismo estructural. Para los indígenas animistas, es la forma cómo funciona el poder q´ara: algo de lo cual ellos, por lo visto, también quieren disfrutar. Su sistema político comunal funciona en base a la Mita: cargos rotativos de servicio no pagado: ad honorem. Así, pues, en el nivel republicano, los indígenas se adaptan a los usos y costumbres q´aras y, en el nivel comunal, siguen sus propios usos y costumbres. Esta es una pauta de cómo se relacionan con el Otro, no sólo en el ámbito de la política.

Del propio modo se comportan, por ejemplo, respecto del monoteísmo cristiano. Dos sistemas antagónicos con los cuales pueden co-existir simultáneamente. Pues bien, los sindicatos y organizaciones del MAS han proseguido esta forma republicana de hacer política y la han acomodado a su sistema, en el sentido de que los Avales son dados por “los movimientos sociales”: lo comunitario, pero que, a efectos reales, son los jefes políticos y sindicales: lo individualista. En cada cambio de gobierno ha sucedido esta liturgia. La diferencia, ahora, es que los que “trafican con los Avales” son los indios. Este es el punto. La antigua casta dominante ha sido, democráticamente, “bajada del árbol” o “le han quitado la mamadera”, como se dice. Conociendo, sin embargo, “la hermenéutica”, pues la inventaron ellos, son los primeros en revelar la “corrupción” del MAS. Se rasgan las vestiduras y echan el grito al cielo. Cinismo y desvergüenza.

El Senador Lino Villca, que ha sido acusado de traficar Avales, se refirió a que una rosca “blancoide” se ha apoderado del Instrumento Político, que ellos forjaron; los han separado de Evo Morales y quieren, ahora, expulsar del MAS a sus fundadores indígenas. Ya expulsaron, por cierto, a Filemón Escobar que propugna la Reciprocidad indígena y la Complementariedad de Opuestos, como línea política del MAS. Sin entrar a pormenores e intimidades, que desconozco, fenomenológicamente, esa tendencia a ralear a los indios de los puestos de dirección, con argumentos racionalistas, es objetiva.

La base teórica que esgrime el Vicepresidente, como nuevo inquisidor anticorrupción, es la teoría neoliberal de la Transparencia. Se llama corrupción al uso de información privilegiada o al uso de un cargo público, para beneficio privado. Pero, he aquí que, en Bolivia, no basta una sola definición: la liberal. Hace falta ver el problema también desde el punto de vista comunitario, es decir, desde la Reciprocidad; las redes, no sólo el individuo; el Prestigio, no sólo la anonimidad burocrática.

Los indígenas y originarios del MAS están empezando a probar el precio de la abdicación que han hecho de su propio pensamiento y aceptar, acríticamente, la del racionalismo unidimensional e instrumental de la modernidad, en su versión socialista. Desde este punto de vista, obviamente, los indígenas no dan la talla para administrar una institucionalidad estatal abstracta que quiere ser moderna, racional, eficaz: por resultados, tanto en énfasis liberal como socialista. Los indígenas, por razones cosmovisivas y lógicas, no sirven para administrar un modelo abstracto e impersonal. Van a tratar de respetar la forma occidental, pero la van a imbuir de contenido indígena. Racionalidad impersonal versus Ch´uyma relacional. Dos energías antagónicas: una centrípeta y otra centrifuga, se van a neutralizar mutuamente.

De ahí el “poder dual” boliviano que termina auto bloqueándose. Con esos dos poderes, sin embargo, tenemos que convivir, pero el “desempate” sólo puede darse, no porque los socialistas releven a los liberales (pertenecen a la misma energía fermiónica) sino porque se torne hegemónica la energía que mayor Masa Crítica tenga; en nuestro caso, la indígena. La Diarquía, el Estado Yanantin, es la forma que puede vehiculizar la complementariedad de estas “racionalidades” contrapuestas. En los niveles subnacionales, la Parcialidad india podrá entonces administrase de acuerdo a la lógica de la Reciprocidad, para lo cual tienen institucionalidad propia que puede desdoblarse tetralécticamente del Ayllu, hacia el nivel del Suyu, más democrática que eficiente. Los occidentales podremos darnos, dentro de nuestra Parcialidad, una institucionalidad más eficiente que democrática. Y, en el nivel nacional, propiamente dicho, podremos ecualizar el sistema, como la sangre arterial, roja, y la sangre venosa, azul, constituyen el sistema cardiovascular. Ningún corazón funciona con sólo sangre arterial. Siempre es par: Yanantin.

El problema de los Avales sólo puede empezar a solucionarse, creando una Escuela Nacional de Administración Pública que produzca, a mediano plazo, una burocracia meritocrática e intercultural. Si el Gobierno y la Oposición son sinceros en sus críticas y mea culpas al circo de los Avales, podrían ponerse de acuerdo en hacer, de una Escuela de Administración Pública, una Política de Estado, ya mismo.

  1. Mestizaje

No sé, si voy a pecar de ingenuo. Voy a pecar nomás. Es que no puedo menos que apostar por la buena fe de la gente que, los últimos años, ha redescubierto el “mestizaje boliviano”: la iglesia católica en primer lugar, luego las instituciones de las Naciones Unidas con el PNUD a la cabeza, después las oenegés de la caridad internacional con UNIR y los consorcios ad hoc que apuestan por Bolivia. A todos ellos los he visto “constructivistas” en sus talleres, los últimos diez años. Pues bien, Mestizaje es una construcción ideológica que se rehúsa a reconocer al Otro como Otro. Sólo su Dios es el único y verdadero. Las Wak´a siguen siendo la abominación. Están, pues, muy lejos de aceptar a la Indianidad como a su complementario: he aquí, por cierto, una nueva frontera para una teología verazmente boliviana, después de las teologías de la liberación y de las teologías indias, siempre monistas. Ahora bien, el racionalismo monoteísta otorga un lugar preeminente a la empiria: a los hechos, como piedra de toque a sus construcciones ideológicas. Siguiendo esta veta, diríamos que las muestras de racismo exacerbado que ha dado la Bolivia católica, en las últimas semanas sobre todo, pecando gravemente contra la caridad cristiana, debieran darles que pensar. No es el “mestizaje” lo que ha brillado, sino el racismo más duro y puro. Que los hechos, pues, nos den que pensar. Este mito del mestizaje va de la mano con otro mito boliviano muy fuerte, tanto en la izquierda como en la derecha: la Unidad de Bolivia. Si hay racismo no puede haber unidad; hay apartheid. No conviene nunca auto engañarse.

Veamos el Parlamento de la semana pasada, que ha escenificado nuestra verdad más profunda y que el concepto de mestizaje busca obnubilar adrede. No puede ser que no nos dé que pensar. Las dos Bolivias han brillado dia-bólicamente, no sym-bólicamente. Los católicos monoteístas encaramados en la testera, como casi último reducto, y los animistas paganos asediando su fortaleza. Acuérdense de los Sociodramas y Juegos de Roles de sus talleres. El Logos monoteísta del Uno desapareció en un Tinku de energías opuestas: las dos Bolivias. La Paridad, como nuestra verdad más honda. ¿Cuánto tiempo tardará la sociedad cristiana en aceptar los hechos como son? El rebaño cristiano anda sin pastor. No he escuchado ninguna amonestación pastoral a la falta de caridad mostrada por sus feligreses. Las ovejas se están convirtiendo en lobos y el episcopado calla como en la noche negra del nazismo. Busco, desesperado, un cardenal von Gallen, un Dietrich Bonhoeffer y nada. Sus vanguardias eclesiales siguen pugnando por incluir adjetivamente en el redil de la Unidad: Estado Unitario Plurinacional, a los hirsutos idólatras, pero como los tiempos ya no están para enjuagues, todo se está yendo al diantre. Todo. El monoteísmo: la energía fermiónica de lo humano, tiene en la coyuntura boliviana actual la oportunidad epocal de ser parte de un nuevo Axelzeit, un nuevo tiempo axial, en el que la humanidad en vez de seguir reprimiendo la otra energía: la bosónica, representada por la Indianidad, puede ser parte de una nueva Humanidad basada en la complementariedad de las dos energías y ya no en la represión de las energías de la conjunción, Lebenstrieb, que, como dijera Freud, sólo pueden producir “Malestar en la Cultura” o “Sufrimiento” como dicen los budistas. Esta semana se va a seguir escenificando el Tinku de las dos Bolivias: la monoteísta y la animista. No está mal, pues es el cuerpo social el que está gritando su verdad reprimida. Lo malo es que, a pesar del lenguaje de los hechos, sigamos insistiendo, ideológicamente, en que hay una sola Bolivia mestiza. Si somos una sociedad que aprende, empezaremos a comprender la sensatez de la propuesta de un Estado Yanantin: una Diarquía, que hace justicia a las dos Bolivias, sin reprimir a ninguna. Un Estado: dos sistemas.

  1. El Racismo que llevamos dentro

Anoche, en el Hotel Torino, el ISEAT, Instituto Superior Ecuménico Andino de Teología, ha presentado el décimo número de su revista Fe y Pueblo y, a propósito de ello, ha montado un Panel con el sugerente título “El racismo que llevamos dentro”. Asistieron más de trescientas personas. Algo desacostumbrado para una presentación no digo ya de un libro, sino de una revista bastante elitista, por otro lado. Es más, es la primera vez, que yo sepa, que, en La Paz, se toca el tema del Racismo, en un acto de esta naturaleza. Este es un país racista y, por tanto, el Racismo es un tabú. Algo se ha roto. Me llamó la atención la gran presencia de aymaras jóvenes, sobre todo mujeres. Los que tomaron la palabra eran estudiantes de sociología y psicología. La presentación la hizo el filósofo José Estermann: invitó a la lectura de la revista dedicada a la “Discriminación racial. Crítica de estructuras y manifestaciones de la exclusión étnica”. El historiador Waskar Ari Chachaki hizo una rememorización sobre el debate racial en Bolivia desde la invasión europea. Luego, Roberto Quisberth tartamudeó un florilegio de anécdotas sin sustancia ni rigor. No es la primera vez que observo que, a los que hacen historia oral, en La Paz, les falta rigor epistemológico. Luego, la psicoterapeuta Colette Jansen hizo unos muy sugerentes apuntes sobre miedo, racismo, discriminación. Fue sugerente, para mí, porque intuí que el acercamiento más eficiente al tema del racismo va por la terapia y no tanto por el lado intelectual. El racismo, en efecto, es una herida que hay que curar, no tanto interpretar o hablar acerca de ella, pues no hay nada más emotivo y afectivo que este tema. Entiendo, de todos modos, que es preferible que la catarsis se produzca en un taller que en las calles. Por mi, suficiente de Pogromos. El enfoque terapéutico podría coadyubar a des-esencializar una tendencia platonizante en el tratamiento de las culturas, de cuño maniqueo, nada bueno. Así como hace poco, Occidente era la cúspide de la civilización y la Indianidad el emblema del atraso, a ser superado, lo contrario, que empieza a aflorar, es igual de imbécil. Desde un punto de vista cuántico, Occidente y la Indianidad, son los formatos civilizacionales de las energías constitutivas de la Realidad en el nivel noosférico. Las energías bosónicas y fermiónicas se hallan en ambas civilizaciones, sólo que, como en la Función Onda, la Indianidad colapsa bosónicamente y, como en la Función Partícula, Occidente colapsa fermiónicamente, pero ambas albergan a la energía contraria en sí mismas. Es decir, los monoteístas occidentales tenemos un indígena animista, reprimido dentro de nosotros mismos y los amerindios un monoteísta resistido. La terapia debe buscar que todos reconozcan y acepten la modalidad como han colapsado, colectivamente, y cultiven, individualmente, al Otro que llevan dentro de sí mismos. El Otro no está fuera; está dentro de nosotros.

  1. Falta de respeto

La falta de respeto, sobre todo en televisión, aunque también en la prensa escrita, está empezando a cundir de un modo disolvente para una convivencia no sólo democrática. Probablemente sea una forma exacerbada del racismo boliviano que se adormeció un tanto desde el retorno de la democracia en 1983, mientras las elites occidentales ejercían su dominación cripto-colonial, bajo formas democráticas. Se podía dar el lujo de ser paternalistas. El ahora criticado “multiculturalismo neoliberal”, produjo una pausa respetuosa de unos con otros y hasta, incluso, un intento de acercamiento intercultural: la Participación Popular. Todo esto se ha desvanecido de la noche a la mañana. Como que los occidentales pueden cultivar las virtudes liberales sólo si están en situación dominante. Si el otro: el indio, está (aunque sólo sea simbólicamente) en el poder, se acaba el respeto. Este rasgo de nuestra personalidad colectiva me preocupa. Siempre tuve mis dudas de que la definición hobbesiana del hombre (occidental) fuese certera. Pero la evidencia empírica, desgraciadamente, le da la razón. Vió bien al lobo que llevamos dentro. El asunto es que, aquí, el Otro: el indígena, no es un “lobo” como nosotros, a no ser que la cristianización haya sido exitosa. El indio es más bien oveja. Nuestro mito de convivialidad quiere, sin embargo, que pasten juntos el león y la oveja y que de las espadas hagamos arados.

La diana de la falta de respeto es el Presidente de la República y, luego, todos sus colaboradores sobre todo, empero, los que son indígenas. La falta de respeto se socapa bajo el pretexto de la libertad de expresión. La derecha católica tiene un as bajo la manga, para estos casos: los indios son totalitarios, por corporativistas. La espada de Damócles de la dictadura pende sobre el Gobierno que, paradójicamente, es de una tolerancia y paciencia que, a veces, se me antoja debilidad o, incluso, miedo indio al patrón blanco. Leí un titular que justificaba así la barbarie verbal en la que hemos caído: “Se le perdió el respeto”, como quien dice, le tuvimos respeto por miedo a lo que podía implicar el 54% de votación que le hizo Presidente. Ahora vemos que no emplea la violencia (como nosotros) cuando podía y debía hacerlo con apego a las leyes. Por tanto, perdido el miedo, perdido el respeto. ¿Qué es de esa otra frase criolla: “Respetos guardan respetos”? Los católicos urbanos de derecha se sienten ofendidos por el mero hecho que no estar en el gobierno. Esto es inaudito y sutil. Se sienten ofendido porque el Presiente recupera las empresas públicas, regaladas a las transnacionales; eso les ofende. Se sienten ofendidos porque habla mal el castellano (el mal castellano de Goni les encantaba, en cambio) Se sienten ofendidos porque ha pedido respeto para Bolivia a los americanos y europeos: Visas también para entrar a Bolivia, en reciprocidad. ¡Va a espantar las inversiones! Se sienten ofendidos por la cobertura que recibe de la prensa mundial. Se sienten agredidos y atropellados cuando les encara respetuosa y democráticamente. “¡Qué se ha creído este indio de mierda!” Hemos llegado a un punto que, haga lo que haga o deje de hacer, los ofende y, así justifican su injustificable falta de respeto para con él y, sobre todo, para con lo que representa: la Indianidad.

Pero, he aquí que, sin respeto mutuo no es posible ninguna convivencia. ¿Por qué calla la jerarquía católica? ¿Por qué no llama la atención a sus feligreses? ¿Dónde está el Defensor del Lector? ¿Los tribunales de ética? ¿Dónde los tribunales pertinentes del Estado de Derecho? Si alguien, ingenuamente, envía un artículo a la prensa, protestando por la falta de respeto, tergiversación o abiertas mentiras, no se lo publican, sencillamente. Estamos volviendo a situaciones medievales.

¿Cómo ser respetuosos cuando el otro no quiere serlo? ¿Paciencia? ¿Cuánto puede durar la paciencia que le ha recomendado el Presidente Lula y que está practicando admirablemente? ¿Por qué no echa mano de los instrumentos jurídicos que prevé la Constitución y las leyes? ¿No puede? ¿No quiere? ¿Por qué? ¿No hay Estado de Derecho real?

  1. Racismo en acción: Sucre

La manifestación más inquietante que ha producido la subida al poder de Evo Morales es la exacerbación del racismo por parte de los católicos urbanos, aglutinados en los comités cívicos, y el silencio cómplice de la jerarquía eclesiástica. Digo racismo, no xenofobia: rechazo del extranjero, que es más antigua y no tiene que ver con aspectos fenotípicos. Tengo la impresión que los cristianos persiguieron a los judíos por su religión no por su raza, pero he aquí que, en el siglo XV, aparece el concepto de Limpieza de Sangre ligado a la Cuestión Marrana. Más inquietante aún.

Cecil Roth, «Marranos and Racial Anti-Semitism: A Study in Parallels», en Jewish Social Studies II(1940) 239-248 y Y. H. Yerushalmi,. «L’antisémitisme racial est-il apparu au XXe siècle? De la limpieza de sangre espagnole au nazisme: continuité et ruptures», en Esprit, 3/4 (1993) 5-35, sostienen que el primer antecedente del racismo moderno apareció en España, con la ideología de la «Limpieza de Sangre». Antes y después del Edicto de Expulsión de los sefardíes, muchos se convirtieron al catolicismo para permanecer en el país y gozar de los mismos derechos de ciudadanía que los cristianos. Fue entonces que aparecieron los «Estatutos de limpieza de sangre», que establecían la investigación genealógica de las personas, con el fin de determinar si las mismas tenían sangre judía, mora o “hereje”, sic, tratando de impedir, vanamente, por cierto, su ingreso a las universidades, administración pública, ejército, monasterios, cabildos y a la misma Inquisición. Max Hering: «Limpieza de sangre» ¿Racismo en la Edad Moderna? Tiempos Modernos: Revista Electrónica de Historia Moderna, 4 (2003) 9ss, sostiene que por primera vez en la historia se utilizaban los conceptos de “raza” y “sangre” como estrategia de marginación del Otro. Es decir, para empezar, hay que pensar racismo y software en el mismo hálito.

Ahora bien, la ideología española de la Limpieza de Sangre se usó también en las colonias americanas, aplicándola, esta vez, como justificación de la dominación de los españoles sobre los indígenas encomendados y los esclavos africanos, estableciendo una detallada jerarquía entre razas y una taxonomía de las mestizaciones, denominadas «castas»: mestizo, mulato, ladino, zambo, cholo, cuarterón, etc. Los derechos que le correspondían a cada persona estaban estrictamente determinados por su clasificación en esta taxonomía, considerándose superior al español peninsular y en el lugar más bajo, al esclavo africano. Este modelo racista, básicamente, será asumido por el colonialismo europeo ulterior con algunos añadidos que vale la pena tener en cuenta. Es decir, para seguir, hay que pensar racismo y colonialismo en el mismo hálito.

A partir del siglo XIX la civilización occidental desarrolló una ideología abiertamente racista, ampliamente aceptada, a la que Ernst Nolte: Der Faschismus in seiner Epoche, München, 1963, 345, llegó a definir como una «rama del pensamiento europeo», y George Mosse como «el lado oscuro de la Ilustración»: Die Geschichte des Rassismus in Europa, Frankfurt am Main, 1990. 24. Para ello, el racismo europeo recurrió a la “ciencia” y en especial a la biología para justificar la superioridad de los europeos sobre el resto de los seres humanos, así como la necesidad de que éstos fueran gobernados por aquellos. Es decir, racismo como justificación de la dominación política y económica.

El racismo también recurrió a la filosofía a través de Joseph Arthur de Gobineau: Essai sur l’inégalité des races humaines, Paris, 1853, que sostiene que las civilizaciones que se destacaron fue gracias a la presencia homogénea y dominante de la raza blanca, mientras que las civilizaciones que sucumbieron, su decline and fall se debió a su «degeneración» proveniente de las mezclas raciales. Para Gobineau, las razas negra y amarilla son «variedades inferiores de nuestra especie», sobre las que se impone «la superioridad del tipo blanco y, dentro de este tipo, de la familia aria». Termina sosteniendo que si la civilización occidental pretende subsistir, resulta esencial evitar a los extranjeros y en especial la mezcla racial de sus habitantes, preservando pura la sangre aria, algo que, a su criterio, sólo los germanos habían logrado. Es decir, racismo como pigmentocracia.

Las ideas de Gobineau y otros pensadores racistas provienen, a su vez, de la Antropología que busca clasificar al género humano a partir de los conceptos biológicos de «especie» y «raza», desarrollados por los científicos desde el siglo XVIII. En 1885 el antropólogo haitiano Anténor Firmin publicó su tratado De l’Égalité des Races Humaines, Paris, 1885, en respuesta al ya citado libro de Gobineau y al colonialismo, en momentos en que los europeos se repartían África en la Conferencia de Berlín, ignorando a sus habitantes. Este texto antirracista y anticolonial fue silenciado hasta después de la Shoáh en que el racismo ario transgredió un umbral que la misma conciencia blanca juzgó intolerable.

La antropología, asimismo, aplicó las teorías de la evolución de Charles Darwin, en especial las nociones de «lucha por la vida» y de «supervivencia del más apto», dando origen al Darwinismo Social que considera que la selección natural no afecta únicamente a características biológicas de una población sino que, en el caso de la sociedad humana, además afectaría a su propio desarrollo y al de sus instituciones. Spencer interpretó la selección natural en términos de la «Supervivencia del más apto». Los partidarios del Darwinismo Social utilizaron esta teoría para justificar la imposición violenta de diferentes esquemas sociales típicos de las sociedades monoteístas occidentales: primacía del individualismo; aspectos políticos: vigencia del liberalismo / socialismo y aspectos económicos: implantación del capitalismo de mercado y/o burocrático; todo ello como señal de progreso y desarrollo. Es decir, racismo como violencia a la civilización animista basada en el Continuo cosmoteándrico y no en la Separación creador / criatura, sujeto / objeto …

De este modo, el racismo, como Darwinismo Social, jugó un importante papel para legitimar las «guerras contra el indio» que llevaron adelante Argentina: Conquista del Desierto, Chile: Ocupación de la Araucanía y Estados Unidos: Conquista del Oeste, en la segunda mitad del siglo XIX, como una manera drástica de imponer el capitalismo y los valores del monoteísmo. En Bolivia, dado que los indígenas no eran una minoría, sino mayoría, y dado que desde la época colonial se los necesitó como mano de obra gratuita para la mita minera, los obrajes y las haciendas, las políticas racistas, coloniales y republicanas, no fueron de exterminio: genocidio; sino de etnocidio: cambiar el software animista indio, por el software monoteísta, a través de la evangelización, es decir, la extirpación de idolatrías y, después del 52, a través de la expansión del mercado, la educación, la salud, el cuartel, el sindicalismo, el sistema de partidos políticos, las oenegés: la cooperación internacional al desarrollo: todo lo que contribuyera a occidentalizarlos tercermundistamente. En cualquier caso, el odio anti indio se transmitió de generación en generación y se retroalimentó a través de las relaciones de servidumbre. Así, son conocidas las expresiones del cruceño Gabriel René Moreno: «El indio incaico es sombrío, asqueroso, huraño, prosternado y sórdido” que siguen vigentes hasta el día de hoy en el discurso del comiteísmo católico; las del Presidente José Manuel Pando: “Los indios son seres inferiores y su eliminación no es un delito sino una selección natural”. Otro Presidente, Bautista Saavedra, dijo que “El indio es apenas una bestia de carga, miserable y abyecta, a la que no hay que tener compasión y a la que hay que explotar hasta la inhumanidad y lo vergonzoso”. Alcides Arguedas llega a decir incluso: “Es costumbre en la municipalidad servir a los canes bocaditos de pan con estricnina dentro, para de este modo fácil, cómodo, barato, higiénico y eficiente, librarse de la plaga. Propongo que con los indios se use igual procedimiento (…) Estoy enfermo de asco”. Extraña que la cultura oficial los recuerde como “Patricios” y “Hombres de bien”. Nos avergüenzan como seres humanos. Es decir, racismo como escape irracional y subjetivo de una civilización unilateralmente racionalista y objetiva.

Pero he aquí que el “racismo” que ahora aflora es más complejo aún. Distingo tres tipos de violencia racista. El cruceño: blancos que organizan a la plebe india suburbana joven y pobre para sus pogromos, razzias y jacqueries anti kollas. El cochabambino / ¿tarijeño?: blancos urbanos se enfrentan directamente a quechuas rurales. El sucrense: cholos y mestizos urbanos quechuas, castellano parlantes, que han tomado democráticamente el poder político de la ciudad, gracias a la “Forma ONG” y a la militancia política: MIR/MBL, desplazando a una aristocracia blanca, organizan a universitarios cholos y mestizos para lanzarlos contra sus parientes indígenas del área rural en representación del Presidente uru Evo Morales, a quien no pueden tocar. Tengo la impresión que los cholos y mestizos urbanos de Sucre ejercen violencia contra sus hermanos quechuas rurales, no tanto por razones de sangre cuanto como por razones “religiosas”: de civilización. En este caso –me parece– los conceptos de “raza”, “sangre” y “limpieza de sangre” ya poco o nada tienen que ver. Volvemos al modelo del comienzo: hay que pensar racismo y software: programación neurosimbólica en un solo hálito.

Se ha escrito mucho acerca de la violencia / violación arquetípica de la conquista: padre español y madre india. Seguiremos esa veta. Podríamos graficar así un primer complejo de ideas:

Monoteísmo Padre Mestizo Cholo Madre Animismo

El Padre español entraña el software monoteísta y el Mestizo sería aquel cuyo software dominante hace masa crítica por el lado occidental. Madre india entraña el software animista y el Cholo sería aquel cuyo software dominante hace masa crítica por el lado de la indianidad. Es decir, como el Marrano sefardí, el Mestizo y el Cholo ponen en acto el Principio Contradictorio: pensar / sentir / actuar, al mismo tiempo, como monoteísta y animista, según lo sugiera el contexto y de acuerdo a una geometría emocional variable. Estamos en el mundo cuántico de la relatividad, la incertidumbre. El Marrano, el Mestizo y el Cholo son como el Gato de Schrödinger que pueden colapsar en Onda o Partícula según el Efecto Observador. El mestizo y el cholo se sienten atraídos por ambas polaridades: la del Padre y la de la Madre, pero el software dominante, colonialmente: el Principio de No-Contradicción: A y B no pueden ser verdad al mismo tiempo, los impele hacia el imposible Principio de Identidad: A = A y el Principio de Tercero excluido: No existe una tercera posibilidad de verdad. Este es el drama. Es un asunto de software, no de biología, como sostiene la ideología dominante del mestizaje. Desde el punto de vista de la ciencia actual, la vida, toda vida, es fruto de la mezcla. Es decir, la ideología del mestizaje se basa en una tautología, proveniente de la tesis hegeliana del Aufhebung, no verificable empíricamente. Lynn Margulis, Symbiosis in Cell Evolution: Microbial Communities in the Archean and Proterozoic Eons, W.H. Freeman, 1992.

Como no se nace mujer (y a fortiori: tampoco varón): Simone de Beauvoir: Le Deuxième Sexe, 1949: «On ne naît pas femme, on le devient», así también, no se nace ni cholo, ni mestizo: se deviene. ¿Cómo ? Basta seguir la biografía del Cuarteto matricida de Sucre: del campo a la ciudad, a través de la escuela, el catecismo, el cuartel, la universidad, la oenegé, el partido, hasta convertirse en clase dominante políticamente. El arrimarse al lado del Padre les ha traído beneficios (que sienten amenazados, sin embargo, por la emergencia india que levanta el Nombre de la Madre : la Pachamama): se pueden codear con los Marinkovic, Costa, Reyes Villa, Sattori, como iguales e imprescindibles; claro, tienen que hacer un esfuerzo mayor que los blancos para ser reconocidos. Ese esfuerzo mayor consiste en asesinar ritualmente a su Madre india, una y otra vez, masacrando a los hijos quechuas de la Pachamama, en los altares sacrificiales de la República: la Plaza de Armas, delante de la Casa de la Libertad, siguiendo un ritual cuartelario : «De rodillas indios de mierda, griten viva la capitalidad», «Sucre se respeta ¡Carajo!», «¡Llamas! pidan disculpas» mientras les hacen arrear la Wiphala y la bandera del MAS e izar la bandera de Chuquisaca, signada por la Cruz de San Andrés o Cruz de Borgoña, el pendón más hispánico que flamea en Bolivia: expresión simbólica del Padre biológico y del Padre simbólico: el Crucificado: quintaesencia, ambos, del monoteísmo patriarcal, falocrático de Occidente, mientras los humillan descamisándolos, arrodillándolos, haciéndoles besar el suelo, por no referirme a la violencia ejercida sobre sus cuerpos y ánimos. Un asesinato ritual de la Madre india en toda la regla, para ser aceptados por el mundo occidental y, sobre todo, para consolidar, desesperadamente, el poder político, arduamente conseguido y puesto en jaque mate por el Pachakuti en curso. El precio: asesinar su otra mitad esencial. El resultado: una monstruosidad ontológica.

Despatriarcalización y Descolonización según Idon Chivi

  1. Voy a leer y comentar el texto de Idón Chivi: Sin despatriarcalización no hay descolonización, un texto oficial del Estado Plurinacional, como una guía para conversar. El encabezado del texto resume el propósito. “El presente documento … muestra un recorrido sobre lo qué es la descolonización y lo qué es la despatriarcalización … y cómo esta se expresa en el desplazamiento institucional del Estado Plurinacional. Dicho de otra forma … confiesa … los temas pendientes del Viceministerio de Descolonización y la Unidad de Despatriarcalización”. El interés de esta lectura es aportar a seguir profundizando los “temas pendientes” y sus supuestos epistemológicos.
  2. El Índice del texto mapea bien el alcance del Informe:

I. Descolonización y Despatriarcalización: El Horizonte estatal
II. Descolonización y Despatriarcalización: El horizonte de los movimientos sociales
III. Descolonización y Despatriarcalización: El desarrollo normativo
IV. Descolonización: entre la estrategia y la táctica en el Estado
V. “Descolonización del Estado desde el Estado”
VI. “Despatriarcalización del Estado desde el Estado”.
VII. Políticas Públicas en Descolonización y Despatriarcalización.
Conclusiones

  1. El método que seguiré consistirá en tratar de entender y sintetizar, primero, cada acápite en sí mismo; señalar las palabras clave, comentarlas, apuntar los conceptos a conversar, adelantar algunas preguntas y, luego, condensar la lectura en unas cuantas preguntas que puedan guiar la conversación.
  2. Descolonización y Despatriarcalización: El Horizonte estatal.

El primer flash de Descolonización: “De este modo debemos asumir que la descolonización es el ajayu (espíritu) del proceso, y la despatriarcalización la q’amasa (energía) del proceso”. Podemos entender esto en el sentido de que tanto la des-colonización como la des-patriarcalización consiste en pensar con los propios conceptos. Perseguiré esta veta en los siguientes apartados

Sobre la expresión de Horizonte estatal se alude a él de la siguiente manera: “(El) suicidio (del Estado) como maquinaria colonial y patriarcal … es el fondo práctico de la descolonización y la despatriarcalización”. Idón Chivi insinúa que este suicidio se daría a través de políticas públicas des-colonizadoras y des-patriarcalizadoras.

Palabras clave.

Suicidio del Estado, Maquinaria colonial, Fondo práctico, Políticas públicas

Comentario

Suicidio estatal. A propósito de esta expresión recuerdo la teoría del conatus de Spinoza: todo ente buscar permanecer en el ser. Conocemos algunas formas de desaparición del Estado: desde fuera: el Tawantinsuyo; desde dentro, por implosión burocrática: el Estado soviético; por entropía: el Imperio romano o por razones ecológicas: dicen que los Mayas. Parece improbable que un Estado, lúcidamente, se de-construya hasta el punto de auto desaparecer. Mejor dicho: el Estado colonial desaparece, debido a políticas públicas descolonizadoras y despatriarcales, y aparece como Estado Plurinacional. Tal la tesis de Chivi. En esta operación discutible, lo que no está en cuestión, sin embargo, es la “Forma Estado”. A esta noción, es clave darle un hervor más, pues soporta la teleología de la des-patriarcalización / des-colonización. Lo sorprendente es que en esta operación no aparece la “forma Ayllu” o la “forma Red”: los equivalentes homeomórficos amerindios de la “forma Estado”, sin los cuales esta operación no tiene carácter local y es una gran abstracción.

Maquinaria colonial. La modernidad se construyó sobre una metáfora maquinal. En la actualidad, debido al nuevo paradigma, se prefiere metáforas orgánicas. En esta metáfora maquinal, se ve que Chivi elabora su discurso desde la metáfora moderna. El sistema metáforico amerindio, en cambio, es orgánico: ajayu, qamasa, ayllu…

Fondo práctico. Chivi prioriza lo “práctico” sobre lo teórico, aunque tiene pretensiones ideológicas. Para evaluar la consistencia de sus tesis habría que verificar su cumplimiento, primero, en un acontecimiento histórico, concreto que todos conocen (el caso TIPNIS sería un buen fondo práctico) y, luego, el software occidental para ver si los conceptos son consistentes.

Políticas públicas es una noción estratégica, pues ellas, según Chivi, han de producir la de-construcción del Estado colonial. Sólo un apunte, ahora. En un Estado de verdad, las políticas públicas precisan de instituciones que las puedan implementar; eso significa burocracia meritocrática y, además, presupuesto. Sólo en “Estados aparentes” se puede pensar que la letra de la ley: políticas públicas, opera sin necesidad de mediaciones institucionales y presupuestarias. Esto es Pensamiento mágico.

Preguntas

Idon Chivi sólo se refiere a la “Forma Estado”, la forma política del Occidente patriarcal, pero no nombra siquiera la “Forma Ayllu”, el modo chacha-warmi de modular lo político en los Andes animistas. Los pueblos de Tierras Bajas conocen modelos en red que apuntan hacia otra posibilidad de lo político (más en consonancia con el actual paradigma tecnológico) del que se ha ocupado cierta etnología (Pierre Clastres, Melià…) pero en ningún caso la politología, pues esos casos, aislados y minoritarios, además, son, para ellos, pre-políticos, es decir, no patriarcales. Es eurocéntrico pensar que la forma Estado es universal y sólo caben modificaciones adjetivas en su corpus cons- e ins-titucional. He aquí un primer tema conceptual pendiente a profundizar: la relación Estado occidental – Ayllu andino – Redes tropicales.

¿Des-colonización del Estado significa de-construcción del Estado y, por tanto, su re-construcción desde la perspectiva amerindia? ¿Des-colonización implica ex-tirparse el software occidental y volver a intro-yectarse el software amerindio? ¿Es esto posible? Esto sólo es pensable desde el Principio de no-contradicción aristotélico. La vida, y el modelo lógico amerindio, funcionan en base al Principio contradictorio, que implica la complementariedad de las energías opuestas: masculina y femenina o, como dice la física cuántica, la complementariedad contradictoria de las energías Bosón y Fermión u Onda y Partícula.

¿Des-patriarcalización significa una re-matriarcalización del Estado? ¿Es esto posible? Sabemos que, por diseño, el Estado occidental es patriarcal, pues expresa, en la edad moderna, la forma laica y secularizada de la Teocracia patriarcal judeo-helena, basada en la primacía del Uno: un Dios Padre o un Motor Inmóvil, y la represión de la Madre o la Energeia ctónica. Nunca hubo un “Estado matriarcal”. Es una contradicción en sus propios términos. En cambio, la Paridad: Yanantin, Pa-cha, es la lógica con la que los amerindios han puesto en escena lo político: el Ayllu: aran / urin, la forma básica que, holoárquicamente, se expresa más complejamente en Tiwanaku, Wari, Cusco: la lógica tetraléctica. Las sociedades matriarcales o matrísticas no produjeron la forma Estado (ver Riane Eisler y Humberto Maturana)

¿Se podrá des-colonizar mecánicamente algo que se ha producido orgánicamente? Aquí valdría tener en cuenta el concepto de “Resonancia mórfica”, “Metabolización”, “Retroalimentación”, de la nueva Biología, la Biología cognitiva y la Cibernética para entender cómo proceden los seres vivos, incluidas las sociedades humanas, con los in puts provenientes del entorno del sistema; en este caso, Europa.

Conceptos

Si se utiliza el soporte de la escritura, para que la narrativa pueda ser entendida, es preciso definir los conceptos mayores; de otro modo la confusión es inevitable y ello resiente la comunicación. Entiendo, clásicamente, por Definición la operación lógica que distingue el Género próximo y la Diferencia específica del concepto.

En este contexto es preciso definir los conceptos gravitantes del texto, tanto implícitos como explícitos: “Colonización” (periferia), “Metrópoli” (centro), ”Occidente”, “Patriarcado”, “Matriarcado”, “Matrístico”, “Indianidad” o “Abya Yala” o “Kollasuyu”; “Patriarcalización”, “Matriarcalización” y, luego, sus de-construcciones respectivas: “Des-colonización” y “Des-patriarcalización”. El texto los da por supuestos.

  1. Descolonización y Despatriarcalización: El horizonte de los movimientos sociales

Idón Chivi afirma que “ambos conceptos provienen de la larga lucha de resistencia anticolonial” y cita el Congreso de la COB, de 1989, en el que “el movimiento campesino pondrá en duda la dirección por decreto de los mineros, a la vez que cuestionará duramente a la izquierda colonial, colonizada, y colonizante”. Así mismo “pondrán en mesa de discusión política el debate sobre la descolonización, con una frase sencilla pero contundente: “Bolivia es un Estado sin naciones, y los indios somos naciones sin Estado”. De igual modo interpreta que “las mujeres indígenas, desde la marcha, la carretera y los bloqueos (…) perfilaran el horizonte táctico de la despatriarcalización (…) Las Bartolinas Sisas, son su fiel testimonio”. Esto en cuanto a las pinceladas históricas.

En lo teórico afirma: “(…) dejando de lado los debates teóricos sobre la triple opresión, (…) lo importante es la emancipación como espacio Chacha-Warmi (…) como convergencia de la complementariedad que no se reduce a lo masculino y lo femenino, en tanto modelos biológicos, sino que se abre a las otras identidades sicológicas, en el marco de la expansión política de los horizontes emancipatorios y de la alianza de las identidades oprimidas por el patriarcado (…)” Esta proposición es fundamental; desgraciadamente, en este texto, no es desarrollada ni vuelta a mentar. Sin embargo, aquí se esconde lo genuinamente creativo e innovador de la apuesta boliviana. La narrativa de izquierdas del texto tapa y encubre esta veta preciosa.

Palabras clave

Izquierda colonial, nación, emancipación, complementariedad, modelos fisiológicos, identidad

Comentarios

“Izquierda”, “derecha”, “centro”, son conceptos de la ciencia política. No tienen validez ni aplicación universal, en principio. “Izquierda colonial” “derecha colonial”…son extensiones de sentido. Pero de ahí, no se colige (como sugiere Chivi) que hubiera una Izquierda no colonial o no occidental o descolonizada o despatriarcalizada. No puede haber tal cosa, por razones lógicas. En Bolivia la cercanía semántica: izquierda = colectivismo: multitud: socialismo (frente a derecha individualista, elitista: liberalismo) con lo comunitario del ayllu, como que las tornara sinónimas: una vale por la otra. No es así. Comunidad es la complementariedad de aran y urin: dos polaridades antagónicas que, al complementarse, en el tinku, producen ayllu. Colectivo, multitud … mentan a agrupaciones de individuos. Como se ve, nada tienen que ver ambas nociones. Brotan de tiempo-espacios diferentes.

Nación. Si se tiene en cuenta todo el debate europeo al respecto, desde la Revolución francesa, sólo por una forzada analogía tendrían algo que ver con lo que son nuestros ayllus, markas, tentas…indígenas, tanto de Tierras altas como de Tierras bajas. Conceptualmente, Nación (no como el lugar donde uno ha nacido) sino como concepto jurídico y político, proviene de un paradigma basado en la escisión: sujeto / objeto, tiempo / espacio…En cambio la sociedades amerindias se basan en un paradigma basado en el continuo, la no separación de público / privado ….Esto, obviamente, tiene repercusiones en el concepto de pluri-nacional. Pero ese, ahora, es otro tema.

Emancipación. Este concepto sale a menudo. En la tradición de la Ilustración, significa el resultado que deben conseguir la Razón y la Industrialización de emancipar al Hombre de la Naturaleza y de la Sociedad, para crear el Individuo soberano; sólo entonces será autónomo y libre: emancipado, precisamente. Como sabemos ahora, esta ficción, imposible materialmente aunque sí imaginariamente, está en el origen de la doble crisis del Capitalismo actual: ecológicamente: extractivismo e industrialización que aceleran y exacerban el Cambio climático y socialmente: explotación del hombre y de los “Estados” no occidentales. Emancipación es más propio del siglo XVIII centroeuropeo; pero no de ahora: la era de las redes y sistemas.

Complementariedad. Es el concepto axial, me parece, de lo que se pretende con descolonización y despatriarcalización. Sin embargo, en el texto permanece es estado latente. Como Principio ha sido enunciado por Niel Bohr, según el cual la materia y la radiación pueden ser, simultáneamente, ondas y partículas. Las dos descripciones se complementan. Ese principio se aplica también en otros campos en los que se verifican oposiciones, entendidas como complementarias dentro del sistema global.

Modelos biológicos. Como que la palabra biológico produjera perplejidad; como que es entendida como sinónimo de atraso, barbarie, cosa de indios, huele a nazismo: Blut und Boden. Lo culto, civilizado, racional es lo psicológico, lo político: lo que no huela a relaciones de parentesco: a tribal. Este prejuicio ha quedado obsoleto por el nuevo paradigma. Es más, las teorías racionalistas del conocimiento, por ejemplo, están siendo radicalmente revisadas desde la biología cognitiva, debida a Maturana y Varela. La nueva biología de Sheldrake está revolucionando los prejuicios de la Ilustración. Justamente, el gran aporte político de la Indianidad es que ha desarrollado modelos políticos en el continuo de la naturaleza. Este es nuestro As bajo la manga, que el Viceministerio debería más bien trabajar.

Identidad. Este el concepto más absurdo y menos adecuado que se nos hubiera podido ocurrir para mentar y explicitar nuestras múltiples pertenencias. Identidad significa A es igual a A. Es una tautología. El daño está ya hecho y la confusión servida

Contrapuntos

En la Bolivia reciente, es el Katarismo el que ha introducido el concepto de “Colonialismo interno” y, como una vía de descolonización, ha postulado el Principio de “Mirar con los dos ojos: el de clase y el nación”. Es decir: chacha-warmi. Simón Yampara ha continuado esa reflexión a través del concepto de “Matrices civilizatorias”: Occidente y Tiwanaku-Kollasuyu, hasta elaborar el concepto de “Complementariedad de matrices civilizatorias”. Véase: www.politicasparabolivia.com. Esta veta no se la puede ignorar. Paralelamente el THOA ha desenterrado la historia de las luchas anticoloniales de los Cacique y Apoderados que, pasando de la teoría a la práctica, se prosiguen en el CONAMAQ.

Tareas pendientes

La afirmación más importante es la referencia al Chacha Warmi. Sin embargo, da la impresión de quedar en eso y no es procesada conceptualmente a lo largo del discurso. Lo conceptual sigue sobre determinado por una retórica neo-izquierdista de sabor latinoamericano, paternalístamente pro indígena. No quieren, empero, Quijano y compañía, pensar con conceptos indígenas; siguen en la modernidad newtoniana. El concepto de Chacha-warmi hay que tratarlo desde el nuevo Paradigma científico técnico; no desde los feminismos. Este es el concepto más duro que trae la física cuántica e involucra cuestiones de software: Principios Contradictorio y de Complementariedad (Lupasco, Heisenberg).

Los Movimientos sociales: campesinos, cocaleros, colonizadores y las Bartolinas, si nos quedáramos en un discurso de Izquierdas, como el que privilegia Chivi, cuestionarían radicalmente, desde sus prácticas, declaraciones y desplazamientos, el sentido y la razón de ser del Viceministerio de Descolonización y Despatriarcalización, pues, ahora, no hay nada más “patriarcal” y “colonizador” que sus posiciones frente al TIPNIS, alentadas desde el Ejecutivo. Se impone repensar el concepto de Movimientos Sociales, pues no se trata de defender o atacar, sino de comprender y, eso, se logra cambiando de Paradigma: saliendo de un debate concebido en términos del Paradigma newtoniano: colonialidad del saber, del poder…y aceptar y entender que todos llevamos dentro: un colonizador y un descolonizador, al mismo tiempo; un extractivista y un pachamamista-ecologista, al mismo tiempo; un patriarca y una matriarca, al mismo tiempo. Se trata de aprender, pues, a pensar lo contradictorio. Sólo una visión cuántica del país nos permitirá superar los bandazos maniqueos, debidos al Principio de no contradicción: o eres extractivista y entonces no puedes ser pachamámico o eres pachamámico y entonces no puedes ser extractivista. La realidad, sabemos, va por el medio; pero las ideologías de izquierdas/derechas nos abocan a falsos dilemas.

El concepto de “Movimientos Sociales” tampoco es definido o descrito; se lo da por sentado. Este concepto lo pone en circulación la sociología francesa (Touraine…) para dar cuenta, por un lado, de la reducción cuantitativa de la Clase Obrera, convertida en clase media, por obra de la tecnología y las políticas social-demócratas del siglo XX y, por otro lado, para visibilizar nuevos movimientos sociales: estudiantes, feministas, ecologistas, gays, lesbianas…En el caso boliviano se bautizan así a los miembros de la Central Obrera Boliviana; es decir, a sindicatos; vale decir, cualquier cosa menos movimientos fluidos, espontáneos y no estructurados. Lo cierto es que, los aludidos, aceptaron de buen grado el bautizo y se convirtieron en masa de maniobra del MAS en su enfrentamiento con la Derecha. El Partido dirigía a las masas organizadas: el ideal leninista. El precio es también conocido: sus cabezas: direcciones, fueron jibarizadas o, lo que es lo mismo, se perpetró un politicidio: el partido manda sobre esos otrora “órganos de poder de raíz indígena” (Filemón Escobar).

  1. Descolonización y Despatriarcalización: El desarrollo normativo

El concepto de Descolonización, según Idón Chivi, se encuentra en la CP, Art. 9º inc. 1 y Art. 78, inc. I. Luego, en el D.S, de Organización el Órgano Ejecutivo, cuando se instituye el Viceministerio de Descolonización, como parte del Ministerio de Culturas.

El concepto de Despatriarcalización no se encuentra la Constitución Política “en forma explícita, pero de modo implícito se advierte un paquete de 25 artículos que sin mencionar la palabra despatriarcalización, contienen un programa político (…) que viabiliza (…) la despatriarcalización a nivel general, entre economía, política y sociedad…”. Así mismo, aparece la palabra Despatriarcalización en el Plan Nacional de Acción de Derechos Humanos, D.S. No 29851, y el Plan Nacional de Igualdad de Oportunidades, D.S. Nº 29850. Igualmente, mediante la R.M. Nº 130, se crea la Jefatura de Unidad de Despatriarcalización, dentro de la Dirección General de Administración Pública Plurinacional del Viceministerio de Descolonización.

En sentido estricto, no se puede hablar todavía de un “desarrollo normativo” propiamente dicho, sino, de momento, de un asentar, posicionar, ambas palabras en las Normas legales.

Palabras clave

Constitución Política, Igualdad de oportunidades, Despatriarcalización en economía, política y sociedad.

Comentario

Hay que ser consciente que la Constitución: Ley de Leyes, de las Constituciones Políticas de los Estados modernos, es una tecnología política desarrollada por el Monoteísmo abrahámico: es la Ley de Moisés, secularizada. Es la Palabra del Padre. Es la quintaesencia del Patriarcado. Si se postula el concepto de despatriarcalización habría que ser crítico respecto de este concepto. La única manera de ser crítico es contraponiéndole la energía contraria: relativizarle. Esto ya no se puede hacer en Occidente; por eso, la politología europea lo acepta como un absoluto que refuerza su pretensión de universalidad. En los Andes se puede contraponerle la energía contraria: el Ayllu. Pero he aquí que, eso, está todavía latente en el discurso de Chivi. Esta es una tarea pendiente, por ejemplo. No todo es escritura; están también la oralidad, la ritualidad…
Igualdad de oportunidades es un concepto desarrollado por el liberalismo anglosajón de derechas y se contrapone al concepto de Igualdad de resultados, preferido por las izquierdas europeas. La igualdad de oportunidades y la igualdad de resultados son dos posturas alternativas para organizar de modo justo una sociedad. Ambos conceptos están estrechamente relacionados con los conceptos de Libertad negativa y Libertad positiva. Las consecuencias legales y políticas de esta dicotomía se relacionan con el papel del gobierno. Tradicionalmente se ha pensado que la igualdad de oportunidades se logra mediante la no intervención del gobierno en la distribución (quedando su papel reducido a garantizar la «libertad negativa»: libertad de expresión, libertad religiosa, garantías para la propiedad privada, etc.), mientras que la igualdad de resultados requiere la intervención del gobierno mediante la implementación de programas de bienestar para los pobres y la instauración de impuestos progresivos. Llama la atención que los aymaras, sobre todo, Félix Patzy, lo hayan izado como el contenido de la Descolonización. Algo para ser repensado. Otra tarea pendiente
Despatriarcalización en economía significa contraponer al Capitalismo la Reciprocidad: el Ayni. Despatriarcalización en política significa contraponer al sistema de Partidos el de las Autoridades originarias. Los dos; no uno en lugar del otro. Despatriarcalización en sociedad significa contraponer a un modelo societal basado en el Individuo un modelo societal basado en el Ayllu: los dos en sus espacio-tiempos respectivos. Todo eso está latente en el discurso de Chivi, aunque apuntando a. variaciones dentro del modelo patriarcal.

Perplejidad

Lo patriarcal se expresa, sobre todo, en la escritura, el dinero y el concepto: la Ley: lóbulo cerebral izquierdo. Lo matriarcal en el lóbulo derecho: lo oral, ritual, icónico, el canto, la danza, el ayni, etcétera. Si se usa de la escritura, si se erige la Ley (de Moisés), la Constitución (dicho de manera secularizada y actual) como el soporte de la “des-patriarcalización”, se perpetra un contrasentido; este lapsus lógico; sólo reforzaría aún más el carácter patriarcal de la Constitución, incluida su pretensión de universalidad.

Lo que correspondería, desde los Andes, es contraponerle la otra energía: la Warmi, Bosón, para relativizarle. En este caso, frente a la Escritura, se alza la Oralidad: el Derecho Consuetudinario; la ritualidad, si se quiere. Sospecho que, esto, es lo que pretende el Viceministerio, pero al privilegiar la Escritura: las leyes: el desarrollo normativo…tiene que ser consciente que refuerza la patriarcalidad del Estado.

La no definición de Descolonización y Despatriarcalización: el alcance de sus contenidos, hace que estas palabras se conviertan en formas extrañas en un corpus que expresa todo lo contrario que lo que ellas pretenden: despatriarcalizar y descolonizar.

  1. Descolonización: entre la estrategia y la táctica en el Estado

En la tradición occidental se suele definir a priori; no a posteriori. He aquí que Idón Chivi introduce otra manera de definir, en la que vale la pena detenerse. “La descolonización –dice– solo puede ser definida históricamente (…) en su realización material (…) Dicho de otra forma, solo asumiendo que el proceso de colonización no ha culminado, sino que solo se ha refinado política, jurídica e institucionalmente (…) es posible hablar de la descolonización en tanto definición histórica dinámica”.

Primera idea fuerte; la descolonización es lo que hagan los colonizados por dejar de ser tales; es un programa abierto, un proceso, justamente, del que, sin embargo, señala su horizonte: “Constituir una sociedad justa y armoniosa, sin discriminación, ni exclusión, con plena justicia social, para consolidar las identidades plurinacionales”.

Y, al respecto, precisa aún más. Desde el punto de vista estratégico la descolonización “se enfrenta directa y estratégicamente a las políticas coloniales, liberales y neoliberales”. Desde el punto de vista táctico, Descolonización “(…) implica “Visibilizar el proceso de colonización como problema ideológico central; Desestabilizarlo en cuanto políticas públicas o modelos normativos, ideológicamente concebidos, y Pasar a su transformación histórica revolucionaria”. Se entiende lo de visibilizar; además, es urgente. No se entiende lo de desestabilizar y menos con meros enunciados: políticas públicas, sin institucionalidad y presupuesto (¿Quién financia a su propio asesino y le deja hacer?). La transformación, si acaso, será histórico-páchica y revolucionario-pachakútica, si queremos trascender el Occidente y sus conceptos unilateralmente patriarcales.

Palabras clave

Identidades plurinacionales, liberales / neoliberales, ideología, historia, revolución.

Comentarios

Identidades plurinacionales, desde el punto de vista lógico, es un contrasentido. Lo idéntico (A = A) no puede ser pluri. Hay que buscar conceptos más adecuados; por ejemplo: pertenencia. Uno puede tener múltiples pertenencias.

Está de moda usar liberal y neoliberal casi como un insulto. Intelectualmente hay que ser consciente que las políticas que implementa el Gobierno son casi todas (neo)liberales, incluidas los subsidios: Juancito Pinto, Juana Azurduy… Las desarrolló el Banco Mundial en su estrategia de Alivio a la Pobreza. Conceptualmente, el subsidio pertenece al ámbito de la Reciprocidad: redistribución. Es decir, el Capitalismo (la acumulación) contiene también la Reciprocidad (distribución) pero minimizada y la Reciprocidad contiene también dentro de sí el Capitalismo (la acumulación). Otra tarea pendiente para estudiar. Eso por un lado.

Por el otro, conceptualmente, el Capitalismo se bifurca en liberalismo y socialismo; van juntas, sólo que en la lógica de no contradicción: si eres liberal no eres socialista y viceversa. En cualquier caso, no hay socialista que no sea capitalista de Estado; los liberales lo serán de Mercado. Distintas variaciones de lo mismo. La expresión “socialista comunitario” y otras variaciones semejantes son contradicciones in adiecto, en sí mismas, en sus propios términos.

Ideología. En las culturas de izquierdas este concepto tiene un gran prestigio intelectual. Pero habida cuenta los resultados que produjo a lo largo de los siglos XIX y, sobre todo, XX: violencia y destrucción: guerras y guerras frías, se tomó consciencia que la ideología es la expresión laica y racionalista del fundamentalismo patriarcal abrahámico, basado en el Principio de Identidad: Sólo uno puede tener la razón y ese: soy yo. Un Dios, una verdad y un solo camino, para todos. Es la arma del Patriarcado.

La noción de Historia fue creada igualmente por el Patriarcado abrahámico al separar las nociones de Tiempo y Espacio y erigir el Tiempo como el soporte de su propia abstracción. El Tiempo produce el concepto de Historia: los acontecimientos antropocéntricos que acaecen en el Tiempo y se contrapone, explícitamente, a Espacio: Naturaleza, Pachamama: el lugar de la idolatría, el paganismo, el animismo. Las idolatrías se extirpan. Esta es la forma como el Monoteísmo patriarcal se relacionó con la indianidad en los Andes. Al concepto de Historia hay que contraponerle el de Pacha. El concepto de Historia es antropocéntrico, el de Pacha es cosmocéntrico.

El concepto de Revolución es occidental. Su equivalente homeomórfico en los Andes es Pachakuti. Hay que contraponer Pachakuti a Revolución y aceptar a ambos y sus formas más eficaces: el Reformismo, por ejemplo.

Preguntas

El modelo político occidental se basa, tanto en el Liberalismo: el individuo, como en el Socialismo: lo colectivo. Ambos son Occidente. Los Andes proceden, políticamente, de otro modo: entienden la polaridad como urin / aran. Debido a que no manejan el Principio de no contradicción, no se ven obligados a afirmar una polaridad, digamos lo liberal y, entonces, negar lo social o viceversa, sino a afirmar, al mismo tiempo, a ambas polaridades, pues se rigen lógicamente por el Principio cuántico de lo contradictorio.

El punto entonces no es el Género Próximo, sino la Diferencia Específica. Y en este punto Chivi coloca la Diferencia específica, de su definición de la Descolonización, no en lo andino, indígena, originario, campesino, amazónico, como cabría esperar, sino en la quintaesencia de lo occidental: el Estado: “(…) todo lo que se haga desde la institucionalidad del Estado en términos de políticas públicas y que vaya dirigida a cumplir este fin esencial (…) se llama descolonización”.

Descolonización es todo lo que se haga desde el Estado. ¡! ¿?. Habría que darle una pensadita a esta proposición. En cualquier caso, sería una determinación muy ad hoc.

  1. “Descolonización del Estado desde el Estado”

He aquí una Descripción del Estado: “El estado colonial es señorial, patrimonialista, racista, burocrático y corrupto. El estado colonial es hipócrita”. (¿Y el Estado en las metrópolis será diferente?) (…) “Por tanto la descolonización del Estado, desde el Estado, es el enfrentamiento directo contra todo ese paquete perverso de estatalidad (…)”. Obviamente, esta proposición sólo es pensable como “suicidio”: “Suicidio del Estado colonial”. Suicidado éste, quedaría el “Estado Plurinacional”. Esa me parece que es la tesis de Idon Chivi. “Así pues, la descolonización (…) no es un tema de reflexión teórica –solamente-, sino -y fundamentalmente- un asunto de importancia práctica (…) pues estamos hablando de construir dignidad”.

“Hablemos desde la institucionalidad estatal…Toda la estructura institucional ha desarrollado políticas, programas y proyectos, la mayoría de ellos desconectados, parcelados y fragmentarios, pero que ya saben el camino por delante”. “Como se ve, no ha bastado con la descolonización del derecho constitucional, cuyo producto principal es la misma Constitución Política del Estado Plurinacional, tampoco ha bastado construir una estructura institucional que, de a poco esta encaminando la descolonización del Estado desde el Estado, Descolonizar el Derecho y Nacionalizar la Justicia, Descolonizar la educación y la salud, Descolonizar a las Naciones Unidas, Nacionalizar la dignidad y la soberanía (…).

“La descolonización y la despatriarcalización tienen que ver en el tiempo (…) lo que se diseñó a lo largo de cinco siglos no puede derrumbarse con la buena voluntad solamente, ni desde lo libros nomás…”

Palabras clave

Estado Plurinacional, Descolonización del Derecho, Nacionalización de la Justicia, Descolonizar la educación, Descolonizar la salud.

Comentarios

Estado Plurinacional es una consigna estalinista que, a través de Jorge Ovando: Sobre el problema nacional y colonial en Bolivia, llega a Bolivia. El estalinismo es una arista exacerbada de lo patriarcal. Ahora bien, conceptualmente, en la Constituyente se debate desigualmente dos modelos, uno patriarcal: “Estado plurinacional” y, otro, chacha-warmi: “Diarquía: aran / urin”. Esta segunda modalidad es desechada casi desde el comienzo y, dada la correlación de fuerzas, se opta por una forma que conceptualmente también comparte la Derecha católica de las Tierras Bajas: Estado: el Uno. En la forma aprobada, lo sustantivo es Estado: el Uno: Padre: autoridad; centro…; lo adjetivo (que no cuestiona lo sustantivo: que se lo pueden bancar los católicos de derecha) es lo plurinacional: lo indígena. La implementación de la Constitución no ha hecho sino visibilizar, desde el 2006, cuan adjetivo es lo indígena, en realidad. Los occidentales, y lo occidental, no han hecho otra cosa que minimizar lo indígena, continuando la vieja guerra de baja intensidad de la así llamada Extirpación de Idolatrías. La izquierda y la derecha occidentales, por ejemplo, pactaron un recorte y afeitado de lo pagano en 25 Artículos de la Constitución; siempre que pueden minimizar cuantitativamente la representación indígena, lo hacen, etc. Esto es típicamente patriarcal.

Ahora bien, para entender, hay que fijarse en los modelos lógicos que subyacen implícitos. El monoteísmo: primacía del Uno, conoce diversas variaciones. Hay la más dura: la islámica: sólo Alá (tiene, empero, su lado bosónico en la mística Sufi, pero está minimizada); menos radical: la judía: Yahvé (que también tiene su versión fermiónica-bosónica: la Kabbalah, que es minoritaria, esotérica y de elite); la tercera versión es la cristiana que, en la modalidad católica, conoce un modelo complejo que piensa lo Uno y lo Múltiple, en el así llamado misterio de la Santísima Trinidad: padre, hijo y espíritu santo. Tres personas distintas, sí, pero UN SOLO DIOS VERDADERO (que también tiene su versión bosónica-ecológica en la mística renana: Hildegard von Bingen y también conoce una versión fermiónica-bosónica en la mística marrana carmelitana; ambas minimizadas y casi clandestinas). Así, pues, el modelo lógico trinitario católico es el que se impone en la Asamblea Constituyente para formatear “la unidad en la pluralidad”. Los pueblos indígenas ya deben haberse dado cuenta de la exitosa estrategia jesuítica: entrar con lo plurinacional (“lo de ellos”) para salir con el Uno (“lo nuestro”). El catolicismo se ha vuelto a imponer sobre el paganismo animista indígena que tiene su propio modelo político basado en la Paridad. Esto es lo digno de ser pensado.

Ahora bien, el modelo político indígena, basado en la Paridad, no ningunea lo occidental: a los bolivianos cristianos (con sus ateos y agnósticos, protestantes y católicos), sino que los considera como la otra mitad: urin, de la propia polaridad: aran. Los dos son sustantivos; ninguno es adjetivo; o uno es sustantivo y el otro adjetivo: los dos, antagónicos como son (: los q´aras no tienen que volverse t´aras y viceversa: desaparecería la polaridad) son indispensables para suscitar la Complementariedad: base del sistema indígena. Esta, en realidad, es la Piedra Filosofal de lo político.

La Descolonización del Derecho no puede darse al interior de sus propias reglas que son patriarcales (Derecho romano: patria potestad, propiedad privada…), basados en la escritura y el principio de no contradicción (los artículos deben buscar la univocidad), sino contraponiéndole la energía contraria: el Derecho consuetudinario indígena, basado en la oralidad, la costumbre, el consenso; es contextual, probablístico, reparador, no punitivo, busca restablecer los equilibrios…. El discurso de Chivi, al contrario, parece apuntar a descolonizar el Derecho, sin cuestionarlo (en su patriarcalidad) sino, respetándolo como es, ocuparlo con operadores de justicia indígenas. Este caso, por ejemplo, podría iluminar sobre qué siempre se menta con la palabra descolonización.

Nacionalización de la Justicia debe ser un lapsus linguae, pero como señalara Freud, revela las estructuras del inconsciente. En primer lugar, muestra cuan artificial es lo de lo “plurinacional”; sale la Nación: el Uno. ¿Es que los extranjeros opera(ba)n la justicia en Bolivia? ¿No será una adaptación de un conocido slogang, traslado al ámbito de la justicia?

Descolonizar la educación suena también a slogang, sobre todo teniendo en cuenta lo acaecido en el Ministerio de Educación, desde el 2006, que, ni siquiera ha podido o querido implantar la educación bilingüe en todo el sistema educativo. En La Paz, por ejemplo, castellano como primera lengua y el aymara como segunda o en Charagua; el guaraní como primera lengua y el castellano como segunda. Este ya sería un primer paso de descolonización. Yendo de lo adjetivo a lo sustantivo: al sistema logocéntrico occidental, basado en la experimentación científica, contraponerle, como complementario, el sistema energético indígena, basado en la experiencia vital de la comunidad. Si el criterio fuese que los operadores de la educación fuesen indígenas, ya estaría descolonizada la educación boliviana. Parece que ese no es el sentido.

Descolonizar la salud significaría contraponer, como complementario, al sistema biomédico occidental, el sistema holista y homeopático indígena…

Preguntas

Lo digno de ser pensado es la tesis de Chivi: La Descolonización del Estado, desde el Estado, implica el suicidio del “Estado colonial” por medio de políticas públicas “Estado, programas y proyectos del Viceministerio de Descolonización; suicidado el colonial”, aparecería el “Estado Plurinacional”.

  1. “Despatriarcalización del Estado desde el Estado”

Según Chivi, “la despatriarcalizacion aparece como un nuevo feminismo, más remozado, más indígena, más colectivista, más comunitario, pero descolonizador”. Continúa: “Debemos agradecerle al feminismo, el haber logrado (…) el develamiento del Estado como una estructura patriarcal y haber desnudado al Derecho en tanto eje legitimante androcéntrico del Estado. Es decir denunciar que Estado y Derecho constituyen la complicidad histórica que sirvió como plataforma de la expansión capitalista desde el siglo XVI (…) y que lo hizo utilizando el racismo, el patriarcalismo y el clasismo para lograr ese propósito, y lo hizo desde el seno de la familia, y lo que ello implica para el capital: invisibilización del trabajo de la mujer dentro del hogar, invisibilización a la vez que protección legal para la violencia masculina, asignación de roles sexuales de procreación y provisión, construcción de un mundo adulto-céntrico y de marcado acento biológico masculinizante, y un largo etcétera de aportes que hoy la despatriarcalización recoge como armas de lucha para la emancipación general”

“Si el patriarcado constituye un sistema de relaciones de poder que reducen a la mujer (…) a la patria potestad (…) al espacio privado (…) a luchar contra los hombres en la representación política para ser “como” los hombres (…) la despatriarcalización es la apertura del espacio público, en tanto ejercicio estatal, y la construcción de un nuevo modelo de familia, en tanto espacio privado, abierto a las necesidades igualitarias del Estado Plurinacional”
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“Si el patriarcado es la reducción de la mujer a la procreación, las labores domésticas y el “amor” a la “familia”, la despatriarcalización es el quiebre histórico de estas relaciones sociales de dominación (…) por unas cuya nota esencial es la igualdad de derechos y obligaciones (…) que profundizan relaciones de fraternidad, solidaridad y comunidad”

“Si el patriarcado se sustenta en un nuevo catecismo universal, de base colonial, liberal y neoliberal, la despatriarcalización es (…) la construcción de un nuevo modelo político, económico, y social encaminado a la emancipación del patriarcado en escala también universal”

Luego de sintetizar su recepción del feminismo, trae a colación a Domitila Chungara que “(…) nos dirá que la lucha de la mujer no es contra el hombre, sino contra lo que significa el poder masculinizado tanto en el Estado y su sistema represor, como contra el Derecho y sus ofertas de dignidad siempre escurridizas. Es aquí donde el movimiento indígena aprende que no basta con ser mujer, y que la lucha no solo es para la mujer, sino que es un proceso de emancipación general”.

“La despatriarcalización, debe entenderse (…) como un ejercicio de políticas públicas, tendientes a visibilizar el patriarcado (…) y (…) desestabilizar su reproducción social (…). Y en el marco de la Nueva Constitución Política la despatriarcalización se proyecta como una transformación del lenguaje de los Derechos Humanos (…)”

Grandes tesis

Despatriarcalizar implica construir un nuevo tipo de familia abierto a las necesidades del Estado Plurinacional. Suena imposible lo primero e inquietante lo segundo, como intención. Aquí hay que revisar los peligros del holismo, lo total, lo integral y repensar por qué Occidente apostó por la separación. Con otras palabras: hay que conversar los pros y contras de la Separación y lo Continuo, de individuo y comunidad: del punto y la red.

Despatriarcalizar implica crear las condiciones de producir relaciones de fraternidad, solidaridad y comunidad. Eso implica reconocer la teoría de la Reciprocidad, puesto que es el Ayni: el dar-recibir-devolver, lo que genera los valores humanos. El Capitalismo, liberal/socialista, es cero valor, por diseño. Cero valor permite la Acumulación, privada/estatal. La generación del valor obliga a Compartir comunitariamente.

Despatriarcalizar, desde el punto de vista indígenas; no es la lucha contra el varón. (Domitila Chungara). Eso implica la complementariedad de opuestos que es lo que no aceptan las feministas monoteístas. Las Bartolinas apoyan a Evo en el tema TIPNIS. Escándalo para feministas, ecologistas y anticapitalistas; pero comprensible y lógico desde un punto de vista indígena. Esto es lo que hay que conversar y profundizar más.

Despatriarcalizar implica la construcción de una nueva civilización post patriarcal. Esto se puede entender como semejante o parte de los movimientos altermundistas. Habría que ver el aporte boliviano: su diferencia específica

Despatriarcalizar implica una transformación del lenguaje de los Derechos Humanos. Ello implica desarrollar el lenguaje de los Derechos de la Madre Tierra, que ha trabajado la Cancillería, y que en el discurso de Chivi no es explícito: lo podemos suponer

Despatriarcalización como un ejercicio de Políticas públicas. Esta tesis es muy fuerte en Chivi. Sobre lo avanzado en seis años, habría que ver cuán realista es. Un primer pantallazo nos lo da el propio Chivi en el punto siguiente.

  1. Políticas Públicas en Descolonización y Despatriarcalización
    .
    Políticas en materia de Descolonización

Ley Nº 045 “Contra el Racismo y toda forma de Discriminación” y su Decreto Supremo reglamentario Nº 0762
“Diagnóstico Nacional contra el Racismo y la Discriminación”
Comité Nacional Contra el Racismo y toda forma de Discriminación (Ley Nº 045)
“Primer Diplomado en Descolonización y Gestión Pública”
Reglamentación de la ley de Educación “Avelino Siñani – Elizardo Pérez”
Reglamento del Instituto de Lenguas y Culturas
Desarrollo de propuestas para el currículo regionalizado
Festival Stop racismo.

Políticas en materia de Despatriarcalización

Anteproyecto de Ley general de Despatriarcalización
Anteproyecto de Ley de Equivalencia Constitucional
Programa: “Matrimonios colectivos desde nuestra identidad”
Introducir en el Censo Nacional la cuantificación del trabajo en el hogar para su inclusión en las cuentas públicas.
Anteproyecto de ley del Nuevo Sistema de Filiación Civil.
Anteproyecto de Ley del Nuevo Código de las Familias.
Proyecto de base normativa para la descolonización y despatriarcalización del Código Penal Plurinacional

Comentarios

Como vemos, el peso fuerte de lo trabajado son leyes (que no han llegado todavía a la Plaza Murillo, salvo la 045) y en aspectos adjetivos, desde el punto de vista de la despatriarcalización. Es más, refuerzan lo patriarcal al tratar de perfeccionarlo. No se cuestiona La Ley, ni se le contrapone el Derecho consuetudinario amerindio. Me extraña ese silencio, tratándose de un Viceministerio de Descolonización. Ni una palabra sobre la mal llamada “Justicia comunitaria”, ni para bien ni para mal. Mucho silencio.

Lo otro: festival Stop racismo y matrimonios colectivos, son happenings, perfomances, instalaciones. ¿?.

Conclusiones

He aquí las conclusiones de Chivi. En cursiva mis acotaciones.

“¿Es posible descolonizar el Estado desde el Estado, despatriarcalizar el Estado desde el Estado? A todas luces las preguntas pueden merecer dos respuestas, sí y no. En el primer caso, estamos en el camino consecuente de un proceso revolucionario; en el segundo, puede que nos estén llamando a Peter Pan o el Chapulín Colorado”.

No creo que sea posible desde el Estado. Tiene que ser desde más allá del Estado. “Ningún problema puede ser resuelto en el mismo nivel de conciencia en el que se creó. Para poder encontrar nuevas respuestas necesitamos aprender a ver el mundo de una nueva manera” Albert Einstein. Ese más allá del Estado es la Indianidad, entendida como civilización

“Esa pregunta, la fundamental para toda la Descolonización del Estado desde el Estado, es: ¿cómo funciona y cómo se reproduce el colonialismo en la formulación de políticas públicas y el desarrollo normativo?”

Yo sospecharía que, justamente, haciendo sólo políticas públicas y desarrollo normativo y olvidándose de lo propio.

“Transformar las técnicas y tácticas de dominación colonial y patriarcal del Estado para transformarlas en técnicas y tácticas de convivencia social y de dignificación de la condición humana (no importando los sexos ya) es el mensaje de fondo para una estrategia política despatriarcalizadora y descolonizadora”.

No creo que se trate de un asunto de técnicas y tácticas. Pienso que se trata de un Cambio de Paradigma. El paradigma mecanicista y patriarcal de la edad moderna tiene que dar lugar a uno que lo incluya y supere: el Paradigma animista cuántico. ¡Tan indígena!

En resumidas cuentas:

Pareciera que, según Chivi, la descolonización y despatriarcalización del Estado colonial se produciría cuando teóricos y operadores indígenas controlaran el sistema jurídico existente, que es per se occidental, patriarcal y colonizador.

Es un asunto muy sintomático que Chivi ni siquiera nombre los sistemas jurídicos indígenas que, justamente, no son patriarcales y menos aún colonizadores.

Llama la atención que el texto de Chivi ofrezca un marco teórico unipolar, de izquierdas, por tanto, patriarcal y racionalista, es decir: occidental. Yo hubiera esperado que, justamente, desde un Viceministerio de Descolonización se hubiera construido un marco conceptual desde el Ayllu: aran / urin (que coincide con el nuevo Paradigma cuántico: Onda / Partícula) por tanto, de complementariedad entre lo patriarcal y lo matriarcal: lo occidental y lo amerindio. Dicho más neutramente. Entre las energías Fermión y las energías Bosón. No hay vida, con una sola energía. No hubiera habido Big Bang.

Preguntas

¿Se podría sospechar que la verdad del Estado Plurinacional no es sino la República de Bolivia sólo que controlada por las elites del MAS?

Sugerencias

En el caso de que realmente se busque la despatriarcalización y descolonización del Estado colonial, siguiendo a Einstein y la Teoría de la Gestalt, lo que habría que hacer es salirse, conceptualmente, del marco occidental del Estado (como si fuese la totalidad, fuera de la cual no es pensable lo político) y relativizarlo (es decir, entenderlo como parcial y complementario) desde su forma opuesta que, en el caso nuestro, son la “Forma Ayllu”, en los Andes, y la “Forma Redes”, en las Tierras bajas, lo que incluye sus sistemas jurídicos cuánticos: manejo ritual de energías psico-sociales en busca de la homeostasis del sistema.

V
Las huellas del Tiempo

En torno a la Asamblea Constituyente

1.Antagonismo de civilización
“El Altiplano hablará y dará fruto”
Benjamín Solari Parravicici, 1938

Contexto de larga duración desde el punto de vista occidental: el final de la forma Estado Nación

La forma Estado Nación, en general, está pasando por una pronunciada crisis, pero esta crisis no puede ser interpretada todavía como el preludio de su muerte. La ley de inercia también funciona en la política. Por un tiempo más el Estado Nación seguirá siendo una referencia emocional, dentro de un sistema tecnológico global, a la sombra. Su desempeño tiene lugar en un escenario plural que incluye diversos actores supra-nacionales, sub-nacionales y no-gubernamentales que compiten con él y entre sí, por un mayor espacio en la toma de decisiones públicas. En el Norte, donde el Estado Nación, a través de la industrialización logra cumplir todas sus metas, ya no es un actor soberano y autónomo en los términos absolutos del siglo XVII. Pareciera que estos estados nacionales se están transformando en actores de baja soberanía que lejos de actuar con anhelo autónomo, necesitan de la interdependencia, piloteada empero desde las conveniencias de las grandes Tecnológicas. Al estar su accionar, además, fuertemente sometido a variados condicionamientos internos, por parte de micro fuerzas sub-nacionales, y externos, por parte de macro fuerzas supra-nacionales, su objetivo parece consistir en ubicarse en el mapa estratégico de la economía globalizada de forma tal que puedan maximizar los beneficios que la misma ofrece y, simultáneamente, minimizar los costos negativos que ella implica. En el Sur, donde el Estado Nación, por no haber logrado un proceso de industrialización integral, debido al catolicismo y al animismo, se presentan dos escenarios.

Uno, el de llamados “Estados emergentes” que tienen estado, sociedad civil, símbolos e intereses comunes. A pesar de la pobreza y exclusión internas: tienen clases dominantes nacionalistas que han logrado hegemonía sobre sus clases subalternas (México, Brasil, Chile…).

El otro escenario, los “Estados fallidos”, son todos esos países que siguen siendo exportadores de materias primas, y sus elites quieren seguir siéndolo y, mejor, si la propiedad de éstas es también transferida a las transnacionales; que no lograron crear una clase dominante y tecnocrática, ni quieren tenerla, por razones políticas: cuoteo; que no han conseguido ocupar administrativamente su territorio; que no han podido homogeneizar a sus poblaciones (ni a través del lenguaje, la evangelización, el mercado, la escuela, el hospital, el cuartel, la cárcel, el manicomio…); que no han creado un mercado interno capitalista (ergo, sigue funcionado un mercado de reciprocidad); que no han sido capaces de intitular la propiedad mal habida de la tierra (una propiedad puede tener media docena de títulos sobrepuestos de propietarios ausentitas); que no han logrado (muchas veces ni quieren) incluir a sus clases subalternas no occidentales; que públicamente hacen gala de haber perdido la más mínima soberanía formal y simbólica, dejando mandar públicamente al Embajador de la potencia colonial que corresponda o a los gerentes de las transnacionales; que ninguna política pública pueden llevar a cabo sin financiamiento externo y asistencia técnica (que, por cierto, no producen los resultados previstos, por razones culturales); que tampoco pueden cobrar impuestos (pues ello implica ciudadanía e institucionalidad: existencia, justamente, de un “Nosotros público”); que, por no poder, ni siquiera pueden cubrir su propio Presupuesto: imploran limosna para pagar los salarios de su sector público; más trágico aún: no pueden ejecutar los recursos donados que, cada año, en el Grupo Consultivo de Paris, se los vuelven a reempaquetar con un nuevo papel celofán.

De esta legión de Estados fallidos, los Estados acreedores han escogido un grupo selecto: el de los irredimibles pero educaditos, a los que les han puesto sobre la frente un sello, casi un tetragramaton: HPIC, del que sus elites políticas, por cierto, se ufanan y vanaglorian. En rigor, el concepto de Estado Nación a estos países hace tiempo que ya no les cabe. Bolivia, en el hemisferio occidental, es el máximo ejemplo de un Estado fallido, de una economía inviable y de organizaciones caóticas ingobernables. La cadena de la forma Estado Nación ha empezado a romperse por sus eslabones más débiles.

También observo que las grandes potencias, de Oriente y Occidente, empiezan a comprar tierras, territorios, en África y América latina. Se podría sospechar que la Patagonia ya no es ni chilena ni argentina y que en el corazón del continente late un nuevo país: Soyalandia que abarca cuatro países. Solo para recordar que Nada es lo que parece.

Contexto de larga duración desde el punto de vista indígena: los bucles de la rebelión anticolonial indígena

Las naciones indígenas, por su parte, están en un largo proceso de acumulación de fuerza y energía simbólica que tiene los siguientes bucles.

Amarus / Kataris

En 1780-81 tiene lugar el primer gran bucle rebelde indígena de los Amarus / Kataris. Crisis del Estado colonial que los kollas, quechuas y aymaras, para usar la expresión de Untoja, Ensayos para una Rebelión, La Paz, 2005, aprovechan para mostrar su voluntad política de reconstituir la Diarquía incaica. Esa voluntad política se expresa en la simbología de los nombres Amaru / Katari. Simón Yampara: Pacha 3(1996)45-70, en la autocrítica del katarismo cipcaico, hizo una lectura en clave mítica y chamánica que contribuyó al proceso de descolonización política de los aymaras. Katari, en efecto, más que un personaje histórico es un tótem: la serpiente. Pablo Mamani: AymaraNet Archives, redondea la idea, recordando que la serpiente mítica, en un determinado momento, puede aparecer como Uma Katari, serpiente de agua, que podemos ver como un enlace amazónico: la Sicurí Anaconda; en otro momento, como Uraq Katari: serpiente de tierra; en otro, como Nina Katari: serpiente de fuego, y, finalmente, en tiempos de tinku y kuti, como Tupaj Katari: cóndor de las alturas-sierpe de tierra/agua: Wira-Qocha.

Los Amaru Kataris marcan la Agenda de larga duración de la Rebelión de las naciones indígenas que nada tiene que ver con los movimientos sociales que aparecen en las sociedades industriales de la Europa del siglo XX. Su Agenda es la recuperación del territorio y la reconstitución de la Diarquía tawantinsuyana que contempla la inclusión de los “españoles pobres”. En la actualidad, los kollas e indígenas de tierras bajas, al usar acríticamente el concepto europeo de “movimientos sociales”, se perforan su propia Agenda estratégica y se dejan capar políticamente al no pensarse en sus propios términos: rebelión indígena, naciones indígenas mayoritarias, Estado propio: Diarquía. Esta abdicación conceptual los lleva a comportarse como “tontos útiles” que sacan y ponen presidentes ajenos. ¡Ojo a los conceptos!

Willkas

El siguiente bucle es el de los Willkas, 1899. Felix Layme, en su Diccionario, nos enseña que Wilka significa Sol, Inti, jefe; en Wila tiene la connotación de rojo, carmesí: sangre. Jefatura hierática a través de la sangre: el tinku. Pablo Mamani señala, además, los siguientes significados: energía de la vida, fuerza del poder, señor o padre eminente, símbolos que otorgan poder de investidura. El contexto de la rebelión: crisis del Estado boliviano: guerra federal entre liberales y conservadores por la capitalía de la república. Trasfondo económico: despojo de tierras comunales por Melgarejo: expansión de la hacienda, que es respondida por levantamientos indígenas. Investidos por la comunidad, el ayllu, los Willkas encabezan el segundo bucle rebelde indígena. Sarati Willka, se alía al liberal Pando y derrota a las fuerzas de Severo Fernández Alonso. “Después de estas hazañas, el movimiento aymara, adquiere de pronto su propia autonomía de acción y pensamiento y, en esas condiciones, se produce un primer gobierno indígena en la república con Juan Lero en Peñas”: Pablo Mamani. Véase, así mismo de Mamani: El rugir de las multitudes. Aruwiyiri-Yachaywasi, El Alto, 2004.

Los Decretos de ese gobierno kolla, según Condarco, son los siguientes: 1) “Restitución de las tierras de origen”; 2) “Exterminio o, por lo menos, el sometimiento de las castas dominantes a las nacionalidades indígenas”; 3) “Constitución de un gobierno indígena”; 4) “Desconocimiento de las prerrogativas de gobierno de los jefes revolucionarios”; 5) “Demostraciones de acatamiento y vasallaje a la autoridad de Pablo Zárate Willka”; 6) “Imposición universal del traje de bayeta”. Como se ve, la Agenda estratégica de larga duración de los Amarus / Kataris, se mantiene.

Mallkus–T´allas, Mburuvichas, Mborerekuar Gwasu, Konkaziki, Dacasute

El tercer bucle se abre en 1992, entra en eclosión a partir del año 2000 y, cosmológicamente, se consolidará en 2012, cuando termine el último katún del calendario maya: el katún transicional del no-tiempo y las grandes trasformaciones cosmo-bio-socio-psico-noo-esféricas. Este tercer bucle de la Rebelión se abre con un proceso de reconstitución del Principio comunitario, Ama sapa: No seas individualista, tanto en tierras altas: el ayllu, como en tierras bajas: la tenta, el cabildo, la capitanía, el concejo …; así como de su sistema de autoridades originarias: Mallkus-T´allas, Mburuvichas, Chama, Ibo, Yürriaburr …aglutinadas en Consejos indígenas: CIDOB, CONAMAQ, CEPIB, APG … reconocidas por la ley de Participación Popular que, a su vez, dará lugar –katarismo mediante- a la operación más grande de redistribución de poder político y económico que facilitará y acelerará el empoderamiento de las naciones indígenas.

Un sentido inmediato de mallku es cóndor: el señor de las alturas que planea sobre los ayllus, markas y suyus de las tierras altas. Un sentido mediado políticamente sería el que manifiesta el significado de la función de la autoridad indígena en tiempos de paz: facilitador de la toma de decisiones comunales; relacionador del ayllu de aka pacha con el ayllu de alax pacha; interfase operativa entre el ayllu de los jaqi y el ayllu de la sallqa. Como canta Luzmila Carpio: “el Mallku comunica a los hombres-mujeres con las fuerzas de la vida de las montañas, para vivir en armonía y en comunidad”; en Suma Qamaña, como, más pachasóficamente, nos lo han recordado los pensadores aymaras Mario Torres y Simón Yampara: Pacha 6(2001)45-70. En tiempos de paz, la jefatura indígena no tiene poder; cumple una función rotativa de servicio. En tiempos de tinku: awqa pacha y sobre todo en tiempos de Kuti, el Mallku, como muestran los Amarus, Kataris, Willkas, o las jefaturas indígenas en tierras bajas, se concentra y unifica para el tinku o la guerra. Sólo entonces los jefes tienen poder: todo el poder. No se ha llegado todavía a este punto.

Contexto político: fracaso de las reformas liberales económicas (con las que se alía el katarismo aymara para propulsar reformas sociales: la ley INRA, la Participación popular y la Reforma educativa; educación intercultural bilingüe) propulsadas por el Consenso de Washington que trae consigo la crisis terminal de la República de Bolivia, tanto económicamente: vive de la caridad internacional, como políticamente: su sistema de partidos está herido de muerte: no tiene ninguna credibilidad. Lo único vigoroso es la emergencia de la comunidad, a la que contribuyó el katarismo desde el Gobierno: OTB. Por tanto, a diferencia de los anteriores bucles rebeldes, éste encuentra al Estado boliviano en su máximo grado de debilidad y vulnerabilidad. El actual simulacro estatal se mantiene en pié, mediáticamente, gracias a que los titulares de los diarios y los noticieros de televisión hablan de sus actores políticos. ¿Cuál es la consistencia de la “realidad” mediática? No lo sabemos todavía.

A diferencia de los anteriores bucles rebeldes, el actual tiene dos peculiaridades. Uno: los kollas se han urbanizado y expandido a las tierras bajas, sin por ello haber abandonado su lógica del doble y hasta triple domicilio. A sus domicilios urbanos han llevado su lógica comunitaria que, ahora, se traviste y resucita en la Junta vecinal: la OTB de las ciudades. Por tanto, pues, este tercer bucle de la Rebelión indígena está conducido, en el área rural, por los Mallkus-T´allas de CONAMAQ, en las tierras altas; los Consejos indígenas de la CIDOB, en las tierras bajas. En las ciudades, por las FEJUVEs. Estas instancias orgánicas son los motores del actual ciclo rebelde, de cuño comunitarista y, por ello, dirigido por sus “Mallkus” urbanos y rurales. A ellos se suman también los relictos del Estado del 52: COB, FSTMB, CSUTCB, CORes y las federaciones departamentales campesinas, colonizadoras, cocaleras, mineras, cooperativistas, gremialistas que, así mismo, son totalmente indígenas. Más formas sui géneris que han emergido de las mismas movilizaciones: guerra del agua y guerra del gas, como el así llamado Estado Mayor del Pueblo: indígena urbano. Dicho de otro modo: en el tercer bucle rebelde, lo indígena es urbano y rural. Sólo un racismo sutil puede llamar a ésto “movimientos sociales”.

Pero, así mismo, este tercer bucle tiene una vertiente espiritual y esotérica que tiene que ver con el Pachakuti y con la revalorización pública de la espiritualidad y ritualidad indígena. Esta vertiente está articulada con el lado cualitativo de la globalización: la espiritualidad ecológica en las sociedades postmodernas del Norte: New age, medicinas holistas, terapias de origen animista, neochamanismo. Los actores son normalmente los hijos de los guerreros del agua y el gas y de las elites económicas indígenas globalizadas: Kamiris del Gran Poder. Cancio Mamani, en su programa matutino de televisión, RTP, está contribuyendo a esta nueva puesta en escena. Una muestra de ello, que ha salido últimamente a la luz pública es, por ejemplo, la Comunidad Sariri y, en concreto, la puesta en escena de la fiesta del año nuevo aymara 5513 en Tiwanaku y cuyo software ha sido presentado en RTP en el Programa Pacha Ajayu. Pero hay más comunidades virtuales indígenas; unas que recorren el Tawantinsuyo latente: Caminantes de los Andes, Quechuas viajeros; otras que se están religando a sus raíces asiáticas, sobre todo chinas y tibetanas. Todas, jovencísimas. Hay que entrar a la Web y, sobre todo, a las emisoras indígenas para jóvenes, como Wayna Tambo, para percatarse del salto cuántico en curso: una verdadera revolución de la Conciencia: para cambiar al mundo hay que empezar a cambiarse a sí mismo. Este vector del Pachakuti, por razones obvias, no es percibido por la intelectualidad del antiguo régimen, tanto liberal, clerical, como socialista. En este contexto rebelde, conceptos como Hegemonía, por ejemplo, han quedado absolutamente obsoletos. La rebelión indígena en curso tiene un calado axiológico, ecosófico, mítico, cosmológico que, al ocurrir en otra frecuencia de onda, se protege de la banalización de los media oligárquicos.

La Agenda estratégica de la rebelión indígena, en su tercer bucle, se yergue como una Serpiente de agua, una Anaconda, desde las tierras bajas, levantando la bandera del Territorio y lo que ella entraña: los recursos naturales: agua, gas, petróleo, bosque, biodiversidad, minerales de tercera ola: litio. Dentro del concepto de Territorio, se inscribe la consigna que en el último año ha producido una evolución acelerada de la Conciencia colectiva no sólo de las naciones indígenas sino, incluso, de la mayoría de la nación boliviana: “los españoles pobres”: la nacionalización de los hidrocarburos y su industrialización. Este punto es de vida o muerte, pues sin él no es posible pensar una nueva estatalidad. En ese sentido, esta consigna es la base para una “refundación”, “reconstitución”, “restitución” del Estado.

El segundo punto de la Agenda estratégica de la rebelión indígena: la autonomía política, en este tercer bucle rebelde, se expresa en la consigna de la Asamblea Constituyente, que no es otra cosa que la recuperación de la autonomía y soberanía política, a través de medios democráticos y constitucionales, para las naciones indígenas y los “españoles pobres”. ¿Cuál es ahora el “traje de bayeta”? Su paradigma ecológico, simbionómico, cibernético, cuántico. Los “españoles pobres” tenemos que negociar con las naciones indígenas un lugar propio civilizacional bajo el paraguas estatal de una Diarquía. Nosotros somos la energía fermiónica: individualista; ellos, la energía bosónica, comunalista. No hay Vida sin la complementariedad de estas dos energías opuestas. De ahí que nos conviene a todos la forma Diarquía.

La Agenda estratégica de larga duración de la rebelión indígena se ha convertido en lo nuclear de la “Agenda de Octubre” que da fin político al ciclo neoliberal. Es decir, las naciones indígenas están marcando la agenda política de la República boliviana en este periodo de transición.

La Transición boliviana: los proyectos de país
Hay dos proyectos de país. Uno, el de las elites occidentales de la nación boliviana, vanguardizado políticamente por el Comité Cívico de Santa Cruz. Y, otro, el de las naciones indígenas y los “españoles pobres” de las ciudades, vanguardizado por los “mallkus” de los “ayllus urbanos” de la ciudad del El Alto.

El proyecto de las elites blancas de la nación boliviana
En la así llamada globalización, la dinámica económica ya no está en manos de los Estados nacionales, sino de las grandes corporaciones transnacionales. Éstas, empero, han empezado una dinámica caótica en la burbuja especulativa financiera, donde, dada la naturaleza abstracta de la banca: caja negra del sistema de intercambio, no puede haber mecanismos de homeostasis que permita su regulación en el largo plazo. La abstracción ha empezado a hacer quebrar muchas de estas empresas, como la Enron, a la que Bolivia ha hecho, como se sabe, una donación significativa. Estas grandes empresas transnacionales, desterritorializadas por diseño, si quieren persistir en el ser, en una era “post capitalista”, Peter Drucker, tienen que territorializarse o van a seguir implosionando con regularidad debido a un exceso de especulación financiera y contabilidades creativas: infra-contabilizadas y sobre-remuneradas, como dice Hezel Henderson y con estrechos vínculos con la economía subterránea/delictiva, con la que hace un feedback ilegal. También en economía, por teológica que se haya vuelto últimamente, debe haber biofeedback. Pasado un determinado umbral, esta forma super abstracta del capital puede dar lugar a metástasis cancerígenas de la economía que pueden terminar afectando al sistema global. La vida es un sistema y la economía es un subsistema de este sistema mayor. Las tecnologías de la información han introducido este software al Sistema mundo: ya no estamos en la era newtoniana, donde eran posible compartimentos estancos. Todo afecta a todo.
Pues bien, esta necesidad de territorialización que empieza a sentirse, si no se quiere cambiar y se prefiere que todo siga igual ¿dónde podría, eventualmente, ser satisfecha? Ya no en los Estados donde las transnacionales tienen sus sedes matrices: harían explotar los sistemas financieros públicos. La economía formal no los podría metabolizar. ¿En los Estados fallidos del tercer mundo? ¿Dónde si no? Y aquí se encuentran, por un lado, la necesidad de territorialidad de las corporaciones transnacionales y, por otro lado, las ganas de globalizar el parasitismo que caracteriza al subcapitalismo boliviano, liderado por la oligarquía cruceña. Por tanto, el proyecto post neo liberal consiste en más de lo que hemos tenido hasta ahora, pero de una manera radical: ya no “achicar” el Estado sino convertirlo directamente en un simulacro paraestatal miniaturizado: democracia representativa, partidos, elecciones, libertad de prensa: justo lo que haga falta para no caer en el saco de las “dictaduras terroristas”, detrás de esta máscara política, las empresas transnacionales, cual “superestados petroleros” tele-gobernarían en función de sus intereses, sin pagar los costos sociales, ni tener en cuenta el Bien común, ni la sustentabilidad en el largo plazo de los recursos naturales. Adiós al Ogro filantrópico. Se reimplantará la lógica del Campamento a gran escala. La liberalización del mercado sería absoluta y, para los segmentos negligibles de la economía, un tratado de libre comercio terminaría de barrer con el subcapitalismo parasitario local. La descentralización autonómica va a permitir crear, legalmente, cordones sanitarios y dejar de lado las regiones “no rentables”, como el altiplano, hace ya décadas desahuciado por el Banco Mundial y en los lugares “interesantes”, con las elites bolivianas regionales, reinstalar el modelo de los “campamentos mineros”: extraterritorialidades en sí mismas por el tiempo que dure la explotación del recurso natural en cuestión. Vamos, un Protectorado de las transnacionales petroleras y soyeras, bajo máscara autonómica.
Un no país, de ocho millones de habitantes, con ingentes recursos naturales, sin clase dominante nacionalista, pues sus raíces no están aquí, sin restos de institucionalidad que pueda estorbar el lucro y el saqueo, con sectores profesionales propensos a la corrupción, dada la inseguridad jurídica laboral del sector público, hacen de la actual Bolivia un laboratorio interesante y barato para probar una posible reconfiguración del tercer mundo bajo el nuevo orden global. Somos como los municipios inviables menores a cinco mil habitantes: ¿Qué hacer con ellos?
Por razones racistas, para las elites políticas globales y regionales: monoteístas blancos, la mayoría indígena: animistas de tez morena, no cuenta absolutamente para nada. El colonialismo católico del siglo XVI se preguntó si los indios eran seres humanos; el del siglo XXI ha contestado que no lo son. Como le decía Aznar a Chávez: “Qué te preocupas por ellos; son perdedores y van a desaparecer”. Científicamente, Darwin ha quedado superado hace ya tiempo, pero, políticamente, sigue todavía vigente.
Ahora bien, el gran problema de este proyecto de país es que no tiene masa crítica local para poder ser implementado. Los agentes económicos del capitalismo boliviano: “las cien familias”, son extranjeros o descendientes de occidentales en segunda o tercera generación. Los otros: los apellidos tradicionales, así llamados “empresarios”, han acaparado tierras y créditos para sembrar soya al amparo del poder político, sin ningún esfuerzo que ponga de relieve los valores del capitalismo: trabajo, ahorro, previsión, conocimientos, D+I, correr riesgos. Como es un capitalismo político-partidario, cuando quiebran y quiebran cada cuatro años, se hacen condonar las deudas y, con tan bello motivo, se hacen dar más créditos: el Estado boliviano es su caja negra; sin él es impensable el “capitalismo privado boliviano”. Por tanto, la única posibilidad, para persistir en su actual “estilo de vida” (“Acá se trabaja poco, para lo que se recibe” Walter Kuljis, y éste es el gran conato de las elites blancas) es enchufarse subalternamente a las transnacionales petroleras para venderles el único servicio que pueden ofertar: venderles una fachada política: un Estado autonómico, para que puedan anclar su burbuja financiera y saquear legalmente. Aquí, a lo mejor, el biofeedbak: la territorialización de la especulación financiera, hace funcionar la teoría del rebalse: los pobres se alimentan de las migajas que caen de la mesa del rico Epulón. Esta es la utopía de las elites occidentales de la nación boliviana.

El proyecto de país de las naciones indígenas y de los “españoles pobres de las ciudades”
El otro proyecto de país: el proyecto indígena, cuya Agenda viene desde la rebelión de los Amarus y Kataris, quiere construir un Estado propio: autonomía y soberanía política, en la lógica orgánica del continuo biosférico animista: Diarquía: primado del dos, como complementariedad de dos energías antagónicas, chacha y warmi: fermión y bosón: partícula y onda, yin y yang, que, en modo alguno, implica volver historicistamente al Tawantinsuyo o Tiwanaku, como se supone desde la obsoleta visión lineal y progresista del Tiempo; sí, implica un retorno al tiempo-espacio prehispánico, porque, según Einstein, el tiempo-espacio es curvo. Ahora bien, este retorno relativístico, significa retorno, pero no a las formas políticas: éstas ya han pasado: son obsoletas, sino un retorno al software estatal de ese campo unificado que produjo sociedades de abundancia y calidad de vida para todos. Como se sabe, el software animista y el software cuántico, ecológico, sistémico, cibernético del nuevo paradigma cosmológico, coinciden para suerte nuestra. Por tanto, pues, el modelo estatal: la forma Di-arquía no se inscribe en la tradición occidental de la Mon-arquía, pautada por Aristóteles en su Politica: primado del Uno: de una sola energía: la masculina: la del gran Padre que conlleva homogeneidad y minimización de la alteridad: la otra energía y que es coherente con el mono-teísmo occidental: un solo Dios Padre para todos y extirpación de las idolatrías.
Ahora bien, para que cualquier forma estatal sea viable es conditio sine qua non que el Estado sea dueño y tenga soberanía real sobre su territorio, su población y sus recursos naturales. Eso significa, en nuestro caso, la nacionalización de todos los recursos naturales, regalados por las elites gobernantes occidentales a las transnacionales e iniciar un proceso de industrialización del gas, en el marco de un proyecto hemisférico estatal: Petroamérica, por ejemplo. Exportar valor añadido; siempre valor añadido. Establecer alianzas estratégicas con Estados que compartan una ética no individualista, como China, por ejemplo. Supresión del latifundio en las tierras bajas para iniciar un manejo sostenible e integral del bosque.
La ola de la rebelión indígena nunca estuvo más alta y nunca el Estado boliviano ha estado más débil que ahora. Es más: el Zeitgeist del nuevo paradigma científico, técnico, moral, espiritual; el lado cualitativo de la globalización: los altermundistas; los comunitaristas europeos que han dicho No al proyecto liberal de Constitución europea, sopla a favor de una propuesta estatal de este corte. Esta es la utopía de las naciones indígenas y los “españoles pobres de las ciudades”.

Puntos que todavía hay que madurar
Darse una representación política para llegar a ser de verdad naciones indígenas
Así como desde el punto de vista económico, la nacionalización de los hidrocarburos es condición de posibilidad para no desaparecer en el lado oscuro de la globalización: el proyecto de país de las elites blancas de la nación boliviana. Desde el punto de vista político, las naciones indígenas tienen que clausurar, ellas mismas, las cárceles políticas republicanas en las que están presos y que no permiten que su fuerza se convierta en poder. Estas cárceles políticas son la COB, la CSUTCB, las CORes, FEJUVEs, los partidos políticos y las “Asociaciones ciudadanas y Pueblos indígenas”. Estas son las formas modernas del descuartizamiento de los Amarus y Kataris. Estas formas sindicales son el modo cómo la minoría blanca impide que las “naciones” indígenas tomen el poder político y construyan su propio Estado. Por tanto, son funcionales a sus intereses; si no existieran, las inventarían. Sólo se puede lamentar la fruición y ceguera con la que los caudillos indígenas: “Ejecutivos” de estas cárceles políticas, hacen el juego a sus opresores blancos aferrándose a esos cargos y reproduciendo su cautiverio político.
A los pueblos indígenas de tierras altas y tierras bajas, para llegar a ser Naciones, les falta tener su propia Cabeza política como una federación de naciones. Sin cabeza política propia, este tercer bucle de rebeliones indígenas puede pasar a la historia como la de los Amarus, Kataris y Willkas y una magnífica oportunidad de voltear la tortilla se puede frustrar. ¿No les da que pensar el hecho de haber tumbado ya dos presidentes y no haber tomado el poder? Algo muy fundamental está fallando. Y ese fallo consiste en que las “naciones” indígenas son un cuerpo: fuerza, sin cabeza: poder. El Inca sigue descabezado y son, justamente, estas cárceles sindicales y políticas, las que mantienen separados el cuerpo y la cabeza del Inca.
Al revés de la “nación camba” que tiene una gran cabeza política: el Comité Cívico de Santa Cruz, pero no tiene cuerpo social. Las dos energías: la de las naciones indígenas y la de la nación boliviana, que deberían encontrarse en la forma cuántica Diarquía para sumar sus potencialidades y minimizar sus debilidades, he aquí que se encuentran enfrentadas: lo que no está mal: hay que saldar a través del tinku las facturas pendientes, pero ya va siendo hora de empezar a conversar en un registro post moderno. Sería deseable que las mujeres cruceñas empiecen a jugar un rol más protagónico y empiecen a cuartear el patriarcado comiteista para abrir un espacio dialógico más civilizado y sofisticado.
Sin representación política propia, las “naciones” indígenas no van a poder hacer valer el derecho de mayoría, de las democracias liberales, para la conformación de la Asamblea Constituyente. Se van a dejar marear la perdiz, como ya está sucediendo. Hacia la nación boliviana, “hacia fuera”, los indígenas tienen que mantener inclaudicablemente el 62% de la representación y no dejarse engatusar haciendo cada quien numeritos que, al final, resultan arrojando para ellos mismos una minoría fáctica de representación en la Asamblea Constituyente. Sobre todo, las naciones indígenas de tierras bajas deben cuidarse de no caer en esa trampa, a la que los empuja un miope andino centrismo aymara. “Hacia adentro”, ya no vale la lógica cuantitativa occidental: el 31% quechua, el 25% aymara, el 2% guaraní, el 2% chiquitano, el 1% mojeño, otro 1% para el resto. No, aquí debe primar una lógica indígena, cualitativa, basada en la excelencia, Qulla: los mejores deben ir a la Asamblea Constituyente, independientemente a qué nación pertenecen.
Lección aprendida: hay que tener en cuenta que son su cara “hacia fuera”; por tanto, tienen que ser interlocutores competentes de los políticos de la nación boliviana. En CONAMAQ, por ejemplo, han elegido a sus autoridades con el criterio “hacia adentro”; lo cual está bien, pero si se tiene en cuenta que estas autoridades, también y sobre todo, tenían que actuar “hacia afuera”, el criterio se mostró insuficiente: reforzaban el prejuicio criollo que los indígenas son zonzos, ignorantes y no se ubican; se les tiene lástima; no respeto. Hay que cuidar los dos lados de todo. En cambio, la CIDOB ha elegido sus autoridades con el criterio “hacia fuera” y sus Ejecutivos se han dado el lujo de hacer desfilar a los ministros de la República boliviana hacia su sede cruceña, cuando ellos así lo han dispuesto.
¿Qué hacer con el MAS?
Las naciones indígenas, tal como van las cosas: no tienen todavía cabeza política propia, no han terminado de migrar de los marcos republicanos hacia sus propios marcos políticos y económicos … no están en condiciones, objetivas y subjetivas, de tomar el poder todavía. Tienen que escuchar más a sus abuelos, a sus ancestros, yatiris, ipajes: sabios. Es en este interludio que el MAS cobra sentido estratégico. Hay que pensar con la cabeza fría, no con el hígado; mejor si pensamos con el corazón. El MAS es una bisagra que ya está ahí y que nos es útil para nadar y guardar la ropa al mismo tiempo, Ayra. En concreto, nos sirve para llevar a cabo tres operaciones imprescindibles para el triunfo de este tercer bucle rebelde:
Uno. Tener hegemonía política en el marco de lo que muere.
Dos. Organizar y convocar a un gran Congreso de todas las naciones indígenas para darse un Cabeza política pública, para negociar, con fuerza y poder, con la nación boliviana y, con ese poder emanado de su Congreso, Tantachawi, clausurar ahí mismo las cárceles políticas y sindicales: COB, CSUTCB, FEJUVES, “Asociaciones ciudadanas y Pueblos indígenas” que impiden a los pueblos indígenas y originarios tener su propia representación política como una federación de naciones indígenas
Tres. Iniciar la industrialización del gas y del litio en el marco de un consorcio transnacional de empresas estatales del Mercosur.
En este momento no hay alternativas políticas al MAS, ni tiempo para construirlas. Hay que ser realistas y pragmáticos.
El MAS significa la acumulación política de los indígenas y “españoles pobres de las ciudades”, dentro de las reglas de juego de la democracia formal de corte liberal. Por la crisis terminal del sistema político tradicional, el MAS es ahora el partido más importante del país. Hay que ser muy cartucho para no verlo. Los caudillos aymaras de El Alto están tentados de hacer sus chapi partiditos políticos y algunos caciques de tierras bajas están tentados de caer en la trampa de las “Asociaciones ciudadanas y Pueblos indígenas”, sin, por cierto, ninguna chance real.
En cancha republicana y en sus reglas de juego, las naciones indígenas y los “españoles pobres de las ciudades”, pueden dar capote en todas las elecciones que vengan en adelante, por razones demográficas.
El MAS tiene que tratar por hacer respetar la Agenda estratégica que viene desde los Amarus, Kataris y Willkas:
Autonomía política: primer paso: Asamblea Constituyente con 62% de representación, a través de usos y costumbres, para las naciones indígenas. Hacer respetar el derecho de las naciones indígenas a decidir ellos cómo y quiénes van a ir a la Asamblea.
Recuperación del Territorio: primer paso: Nacionalización de los hidrocarburos, gran minería, latifundios soyeros e industrialización del gas y del litio.
Inclusión de los “españoles pobres de las ciudades”: primer paso: construir un frente amplio anti-colonial, anti-neoliberal y anti-neosocialista; las tres cosas; no sólo anti-neoliberal. No proceder así, sería como meterse uno mismo el Caballo de Troya en sus entrañas.
Esto es estratégico; todo lo demás es negociable. Tan es así, que todas las maniobras de las elites blancas de la nación boliviana, está dirigidas a contrarrestar estos tres puntos de la Agenda estratégica de la Rebelión indígena: Agenda de enero, elección de prefectos, referéndum autonómico, elecciones generales y que ese Congreso sea el constituyente (así se impide que las naciones indígenas designen a sus representantes por usos y costumbres y no sean el 62% de entrada). En las movidas del comiteismo cívico no brilla la razón, sino la fuerza mediática.
Bolivia es como un globo que está perdiendo altura y pronto se va a estrellar. ¿Cómo se retarda la estrellada? Arrojando los sacos de arena que, cuando ascendía, estaban para que el globo no se fuera a la estratosfera. Esos sacos de arena que ahora se ha comenzado a botar para prolongar la agonía son: Sánchez de Losada, Carlos Mesa, el acortamiento de mandato a los diputados y senadores, las elecciones generales. Fíjense: estamos hablando de Palabras mayores. Están dispuestos a sacrificar todo, con tal de evitar y despejar a corner la Nacionalización de los hidrocarburos y la Asamblea Constituyente con mayoría indígena del 62%.
Esta es la Agenda que el MAS debe hacer respetar y, a cambio, las naciones indígenas y los “españoles pobres de las ciudades, debemos darle nuestro apoyo político.
Cuando un sistema entra en un proceso de entropía: de disipación de energía, la dispersión es lo más fácil; también para las naciones indígenas. Para contrarrestar ese proceso, debemos seguir la ley de Ashby: concentrar nuestras energías en un solo vector y un par de variables; reducir la complejidad. Es la mejor manera para, entre tanto, auto-clausurar las cárceles políticas republicanas y darse una dirección política propia; preparar los representantes que vayan a la Asamblea Constituyente para negociar y pactar con la minoría occidental un acuerdo, en la lógica de la complementariedad de opuestos: Diarquía: el gran aporte político, post aristotélico, de la indianidad a las “biocracias” (Joël de Rosnay) del siglo XXI.

El peligro del andino-centrismo
La alfabetización, la escolarización: el saber transmitido por la escuela y la universidad bolivianas, apropiados acríticamente, pueden tener consecuencias perversas para las naciones indígenas. El mensaje subliminal que han recibido es de corte monoteísta y racionalista. Primacía del Uno y del Número. Los aymaras y quechuas escolarizados, si quieren ser fieles a su civilización y aportar a las redes comunitarias de las biocracias del siglo XXI, tienen que entrar en un proceso acelerado de descolonización intelectual, mental y emocional. Tienen que reprogramarse neurolingüísticamente. Para ello, sólo hay un camino: volver a conectar con sus abuelos y la Pacha. Por ejemplo: A. Astvalsson & F. Layme, Las voces de los Waka, Cipca, La Paz, 1997 o F. Montes, E. Andia & F. Wanakuni: Policarpio Flores Apaza: el hombre que volviò a nacer. Vida, saberes y reflexiones de un amawt´a de Tiwanaku. Plural, UC, Armonía, La Paz, 1999. A. Yandura, Arakae. El mito hecho realidad. Santa Cruz, 2004. C. Yujra Mamani, Laq´a achachilanakan jach´a tayka amuyt´äwinakapa, La Paz, 2005.
En este momento en que la prioridad política es enterrar las instituciones del antiguo régimen y dar a luz su propia forma de representación política, observo que sobre todo los aymaras escolarizados, no digo ya los que hablan el castellano con la zeta: ¡Qué bochorno!, se han convertido en un obstáculo para tejer una buena relación de complementariedad de opuestos con las naciones indígenas de tierras bajas. En vez de manejar la relación en términos indígenas: complementariedad de opuestos y criterios “cualitativos”, de excelencia, cariño y generosidad india: prestigio, se están comportando como doctorcitos altoperuanos, aferrándose cicateramente a las estadísticas y queriendo tener una representación “cuantitativa” que ningunea a las naciones indígenas de tierras bajas. Esto, a su vez, está empujando a las naciones indígenas de tierras bajas a apegarse a las oligarquías de la media luna que los utilizan sin asco alguno.
Sugiero que arreglen este impasse “hacia dentro” y no permitan que el Parlamento les diga cómo y cuántos deben ser. Y mandato al MAS: hacer valer su decisión en el Parlamento.
Otro tema que estorba a los no kollas es la referencia simbólica al Kollasuyu que excluye a “los españoles pobres de las ciudades” y a las naciones indígenas de tierras bajas y los empuja a los brazos de sus oligarquías regionales. Sabemos que toda construcción identitaria es imaginaria; pero para que sea sostenible y respetada tiene que tener en cuenta también el orden de lo real y el orden de lo simbólico.
Una pista para salir de esta aporía política, la señaló hace tiempo Simón Yampara en su libro: Pachakuti-Kandiri en el Paytiti. Reencuentro entre la Búsqueda y Retorno a la Armonía Originaria. Ediciones CADA, 1995. Desde entonces la investigación científica ha aportado con datos que permiten una visión más compleja de los estados prehispánicos en América. Aquí no puedo sino hacer una referencia somera. Hay elementos para ampliar la mente, la imaginación y el corazón. En primer lugar, el tesoro cerámico descubierto recientemente en la Isla Pariti muestra una galería de rostros y animales no sólo de tierras altas sino también de tierras bajas, tanto de la costa como de la amazonia y el actual chaco. Véase: A. Korpisaari & M. Pärssinen, Pariti: isla, misterio y poder. La Paz, 2005.
Con lo cual el andino centrismo se ve afortunadamente relativizado, desde la arqueología. Así mismo, tenemos que relativizar la mirada mediterránea greco-romana de tipo compacto y contiguo, con una mirada más fluida de redes “ecosimbióticas”, Condarco, de complementariedad a larga distancia, incluso, transoceánica. La cartografía satelital que permite mapear los fondos marinos, ha descartado las suposiciones que la Atlántida estuviese sumergida en el mediterráneo o el atlántico; se hace, pues, más plausible la hipótesis que la Atlántida haya sido el mismo continente sudamericano y su capital, haya quedado en el altiplano. Son conocidos, por otro lado, los mitos y leyendas de diluvios y grandes inundaciones en casi todos los pueblos, tanto de tierras altas como de tierras bajas. Hallazgos curiosos, como cocaína en tumbas egipcias, o inscripciones proto sumerias en la estela de Pokotia y en la Fuente magna, en el Museo de Metales Preciosos de La Paz, Láminas de oricalco sumerias en la Cueva de los Tayos, en la cordillera del Condor, nos abren el horizonte más allá incluso de un centrismo andino-amazónico. Los cráneos alargados de Paracas, los geopolímeros artificiales de Pumapunku: Jorge Miranda Luizaga, y los seres tridáctilos de las pampas de Ica y Arequipa, nos llevan más lejos aún: a otras humanidades pre diluvianas. Tenemos, debemos y podemos pensarnos a lo grande.
Sinclair Thomson, en “Cuando sólo reinasen los indios”: Recuperando la variedad de proyectos anticoloniales entre los comunarios andino. La Paz, 1740-1781, nos trae el recuerdo de algunas Palabras que, cual brasas, testimonian de aquellos fuegos, como éste de Bartolina Sisa sobre el próximo reinado de los indios. O este otro logoi de Lorenzo Corina, cacique de Chuani: “acabar o dominar a los viracochas” porque creían que “ellos son redentores del pueblo y a fuerza de rigor harán vencimiento a todos y aun los de la provincia, porque a ellos les toca mandar”. O esta otra del líder de Jesús de Machaca: “Ya era otro tiempo el presente y que el cacique, su segunda, tanto como también el cura se habían de mudar y que se habían de poner los que el común quisiese”. En fin, que “a ellos les toca el mandar”.
Que estos deseos no vuelvan a ser vanos. Que la tercera, sea la vencida. Ver, S. Thomson et alt: Ya es otro tiempo el presente. Cuatro momentos de insurgencia indígena. Muela del Diablo. La Paz. 2003.

2.Una mirada al Estado Plurinacional

La Asamblea Constituyente ha desechado la “forma Ayllu”, que tiene la potencialidad holoárquica de entender a la civilización occidental, como su otra mitad complementaria y ha preferido la “forma Estado” que subsume a la civilización indígena como una forma adjetiva de sí misma y, todo ello, en medio de vítores descolonizadores. Clara señal que la colonización cristiana ha sido exitosa.
¿Cómo se produce esta obnubilación indígena? Veo razones sintácticas: como los lenguajes amerindios son aglutinantes, basados en radicales, prefijos y sufijos y no conocen sustantivos ni adjetivos (que corresponden a una visión ontológica del mundo; no energética) piensan que éstos son equivalentes. No se percatan, en este caso, que Estado: lo occidental judeo-cristiano, es lo sustantivo: lo importante, en tanto Plurinacional: lo amerindio, es adjetivo: adorno folclórico; otra vez los espejuelos de la conquista. Se repite el quid pro quo colonial.
Razones lógicas: la Indianidad funciona en base al Principio de Relacionalidad, por tanto, de la complementariedad de opuestos. Necesitan al otro, como su opuesto, para llegar a la completud del ser; por tanto, quieren todo lo occidental, tal como es; no se hacen ascos; no son críticos; luego, su metabolización, arrojará lo que arroja: un chenko abigarrado: esta es la Indianidad contemporánea: urbana.
Razones teológicas: la fórmula “Estado plurinacional” es la traducción política del Principio Trinitario, con el que el catolicismo piensa la relación del Uno y los muchos, es decir, incluyendo a los muchos (las treinta y tantas nacionalidades) bajo el paraguas del Uno: el Estado. Tres personas distintas, sí, pero un solo Dios verdadero: esto es lo sustantivo. Eso aprobaron los indígenas en contra de la fórmula del ayllu: dos mitades distintas, pero complementarias; es decir, la Diarquía.
El Estado, como el Monoteísmo (cuyo reflejo secular es) se basa en la Separación. De ahí la famosa Separación de Poderes. Este diseño es sustancial para el buen funcionamiento del Estado. El Animismo amerindio (cuyo holón político es el ayllu) se basa en la relación, en el Continuo. Esta idea: todo está interrelacionado, es la que hace masa crítica en Bolivia, desvirtuando las ventajas que trae consigo la separación de poderes de la forma Estado. Si queremos Estado, empero, tiene que haber, en los niveles que competa, Separación, pesos y contrapesos, por diseño.

La invención de lo andino

Lo andino es una construcción intelectual, cuya fecha más remota quizás sea la que figura al final de Breve soliloquio para una larga despedida, escrito “En alta mar: de regreso al país natal” en diciembre de 1972: “Ante el olvido del ser, la memoria del cuerpo; frente al discurso, el testimonio; contra el Estado, el Ayllu; en vez de la revolución, la revuelta; en lugar del cielo y el más-allá: los más-aquís, los ahoras; la palabra clave de la utopía andina: Pacha”. Se lo puede consultar en mi Repensar Bolivia. Esta semilla ha ido desplegando su guión, inadvertidamente, desde entonces. Lo andino, pues, es una propuesta a la sociedad urbana, católica, marxista: universitaria, por parte de intelectuales occidentales de cómo relacionarnos de otra manera con el mundo indígena: convertir la mezcla de apartheid y multiculturalidad de facto en una interculturalidad de iure. Fue, pues, una propuesta liberal por retomar la fallida alianza entre Zárate Willka y José Manuel Pando, en los términos, empero, del Zeitgeist del V Centenario del “descubrimiento” y, para algunos, también de la “expulsión” de los judíos de España: 1492. En los Andes, una era debía terminar y otra nacer.

Algunos objetivos: el más lejano y ambicioso: ir dejando los conceptos parciales de nación, clase, pueblo (absolutizados) e ir asumiéndolos, relativizados, en el de civilización: que es el que nos puede permitir tener una relación democrática de mutuo respeto y afecto: un diálogo entre dos parcialidades antagónicas y, sin embargo, mutuamente complementarias: Occidente y la Indianidad, tanto más cuanto que todos, en distintas medidas, estamos animados por las mismas energías: todo monoteísta esconde un animista reprimido y todo animista tiene un monoteísta admirado-resistido.

Procederé, empero, cronológicamente. En los Setenta, INDICEP y los Oblatos canadienses buscan una equiparación de las dos repúblicas: junto a Bolivar y Juana Azurduy, Tupaj Katari y Bartolina Sisa; Jesuitas y Maryknoll intentan una iglesia aymara de base diaconal en Tiwanaku (Esquivel, Iturralde, Henestrosa, Zalles, Reyes, …); se introduce la forma ONG: CIPCA, ACLO, UNITAS (Alegre, Trías, de Waseige) y aparecen los primeros textos fundamentales (Albó, Aguiló, Barnadas, Platt…). De esa sopa primordial nacerá la CSUTCB y, de su seno, el Katarismo: Flores, Cárdenas, Reinaga, Cejas, Gutiérrez, Quenta…

En los Ochenta, nace HISBOL con un proyecto editorial estratégico: relativizar el chip occidental, que va inspirar y alimentar desarrollos sucesivos, a partir de la Americanística andina (Harris, Bouyse-Casagne, Saignes, Arnold, Spedding, Murra, Troll, Earls, Pániker, Temple, Grillo, Rengifo …) Nace CADA, el thik tank aymara más importante (Yampara, Untoja, Torrez) que va a señalar el Sur: Retorno al Ayllu y, luego, su cogollo: el Suma Qamaña. La revalorización de la agricultura andina, desde la agroecología, vendrá de la mano de AGRUCO (San Martín, Romero, Delgado). La historia oral entrará a cambiar la mirada urbana sobre nuestro pasado reciente a través del THOA (Rivera, Huanca, Mamani, Choque…) ASUR, CENDA, Fundación Illa, apoyarán la etnogénesis y revalorización patrimonial de pueblos realmente olvidados: Jalkas, Raqaypampas, Coromas (Martínez, Cereceda, Molina´s, Regalsky, Calvo, Alva, Bubba). En el Oriente: APCOB visibilizará a chiquitanos y guaraníes (Riester, Zolezzi, Fischermann, Simon). Así mismo se dará el acercamiento del marxismo inteligente con el katarismo, representado en el binomio electoral Genaro Flores-Filemón Escobar. El catolicismo se acercará a dialogar con el animismo aymara: van den Berg, van Kessel, Jordà, Jolicoeur. Así como intelectuales de la talla de Rojas Aspiazu, Carlos Espinoza, Fernando Montes, Jorge Miranda-Luizaga, Viviana del Carpio, los hermanos Ostermann…

En los Noventa se prosigue esta ruta desde el Estado, en el contexto neoliberal del Consenso de Washigton y con un apoyo decidido de la Cooperación Internacional. El Fondo de Inversión Social diseñará y ejecutará, en forma piloto, las reformas sociales de segunda generación y fomentará el multiculturalismo en la educación fiscal. Luego el proceso de Participación Popular, llevará a cabo la operación más importante de empoderamiento político de la Indianidad: municipios, y de transferencia de recursos financieros: proyectos, de la historia republicana de Bolivia, teniendo a las ONG como las entidades ejecutoras más importantes. En el apogeo de las políticas globales de Alivio a la pobreza, Diálogo Nacional 2000, se introduce el concepto de Municipio indígena y de suma qamaña desde la Cooperación alemana y la FAM. Las ideas de los Ochenta se van convirtiendo en herramientas de gestión pública en los Noventas. Este operativo de empoderamiento de la Indianidad, políticamente, culmina con la victoria electoral de Evo Morales. No conozco, en el mundo, un caso semejante en el que el sector de las ONG haya sido tan eficiente y eficaz: cumplió todas sus metas y objetivos políticos, a este respecto.

La Asamblea Constituyente

La invención de lo andino, la postulación de un imaginario para convivir interculturalmente, cobra espesor político en la Asamblea Constituyente y no sólo espesor sino que se torna hegemónica, discursivamente, ayudada por una oposición católica, de tierras bajas, urbana, que coadyuva a minimizar, involuntariamente, la visión desarrollista: extractivista e industrialista, de un cierto marxismo estalinista y zelota, agazapado durante la “larga noche neoliberal” y ahora en el Poder, desde donde obstruyó, leninistamente, todo lo que pudo. Aprobada la nueva Constitución y los originarios, empezando su muyta-muyt´a burocrática, la facción desarrollista empieza a revertir lo plurinacional, ora sutilmente ora brutalmente. Primer gran paso: revolucionarios masistas y reaccionarios adenistas, todos blancos, urbanos y católicos, se juntan para llevar a cabo una operación quirúrgica, de alta precisión y sofisticación jurídica, para continuar extirpando, esta vez puntualmente, la idolatría amerindia de la Constitución. Paso dos: se deja de lado la sofisticación letrada y al modo sindical más genuino, se atropella a los indígenas del TIPNIS que sólo demandan respeto a la Constitución. Otra vez, blancos oficialistas y blancos opositores, se vuelven a unir, entre gallos y media noche, para derogar la Ley Corta del TIPNIS. Los extractivistas de todo pelaje político se juntan contra los pachamamistas, también de todo pelaje. Atrás quedan los denostados tiempos neoliberales de respeto y benevolencia mutua, en el mejor de los casos, y, en el peor: de solo guardar las formas de urbanidad.

Es obvio, que la actual Constitución no refleja adecuadamente lo que es el país. Asentados los sedimentos que enturbiaron las aguas de la Asamblea Constituyente, hoy tenemos que hacer una lectura ya no basada en el Principio de No-contradicción, sino, justamente, en el Principio Contradictorio, pues, eso, es lo que somos. ¿Qué es lo contradictorio, ahora; cómo se manifiesta?

La persistencia del imaginario de la Reforma Agraria

Una vez en el poder, los campesinos han hecho emerger (contra lo “andino-amazónico” de la Constitución) la “Agenda del 53”: propiedad privada de la tierra, por tanto, mercado de tierras, ampliación de la frontera agrícola, colonización de nuevas tierras, mecanización de la agricultura, priorización de monocultivos de alto rendimiento: varias cosechas anuales y altos precios en el mercado mundial, subsidios al diesel, semillas transgénicas, carreteras de penetración, extractivismo minero y forestal, industrialización desde Estado, sacarle el jugo a la informalidad: contrabando y narcotráfico, haciéndose el cojoro, ciudadanía plena: ser bolivianos con poder político y económico, etcétera, ante el escándalo de las Izquierdas que habían interiorizado, superficialmente, el discurso de lo andino, ahora también amazónico, es decir, siguiendo el Principio de No-contradicción; vale decir, si se es pachamámico no se puede ser extractivista y viceversa. Esto, por cierto, es lógica de izquierdas; no lógica andina. Los amerindios (campesinos e indígenas) son contradictorios por diseño lógico: quieren suma qamaña y desarrollo, reciprocidad y capitalismo, ch´allas y misas, ayllu y Estado; las dos cosas. Esto es lo digno de pensarse ahora y, sobre todo, de discernir y dosificar, de acuerdo a tiempo-espacios específicos. Hay que afirmar ambas energías y acordar, según el cuius regio eius religio, territorialidades de pertinencia para cada civilización, según masa crítica. Este desafío intelectual nos debe volver a convocar a todos y dejarnos de atacar y pelear por ilusiones, encima fallidas.

El mitema de lo andino ha cumplido sus objetivos: posicionar políticamente a la Indianidad. Ahora, propongo enterrarlo dignamente, siguiendo el consejo de Wittgenstein: “tirar la escalera después de haber subido”: Tractatus 6.54. Es urgente, pues, dar el paso siguiente: tejer la complementariedad de lo occidental judeocristiano y lo amerindio animista que, como en fractal, todos ya llevamos dentro. Ese Holón íntimo, que todos conocemos por experiencia, tenemos que ampliarlo, políticamente, a diferentes escalas: micro, meso y macro. Pero, para ello, en vez de leer El Capital o peregrinar a La Higuera, hay que hacer tanto, yoga y meditación Vipassana: otear hacia dentro, como hacer rituales: manejar las energías sutiles del universo: otear hacia afuera.

  1. Estado plurinacional y Ayllu plurifamiliar

Estoy seguro que a los intelectuales indígenas, la expresión “Ayllu plurifamiliar” les va a hacer ruido epistémico. No es que no haya familias en el ayllu; las hay. No es que un Ayllu no se pueda ver como un conjunto de familias, se puede. Entonces ¿cuál es el problema? El asunto es que en la manera de combinar y ordenar los elementos de nuestra observación (no en los elementos como tales) es donde se nota qué modelo mental es el que está rigiendo, subliminalmente, la combinatoria de los mismos.

Hay dos modelos mentales básicos. El más antiguo y el más reciente se basan en la idea de Paridad, de Yanantin. Es tan antiguo como el homo sapiens sapiens; entre cincuenta y cien mil años y tan reciente como la física cuántica: Onda / Partícula. Incluso en la tradición judía arcaica, el dios El y su mujer Aquerah, en forma de dos estatuillas, estaban colocadas, uno junto a la otra, haciendo Yanantin, en el Arca primitiva. Fueron sustituidas, luego por las Dos Tablas de la Ley. La Abstracción hace desaparecer el Género. Así se sacó a Aquerah del juego y ya no salió más en la foto oficial del Monoteísmo patriarcal. (E. Nodet, Essais sur les origines du judaïsme. Paris, 1992). ¡Ojo, pues, a las Abstracciones!
El otro modelo mental se basa en el Uno y los expertos lo datan en 552 a. C. al regreso del Exilio de Babilonia. Digamos, 2600 años. Si incluimos a Akenaton(/Nefertiti) unos 3,300 años, más o menos. (J. Bottero, Naissance de Dieu. Paris, 1986). No hay Dios sin lenguas aislantes y, luego, sin escritura, es decir, sin univocidad. No hay Animismo sin lenguas aglutinantes. Así, pues, los dos modelos mentales que existen, uno lo provee el Monoteísmo y el otro lo provee el Animismo. Uno y Paridad. Ch´ulla y Yanantin.

Me extraña, pues, mucho que los intelectuales y políticos indígenas (sobre todo los que son Constituyentes) se llenen tanto la boca con la palabra “Descolonización” y, sin embargo, en su propuesta de Estado se aferren tan colonialmente a la idea del Uno, del Ch´ulla. Ya se que se han embalado en esta idea colonizadora, pero todavía estamos a tiempo de rectificar.

El punto es cómo se piensa la pluralidad (en este caso las “naciones indígenas”) en ambos modelos mentales. En el modelo monoteísta, el ideal, por supuesto, es un solo Dios (no un Wira / Xucha), un presidente (no un Inca de Arriba y un inca de Abajo chachawarmis), un solo territorio (no un archipiélago vertical) una sola lengua, una sola moneda, un solo mercado … bajo el paraguas de un Estado, único, monolítico, centralista, patriarcal.

Cuando estas sociedades se complejizan y crecen, la idea del Uno se mantiene, pero aparece la idea de la Descentralización. El Rey nombra su Virrey, el Presidente su Prefecto, pero todo sigue, arquetípicamente, igual. Cuando los hijos crecen, para que dejen la mamadera, se les da la Autonomía: ya pueden bastarse a sí mismos, pero no se rompe el cordón umbilical con el Uno: el Estado unitario (autonómico, federal …). Dicho con otras palabras, en este modelo, el Uno se piensa como exclusión de la Otra: de Aquerah, María Magdalena, la Mujer, la otra polaridad, la otra energía (en este caso, la Indianidad). El que este modelo mental no quiera tener en cuenta simbólicamente a la Otra, no significa que la Otra desaparezca. De aquí deriva la pulsión homogeneizadora, igualadora; es decir, su pulsión fundamentalista e intolerante: hay un solo Dios. Pero, claro, por más que se proclame al Uno, la Otra, los Muchos están a la vista; es imposible no verlos y, si joden, no tenerlos en cuenta. Entonces este modelo mental tiende a comprender a los Muchos como, átomos, unidades, mónadas, substancias, siempre aisladas, que luego junta bajo su yugo. En este caso, las naciones indígenas son entendidas como átomos, unidades, mónadas, substancias que hay que juntar bajo el yugo del Uno; de un Estado unitario, pero diverso. Estado plurinacional. Unidad en la diversidad.

Me asombra cómo la Extirpación de Idolatrías y la Evangelización, sobre todo a través de la escuela y la universidad, han posicionado tan fuertemente su idea básica: la primacía del Uno abstracto. Sus máscaras más personales y afectivas: Jehová, Jesús … ya han sido relativizadas, en la vida cotidiana, y con-viven con Pachamama, los Achachilas …, pero su faz más abstracta sigue bien plantada en la cabeza de muchos intelectuales y políticos indígenas “descolonizadores”.

El modelo Yanantin (al que pertenecen las “naciones indígenas”) piensa polarmente la complementariedad de los opuestos, Aran y Urin. El uno es par, por así decir. No fragmenta para luego sumar. Piensa conjuntos imantados, no individuos. Piensa redes bifásicas, no átomos. Piensa de un jaucaso la polaridad, como Yanantin, como Onda / Partícula, y no como suma: uno más uno, que lleva al Dualismo maniqueo. Simón Yampara habla del método UTA (Urin / Tinku / Aran) para dar cuenta de esta forma cuántica de entender la realidad. El Ayllu, pues, no es la unidad de la diversidad de sus familias. Esta sería una lectura monoteísta. El Ayllu es el efecto cuántico del Tinku de las energías antagónicas de Aran y Urin. Lo interesante del modelo del Ayllu, formalizado en UTA, por Yampara, es que los monoteístas tenemos un lugar en él, de modo estructural: somos la otra polaridad antagónica del animismo, la energía fermiónica, individualista, relativizada por la energía bosónica, comunitaria de la Indianidad y viceversa. Occidente y la Indianidad tienen cabida estructural en el modelo Yanantin. ¿Qué más podríamos querer?

Si esto es así ¿por qué persisten los intelectuales y políticos indígenas, que salen en los media, en vaciar su buena idea, del mutuo reconocimiento, en un molde mental que no les da la categoría ontológica que se merecen, sino una forma aguada, subalterna: pluri, del modelo del Uno? Estamos viviendo un momento estelar de nuestra historia, ante la mirada del mundo, que busca salir de la modernidad, también políticamente, y nosotros les podemos ofrecer un modelo de Estado absolutamente originario y absolutamente nuevo. El, en efecto, tiene que volver a hacerle el amor a Aquerah, pero públicamente. Sólo así se podrá revertir la entropía del monoteísmo y no enclaustrándose en Mea Sharins o en el latín o en la Yihad. Nada puede sobrevivir, correctamente, sólo en base a una energía. Este es el punto. Esto también vale para el caso de las dos Bolivias (no hay que negarlas con el “espejismo del mestizaje”) que se pueden componer, de un modo creativo e innovador, bebiendo, cada una, de sus propias Pacarinas, en un Estado Yanantin. Las dos energías antagónicas hacen a la Vida cuando se complementan, sin tener una que desaparecer en el otro y viceversa. “Estado plurinacional”, para los indígenas, sería desaparecer en el molde mental del Uno. Seguiría la colonización, en el nivel noosférico. Otra cosa es un Estado plurinacional, cuando todas las naciones, siendo muy diferentes culturalmente, pertenecen, sin embargo, al mismo paraguas monoteísta; es decir, comparten el mismo software de civilización. Ahí, obviamente, no hay problema. Pero, ese, justamente, no es nuestro caso. Aquí hay dos softwares de civilización que tenemos que tener en cuenta, simultánea y complementariamente, en la definición de nuestro futuro Estado. Eso sería voltear página. Esto sería más que “descolonización” y “postcolonialidad”; sería ser creativos, mayores de edad, autónomos: darnos nuestra propia norma y no seguir copiando a la Madre Patria.

Los supuestos falsos

El desarrollo de la Asamblea Constituyente ha llegado a un punto interesante, desde el punto de vista del conocimiento de nosotros mismos, como individuos, y de nuestra sociedad, como una comunidad política. El supuesto de los monoteístas es que Bolivia es occidental y moderna, aunque subdesarrollada. De ahí salen las propuestas de definición estatal, tanto de la izquierda como de la derecha: Estado Unitario, tanto monta si Plurinacional o de Derecho Social. Les invito a repensar nuestros supuestos. He aquí algunas sugerencias o pistas.

Estructura

Para que funcione el “modelo ideal” de los monoteístas bolivianos, sería preciso que la estructura económica del país, por lo menos la que hace Masa Crítica, operase en base al Intercambio, es decir, a una dinámica económica que parte del interés individual y se realiza a través de un aparato productivo de base industrial, fundado en la propiedad privada y la extracción de la plusvalía, con la finalidad de lucrar, acumular y poner en funcionamiento un libre Mercado donde la riqueza obtenida y distribuida circule y alimente el Consumo de los actores económicos de modo que éstos, con esos recursos, obtenidos en un mercado que ofrece oportunidades laborales, puedan comprar en él la satisfacción de sus necesidades materiales y espirituales, de tal suerte que ello les permita practicar las virtudes liberales que producen autonomía individual.

Ahora bien, cuál sea el peso específico de este modo de producción, es un misterio y eso que hay facultades de economía e, incluso, unidades de análisis económicos estatales. Se podría calibrar su masa crítica por el número de empleos creados. Si, aceptamos este indicador, el Intercambio, en Bolivia, no supera el 20% del empleo efectivo. El 80% restante pertenece a la economía de Reciprocidad o de formas interfásicas entre Intercambio y Reciprocidad. Los economistas monoteístas, como no pueden, por razones lógicas, aceptar esta Alteridad económica, la han bautizado con el eufemismo de “Economía Informal”: una forma subdesarrollada del Intercambio. En 1985, la elite dominante puso todos los recursos estatales: jurídicos, económicos y sociales, al socaire de una coyuntura internacional favorable: el Consenso de Washington, para universalizar este modo de producción. No fue posible. Veinte años después el fracaso era inocultable y la factura política no se hizo esperar: los desplazó limpiamente del poder político. Pero eso no dice nada a los teólogos del Intercambio.

Dicho con otras palabras: la realidad de este país, la Masa Crítica, cae del lado de la economía de Reciprocidad y de las interfases entre Reciprocidad e Intercambio. Esta es nuestra verdad, que los monoteístas no pueden aceptar por razones lógicas. A = A; no puede haber B. Después de 180 años de vida republicana, hace poco, han dado un primer pasito: reconocen que la Masa Crítica no cae del lado del Intercambio, es más, que ésta es minoritaria, y han bautizado a la que hace Masa Crítica con la metáfora de “Economía de banda ancha”; pero no le reconocen Alteridad alguna; algún día, con políticas públicas atinadas: inversiones, llegará a ser economía de verdad: Intercambio.

Este es el deseo; mejor dicho, el segundo Acto de un sainete ya conocido y puesto en escena, hace veinte años, por Hernando de Soto que termina aceptando que “no se puede formalizar a los informales”. He aquí, empero, que “el misterio de la Economía” es que es hermafrodita: macho, Intercambio, y hembra, Reciprocidad. La reducción monoteísta, a sólo la energía fermiónica del Intercambio, ha llevado, en menos de doscientos años, al planeta a la catástrofe ambiental actual y, en donde hay animistas, a que no pueda funcionar el Capitalismo que es bloqueado por la energía bosónica de la Reciprocidad.

Como, de facto, este no es un país capitalista, no se puede practicar las virtudes liberales, cuya nata política es la ciudadanía de tipo liberal. Nosotros practicamos sólo el piso mínimo: el voto cada cuatro años. Para poder ser ciudadano liberal uno tiene que poder ganar su sustento en un mercado laboral anónimo, donde uno gana según sus rendimientos y esos ingresos le permiten, extra laboralmente, opinar, asociarse … como le de la gana. No tiene que agradecer a personas concretas ni el trabajo, ni nada. Esto, que es la esencia del capitalismo liberal, no se puede practicar en Bolivia. Nadie lo puede hacer, porque no somos un Estado de Derecho liberal de tipo industrial. Al no ser una sociedad industrial, las oportunidades laborales las ofrece, por un lado, el Sector público y el Arbeitgeber, ya no es el Sector privado, sino el Partido Político que, hasta ahora, ha favorecido a los monoteístas occidentales e, incipientemente, a los hijos urbanos de la Reforma Agraria, egresados de las universidades con el software indio cambiado. Por otro lado, la otra posibilidad es captar recursos externos, bajo la modalidad oenegé, y con ello inventarse su propia pega. En este caso, las lealtades son más abstractas y lejanas: los Donantes están en Europa o Norte América, y la reciprocidad de sus “poblaciones objetivo”: las clases subalternas indígenas, las han sabido capitalizar en influencia política de izquierdas. Esta ha sido la manera más inteligente de ganarse un buen sueldo y poder, relativamente, practicar las virtudes liberales y socialistas. Por eso es que, justamente, les gustaba llamarse “sociedad civil”. Una flor de invernadero subsidiada; nada serio, por cierto. Simulacro.

Ahora bien, todo esto explica por qué los Asambleístas monoteístas, de izquierdas y derechas: politólogos, sociólogos, abogados… no han podido ejercer las virtudes liberales del libre pensamiento, guiarse por su conciencia, disentir, oponerse públicamente al diktat de los Jefes y han tenido que humillarse y bajar la cerviz al capricho de sus jefes partidarios, perdiendo su honor, pues el precio de decir No es quedarse fuera del cautivo mercado laboral concreto y a la mano, diezmos incluidos, manejado por los jefes de Partido. Por eso es que la “forma Partido” deja de ser la fuente de las preferencias ideológicas y se torna en una Agencia de colocación. Esa es su fuerza. Dicho con otras palabras, esta situación que todos los bolivianos conocen y viven es típicamente feudal, premoderna; pero he aquí que las ciencias sociales se han empeñado en cerrar los ojos a lo obvio de tan evidente que es y tratan a la “forma Partido”, no por lo que es: una agencia de colocaciones, sino por lo que no es: un intermediador y representante de preferencias políticas. En el caso de los Asambleístas indígenas, en transición hacia la vida urbana, las razones son similares, aunque no las únicas: también gravita, en su caso, la noción del Nosotros comunitario, Jiwasa, pero he aquí que confunden al MAS con su Ayllu; no tienen nada que ver.

Superestructura

El concepto fundamental del monoteísmo es el de Separación; el del animismo: el Continuo. Separación de dios de la criatura, separación del tiempo del espacio, separación de la mente del cuerpo, separación del sujeto del objeto, separación de la naturaleza de la sociedad, separación de la iglesia del estado, separación del poder ejecutivo del poder legislativo y ambos del poder judicial. La noción de Separación conduce a la noción de compartimentos estancos, de esferas autónomas: autonomía del campo político, de independencia, ab-solutez … de no relacionalidad, en una palabra. El animismo, en cambio, postula la relacionalidad de todo con todo como, por cierto, también las ciencias de punta del Occidente actual, encabezados por la así llamada Sistémica, el paradigma holográfico …

Ahora bien, esta intuición semita coincide con la intuición helénica que, al buscar la arjé de la realidad: su fundamento prístino, la encuentra en la noción de Sustancia, es decir, en la existencia separada, sustancial y autosuficiente de Entes variados. Monístamente, Plotino la llama Hen y Spinoza Deus sive natura; dualistamente, Aristóteles la llama hylé-morphé y Descartes res cogitans-res extensa; en tradiciones más pluralistas, por ejemplo, Platón la llama Eidé, Leinbiz Mónadas. Ahora bien, la noción de Sustancia sugiere relación, pero en situación de subalternidad respecto de sí misma; esa relata es llamada Accidente. Por ejemplo, Sustancia es igual a “Estado Unitario” y Accidente se refiere al adjetivo “Plurinacional”. Así es como un occidental puede, positivamente, procesar la “alteridad” indígena: subsumiéndola como algo accidental; negativamente, simplemente aniquilándola. Lo “plurinacional”, pues, es un adjetivo accidental, no sustancial. Es decir, las “Naciones Indígenas” son reconocidas adjetivalmente, no sustancialmente. Hasta ahí puede llegar un occidental monoteísta o un aymara con software occidental.

Ahora bien, he aquí que los indígenas, empero, quieren un reconocimiento pleno como diferentes y complementarios y eso, sencillamente, no se puede pensar desde la ontología que celebrará su apogeo en la Ilustración y el moderno Estado de Derecho basado en: “Un individuo un voto”. En esta tradición, la individualidad y la autonomía son valores muy importantes al punto que el Yo no sólo es el sujeto de la responsabilidad ética, sino el eje principal del conocimiento y hasta el punto constitutivo del mundo.

Pero he aquí que el boliviano occidental, monoteísta, tanto de derecha como de izquierda, no puede, ni quiere vivir bajo este guión que, sin embargo, oficialmente, postula como ideal político constitucional. No me refiero ahora a los indígenas. Ningún católico, en función de gobierno, por ejemplo, ha podido respetar la Separación de Poderes; se han entrometido siempre. Nadie puede respetar la separación Estado / Iglesia; al menor bullicio llaman a la Santa Madre Iglesia para que apacigüe a la indiada y los católicos incompetentes puedan seguir ejerciendo su dominación en este país. No pueden respetar el sistema meritocrático, basado en el individuo; apenas han tomado el poder, ya han colocado a toda su parentela en la administración pública. La justicia no funciona porque toda la clase dominante está emparentada y es amiga: “hoy por mi, mañana por ti”. Ni en las dictaduras militares la represión abstracta funciona por análogas razones, como se quejaran los asesores militares argentinos de García Meza. El Vicepresidente, cabeza del Poder Legislativo, no trabaja donde debe, sino donde no debe: el Poder Ejecutivo, al punto que si se ciñera al guión del Estado de Derecho, sería mal visto por la población: ¿Por qué nomás se habrá enojado con el Presidente? ¿Qué siempre estará tramando? Los diputados y senadores hacen negocios y se enriquecen con las licitaciones y terciarizaciones. Como no somos una sociedad industrial, la riqueza no proviene del trabajo y el ahorro, sino de ofrecer “sus buenos oficios” a los delincuentes económicos y administrativos. Los media, sobre todo la televisión, no respetan el fuero privado, ni siquiera íntimo, de las personas y no se puede hacer nada, porque el sistema judicial no funciona.

Decía que el Continuo es lo que caracteriza al animismo indígena. Ahora bien, este continuo se constituye a través de una telaraña de relaciones que interconecta todo con todo; no sólo al interior del ayllu de los jaqi, sino también a éste con el ayllu de las wak´a y, a ambos, con el ayllu de la sallq´a. En este sistema, la Relación es todo. Parafraseando el comienzo del Evangelio de Juan se podría decir: “En el principio era la relación”, mejor dicho, el Ayni, es decir, la circulación bidireccional de energía bosónica/fermiónica suscitando una gran variedad de formas de reciprocidad, complementariedad y correspondencia, tanto sexual, afectiva, como ecológica, económica, política, ética, estética, ritual. El principio de relacionalidad dice que todo sentimiento, acontecimiento, estado de conciencia, hecho e, incluso, probabilidad se halla inmerso en un tejido inconsútil que abarca materia y antimateria, lo visible y lo intangible, lo real, lo imaginario y lo simbólico. Ahora bien, a diferencia nuestra, la relacionalidad no la entienden de modo representativo; por eso tampoco conceptualizan como nosotros y no les causa resistencia o vergüenza repetir de memoria lo que sea, aunque no lo entiendan, pues para ellos, eso, se convierte en un mantra ritual con el que nos incluyen en su sistema, pues ellos operan, bajo un patrón de tipo kinético, energético, ritual, simbólico y afectivo. No es, pues, casualidad que en los lenguajes animistas, aglutinantes, el punto concentrador de la oración sea el verbo (no el sujeto) que puede ser cargado con prefijos y sufijos hasta convertirlo en un pars pro toto. El verbo, energía en movimiento, es el relacionador que produce el sentido. Por eso yo, monoteísta, escribo, en la soledad de mi biblioteca, sobre la Asamblea cosas, espero, sustantivas y ellos, los animistas, en comunidad, marchan sobre Sucre para buscar de conseguir lo mismo, sólo que de otro modo. Son dos formas civilizatorias distintas, sencillamente. Ninguna es mejor que la otra.

Dicho del revés. Para el animismo indígena, el individuo (ese recorte arbitrario y patógeno que hemos efectuado los monoteístas) es casi nada; no es que no lo conozcan; lo conocen, pero es, dicho en el lenguaje de nuestra ontología, un accidens; el individuo se convierte en algo sustantivo por el emparejamiento, jaqi, por pertenecer a una comunidad de tipo holoárquico que va, desde el ayllu, hasta la Vía Láctea. Una persona aislada, sin relaciones, nexos, vínculos, sociales y cósmicos, es uno-ente; un pobre, un muerto en vida. Los monoteístas hemos seguido el camino inverso. La Ilustración nos proponía, por ejemplo, terminar de romper los vínculos, por un lado, comunitarios, para ser individuos soberanos, autónomos: emancipados y, por otro, romper los vínculos naturales y cósmicos para llegar a ser seres absolutamente históricos. El Romanticismo, nuestra energía bosónica, como sabemos, se opuso a la Ilustración, nuestra energía fermiónica, y terminó perdiendo porque, globalmente, el occidente monoteísta colapsa fermiónicamente y los animistas indígenas colapsan, globalmente, bosónicamente.

4.La propuesta constitucional del MAS

La semana pasada, un dirigente masista afirmó, una noticia varias veces desmentida, que el MAS ya tiene elaborada su propuesta de Carta Magna. La Presidenta de la Asamblea, por su parte, ha ratificado que, el Seis de Agosto, Bolivia tendrá una nueva Constitución como estipula la ley. Esto, por un lado. Por el otro, la prensa informa que existen más de tres mil propuestas, provenientes de la sociedad, y que para su procesamiento sólo se dispone de algo más de tres meses. Es decir, es poco probable que, en ese lapso de tiempo, se pueda consensuar tamaña información. ¿Qué pensar? ¿Que todo lo que vemos es una inconmensurable payasada? Quiero pensar bien, pero no puedo. Supongamos que este fuese el escenario. ¿Qué significaría? En primer lugar, que la comprensión del Partido político, como el Príncipe que decide e impone su Hegemonía a la sociedad, ha resucitado. En mi ingenuidad, pensaba que el aprendizaje de los errores del pasado, había creado un nuevo sentido común que hacía imposible semejante revival. En segundo lugar, que la autoconciencia de ciudadanía política, entre los asambleístas, es nula. Voluntariamente han transferido el poder soberano, que les otorgó el voto, a sus jefes políticos, poniendo en evidencia que el Pongueaje político no ha desaparecido todavía. Y eso que muchos de ellos son politólogos, sociólogos, abogados … que han dado clases y escrito sobre ciudadanía, derechos … Resulta que todo era blablablá. ¿Cómo tenerles respeto después de semejante abdicación? ¿Cómo explicar esta abdicación? ¿Extra burocratiam nulla salus? ¿Autoritarismos sutiles? ¿Censuras veladas? ¿Autocensura? ¿Servidumbre voluntaria? Constato ese grado cero de ciudadanía efectiva entre las elites políticas del país en circunstancias trascendentales. Se apunta lo que se ve.

¿Qué pasa con los indígenas? ¿No son ellos los que con sus marchas y su sacrificio, siempre alerta, han terminado imponiendo la Asamblea para “refundar otro país”? ¿Por qué han abdicado de su propio pensamiento, a favor de un pensamiento ch´ulla, monoteísta, patriarcal, no chachawármico, de izquierda estalinista, no Yanantin? Puedo entender que los comunitaristas supediten su pensamiento a uno que emerja del consenso comunitario. Pero no es el caso. La propuesta del MAS ha sido escrita por sus intelectuales y ese pensamiento nos es ya conocido. También conozco lo que piensan los indígenas y algo he entendido de la lógica de su caos-cosmo-vivencia pachasófica. ¿Por qué abdican también ellos? ¿Será que el MAS les da la sensación de que, por fin, tienen un instrumento político (una entelequia “comunitaria”: supra individual) con el que pueden devolver cortesías a la derecha señorial, monoteísta, racista y hacerles sentir qué es un Rodillo político? Esto puedo entender. Es más, hasta no me disgusta lo que de justicia poética pueda tener todo ello. ¿O será que, de momento, tenemos que pasar por los avatares de la Ley del Talión? ¿Qué todavía no ha llegado el tinku del Pachakuti? ¿Por qué se han dejado entrampar en el debate de los 2/3? ¿Acaso el conversar, acullicando, reflexionar, meditar, amuyuña, hasta llegar al consenso no es el thakhi indígena? ¿Por qué no les han enseñado la Ch´uyma a sus colegas monoteístas: a pensar con el corazón y no sólo con un lóbulo cerebral? ¿Por qué no han compartido sus valores, sus principios, sus metodologías, si en ellos se encuentra, precisamente, lo “otro” que precisamos todos, para fundar “un otro país”? ¿Por culpa de la cooperación internacional? ¿Por qué se están dejando engañar de nuevo con un par de pendejadas izquierdistas: “estado multinacional”, “autonomía indígena”? ¿Acaso ya se han olvidado de las argucias liberales: los “pluris y multis”, con los que se los toreó hace una década? ¡Hay, todo indica que los vamos a ver de levanta manos, de pongos políticos, como en la esclavitud de la hacienda, cuando tan a la mano está la Tierra prometida: un Estado Yanantin! Silvia Rivera escribe en su columna de hoy, La Prensa, “que hay también huellas de una mirada indígena, popular y femenina”. No imagina ella, cómo quisiera creerle; pero mis datos indican que ello no hace Masa Crítica, frente al dedo del nuevo Príncipe. Deseo, empero, estar equivocado.
5.Democracia / Dictadura

Una de las paradojas del Pachakuti es que la derecha, proveniente de los regímenes dictatoriales, sin haber cambiado su cultura racista y autoritaria, se cree y comporta como la portavoz de los principios democráticos en este país. Y, a los que lucharon por ella, padecieron persecución, cárcel y exilio, los quieren hacer pasar como autoritarios y no democráticos, simplemente porque ellos controlan la prensa y la televisión y se pueden dar el lujo de decir lo que les da la gana sin ningún control de calidad interno. Nos hemos topado, pues, con el dogma de la democracia liberal. Como los monoteístas occidentales ya no creen en la infabilidad papal, ahora creen en la democracia liberal de la sociedad abierta. Es lo mismo. Siempre sólo una polaridad de la totalidad. Pensamiento ch´ulla.

La verdad es que la Política es la complementariedad de dos principios antagónicos: la democracia y la dictadura, para decirlo con los conceptos de la ciencia política; o de la Dulzura y el Rigor, para decirlo en términos kabalísticos: Jojmáh y Bináh; o de caos y orden, para decirlo cosmológicamente. Estas dos energías antagónicas siempre están presentes, porque si no, no existiría lo que llamamos la realidad, el cosmos o la vida. Si sólo existiera la energía masculina del Rigor, fermiónica, el universo estaría expandiéndose infinitamente y no se hubieran podido formar las galaxias, los soles y planetas. Si, por el contrario, sólo existiese la energía femenina de la Dulzura, bosónica seguiríamos en el instante inicial anterior al Big Bang. Nosotros mismos existimos gracias a la complementariedad de ambas energías: óvulo y espermatozoide. Nada existe en base a una sola energía. Pues bien, una Democracia: el poder del pueblo: del principio comunitario, caótico, concreto, para llegar a su completad debe incluir la dureza, Bináh, del dictado de la ley: el orden, la abstracción del Uno. Recién entonces tenemos el Yanantin en una sociedad homogénea civilizatoriamente.

Ahora bien, este modelo: el Estado de Derecho, en Bolivia no puede funcionar, porque co-existen dos civilizaciones antagónicas; no es una sociedad homogénea. Exige un bucle más: la tetralidad. Un Estado de Derecho complejo.

En Bolivia esta complementariedad política de opuestos se da modélicamente en la “Forma Ayllu”: Aran / Urin: parcialidad de Oriente: donde sale el sol, masculino / parcialidad de Occidente: donde se pone el sol, femenina: Chacha-orden/Warmi-caos, Yanantin.

Se da bastante bien en la “Forma Sindicato” donde se complementa la democracia directa, deliberativa, algo caótica y un liderazgo autoritario que cumple las decisiones de sus bases. Este rasgo, independizado de su opuesto complementario: las decisiones de las bases, es criticado como “dictatorial” por los monoteístas blancos. No hay por qué negarlo; es así. Como la pena de muerte del Derecho cosmocéntrico, no antropocéntrico, Indígena. Pero hay que dejar de ser cartuchos. Hay que mirar con los dos ojos y hacer funcionar los dos lóbulos del cerebro. Los “Derechos Humanos”, por ejemplo, no son ningún universal; salvo en una civilización antropocéntrica. Ahora bien, el antropocentrismo socrático ha quedado relativizado y minimizado por las nuevas tecnologías que han producido una cosmología ecológica y sistémica. Mientras los monoteístas occidentales sigan pensando, provincianamente, en términos de la universalidad de su sistema, no estaremos en condiciones epistémicos para elaborar una Carta Magna adecuada, tanto a nuestra realidad compleja, como al nuevo paradigma científico.

Esta complementariedad política de opuestos se da bastante mal en los esbozos de “Estado de Derecho”, que están sobre la mesa en la Asamblea Constituyente, porque para que la energía autoritaria: la Ley, funcione, se precisan de Instituciones ad hoc, basadas en la Separación de Poderes y en la hegemonía de la Escritura. Este, no es el fuerte de la mayoría de los bolivianos, por la sencilla razón de que no son monoteístas. En cambio su fuerte: la oralidad y ritualización contextual y relativística de la búsqueda de la homeostasis del Derecho indígena, que sólo pueden dominar los animistas, está ausente sustantivamente de lo que se debate.

¿No se supone que el traje constitucional que costuran en Sucre tiene que ser a medida nuestra?

Los bolivianos son geniales y dominan como nadie situaciones en las cuales el elemento caótico predomina y en el cual su talento organizativo y participativo sale a la luz para encontrar soluciones rápidas y efímeras asombrosas. A los bolivianos les encanta consensuar todo y a cada rato. Normas absolutas y universales, separadas, absueltas del contexto y de las personas concretas, no van con ellos. ¿Por qué no consensuar un modelo político predominantemente caótico, contextual, probabilístico, relativístico, interactivo, para los niveles subnacionales y para el nivel, nacional, un Estado de Derecho de tipo monoteísta, basado en la Separación, la Abstracción y la Escritura? Las dos energías, pero dosificadas de acuerdo a nuestra masa crítica civilizacional.

Eso es lo posible y sensato. Reduciríamos el caos actual.

En torno a lo municipal

1.Desarrollo rural como Municipalización. El G-DRU

La Secretaría Nacional de Desarrollo Rural

Un antecedente necesario en la relación entre la Secretaría Nacional de Desarrollo Rural y el GDRU, fue la experiencia del Fondo de Inversión Social (FIS) ─miembro también del G-DRU─ en el campo de la educación rural. La propuesta diseñada por el Banco Mundial focalizaba las inversiones en educación primaria fiscal en bolsones de pobreza, poniendo el énfasis sólo en infraestructura y equipamiento (mobiliario y textos escolares). Semejante reduccionismo, como se sabe, es la mejor manera de invertir mal los recursos, por lo que se propuso invertir esa propuesta en el sentido en que la Educación no es una magnitud aislada, sino que hay que entenderla como un input de información y comunicación para reactivar los aparatos productivos locales, teniendo en cuenta la biodiversidad del espacio boliviano y la cultura de sus habitantes. Por tanto, la educación fue circunscrita en el contexto de una visión del desarrollo rural a largo plazo.

Se recogió la experiencia de Warisata, donde la escuela está en función del renacimiento del ayllu. El modelo se caracteriza por:
• La escuela es gestionada por las autoridades étnicas;
• Alta participación de la comunidad y de los padres de familia en el funcionamiento de la
escuela; y
• La educación está en función de la producción económica y la reproducción social y cultural de la comunidad. En otras palabras, Warisata preparaba los recursos humanos que precisaba el proyecto político económico de revitalizar el ayllu y la marka aymaras, como una estrategia para sacar a Bolivia de su atraso. Ese es el sentido del «Programa de Educación no formal» del FIS, destinado a alumnos mayores de edad que no han concluido la primaria en áreas rurales.

Se focalizaron las inversiones en apoyar a los centros de capacitación rurales, gestionados por ONGs, IPDS e iglesias, que ya venían ensayando modelos pedagógicos de alta participación comunitaria, en función del desarrollo rural de sus regiones. En este contexto el FIS, en 1991, es invitado a participar del G-DRU, lo que les permitió ampliar su visión con experiencias exitosas que podían mejorar sus procedimientos en el manejo de la inversión social. En concreto, el modelo de «promoción» del FIS no era bueno, porque reaccionaba unidimensionalmente a la demanda y, lo peor de todo, de manera muy puntual. Por tanto, este enfoque precisaba ser corregido. Se intentó una solución tecnocrática ampliando los «bolsones de pobreza»: el 50% de los cantones más pobres, por el 50% de los distritos de salud más pobres. Se había ampliado la visión al considerar, ahora, la demanda concreta en el contexto del distrito, pero los beneficiarios no participaban para nada en la determinación de la demanda. Esta seguía dependiendo de los intermediarios. En esa situación, conocer la metodología de la «Planificación micro regional», que llevaban a cabo los afiliados del G-DRU, fue enriquecedor para el FIS. Es así que se participó en un curso de «Planificación micro regional» que COTESU─NOGUB dio en Sucre.

Analizada la propuesta se escogió la «metodología participativa» para generar la demanda. Se cuestionó su visión de la micro región; ésta parecía buena para planificar, pero no para crear riqueza, pues un espacio de gran biodiversidad como el boliviano, requiere otro tipo de ocupación espacial. También fue importante conocer la experiencia de los «Consejos de Desarrollo», como espacios de concertación regional. En ese sentido se abrió una relación con el Consejo Departamental de Desarrollo de Chuquisaca, con el que se concertaron las inversiones de salud y educación del FIS de 1992.

Con estos aportes, aprendidos gracias a participar en el G-DRU, se empezó a reformular la estrategia operativa del FIS/2, la que debía empezar el segundo semestre de 1993. Esta consistía en lo siguiente:
• Los espacios de intervención ya no serán los cantones más pobres, sino los distritos de salud más pobres;
• Se aplicaría la «planificación participativa» en vez de la promoción;
• Se concertaría «planes de desarrollo integrales», a nivel distrito de salud, con los consejos
micro regionales o provinciales de desarrollo; y
• Se aumentaría la coordinación con los otros Fondos, especialmente con el Fondo de
Desarrollo Campesino (FDC), que también participa del G-DRU, y con el Fondo Nacional
para el Medio Ambiente (FONAMA).

Se era consciente, sin embargo, que hacía (y hace) falta una «Ley de inversión social» que permita destrabar una serie de cuellos de botella administrativos para desembolsar más ágilmente los recursos. Participar del G-DRU facilitó la coordinación para acercarse a la integralidad en la inversión social, de momento, empero, como sumatoria de esfuerzos. De otro modo habrían proseguido las acciones institucionales, atomistas, individualistas y lineales, que duplican esfuerzos y recursos y sobre fatigan a los parteners locales.

La relación G-DRU ─ Secretaría Nacional de Desarrollo Rural

Con el cambio de administración, el 6 de agosto de 1993, el G-DRU pasó a jugar otro rol que, por cierto, fue consecuencia lógica de su dinámica anterior. El G-DRU, al reunir en su seno a gente del sector público, ONGs, IPDSs, Confederación de Campesinos y de la cooperación internacional, fue creando consensos comunes y visiones compartidas de cómo encarar el desarrollo rural en Bolivia.

Como fruto de la reorganización del Poder Ejecutivo, se creó la Secretaría Nacional de Desarrollo Provincial y Rural (SNDR). Tal vez lo que el inconsciente colectivo del G-DRU hubiera deseado para operativizar estatalmente lo que venía pregonando como un deseo. La circunstancia fue feliz porque de las tres personas con que empieza la SNDR, la Secretaria y los Subsecretarios, la primera proviene de una ONG rural, otro es miembro del G-DRU desde 1991 y el tercero es un dirigente campesino/trabajador de una ONG. Por tanto, se trataba de gente que no provenía del tradicional «sector agropecuario» del antiguo Ministerio de Asuntos Campesinos y Agropecuarios, objeto predilecto de las lamentaciones de las IPDS y de la cooperación internacional. Eso significa que las políticas que se gestaron en la Secretaría venían de las prácticas concretas que la propia sociedad civil boliviana había validado localmente como eficientes. Recogen los frutos de una etapa de maduración en que las ONGs dejan de actuar como señoríos feudales aislados (1970 a 1985, más o menos) y empiezan a poner en común sus experiencias, a debatirlas, sistematizarlas y, por tanto, a fecundarse e interactuar mutuamente.

Por otro lado, la precariedad del nacimiento de la Secretaría Nacional de Desarrollo Provincial y Rural puede fácilmente ser imaginada, con decir que no estaba en el Presupuesto General de la Nación. Ante esa situación la interacción con el G-DRU fue lógica y natural. El G-DRU prestó apoyo humano, financiero, logístico, de masa crítica disponible y recursos humanos, hasta que la Secretaría empieza a gatear sola con el apoyo del proyecto de Comunidades Rurales auspiciado por el Banco Mundial en el último semestre de 1993. En esa fase inicial, el apoyo del G-DRU a la SNDR fue oportuno, rápido y claro.

En este punto de la relación G-DRU/SNDR es importante señalar algo que refleja muy bien el fruto de estar construyendo conjuntamente una visión compartida del desarrollo rural boliviano: se facilitó las negociaciones con el Banco Mundial. Lo primero que hizo la recién creada Secretaría fue tomar contacto con el Banco Mundial para solicitar un crédito para inversiones en desarrollo rural y fortalecimiento institucional, tanto de la Secretaría como del FDC y el FIS. En el primer encuentro oficial con la primera misión del Banco, se puso de inmediato de manifiesto la nueva situación: la Secretaría sabía muy bien lo que quería, tanto conceptual como operativamente.

Además, dejó bien claro de entrada que no precisaba, para convertir en proyecto de crédito esta visión, de consultores internacionales; es más, propuso que los consultores nacionales a contratarse fuesen parte del equipo de trabajo de la Secretaría. Se les propuso, además, que la elaboración del proyecto fuese interactiva-operativa; es decir, un componente clave de la elaboración del proyecto tendría que ser implementar esos lineamientos de políticas en un muestreo de provincias piloto que condensaran la diversidad del país en cuanto a biodiversidad, organización, ingresos, productividad, etc. Resultado de ello fue que, en diciembre de 1994, a mitad del proceso de elaboración del proyecto, 94 municipios (un tercio del total) habían planificado participativamente sus planes de desarrollo municipales, validando a escala nacional (ya no micro regional solamente) todos los instrumentos y metodologías del proyecto de crédito.

Lo menos que se puede decir, es que éste no es el modus operandi habitual del Banco Mundial para elaborar y financiar un proyecto de crédito. Lo normal es que el Banco Mundial ya sabe a priori lo que precisa cada país; tiene, además, listos los consultores internacionales para el trabajo y los costos de todo ello a cuenta de los recursos del mismo crédito.

La primera reunión terminó en un silencio embarazoso, ya que no era la situación a la que estaban acostumbrados. Ni teórica, ni sobre todo prácticamente, era refutable la propuesta de la Secretaría. Afortunadamente, las cabezas de la negociación fueron mujeres y ello posibilitó un tipo de comunicación y entendimiento que facilitó las cosas. De todos modos, se les sugirió que, antes de la próxima reunión, tomaran contacto y discutieran la propuesta de la Secretaría con los otros actores del desarrollo rural en el país: las redes de ONGs e IPDS, la cooperación internacional, expertos, sindicatos, etc. Así, los habían remitido a los miembros del G-DRU. En la siguiente reunión no se notó para nada los nubarrones con que finalizó el primer encuentro: los miembros del G-DRU los habían disipado maravillosamente.

Con el Fondo Interinstitucional de Desarrollo (FIDA) fue diferente. Llegaron con la Segunda Misión del Banco Mundial. Las reuniones fueron conflictivas. Su diagnóstico, sin embargo, fue certero y lúcido: la forma como se ha encarado la «asistencia técnica» ha sido un fracaso. Pero, mecanicista y unidimensionalmente, se iban al otro extremo: «cheque directo al campesino para que pague los servicios del veterinario», por ejemplo. En otras palabras: la nueva receta milagrosa del FIDA consistió en subvencionar, atomista, puntual y, además paternalistamente, a una nueva casta de consumidores campesinos de servicios creada artificialmente.

La propuesta de la Secretaría, en asistencia técnica, fue coherente y con las nuevas tendencias del país: participación popular, territorialización, interconectividad, sinergia, fomentar redes, potenciar lo que funciona y suspensión de las subvenciones individualistas sin contexto, ni planificación participativa, ni control social.

Esa agilidad del G-DRU para responder a la coyuntura se debió, ciertamente, a su forma «gelatinosa»: virtualidad latente y cultivada ex profeso, que rehúsa a congelarse en una estructura institucional. Si el G-DRU se hubiese cristalizado en una institución, hubiera sido impensable el servicio prestado a esa nueva Secretaría de Estado, lo que permitió que lo que se había pensado, sistematizado y debatido en el Grupo, rebasara los casos aislados y puntuales y se convirtiera en políticas nacionales. De este modo se dio un salto cualitativo en el «desarrollo rural boliviano»: se recapituló la experiencia de las ONGs e IPDS, como un insumo básico para que el Estado diseñase las políticas a seguirse en las próximas décadas en el contexto de la municipalización y la participación popular.

En concreto, de las prácticas validadas por las ONGs e IPDS se escogieron aquellas que podrían dar base operativa, concreta y no ideológica a la nueva propuesta jurídica de la Participación Popular: la planificación participativa, entendida ésta no como un hecho puntual, sino como un proceso cognitivo y de maduración de la sociedad, que cada año debiera expresarse en un mejor y más atinado Plan Anual Operativo municipal.

La Secretaría Nacional de Desarrollo Provincial y Rural (SNDR), como ya se adelantó, escoge y prioriza las experiencias exitosas, tanto las que acaecieron en el sector privado, como las que se produjeron en el sector público. En ese sentido, se tomó la experiencia del G-DRU en planificación micro regional y los Consejos de Desarrollo Provinciales y la experiencia del FIS en financiamiento de proyectos de base. Se corrigieron los cuellos de botella de ambos modelos:
• La planificación micro regional, que producía la planificación participativa, no tenía
financiamiento asegurado para sus proyectos. Ello enfriaba el ímpetu participativo de los
comunarios;
• El cuello de botella del FIS consistía en que los proyectos demandados no correspondían a
ninguna planificación, ni concertación por parte de las comunidades;
• Al juntar los planes de desarrollo, generados participativamente, con los recursos
financieros del FIS y del FDC, sobre todo, se conseguía un modelo más coherente y muy
boliviano.

De este modo, el «Ciclo del proyecto», donde se conjuncionan la demanda de la sociedad con la oferta del Estado, como política pública, quedaba constituido como sigue:
─ Planificación participativa
─ Planes provinciales de desarrollo
─ Concertación entre los Consejos de desarrollo y los Fondos para determinar las inversiones
─ Pre-inversión compartida, involucrando a las ONG
─ Evaluación de los proyectos a cargo de los Fondos
─ Desembolso y ejecución
─ Supervisión técnica a cargo de los Fondos
─ Supervisión social a cargo de los Consejos
─ Entrega de obras

El otro punto fuerte de la estrategia de desarrollo rural fue la promoción de los «Consejos Provinciales de Desarrollo», como espacios de concertación interinstitucional, ejercicio del poder local y readecuación natural de los roles de los actores sociales. Básicamente, la propuesta es que las ONGs e IPDS deben ser instancias de servicio, apoyo y asistencia técnica a las comunidades y Consejos, que son los que en realidad deben decidir qué tipo de desarrollo desean.

En plena implementación de estas políticas, se promulga la Ley de Participación Popular (abril de 1994). Ella obligó a un cambio de nombre: ya no Secretaría Nacional de Desarrollo Provincial y Rural, sino Secretaría Nacional de Desarrollo Rural; y a un cambio de escala: de la Provincia se pasa al Municipio. Las Organizaciones Territoriales de Base (OTB) se convierten en los nuevos actores del desarrollo rural. Los Comités de Vigilancia cumplirán en adelante el rol de la fiscalización social. Las ONGs e IPDS cumplirán un rol de asistencia técnica para la planificación participativa, elaboración de los planes de desarrollo municipales, elaboración de proyectos y, eventualmente, ejecución de los mismos.

El logro más importante es que la «planificación participativa» es asumida como un componente básico del nuevo sistema estatal de planificación. Este, en efecto, consiste de la «planificación indicativa», que baja del Ministerio de Desarrollo Sostenible, y la «planificación participativa», que sube de las Organizaciones Territoriales de Base (OTB). Ambos son insumos para que las Prefecturas elaboren los planes departamentales de desarrollo y los municipios los planes de desarrollo seccionales.

El vector operativo de desarrollo municipal queda, pues, reformulado de esta manera:
─ Planificación participativa
─ Planes municipales de desarrollo a mediano plazo
─ Planes anuales operativos
─ Concertación entre los gobiernos municipales y los Fondos para determinar los montos de inversión y los porcentajes de contraparte de los Municipios
─ Pre-inversión
─ Evaluación de proyectos a cargo de los Fondos
─ Desembolsos y ejecución
─ Supervisión técnica a cargo de los Fondos
─ Supervisión social a cargo de los Comités de Vigilancia
─ Entrega de obras

Esta estrategia de «desarrollo rural» se relaciona, por un lado, con prácticas de largos años de trabajo, socializadas y enriquecidas por los propios actores de la sociedad civil y, por otro lado, con la nueva forma de financiamiento estatal: los Fondos. Por tanto, es una estrategia que suma sinergias que de otro modo habrían seguido cada cual por su cuenta. Conecta, pues, Estado y sociedad. Recoge en un sólo vector el «ciclo del proyecto» y la multiplicidad de variables del «desarrollo rural» de un modo holístico, buscando la interconectividad, la complementariedad y la subsidiaridad.

Peligros y desafíos pendientes

El peligro mayor es de tipo cognoscitivo: no ver el «ciclo del proyecto» como un continuo sistémico que, de un modo holista agarra y prioriza en un solo vector la multiplicidad de variables que el clásico desarrollo rural ha manejado segmentariamente. Con otras palabras: el peligro consistiría en considerar, por ejemplo, la planificación participativa como un «componente» al que, una vez puesto en circulación, habría que añadirle las conocidas mercancías de la cooperación internacional: asistencia técnica, crédito, transferencia de tecnología, etc., recayendo en el tradicional rol paternalista (que se quisiera dejar atrás, tanto de parte del Estado como de los financiadores) de ofertar a los «campesinos» recursos, ideas, experiencias, etc., que no brotan de sus planes de desarrollo, generados y concertados participativamente. El esfuerzo y el sentido de esta estrategia de «desarrollo rural» es, realmente, que el Estado escuche a su sociedad, lo cual no quiere decir que ésta tenga razón a priori en lo que proponga por el mero hecho de ser «de base». Se debe leerla, interpretarla, polemizar con ella; pero ya no pensar y decidir en su lugar y, sobre todo, ya no seguir vendiéndoles productos ajenos a través de la coerción del financiamiento.

Los planes de desarrollo municipales deben ser leídos para encarar el tema de la productividad, la capacitación, el manejo de los recursos naturales, etc. Es decir, la planificación participativa, como metodología, debe incluir la productividad dentro de los marcos conceptuales del desarrollo sostenible para hacer justicia a la biodiversidad del espacio boliviano y no quedarnos en meros administradores de la pobreza sino ser productores de riqueza y calidad de vida.

En el contexto de la planificación participativa, el otro tema pendiente y conectado con el anterior es el desarrollar el concepto de «mancomunidad de municipios» de la Ley de Participación Popular. En efecto, la sociedad civil boliviana tiene el instrumento legal para diseñar ─ella y no el Estado─ su territorio en función de la creación de riqueza y abundancia. Aquí está el lugar intelectual para reemplazar el concepto mediterráneo de «región» por el de «simbiosis interzonal» para ocupar con racionalidad el espacio de biodiversidad. Eso quiere decir que la sociedad tiene que ir pensando también en mancomunidades discontinuas, en los Andes, para acceder a los recursos que están dispersos verticalmente. Demás está decir que el concepto de «mancomunidad discontinua» va a permitir la reconstitución del ayllu andino: la estrategia hasta ahora más eficiente de creación de riqueza en los Andes.

Otro desafío pendiente, intelectual e institucionalmente, es responder teórica y políticamente al nuevo hecho de la municipalización que disuelve la dicotomía urbano/rural. En Bolivia hoy en día ya no tiene sentido hablar ni de desarrollo rural, ni de desarrollo urbano, ni de desarrollo étnico.

Estas visiones sectoriales, que corresponden a un paradigma mecanicista, quedan obsoletas cuando la Ley de Participación Popular territorializa sistémicamente el espacio de la gestión y administración en los municipios territoriales urbano-rurales.

Aquí la inercia de la nomenclatura de la cooperación internacional que maneja el concepto de «desarrollo rural» como superador del concepto de «sector agropecuario», jugará un rol perturbador.

El otro foco de perturbación, que estorbará la aplicación de la Ley con eficiencia y eficacia, lo constituyen las Secretarías de Estado aludidas, creadas más bien para dar espacios políticos a los socios de la coalición de gobierno.

Lo que manda la letra y el espíritu de la Ley es que en Bolivia debemos empezar a trabajar el concepto de «desarrollo municipal» y disolver en una nueva concepción las anteriores escuelas de pensamiento desarrollista, que ya no tienen lugar lógico. El municipio es ahora el espacio de la integralidad. Si no territorializamos las políticas y la toma de decisiones, la «integralidad» se va a quedar en mero discurso.

Finalmente, el gran desafío es construir una «democracia participativa municipal de matriz
indígena» como opuesta y complementaria de la democracia representativa que rige a nivel nacional y que es el lenguaje que nos comunica con la comunidad internacional.

La Ley de Participación Popular y la planificación participativa

Hasta fines de la década de los 80, la planificación en Bolivia no había superado los marcos de la «planificación tradicional» en sentido que seguía siendo excesivamente macro, laborada desde arriba y desde el centro, prácticamente sin ninguna participación de la población beneficiaria y con pocas consecuencias concretas para el espacio planificado (gran distancia entre la planificación y la implementación). Además, no parecía ser un instrumento útil para las instituciones: en ese sentido, no era una política institucional.

Es recién a principios de los años 904 que empiezan a surgir en la práctica —no sólo en la teoría— cuestionamientos a la manera de planificar de las instituciones: en este proceso, aportaron sus experiencias sólo dos Corporaciones de Desarrollo y algunas ONGs.

Además de que la planificación presentaba deficiencias metodológicas, se tuvo que enfrentar un problema que parecía no tener solución: cuál debería ser la escala espacial mínima de trabajo. Dada la extrema diversidad socio-cultural (y también de una cierta irracionalidad en la división político administrativa), no se podía encontrar una unidad común para todo el país: existen cantones cuyo tamaño —tanto en superficie como en población— es similar al de otros departamentos; provincias cuya población (800 habitantes) es menor al de muchas comunidades. Pero también hay que considerar otras posiciones que, con argumentos, postulaban que la unidad espacial debería ser el territorio indígena (etnías, ayllus, etc.) o, por el contrario, debería partirse de cuencas y subcuencas hidrográficas.

Adicionalmente, no se había logrado superar la dicotomía campo-ciudad: tanto a nivel de instituciones (especialmente ONGs) como de Fondos, siempre se distinguía uno de estos ámbitos, haciéndose poco o nada por integrarlos.

El nuevo gobierno, que asumió el poder en agosto de 1993, planteó importantes medidas de transformación, siendo la Ley de Participación Popular (LPP) una de las más importantes: sin serlo explícitamente, es una propuesta política de descentralización (delegación de recursos y competencias a municipios), de municipalización (nuevas competencias y jurisdicción), de planificación (planificación participativa a escala de sección municipal), y de cambio institucional (las Corporaciones Regionales de Desarrollo reducen de manera drástica sus competencias y presupuesto).

La Ley plantea como requisito la planificación participativa, a escala de los Municipios Seccionales (que integraban lo urbano y lo rural). Por tanto, es una política que ataca las principales deficiencias anotadas. En la medida que afecta de manera fundamental muchos campos, los propios criterios para su formulación e implementación resultaron complejos.

El contexto institucional

En la medida en que el G-DRU aglutina a instituciones relevantes en el contexto rural —destacando la entonces recién creada Secretaría Nacional de Desarrollo Rural (SNDR), que planteaba la planificación participativa provincial— se apoyó de manera importante la Ley de Participación Popular en base a que:

• Habían condiciones internas, ya que el G-DRU estaba compuesto por instituciones del Estado, de la cooperación internacional interesada en la coordinación para la definición de políticas, y de las redes más importantes de ONGs que trabajando en desarrollo rural, habían adoptado el enfoque de la planificación micro regional surgida del propio G-DRU.

Adicionalmente, ya estaban conformados G-DRU departamentales en 7 de los 9 departamentos del país. Además, varios de los autores de la Ley habían sido o eran miembros del G-DRU, y miembros activos en la medida que no sólo eran funcionarios asignados al DRU, sino que participaban de los principios del Grupo desde tiempo atrás.

Pero, tal vez lo más importante es que el G-DRU estaba reconocido como una plataforma
de discusión seria, pertinente, ejecutiva e imparcial.

• Habían condiciones externas: la asunción del nuevo gobierno, rodeada de expectativas,
abría el campo para nuevas opciones y/o revisión de las anteriores.

• Había una acumulación de experiencias al interior del G-DRU: además de todas las
reflexiones e intercambios realizados en los años anteriores, se había desarrollado la
metodología de planificación participativa.

El aporte del G-DRU a la elaboración de políticas

Conceptos metodológicos desarrollados por diferentes instituciones en el marco del GDRU.

Desde 1990, algunos miembros del G-DRU iniciaron la discusión sobre las opciones de
planificación, que desembocaron en la propuesta de planificación micro regional. Esto implicaba modificaciones desde la escala de planificación, incluyendo el análisis del concepto de territorio (espacios manejables operativamente), y su metodología de aplicación (la participación era posible al nivel de la base), hasta la reconceptualización de las opciones de «poder local».

El esquema teórico comprendía cuatro paradigmas de la planificación: integralidad, poder local, participación, espacialización y coordinación. Es necesario destacar un aspecto importante: casi todas las posibilidades de optimizar el cumplimiento de los paradigmas requieren la reducción de la escala del espacio a planificar. La integralidad se puede visualizar mejor a escala reducida, el concepto de participación y poder local adquiere sentido práctico y operativo, al igual que la coordinación interinstitucional, y el sentido de las acciones es más racional y manejable. Por supuesto, esto está muy ligado con el concepto de territorio, que parte inicialmente de una «conciencia de pertenencia» y por tanto de identificación de la población con un determinado espacio.

La propuesta tuvo dos vertientes importantes: por un lado, en tanto plataforma de información coordinación, la «mise en scene» de todas las experiencias existentes (tanto las «buenas» como las «malas») dio lugar al intercambio y consiguiente enriquecimiento de todas las propuestas. Por otro lado, y una vez definidos los principales lineamientos metodológicos, la difusión se dio a nivel de profesionales mediante cursos teórico-prácticos de 160 horas de duración abiertos a instituciones gubernamentales y no gubernamentales y a nivel de ejecutivos, a través de un Coloquio Nacional (1992), y mediante charlas con presencia de directivos de Ministerios, Corporaciones de Desarrollo,

2.Desarrollo transpersonal como municipalización 2.0

Para
Iván Arias Duran
Primer municipalista que se gradúa de Alcalde, con el deseo de que inauguremos la segunda parte de la Participación Popular que consiste en ampliar la Inteligencia racional, a las inteligencias emocional, ecológica y espiritual en la gestión integral de nuestros territorios. Todo lo que aprendimos antes de este No-Tiempo, que cierra y abre otra singladura de la civilización, ha quedado obsoleto. Tenemos que desaprender la construcción de torres de babel y aprender a gestionar y cuidar la Casa Común territorial.

Lo peor que nos puede suceder es que, este Punto de Inflexión global: la Pandemia y la Cuarentena, no signifiquen nada en nuestro pensamiento y comportamiento, tanto individual como colectivo. Que retomemos lo de antes, como si nada hubiera sucedido. Pero, he aquí que lo cierto es que se ha abierto un epocal Antes y un Después del Coronavirus. No podemos entender este cataclismo, en cámara lenta, como un coffee break y, pasado un tiempo prudencial, proseguir con nuestra agenda, temas e intereses como si no hubiera pasado nada. Nada más peligroso y errado. Después del Diluvio universal, es la segunda vez que la humanidad se detiene, para reiniciar una nueva singladura. No vivimos cualquier Tiempo.

La humanidad tiene que repensarse de nuevo. La humanidad tiene que desaprender lo que sabía y se ha mostrado errado y peligroso, por sus resultados: deterioro de la Biosfera, desigualdad social, neurosis, enfrentamientos continuos… La humanidad tiene que volver a inventarse otra vez. Este es el desafío al que los quiero invitar. No podemos ni debemos retomar agendas ya manidas, por más que hubiéramos sido expertos en ellas. Eso pasó. A esa experticia se le ha movido el suelo y el cielo. Cuidémonos de la fuerza de la inercia.

Convoco a todos, pero, en especial, al movimiento municipalista a diseñar el Municipalismo 2.0.

¿Cuáles son las nuevas fronteras de la complejidad que emerge? Sólo unos apuntes.

Ha llegado el momento de hablar de la otra polaridad del Municipalismo: su función Onda: energía. El Municipalismo que diseñamos e implementamos, con la Participación Popular, se ancló en la función Partícula: masa. Se trata de trascender la dimensión sectorial, cuantitativa, plana; digamos el Municipio Racional, positivista, y avanzar hacia una dimensión integral y multinivel del Municipalismo, acorde con los tiempos que corren. Quiere decir que la dimensión racional debe complejizarse hacia el Municipio Emocional, el Municipio Ecológico y el Municipio Espiritual.

Tan importante como lo tangible: las obras públicas, es lo intangible, en especial, lo psíquico que es la diana, de esta demolición controlada de la sociedad industrial y del capitalismo especulativo, que se lleva a cabo extramuros del encierro domiciliario, y que se expresa en psicopatías como depresión, trastornos: obsesivos, compulsivos, bipolares, stress por trauma… que se han incrementado vertiginosamente y no se habla de ello en la esfera pública; no hay familia que se haya librado de ello. La Salud pública, ahora, es un asunto de salud mental. El Municipio pre-pandemia, no lo tuvo en cuenta, como una competencia propia. Asombra que las secuelas de la Cuarentena y sus efectos en la salud psíquica, mental y emocional: miedo, incertidumbre, ansiedad, insomnio, duelo por pérdidas de seres queridos, cansancio, baja energía y que se expresan en una baja del Sistema inmune, por tanto, en una gran vulnerabilidad, apenas si aparezcan en el debate público. Este silencio estremece. Tanto más, cuanto todos tenemos una experiencia bien concreta de todo ello. No es un cuento; no es ideología. Es sufrimiento llevado en silencio.

El confinamiento en apartamentos reducidos ha exacerbado el espacio de relacionalidad a límites antes no vividos, que está poniendo a prueba la calidad de nuestras relaciones. Moraleja: las ciudades no han sido hechas para facilitar la convivialidad, sino el lucro del sector inmobiliario y de la industria automotriz. El Habitat humano ha sido reducido a esas coordinadas. Una solución podría ir por transitar hacia redes de ciudades intermedias y pueblos en equilibrio con su entorno y parar el crecimiento vertical: mini cárceles con baulera, que, estúpidamente, entendemos como señal de progreso. Las Smart cities son prisiones de cristal que sólo van a facilitar el control total de nuestras vidas por los dueños de las tecnologías de la información y ahondar la desigualdad social.

El municipalismo debe avanzar hacia la gestión de la Inteligencia emocional de su territorio. Debe explorar y mimar lo comunitario, las relaciones, la calidad y calidez de los servicios y prestaciones. Sin un balance de las energías masculinas y femeninas, primero al interior de cada uno de nosotros, no habrá tampoco un balance social y político: paz y seguridad. Sin Inteligencia emocional no hay gobernabilidad, ni menos gobernanza territorial. El punto neurálgico, ahora, es la educación. Parece que no somos conscientes del trauma emocional y mental que estamos infringiendo a niños, adolescente y jóvenes, encerrados en un par de metros cuadrados, frente a una fría pantalla digital. Estamos generando una suerte de Autismo social a corto plazo. La sociedad pagará las consecuencias en una generación. Una simplificación gordiana, para romper la confusión actual, sería romper con el mito del aula. En aula, se puede aprender a manejar los sistemas digitales para aplicar la información y el know how que se precise, por ejemplo, vía tutoriales de YouTube, el buscador de Google… Pero, lo más importante de este periodo de la vida, es aprender a gestionar las Relaciones: consigo mismo: respirar, mover el cuerpo…, con los otros: cultivar las amistades…, con la familia: mimar la comensalidad…, con la comunidad: participar de la gestión municipal, ejercitar la hospitalidad…, con la naturaleza: llegar a ser unos con ella y cuidarla…. Esto, no se puede llevar a cabo desde el nivel central, ni desde el aula: microcosmos de la Forma Estado. Es preciso una descentralización radical, ir a la naturaleza y abrirse a la creatividad local. Preferible, al comienzo, un caos creativo que el caos entrópico y letal que están sufriendo maestros, alumnos y, ahora, los padres de familia. Eso no se sostiene más.

El nuevo Municipalismo debe ampliarse hacia la Inteligencia ecológica de su entorno. No todo puede ser cemento y asfalto, hormigón y hierro. La realidad de la Eiserne Käfig, la jaula de hierro, que ya criticara Max Weber, no puede seguir siendo un ideal edilicio de progreso y desarrollo. Necesitamos verde, naturaleza, políticas que fomenten el gusto y placer por las caminatas: Wanderlust. Sabemos que la naturaleza es la mejor cura de las dolencias psíquicas. Los japoneses subsidian los Baños de Bosque: Shinrin yoku. Tenemos Zongo y Cotapata a un tiro de honda. Tenemos Hampaturi, a tiro de piedra, donde podríamos innovar con Baños de Glaciar y curas de agua de altura, recargadas de Deuterio.

Finalmente, el Municipalismo 2.0 debe explorar la Inteligencia espiritual en la gestión de los bienes comunes. Según los físicos Danah Zohar y Ian Marshall, la Inteligencia Espiritual se distingue por las siguientes características: Capacidad de ser flexible, Poseer un alto nivel de conciencia de sí mismo, Capacidad de afrontar y trascender el dolor y el sufrimiento, La capacidad de ser inspirado por visiones y valores, Reluctancia a causar daños innecesarios, Tendencia a ver las relaciones entre las cosas, Marcada tendencia a preguntar ¿Por qué? o ¿Y si? y a pretender respuestas fundamentales, Facilidad para estar contra las convenciones. Véase mi libro La vía municipal hacia la vida buena, editada por la FAM y el PADEP de la GTZ, en Google.

Bolivia puede innovar en nuevas tecnologías de gestión de nuestros Sistemas de Vida, desde el nuevo paradigma científico, basado en Energía. Véase mi manual: Gestión de Sistemas de Vida, en Modo Energía.

3.La localidad del saber

El ya conocido y nunca bien ponderado passus de la ley de Participación Popular: «De acuerdo a sus usos y costumbres», implica muchísimo más que sólo recuperar el derecho consuetudinario que exilió la Primera República; entraña, en verdad, algo más radical: no sólo ser, hermenéuticamente, un lugar estratégico para repensar este país, sino, operativamente, una metodología para transformarlo a partir de la recuperación sistemática y pública de sus saberes locales: fragmentados, soterrados, es cierto; pero cuya episteme fue la que hizo posible la primera revolución científico-técnica de la historia de la humanidad: la invención de la agricultura y la construcción del más eficiente sistema de seguridad alimentaria y social de la antigüedad.

Pues bien, he aquí que estos saberes locales están ahora empezando a reaparecer, a través de la planificación participativa, en los planes de desarrollo de los municipios; sobre todo de los municipios predominantemente rurales. Esto es, precisamente, lo que hace que esta ley, básicamente de municipalización y descentralización, la entendamos como una posibilidad de complejización, profundización y radicalización del sistema democrático hacia una democracia participativa municipal y se constituya, por ello mismo, en una vía propia de desarrollo; razón por la cual la llamamos, justamente, de participación popular, pues rebasa holgadamente el ámbito del mero derecho administrativo.

He aquí, pues, la diferencia específica de esta ley respecto de otras leyes de municipalización. En ese sentido tengo mis dudas de que sólo sea, como sostiene H.C.F. Mansilla, «una modesta ley de municipalización». Una tal aseveración proviene de falta de información y, además, de entender la teoría desligada de la práctica; más responsable sería juzgar a partir del análisis de las prácticas sociales de los actores mismos. Analizar, por ejemplo, los 94 Planes de desarrollo municipal presentados en diciembre de 1994; o hacer una investigación participante en los lugares en que se está haciendo este trabajo que, por cierto, es un largo proceso de maduración cognitiva de la sociedad y no un hecho puntual, rotundo y, por tanto, acabado.

Así, pues, la ley 1551, operativamente no es sólo una ley de municipalización, por la sencilla razón de que su modus operandi, los contenidos y las metodologías de implementación, provienen de más de 20 años de experiencia en desarrollo rural, emprendidas por organizaciones no gubernamentales y organismos gubernamentales como el FlS, más que del municipalismo propiamente dicho. Los que hemos tenido responsabilidades estatales sobre este particular, hemos tratado de construir políticas públicas y metodologías operativas en base a lo que, como sociedad, hemos aprendido a hacer bien. Nuestro objetivo ha sido sinergizar la fragmentación; buscar la interconectividad y la complementariedad. De ahí que no deba extrañar que esta ley sea de las pocas que funciona en las áreas rurales del país, con todas sus debilidades y deficiencias, de las que somos conscientes, y sobre todo, tenga tan universal consenso.

Tiene, en efecto, todas las virtudes y defectos de lo que como sociedad queremos llegar a ser. A este élan utópico es al que hemos tratado de arrimar la ley 1551, los que hemos tenido la tarea de diseñar la ingeniería operativa de su implementación en el área rural, para de este modo otorgar una gramática a esas viejas pulsiones participativas y autogestionarias de la sociedad boliviana.

Pues bien, una demostración elocuente de cómo los saberes locales empiezan a entrar en la planificación participativa y de ahí a los Planes Anuales Operativos y presupuestos de inversión, es este texto del ingeniero Ricardo Cox que fue Director Nacional de Capacitación de la SNDR de 1993 a 1995, cuando pusimos en escena este tipo de metodologías para operativizar y hacer aterrizar, lo meramente administrativo-municipal de la Ley 1551, a la realidad de las sociedades amerindias.

Como podrá reparar el lector, estas experiencias de largos años de trabajo de campo que desde la SNDR las convertimos en metodologías operativas de políticas públicas, fueron experimentadas y validadas en el seno de instituciones privadas de desarrollo social. Tuvimos cuidado que los funcionarios de la SNDR no vinieran a aprender al Estado, sino a aportar lo que sabían, fruto de largos años de experiencia en las comunidades andinas y amazónicas de nuestro país.

He aquí, por cierto, un no desdeñable detalle de la relativa eficacia demostrada en la puesta en escena rural de la ley de Participación Popular. La muestra de metodologías, ofrecida por el ingeniero Cox, que permiten recoger, como insumos, los saberes locales, es bastante representativa del repertorio que manejan las IPDS y que no es particular sólo de Bolivia. La diferencia boliviana es que estas metodologías rebasan los umbrales de trabajo de las ONG: esa suerte de almácigos sociales, e inciden en la toma de decisiones de políticas y presupuestos públicos. Es decir, los grandes mitos monoteístas de desarrollo, expresados en la planificación tecnocrática, empiezan a convivir con una pluralidad de visiones pre o post desarrollistas que resumiré en la formulación que hace Simón Yampara de la búsqueda amerindia del sumaq qamaña: la buena vida, la calidad, el equilibrio y la austeridad: la priorización de lo posible y lo deseable.

No quisiera fatigar a los lectores con una glosa innecesaria de esas metodologías, meridianamente expuestas por el ingeniero Cox; prefiero terminar esta presentación con una apostilla sobre los saberes locales y la localidad del saber.

Los grandes mitos del desarrollo, como se sabe, no tienen un lugar concreto; se supone que son viables en cualquier lugar del planeta. Así, la vía Farmer y la agricultura de monocultivo intensivo, los desarrollistas siguen pensando que es posible, por ejemplo, en un mosaico pluri ecológico como el boliviano y en ello se han invertido, en los últimos 25 años, más de un billón de dólares de recursos públicos, con los resultados que todos conocemos. Estos saberes atemporales y a-espaciales han sobre determinado hasta ahora la formulación de políticas públicas en nuestro país. Característico de estos saberes atópicos y acrónicos es que son proferidos desde las grandes factorías de la abstracción: las agencias internacionales de financiamiento al desarrollo, sucesoras laicas de las grandes intendencias misionales de las iglesias cristianas del siglo XIX y primera mitad del siglo XX. Su misión fue y es homogeneizar al mundo a imagen y semejanza de Occidente. Estas locuras prometeicas suceden cuando se tienen visiones a-espaciales y abstractas del saber.

Pues bien, con la introducción de estas metodologías de investigación participativa lo que se ha pretendido es equilibrar los saberes. No se trata de despreciar el saber abstracto; es importante. Se trata de relativizarlo con los saberes locales concretos para lograr lo que los cultores del «sondeo rural rápido» llamarían una «ignorancia óptima»; es decir, un cuantum de saber suficiente para tomar una buena decisión en base a compartir los saberes de todos: los concretos y los abstractos.

Vale decir. se trata de establecer un diálogo de saberes desde la práctica y para la vida, que esperamos un día no muy lejano pueda ser asumido por una reforma educativa desgraciadamente centrada en h escuela y la escritura, y en la que de momento la interculturalidad, como bilingüismo, es un caballo de Troya para occidentalizar mejor y no la posibilidad para entablar un diálogo de sistemas cosmovisivos diferentes y opuestos y enriquecernos todos como sociedad.

¿Qué es, pues, el saber local? Como nos enseñara Kusch, el saber del yatiri y del amauta es un saber en signos: una semiótica. Por esta razón el discurso tecnológico amerindio se construye de términos multívocos y de conceptos indicativos multidimensionales. Así, pues, la metáfora, la personificación, el modo subjuntivo y el uso simbólico del lenguaje, son los elementos con los que se construye el saber local como un instrumento de comunicación de doble pista: empírico y simbólico, a la par.

De ahí que los significados símbólicos de sus conceptos más importantes transformen el discurso andino en un diálogo inter-subjetivo con su entorno natural que, esta argucia del lenguaje, personifica y diviniza. En comparación con este saber, la ciencia mecanicista ni siquiera llega a ser un monólogo. EI saber local amerindio se profiere como una oración, cargada de significados afectivos y simbólicos, que permite al orador moverse, simultáneamente y con fluidez, en el campo empírico de lo concreto y en el campo ético religioso de lo simbólico.

Por tanto, pues, el saber local es un saber ritual ligado íntimamente a la producción y a la reproducción de la vida. Por esta razón, el saber local sólo es funcional al interior de una comunidad. No vale fuera de un contexto concreto. Para entenderlo es preciso participar. Sucede como en la observación de un fenómeno cuántico. Si no se participa es imposible saber la ubicación de un electrón, tanto como onda o como partícula. Si no se participa no hay saber. En cambio, en el saber abstracto, haya participación o no, hay un saber que rige abstractamente. El saber local, por tanto, no tiene ni pretende una validez objetiva; su validez es de índole intersubjetiva; es un saber relativístico de tipo cuántico. Para que funcione, todos los cuantos de la realidad tienen que intervenir en el diálogo: la comunidad, el medio natural, las divinidades, los antepasados. En efecto, el saber local es un saber dialógico, interactivo y por ello mismo probabilístico.

Jan van Kessel resume así las características del saber local: 1) la contemplación meditativa alimenta y retroalimenta el saber local. La observación de clima, suelos, cultivos, ganado, materiales y herramientas, implica una suerte de observación lindante con la contemplación mística. Su método no estriba, pues, en la observación analítica, sino en una observación fenomenológica, semiótica, contextual y, por tanto, simultánea de la globalidad. En vez de buscar las causas puntuales, indaga los procesos seminales de las apariencias. Es el origen de las cosas, su sentido y su razón lo que interesa al saber local. 2) Este saber, el amerindio lo expresa atinadamente a través del uso de la metáfora que, comparado con el saber abstracto que echa mano del concepto, produce obviamente una manera menos exacta de saber, pero más rica en contenidos y más eficiente socialmente; pues es bueno tener en cuenta que el saber abstracto, en Occidente, sólo funciona entre sus élites académicas. 3) Mediante el recurso de la personificación, el amerindio se relaciona de forma eficiente con su entorno natural y desarrolla una interacción realmente bilateral, de ida y vuelta, con el objeto de su relacionamiento. En esta interacción el amerindio sabe movilizar los recursos morales de los que dispone para alcanzar una producción exitosa en un medio ecológico difícil y reacio. Es más: la interacción mutua con las cosas y los fenómenos naturales, personificados y divinizados, elevan el proceso laboral a un rango de celebración sacramental de la vida, entendido como un proceso de colaboración a la Madre Tierra en el acto de procrear y dar a luz la vida. 4) Mediante el uso simbólico del lenguaje, el amerindio se mueve simultáneamente en todos los niveles de significación posibles. De este modo relaciona y coordina, por ejemplo, las normas que rigen los diferentes niveles: económico, social, ético, etc., y los integra en la toma de decisiones que tenga que efectuar, garantizándose así un proceder técnico en todo sentido adecuado.

Como podrá haber observado el inteligente lector, después de haber funcionado, como país, al vacío repitiendo de memoria conceptos y teorías que no tienen otra pertinencia que el haber sido proferidos por los amos del imperio, introducir los saberes locales en la construcción de los planes de desarrollo municipal, a través de la planificación participativa, para hacer de una Ley de municipalización, una ley de Participación Popular, es una audacia y una apuesta que era exigida por una meta racionalidad post-tecnocrática que busca resultados de gestión en una sociedad pluricultural y multiétnica como la boliviana.

Aun así, sé que nada está decidido; que todo es posible; pero me atrevo a sospechar que esta ley que es, además, el inicio de un gran proceso de redistribución, es ya irreversible y me atrevo, igualmente, a desafiar a los que el próximo siglo evalúen las transformaciones estatales y sociales que hemos emprendido este fin de siglo, a que digan si la introducción de esta variable epistemológica ha jugado algún rol memorable en la eficiencia y eficacia de la operativización de esta ley en el área rural, o todo ha sido una fatamorgana y una ilusión y esta ley sólo ha sido una «modesta ley de municipalización»; lo que también es posible. Fio, empero, al juicio a la Historia, esa hermosa ficción con la que los occidentales nos solemos engañar y vislumbrar de vez en cuando.

Sobre Cabildos, Desfiles, Marchas y Entronizaciones

  1. El lenguaje de los Cabildos

La ilusión y el deseo de la Unidad, que se refleja en las dos definiciones de país, ora como “Estado Unitario Plurinacional” ora como “Estado de Derecho Social”, han dado, con el Cabildazo, un giro inquietante pero saludable, pues lo mejor siempre es guiarse por lo que es, no por los deseos y las ilusiones.

De logos a energeia

Un rasgo que distingue al modelo monoteísta es que, más claramente, apuesta por la palabra y la razón, es decir, por una interfase comunicativa que tiende a la descorporeización, valorando positivamente lo abstracto: el mensaje. El modelo animista, que no conoce la separación mente-cuerpo, apuesta más claramente por lo energético, lo kinético, valorando positivamente lo concreto como pars pro toto: el medio es el mensaje. Pero como son dos registros distintos, el malentendido está servido.

El lenguaje energético de los Cabildos es el lenguaje político en el que las dos Bolivias empiezan a enviarse mensajes más contundentes. Ello se debe al mal uso de la vía racional, cometido por el cinismo cruceño (e incipientemente tarijeño): venderse como demócratas, cuando su comportamiento no lo es o como víctimas del “racismo kolla” o del “centralismo paceño” (como si el resto de la población fuese amnésica o ignorante); a lo que hay que añadir un talante sedicioso, de baja intensidad, pero constante; la falta de respeto a la investidura presidencial; su doble discurso: la Constitución vale sólo cuando les conviene; todo ello, bombardeado mediáticamente y dicho hasta el hartazgo, está llevando, por un lado, a la exasperación de los ánimos y, por otro lado, a la rápida entropía de esta narrativa: la de la razón, que, por cierto, siempre es muy frágil y, para su vigencia, requiere que el contexto político, social, económico, simbólico … lo justifique como piso mínimo de convivencia no violenta. Es decir, si no hay Estado de Derecho, fáctico, la interfase racional tiene patas cortas.

Acerca de la razón y las pasiones. Un breve interludio conceptual

Los Marranos hemos aprendido de Maimónides a cultivar el pensamiento racional por la sencilla razón de que, al haber coadyuvado a colocarla como criterio comunicativo, a través de las traducciones del pensamiento griego, minimizábamos los particularismos tribales que, a nosotros, nos ponían en desventaja y peligro, en tanto minorías diaspóricas. Al abanderar, empero, la primacía de la razón, en la esfera pública, logramos invertir nuestra situación de desventaja numérica, convirtiéndonos en ciudadanos anónimos como todos los demás. Fue la forma que encontraron nuestros padres para universalizar, políticamente, nuestro lugar en el mundo, pagando, empero, el precio de la secularización del monoteísmo; pero nuestro software se impuso. Por eso hemos inventado la modernidad y hemos, luego, contribuido a diseñar e implementar el Estado de Derecho. Ahora bien, he aquí que este Estado de Derecho ha cumplido sus días. Las nuevas tecnologías le están vaciando de sustento; empieza a autodisolverse, tanto porque cumplió sus objetivos, es el caso de los Estados Unidos; como porque no los cumplió, que es el caso de Bolivia, en el otro extremo. En este punto de inflexión epocal estamos ahora y todos tenemos que volver a ser creativos para dar el siguiente paso como humanidad amenazada por nuestros propios “éxitos”.

Ahora bien, para entender el mundo, al margen de nuestras esperanzas o temores, Spinoza nos enseñó a pensar a partir de las “pasiones humanas”, lo energético, y no de “la razón”, dadas sus obvias limitaciones. La idea básica es que todo ser y, por tanto, todo pueblo, “busca persistir en el ser”; a ese deseo o apetito, Bento lo llamó conatus. Es más, llega a considerar a las pasiones humanas “como propiedades que le pertenecen (al ser humano), igual que el calor, el frío, la tempestad, el trueno pertenecen a la naturaleza de la atmósfera” (Tratado Político, TP, I-4). Y, por tanto, está de más, considerarlas buenas o malas. Son. Por ello será sabio pensar las nuevas Sinápsis estatales del siglo XXI por la potencia de actuar de sus habitantes y no por motivos éticos o racionales. Ahora bien, la opinión de los filósofos modernos, como se sabe, es diferente: suponen ingenuamente que los hombres son racionales; lo cual nunca postuló Maimónides, pues dio su lugar a la fe; a la fe y a la razón. Absolutizaron, pues, una frágil posibilidad de lo humano. Los políticos, a su vez, partieron de la congénita maldad humana, para hacerles aceptar voluntariamente su servidumbre respecto de los poderosos de turno. Spinoza, simplemente, llama la atención sobre sus causas: las pasiones, y para mientes en sus consecuencias: la opresión de unos a otros. De lo que se trata, pues, al pensar spinozistamente el Estado, es de diseñar unas reglas mínimas que permitan, a cada tipo de sociedad, mantener una proporción constante entre los que deciden y los que obedecen, con el fin de lograr que el mayor número posible de individuos sea siempre el que detenga la mayor potencia de actuar, es decir, de alegría. “Pues cuando un pequeño número decide todo en función de sus pasiones, perecen la libertad y el bien común” (TP XI-4) y aparece la tristeza: la falta de potencia para actuar. Spinoza piensa un orden político tal que sus administradores, ya se guíen por la razón o por las pasiones, (eso es lo real) no puedan, sin embargo, comportarse desleales o prevaricar. “Lo que importa es establecer el Estado de modo tal que todos, gobernantes y gobernados, quieran o no quieran, actúen del modo conveniente al servicio del bien común” (TP VI-3). Así, pues, desde el punto de vista político lo que interesa, no es la eticidad de los actos sino la garantía de una seguridad colectiva, o sea, que “los hombres, guiados por la razón o por las pasiones, gocen sin embargo de derechos cuya validez sea duradera” (TP VII-2).

Somos y queremos persistir en el ser: en nuestro ser

Tanto los Cabildos cruceños como el alteño, las marchas y los bloqueos, de unos y otros, están gritando: somos diferentes y queremos persistir en nuestro ser, en nuestras maneras propias de estar en el mundo. No están diciendo: somos iguales y queremos vivir bajo una forma estatal única para todos. No, eso no dicen sus cuerpos. Ahora bien, la confusión es que sus mentes profieren todo lo contrario a lo que dicen sus cuerpos: queremos un Estado Unitario. Todos quieren que el “Otro” se incluya a su modelo y, eso, es sencillamente imposible. He aquí el problema.

El conatus monoteísta
No es casual que los católicos se reúnan bajo la estatua del Cristo Redentor. Están patentizando, simbólicamente, una realidad que se ha producido durante los últimos quinientos años: una minoría significativa, el 48% censal, se sabe y entiende occidental, cristiana, católica; es castellano parlante; piensa con software monoteísta. Buscan, pues, persistir en el ser los valores de un catolicismo tradicional, patriarcal, con toques carismáticos, de cristiandad; pero también los valores de la revolución francesa, los de los derechos universales del hombre, donde resaltan, sobre todo, la propiedad privada, el rol central del individuo, el Intercambio; en fin, un Estado de Derecho con todo lo que ello implica formalmente, más la Doctrina social de la Iglesia. Esto lucha por persistir en el ser. Todo este universo simbólico se ha empaquetado políticamente en la forma Autonomía Departamental. Su fragilidad es de tipo político, pues es lo de antes, que no funcionó, sólo que ya no a escala nacional. Su fragilidad económica estriba en que la “vía cruceña al capitalismo” es atípica y única: se basa en continuas transferencias y subsidios estatales a su sector privado a fondo perdido. Esto también lucha por persistir en el ser.

Los Cabildos cruceños pusieron de manifiesto la tendencia monoteísta hacia lo homogéneo: atuendos y banderas verdes, un solo mensaje: Autonomía. Lo uniforme. Las cámaras de televisión se esmeraron en mostrar sobre todo colegiales/as y un aire de buri, pirañeo y meneito típicamente orientales. Los “otros” cruceños, significativamente, no estuvieron presentes; fueron excluidos ortodoxamente. No caben dos, solo Uno. Ahí brilló, tenebrosamente, la comprensión de la Autonomía Departamental cruceña. No hay lugar para los indígenas, salvo como subalternos y pobres. La jerarquía católica, con su silencio obsequioso y, últimamente, de modo explícito, bendijo este sistema subnacional de apartheid, cometiendo un error, teológicamente, estratégico: ha sembrado la semilla del cisma interno o el desmarque.

El conatus animista

No es casual que los kollas también se hayan reunido en torno al Faro Murillo, el corazón hierático del Taypi de la Ceja de El Alto, y pusieran de relieve su heterogéneo abigarramiento, llegando de los cuatro suyus, “en peregrinación”, como dice Jorge Miranda: horas después de terminado el acto político, seguía llegando gente hasta la Ceja, se quedaba un rato, conectando con la Wak´a, y se volvía. La economía de reciprocidad, el Ayni, brilló en miles de apthapis y precios populares; nadie tuvo hambre; nadie pasó sed; todos compartieron. La mink´a movilizó a toda la población hacia el Taypi magnético de la Ceja. El Ayllu funcionó como un “termitero cósmico”, Miranda. Nadie atropelló a otro; no hubieron accidentes. La autoorganización kolla mostró sus potencialidades de otro tipo de estatalidad autopoiética: de redes, flujos, complementariedades cósmicas, representadas y convocadas: el Illampu, la energía fermiónica masculina; el Illimani: la energía bosónica femenina; la memoria de Zárate Willka: capitalidad, y el Katari, macho/hembra: “Volveremos hechos millones”. Todo se hizo presente como en un microcosmos y, ¡oh sorpresa! los paceños monoteístas/animistas, que saben de ch´allas y de llamar ajayus, consonaron y vibraron al unísono con los kollas animistas/monoteístas. Aquí no brilló el mestizaje, sino la complementariedad de opuestos, bajo hegemonía kolla; ya no La Paz, sino El Alto y nadie se hizo líos.

El conatus republicano

No es casual tampoco que, aunque no haya funcionado, la República de Bolivia busque persistir en el ser. No en vano han transcurrido 182 años. Entiendo por conatus republicano la pulsión por la “Unidad de Bolivia”. Aquí vale la pena traer a cuento la triada lacaniana para reducir la confusión. En el nivel de lo Real, Bolivia no es unitaria: coexisten en apartheid indios y blancos; en el nivel de lo Imaginario, sí existe lo unitario: es el ser bolivianos: ¡Viva mi patria Bolivia! y, a saber, con mucha afectividad. En el nivel de lo Simbólico, no existe lo unitario: coexisten dos civilizaciones antagónicas: monoteísmo y animismo y sus correspondientes interfases de sistema. La debilidad de este conatus es que a medida que se vayan exacerbando las contradicciones, de clase y civilización, se mostrará como lo que es: meramente imaginaria. Estamos en ello.

El conatus colonial

No es casual tampoco que, aunque la Colonia ya haya pasado, la mentalidad producida por la Extirpación de idolatrías, la evangelización y, luego, por su continuación secularizada: el sistema educativo, ha consumado nomás su etnocidio previsto: han logrado cambiar el software de los indígenas escolarizados. No les han matado el cuerpo, genocidio, pero sí el espíritu. Sus intelectuales no pueden pensar lo suyo en sus propios términos: el modelo Yanantin, sino que lo están haciendo en el modelo Ch´ulla del monoteísmo: eso es el Estado Unitario Plurinacional. Lo que dice el conatus colonial es: ahora, ustedes q´aras, se incluyen a “nuestro modelo”. Pensar así no es animista; es monoteísta. Esta forma mentis es frágil, reciente y artificial.

¿Qué es lo que amenaza nuestro conatus monoteísta?

Justamente, lo anterior: ustedes, minoría, ahora se incluyen a nosotros, mayoría. Por ello buscamos, justamente, encerrarnos en una Autonomía Departamental, para que nada cambie. Tenemos, empero, que saber que ésta es la peor de todas las políticas: es la del avestruz.

La sede no se cede, ni se mueve

El mensaje del Cabildo alteño es complejo. Dos conatus hablaron: el republicano: Bolivia es una y nosotros somos los que tenemos más Qamasa y, por ello, nos corresponde la capitalía política de un Estado Unitario Plurinacional y, a saber, por la razón o la fuerza. Es decir, proponen, simbólicamente, el mismo Estado unitario republicano sólo que bajo hegemonía altiplánica. No se sorprendan los paceños si el resto del país percibe este mensaje como una intimidación. Lo es. El resto de los bolivianos harán bien, asimismo, en no ponerse histéricos, ni hacerse la burla, ni detestar los hechos, sino tratar de entender lo que implica la nueva correlación de fuerzas en el país. El poder político y militar: el poder y la fuerza, ya no están de su parte. Así es. Salvo que los gringos aceiten, cuando les convenga.

El otro conatus que ha hablado, energéticamente, es el del ayllu y, a saber, a escala ampliada, el de la Diarquía que ha mostrado cómo reconoce, como a su complementario, al Otro: los paceños monoteístas de la hoyada. La qamasa de ese Tantachawi proviene, justamente, de la Complementariedad de Opuestos, del Yanantin, puesto en escena ese viernes memorable. Esas dos virtualidades políticas han sacado la cabeza en el Taypi del Faro Murillo. De nosotros depende cual colapsa: lo unitario o lo diárquico.

Estamos en un momento de indeterminación cuántica

Si reaccionamos newtonianamente, estamos perdidos. Si actuamos cuánticamente, siguiendo la lógica del Efecto Observador, todos saldremos ganando, porque en este nuevo modelo ya no existe la lógica ganador/perdedor, sino sólo ganador/ganador. Así, pues, lo primero: reconocer las “pasiones humanas”, lo energético, la potentia multitudinis: la qamasa del ayllu: la potencia del múltiple uno que se manifestó cabe el Faro Murillo.

Lo segundo, ante este impasse político, la salida salomónica es la Diarquía Federal; el reconocimiento político de la Paridad y no insistir en la Unidad, cuyo foco político: la capitalidad, nos va a llevar a la guerra civil, pues no existe la tal unidad, como cada vez será más evidente hasta para los más voluntariamente ciegos.

Tercero, lo digno de ser pensado, política y teológicamente, es que no se puede incluir al Otro, por razones ontológicas: desaparecería la polaridad que hace posible la Vida sin más, desde el nivel subatómico hasta el nivel noosférico.

  1. El lenguaje de los Desfiles

Los monoteístas no estamos acostumbrados a leer lo fluido, el paisaje, el clima, la energía. Nuestro fuerte estriba en congelar la vida e inmovilizarla en la letra escrita, para minimizar la plurivocidad, suscitar la identidad y escribir, luego, sobre el tiempo y la historia: el lugar donde creemos que nos vamos a salvar. El espacio es sólo un soporte para nosotros; recónditamente, es el lugar de la idolatría. Tenemos, empero, que complejizar nuestra mirada, pues el Calentamiento Global es una consecuencia de no haber tenido en cuenta el espacio, como el lugar de la morada y comunicación inter humana.

Los animistas, por el contrario, se expresan con todos los sentidos, con sus cuerpos (que, a su vez, se tornan textos por su indumentaria o tatuajes) moviéndose por el espacio y, por tanto, incorporando el tiempo: la duración del desplazamiento. Sus mensajes políticos a los monoteístas, parecieran cifrarse en sus desplazamientos por los espacios públicos republicanos que conducen, conectan y comunican: las carreteras, las calles, las plazas que se convierten en las hojas en las que escriben sus mensajes a través de Perfomances multidimensionales: bloqueos, marchas, desfiles o Instalaciones vivas masivas: huelgas de hambre, crucifixiones públicas. La Palabra de Liminalidad refulge en las carreteras; la Palabra de Oposición en las calles y la Palabra de Unión en los desfiles.

Desearía explorar sus sentidos, pues están hablando muy fuerte y nosotros, los letrados, como que no nos queremos dar por enterados. De todos modos, hay también como un “analfabetismo” del lenguaje corporal de los Otros del que padecemos los monoteístas. En este segmento, se ubica esta reflexión.

El desfile, desde una mirada más bien occidental

Una cosa es caminar, otra marchar, otra desfilar. Desfilar incluye a las anteriores y les añade marcialidad; es el lenguaje de los ejércitos, el lado florido de la guerra, el vértice amable de la victoria, que celebra o anticipa el triunfo. Es un lenguaje de guerra que recuerda que en él hay vencedores y vencidos; que la vida y la muerte se pueden acercar; por tanto, toca lo sagrado. Un desfile entraña sobre todo un aviso disuasorio: preferimos la paz, pero si tu sigues ciego, sordo, cerrado, agresivo, pues tendrás guerra. Es un memorandum. El desfile es el lenguaje de los que saben que tienen la fuerza y el poder. Por eso intimida, pues confronta al Otro directamente, cuerpo a cuerpo, no a través de los media, es decir, a través de una intermediación abstracta. Con razón se sienten “pro-vocados” los comiteístas: han acusado el mensaje; pues, efectivamente, son con-vocados a portarse razonablemente: civilizadamente.

Pero, he aquí, que este desfile surge, precisamente, como respuesta a la resistencia al Cambio, liderada por el Comiteísmo cívico católico (cuyo punto focal de identidad es, precisamente, la estatua del Cristo Redentor) (Los qollanas, en el Cabildazo, le contrapusieron el Faro Murillo, donde se asientan los yatiris de la Ceja; tampoco por casualidad). Esta resistencia católica al Cambio se expresa en el cultivo continuo, en dosis homeopáticas, de un clima de hostigamiento mediático que busca, artificialmente, crear turbulencia política en el sistema, para desestabilizar el Régimen democrático. Ellos, pues, el Comiteísmo, son los Otros invisibles de esta puesta en escena energético interactiva. Ellos son los destinatarios directos de su mensaje kinético. El fuerte de los animistas no es la Palabra; son las Perfomances rituales. Este es otro motivo de malentendido entre monoteístas logo-céntricos y animistas praxis-centrados.

Por eso, precisamente, había que ir personalmente a Santa Cruz, con sus ponchos y sus flechas, a mostrar físicamente, a poner en evidencia, delicada y hasta lúdicamente, que el Comiteísmo son cien familias y el pueblo cruceño está con ellos; que ambos quieren la “Unidad de Bolivia”, la concordia y la convivencia civilizada. En el Tromplillo, la televisión mostró pueblo; bajo el Cristo Redentor, colegialas y alta costura tropical.

Un desfile, además, recuerda que todas las guerras las culmina la infantería; que no hay guerra ganada por la aviación. Ellos son la infantería de este país desde su fundación; son los que hacen el Servicio Militar. Se trata, pues, de que el Comiteísmo tome conciencia de la fuerza real del Otro y se modere. Todo desfile es un aviso. Este desfile fue una segunda respuesta amistosa a la guerra mediática ya desatada por el Comiteísmo cívico católico y que no cesa. ¿Habrá que recordar que la paciencia suele tener un límite?

El ver al Prefecto y al Alcalde, después de todo lo dicho, modosos y sonrientes al lado del Presidente de la República, que aplaudía, seguro y fuerte, el desfile de sus ejércitos, mostraba claramente la correlación de fuerzas (de eso se trataba, justamente) y ellos, debieron sentirlo, subjetivamente, como una gran humillación y derrota, aunque, objetivamente, el protocolo diluía todo ello en agua de borrajas; para eso están, precisamente, los ceremoniales de Estado.

En esta guerra mediática que el Comiteísmo cívico católico, ha desatado contra Evo y los indígenas: contra los Otros: los animistas, han tenido, nomás, que participar en la escenificación de su propia derrota moral; no les quedaba otra. El haber hecho lo imposible, para que no se diera ese desfile en Santa Cruz, revela extraordinariamente que el Comiteísmo sabía muy bien de qué se trataba simbólicamente.

El mensaje mayor, empero, es un conmovedor pedido de Reconocimiento dicho en su lenguaje: mírennos, esto somos; estamos en todas partes, somos la mayoría, venimos en son de paz, pero tenemos poder. A través de Evo estamos en el gobierno; somos aliados de las Fuerzas Armadas. Ya no pueden disponer de ella, como en la época de los Teodovic. Esa época pasó. Sean inteligentes y reconozcámonos por las buenas, amigablemente, que si no va a tener que ser por la fuerza, pues el Pachakuti ha llegado; la tortilla se ha volteado. Ahora es otro tiempo.

Los diversos rostros de la violencia latente

Estos desfiles, además de una ritualización del conflicto, son un microcosmos en movimiento donde se muestra, como en un escaparate, las violencias latentes de nuestra sociedad. Reconozco dos formas de violencia: la occidental y la amerindia.

La occidental está representada por: a) las Fuerzas Armadas, que son los gestores de la violencia legítima del Estado y b) por el Comiteísmo Cívico, que es promotor de una violencia ilegítima e ilegal que busca perpetuar un Estado fallido oligárquico. La novedad es que, ahora, ambas formas de violencia dominante no van juntas. Se ha roto el pacto señorial. Ahora bien, las FFAA mezclan diversas formas de violencia: enfrentamientos de masas encontradas (bloqueos); neutralización de la potencia del Otro para anular su fuerza (Erradicación de coca); aplastar, sencillamente, insurrecciones urbanas.

El Comiteísmo Cívico implementa ya la llamada guerra de “Cuarta Generación”, Fourth Generation Warfare. Esta guerra sutil, de la era de la información y las telecomunicaciones, ya no tiene soldados, tiene periodistas y presentadores de tele noticiero; los cuarteles son los canales de televisión y las salas de redacción; no disparan balas, bombardean la opinión pública para influir en su ánimo; es una guerra psicológica y mediática. Utilizan la bandera de la democracia y las libertades para aniquilar la democracia y las libertades. Esta es la guerra continua de baja intensidad del Comiteísmo. Esporádicamente salen de pogromo con sus huestes juveniles en Razzias y Jacqueries contra indígenas indefensos, mujeres vulnerables, niños asustados: toda una demostración de machismo tropical. De vez en cuando filtran a los medios fotografías de Sicarios para darse ánimos y, últimamente, han pasado un spot publicitario a lo ETA / FARC: sin comentario. Cada cual saca el tipo de violencia que tiene en su corazón; esta violencia cainita busca la aniquilación del Otro, pues, monoteístamente, no puede aceptar al Otro como diferente, a no ser que se “modernice”, “castellanice”, cante a capella el Ave María de Zipoli, “progrese”: “se acambe”. Estamos en el dominio simbólico del Uno.

La otra forma de violencia es la indígena, que es de naturaleza oriental. Reconozco dos formas: a) El arte de la guerra, de Sun Tzu: cómo vencer al enemigo simplemente imponiendo una moral dominante, infundiendo el miedo para así poder vencer sin llegar a la batalla y b) lo que Ludovico Bertonio llama Auca pura tincusitha, juntarse entre bandos contrarios, para buscar el balance justo a través de la ritualización del conflicto, que es, por cierto, lo que son estos desfiles, que traduzco para mis lectores.

Tristan Platt, Entre Ch´axwa y Muxsa, en Tres reflexiones sobre el pensamiento andino, HISBOL, distingue tres conceptos que nos puedan dar una idea de qué lógica subyace a lo que cada vez empezaremos a ver con más frecuencia. La idea básica es que estas puestas en escena se basan en el concepto de Paridad: Alasaya / Majasaya: dos bandos: Animistas / Monoteístas; dos ecositemas: Tierras Altas / Tierras Bajas; dos economías: Reciprocidad / Intercambio … lo que, políticamente, se llama Diarquía: el Poder de la Paridad.

El primer modo es el Tinku: el encuentro de dos parcialidades antagónicas (Tierras Altas y Tierras Bajas) para sellar una unidad mayor que sería la Diarquía: el Estado Yanantin. Se lleva a cabo como un juego, pujllay, para ostentar fuerza en búsqueda de un Balance Justo. El arquetipo del Tinku es el coito. No pretende, pues, la aniquilación del Otro, como presienten, desde su lógica occidental, los Comiteístas. Todo lo contrario: los qollanas les quieren hacer el amor, por las buenas o por las malas.

El segundo modo es la Ch´axwa de contrarios, una relación de contrariedad antagónica pero complementaria entre vencedores y vencidos. Este modo es para cuando el anterior: el Tinku, que busca una igualdad simétrica, no ha sido suficiente.

El tercer modo que piensa la relación entre simetría y contrariedad es Mokhsa. Los significados ofrecidos por Bertonio, además de paz y reconciliación, indican que la violencia física y verbal pueden coexistir con acciones de ternura, suavidad y sazón. Los andinos, en efecto, asocian explícitamente pelea, comida y sexo (como nosotros reprimidos monoteístas, por cierto). No cabe, pues, la idea de aniquilación del Otro, ni de Absorción; desaparecería la Paridad Onda / Partícula. Restablecido el equilibrio, se convive, se coexiste, se complementa.

Esto tienen que entender los bolivianos monoteístas. Caín y Abel y la Endlösung no son un arquetipo andino. Cristóbal de Albornoz narra una práctica que el Inka llevaba a cabo con sus vencidos: “Cuando iban los ingas conquistando, dexaban alguna (…) ala de halcón. Desta ala de halcon usa dicha cirimonia, que a los que vencían escogía a uno a quien dexaba en su lugar y le decía: “Hazed desta ala de halcón bivo y tirad della hasta que la saqueis”. Quedó el inga con la una y al que nombrava con la otra, y dezíales: “Mirad como esta ave es la más noble y leal de las aves, ansí lo has tú de ser conmigo, que me fío de ti”. Este es el arquetipo del modo qollana de hacer política, según Tristan Platt.

Este arquetipo no se puede vaciar en el formato “Estado Unitario Plurinacional”. El halcón estatal indígena sólo puede volar con dos alas (Diarquía): los monoteístas de Tierras Bajas: “a quien dexaba en su lugar”, a un lado; los animistas de Tierras Altas: “que me fío de ti”, al otro lado del cuerpo estatal. Los bienes públicos (recursos naturales) son de todos y los administra el foedus de la consociatio symbiótica: el cuerpo del halcón, para decirlo con palabras del padre del federalismo occidental: Johannes Althusius y del Inga andino.

El desfile desde una mirada más bien andina y cuántica

Digamos que la realidad es el efecto cuántico (no hay objetividad; hay Efecto Observador) de la complementariedad de dos energías antagónicas: jampi y layka, bosón y fermión, … que se expresa también simbólicamente a través de dos funciones simbólicas que, con Dominique Temple, llamaré la Palabra de Unión y la Palabra de Oposición que co-existen en el Vacío Cuántico de todo lo que es, desde el nivel subatómico hasta en la Teosfera (L. Boff), pasando por la Noosfera (T. de Chardin).

Pues bien, los qollana han activado, en los desfiles indígena / militares, la Palabra de Unión: “Bolivia unida”. Han izado la Tricolor, que une, y han arriado la Wiphala, que desune, pues simboliza su Palabra de Oposición, de diferenciación. La primera unión la han tejido con las FFAA: sus clásicos verdugos. Quieren restregar esta Alianza en los ojos de todos. Ese fue ya el mensaje del desfile de Sucre. Este año, quieren insistir con los que no se quieren dar por enterados. Quieren unirse con ellos, en ese Tercero Incluido que es Bolivia, respetando su diferencia, pues los necesitan no como sus iguales sino como sus opuestos para que haya complementariedad. Aquí hay una fuente de malentendido.

Los monoteístas entienden la Unión como absorción del otro, como desaparición del Otro en su Sí-mismo. Los qollanas entienden la Palabra de Unión cuánticamente como unión de fuerzas antagónicas. Ahora bien, la Palabra de Unión pretende dar cuenta de la totalidad del campo de la conciencia, por eso está cargada de afectividad e incluso religiosidad, ch´allas, en la lógica del don: se preguntaban, en la tele, “¿Qué nos regalarán (los cruceños en reciprocidad)?” Les hicieron el contradon de la hospitalidad. La Palabra de Unión suscita un centro, móvil, cuyo símbolo es Evo Morales: el Jefe de Estado, en efecto, se convierte en un centro de redistribución general. “Bolivia” es el Tercero Incluido; intangible, que reúne la heterogeneidad homogeneizando un nuevo “Nosotros” como justo balance de dos civilizaciones antagónicas.

De momento Sun Tzu y Evo: lo oriental, dirigen estos desfiles; las FFAA: lo occidental, están en el Manqhapacha, alertas. Este es el mensaje de estas ritualizaciones del conflicto entre dos civilizaciones, una de las cuales se empeña en no reconocer a la otra, como Otra.

  1. El lenguaje de las Marchas

En memoria de Yosi Mirtenbaum que dijo:
“Sin indios no hay bosque, sin bosque no hay indios”

Ayer que salía la IX Marcha indígena por la defensa del TIPNIS, la Pachamama ha vuelto a temblar y, a saber, otra vez en el Chapare. 4.3 grados en la escala de Richter. Nadie parece ligar estos terremotos con la defensa del TIPNIS que acaecen sincrónicamente: simultáneamente.

El anterior terremoto que tuvo lugar en Moxos me empujó a escribir el siguiente artículo que, ahora, lo vuelvo a desenterrar para compartirlo con mis ocasionales lectores. Dice así:

Siempre lo supo la humanidad, aunque los occidentales lo olvidamos, a partir de Descartes; hace casi 400 años. Siempre supimos que, además de las leyes de causalidad, también existen las relaciones no causales o de sincronía. Pues bien, ayer en varios lugares, Bolivia tembló, pero nosotros sentimos, pasadas las dos de la tarde, el efecto del remezón mayor cuyo epicentro último fue, nada menos, que Moxos. 6.7 grados de la escala de Richter

Ligar: terremoto, Moxos, TIPNIS, Ley corta, marchas… es introducirse en la esfera de las relaciones no causales; es decir, juntar lo que la modernidad nos enseñó a pensar separado: una cosa es la historia, la política, la sociedad, y otra la naturaleza. Entre ambas no hay ninguna conexión. Los surrealistas ya se rebelaron contra esa unidimensionalidad el siglo pasado.

Pues bien, la física cuántica y la psicología profunda volvieron a reintroducir el tema de la sincronicidad en la alta cultura científica europea, de la mano de Wolfgang Pauli y Carl Gustav Jung: The Interpretation of Nature and the Psyche. Luego Pauli, el del Principio de Exclusión, escribio Atom and the Archetype. Es clásico su diagrama hermenéutico:

Este Principio, en realidad, la tradición abrahámica lo conoce desde la figura hermafrodita del Adam Kadmón, pasando por la cristiandad europea que lo revivió, hasta el Vaticano Segundo, a través de la metáfora del Cuerpo Místico de Cristo (que conecta las diversas esferas de lo real), la oración (inputs de energía psíquica que vinculan el todo), los milagros (los efectos de la conexión en lo que los kabbalistas llaman el Ain Sof y Vacío de alta energía, los físicos), peregrinaciones a Compostela, la Meca o a la Loma Santa. Por cierto, los kollanas también lo conocen. Pa-cha es el código de lectura no causal, como el Sistema Alef lo es de los sefardíes. Así, pues, la lobotomía producida por la modernidad racionalista está siendo reparada por la comprensión bifronte del cerebro humano y planetario: continuo espacio-tiempo.

La sincronía se da al reparar la conexión del terremoto de Moxos (Nivel de realidad natural) con la aceleradora de altas energías sociales, políticas y psíquicas que produjo la Marcha del TIPNIS. Este es el contexto. El aviso, al Nivel de Realidad político, tiene que ver con lo que está pasando en el Kilómetro Cero. Un lugar donde no se están respetando ni los principios lógicos que fundan la “Forma Estado”: el Principio de No contradicción: lo que firmas con la mano no debes borrar con el codo; la Constitución que has aprobado no debes violarla porque entonces estas destruyendo el Contrato que posibilita vivir civilizadamente. Tampoco se está respetando el principio lógico de lo Contradictorio que funda la “Forma Ayllu”: después del Tinku de la Marcha debería venir el Ayni de la Reciprocidad. Ni lo uno ni lo otro. Esto es lo gravísimo del asunto. Estamos entrando a un estado de barbarie inquietante: no hay ninguna norma que se respete: ni occidental ni amerindia; sólo arbitrariedad e improvisación: energías saxra

Y las energías saxra producen situaciones y comportamientos fascistas. Las Trillizas, por ejemplo, han caído en esta patología política. ¡Quien hubiera pensado que, nada menos, las Barzolinas estuvieran metidas en ello! Pero, en eso, el Género no hace diferencia. Gran aprendizaje teórico. No hay bella salvaje. Todos los hombres: q´aras y t´aras, somos capaces de todo. Para impedirlo, en Occidente, inventamos el Estado y, en los Andes, el Ayllu. Que no valgan, ahora, ni uno ni otro, nos puede dar la medida del peligro que nos amenaza a todos, sin exclusión.

Ahora bien, debemos minimizar la idea de buscar al culpable: “sabemos quién es, pero búsquenlo ustedes”. No nos llevaría a ningún lado; profundizaría la separación: las energías dia-bólicas. Necesitamos producir energías sim-bólicas: energías bosónicas de conjunción. Lo cierto, empero, (y debemos aceptarlo, metanoia mediante) es que entre todos hemos fabricado este Golem. Todos somos responsables; absolutamente todos. Hemos proyectado en él utopías renacentistas, románticas y revolucionarias, así como también la animadversión católica urbana hacia el indio. En la Constituyente hemos obstruido y metido línea como imbéciles. No hemos conversado. Cómo sorprendernos que la Constituyente haya producido un chenko incumplible, tanto desde la perspectiva occidental, como desde la perspectiva amerindia. Lo advertí en su momento. Ahora no sólo es visible, sino que lo estamos sufriendo todos. Pero entender, parece que no entendemos nada todavía. De todos modos, sea como fuere, tenemos que minimizar, ahora, la forma mentis “Sujeto / Objeto” que nos lleva a maniqueísmos. Tenemos que tomar conciencia, cuánticamente, que nosotros somos Evo y Evo es nosotros. Todos los pueblos tienen lo que se merecen. No nos lamentemos, tampoco ridiculicemos: comprendamos. Azucemos el ceso y el corazón. En ese espejo: Evo, tenemos que mirarnos, con lucidez y, sin embargo, también con ternura. Es nuestra wawa. Urgente tarea.

Ójala entendamos no sólo el clamor de una ciudadanía, venida a menos, sino también los temblores de la Madre Tierra Gaia (“un ser vivo inteligente”: James Lovelock) en el epicentro del Paititi: mítico lugar de tantas resonancias para los Marranos indianos: León Pinelo. ¿Paititi remplaza a Tiwanaku? Todo emite signos: todo habla. Sin embargo, me pesan más, ahora, los griegos arcaicos. Este episodio de nuestra historia lo veo marcado por la palabra griega hybris que puede traducirse como ‘desmesura’. En la Grecia antigua aludía a un desprecio temerario hacia el espacio personal del otro, unido a una falta de control sobre los propios impulsos, inspirados por pasiones, consideradas patógenas, debido a su carácter irracional y desequilibrado. Ante el espectáculo del Kilómetro Cero: un torbellino nihilista, no puedo evitar pensar en un famoso proverbio, erróneamente atribuido a Eurípides: “Aquel, a quien los dioses quieren perder, primero lo vuelven ciego”. ¿Estarán echados los dados?

4.El lenguaje de las entronizaciones

El Ch’uku de Evo

En las dos entronizaciones de Tiwanaku, el Presidente Evo Morales ha llevado el célebre gorro ceremonial de cuatro puntas y base circular. No es un adorno, es un programa de gobierno que condensa la visión andina del Poder supremo. Intentaré una lectura para los bolivianos occidentales.

El nombre de este gorro estatal es Ch´uku. Etimológicamente proviene de la silaba significativa ch´u que significa: juntar, coser, unir; y ku que significa: causa, misión. Así, pues, lo que dice el Chu´ku es que su portador tiene el deber de unir, juntar, coser lo plural: representado en las cuatro puntas, en una composición en la que, sin embargo, cada cual conserva su alteridad, pero formando parte de una totalidad: el círculo de la base. La cuadratura el círculo, justamente, que sólo se puede resolver, como demuestra el Ch´uku, en tres dimensiones. Esta es la manera andina de entender lo uno y lo múltiple. La CPE ha elegido la manera monoteísta católica: un solo Dios: lo sustantivo, y 36 nacionalidades: lo adjetivo.

Ahora bien, esta manera andina de gobernar tiene un horizonte no antropocéntrico. Primera gran diferencia con la visión calvinista anglosajona, hoy en vigencia, y que ha entrado en crisis con el calentamiento global y su manifiesta incapacidad para responder a los nuevos desafíos; Copenhague, por ejemplo. De ahí, el éxito del discurso global de Evo sobre la Madre Tierra. Así, pues, las cuatro puntas del Ch´uku apuntan, en primer lugar, a los cuatro puntos cardinales del universo, que ya aparecen en la Chakana: el mapa cosmogónico del planeamiento andino. Aquí se funda la visión cosmocéntrica de esta civilización que el monoteísmo: la colonización, ha ido desmontando y reduciendo a la sola visión antropocéntrica, so pretexto de idolatría: “adoran a las estrellas”. Nada más falso. Esta era y es una manera concreta de expresar el principio básico de esta civilización: el principio de relacionalidad al nivel más “abstracto”. Todo está conectado con todo, como ahora volvemos a saber por la ciencia del nuevo paradigma.

Esos cuatro puntos estelares fijados ya sobre el territorio se cualifican como Urin: por donde sale el sol: Oriente; Aran: por donde se pone el sol: Occidente (que da lugar al Ayllu, precisamente). Uma: lo húmedo, femenino, bajo y Urku: lo seco, masculino, alto (que da lugar a los trajines del ayni: la reciprocidad). Estas son las coordenadas que permiten ordenar el territorio de un modo equilibrado y complementario; objetivo que no cumple el modelo republicano de municipios, provincias y departamentos, aunque éstos se definan como autónomos. Este ordenamiento político administrativo, de tipo mediterráneo, es el que ha producido pobreza al romper la simbiosis inter zonal propia a la alta montaña tropical. Esa ruptura de la simbiosis inter ecológica, como eco de resonancias astrales, fue el cometido de las Reducciones toledanas que acompañaba, administrativamente, la extirpación de idolatrías. Una aplicación concreta y posible, ahora, por ejemplo, en el departamento de La Paz (Propuesta electoral de Simón Yampara), de este primer significado del Ch´uku, podría ser el siguiente:

Volver a hacer de Tiwanaku no sólo una capital ceremonial sino también político administrativa. Siguiendo a la CPE, los cuatro Suyos se pueden entender como Autonomías Regionales. Con lo que se abre una posibilidad de innovar a partir de lo constituido. La idea andina de paridad obliga a postular una capitalía en las Tierras bajas: Paititi. Con lo cual se abre la posibilidad de curar estructuralmente el cáncer urbano del El Alto / La Paz: incubadora de violencia e inseguridad, producida por una lógica que focaliza todos los recursos, monístamente, en un solo punto. Alrededor de Paititi se vuelve a replicar la lógica fractal de autosimilitud de Tiwanaku y así: hacia lo más pequeño y hacia lo más grande. Estos cuatro puntos también significan la pluralidad de pueblos y naciones que componen la comunidad política: la confederación tiwanakota que se puede ver, por cierto, en el museo de Pariti.

El Chu´ku dice que la misión de su portador debe ser esforzarse por unir, coser, juntar, estos diversos pueblos en la lógica de la complementariedad de opuestos. Este punto de vista andino se opone al modelo monoteísta occidental que instaura un punto que concentra todo el poder: un solo pueblo tiene la verdad, la razón y el derecho a existir: Occidente. Los demás o se incluyen (desapareciendo como tales) o se joden: el tercer mundo. Tertium non datur.

Políticamente, aquí y ahora, eso significa que el portador del Ch´uku debe reconocer y respetar la alteridad de la civilización occidental en Bolivia: el comiteísmo cívico católico de las tierras bajas y las ciudades: el restante 35% que, sintomáticamente, se ha comportado haciendo honor a su fundamentalismo cainita negador de la alteridad indígena y Evo les ha dado de su propia medicina aplicando un soft power de cuño indígena. Espero que aprendan la lección y se ubiquen.

Eso significa, sin embargo, que el portador del Ch´ku debe esforzarse por tejer, coser, una alianza de civilización entre la matriz occidental y la matriz indígena. Esto, a nivel macro. A nivel micro, lo peor del modelo occidental: la primacía del Uno que, en política, se traduce en la idea de Hegemonía, que puede ser liberal o socialista: “la mayoría tiene la razón”, “Partido único”… lleva a una idea que empuja a entender al Otro como enemigo: “Si no estás conmigo, estás contra mí”. Sólo hay un dios, una sola verdad, un solo camino, una sola iglesia. Extra ecclesiam nulla salus. Por el contrario, el concepto andino de Ch´uku lleva a entender y tratar al otro como complementario, como parte de una totalidad mayor, expresada en el círculo de la base del gorro. La Holoarquía tiwanakota. Es el modelo de la ciencia de punta actual.

Así, pues, al interior del Proceso de Cambio hay también “cuatro puntas” que hay que manejar como complementarias, no como adversarias. Ni Simón Yampara, ni Abel Mamani son adversarios; expresan facetas negligidas por el MAS: gestión, institucionalidad, identidad aymara que enriquecen un Proceso que corre el peligro de caer en un hegemonismo monoteísta negador de toda alteridad y precipitarse en la vorágine peguista de entender la administración pública como una chacra para cosechar, por turno democrático, un salario. Con lo que la construcción del nuevo Estado será inevitablemente gelatinosa y fluida; un fallido ensayo tercermundista más. El tiempo dirá si las ceremonias de Tiwanaku son puestas en escena rituales o teatrales. El mundo, entre tanto, observa con curiosidad y esperanza la emergencia de un nuevo paradigma. Tiwanaku lo ofrece, Evo lo oficia y Simón Yampara lo propone como programa de gobierno concreto para la Gobernación de La Paz.

A propósito de nuestra idiosincrasia

  1. Acerca de la usurpación

Tiendo a generalizar mi experiencia y a pensar que mis aprendizajes son también los de mis coetáneos. A fines de los Setenta, cuando estaba embarcado con Filemón Escobar en intentar un partido de nuevo cuño, sobre una relectura crítica de la herencia trotskista, desde la idiosincrasia local, básicamente no occidental (Juan Perelman la presintió poéticamente en el gran Bloqueo aymara de 1979 quien, cual Rimbaud alucinado, vivió desde dentro esa sublevación katarista para contárnosla y complejizar así nuestra visión del país) mi primera observación se dirigió a la nominación, elegida democráticamente: Vanguardia Obrera. El único obrero del Buró Político era el intelectual obrero Filemón Escóbar. Era una vanguardia, cierto, pero de intelectuales de las clases medias. No había relación ni proporción entre las palabras y las cosas. ¡Pase!, me dije, por mor de la democracia interna.

La segunda se refirió a que debíamos superar, por ello mismo, la tentación de la suplantación: sin ser obreros, hablar a nombre de la clase obrera y encabalgarlos. De ahí que se asumiera, como línea política, posicionar la tesis de “Todo el poder a la COB”: al Consejo de obreros, campesinos y clases medias, no al Partido. Sobre ese debate puede leerse mi libelo: Ni Marx ni menos, publicado en 1984, después de la dictadura de García Meza que, por cierto, hizo añicos ese proyecto político neo trotskista: abierto a lo étnico, feminista y ecológico. Véase en la prensa de ese año el Programa Electoral con el que Vanguardia Obrera se presentó a las Elecciones Generales de 1979.

Ahora bien, en otro bucle, los intelectuales (muchos de ellos, curiosamente, judíos, marranos y conversos/as) sufrieron una “purga” por los de talante más bien estalinista, contagiados en la Isla. Afortunadamente, no pasó a mayores. De todos modos, ese patrón político se volvía a repetir, pero esta vez casi como una inercia ya terminal y de despedida. Luego, cada cual, proseguiría cultivando, por su cuenta, esas semillas: la matriz no occidental de este país; lo genérico, apoyando el surgimiento del movimiento de las hijas de Bartolina Sisa; lo ecológico y medio ambiental en los proyectos de desarrollo rural o, directamente, produciendo o comercializando productos ecológicos; en fin, se fueron convirtiendo en gerentes y operadores, a través de organizaciones no gubernamentales o emprendimientos privados, de lo que luego se llamaría, genéricamente, “lucha contra la pobreza” y que desembocaría en el gran proceso de descentralización municipal de los Noventa.

Pues bien, yo pensaba que habíamos aprendido la lección: no usurpar la representación ni hablar a nombre de otros y, más bien, si acaso, dada la situación colonial, esforzarnos porque ellos mismos accedan, democrática e institucionalmente, a la palabra y empiecen a dar testimonio de sí mismos.

A finales de los Ochenta, noto emerger la tentación de hablar, esta vez, a nombre de los campesinos o hacer que firmen y se apropien (apareció esta extraña expresión: “apropiarse”) lo que piensan, con empatía y buena voluntad, los misioneros convertidos en intelectuales orgánicos del campesinado, anidados en las oenegés. Un antecedente de esta tentación provenía de la década anterior y el ejemplo más notable de esta forma mentis y modus operandi es el famoso Manifiesto de Tiwanaku, redactado en CIPCA y en el que participaron Xavier Albó, Gregorio Iriarte, Eric de Wasseige, Joseph María Barnadas, probablemente también Víctor Hugo Cárdenas, que trabajaba a la sazón en esa institución, o el posicionamiento de las figuras de Tupaj Katari y Bartolina Sisa en las que estuvieron metidos los Oblatos canadienses de INDICEP. ¡Claro! la apropiación indígena fue total e inmediata: tenían una bandera para luchar contra la dictadura banzerista. Que este katarismo misionero no es aymara lo demostró brillantemente Simón Yampara cuando muestra el significado cosmogónico de la figura de Katari, la Serpiente ctónica, que produce pacha-kutis, y la visión antropocéntrica (don Tupaj Katari y doña Bartolina Sisa) del katarismo / indigenismo misionero, laico o clerical, que produce “revoluciones” democrático-culturales. Cosmo-centrismo / Antropo-centrismo: he aquí la frontera de civilización. Los misioneros tratarán, por todos los medios, de antropocentrar a los animistas, extirpando sus idolatrías cosmo-eco-sistémicas, a través de la atomización que conlleva la “forma proyecto” con la que, finalmente, los terminan esclavizando al financiamiento externo o, sencilla y simplemente, a das Kapital.

Hay que respetar y cuidarse de la fuerza de la Abstracción. La esclavitud, en verdad, es compleja y sofisticada; cada vez se traviste de una nueva liberación. Los depredadores monoteístas no sueltan su presa fácilmente. Es terrible constatarlo y, más, como monoteísta. Pero, he aquí, que la tentación ch´ulla de monopolizar la Palabra y ponerla en la boca de los otros, en este caso: los campesinos y luego el movimiento popular y luego los indígenas y luego los movimientos sociales (es la misma chola con distintas polleras) se sofistica y llega a su floración en la composición e ideología del actual gobierno de Evo Morales: parece un gobierno indígena, pero son los intelectuales blancos, occidentales (izquierdistas y oenegeístas) los que tienen en realidad el poder, produciéndose un nuevo simulacro del que no se cuánto tiempo más seguirán estando cautivos los pueblos indígenas. Por mucho tiempo, me temo. Finalmente, Evo: el Presidente, es su hermano. Peor era antes.

Es decir, la usurpación de la palabra y la representación de los Pueblos indígenas se ha consumado y yo que pensaba que habíamos aprendido esa lección de la experiencia con el movimiento obrero. Sí, vuelvo a constatar mi ingenuidad.

¿Por qué, empero, los unos usurpan y los otros se dejan usurpar? Esto es lo digno de ser pensado.

Empezaré por lo primero. Porque el monoteísta cree en la universalidad de su punto de vista que considera, además, como lo más evolucionado de lo humano; a los otros (que no quiere reconocer como Otros) los entiende, por tanto, como subdesarrollados respecto de sí mismo, medido ello en el desarrollo de hardware y Kapital. Eso conlleva, como algo estratégico, minimizar lo más que se pueda su alteridad, expresada en la producción de software y Reciprocidad: la quintaesencia de su atraso.

Supuesta la instauración de la modernidad (reduccionismo científico, racionalidad instrumental, escritura, secularización, materialismo) los pueblos indígenas (pensamiento complejo, estructuras sistémicas, semióticas cinéticas, holoárquicos, animistas) son mostrados como incapaces de producir y manejar Abstracciones: substancias, entes, mónadas, cosas; vale decir: dinero, estado de derecho, tecnologías instrumentales. Para ello, en efecto, se precisa haber interiorizado una programación neurolingüística unidimensional, cósica y no relacional.

Toda esta constelación se ha implantado colonialmente, es decir, después de una victoria militar y desarticulación real, imaginaria y simbólica del cosmos indígena. Los amerindios sufren una situación de subalternidad estructural. Se les permite ser, sólo en la medida que traten de imitar al colonizador. La colonización se expresa como Rigor a través del Imperialismo: FMI, BM, el mercado; como Bondad a través del Cristianismo: los dos brazos de Occidente, pero para convertirlos en países proletarios o simplemente Lumpenrepubliken: tercermundizarlos, o conservarlos como reservas de materias primas. Uno aplica el látigo: la ley del embudo; el otro la zanahoria de la solidaridad: la cooperación al desarrollo: el nuevo nombre de la antigua Misión.

En este contexto crece y florece la pulsión de Usurpación. Puesto que sólo hay un mundo posible: el mío y tu IQ (Intelligence Quotient) no da para entenderlo y manejarlo, yo te lo pienso y tu te lo apropias; para lo cual también te doy asistencia técnica: mis expertos harán tus leyes y normas y tu Parlamento las aprobará. Puesto que sólo hay un Dios Padre de todos y éste es bondadoso y misericordioso y sus hijos indianos son sonsitos, los tatacuras serán la Voz de los sin voz y los intelectuales de izquierda: sus representantes orgánicos. La iglesia, la Madre y Maestra se los facilitará el que dialoguen, para, dando una de cal y otra de arena, los lleven finalmente al redil liberal-individualista- monoteísta-mercadolátrico. El Instrumento Político será el máuser con el que aplastarán a la oligarquía y de la cual ellos, los indios, serán satucos, tropa de maniobra y carne de cañón. Subalternos totales gracias a su Partido.

¡Ingenuo de mí! También pensé que la gente había entendido la ultima ratio de la forma Partido.

¿Por qué los indios se dejan usurpar? No siendo indio, me es imposible saberlo, pero puedo conjeturar lo siguiente. Tengo entendido, por mis amigos Simón Yampara, Mario Torres y Saúl Mamani, que la forma mentis aymara y también quechua se basa en la Paridad: yanantin. El uno es par, como enseña también, ahora, el nuevo paradigma científico de occidente, basado en la mecánica cuántica: el electrón es par: onda / partícula. Esta configuración, basada en dos polaridades antagónicas, + / – , exige la Complementariedad de ambas polaridades. Es decir que lo que, para la ontología occidental, es el ente: una mónada substancial, para el aymara quechua, es un Tercero no objetivo: cuántico: un efecto, que, sin hacer desaparecer, aufheben, la polaridad, la suscita como acaece en el encuentro de polo positivo y polo negativo que produce la luz. Así el ayllu es el efecto del encuentro, en un taypi, de las parcialidades antagónicas Aran y Urin; el Jaqi / runa, es el efecto del encuentro, en el tinku del coito, de varón y mujer; este mundo, akapacha, es efecto del encuentro de alaxpacha y manqhapacha y así todo.

Es decir, el otro (lo que occidente monoteísta rechaza y reprime: no quiere aceptar) me constituye. Por tanto, para ser, tengo necesidad del otro. Cuando, en 1492, el Almirante sefardí se encuentra con los caribes, aparece, para los amerindios, el otro y, por tanto, por razones ontonómicas, precisaban de él para acceder a un ser más complejo, como complementariedad de su mismidad, en una ampliación de su modelo holoárquico de entender la realidad.

Eso, por razones también lógicas: principios de identidad, no contradicción y tercero excluido, no lo pudieron entender los monoteístas ibéricos y se produce lo que Dominique Temple llama el Quidproquo: el malentendido de civilización. Es decir, el amerindio está dispuesto, a priori, a dejarse complementar por el otro para incrementar la paridad del ser. En esta disponibildad se produce la usurpación que lleva a cabo, con naturalidad, el depredador occidental que no reconoce el tu; sólo el yo.

Para acceder a otro mundo, que es posible, el monoteísmo debe minimizar su energía fermiónica. A lo mejor el Diluvio en curso, producido por el calentamiento global del “Someted y dominad” de Génesis 1, 28, hace ese milagro.

  1. Acerca de la traición.

Escribo con dolor; con el dolor del que constata que su sistema no produce una eticidad capaz de fundar relaciones con el Otro que no le avergüencen como parte de una Humanidad mayor. Cada vez es la misma historia: “Entrar con la de ellos, para salir con la nuestra”. Me siento como hijo de un criminal peligroso; de un depredador ciego y feroz; de un desequilibrado mental que no es capaz de ver la totalidad, sino sólo su parte que, encima, absolutiza como única. ¿Por qué no podemos cumplir nuestra palabra? ¿Por qué nuestras buenas intenciones terminan dejándolos en la estacada, cuando no apuñalándolos por la espalda? ¿Qué es lo que nos impide aceptarlos como Otros?

Algunas pistas

Voy a tratar de responderme utilizando esa rejilla analítica que distingue entre lo real, lo imaginario y lo simbólico.

Pero, antes, hace falta recordar que hemos sido educados en entender nuestras relaciones con la Indianidad de forma paternalista y vertical. Y ello es así porque nuestro modelo mental mayor es de tipo Patriarcal. Monista y, además, piramidal. Un solo Dios, Padre; los demás son hijos menores de edad; de ahí las estructuras mentales y afectivas que caracterizan al monoteísmo católico en nuestro país.

Luego, la noción de verticalidad (que organiza nuestro sistema de relaciones bajo la modalidad de la subalternidad) se finca en la noción católica de Gracia. Es decir, que sólo se puede imaginar un dinamismo que baja de arriba abajo y que no precisa, explícitamente, de retorno. Excluye la Reciprocidad como condición de su propia posibilidad. Dios crea libérrimamente y no precisa ni de la creación ni del hombre para existir. Este modelo mental es antagónico al modelo de la Indianidad basado en la Reciprocidad, es decir, en la lógica de la circulación democrática de la energía social. Nadie es suisuficiente; todos precisan de todos, incluidos el Dios y los “dioses”. Esta idea va contra la esencia misma del Monoteísmo: su noción de divinidad.

Lo real

El monoteísmo católico entiende su relación con la Indianidad, atomizando su visión de ella (no quiere ver que es otra civilización) y personalizándola en la figura del Pobre (de acuerdo al Intercambio). Que haya Pobres es de vida o muerte para el Monoteísmo. Si no los hubiera, tendría que crearlos (que es, justamente, lo que ha hecho). El monoteísmo no es pensable y, sobre todo, practicable en una sociedad sin pobres. De las virtudes monoteístas: fe, esperanza y caridad, las dos primeras se pueden practicar directamente con Dios; sólo la tercera precisa del otro y repárese cómo: como objeto de caridad justamente; no como un Tu con el que se establecen relaciones de reciprocidad. Es más, en torno a ello: los pobres, se organizan las obras de la iglesia, desde la limosna, pasando por el montepío hasta las actuales oenegés que, en unos tiempos secularizados también han secularizado la Misión como Ayuda al Desarrollo: la gran fábrica de empobrecimiento de los países de misión. Sobre esta centralidad ontológica del “pobre” en el catolicismo, remito a la teología de la liberación.

En cambio, las virtudes andinas: ama sua, ama qella, ama llulla y las virtudes confusianas: respeto, magnanimidad, sinceridad, formalidad y amabilidad, para ser practicadas, precisan del Otro, se practican en comunidad; en tanto las virtudes occidentales, a las que hay añadir las aristotélicas de fortaleza, templanza, justicia, prudencia y sabiduría, se basan en el individuo y la noción de justo medio.

Por tanto, pues, una propuesta política que apunta a la Suma Qamaña: el convivir bien en equilibrio y armonía, no sólo con los otros (lo que implica no-pobres) sino también con la naturaleza (lo que implica homeostasis biosférica) es algo que atenta radicalmente contra la institucionalidad monoteísta y occidental misma. Sin explotar al otro y a la naturaleza no es pensable el monoteísmo occidental. Aquí no es la razón la que reacciona, sino el instinto. En nuestro caso, el conatus alucinado por llegar a ser un Estado industrial fuerte. Para ese propósito, los indios, obviamente, no sólo sobran, sino que estorban. Por tanto, traicionarles, de a poquito, es lo más delicado que pueden hacer.

La otra forma de comprender su relación con la Indianidad es entenderlos como Menores de Edad, es decir, como occidentales en potencia que a través de las instituciones de la modernidad: la escuela, el hospital, el cuartel, el mercado, la cárcel, el manicomio (obsérvese que, hasta ahora, estos son los espacios en los que trabajan las oenegés) algún día llegarán a ser occidentales.

Las grandes líneas de trabajo de esta forma de relacionarse son la Capacitación y la Promosión. El solo instituirlas crea una relación asimétrica de subordinación y dependencia: el capacitador y el capacitado; el promotor y el promovido, el que sabe y el que no sabe. Los primeros son siempre los misioneros y voluntarios y los segundos son siempre los indígenas. Esas instituciones de la Ayuda al Desarrollo crean automáticamente al Menor de Edad y sólo así saben relacionarse con el Otro; nunca considerándolo como un igual; menos aun como un complementario.

Dicho con otras palabras: el Monoteísmo sólo puede establecer relaciones con el Otro sobre una base etnocida: extirparle su cultura y capacitarle; promoverle: hacerle pobre y endeudado en el otro sistema. Esta es, desgraciadamente, la otra forma que conocemos de relacionarnos con el Otro y de lucrar nuestro pan: viviendo literalmente de los pobres e indios a través de la forma oenegé. ¡Cómo no se nos va encoger el ser: el conato de persisitir, si un nuevo modelo de sociedad ya no va a precisar de nosotros, capacitadores y promotores del desarrollo! Toda la clase media universitaria, que no trabaja en el gobierno, vive de esta suerte de organización de la mendicidad, que capta “ahorro externo” en nombre de los indios y los pobres. A este parasitismo estructural, a este vampirismo urbano que vive de la sangre india, ¿cómo no se le va a estremecer el ser, ante la mera perspectiva que una Diarquía o una Autonomía Indígena, no supeditada a la Autonomía departamental, que los haga superfluos? En un Ayllu ampliado a escala comarcal, departamental o regional, el cristianismo ya no tiene lugar; las oenegés tampoco. ¿Hemos pensado la catástrofe que ello implicaría para este modo de vida colonial sublimado? No, no queremos pensarlo en voz alta, pero lo intuimos y presentimos y ello azuza nuestra resistencia al Cambio. Este vampirismo estructural se resiste; busca persistir en el ser. Durante la Asamblea Constituyente, la iglesia y las oenegés se han dado cuenta que el trabajito de “empoderarlos” ha ido más lejos de lo conveniente y se puede volcar contra un modo de vida que les permite practicar la virtud de la caridad con fondos externos. Ha llegado, pues, el momento de empezar a traicionarles, de a poquito, para que nada cambie.

La otra manera que tiene el Monoteísmo de relacionarse con la Indianidad es la de camuflar su fracaso evangelizador sive desarrollista, con la narrativa del mestizaje y el sincretismo, que encubre decentemente el etnocidio amerindio que siguen perpetrando a través de sus oenegés. La mejor manera de adelantarse a la acusación de etnocidio, en la era de los Derechos Humanos, es hablar y escribir acerca del mestizaje, de lo mezclado, lo híbrido. Están dispuestos a todo, con tal de no reconocerlos y aceptarlos como Otros y menos aún como complementarios, pues ello mandaría al diantre su pretensión de absolutez y universalidad: Yo soy el camino, la verdad y la vida. Aceptar la alteridad de la Indianidad supondría cometer un suicidio colectivo y, ¡ay! todo ente busca persistir en el ser.

La mala fe, empero, de esta forma de relacionarse, ninguneando al Otro, se basa en una confusión entre orden biológico y orden simbólico; entre hardware y software. En el orden biológico, desde el nivel bacteriano hasta el del homo sapiens, la vida es fruto de la mezcla. En este sentido biológico, la vida es, efectivamente, fruto de la hibridación, del sincretismo, del mestizaje. La trampa y la mala fe, empero, se evidencian en que ese hecho biológico lo desplazan al nivel simbólico, donde se ubica el Monoteísmo, cuyo software basado en la Identidad (sólo yo soy; no hay otro al lado mío. Si yo soy el camino, la verdad y la vida, no puede haber otro camino ni otra forma de vida diferente a la mía) no puede aceptar Otro al lado suyo.

Aquí finca el fundamentalismo abrahámico que tanta paz ha traído y sigue trayendo a este mundo. Esta mala fe es más grave aún, en tanto que sus doctores saben que el software indígena y, en general, oriental, se basa en la complementariedad de la energía Yin y la energía Yang, Urin y Aran; es decir, que la Indianidad al basarse en un modelo de Paridad, Yanantin, concede a priori un lugar al Otro, en nuestro caso, al Monoteísmo.

Es decir, la incorporación del Monoteísmo cristiano en los Andes no se debe tanto, simbólicamente, al esfuerzo misionero católico, cuanto a la apertura a priori del Animismo hacia el Otro. Ahora bien, lo que ha hecho el cristianismo es aprovechar esa “vulnerabilidad” amerindia para occidentalizarlos, que es otra cosa.

Aunque sea difícil, tenemos que distinguir entre Occidente y el Monoteísmo. He aquí, por cierto, un desafío para el cristianismo boliviano del siglo XXI. El Monoteísmo representa la energía fermiónica y, por tanto, por un lado, es irrenunciable y, por otro, es una energía sajra: peligrosa, agresiva, depredadora, que tenemos que domesticar. La Buena Vida es la complementariedad, dosificada localmente, de estas dos energías fundamentales de la Vida. Mientras el Monoteísmo no haga una metanoia radical, dos tercios de la humanidad tendrán que morir para que un tercio tenga vida. Su costo eficiencia es sencillamente inaceptable. Así, pues, otra razón de la tendencia monoteísta a traicionar la confianza de los amerindios, es ésta.

Lo imaginario

La otra explicación probable de por qué los monoteístas terminan traicionando a la Indianidad es la ilusión de la Unidad, en este caso, la unidad de Bolivia. La iglesia católica nunca ha tenido vergüenza en proclamar abiertamente que ella es la garante de la unidad de los bolivianos. Claro, apenas aparece la noción de una posible Autonomía Indígena de verdad (no hablemos ya de Diarquía) ésta es percibida, certeramente, como una posibilidad de perder influencia y dominio sobre ese territorio y esa población que tendrá los recursos para no depender de ella. ¿Qué haría la iglesia si no pudiera presentar proyectos de desarrollo a las agencias de la cooperación internacional, para investigar y promover al campesinado? ¿De qué vivirían sus seglares? Si los amerindios empezaran a organizar sus vidas de acuerdo a su cultura, es obvio que la unidad monolítica, homogeneizante, occidentalizante, tercermundista, empezaría a romperse. Entonces los mediadores, los intermediarios, los facilitadores, los ejecutores, los comunicadores de la Unidad se quedarían sin trabajo.

Otra vez la mala fe de sus doctores sale a luz: juegan y se aprovechan de la multivocidad de la palabra Unidad. Los monoteístas la entienden como univocidad, homogeneidad, occidentalización tercermundista. Los animistas, en cambio, como complementariedad de opuestos; como convivencia de diferentes; como encuentro de energías encontradas, según el modelo del Timku. Luego, a través de hacer bulla por los medios de comunicación, se busca imponer la propia versión de la Unidad. Como, empero, la realidad mediática tiene sus límites: no hace fácilmente milagros, y la evidencia empírica del caos conflictivo general es tan abrumador, se empieza a sentir, en el cuerpo, que la propia noción de Unidad, de hecho, no existe.

Así mismo, la abrupta toma de conciencia de haber hecho de aprendices de brujos con sus devaneos acerca de la diversidad, la multiculturalidad, la interculturalidad, les ha paralizado el ajayu, cuando se han dado cuenta que los indígenas, en la Asamblea, han querido convertir en hecho político esa idea no homogénea de la “Unidad” de Bolivia. Ante esa inminente realidad, el instinto de sobre vivencia vuelve a agitar histéricamente la ilusión de la Unidad homogénea de Bolivia, para persistir en el ser.

No queda, pues, otra que empezar a traicionarles de a poquito: autonomía indígena pero sólo como mancomunidad de municipios indígenas. Eso no pone en cuestión el sistema y nos asegura “proyectos” para buen rato, como premio por haber ahogado sutilmente la rebelión indígena.

Lo simbólico

Oriente y Occidente son las dos formas como colapsa lo humano, a nivel de civilización. Occidente nunca ha sabido cómo manejar estas relaciones con sabiduría e inteligencia. Donde este encuentro se ha dado sin un imperio por detrás, su actitud ha sido respetuosa y correcta; donde ha sido parte de la expedición conquistadora y colonizadora, su comportamiento no ha sido digno de un ser humano. La connivencia con el poder político y militar no le hace bien al Monoteísmo: le hace aflorar su homo homini lupus. Es una gran desgracia que el Monoteísmo no haya sabido comportarse con el Otro, sino es en términos de genocidio, para usurparle sus tierras; en términos de etnocidio: para matarles sus culturas e implantar las suyas; en términos de economicidio: arrasar con la economía de Reciprocidad para dar lugar al Intercambio y así empobrecerlos sistemáticamente; en términos de politicidio: facilitar la desaparición de sus sistemas de autoridades originarias, remplazándoselas por otras: sindicatos y partidos, para así subordinarlos políticamente.

Pues bien, todo esto ha estado a un tris de revertirse epocalmente en la Asamblea y, a saber, por medios democráticos y con una voluntad de compartir el poder impensable y, por tanto, increíble para un monoteísta. Nuestra ceguera, nuestros miedos atávicos, nuestra falta de inteligencia han cerrado la posibilidad de un cambio inteligente y generoso y, en este grado mínimo de poder, el dejarles en la estacada y traicionarles, ha vuelto a ser la forma como tratamos de reafirmar el principio de identidad, de no contradicción y de tercero excluido del que dimanan todas nuestras actitudes y acciones.

Estas serían las razones que encuentro a nuestra tendencia a traicionar e incumplir nuestros compromisos con la Indianidad.

3.El Inca y el Aprendiz de brujo

Anoche, el Presidente ha anunciado que hoy enviaría al Congreso un proyecto de ley convocando a un Referéndum Revocatorio para su cargo y el de los Prefectos. Espero que ello desinfle la escalada de violencia racista y provocación sediciosa del comiteísmo católico de las tierras bajas. No pensé, empero, que la izquierda estalinista-indigenista en el gobierno, en 23 meses, hubiera acabado el oxígeno que le diera la altísima votación popular a Evo Morales. Los “ignorantes y retrógrados neoliberales” tardaron veinte años en acabar el oxígeno del Consenso de Washington.

De todos modos, pienso que, en estos casi dos años de gestión, el Presidente ha sido muy eficiente y ha llevado a cabo parte importante de su agenda íntima: “Sentir por Bolivia”: elevar sustancialmente la renta gasífera, iniciar una redistribución del excedente más democrática: Bono Juancito Pinto y la Renta Dignidad para todos los mayores de sesenta años, sin ninguna distinción. Ha hecho llegar recursos de cooperación de modo directo a los municipios de todo el país, también sin discriminación política alguna. Objetivos básicos de cualquier política eficiente de lucha contra la extrema pobreza y de cohesión social mínima. Ha reiniciado relaciones diplomáticas con Chile. Ha puesto en marcha el proyecto del Mutún y proyectos de industrialización del gas. Ha colocado a Bolivia en el mapa político global y despertado gran expectación no sólo en el movimiento altermundista. No es poco para dos años de gobierno. Este capital político es el que el Presidente pone a Referéndum. Dadas las circunstancias, necesitamos un nuevo comienzo. Nos merecemos esta nueva oportunidad. Pero, para ello, será bueno una autocrítica radical.

¿Qué ha hecho mal el Presidente?

En primer lugar, echar por la borda Nuestros Principios Ideológicos, aprobado por el IPSP y el MAS en el III Congreso Departamental, Cochabamba, 25 de noviembre de 2003, que hablan de refundar un nuevo país a partir de volver a beber de las fuentes de la cosmovisión de la civilización andino amazónica, por el programa estalinista de la Tercera Internacional de erigir un Estado Plurinacional, con todo lo demás que ello implica, y que ha terminado haciendo abortar a la Asamblea Constituyente y poniendo en peligro el proceso de Cambio actual. Este mal trueque ha traído como consecuencia que, bajo un poncho y una wiphala andina, los pueblos indígenas y originarios no estuvieran en el gobierno y en la Constituyente y, por tanto, tampoco su manera de hacer política.

El segundo error (pero, en ello, sigue una mala tradición bien establecida, pero anticonstitucional) es haber permitido que la cabeza del Poder Legislativo se meta en asuntos del Poder Ejecutivo. El principio de la Separación de Poderes es sabio; se basa en malas experiencias que no tenemos por qué volver a repetir. A través de esta intromisión se originan todos los errores políticos que han erosionado el poder político del Presidente Morales, en menos de dos años de gestión. El responsable político de poner en riesgo el Cambio epocal que espera la sociedad boliviana tiene nombre: Álvaro García Linera, y apellido: la izquierda estalinista-indigenista.

Un tercer error es no haber aplicado los poderes que le confiere la CPE vigente y haber cortado de cuajo, al comienzo mismo, los actos de insubordinación, falta de respeto y deslealtad al Estado de Derecho de los Prefectos sediciosos. Si hubiera corregido a tiempo, hoy no tendría que estar llamando a Referendo. Si hubiera respetado, como únicos interlocutores políticos a los Prefectos, no hubiera crecido el comiteísmo que no defiende sino sus propios intereses, pero a nombre de las regiones. Grave error político por no respetar las leyes vigentes.

Los errores del Vicepresidente

Estos errores no son tácticos; son estratégicos: de diseño. Desde el punto de vista ideológico, el concepto de “Hegemonía”: la intelligentsia, a nombre del Estado y de los “movimientos sociales”, aplasta a la derecha cavernaria neoliberal. Esta lógica lleva a la guerra civil. “Yo y tu no podemos tener la razón al mismo tiempo”. “Si yo gano, tu pierdes y viceversa”. La lógica de la Indianidad, en cuyo nombre actúa esta intelligentsia, es diametralmente opuesta: busca la complementariedad con el Otro y un modelo político de equilibrio y armonía.

Ahora bien, los errores políticos de este enfoque: al actualizar el racismo católico urbano latente, han resentido dramáticamente la reciprocidad positiva india y la están forzando a una reciprocidad negativa. Ahora bien, al margen de ello, el concepto abstracto de Hegemonía supone la existencia de Estado. Pero he aquí que tal “Estado” en Bolivia no existe; la prueba es que, ardiendo las ciudades, no puede llevar a cabo un Estado de Sitio constitucional, ni llevar a la justicia ordinaria a las hordas juveniles racistas. Cuando hay Hegemonía de verdad, no se la pasa uno “denunciando” por televisión la sedición; se hace cumplir la ley. Si no hay un Estado de verdad (por lo menos desde que Sergio Almaraz entonara su Requiem) entonces hay que ser realistas y pragmáticos y dejarse de hegemonías.

Otro error, esta vez político, es tratar de convertir un Pa-cha-kuti en una “revolución democrático cultural”, es decir, occidentalizarla, extirpar su idolatría política (: su Pa: el poder de la paridad), bautizarla. Este es un intento imposible. Hay que aceptar los hechos con su nombre y apellido. La propuesta, en su lugar, de un “Estado Plurinacional” es el último intento del monoteísmo occidental, que a través –esta vez– de la izquierda estalinista, trata de evitar que la alteridad política de la indianidad: un Estado Diárquico, Yanantin, se imponga. ¿Por qué? Porque un Estado Diárquico, Chacha-Warmi: Yanantin, da su lugar al Otro: al occidental católico, liberal y capitalista, como complementario, según la lógica Aran / Urin, y ello hace imposible la Hegemonía de Uno y el sometimiento del Otro.

El monoteísmo, tanto de izquierda como de derecha, por razones de software no puede aceptar al Otro como diferente; a no ser si éste es pobre, económicamente, y está subordinado, políticamente. Pero he aquí que tal pretensión ya se acabó; no va más. La teoría del “Capitalismo andino-amazónico” es, por ello, otra vuelta retórica de tornillo al viejo intento del monoteísmo occidental por no reconocer la alteridad económica indígena: el Ayni y lo que busca, hoy como ayer, es subalternizarlo al capitalismo como una forma adjetiva y arcaica que, con políticas de fomento y desarrollo, algún día, dejará de ser lo que es: energía fluida que produce valores humanos y calidad de vida, para convertirse en energía congelada en dinero que se pueda acumular privadamente.

Pero he aquí que la vida sale del encuentro entre energía macho y energía hembra: onda y partícula, bosón y fermión. La unilateralidad patriarcal (: sólo money y no ayni también) es lo que conforma, justamente, a los sistemas capitalistas colonial y republicano. Pienso que es, de estos dos tipos de relaciones políticas y económicas, que queremos salir la inmensa mayoría de los bolivianos.

Dicho en pocas palabras: queremos compartir rentistamente lo que tenemos y vivir bien. Queremos lo mejor de ambos sistemas: si el capitalismo produce capital, cantidad (las rentas gasífera, petrolera, minera) eso queremos, pero no sus patologías neuróticas: competitividad, inseguridad, consumismo de pocos y miseria de muchos, más y más …; si el Ayllu produce Calidad de vida, Suma Qamaña, eso también queremos. Ni Marx, ni menos.

Un tercer error cometido en el afán de domesticar el Pachakuti y llevar al país por un cause occidental moderno, ha sido que, al convocar a la Asamblea Constituyente (: la manera democrática con la que la Indianidad quería hacer un tinku con Occidente; ahora será un t´inku), se ha roto la regla de oro de la democracia representativa occidental: las minorías se someten a las mayorías. Estos principios salen de experiencias; por eso hay que respetarlos y no hay que inventar el agua tibia a cada rato. Cuando el voto universal da la mayoría absoluta al Inca Evo Morales, García Linera viene y se saca los Dos Tercios y, de yapa, lo de las terceras y cuartas minorías para minar y perforar totalmente esa mayoría absoluta indígena e in viabilizar, desde dentro y sin dejar huella, el proyecto indio de refundar Bolivia sobre otras bases civilizacionales.

Por si esto fuese poco, además, desprecia la vía comunitaria de elegir a sus representantes, según usos y costumbres, por el afán de reflotar la “forma partido” y con ello el “Centralismo Democrático” que permite al Jefe digitar a los candidatos y construir redes clientalares que no corresponde. No contento con ello, viola el carácter soberano y originario de la Asamblea (otra vez la idea de Hegemonía) interfiriendo, desautorizando y usurpando la representatividad democrática de los Constituyentes elegidos. Por esa violación, se colaron después todos los demás, incrementando así, entre todos, la entropía de nuestro frágil sistema democrático hasta el punto que el Presidente, se ha visto en la necesidad de convocar un Referendo Revocatorio, para evitar las consecuencias políticas de medidas que buscan la hegemonía de la izquierda y la derrota de la derecha. Dejemos que los neo liberales y los neo marxistas se maten en otro lado, no en Bolivia. Nosotros queremos compartir y convivir como diferentes pero complementarios.

Tenemos derecho a una nueva oportunidad. Seamos sensatos, mientras todavía podamos conjurar la peor de las guerras civiles. Enterremos el aborto de la Constituyente; hagamos el duelo y volvamos a empezar, aprendidas las lecciones. No hagamos como la mamá chimpancé que sigue arrastrando a su guagua muerta, en la creencia que todavía está viva; que el amor no nos ciegue. Que luego del Referéndum, el Presidente designe a sus prefectos, como indica la CPE vigente y profundice osadamente la descentralización político administrativa: eso es lo posible ahora, dados los errores cometidos. Que conforme un equipo ministerial compuesto por amautas, yatiris, ipajes y tecnócratas duros y puros, pero ubicados culturalmente en este país que no es occidental ni es moderno y, sobre todo, que respete meticulosamente la Separación de Poderes: el Vicepresidente al Poder Legislativo y el Presidente, rodeado de sus sabios y tecnócratas, gobierne con Chuyma y se olvide de la Hegemonía y de la Revolución.

Esto es un Pachakuti: el retorno de las dos energías antagónicas: lo liberal y lo comunitario, para fundar una sociedad de complementariedad entre lo mejor de la civilización occidental y lo mejor de la civilización oriental. Increíblemente, eso es lo posible, ahora.

4.Centro, no Taypi

Percibo, últimamente, una nueva forma de cómo los monoteístas católicos se están relacionando con los animistas indígenas, a propósito del debate en la Asamblea Constituyente. Me sigue asombrando su dificultad y hasta obstinación por seguir negándolos como Otros. Empiezan a abundar los artículos de prensa y comentarios de televisión en los que se distingue una “Extrema Derecha”: cruceña, racista, católica (ex Guerrilleros de Cristo y ex Unión Juvenil cruceñista), que hay que descartar, y una “Extrema Izquierda”: en la que colocan, curiosamente, a los indígenas y no precisamente a la izquierda marxista tradicional que existe, pero que es occidental y católica culturalmente (la pulsión sacrificial de dar la vida por los demás), que también hay que descartar. He aquí que los occidentales se empiezan a reagrupar como civilización; allí entran derechistas e izquierdistas. El Otro es el indio y él, como tal, debe estar fuera del nuevo Contrato Social constitucional. Los monoteístas sólo pueden metabolizar la alteridad como la oposición derecha / izquierda: liberales / socialistas y, ahora, sólo en su convergencia de centro; sin sus “aristas extremas”. Lo indio sigue siendo lo impensable. Colocan a Félix Patzi como portavoz de esta tendencia extremista que, a juicio mío, representa, más bien, el Programa Mínimo indígena en formato liberal/socialista. Pues bien, lo que proponen es que, se deje de lado “ambos extremos”: el que nada se mueva del Comiteísmo católico cruceño y la demanda indígena de reconocimiento mutuo y de compartir el Poder. Lo que queda sería crear la apariencia de un acuerdo por consenso, un nuevo Contrato Social, pero en el cual lo indígena ha desaparecido totalmente. Lo que está en debate, empero, no es un Contrato Social entre pobres y ricos, sino un Pacto de Reciprocidad entre Occidente y la Indianidad. Ya no Lucha de Clases sino un Frente a Frente de Civilización. Están pugnando por menos de lo que ofertó y practicó el reformismo del Consenso de Washington. En verdad, los monoteístas cristianos están empujando a que las decisiones se tomen fuera del recinto de la Asamblea Constituyente. Me asombra su ceguera.

5.Contradicción y Chenko

Por las radios y canales de televisión han estado pasando estos días las sesiones de la Asamblea Constituyente. No he tenido la paciencia para verlos. Pero un amigo mío, que conoce el asunto por dentro, me ha comentado acerca del chenko mental en el que se debaten los indígenas. Según él, y comparto la impresión, los indígenas lo que en realidad quieren, ahora que el MAS está en el gobierno (otra cosa hubiera sido, si hubiesen estado en la oposición; son, pues, como se sabe, relativistas y contextuales; los entiendo. ¡Vaya si los entiendo!) es un estado de cosas como el vigente, sólo que con ellos en el poder como Presidentes, Vicepresidentes, Ministros, Diputados, Alcaldes, Prefectos, Jueces … en fin, todos los cargos de poder del Estado Republicano y colonial. En otras palabras, quieren disfrutar del poder que hasta ahora han visto como una exclusividad de los q´aras. Algo humano, demasiado humano. No lo critico. Los colonizados, pues, imitando al colonizador con un discurso anticolonial. Esta contradicción es muy indígena y muy cuántica, por otra parte. Y también muy teológica: Jesús es Dios y Hombre, al mismo tiempo. Tenemos que aprender a pensar lo contradictorio. No reírnos, lamentarnos o hacernos la burla; sino comprender. Nada nuevo, sin embargo, también desde una perspectiva lineal, si se recuerda lo que escribía Franz Fanón sobre la descolonización en el norte de África.

Los indígenas Constituyentes han convertido “lo indígena” en un adorno; un puma de papel para asustar q´aras. ¡Y, vaya, si lo están consiguiendo! ¡Admirablemente! Los intelectuales kollas, que tienen la película clara, de momento, son voces que claman en el desierto. No se nota su influencia en el debate público. Los Partidos los han silenciado. Son voces que anuncian el Pachakuti. Pa = dos; cha = energías; Kuti = regreso. El retorno de las dos energías complementarias del Yanantin, de la Paridad. No; no va a haber, de momento, “Refundación de Bolivia”, por lo menos ahora no. Refundación sería un Estado Yanantin, donde las dos energías, como polaridades antagónicas, la occidental: liberal, de mercado y la amerindia: comunitaria, de reciprocidad, se encuentran en un tinku constitucional que complementa y no confusiona, como parece que va la cosa. Si la casta blanca dominante, en casi doscientos años, sólo llegó a producir un “Estado fallido”, “una economía inviable” y “organizaciones caóticas ingobernables”, imaginémonos lo que se nos viene: la parálisis total. A lo mejor está bien. “Dios escribe con líneas torcidas”. Con los q´aras neoliberales, la agonía y la subasta hubieran seguido más tiempo, apoyadas por la cooperación internacional y la iglesia, por supuesto. También habría que verlo así. Pero también hay que ver que los indígenas no entienden la lógica de la institucionalidad occidental, basada en la Separación, las mediaciones abstractas y la Representación; hay que tener software monoteísta para ello. Ellos, como buenos animistas, ritualizan miméticamente las formas; interconectan todo con todo y ello les paraliza: la homoestasis; metabolizan los significantes castellanos, sin percibir los significados; adjuntan palabra tras palabra como si fuesen prefijos y sufijos de una frase aymara. Al jugar en cancha ajena, la embarran. “Bolivia plurinacional multicultural unitaria social comunitaria solidaria autonómica descentralizada y anti imperialista” es un equivalente homeomórfico de aruskipasipxañasatak o, mejor aún, de “Vacunos del Gran Poder Revelación mediática Flores de Sucre Auténticos Originarios Genuinos Jacha Mallkus Resplandecientes del Pachakuti Refundación dosmilsiete”. En esta juntucha de significantes, desapareció, absolutamente, la paridad complementaria Urin/Aran, Chacha/ Warmi, Alax/Manqha: el sello kolla y también cuántico: Onda/Partícula, Bosón/Fermión.

Nada ganamos rasgándonos las vestiduras. Hay que disfrutar del caos-cosmos y tomarlo como una oportunidad de aprendizaje; aprender a pensar el Principio Contradictorio y a distinguirlo del Chenko. Este podría ser el gran aporte boliviano a las ciencias de la cognición. ¡Nada! A esperar que escampe.

6.Consultas territoriales

La cooperación internacional anda como gallina sin guato, en Bolivia, rebuscándose cómo gastar lo presupuestado y llegar a diciembre con una ejecución razonable. Su última genialidad ha consistido en financiar a los Constituyentes un paseo por todo el país para llevar a cabo “Consultas territoriales”: esta es la palabra mágica que justifica el gasto. Pasajes en avión, hoteles, viáticos permiten erogaciones sustantivas, de un solo golpe, que incrementan la ejecución drásticamente y exigen trabajo sólo a las secretarias. Pero, he aquí que desde el Diálogo Nacional 2000, ya hay una agenda política para la Constituyente, consensuada en todos los departamentos, que apenas si ha variado, desde entonces, en cuanto a los “contenidos”. Desde entones la iglesia católica, los consorcios de oenegés, las organizaciones sociales, para no referirnos a ministerios, prefecturas y municipios, han vuelto a batir la olla y sigue saliendo los mismos “contenidos”.

Por tanto, hace más de un año, una gerencia inteligente y creativa hubiera decidido: Suficiente de “contenidos”. Apoyemos y trabajemos, ahora, con los Constituyentes, las “formas”: las relaciones interpersonales, los obstáculos interculturales: las emociones. Facilitemos el mutuo conocimiento y acercamiento, el tocarse y olerse mutuamente. Esto es básico en una sociedad de apartheid y castas: perderse el miedo mutuamente y empezar a tenerse confianza: desterrar el miedo mutuo. Y, puesto que hay dinero disponible se podría haber gastado en facilitar “visitas familiares”: que los Constituyentes pobres pasen una semana en casa de sus colegas ricos y viceversa; que Constituyentes kollas pasen una semana en casa de Constituyentes cambas; que monoteístas sefardíes conozcan las malocas y los usos y costumbres de sus colegas paganos y animistas de la Amazonia; que intelectuales urbanos convivan con sus colegas campesinos y viceversa. Lo demás viene por añadidura. Conocer es amar. Quien sabe, financiar diez días de Meditación Vipasana en unos cuantos centros de retiro, de los infinitos que hay en el país. Conectar mente con cuerpo, masculino con femenino, Occidente con la Indianidad, seguro que sería provechoso para todos, tanto individual como colectivamente, es decir, políticamente. No.

Hemos seguido el camino que alimenta sólo la energía fermiónica de la separación, los contenidos, el análisis, la distinción, la confrontación: lo racional. La Babel de los “contenidos” (más de mil propuestas) es irresoluble racionalístamente. Hay que cambiar de lógica, si se quiere resolver la trampa de los “contenidos”, “las visiones de país”, etcétera. Un país se siente, no se ve. “País” es una abstracción. Y no es que no se intentara lo otro; lo que sucede es que no hubo entonces Masa Crítica para ello. Los que toman decisiones siguen en la galaxia unidimensional de un racionalismo instrumental, monoteísta y patriarcal: “Unidad en la diversidad”. Lo real, empero, es que “Yo soy tu y tu eres yo”. Diarquía, Estado Yanantin. Yo no podré llegar a ser animista, cierto; pero podré cultivar una espiritualidad ecosófica andina y viceversa. Cada cual en su corral, pero cultivando al Otro, al interior de su propia Parcialidad. Así vamos a disminuir las payasadas de actuar en una lógica que nos es ajena civilizacionalmente.

Ahora bien, no hay nada que por bien no venga, es decir, lleve las cosas a sus límites. Estos días, en Santa Cruz, el racismo camba ha vuelto a salir de pogromo con los Constituyentes kollas en Consulta territorial. La Prefectura y el Comité Cívico mirando de palco a sus jóvenes esbirros y haciéndose los locos. Todo esto pasará factura, más pronto que tarde, y las cosas se inclinarán hacia donde más Masa Crítica haya. Mera Fuerza gravitatoria. Parece que nos gusta seguir el camino más peligroso y suicida. A los monoteístas occidentales, que somos minoría en este país, nos conviene, táctica y estratégicamente, incentivar las energías bosónicas de la complementariedad y, al hacer ello, ser parte de un Salto Cuántico no sólo para nosotros bolivianos, sino para toda la humanidad. “Choque de civilizaciones”, “Cambio climático”, “Migraciones globales Sur Norte”, no son datos como para seguir sonseando. Como un fractal, nuestra Constitución podría dar claves de una nueva convivialidad entre civilizaciones, de amigabilidad con la biosfera, de modo que ese equilibrio pueda permitirnos vivir bien: Suma Qamaña, sin tener que emigrar. Empezar a ser parte de soluciones globales, desde nuestro microcosmos local. Eso menta el Pachakuti. Pero no, el colonizado, que todos llevamos dentro, está pudiendo más: enfatizar sólo el lado racional, es decir, confrontacional. Todos precisamos de más Ch´uyma.

7.Diálogo y entropía

Me da qué pensar la absoluta unanimidad y general complacencia acerca del reciente Diálogo del Presidente con los Prefectos. Lo cual dice mucho acerca de nuestra idiosincrasia como comunidad política. Deseo profundizar un poquito en el conocimiento de nosotros mismos. Empezaré recordando, empero, que cuando fui servidor público diseñé la ingeniería operativa de la ley de Participación Popular inspirado, justamente, en un modelo dialógico. La Planificación Participativa, en efecto, que no está en la Ley 1551, lo que busca es un diálogo público-privado entre saberes técnicos occidentales y saberes vernaculares indígenas para, comunitariamente, decidir un camino que regule la inversión pública local. De este modo el “Principio Diálogo” entra en las políticas públicas bolivianas. Puede verse más en mi Poderes locales, La Paz, 1997. Al empezar el nuevo milenio, junto a Carlos Carafa, pusimos en escena el Diálogo Nacional 2000 como una forma ampliada de diálogo entre el gobierno central y los gobiernos locales para consensuar una Estrategia nacional de Lucha contra la Pobreza. Detalles teóricos y prácticos pueden verse en mi Manifiesto municipalista, La Paz, 2001.Todas estas políticas dialógicas fueron replicadas, luego, aquende y allende. Deseo insinuar que tengo méritos sobrados para, ahora, contra corriente, poder criticar su patología.

El tema se inscribe en la dialéctica Oralidad / Escritura. Se sabe que el Occidente monoteísta enfatiza la Escritura. La Indianidad animista privilegia la Oralidad y, a saber, ritualizándola. La Escritura: la Ley, está ligada al concepto de Estado. No hay Estado sin Escritura: sin Ley: sin interiorización de una norma. Las formas políticas no estatales privilegian el diálogo, las conversaciones que acuerdan puntualmente algo ad hoc. No buscan, por diseño, una ley que dure. Todo es relativo; todo es charlable; todo es “ofertable”. Los acuerdos siempre son coyunturales. Occidente descubre la pertinencia de congelar el flujo de la palabra en un texto que dure más que lo que dura una conversación. Inventa el alfabeto que da lugar a una escritura, que da lugar a la ley, que da lugar al Estado. Detiene el fluir natural a través de las instituciones que son baterías de acumulación de energía social. Busca estabilidad. El Estado es estático, gracias a la Ley escrita: a la Constitución. La indianidad prefiere el flujo natural, el diálogo permanente; que nada se congele en una norma, pues todo es relativo, todo depende de las correlaciones de fuerza; es contextual, pues el mundo es probabilístico. Todo debe fluir. Y si algo se detiene, debe rotar cíclicamente para que no se obstruya el paso de la energía por la red. Lo estático es la muerte. La Ley: la Constitución, mortifica. Por eso, “hecha la ley, hecha la trampa”, para que todo vuelva a fluir relativísticamente. Es la forma como la Indianidad colonial metaboliza el cuerpo extraño de la Ley: disolviéndolo.

Estos dos modelos teóricos, en la práctica se combinan, es decir, combinan estabilidad y cambio sólo que en dosis diferentes. La diferencia de dosis hace a lo civilizatorio. Occidente pone el énfasis en la estabilidad: el respeto a la Constitución y minimiza lo fluido. La Indianidad pone el énfasis en el cambio: todo es dialogable y minimiza lo estático.

Es obvio que la mayoría de los bolivianos, incluidos los blancos, funciona en el código amerindio: lo Real. El problema es que se quieren auto comprender, incluidos los indios, en el código occidental: lo Imaginario.

Juan Carlos Arana, un periodista blanco, occidental, probablemente católico, se preguntaba hace poco en un programa de televisión, a propósito del Diálogo Presidente-Prefectos: “¿Para qué carajo se convoca a un diálogo si no se va a poder tocar la Constitución y el IDH?”. Pavlovianamente le contesté, mentalmente, como buen hijo de la Ley de Moisés: ¿Para qué diantre entonces se hizo una Constituyente y se promulgó una ley, si una docena de personas pueden revisarlo todo al margen del ordenamiento jurídico vigente?

Lo que quiero decir es que, si queremos tener Estado, aunque sea mínimo, tenemos que saber que no todo puede ser diálogo: lo fluido; que tenemos que respetar las leyes: lo estático. Las dos cosas. En este caso, esperar al Referéndum. A estas alturas, ya no se debe revisar el texto constitucional aprobado legal y legítimamente (aunque a una minoría, en la que me incluyo, no le guste), ni, en general, es democrático, fuera del Parlamento, revisar lo promulgado en él. Las “Comisiones” no deben remplazar al Parlamento ni a la Asamblea Constituyente. Eso sería seguir auto perforando nuestro propio sistema. Estamos en un camino suicida.

En este momento, la diologuitis está azuzando la entropía del poco Estado que tenemos. Tengo la impresión que no sabemos lo que queremos. ¿Queremos un Estado de Derecho occidental? ¿Queremos el Ayllu? ¿Queremos una combinación de ambos? Lo que fuere que queramos, debe combinar oralidad y escritura, permanencia y cambio, lo fluido y lo estático. Nada puede funcionar sobre una sola polaridad. El desafío es atinar con la dosis adecuada para nosotros. Decía Sem Tob, judío de Carrión: “Conoçe tu medida e nunca errarás”.

8.Memoria, amnesia, tinku

Deseo detenerme sólo en un fragmento, del primer capítulo de la serie televisiva dirigida por Juan Carlos Valdivia. Una señora mestiza le reprocha a un joven aymara el recuento histórico de los Quinientos Años que hiciera el Presidente en su toma de posesión. A ella le parecía ese ejercicio absolutamente superfluo e irritante; es más: provocador, que sólo busca el “enfrentamiento entre los bolivianos”. Lo pasado ha pasado. Ella, sin embargo, no dice que el Presidente ha mentido o exagerado. Simplemente sostiene que no hay que hablar de ello o, tal vez incluso, que hay que olvidarlo. Borrón y cuenta nueva. Vino a decir que nosotros, los vivos, no tenemos nada que ver con la extirpación de idolatrías, la evangelización, las encomiendas, la mita de Potosí, los obrajes, el descuartizamiento del ayllu, la hacienda; en fin, la discriminación, la exclusión y el racismo. Que no tenemos ninguna participación en esa historia, por el hecho de no haber vivido en esa época. Una visión fragmentada y atomizada del tiempo. Hablaba, dicha señora, como poseída ligeramente por el dios de la verdad y hedía, también ligeramente, a PODEMOS. El joven aymara, por su parte, cuando ella no le interrumpía, dijo que estuvo muy bien que el Presidente recordara todo ese dolor y ese sufrimiento; que muchos indígenas, al oír esas palabras, se conmovieron hasta las lágrimas. Yo añadiría: y también algunos no indígenas, cuyos ancestros también sufrieron el rigor inquisitorial de la Colonia. La historia no es una Monada, sino una cadena por la que circula información. Ya se sabía, pero hoy se vuelve a reiterar, que el recuerdo se revela siempre como inquietante, provocador y peligroso.

Pues bien, en esa conversación, salieron algunos puntos sobre los que quisiera llamar la atención para que, como sociedad, empecemos a hacer las cosas bien hechas. En este nivel empieza, en verdad, la refundación de Bolivia; no tanto, en la nueva Constitución. Esta debería ser, en realidad, la estación final de un camino de terapia y duelo, si ésta fuese lineal. Como quiera que fuese, lo cierto es que algo debe morir para que haya renacimiento.

En primer lugar, la memoria. La señora, empero, prefiere la amnesia. Los que sienten que pertenecen al mundo, hasta ahora dominante, piensan que, cerrando los ojos al pasado, reciente y remoto, van a poder construir un nuevo comienzo. Nada más falso. El buen camino es el que señala el joven aymara: el camino de la remembranza. Ahora bien, seguir ese camino no sólo que no es evidente sino, sobre todo, que no es fácil: supone remover emociones reprimidas; implica curar heridas heredadas; sí: heredadas. Con el paso del tiempo, sin embargo, todos: víctimas y victimarios, terminan afectados, porque el feedback, la recursividad, el bucle, es lo que hace sistema y la Vida es un sistema. Todos, pues, precisamos sincerarnos a través de terapias que saquen afuera nuestras emociones reprimidas y curen las heridas inferidas, antaño, a nuestros ancestros y que el ADN ha traído hasta nosotros. He aquí, empero, para fortuna nuestra, que siempre está a mano lo que cura. No tenemos que ir lejos. La ritualística indígena es el gran recurso, a mano, con el que los bolivianos, no sólo nos podríamos curar mutuamente, sino desarrollar un know how terapéutico de gran demanda en el mercado global del Norte: Constelaciones Familiares, Pessoterapia …. En eso invertiría yo, en high tech psi technology, en vez de “en cueros y maderas”. Hay que salir del industrialismo; esa pelea ya pasó y la hemos perdido.

La memoria nos da una lección importante: nos hace sentir que la vida humana no empieza con el nacimiento, ni termina con la muerte individual; que somos parte de una red más amplia que atraviesa los universos paralelos del Orden Implicado. Que no es pues cierto que todo sea “nacer y morir”, como en su minimalismo y desesperación llegaron a pensar los Marranos indianos. Somos parte de una red energética en la que los errores o sufrimientos de nuestros ancestros repercuten en nosotros y lo que nosotros hagamos o dejemos de hacer repercutirá en nuestros descendientes. Hay una conexión ético-histórica que estas terapias hacen evidente y que los indígenas conocen más complejamente como una conexión ético-cósmica. Tenemos que ver este momento histórico como una oportunidad de sanación colectiva. Los bolis sabemos hacer Sana Sana; hagámoslo a lo grande y como política pública. Algunas cosas ya sabemos, entre tanto: no es hablando, como en el psicoanálisis, que la gente se cura, sino recordando y volviendo a revivir energéticamente el drama de la conquista, la colonia y la república. Sólo así nos sanaremos y podremos refundar otro tipo de país.

El otro punto, al que los monoteístas nos estamos rehusando, es a “enfrentar” al Otro, a enfrentar nuestro pasado, a confrontarlo cara a cara. Este, precisamente, es el gran reproche que hacen los monoteístas a Evo Morales: “nos confronta”. A mí, me parece muy bien que lo haga; es el camino de la sanación. La tentación, ahora, de hacerse la víctima, de que los indios son racistas, excluyentes …, es muy grande; pero, además de no ser cierta, a nada lleva. Tenemos que agarrar el toro por las astas. A los monoteístas nos horroriza lo Concreto y, mucho más, la confrontación concreta. Para escapar de ello, justamente, hemos inventado la Abstracción. La violencia directa nos horroriza; el combate cuerpo a cuerpo nos espanta; la mera visión de la sangre nos puede desmayar; el sudor, los jadeos, nos dan asco; los estertores de la muerte nos acojonan. Preferimos la abstracción; es decir, la distancia, la separación, la pared de cal y canto: la cárcel, el hospicio, el cuartel, el hospital, el manicomio: los Muros de concreto y hormigón o los bombardeos teledirigidos en la nocturnidad del desierto. La Abstracción impide que la violencia nos ensangriente las manos; posibilita que la hagan otros en lugar nuestro; mejor si es una Abstracción como un modo determinado de producción o instituciones asépticas como la Organización Mundial del Comercio o el Fondo Monetario Internacional. Así es como el monoteísmo ejerce su violencia sobre los animistas. Nadie se siente responsable ni concernido, y la CNN se encargará, luego, de mostrarla casi como un remoto hecho de naturaleza. Así, pues, de aquí deriva este horror nuestro al Tinku y que tiene que ver con milenios de sublimación, de descorporeización, de creación de mediaciones abstractas, de invención de tabúes respecto del cuerpo, la sangre, la mierda y la sexualidad. Todo ello se empaqueta en que el cuerpo es la sede del mal. El espíritu, en cambio, es lo que nos acerca a la divinidad monoteísta. Pues bien, el Tinku y todas las terapias post medicales en Occidente, desde Palo Alto y, antes, Wilhelm Reich, tienen en común el que comparten una misma visión sistémica y energética de la realidad que se expresa corporalmente. El Tinku es precisamente ese encuentro paroxístico de cuerpos enfrentados en un abrazo donde Eros y Tánatos nos vuelven a recordar del doble voltaje de la vida. Este encuentro es el que cura, el que reconcilia la polaridad de los opuestos. No hay mestizaje. Se hablará, sin embargo, de mestizaje mientras los monoteístas se rehúsen enfrentar y aceptar al Otro y al otro que llevan dentro.

  1. Acerca de la Polaridad

El martes pasado, en la noche, se presentaron, simultáneamente, dos libros que quiero relacionar sincrónicamente. En la Universidad Pública de El Alto, la intelligentsia aymara presentaba una nueva edición de Tesis India del pensador amáutico Fausto Reinaga. Eso significa la afirmación del Indianismo frente a Occidente. Esteban Ticona está escribiendo su tesis doctoral sobre Fausto Reinaga; Viviane Del Carpio Natcheff se halla, igualmente, redactando un texto sobre su vida y pensamiento. El grupo Pukara, intelectuales aymaras urbanos, han organizado seminarios sobre su pensamiento y vigencia. Con otras palabras, hay un Indianismo que quiere un tinku con Occidente, pero no incluirse, ni dejarse incluir en la lectura unidireccionalmente intercultural, sin feedback, que está haciendo la intelligentsia monoteísta. Eso, por un lado.

Por el otro, el PNUD ya lleva un par de años tratando de relativizar (y revertir, si se pudiera) el contundente dato que arrojó el último Censo Nacional: 62% de la población se identifica como indígena (31% quechua, 25% aymara, 2% guaraní, 2% chiquitano, 1% mojeño, 1% otros nativos). El PNUD se sumó a una pequeña oleada de Encuestas, de organizaciones no gubernamentales, “nuestra sociedad civil”, que buscan denodadamente demostrar que, en realidad, la mayoría de los bolivianos se perciben como mestizos, no como indígenas. Este es el punto. El Informe no quiere aceptar este dato básico y elemental: la polaridad entre blancos e indios, entre occidente y la indianidad, entre monoteísmo y animismo. Es más, se ha propuesto “desmontar el imaginario de las polaridades”, siguiendo el método idealista y pre-einsteiniano del Aufhebung: tesis, antítesis, síntesis. Bolivia blanca: tesis, Bolivia india: antítesis, Bolivia mestiza: síntesis. Este es el nuevo “Sentido Común” que ha empezado a predicar como la Buena Nueva del milenio. Ahora bien, desde hace cien años, la física cuántica trata el tema de las Polaridades, que ha descubierto hasta en las estructuras subatómicas: Onda / Partícula, siguiendo la Lógica del Antagonismo (Lupasco) y la Complementariedad de Opuestos (Bohr). A, varón, y B, mujer, son diferentes, opuestos, es más, son antagónicos, pero se complementan en un Tercero Incluido, T. que, si hacer desaparecer su antagonismo (¡este es el punto, ñatos!), produce un Tercero: el amor, la pareja … que es más que la suma de sus partes y que se actualiza en el momento del encuentro; después se desvanece en la virtualidad, potencia, al acecho de otro encuentro de A y B para pasar nuevamente al acto. Desde el punto de vista lógico, el Informe se maneja con el principio del “O lo uno o lo otro”, “Entweder oder”, “aut aut”, tratado maniqueamente: apuesta por una polaridad y niega la otra. Esta es la esencia del fundamentalismo y la intolerancia, por si no lo sabían. La gente culta del siglo XXI se maneja con el principio lógico del “Tanto como”, “Sowohl als auch”, “sic sic”: tanto lo blanco como lo indio, Sowohl das Abendland als auch die Indianität.

En nuestras largas relaciones con el Animismo amerindio, los monoteístas hemos fabricado el “problema indio” (como los cristianos la “cuestión judía”) cuando el Otro deja de poder ser metabolizado en nuestros propios términos que imaginamos universales y únicos. Eso significa que han fracasado las políticas de Extirpación de idolatrías y Bautismos forzados. Ante este fracaso, en los Andes, nos hemos inventado la cuestión del Mestizaje, de cuño jesuítico: “entrar con la de ellos para salir con la nuestra”. Se aceptan todas las formas del Otro animista, pero incluidas subalternamente bajo el paraguas monoteísta del Uno. El arquetipo de esta denkform lo ofrece el dogma trinitario del catolicismo. La absolutez y rotundidad del Uno se resquebraja y se acepta la complejidad: padre, hijo y espíritu santo: tres personas, sí, pero Un Solo Dios Verdadero. De aquí dimana el lema monoteísta que también usa el Informe: “Unidad en la diversidad”, en el que, por cierto, han caído muchos indios remisos. Acepto todo, nos dice el Informe: tus múltiples identidades como varón, como runa, como campesino, como mizqueño, como católico y como pagano, como valluno, como cochala, del Evo incluso … pero eres, por ello mismo, un Mestizo, un Boliviano. Como el monoteísmo patriarcal, que incluso en el extremo católico, el más flexible, no es capaz de aceptar la existencia autónoma, antagónica, pero complementaria de la Otra por antonomasia: la Mujer: la Diosa (a no ser subalternamente, como María y todas las santas y vírgenes que expresan, en la diversidad, el principio matriarcal/femenino católico), el Informe se rehúsa, del mismo modo, a aceptar la Alteridad indígena, autónoma y antagónica, de la que está hablando, el mismo día, a la misma hora, significativamente en El Alto, la intelligentsia aymara. Tan es así que este racismo académico (llamemos las cosas por su nombre) se expresa de muchas maneras en el Informe.

Por ejemplo, en una bibliografía de 500 entradas, sólo cita a 5 indígenas: el 1%: D. Atahuichi, R. Choque, E. Nina, M. Quisbert, E. Ticona. Cuando se refiere al “Colonialismo interno” ni nombra a sus propulsores kataristas: G. Flores, V.H. Cárdenas, S, Yampara, M. Gutierrez, N, Cejas. Cuando se refiere al “Comunitarismo” cita a Taylor, Walzer (que nada que ver en Bolivia) y no cita a Untoja, M. E. Choque, C. Mamani, por ejemplo. Cuando se refiere a la “Buena vida” cita a Rawls (nada que ver en Bolivia) y no cita a Mario Torres, S. Yampara. Cuando se refieren a la “Planificación participativa”, ni mentan al que la diseñó, como política pública, e implementó operativamente y que dejó documentado y publicado hasta los más nimios borradores de esa gestión. Este ninguneo racista de la otra polaridad es nada científico, si se pretende dar cuenta del estado del Estado en Bolivia. Después se dice que los indios son racistas.

Justo, ahora, que los consultores del Informe ya no trabajan en el Estado, ofrecen, sintomáticamente, una “definición” no estatal del Estado: puro flujos, interacciones locales, subjetividades, relaciones, procesos, redifiniciones constantes, “no hay nada preexistente”. Vamos, una inédita comprensión heracleiteana del Estado: panta rei. No Sein sino Werden, dicho, empero, en la terminología de la Teoría de las Organizaciones. Ahora bien, en la medida que el Estado es también una organización: Género Próximo, es obvio que esa descripción puede ser constatada, como se percibió en el brillo de los ojos de Amanda Dávila, cuando entrevistaba a George Gray: pero una Definición, en buena tradición occidental, precisa, además y sobre todo, de la Diferencia Específica: que esta Organización fluida, Onda, precisa, justamente, detenerse, concentrarse, volverse estática (eso significa Estado; lo contrario de Fluido), en otras palabras, precisa convertirse en Partícula. El Estado y sus instituciones son como baterías que concentran y condensan la energía social, económica y simbólica que fluye por las redes biológicas, sociales y noosféricas, para redistribuirla a las sinapsis donde ésta, por las razones que fuere, no fluye y, de este modo, ecualizar el sistema. Justo, ahora, digo, que nuestro “simulacro estatal” trata de cargar las baterías del Estado, con los recursos del gas, mañana de la minería, pasado de nuestra biodiversidad, eso espero, para redistribuirla a los excluidos del festín colonial y republicano y ecualizar nuestro sistema político, vienen estos amigos con utopías neo anarquistas. Sólo la polaridad fluida, porosa, hueca, fragmentada. Si yo no estoy en el Estado, entonces no hay Estado. ¡Qué tal! Si se va a tener Estado es para esto, justamente, para tener un Estado benefactor. Porque para tener un Estado liberal (ya sabemos lo que es: concentración suicida de la riqueza en cada vez menos familias, a nivel local y global, y, encima, contaminando el Medio Ambiente), preferible es recrear el ayllu: nos puede permitir sobrevivir, como a pocas otras sociedades, la inminente catástrofe climática, que anuncian Lovelock y Al Gore, entre otros muchos. Como decía, hace poco, un jeque árabe: Mi padre iba en camello, yo en automóvil, mi hijo pilota un jet privado, mi nieto irá otra vez en camello. Si Estado, entonces uno reciprocitario: un Estado Yanantin. Hacia eso hay que avanzar: sólido y fluido, estático y dinámico, masculino y femenino … al mismo tiempo.

Pues bien, en esta suave cruzada unilateral, básicamente letrada y mediática, que encabeza el PNUD por demostrar, urbi et orbi, que Bolivia es mestiza, acaba de dar un gran paso, efectivamente, con su Informe de Desarrollo Humano. Este texto es muy importante porque muestra muy bien el estado actual de la correlación simbólica entre Monoteísmo y Animismo en Bolivia y hasta qué extremos ha llegado, en su retirada, el Pensamiento ch´ulla del Uno: aceptar todo (no hay Informe, en efecto, más incluyente y amplio temáticamente que éste), menos que se ponga en duda la hegemonía del Uno.

En pocas palabras, el Informe nos viene a decir: los indígenas son tontos; no saben lo que dicen. Cuando responden “soy indígena” en realidad están queriendo decir “soy un mestizo intercultural pluri multi”: un boliviano, y eso es lo nosotros demostramos “científicamente” en este Informe. Este es el nuevo Sentido Común; este es su nueva Buena Nueva; este es el wishful thinking del PNUD; su agenda para una nueva extirpación mediática de idolatrías; una nueva campaña de bautismos forzados: Tú no te llamas Willka, como crees, sino George. Yo pensé que ese “espejismo del mestizaje” (Javier Sanjinés) era, justamente, lo que se había desvanecido con la entronización del Inca Evo en Tiwanaku. Cuando los aymaras les devuelvan cortesías, derruyendo San Francisco y poniendo su W´aka en ese Taypi, no se quejen de los vientos que están sembrando, con el alto auspicio de las Naciones Unidas.

¿Hasta cuándo durará esta ceguera cognitiva voluntaria?

10.A la sombra del Principio Ch´ulla
Como se sabe, he reformulado la dualidad contradictoria subatómica, Onda / Partícula, con los conceptos de Ch´ulla y Paridad para poder leer el colapso de la materia-energía a nivel de la complejidad humana. Pues bien, desde esta grilla hermenéutica voy a intentar hacer un balance provisional del Proceso de Cambio en curso.
Desde mi punto de vista, la civilización occidental se caracteriza, precisamente, por un colapso Partícula: energías saxra, fuertes, masculinas. En ello coinciden las raíces semitas y helenas que minimizan las energías antagonistas: la Magna Mater mediterránea y la diosa Asherah, sublimada como Shejinah. La Indianidad busca ecualizar ambas energías: la bosónica y la fermiónica.
Mi hipótesis, pues, es la siguiente: pasado el tiempo de las diosas madres, (Riane Eisler), acabando el interludio del Dios de Abraham, Isaac y Jacob (Blas Pascal), el tiempo del Padre, (Lacan), empezará un tiempo en que ambas polaridades antagónicas iniciarán un proceso de tipo conyugal: jaqichasiña. En esto, jaqichawi, la indianidad tiene el software más sofisticado. Un guiño de esa tendencia, en Occidente, es el bestseller de Dan Brown: The Da Vinci Code. Por un lado, los cristianos le están buscando mujer a su soltero de oro y, por el otro, la crisis terminal del celibato, azuzada por la pederastia clerical. Hasta aquí llegó el principio de no contradicción. Vivimos un tiempo liminal.
Las macro tendencias que acaban
La edad moderna, donde florece y frutea la apuesta monoteísta: el capitalismo, (el socialismo es también capitalismo, sólo que de Estado; no de Mercado) eligió el mito de la Revolución como la tecnología para producir el milagro de la reconstitutio in novo de las Vasijas rotas: otro tiempo, un hombre nuevo, como si no existiera la ley de la gravedad; secuela ésta de una falsa hipótesis: la dualidad cuerpo / alma; los seres humanos, empero, somos un continuo masa-energía, como ahora sabemos.
En la Revolución reverberan los atributos de la energía fermiónica: violencia, autoritarismo; lo súbito; las energías de la expansión, fragmentación, individuación; el rigor: lo masculino; la unilateralidad, la lógica de no contradicción: estás conmigo o contra mi; la ilusión de la hegemonía, un solo sentido común: la homogeneización noosférica: thánatos:; infundir temor como feedbak, la sangre como semilla; un jefe: führer, caudillo, timonel, líder: un solo macho de la manada, un solo camino, una sola verdad, un solo tipo de sociedad: todos iguales no sólo jurídicamente.
Ahora bien, lo antagónico: el anarquismo, no hizo masa crítica. El tercero incluido: el reformismo: la socialdemocracia, es la que trajo, en realidad, el bienestar soñado por su clase obrera. Kautsky, no Lenin; La Salle, no Trotsky. Lula, no Fidel. La Participación Popular, no la Revolución Democrático Cultural empoderaron económica y políticamente a la Indianidad. (La RDC convirtió, otra vez, a los indígenas en pongos; esta vez: políticos, y, económicamente, democratizó el acceso al circuito coca-cocaína).
El Reformismo intenta, políticamente, balancear las energías fermiónicas y bosónicas. Las energías bosónicas son las energías de la conjunción, la dulzura: lo femenino; lo procesual, poco a poco: paso a paso; la lógica antagonista de lo uno y lo otro, la complementariedad, el principio ganar/ganar; la pluralidad, lo heterogéneo, la libre expresión de sentimientos, pensamientos y emociones: eros; las redes descentralizadas, el compartir, la rotación, el turno: el camino del medio.
El holón Bolivia, como caso
En Bolivia, la sociedad menos occidental del hemisferio, se está rompiendo la hegemonía monoteísta occidental. No debiera ello, llamar la atención. Ello, empero, implica que algo sigue y algo cambia. En la cuenta corta, me interesa saber qué hace masa crítica; cómo se dosifican la continuidad o el cambio. Sobre ello me quiero detener
¿Cómo se dosifican, hoy, Occidente y la Indianidad?
Fenomenológicamente, lo que marca el cambio es la emergencia de la Indianidad. La puesta en escena de su ritualidad, vestidos, palabras, movilizaciones: su centralidad mediática. Da la impresión, empero, que esto es de momento superficial, anecdótico, folclórico: adjetivo. La nueva legalidad es anti-india y, ¡oh paradoja! con su anuencia. Jaqis votando lo ch´ulla. Buen ejercicio para aprender a pensar lo contradictorio.
Noumenológicamente da su último coletazo un rostro tercermundista, extemporáneo, de las energías fermiónicas del Occidente monoteísta: la revolución democrática y cultural. La revolución opera dentro del monoteísmo; ese es su Sitz im Lebem.
Ahora bien, cuando una sociedad es monoteísta y animista, ese concepto, si se pone en escena, es como farsa, en palabras de Marx.. Ya no tiene pertinencia, pues la sociedad no es homogénea culturalmente. El nuevo concepto, que incluye el de revolución pero lo relativiza y trasciende, es Pacha-kuti: el regreso: kuti, de las dos: pa, energías antagónicas: cha, como complementarias. Pero he aquí que ese regreso no es súbito. Se acerca descalzo y paradójicamente.
Primera constatación, por tanto: de facto, estamos en tiempo de “revolución”. Occidente sigue mandando, mediante sus comisarios rojos, y la Indianidad (bautizada de movimientos sociales) ha ocupado, en su imaginario, el lugar de la clase obrera: masa de maniobra y carne de cañón. Como en toda revolución, hay un cambio de clase dominante. Esto nadie puede negar. Luego, como en toda revolución, rodarán cabezas, pero ya sólo metafóricamente: legalmente. En la long durée occidental, esto es un gran avance, ciertamente. In fieri, se acerca, quedo, el tiempo del pachakuti. Ignoro todavía sus ritmos. Sólo se que, ahora, no tienen todavía el poder. Ello, empero, debiéramos considerarlo como normal y aceptarlo así, como lo hace la Indianidad taoísta. Tenemos que aprender a pensar, sin prisas, lo impensado.
¿Cuáles los ritmos y tendencias del proceso de cambio?
Podríamos atisbarlo en el fractal del MAS. En el IPSP / MAS se pueden distinguir hasta ahora tres fases: la fase embrional del Chapare donde lo andino es más fuerte que lo occidental (véase De la Revolución al Pachakuti, de Filemón Escobar); el interludio parlamentario, en el que lo andino y lo occidental empatan y, la tercera fase: la gubernamental, en la que lo occidental se impone y subordina lo andino. Como en el Tai Chi, este movimiento generará su simétricamente contrario.
Intuyo que el énfasis occidental durará hasta que implosione el Estado Plurinacional debido a que no podrá soportar las energías centrifugas (so pretexto de transparencia) y las energías centrípetas (so pretexto de legalidad positiva) que está poniendo en escena simultáneamente y que inciden directamente en la gestión pública. Esta sería la vía no anarquista de hacer desaparecer el Estado (: lo estático) y que abrirá el espacio teórico para pensar la Comunidad Política: el Jatun Ayllu, ora estáticamente, como Occidente, ora dinámicamente, como el Oriente.
¿Cómo se está imponiendo lo occidental?
El modo sustantivo
Este modo no hace tanta bulla, pero es el más efectivo; la segunda modalidad, que llamaré adjetiva, hace más ruido, pero es más efímera. Pero, entre ambas maneras hay complicidad y sinergia. Comparten, en efecto, el mismo software de civilización: el monismo jurídico y un savoir faire ya probado: la extirpación de idolatrías.
La forma sustantiva es implementada por los abogados del MAS. Están imponiendo un modelo jurídico obsoleto, que no funciona y, en ello, han sabido neutralizar el sistema jurídico indígena, que sí funciona, colocándolo como florero y, ello, nada menos que con el voto indígena; lo que demuestra el neo-pongueaje masista. Los abogados del MAS han impuesto su visión tercermundista en la Asamblea Constituyente y lo están imponiendo, ahora, desde el Poder legislativo, con las nuevas leyes. Esta es una vía inédita de implosionar, desde dentro, la forma Estado. La Ley: el orden, como promotor del caos, entendido ora como chipazón ora como turbulencia producida por las nuevas leyes. Me fascina esta manera contradictoria de acabar con la forma Estado: lo estático, por la energía dinámica de la forma Ayllu que, inconscientemente, se filtra a través de los abogados indígenas del MAS.
El Estado Plurinacional está implementando, simultáneamente, dos movimientos que se repelen mutuamente: la Ley Marcelo Quiroga Santa Cruz que ha encendido el ventilador: lo centrífugo; en poco tiempo, nadie, con dos dedos de frente, querrá ser funcionario público. Centrípetamente: las nuevas leyes congelan un modelo chipado, de tipo positivo, que inmovilizará en peor todo el aparato administrativo. He aquí la receta para implosionar algo sin que nadie se de cuenta.
El modo de empleo, es la extirpación quirúrgica de todo cuanto huela a idolatría en el totum revolutum de la Constitución. Para esta operación, liberales y socialistas: monoteístas se unen por ensalmo (: el trío de los Carlos, loado por el PNUD). La técnica es minimizar y volver inocuo el sistema jurídico indígena, a la par que se lo loa y sahuma. Véase la Ley de deslinde jurisdiccional. Es modélica al respecto. Este raleo sistemático de lo indígena, ya lo han sentido, empero, el CONAMAQ y la CIDOB pero he aquí que siguen presos, afectivamente, del Jiwasa, que les ha suscitado el jilata Evo, pero que los está llevando por la vía de la jiwaña.
La forma adjetiva
La forma adjetiva de occidentalizar el Proceso de Cambio consiste en encubrir discursivamente el Pachakuti con la retórica de la Revolución. Ahora bien, la última revolución en Occidente ha sido la Revolución cubana. Este “ya es otro tiempo”, como dicen los indígenas. Ya no estamos en la modernidad. After Castro, sólo puede haber inercia.
Pero he aquí que, en la cuenta corta, no hay que despreciar las fuerzas de la inercia, especialmente si no hay una contra-inercia; como en nuestro caso. La ley de la gravedad ya ha producido, en efecto, un cadáver: las Autonomías: creación artificial de las elites, internas y externas, para enfrentar y minimizar el huaico indígena. Entre tanto, los abogados del MAS la chiparon, lo que se pudo, para hacerla inocua. ¡Son mucha cosa nuestros tinterillos! Claro, como en otras ocasiones, habrá mamás-chimpancé que seguirán agarrando a su cría muerta, queriendo creer que sigue viva. El amor maternal es insondable.
He aquí que una revolución, por diseño, es centralista y vertical. No hay revolución plurinacional, autonómica y descentralizada. Ello es un anacolutum absoluto. Una revolución es la entronización de Phallus: del Uno. Por eso es que las autonomías son ya un aborto, por angas o por mangas.
En primer lugar, por carecer del así llamado Factor subjetivo: la elite emergente es claramente presidencialista, centralista, vertical y autoritaria; estas atribuciones van siempre en combo y son de diseño. El programa Bolivia avanza, Evo cumple ha anestesiado, eficiente y eficazmente, todo pujo descentralizador e institucionalista.
En segundo lugar, porque tampoco existe Factor objetivo: con la subida a la Presidencia de Evo Morales, la Indianidad da un viraje centralista y quiere ver en él la figura del Inca: del gran Donador: reciprocidad ternaria centralizada; lo que, efectivamente, se implementa con los Bonos y Cheques en mano. Este factor objetivo se puede entender de dos maneras, desde las masas, como ya vimos, pero también desde las elites: los gobernadores. Estos tampoco quieren protagonizar; se comportan como delegados presidenciales pasados por el hervor del voto. Los del MAS por serviles; los de la Media Luna porque, lo de las Autonomías, fue sólo un pretexto para oponerse a la Indianidad y apropiarse de la tierra y de los recursos naturales. Nunca han creído en ella. Este ha sido sólo un sueño abstracto de tecnócratas plagiarios.
En tercer lugar, las autonomías también carecen de base material: ningún nivel autonómico tiene la capacidad fiscal de autofinanciar su destino. Autonomías rentistas (que es lo que desean todos) es otro gran anacolutum, amen de supina ingenuidad. Eso no funciona, sobre todo si un centralista agarra el grifo.
Pero, caramba, ¿por qué un centralista debería implementar una descentralización de su poder, máxime si los factores reales de poder no lo quieren? Por si ello no fuera suficiente, he aquí que la Indianidad (para sorpresa de ilusos) no quiere cambios progresistas, en sentido occidental; quiere saborear, sencillamente y, a saber, por mita, del poder q´ara, ahora en sus manos. O sea que ésta es una curiosa revolución sin élan revolucionario. Una revolución conservadora. Una vuelta de tornillo a más de lo mismo, que sabemos no funciona. Pero, ¿quién ha dicho que un animista quiere ir a lado alguno? Perseguir metas es ilusión de monoteístas.
La Indianidad marginada, quiere disfrutar de estar en el centro; subordinada, quiere saborear el Uno; arrodillada y raleada, quiere gozar del rodillo parlamentario; embaucada, quiere satuquear ahora. Aunque sea vicariamente. En esas estamos. La sociedad se está devolviendo cortesías. Los t´aras están dando a los q´aras de su propia medicina. ¿No se puede ver este momento como un instante de justicia poética? El equilibrio implica oscilación. A una de cal: gobernador, otra de arena: delegado presidencial. ¿No cachamos la vaina? Estamos, todavía, en el dominio del Uno.

Es preferible equivocarse con el MAS que acertar con la Oposición

Obviamente, este título es una provocación para pensar revulsivamente. Tenemos, en efecto, que limpiar nuestro colon político. Voy a utilizar el método de polaridad contradictoria que hace masa crítica en la polaridad que más nos conviene, en el corto y mediano plazo, como una comunidad política marginal, pequeña pero –espero– inteligente y digna, en un momento de guaidotización geoestratégica de las relaciones internacionales. Por tanto, pues, de gran vulnerabilidad. Estamos entrando al invierno del sistema democrático occidental. El caos se ha desatado.

No se vive y se observa, todos los días y al mismo tiempo, un fin de civilización y un fin de era: la modernidad: el tiempo-espacio de los Estados nacionales de Derecho positivo, racionales, democráticos, previsibles. El Principio de identidad y No contradicción, que sirve para amainar la incertidumbre, ha durado, con sus más y sus menos, de Aristóteles a Trump, unos dos mil quinientos años. No está mal. Pero esa, ahora, ya es historia pasada. Hemos ingresado al purgatorio de la post verdad y las fake news que evidencian la decadencia del Monoteísmo, basado en las nociones de verdad y objetividad. Dios existía, aunque la gente no fuera a misa, ni creyera en él. Esto tiene consecuencias en los fundamentos que ordenan nuestro comportamiento político-teológico. El Poder, en Occidente, es sagrado y profano, al mismo tiempo. Esa es la pendejada.

El Gobierno y la Oposición, pues, no debieran esgrimir argumentos políticos, entendidos como dogmas teológicos, que pertenecieron al comienzo de ese periodo dorado de la historia de la humanidad. Lo que vemos, todas las noches, en los noticieros, nos lo están haciendo añorar. Tampoco vale la pena, llorar por la leche derramada. Pero, ahora, en este momento de peligro, es pertinente para no perdernos en detalles adjetivos. Algo que fascina a los bolivianos.

El punto importante es que los Estados nacionales han sido desaparecidos, de facto: no de iure, por sus propias Corporaciones Transnacionales que, a su vez, pertenecen, en realidad, a la gran Banca de Wall Street. Información estratégica que agradecemos a la Crisis financiera de 2008. De otro modo, por lo menos yo, no me hubiera enterado. Toda gran Crisis rasga, en verdad, un poco el Velo de Isis que oculta el secreto desde donde, de facto, se gobierna el gran Teatro del Mundo. La farsa del guiñol político es necesaria para que funcione la Granja humana del patriarcado. Pocos, en efecto, pueden contemplar la Anitya, la impermanencia de la realidad y no marearse.

La otra modalidad de lo Político: su Función Onda, por así decir, es la Forma Ayllu. Pero, eso, ahora, es otra historia. Es nuestro As bajo la manga. Le llegará su tiempo, cuando el MAS se haya fagocitado a sí mismo, como ya ocurriera, en su tiempo, con el MNR. Nada nuevo. Sigamos los Patrones, Pattern, los tractos neurales de nuestro sistema político y nos equivocaremos menos.

La plata, el estaño y el litio, además de la biodiversidad, son los dones con los que hemos sido agraciados. Con la biodiversidad: deforestación, expansión de la frontera agrícola, soya, transgénicos, etanol… el MAS está cometiendo un error de previsibles consecuencias. En veinte años más, esa biodiversidad sacrificada en el altar de los agroindustriales, se semejará a los parajes baldíos que dejaron los Menonitas, en Santa Cruz. La plata dejó una ciudad decadente, paralizada en el tiempo y se fue a Londres y Amsterdam, pasando por las alforjas perforadas de Felipe segundo, el Bien mamado. El estaño enriqueció a tres barones y dejó socavones vacíos. Llallagua ni se compara con Potosí. Avergüéncenos el tamaño de la esquilmación que dejamos suceder. No debe repetirse esta historia con el litio. Tenemos que haber aprendido esa lección. Si no lo hacemos, sería señal de que no pertenecemos a la familia del Homo sapiens. Ya está bien de lamentarse, por dejarse robar. Ya está bien de ser pobres, en un país rico. Ya está de buen tamaño seguir votando por ladrones y cipayos.

Pues bien, gran parte de la Oposición pertenece a la estirpe de los diligencieros de la Patiño Mines. Son vende patrias por diseño. No sienten por Bolivia. Son como guaidó: el kleenex de Trump. De momento, son pura virtualidad. Si ganaran las elecciones (es un decir) pasarían de la potencia al acto y se sumarían, corriendo, al Grupo de Lima y condecorarían a Almagro. Acto seguido, licitarían el Litio “llave en mano”…

Sarcasmo aparte. Todas las oposiciones tercermundistas están plagadas de guaidós. Todos ellos, cuando estuvieron en función de gobierno, permitieron la ocupación militar de sus países: Planes Cóndor, Colombia, Desarrollo Alternativo…; otorgaron inmunidad jurídica a los soldados de ocupación; facilitaron a la DEA su trabajo y mordieron su poquito; recibieron basura atómica, de ocultitas; tuvieron al jefe del FMI como asesor económico, despachando en Palacio; privatizaron las empresas públicas; otorgaron la parte del león a las transnacionales y se quedaron con migajas, para el país; invitaron a los stakeholders de la cooperación internacional a decidir las políticas sociales desde la Vicepresidencia; aceptaron que la CIA les llevase la oficina de comunicación en el mero Palacio Quemado; pidieron permiso a la Embajada sobre el nombramientos de ministros y embajadores; sacaron oro y divisas fuera del país… esas golondrinas no volverán. Por cierto, en Google se dice que el Banco Central de Bolivia pertenece a la familia Rothschild. Pediría que el Ministro de Economía o, mejor, el Presidente del Banco Central, nos informasen al respecto y si hay que desmentirlo, lo hagan públicamente, con bombos y platillos. ¡Faltaba más!

Este, el de los cipayos, es el problema más importante a reflexionar en países, como el nuestro, compuesto por occidentales y no occidentales. Nos concierne a todos, en realidad, pero, en especial, a los que somos judeo-católicos, cristianos, occidentales, urbanos, de clase media, racistas y soñamos, antes con Paris y ahora con Miami. Yo soñé estudiar en Alemania. Por razones familiares, de programación cultural y neurolingüística, consonamos con gringos y europeos. Somos una suerte de euroamericanos periféricos y anónimos. Nuestro imaginario está allá y nuestros pies, aquí. Tenemos que pensar esa esquizofrenia, por las consecuencias políticas que conlleva. Podemos y debemos ser fieles a nuestras raíces monoteístas y animistas. Tanto lo uno como lo otro, pero sabiendo que somos mirados como sudacas y, por tanto, el Sur es nuestro Sitz im Leben.

Ya sé, además, que los cholos y zambos nos producen urticaria, porque no son previsibles y tampoco se cuadran al navajas del barrio. La ley de Moisés (la ley a secas) se les quedó en los labios y en los ademanes; no les llegó al lóbulo cerebral izquierdo. La Ley, con ellos, no funciona en piloto automático. La Reforma Agraria no previó, para sus hijos, el san calixto, ni la legión de maría, ni lovainas, para suavizarlos y sofisticarlos; les ofreció el cuartel y el sindicato. ¡Qué esperamos, entonces! ¿Milagros?

En vez de ponernos la mano al pecho, vamos con facilidad al vituperio, que ahorra pensar: populistas, autoritarios, sindicaleros, extractivistas, ignorantes, choleros, contradictorios, cuartelarios, corruptos, chapuceros, tienen un mal gusto faraónico, aplican el rodillo parlamentario, están ligados al narcotráfico, amañan las leyes, se quieren perpetuar en el poder. A algunos les jode en la ingle que se desplacen en helicóptero … ¡Ay!, amigos, nos están devolviendo cortesías, una por una. ¿Acaso sólo para los católicos es “el maravilloso instrumento del poder”? ¿Acaso prefieren los modos de Saloth Sar?

El Poder, en el monoteísmo patriarcal, es piramidal, sacrificial, sodomítico y corrupto por diseño. Esto no lo quiere entender nadie, me parece. Y es clave para no seguir autoengañándonos. Se produce bajo trauma psíquico: el sacrifico de Isaac, precisamente, y se ejerce controlando, mental y emocionalmente, a las poblaciones, desde la sombra de los servicios de inteligencia. Remito a mi libro Abraham/Sarah. Regreso a las semillas del Monoteísmo patriarcal con contrapunto animista, Amazon, donde profundizo en el diseño del poder político en Occidente. La otra cara del poder político es la “Forma Ayllu”, pero esa, ahora, es otra historia. Si les interesara profundizar sugiero, sin embrago, mis libros: Mirar con los dos ojos y Pasos hacia una Biosofía del Vivir Bien.

Ahora bien, sí, encima, los cholos lo están haciendo mejor que nunca, en quinientos años, y eso lo avalan y confirman todos: el Banco Mundial, el FMI, la CEPAL, la Unión Europea, Rusia, China, la India…todas las investigaciones y estudios académicos, de Harvard a la London School of Economics y, por supuesto, los inversionistas que no son precisamente unos sentimentales, a la hora de colocar su dinero, entonces se puede entender la rabieta y la impotencia de la Oposición urbana y cristiana.

No idealizo, ni ideologizo el Proceso de Cambio. Me atengo, al pie de la letra, a la descripción que me hiciera de él, un amigo aymara, de los tiempos recios con Genaro Flores, a la sazón Senador del MAS. A mi pregunta de cómo le estaba yendo, me respondió así: “Hermanito, me he bajado nomás a vivir a Obrajes; mi hijita está estudiando en la Católica; he conocido los Viernes de Soltero y chupo con huisqui etiqueta azul y, lo mejor de todo: ahora culeo con licenciadas”. Tal cual y ni más ni menos. Bien sé que este retablo político contiene tela marinera. Da para varios libros.

Las áreas rurales de Bolivia están irreconocibles. Claro, ese proceso, lento, empezó en los Noventa con el FSE y el FIS; siguió con la Participación Popular y los recursos de coparticipación del proceso de municipalización pero, ahora, eso, con el Evo Cumple, ha cuajado en una elevación, sin parangón, de la calidad de vida en el campo. Todavía prevalecen el cemento y los ladrillos, cierto; la calidad, educativa, sanitaria y gerencial, dejan todavía que desear. Pero, caramba, qué cambio. Yo conozco la Bolivia rural, palmo a palmo, desde los Noventa: desde el FIS y la Participación Popular, justamente.

Si, ahora, con los recursos de la “nacionalización” de los hidrocarburos, estamos marcando la diferencia redistributiva en el Tercer Mundo, imaginen lo que podríamos llegar a ser, sólo manejando bien el litio: produciendo tecnología de punta para la cuarta ola de la revolución industrial, basada en la inteligencia artificial. El siglo XXI no es pensable sin el litio, como el siglo XX sin el petróleo. Tenemos que ser conscientes, como país, del As que tenemos en las manos. Sin estabilidad política y social, de por lo menos mediano plazo, no hay milagros económicos; sino pregúntenselo a Adenauer, Kohl… Merkel. A nuestros socios, por cierto, bien podríamos negociarles un 75 / 25 por ciento, a nuestro favor. Como en el juego del Dominó, van a tener que escupir ficha. Les seguirá conviniendo, como a Repsol y a las otras petroleras, después de la “nacionalización” y eso que el petróleo estaba ya a la baja desde 1970, Pico de Hubbert, en tanto que el Litio no ha hecho sino empezar su alza.

Decíamos que estamos viviendo un fin de civilización. Los Estados nacionales que emergen de la Paz de Westfalia se desmoronan. Ley de entropía: también son masa, energía e información. La noción de Estado de Derecho se desvanece ante nuestra mirada y, con ello, la democracia, la soberanía y los valores de la modernidad. La ONU también desapareció del escenario político global; no digamos la Corte Internacional de Justicia: no hace justicia, defiende los Estados nacidos del robo y el pillaje. La OEA, como nunca, es El ministerio de colonias. Los Gigantes Tecnológicos, detrás de sus gobiernos, han empezado a repartirse los recursos naturales del Sur: el agua, la fertilidad de los suelos, los bosques: la biodiversidad terrestre y oceánica; el oro, estaño, el litio… El Sur (americano y africano) es visto como su Patio trasero. La ley de los más fuertes se está volviendo a imponer. En eso consiste la barbarie, justamente. Contra eso, ni más ni menos, Vitoria, Gomes Pereira, Las Casas, Vives, Bodino, Spinoza, Montaigne… pusieron las bases filosóficas y jurídicas del Estado de Derecho de la edad moderna. Los Marranos queríamos desaparecer en la abstracción del Ciudadano. Y desaparecimos. Así, pues, otra vez, como David, debemos afilar la puntería. Estamos obligados a ser inteligentes, pragmáticos e, incluso, astutos, para vencer a Goliat. Para eso sirven los mitos: para darnos coraje.

Venezuela es el espejo en el que hemos de mirarnos, ex ante, para curarnos en salud. En Venezuela (y, antes, en Libia, Irak, Siria…) ya se están librando guerras de cuarta y quinta generación. Libreto: paso uno: satanizar al jefe del Estado y al sistema político: Eje del Mal; dos: crear desabastecimiento y desesperación; el miedo nos vuelve vulnerables y fácilmente manipulables; tres: perpetrar terrorismo de Estado a las infraestructuras económicas y de servicios del botín codiciado, ante el sorprendente mutis de las democracias antiterroristas europeas. ¿Sigue existiendo la ONU? ¿A quién sirve?; cuatro: capujarles las divisas y el oro depositados en el exterior; embargo comercial; prohibición a sus aliados de comerciar con “el gamberro de turno”; cinco: prestidigitar una Oposición títere, mediante revoluciones de color; seis: inventarse Banderas falsas para tratar de invadir los países con la Crisis humanitaria (producida por ellos mimos) como pretexto; siete: desconocer políticamente, con apoyo de los cipayos vecinos, la legalidad vigente: Grupo de Lima.

Hay que aprender, pues, como país, a no dejarse acojonar y a no corretear como gallinas cluecas; ni a hacerse al gallito parador. Perfil bajo y mirar hacia adentro. El universo está viviendo una contracción, una diástole: un Tzimtzum. Es tiempo de recogimiento, también políticamente.

Amigos: todo esto se va a jugar en las próximas elecciones. Pensémoslo bien, teniendo en mente a nuestros nietos: se merecen la bonanza que ya late. Me compro, a ojo cerrado, el combo político de la Oposición. No les discuto ningún detallito. Seguro que son todos ciertos, pero entiendan que están jugando a la política (cuando está crujiendo el mundo) en el perímetro de un metro cuadrado y un centímetro de espesor; con argumentos que, si empiezan a pensarlos, se van a dar cuenta que dan vergüenza, intelectualmente hablando. Lo suyo, ahora, es anecdótico y están dando golpes de ciego. Ubíquense: Bolivia, demográficamente, es un país indígena y la salida política es la Diarquía consociacional, no un Estado Plurinacional y menos aún una República.

Hablar sobre el Covid, desde la inteligencia racional

Empecemos por el Estado de Situación. En cinco mil quinientos años de civilización urbana, desde Uruk en Sumer, esta Pandemia Sanitaria, del Covid 19, significa la segunda vez que la Humanidad entera se paraliza. La primera fue el Diluvio Universal, que registran todas las tradiciones míticas, tanto monoteístas: el mito de Noé, como animistas: los mitos de los dos Soles y la lluvia de Fuego, en los Andes, por ejemplo. En tiempos históricos, esta Cuarentena global significa la primera vez que la humanidad entera es frenada, drásticamente, en medio de un incremento de la frecuencia e intensidad de incendios, inundaciones, terremotos, movimiento de placas tectónicas, pandemias, crisis sociales, políticas y económicas que acaecen simultáneamente. No es exagerado hablar de que estamos experimentando el comienzo de un Colapso de la civilización, en medio mismo de la así llamada Sexta Extinción que sufre el planeta Tierra.

A nivel nacional es obvio, esta vez no solo para los estudiosos y especialistas, que la Forma Estado Nación está en pleno colapso: administrativo, técnico, moral. Para todo el mundo es evidente, por ejemplo, que los servicios de salud y educación no funcionan, simplemente. En este momento caótico, glocalmente hablando, las iniciativas de regeneración de las sociedades ya no pueden provenir del Estado, sola y principalmente, y de sus instituciones, que están siendo demolidas controladamente, sino de la misma sociedad: sector privado, comunitario, familiar e individual. Así ha sido desde que tenemos noticias históricas. Por ejemplo, después de la caída del Imperio Romano, la retícula comunitaria, animada por el naciente cristianismo, va poner las bases de la futura Europa. Después de la desaparición del Imperio Tiwanaku, la sociedad se volverá a organizar, desde la pareja humana, dando lugar a un sistema político holoárquico de factura diárquica que florecerá en el Imperio Inca y, así, sucesivamente. Podemos, pues, reconocer un patrón post crisis que se reproduce, cíclicamente, por lo menos, en el hemisferio occidental.

Por tanto, este contexto de crisis sistémica puede significar una gran oportunidad para construir nuevas y mejores formas de colaboración; pero, he aquí, que ello implica aprender nuevos marcos de pensamiento, nuevas competencias y habilidades, orientados a enriquecer nuestra capacidad para hablar y pensar juntos y, con ello, acceder a la inteligencia y sabiduría colectiva que necesitamos para crear caminos comunes e innovadores hacia el futuro.

He sido educado en el positivismo científico. Me cuesta hacer proposiciones sin que pueda, al mismo tiempo, ofrecer referencias, evidencias empíricas y datos. Pero también me doy cuenta que este supuesto de mi programación neurolingüística, se puede convertir en una trampa que me deja, voluntariamente, atado de pies y manos, mientras los Pendejos hacen de las suyas a plena luz del día. Así, pues, si la Razón muestra sus limitaciones, es señal de que hay que activar la Intuición para saber a qué atenerse. También soy consciente de sus limitaciones intelectivas por parte de los demás. La idea es que muchísimos juegos de intuición compartidos, enriquezcan el consciente/inconsciente colectivo y, como humanidad, podamos reaccionar como un solo organismo, tal como una bandada de golondrinas en los cielos o un cardumen de peces en los mares.

Primera idea. Recordemos que, salvo en la geometría euclidiana, nada es lineal en la vida humana y que todo parece obedecer a una geometría variable y que por mucha tecnología que pongamos, lo que hagamos se nos escapará siempre de las manos. Ahora se nos ha escapado la Economía por su línea de fuga especulativo-financiera. Me temo que ya es tarde para poner otro parche más; el último plazo fue 2008.

La segunda idea, a tener en cuenta, es lo que enseña el apotegma de la Mano invisible: hacemos el bien que no pretendemos y provocamos el mal que no queremos, como ya lo formulara Pablo de Tarso en su carta a los Romanos, 7:19-25. Vale la pena recordarla entera: “Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. (…). Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado”.

Dos ejemplos conocidos son: la Mano invisible smithiana: promuevo el egoísmo y cosecho altruismo y la Mano invisible marxiana: siembro una sociedad comunista y cosecho una sociedad capitalista. A estos dos ejemplos, habría que añadirle una tercera mano en plena gestación: la Mano invisible covidiana: implemento una Demolición controlada del viejo Orden monoteísta-patriarcal y provoco una regeneración matríztico-animista de unas nuevas bodas con la Tierra.

Tercera idea: las operaciones encubiertas de bandera falsa. El nombre se deriva de la táctica militar de izar la bandera de un país diferente al propio, para engañar al enemigo. Explicitemos. Los banqueros son los que, en realidad, están detrás de esta Cuarentena, que han encargado montar a sus fuerzas de seguridad e inteligencia, para que (mientras la humanidad está recluida en sus casas: no quieren gente en las calles) puedan arreglar el entuerto, con alevosía y nocturnidad.

La cuarta idea es que el mundo acaece en diferentes velocidades, diversos niveles, combina múltiples agendas, propósitos contradictorios y, todo, simultáneamente. Es decir, se puede llevar a cabo una guerra económica entre países, construir una pandemia, cerrar bancos largo tiempo ya quebrados, repartirse los recursos naturales del mundo, afianzarse en el poder con tan oportuno pretexto, desplomar mercados, ajustar cuentas, implementar una campaña electoral utilizando todos los insumos anteriores, ralentizar al adversario político, desmontar una sociedad industrial, hacer desaparecer a las clases medias, mermar poblaciones enteras, cerrar el ciclo monetario financiero abierto por los acuerdos de Bretton Woods… pero también se están agitando las energías opuestas: este golpe de fuerza: todo se acalla, puede dar el empujoncito, que faltaba, para que las ganas de despertar a una nueva conciencia de la humanidad, tenga la calma necesaria para formar la masa crítica necesaria para poder nacer y dar un salto cuántico. Solo un cambio de consciencia nos puede hacer trascender a una nueva realidad. La gente, ahora, tiene tiempo de más, para empezar a saborear y valorar la interioridad, las relaciones, los afectos, la simplicidad de la vida, volver a cocinar en casa y a disfrutar de una mesa de mantel largo, a conversar con los hijos y la pareja, a contar historias, a jugar cartas, a cantar desde la ventana …también pueden estallar las relaciones domésticas si es que estaban apuntaladas con alfileres.

Dos salidas son posibles: o empiezan a limpiar el planeta de 7,500 millones de personas, para que la distopía transhumanista pueda operar con mil millones de personas y el Capitalismo se siga reciclando; o comienza una eutopía en el que masa y energía, onda y partícula, nahual y tonal, bosón y fermión, yin y yang… diseñan y empiezan a vivir la gestión participativa de la Casa común planetaria. Tampoco, en este punto, estamos en punto cero: tenemos la Hoja de ruta de la Laudato Si´.

El error que hemos cometido, hasta ahora, es encarar las soluciones desde el Principio de No contradicción. En el juego corto de una sola Polaridad, eso se traduce en la dicotomía excluyente: capitalismo o comunismo. Este es un falso planteamiento; por eso no pasa nada. En el juego grande de la complementariedad de las dos Polaridades Bosón Fermión, tanto el monoteísmo como el animismo, tanto el capitalismo como la reciprocidad… se complementan mutuamente, dosificándose, empero, los ingredientes de tal suerte que, ahora, toca enfatizar las energías bosónicas para equilibrar la biosfera.

Así, pues, desde el Principio Contradictorio y no desde el Principio de Identidad (para no seguir equivocándonos) y con solo estas cuatro ideas simples: Nada es lineal, Mano invisible, Bandera falsa y Multidimensionalidad, analicemos el Retiro que estamos viviendo, como la piedra de toque para testear si la sugerencia de mi Tractatus oecologico-politicus, Amazon, 2019, es una propuesta posible, sensata y realista, cuya Hora ha llegado.

Voy a ser simple adrede, para poder ver lo esencial.

El Covid-19 es una gripe común mutada que, obviamente, por retoalimentación negativa, se puede escapar de las manos. Precaución obliga. Sin embargo, las defunciones que ha provocado hasta ahora son muy inferiores a los que causó el año pasado. Estadísticamente, entonces, no debiera llamar la atención, sin embargo, nos tiene confinados a todos. Esta sobreactuación desproporcionada es lo que da que pensar. Hay gato encerrado, como dice el refrán.

En lo que atañe al diseño: éste ya sido desarrollado y probado en el mundo de la computación: los conocidos y familiares virus informáticos y sus correspondientes vacunas. Es, pues, un producto de laboratorio, un arma biológica y la posibilidad de un gran negocio. Este momento es también la oportunidad para que las grandes transnacionales del sector tecnológico, visibilicen su poder político real tras bambalinas. Es conocido el caso de Bill Gates, famoso también por sus ideas eugenésicas. Hoy, desde su Fundación, está pontificando como el verdadero Jefe de Gobierno del mundo. Y no digamos Elon Musk que, además del Litio boliviano, quiere llegar a Marte.

En lo que atañe al contexto político global: se está librando una guerra por la supremacía tecnológica entre Estados Unidos y China acerca de quien lidera la transición hacia el Transhumanismo de la Inteligencia artificial. El bichito estalla en Wuhan y los chinos vuelven a mostrar su supremacía tecnológica, política y social. Ya no quedan dudas al respecto.

En lo que atañe al Virus, éste ya ha sido propalado. Ahora hay que esperar la Vacuna que nos va a curar a todos. El negocio de las farmacéuticas ya ha empezado.

El Estado de alerta, alarma, de sitio… en un abrir y cerrar los ojos, ha desmontado, de facto, el Estado de Derecho de la Democracia liberal, ensayado masivamente desde el 11S. De soslayo, observamos que la Democracia popular confuciana china es más eficiente…

Se ha generado una paralización de la economía mundial, con la ralentización de la producción industrial, el desplome de los mercados, el cierre de las fronteras, la caída de las bolsas de valores, el desempleo generalizado que va entrando con vaselinita, la baja del precio del petróleo y con países enteros puestos en cuarentena. Desde, no sabemos dónde, un sistema económico que precisa de expansión y crecimientos infinitos (mal diseño) es frenado drásticamente, a nivel global, con un simple chasquido de dedos.

El mensaje, más fuerte y obvio, es que produce la muerte de los más vulnerables. Los tecnócratas ya llevan décadas hablando de la superpoblación mundial y de que habría que bajarla drásticamente. La pregunta era cómo. Ahora están empezando a ensayar una respuesta: inocular a todos con una Inyección obligatoria, que solo dios sabe qué contendrá. Con una humanidad, intimidada y acorralada, es más fácil llevarla a cabo. Claro, siempre habrá salvajes, que comen chuño y quinua, que se rehusarán y outsiders que no se dejarán intimidar. U otros que, a sabiendas de todo ello, se vacunarán para sostener un entorno doméstico amable y sin estridencias. Valoran el hoy más que el mañana. Nunca, en efecto, la oportunidad de un subidón de Conciencia ha estado tan a la mano: todo el mundo con tiempo de sobra para meditar, ver claro y reubicarse.

Ahí la pararemos. Solo eso, ya da para pensar. Jalemos la pita a cuatro señales fuertes:

  • Retiro obligatorio: se anuncia un Estado global autoritario
  • Todos fuera de la fábrica y la oficina: se esboza un desmantelamiento de la sociedad industrial
  • Sin salariado: irán desapareciendo las clases medias urbanas
  • Reseteo monetario: dios habrá desparecido en una planilla digital

Jalemos, ahora, el caito latente a estas cuatro señales fuertes:

  • No necesitamos Estado para vivir bien. Puesto que ya está, empero, la mejor manera de neutralizarlo es relativizarlo con otras formas de gobierno. He sugerido otras tres: para el gobierno de sí mismo, de la casa y de la naturaleza.
  • Precisamos reinventar un sistema productivo que no necesita de crecimiento infinito para ser sostenible. Debe explorarse la permacultura, los manejos agro-silvo-pastoriles, las artesanías, las artes y todo modelo productivo que pueda detenerse, cuando ya no sea necesario y pueda reactivarse, cuando lo vuela ser. Un primer paso puede ser cultivar su propio huerto.
  • Tenemos que activar, al mismo tiempo, la chrematistiké y la oikonomiké: el capitalismo y la reciprocidad; así mismo, generalizar las Monedas complementarias locales y regionales. De este modo la noción de clases medias se habrá universalizado. Todos tendremos lo necesario y suficiente para poder cultivar la colaboración, la hospitalidad, la comensalidad, la amistad.
  • Habrá que cerrar el Banco Central y cambiar su modelo piramidal que, a través de las Tasas de Interés, drena la riqueza social hacia su cúspide, por un modelo reticular multinivel, manual o digital, según la escala.

Estamos, pues, como humanidad ante una encrucijada: o vamos hacia una civilización trans humanista modulada por la Inteligencia artificial, la automatización y la robotización, que torna superflua a la mayoría de la población: hay que deshacerse de ella ex ante, o vamos hacia una civilización ecológica y convivial, sobre las infraestructuras hasta ahora logradas por el progreso y el desarrollo industrial y tecnológico, en la que la humanidad monoteísta vuelve a restaurar las conexiones animistas básicas: con el Ain Sof y con la Madre Tierra, que el patriarcado cortó de cuajo con dos tecnologías básicas: la escritura (que hace desparecer a las Diosas Madres e instaura la Abstracción esencialista) y con la tecnología de vivir en ciudades. Tenemos que drenar las ciudades hacia el campo y ocupar el espacio más sensatamente. Las Luces de la ciudad ya pueden llegar a todos los rincones del planeta. Hay que diseñar una Ruralidad 2.0 que ya no subsidia, por diseño, a las ciudades y enfatiza lo cualitativo por encima de lo cuantitativo, la homeostasis sobre el crecimiento, las relaciones sobre el dinero.

Por razones de software cultural, no puedo no pensar en que la palabra clave: Corona, alude a Kéter, כתר, y que el agente principal, el Covid 19, apunta hacia las Plagas de Egipto y que para arribar a la Tierra prometida, que anuncia toda esta Demolición controlada en curso, es preciso pasar cuarenta años por el Desierto y que esta generación extrañará las cebollas de Egipto y no cruzará el Jordán.

A buen entendedor, pocas palabras.

Breve pachakuti dentro del Pachakuti

¿Por qué se desplomó tan fácilmente el régimen evista? Una conjetura
Me sorprendió sobre manera que el anuncio, de la renuncia de Evo Morales, produjera un sentimiento y una atmósfera de descomprensión socio-emocional tan generalizada, en el país. En el entorno masista percibí como una suerte de Respiro. Se notaba que el compañero Evo era un tirano doméstico. Me recordó a Gilgamesh, el semidios sumerio que tenía acojonada a la ciudad de Uruk . En el contorno de la Oposición, se notó una alegría desenfrenada que revelaba que lo habían pasado muy mal durante su gobierno y que ya no aguataban más.
Yo, desde el comienzo, 2006, he acompañado, intelectualmente, este Proceso con empatía y distancia. En el 2000, había formulado el principio filosófico del Vivir Bien y observaba que este Gobierno lo había introducido en la nueva Constitución. Eso hubiera ameritado que estuviera en él, pero no fue así. Una década antes, yo había sido el Subsecretario de Desarrollo Rural, del gobierno de Sánchez de Lozada, que había implementado, en las áreas rurales, la municipalización del país como desarrollo rural . Estaba, pues, en la Lista negra de Quintana, de los que no debían entrar al gobierno por ningún motivo: la alta tecnocracia oenegeista y neoliberal, según me susurró, confidencialmente, Rosa María Balcázar.
A la sazón, mi círculo de conversaciones estaba compuesto por Filemón Escobar y Yosi Mirtenbaum; el primer masista cruceño, cuando serlo, era realmente peligroso y, en su caso, por razones de clase y etnia, escandaloso. Su ligazón con Morales se debía al interés por la Coca. Filemón había construido el MAS, en el Chapare, a partir del significado simbólico de la Hoja de Coca, para los andinos y Yosi era un experto en el tema de las drogas a nivel global y asesor político de Evo en esta materia, cuando éste era Diputado. Yo había abierto, en HISBOL, una línea editorial sobre la Coca (Mama Coca de Henman, Wachu Wachu de Speding,,,) Todos estábamos por su legalización.
El primer tema que nos hacía ruido, a partir del 2006, era el talante hostigador, confrontacional con el enemigo de clase, del que hacía gala la elite gobernante. Filemón nos explicaba que, dada la sui generis ocupación militar americana del Chapare, los dirigentes cocaleros sufrieron, en sus cuerpos y en sus familias, la represión del ejército americano de ocupación. Asombra cómo los bolivianos no hemos sido conscientes de que éramos, de facto, un país ocupado militarmente, ¿Tan lejos está el Chapare? ¿Qué informa la prensa? Este silencio debiera avergonzar al periodismo boliviano. Un pecado que nos confesó Filemón, con cara de arrepentido, fue el arte de tijchar dirigentes, antes de que se conviertiesen en amenazas reales al liderazgo de Evo, que estaba construyendo en el Chapare. Lo miramos feo. ¡Oye, carajo! ¿Acaso soy cojudo? ¡¡Cheee!!
Ello, en cambio, en el Trópico cochabambino, provocó una actitud contestaría recíproca: enfrentarlos militarmente, mediante la guerra de guerrillas. Esta idea no fructificó, afortunadamente, pero las ganas de sentarles la mano a los gringos, no desapareció. Ya en función de gobierno, el haber echado al Embajador de Estados Unidos, es un débil, pero significativo eco de esa bronca, única en el mundo. Ningún país se ha atrevido a ello. Evo y, sobre todo mujeres como Leonilda Zurita y Margarita Durán, fueron las que animaron esas ganas de enfrentarse cuerpo a cuerpo con los gringos y sacarles la enjundia. Ya en función de gobierno, la experiencia del ex militar Juan Ramón Quintana, sociólogo, entrenado en la Escuela de las Américas, añadió información de primera mano sobre la política americana para el control de la región y su rol en el tráfico de drogas, su habilidad para fabricar enemigos bajo el rótulo del terrorismo o la lucha contra las drogas, para justificar, luego, su intervención militar más descarada y, en fin, los golpes de Estado en la región, con apoyo político de la OEA, cuya mecánica operativa dominan, tan asombrosamente. Los políticos, mientras tanto, ni se percatan, entretenidos como están en sus champaguerras.
A esto hay que añadir, la idea leninista de lucha de clases, la noción gramsciana de hegemonía y la concomitante de odio de clases, de la izquierda urbana, de origen católico, liderada en Bolivia por los hermanos García Linera. Como aggiornamento de todo ello: la lectura del Arte de la Guerra de Sun Tzu, que daba un toque intelectual y la referencia a los jacobinos de la Revolución francesa, que les daba un toque revolucionario, ante su propia vanidad. De Maquiavelo, solo aprendieron aquello de que es preferible ser temido a ser amado. Lo implementaron a pie juntilla.
¿Cómo ejecutaron este coctel en el gobierno del país? Fueron selectivos, me parece. Lo aplicaron, en primer lugar, a sus pares: la clase media intelectual. Una primera cosa fue acorralar a las ONG, la fuente laboral de la mayoría de sus oponentes; estas instituciones se fueron cerrando, poco a poco, por diversas razones; la última: Bolivia ha pasado a ser País de Renta Media. Ya no aplica, pues, a los programas de cooperación no reembolsable. De todos modos, los argumentos contra las ONG son conocidos: demasiado a la izquierda, demasiado indígenista, demasiado ecologista. El MAS sabía de la eficacia de estas minorías contundentes: los ayudaron a llegar al poder. Esta ola sembró mucha zozobra e incertidumbre en este segmento importante de población, con una alta tasa de conciencia de ciudadanía. Son nuestra “sociedad civil”. Hasta ahí llega ésta, empero, para ser honestos.
Concomitante con esto, a estas clases medias profesionales, les cerraron al acceso al empleo público, que fue llenado y duplicado con empleo para los aymaras y quechuas urbanos, egresados de las universidades públicas. Los que “salieron de la pobreza”. Antes del 2006 ocurría exactamente al revés: los indios urbanos no accedían al empleo público. Se intercambiaron gentilezas. Lo que no quita que haya sido desesperante para las clases medias profesionales urbanas, en un país cuyo sector privado es sumamente frágil: un doble aguinaldo, ya las pone literalmente contra las cuerdas, si no, en la lona.
Una hipótesis que habría que verificar es: hasta qué punto lo pugna por el empleo público está detrás del malestar que estalló en Octubre: “Si el MAS sigue, no hay futuro para los profesionales jóvenes, urbanos, no indígenas”, algo así, escuché en la Plaza Abaroa una de esas noches, de Noviembre, de cacerolazo y asedio a la Corte Electoral.
Este, me parece, es la mayor lección a aprender. Tenemos que pensar, como política de Estado, el tema del empleo productivo a partir del Litio: la fuente de empleo más importante que tenemos a la mano, si no la entregamos a las transnacionales del sector. Su diversificación, como la del petróleo, podría ser una vía de solución a la falta crónica de empleo productivo que sufrimos. Lo dejo como tema a conversar.
Otra forma de hostigamiento y de crear miedo ha sido acallar las voces críticas, los “librepensadores”, mirándoles con lupa sus obligaciones tributarias. Kafka se queda chiquito ante el tenebroso laberinto administrativo boliviano. No hablemos de la Justicia, ya tristemente célebre, pero aplicada con saña a los adversarios políticos, envenenó sencillamente la esfera pública. Pero, he aquí, que, por razones obvias, todo el mundo sufría, en silencio, ese calvario. No hablo ya del Título en Provisión Nacional o de la Libreta de Servicio Militar, las fotocopias para todo…: las trampitas que nos auto tendemos, por chenkeros.
No han faltado los Castigos ejemplarizadores para sentar autoridad. El jacobino quería ser temido, no amado. El primero y más sonado fue el castigo a los jóvenes de la “Organización Anarquista por la Revolución Social”, OARS, que se atribuyó mini atentados terroristas a cajeros automáticos e instituciones públicas y privadas, entre 2011 y 2012. Algunos apellidos: Segarrundo, Mancilla, Pitronelio, Gironda, Vincenti. Los castigos fueron desproporcionados y, en el caso, de la joven Mancilla, desalmado. De hecho, toda esa rebeldía joven, urbana, de clase media, fue apagada de un manotazo. La Zona sur y Sopocachi recibieron el golpe, y lo mordieron en silencio, como si fuese propio.
Otro caso fue la muerte, a fuego lento, que le propiciaron a José María Bakovic, ex presidente del Servicio Nacional de Caminos, con 70 procesos judiciales incoados en su contra. No hay cuerpo y, sobre todo, ánimo, que soporte semejante agresión psíquica. A los citadinos, algo se nos nubló, repentinamente. Esos procedimientos abstractos, que perturban el sistema vibratorio de las personas, buscan sembrar el miedo, justamente: que las energías bajas cundan. De estas energías densas se alimentan estos vampiros. Algo diabolique se esparcía en el ambiente.
También suscitó asombro y miedo la matanza de los secesionistas cruceños en el Hotel las Américas y la consiguiente persecución de sus elites económicas y políticas: estaba metida la crème de la crème cruceña. Nunca sabremos la verdad, pero, ahí, brilló, luciferinamente, que, en el gobierno, había psicópatas de alto vuelo que estaban dispuestos a todo; realmente a todo. El operativo produjo asombro, temor y temblor. La elite cruceña quedó paralizada y dispersada. Habían abierto el espacio, también, para acceder a sus Magníficas, para mayor humillación de los machos derrotados, como confesara, brillándole los ojos, uno de sus Consultores políticos preferidos… a la sazón.
Un último ejemplo, de muchísimos más que podríamos ofrecer, ha sido el despiadado castigo a Franclin Gutiérrez, joven Presidente de ADEPCOCA, amenazado con una pena de treinta años de cárcel, por haberse atrevido a desafiar la hegemonía cocalera de Evo
En una sociedad, íntimamente indígena, donde la empatía por los otros es muy grande, estos flagrantes hechos de injusticia, venganza y amedrentamiento, han calado más profundamente de lo que cabría imaginar. “Hay nomás maldad en el Gobierno”, me dijo, soto voce, mi casera del Mercado Sopocachi.
No digamos el hostigamiento a los líderes de la Oposición, cuyos vía crucis personales y familiares, nos rozaron a todos, como meros seres humanos. El método: la judicialización de la política. Aparentemente, “se ajusta a derecho”, como dijera Héctor Arce. Pero sabemos que no es así. En un sistema político piramidal, como el occidental, la frontera entre delito político y delito económico, no existe. Por diseño, es un dispositivo de poder hecho para delinquir; así de claro. Pero, obviamente, sé que, eso, no se dice. Es el Tabú simbólico que funda el sistema político patriarcal en Occidente. Remito a los interesados en profundizar en el misterio hierogámico-sacrificial (Zapata e Illanes, como ejemplos) de lo político, en el monoteísmo patriarcal, a mi libro Abraham/Sarah.
Para seguir con este tipo de casos: a una docena de líderes políticos se les abrieron más de 110 demandas penales. Una decena por persona. Es obvio que se trata de una treta para triturarlos psíquicamente, aunque, claro, todos hayan dicho que eso no les amedrenta. Todos muy machitos. Pero, ya sabemos: en pueblo chico todo se sabe y los psiquiatras son bien chismosos y recetan, todos, lo mismo.
Sus entornos inmediatos también sufrieron las consecuencias. ACNUR, en 2013, refirió un total de 774 exilados. Todo esto, en un país donde todos son parientes es, sencillamente, demasiada dosis. ¿Acaso un psicópata no piensa que si siembra vientos cosechará tempestades? No. No piensa en eso; justamente, porque no siente empatía por nada ni nadie. La violencia sufrida, de niños, en el cuartel o en la cárcel, los ha hecho insensibles. Un psicópata es un abusador abusado. Por eso la calidad de la democracia tiene que ver con el cuidado amoroso que debemos dar a nuestros niños.
Al interior del propio MAS y del Gobierno, esta práctica gilgamshiana de acojonar a los demás, empezando por los más próximos, ha terminado siendo muy pesada para todos. De ahí el respiro que percibí. Filemón decía que Evo manda a su gente a carajazo limpio y que, incluso, tenía un “calabozo” en Palacio, para los Ministros que no hacían su trabajo a tiempo y a su gusto. Estaban presos “por tiempo y materia”. Morales maneja a su gente como un dirigente sindical o un sargento de infantería y, a veces, como un pastor de llamas: “los pastea”; por eso es que tampoco saca muchas chispas. Esta es la cultura política boliviana mayoritaria. Ese trato solo afecta: irrita y humilla, a quienes nunca han ido al cuartel, ni conocen un sindicato boliviano, ni han pasteado llamas. Los demás lo soportan, como un chofer paceño, que no acata el paro, y recibe sin chistar los tres chicotazos de rigor en el poto. Modos simpáticamente bárbaros, para alguien como yo.
Veamos cómo se manifestó esa falta de Respeto y Cariño más abajo de la pirámide de poder.
El jacobino quiere ser el sucesor. ¿Cómo sacarse de encima a todos los competidores políticos indígenas, sin que se den cuenta y, encima, haciéndoles culpables, subjetiva y objetivamente, ante una opinión publica urbana, recelosa del emergente poder indio? Aquí aflora el genio psicópata en todo su luciferino esplendor. Sencillo. Se crea un Fondo indígena, en el espíritu del Don y la Reciprocidad, pero con las normas y leyes del Capitalismo monetario, basado en la desconfianza: “El ladrón cree que todos son de su condición”. Se lo anuncia verbalmente, pero se lo ejecuta según el código de la escritura. A continuación se abre el grifo; se deja que fluyan los cheques a la mayor cantidad de Dirigentes posibles, con nombre, apellido y número de cuenta personal. ¿La cachan? De paso se hace que el Fondo sirva también de Caja Chica, en lugar de los denostados Fondos Reservados pero, esta vez, con la premeditada firma de los Beneficiarios. Los Ministros de Interior o Gobierno, antes, no firmaban nada. Cuando están cumplidas todas las evidencias jurídicas contra todos los que podrían ser sucesores y/o competidores políticos, se les aplica las leyes normales de todos los Fondos y sistemas de alocación de recursos públicos. El etnocidio político, de guante azul, ha sido servido. Todos han sido descabezados y defenestrados y la ignominia urbana cae, inmisericorde, sobre la Indianidad. Son corruptos como nosotros. ¡Qué alivio! Este es el diseño.
¿Cómo sacarse a los aspirantes y posibles acompañantes vicepresidenciales del Hombre providencial? No conozco los detalles, pero hemos visto desaparecer, de la noche a la mañana, a Filemón Escobar, Santos Ramírez, Félix Patzy, Pablo Solón, Rebeca Delgado, David Choquehuanca … cuyo caso amerita más detalle. En todos estos casos, lo menos que podemos decir es que fueron raleados a la mala, con una increíble falta de Respeto. En todos estos casos, se notaba la firma del susodicho. A los psicópatas se los reconoce por sus huellas.
Veamos, pues, la implacable, sañuda e insultante sacada del Canciller Choquehuanca: el relevo lógico en la gestión del poder del proceso de cambio. Difícil saber la taimada mecánica de esa soterrada chicana política. Sólo sé que algunos apellidos cancillerescos se prestaron para, una vez sacado del cargo Choquehuanca, la ilusión de que, por lo menos esa parcela, simbolizaba a los indios en el gobierno, quedara a la vista. Totalmente falso. El delfín acaparó todo el Poder, mientras Evo era entretenido, fuera de donde se despacha, como Jacha Alcalde, entregando obras: dones, que esperaban el contra don indio: el Voto en las urnas.
Otra falta de respeto es la que implementaron con funcionarios de alto nivel: los nombraban en el cargo a cambio de que ejecutaran, sin chistar y como robots, los dictados del círculo de poder que implicaban, casi siempre, violar las leyes y procedimientos administrativos. Si los pillaban y la opinión pública los acorralaba, tendrían que ir nomás a la cárcel sin echar la culpa a los verdaderos delincuentes. Era el vergonzante precio de ser “soldados de la revolución”. Acceder a esos cargos era una trampa mortal. La ambición y la ingenuidad lo facilitaban. El último caso conocido es el de los miembros del Tribunal Electoral.
Otro caso, extremo, cuando el sistema entró en peligro, fue el recurso al sacrificio, conocido desde Sumeria, por cierto. Cuando sus poderosos aliados cooperativistas mineros, borrachos y emputados, se insolentaron, apaciguaron la amenaza, enviando como víctima propiciatoria al Vice ministro de Gobierno, Rodolfo Illanes, al altar sacrificial de Panduro. La sangre, bajó las aguas. Todo esto (lo queramos o no) da que pensar muy quedamente. ¡Carajo! ¿Quiénes son estos que nos gobiernan?
A otro nivel, más de base, la obligación de asistir a marchas y concentraciones, es verdad que tienen raíces sindicales, pero, cuando un campesino se convierte en citadino y un labriego o pastor en profesional, esas obligaciones y deberes se convierten en una carga insufrible que explican, me parece, el respiro que yo noté entre la mesocracia masista, la semana que siguió al colapso evista. Marchas y cuotas “voluntarias” ya no van. La ciudad tiene sus reglas intangibles que se van imponiendo, poco apoco, que no conoce el campo. De ahí el Respiro, me imagino.
Una falta de respeto muy sutil y alevosa ha sido el tratar a los hermanos campesinos como idiotas e ignorantes, si no apoyan y votan por el hermano Evo. El papo es el siguiente: «Papá, mamá, no lo abandones al presidente Evo; no lo dejes solo. No lo abandonen. El presidente Evo, si tiene apoyo, construye colegios. Si no tiene apoyo regresarán los gringos, regresarán los vende patrias, regresarán los asesinos y a las wawas les van a quitar todo y no va a haber destino. Va a haber llanto y el sol se va a esconder. La luna se va a escapar y todo va a ser tristeza para nosotros. No se olviden». Esto es raffinierte Rassismus: Erwin Ebermann. Es un racismo a la inversa. Un racismo paternalista, inaudito: es tratar a los indígenas como imbéciles y decírselo en su propia cara. El característico Respeto indio toleraba en silencio el insulto del kawallero (“Callado nomás”), pero la ofensa inferida, me imagino, pasó factura electoral; si no ellos, sus hijos ya escolarizados y urbanizados.
Pero he aquí que hay también una falta de Respeto de tipo más abstracto: al cumplimiento de la Ley. Esto merece nuestra atención. Ya en la Colonia corría, en las Indias, el dicho: “Se acata, pero no se cumple”. ¿La distancia del centro de Poder? “Hecha le ley, hecha la trampa”, es otro aforismo de nuestra tradición jurídica. Es decir, están concernidos, en este punto de vista, cristianos viejos y cristianos nuevos. Mi sospecha, empero, es la siguiente. La Ley, es decir, la Ley de Moisés que, secularizada, se llama Constitución, leyes, derecho positivo… es algo incomprensible para un animista, que fluye en la incertidumbre, ayudado de la ritualidad. La Ley es asunto de monoteístas; es decir, de creyentes en abstracciones interiorizadas que congelan, fijan, inmovilizan el fluir caótico de la realidad y, ello, la foto fija: la definición jurídica, exige obediencia ciega: como la de Abraham sacrificando a su hijo Isaac, justamente. Esta es la mecánica de la pirámide de poder monoteísta. Este es el arquetipo que sub determina el diseño de lo político en Occidente. Véase mi Abraham/Sarah.
Los animistas indígenas, por el contrario, son cuánticos. Es decir, su sistema relacional es de naturaleza inter activa, contextual, circular, circunstancial, casuística; nada está escrito en piedra, todo torna, todo se puede negociar, nada dura eternamente. Lo político es cultivar las relaciones, cara a cara, en la lógica de la Reciprocidad, bien a las buenas: ayni, bien a las malas, tinku. Son relativistas, es decir, relacionan todo con todo que incluye, por cierto, lo intangible. Tienen que interconectar. Su supuesto básico es que la realidad es incierta, que todo fluye, que nunca nos bañamos en el mismo rio. De ahí el ritualismo indígena: técnicas de aproximación al Otro, que es bueno/malo, a la vez, y no sabemos, a priori, cómo va a reaccionar. Los rituales están para atraer, por magia simpática, su benevolencia. Hay que tantear, en todo caso. La política, entonces, es el arte de negociar: dar y recibir, frente a frente, y cuantas más veces, mejor. Esto es lo que practica el Jefe indio Evo Morales. No lo quiero excusar, quiero comprender y, sobre todo, que lo comprendan los jóvenes que están entrando ahora a la arena política. Tenemos que trascender hacia un holón inter civilizatorio e inter cultural, de lo Político, para no equivocarnos tanto. Remito a mi Pasos hacia una Biosofia del Vivir Bien y Gestión de Sistemas de Vida, en Modo energía.
El punto es que, si se elige el modelo monoteísta: la forma Estado de Derecho, las reglas de juego son cumplir la Ley o modificarla, pero legalmente. Esto se lo ha cargado soberbiamente Evo Morales. Si se quiere lo otro, hay que elegir la forma Ayllu; algo que tampoco quiere Evo Morales. Aquí finca el problema político boliviano.
La otra falta de Respeto, es al Principio de Separación de Poderes. Esto, igualmente, es incomprensible para un animista que basa su entendimiento de la realidad en el principio de Unión, no de Separación. La noción monoteísta de Separación es una ficción necesaria para que funcione el modelo teológico pues, justamente, su diseño implica una concentración de poder: tierras, dinero, bienes, mujeres, oportunidades … que lo pueden hacer implosionar, si llegara a concentrar demasiado. Como dijera el inefable Johnny Fernández: “Estando en el poder, se puede robar, pero poquito: con conciencia”. La Separación de poderes es un cortafuego, un termostato para sistemas que producen y concentran, alta y harta, energía: no la disipan. Ahora bien, si se quiere coordinación, colaboración, interacción, negociación permanente, toma y daca sin fin, es decir, no separación de poderes, hay que elegir la forma Ayllu, algo que tampoco quiere Evo Morales. Aquí finca otra arista del problema político boliviano.
Todo esto lleva a que Evo Morales, como pars pro toto de lo boliviano, no respete la lógica zohárica de las Intermediaciones angélicas (léase: burocrático administrativas) para suscitar al Altísimo, bendito sea. El Programa gubernamental “Evo Cumple”, por ejemplo, ha atropellado todos los PDM, es decir, todo el minucioso trabajo local de planificación y presupuestación participativa, construcción de acuerdos y consensos, que puso en marcha la Participación Popular, para crear gobernanza local. Demasiada abstracción e intermediación para un animista. Un buen animista, le mete nomás. No tiene miedo a equivocarse; pues no busca la Verdad y sabe que nada es definitivo: todo es charlable. Esto es muy sabio pero, así, no funciona la Forma Estado.
Las leyes, por cierto, también están diseñadas para borrar las huellas y los intereses de los poderosos. En el Monoteísmo, la gente común no tiene que darse cuenta para quien trabaja. Deben creer, obedeciendo, que es para el Bien Común. ¿Me siguen? Ahora bien, si se quiere Reciprocidad, pura y limpia, hay que elegir la forma Ayllu, algo que tampoco quiere Evo Morales. Aquí finca otra arista del problema político boliviano.
Termino este apunte, refiriéndome al hecho conocido de que, en su entorno, nadie se atreve a criticarle y a decirle lo que piensa. El llunkerio boliviano. A un buen animista, le importa más tener buenas relaciones, que tener la verdad o la razón. Las excepciones públicas conocidas vinieron de lado occidental: Rafael Puente y Filemón Escobar. Dicen que también sus Ministras mujeres le solían parar el coche. Al modo macho, relativizaba, empero, jocosamente, sus observaciones diciendo que eran unas engreídas y mimadas: señoritas; no cholas aguerridas como las del Chapare. Poco tiempo después, salían del Gabinete, discretamente.
En general, y exagerando un poco, se podría decir que el funcionariado boliviano no es de tipo ciudadano, sino vasallo. Nadie tiene derechos, sólo lealtades personales y de partido que cumplir. Esto se torna, psíquicamente, muy pesado y se pasa factura, discretamente, en el secreto de las urnas. Ahora bien, en particular y sin exagerar nada, el entorno burocrático superior se parece más a una corte feudal, con Príncipe renacentista, que a un gabinete de gobierno moderno. Hay excepciones: el FIS, Participación Popular…
La creencia masista de que “lo económico es nuestro fuerte” es relativa. Parece que no se han enterado que, pandemia mediante, está en curso un Great Reset, un gran reinicio del orden capitalista mundial hacia una civilización transhumanista. En este diseño, nosotros estamos demás. En cambio, en el diseño de Cuidado de la Casa Común, nosotros partimos con ventaja. Sobre ello he abundado en mi libro: ¿Qué Bolivia es posible y deseable?, publicado, en 1999, por el PADER y la Universidad Andina Simón Bolívar.
Lecciones a aprender

A continuación ensayaré de ver lo interno y lo externo dentro de una sola Gestalt, utilizando la herramienta del

Pusini
.
Onda / Bosón
Interior / Conjunción
Partícula / Fermión
Exterior / Expansión

Uno
Unidad

Lo espiritual

Se vuelve a poner en escena la Extirpación de idolatrías. El católico Luis Fernando Camacho dramatiza la expulsión de Morales del Palacio de Gobierno, como la reintroducción de la Biblia en el corazón simbólico del poder político boliviano. Los Pastores cristianos de Santa Cruz ungieron a Carlos Mesa como el mesías que debería vencer al anticristo. La Conferencia Episcopal Boliviana (salvo las inocuas llamadas generales a la paz) guarda un silencio muy parecido a la complicidad, en abierto silencio de haber entendido y querer implementar las políticas de regeneración y reforma integral de la Iglesia, de la Laudato Si ´.

Lo ecológico

La expansión de la frontera agrícola en la Amazonia, para extender la siembra de soya para alimentar el consumo de carne de los países desarrollados, provocó la quema y chaqueo a gran escala de la selva chiquitana. En este punto ecocida, coincidieron el gobierno extractivista y desarrollista de Morales y la Agroindustria cruceña, concentrada en el Comité Cívico cruceño. Si con ese gesto, Morales los quiso ganar, se equivocó.
En Octubre tuvo lugar en Roma el Sínodo Panamazónico, convocado por el Papa Francisco para buscar un encuentro del Animismo amerindio con el Monoteísmo occidental, como una forma de reformar a la iglesia androcrática y sentar una nueva Ruta de viaje para toda la humanidad

Par
Multiplicidad

Lo emocional

Las dos Bolivias: la República de los indios y la República de los españoles se han vuelto a enfrentar en un tinku.
Se están enfrentando sordamente en este momento.
Conjunción de reciprocidad negativa
Oraciones y alabanzas antes de salir a patear indios idólatras.
Un revival del falangismo católico urbano posterior a la reforma agraria vuelve a asolar las calles.
El Cristo Redentor como el sancta sanctorum de la oposición democrática. Gott mit uns.

Lo racional

El Estado de Derecho: el respeto y cumplimiento de la Constitución y las leyes han vuelto a brillar tenebrosamente por su ausencia. Todos se llenan la boca, con la palabra democracia, al mismo tiempo que la están violando.
Los bolivianos amerindios malinterpretan la democracia y el Estado de Derecho, ritualizándolo. Se quedan en las formas; no llegan al contenido.
Los católicos, sabiendo que se puede pecar y luego confesarse, violan la Ley diciendo que la están cumpliendo. Cinismo con cara seria.
En ambos casos, brilla lo emocional. No lo racional como debería ser.

Ley de Correspondencia

Hermes Trismegisto formuló la Ley de la Correspondencia de la siguiente manera: “Como es arriba es abajo y como es adentro es afuera”. La siguiente herramienta es una formalización operativa de este enfoque integral y holístico, utilizado, como se sabe, en la gerencia organizacional contemporánea.

Ley de la Correspondencia Fortalezas: lo interior

Nuestra fortaleza más importante es que estamos constituidos por el Animismo y el Monoteísmo; sabemos, inconscientemente, de interfaces de sistema, de suscitar el Tercero incluido, de practicar la lógica del Tanto lo uno como lo otro. Somos una civilización cuántica de facto. Nuestro problema es que no somos conscientes de ello y queremos ser modernos, cuando la modernidad es ya solo la velocidad de la luz de una estrella ya apagada hace tiempo.

Debilidades: lo interior

Como fruto de la conquista, de la colonización, de la evangelización y de la ayuda al desarrollo, promovidas desde instancias de mucho poder y prestigio: el Estado y la Iglesia, sobre todo, vivimos en una gran confusión cognitiva. Queremos traducir, como idénticos, el sistema animista amerindio al sistema mecanicista occidental. Eso no es posible. Nuestra mayor debilidad es el sistema educativo que nos hace avergonzarnos de la Paideia animista y, por otro lado, tampoco ha podido desarrollar las potencialidades de la Paideia occidental. Estamos en el peor de los mundos posibles
Oportunidades: lo exterior

Equilibrar políticamente al país, con una oposición al MAS, joven y que está más allá de la dicotomía q´aras / t´aras y un MAS que vuelve a organizarse desde el Vivir Bien, el respeto al Estado de Derecho y empieza a hacer avances, en lo local, hacia una Diarquía consociacional, eco simbiótica, que amplía su frontera agrícola más bien hacia arriba. Lo que implica volver a pensar el tema de la Tierra/territorio desde un diseño que empieza a drenar las grandes ciudades hacia el campo, hacia pueblos en transición y ciudades intermedias. Potencialidades: lo exterior

Nuestra mega biodiversidad, ingentes recursos para producir energías limpias y sostenibles. En esta coyuntura tecnológica, el poseer el yacimiento de Litio más grande del mundo y Oro en los ríos auríferos que bajan a la Amazonia. Estos recursos administrados sabiamente, nos pueden ofrecer lo mejor del modelo de desarrollo occidental: empleo productivo para todos, una moneda respaldada en oro y una amplísima clase media, donde hayamos reducido la brecha entre ricos y pobres a casi nada. Desafíos: interior/exterior

El Vivir Bien, las orientaciones de la Laudato Si´ y la implementación de las recomendaciones del Sínodo Panamazónico nos retan, como país y, en este caso, como cristianos, a cambiar de estilo de vida. A los pastores a educar a las nuevas generaciones en un paradigma de diálogo de civilizaciones que, en lo más hondo, implica, según el modelo de los Diez géneros de Amarete, a dosificar, interiormente, nuestras energías masculinas y femeninas, en función, empero, de la comunidad y del entorno ecológico. Si nosotros estamos en balance, lo demás estará también en equilibrio.
Amenazas: exterior

La quinta revolución industrial necesita de nuevos recursos naturales que Bolivia tiene en abundancia y que los Estados industriales se los quieren apropiar mediante revoluciones de color, como la que, justamente, está en curso, ahorita mismo en Bolivia. Ese reparto del mundo por las grandes potencias ya ha empezado. Como país pequeño, (ver Limitaciones) no tenemos otra que arrimarnos a los ganadores y negociar buenos términos de intercambio. Tenemos que cuidarnos de los guaidós que, antes, eran llamados cipayos, para que esa riqueza no vaya al exterior, vía privatizaciones. Riesgos: interior/exterior

El modelo energético de la realidad se basa en el modo Orden y en el modo Caos. El primero es promocionado por el Monoteísmo patriarcal y se expresa en rituales sacrificiales de sangre. El segundo es promocionado por el Animismo matriztico amerindio y se expresa en Hierogamias libidinales de semen. (Véase mi Abraham/Sarah). El Riesgo permanente es que, como sociedad compleja, oscilamos entre ambas polaridades de modo inconsciente y automático. Tenemos que aprender a reconocer, lúcidamente, cuándo funcionamos en 110 voltios y cuando en 220; cuándo nos conviene colapsar en Onda y cuándo en Partícula.
Limitaciones: exterior

Bolivia es un país pequeño y débil en el concierto de las naciones; pero tiene la obligación de ser inteligente y sabio para sacar provecho de sus ventajas comparativas. En el nuevo reseteo del mundo, ya en curso, sus mejores aliados deberán ser (prioritaria, no exclusivamente) los que salgan airosos de esta guerra comercial y tecnológica. Bolivia no debe olvidar que, en el modelo político del patriarcado occidental, éstos sólo tienen intereses; no amigos, pues no se basan en la Reciprocidad del Ayni.
La otra limitación que tenemos es nuestra baja capacidad empresarial. Si queremos que el Litio y el Oro nos traigan abundancia y prosperidad, tenemos que superar esta Limitación

Revolución de colores

Aunque Morales hubiese ganado las elecciones del 20 de octubre, la Oposición ya tenía el Guión de respuesta escrito. Desde el 21F, los medios de desinformación fabricaron matrices de opinión para deslegitimar a Morales ante la opinión pública. Los pasos del Manual son los siguientes:

  • rechazo de los resultados
  • denuncia de fraude
  • negarse a participar en la auditoría de la OEA.
  • los comiteistas salen a golpear indígenas.
  • la Policía se repliega a los cuarteles, exigiendo un alza salarial.
  • grupos civiles amedrentan a funcionarios públicos para obligarlos a renunciar
  • el Ejército y la Policía se voltean y sugieren la renuncia del Presidente.

Bolivia en la geopolítica de Estados Unidos

Por detrás de la construcción del “fraude electoral”, hay que considerar:

  • la importancia geopolítica y geoestratégica del territorio boliviano,
  • los intereses por el Litio del sector público-privado norteamericano, chino, ruso y europeo
  • las políticas más soberanas de Bolivia que provocaron la hostilidad de Estados Unidos

La disputa por la apropiación de los recursos naturales, ya se pudo leer en los cables de Wikileaks y en Informes de think tanks estadounidenses, en los que se hace explícita la importancia del litio y el gas y la necesidad de eliminar los obstáculos, para garantizar el acceso a los mismos.

En un artículo titulado “El papel de Bolivia en la transición energética amenazado por la incertidumbre del litio”, el Atlantic Council, plantea que: “Bolivia tiene un alto potencial para ser crucial en el desarrollo de litio (…) El mayor inhibidor de la inversión extranjera es la reputación de Bolivia de ofrecer un clima de inversión inseguro. Después de asumir el cargo en 2006, Morales nacionalizó la industria de hidrocarburos de Bolivia, despojando la propiedad de compañías extranjeras”.

El litio es también un problema geopolítico

China ya tiene una producción nacional significativa y ha comprado una gran parte de la compañía de litio más grande de Chile, consolidando cierto control sobre el suministro de litio.

Por su parte, el informe Clima de Inversiones de Bolivia 2019, publicado por el Departamento de Estado, menciona que “la falta de seguridad jurídica, las denuncias de corrupción y los incentivos de inversión poco claros son impedimentos para la inversión en Bolivia”.

La empresa consultora Stratfor, que trabaja para el Departamento de Estado, escribe el 15 de junio de 2018: “La amenaza de la nacionalización y la fuerte intervención estatal permanecerán siempre presentes, si Morales logra la reelección, una perspectiva que podría desalentar a los inversores extranjeros interesados en las reservas de litio del país”.

El 20 de septiembre de 2018 insinúa: “Una ola prolongada de protestas también traería consigo riesgos políticos para el gobierno de Morales. (…) sofocar violentamente las protestas postelectorales correría el riesgo de atraer la atención negativa de los Estados Unidos en forma de sanciones selectivas. Las sanciones pueden hacer poco para revertir un resultado electoral, pero podrían amenazar las finanzas de los funcionarios del gobierno boliviano y pueden influir en su voluntad de buscar otro mandato en el poder.”

El 3 de enero de 2019, profetiza un escenario posible de disturbio e inestabilidad frente a una victoria de Evo Morales: “Las elecciones de 2019 serán el momento clave para la inestabilidad política en Bolivia (…) Una elección muy disputada, en donde proliferen las acusaciones de fraude electoral, podría prender la llama en una escena política interna ya tensa. Las manifestaciones se extenderían, particularmente en provincias orientales como Santa Cruz, centro de la oposición política boliviana. (…) Esa situación podría provocar un breve período de confrontación política posiblemente violenta en todo el país

OEA: un peligro para la paz y la gobernabilidad de las Américas

La OEA ha tenido un papel protagónico en el Golpe de Estado. Es más: lo ha dado a luz. Mostrarse atento y proactivo con ella, es un error.

La convocatoria de una sesión extraordinaria del Consejo Permanente de la OEA, el 23 de octubre, para “considerar la situación” de Bolivia, se realizó de manera apresurada, sin margen para la participación del canciller Diego Pary y en medio del recuento de los resultados de las elecciones celebradas tres días antes. Se presentó un informe todavía preliminar, cuestionando unos resultados electorales que no eran definitivos, lo que sirvió para posicionar la matriz del “fraude” y ayudar a desencadenar los acontecimientos.

Ante este panorama planteado por la OEA, el Gobierno boliviano solicitó a la propia organización la realización de una auditoría de las elecciones, por parte de una nueva misión electoral. Acordó con la OEA la publicación de los resultados de la auditoría el 13 de noviembre, pero la OEA emitió un comunicado de prensa, la madrugada del 10 de noviembre, filtrando los hallazgos preliminares de los auditores, nunca un informe definitivo. Esta medida sirvió de presión para que el Gobierno convocara nuevas elecciones, ante el descrédito de las instituciones electorales bolivianas.

Tras la consumación del golpe de Estado, se convocó un nuevo Consejo Permanente, el 12 de noviembre, en el que se presentó otro informe de resumen de los hallazgos preliminares, nunca definitivos, de la auditoría. En esta sesión, Luis Almagro afirmó que el golpe de Estado “ocurrió el 20 de octubre cuando se cometió el fraude electoral que tenía como resultado el triunfo del ex presidente Evo Morales en primera vuelta”.

Se justificaba, así, la impugnación de los resultados electorales, que dieron la victoria a Evo Morales, y sirvió de base para el derrocamiento de su Gobierno.

OEA y medios de desinformación

El caso de Bolivia puede representar una arista del llamado lawfare: guerra por la vía judicial, en su versión electoral, al asentarse en el uso de la ley, como un arma para lograr objetivos políticos no legales.

En este caso, abusando de sus normas internas, la OEA interfiere en los asuntos internos de Bolivia y desconoce su legislación y a sus autoridades electorales. Lo importante, empero, es que esta injerencia se muestre a la opinión pública, no sólo como conveniente sino como necesaria para rescatar la legalidad del proceso democrático. Cuando la misión llega a Bolivia, viene con una serie de prejuicios y declaraciones que, desde el inicio, clasificaron al proceso electoral como irregular, dudoso, fraudulento…

Esto reproduce la práctica del Manual golpista de culpar a un líder, grupo o sector político, sin contar con las pruebas fehacientes para ello.

Se instala, además, la sospecha y duda sobre la actuación de las instituciones soberanas de un Estado, sentando precedentes para un desconocimiento supranacional de las soberanías nacionales emanadas de la voluntad popular.

La legitimidad de la OEA depende de la articulación con los medios de desinformación, porque allí es donde se generan el linchamiento y las acusaciones que se traducen en la deslegitimación del proceso electoral en sí mismo.

Algunos patrones que hay aprender a reconocer

Estudiar los golpes de Estado en América Latina es urgente; sobre todo para Bolivia que es el país que más golpes de Estado ha conocido en el siglo XX. Desde la llegada de Morales, Bolivia ha conocido un periodo de estabilidad, redistribución del ingreso, crecimiento económico y defensa de sus recursos naturales, que ha irritado a quienes piensan que sus patios traseros sólo son una cantera de recursos para su propio desarrollo. Los “países de mierda”: Trump, tienen que ser subdesarrollados por diseño.

En el Golpe a Bolivia, que es también un golpe a la Wiphala, podemos observar los siguientes patrones de intervención, ya implementados en otras revoluciones de colores. Veamos:

El cerco mediático construido con terror en distintos medios nacionales, como en el golpe a Chávez en 2002,

La insubordinación policial, como a Correa en 2010.

El pedido de no aceptar una reelección más y de nuevas elecciones sin él, como en el caso de Lula, en Brasil.

El intento de consumar el golpe de Estado, legitimándolo desde la comunidad internacional con el nombramiento de un nuevo Gobierno de facto, que se pretende validar por unas futuras nuevas elecciones, como en Honduras, contra Zelaya, en 2009.

Preparar el Golpe con tácticas de terror social, como en el caso de las Guarimbas en Venezuela.

La autoproclamación de Áñez, como la de Juan Guaidó en Venezuela, y el respaldo de Estados Unidos y sus colonias nor atlánticas.

El intento de judicialización a los Presidentes depuestos, como lo sucedido con Fernando Lugo en Paraguay.

Todos lo cual, no quita, para que los bolivianos y, sobre todo, los pueblos indígenas y los movimientos sociales, sean muy críticos con el tipo de conducción política implementada por Morales y, sobre todo, García Linera. Pero, esa, ahora, es otra historia .

En este momento, hay que decir que Morales empieza a ser un estorbo para una regeneración y reinvención del MAS y para la salud de la democracia boliviana. Hay que evitar llegar al bochorno ecuatoriano en el que Moreno tuvo que sacárselo a Correa, a la mala. Nadie es imprescindible.

Le toca ahora su tiempo al Suma Qamaña de David Choquehuanca. Esta es la lógica del libreto del Proceso de Cambio. Debería haber ocurrido de otra manera; antes y de un modo más sensato. Los errores cometidos, empero, no modifican la Ruta de este Proceso; pero la dificultan y hasta ponen en peligro. Hay que pasar de la polaridad patriarcal, fermiónica, a la polaridad bosónica, más femenina y matriarcal. Después tocará encontrar la mutua complementariedad de ambas energías y plasmar este tercer incluido político en la forma Diarquía consociacional. Tiempo al tiempo.

Los bolivianos queremos vivir bien, no vivir enfrentados. Todos debemos agradecerle a Evo Morales los servicios prestados y pedirle que no interfiera más. Se merece un descanso en su país y no el odio y la revancha. Los cristianos deberían poder entender este punto de vista. No la Ley del Talión, sino la Ley del Amor, es lo cristiano, justamente.

Morales, por su parte, debe saber que está siendo utilizado por la agenda de los gobiernos progresistas de la región; del mismo modo como que la Oposición, ahora en el Palacio quemado, es utilizada por la agenda de las transnacionales tecnológicas que quiere apropiarse del litio, el gas, el agua dulce y la biodiversidad boliviana. Estas agendas foráneas no coinciden con los intereses del pueblo boliviano que quiere paz y prosperidad, en base a sus propias potencialidades, naturales y culturales.

Diez días que estremecieron Bolivia
1.Lo energético
Lo que diferencia a Bolivia del resto del mundo es que, aquí, hace masa crítica lo energético, debido a nuestro fuertísimo substrato indígena, y que se expresa en el tinku, de aran y urin: es decir, el tinku entre la República de los indios y la Republica de los españoles: las así llamadas dos Bolivias. Nuestros vecinos chilenos, por ejemplo, donde hace masa crítica lo lógico, occidental (los mapuches y aymaras son minorías étnicas), pues son un solo Chile, siguen en pugna y van a continuar hasta que gane uno de los dos contrincantes de clase y el otro pierda. Dicho lógicamente, en nuestro caso rige: Tanto lo uno como lo otro; en el caso chileno: O lo uno o lo otro. Es un asunto de software.
Lo que ocurrió en Octubre, pues, fue un Tinku y un Kuti, más que la puesta en escena de dicotomías esencialistas: Dictadura / Democracia, Socialismo / Liberalismo, Reforma / Revolución, Premoderno / Moderno o Nacionalismo / Globalismo que, por mímesis acrítica, han circulado en las columnas de opinión y tertulias televisivas. Poco que ver.
Dos cosas tenemos que entender todos, en especial los jóvenes, pues van a determinar su futuro mediato e inmediato. Se les abren dos caminos.
Uno, los va a llevar a ser una colonia expoliada por Euroamérica, Rusia o China. Es decir, seguir como antes nomás, sólo que, esta vez, lo que nos roban y entregamos, ingenuamente, no es plata o estaño, sino Litio, Oro y Biodiversidad. Con otras palabras: tercermundismo infame.
El otro camino es proseguir, profundizar y mejorar el camino abierto por el Proceso de Cambio: ser más soberanos y más dignos, respecto de las nuevas potencias mundiales, y mejores redistribuidores de la renta, respecto de nosotros mismos, pero, sobre todo, el desafío es avanzar hacia el Vivir Bien, que es lo que queda pendiente y es pertinente, globalmente, en tiempos de cambio climático: ya que todos, en efecto, debemos cambiar de estilo de vida, si queremos sobrevivir como especie.
Con otras palabras; el otro camino, bien desafiante, es ser el laboratorio del mundo del siglo XXI, autofinanciado por la eco industrialización super diversificada de nuestros recursos naturales, estratégicos para el hardware del nuevo cambio tecnológico: inteligencia artificial: litio, y el software: conciencia ecológica animista: biodiversidad, de un nuevo morar sobre esta Tierra. Su generación puede empezar a disfrutar de un verdadero Siglo de Oro ya, “si no somos sonsos”: Tambor Vargas.
Los detalles de estos dos caminos: las semillas, los han vivido ustedes mismos, estos diez días que nos estremecieron. Ahora bien, se puede hacer Prospectiva de dos maneras: una, la tradicional, proyectado tendencias y diseñando escenarios teóricos; están bien, y otro, más enjundioso y experiencial (el anterior es abstracto: estadístico, por diseño) es de naturaleza fractal y cuántica: comprender el Todo en la parte, pues la realidad funciona y se expresa como un holograma. Este es el camino que les invito a seguir.
¿Qué tenemos que aprender de estos diez días preñados de enseñanzas?
La nueva configuración de lo Político como fruto de un cambio tecnológico, que acompaña el cambio de matriz energética y, por tanto, lo que se está produciendo, en la esfera del Poder globalista, es un nuevo reparto del tercer mundo para acceder a los nuevos recursos estratégicos indispensables para el cambio tecnológico. La humanidad está pasando del Petróleo al Litio. Así de simple. Y, he aquí, que nosotros tenemos Litio.
Lo que tenemos que entender es la Política patriarcal, como el arte de alborotar, por el miedo, para seguir expoliando la naturaleza y seguir explotando a sus habitantes. Eso tiene que cambiar pero, para que eso suceda, primero tenemos que entender el modelo piramidal sacrificial del Patriarcado y, luego, comprender el modelo circular hierogámico-sacrificial del Animismo. Pero esa, ahora, es otra historia. Remito a mis libros: Mirar con los dos ojos, Abraham/Sarah y Tractatus oecologico-politicus.
Esta nueva teoría y práctica de lo político patriarcal, no se enseña en la Academia. La han desarrollado los Think Tanks de las elites y la aplican los Servicios de Inteligencia del Deep State. Esta suerte de Estado de Estados o Gobierno a la Sombra, tampoco lo enseñan en las universidades. El mainstream de lo políticamente correcto se lo impide. El que Donald Trump quiera, ahora, “drenar ese pantano”, lo torna todo más confuso aún. Estamos en plena Torre de Babel. La razón es insuficiente; hay que activar la dimensión cuántica de la comprensión del universo.
Los intelectuales bolivianos siguen interpretando lo Político desde, digamos una pinza que va de Marx, en el extremo izquierdo, hasta Popper, en el extremo derecho. Y, operativamente, siguen manejando los recetarios del Manifiesto comunista de Marx y Engels, la Revolución Permanente de Trostky, la Huelga de Masas de Rosa Luxemburgo e, incluso, la Guerra de Guerrillas, de Castro y el Che Guevara, para inducir cambios políticos. Todo eso ya quedó obsoleto desde el Golpe de Estado de la CIA a Salvador Allende.
Lo que los jóvenes tienen que estudiar, ahora, es el libro de Gene Sharp, La política de la acción no violenta, 1973, cuyo mapa conceptual ofrezco a continuación, a modo de aperitivo. Hay que estudiar como aconsejaba Marx: con papel y lápiz en mano. Éste, es trabajo solitario e indispensable para que se amueblen bien la cabeza.
La práctica de esta teoría de Gene Sharp, los mass media la han llamado Revoluciones de color o Primaveras árabes. Obviamente, eso lo tienen que dominar ustedes y, además, deben aprender a descubrir el patrón que se repite. Más cerca de nosotros, visualicen lo que pasa en Venezuela; no para estar a favor de Maduro o en contra de Guaidó o viceversa, si no para entender el dispositivo y reconocerlo cuando, éste, estalle ante nuestras meras narices. En Octubre/Noviembre estalló entre nosotros y no nos dimos cuenta. No podemos, pues, seguir interpretando nuestra Bolivia, con dicotomías hermenéuticas del tipo, por ejemplo, moderno / pre moderno o dictadura / democracia pues, justamente, esto nuevo, pasa desapercibido por esas dicotomías de rejilla basta.

2.La emergencia política de un cristianismo protestante de inspiración americana

Según la Constitución política del Estado, Bolivia es un Estado laico, pero he aquí (como en lo demás, por cierto) que nadie cumple ese precepto. Ese incumplimiento de la Ley (que siempre es la Ley de Moisés) tiene raíces en una programación neurolingüística animista, que hace masa crítica sobre el software monoteísta, basado en la abstracción de la Ley, y que es el que rige el diseño de la forma Estado. No tenemos que negar esa contradicción; sino tratar de comprenderla y así acceder a un holón de mayor complejidad, también en el nivel de lo político: ¿una Diarquía? Dicha esta generalidad, bajemos a más detalle.

La breve campaña electoral ya nos trajo la sorpresa de la emergencia política de Chi Hyun Chung, un pastor evangélico, médico y político coreano-boliviano, notable por criticar a Evo Morales de idólatra y pecador y denigrar, además de a las mujeres, al colectivo LGBT. Salió tercero en las elecciones, representando al Partido Demócrata Cristiano. Luego aparece, fulminantemente, opacando al resto de la clase política, Luis Fernando Camacho, un abogado y empresario cruceño, Presidente del Comité Cívico Pro Santa Cruz. Hace de la rotonda del Cristo Redentor el vórtice energético de una cruzada que, rosario y biblia en mano, marcha hacia el Palacio de Gobierno para sacar al idólatra de Morales y volver a entronizar al Dios cristiano en el vértice exotérico de la pirámide de poder monoteísta: el Estado. La Senadora Añez, con una Biblia aún más descomunal y una estatua de la Virgen María y, desde atrás, la Policía blandiendo un Crucifijo amenazante, ascenderá al Sillón presidencial, poniendo de manifiesto cuán vivo y extendido está un sentimiento católico, de cuño pentecostal, y un sentimiento cristiano, de cuño fundamentalista y laico en las Tierras bajas del país. La clerecía, si está, mira de palco y desde la Universidad Católica, conspira con nocturnidad. ¿El estudio de la teología lo has hecho demasiado racionales? Su táctica parece ser la del laissez-faire, laissez passer,

¿Qué es lo notable? Se trata de un cristianismo que no se basa en las energías bosónicas, amorosas, compasivas, pacifistas del Sermón de la Montaña, del rabí Jesús de Nazareth, sino en las energías fermiónicas que emanan de nuestro cerebro reptil (según la teoría neurológica de Paul MacLean del Cerebro triuno: los otros son el cerebro mamífero o límbico y el neocortex) y que se inspira, no por casualidad, en los dioses reptilianos de Sumer y el Próximo oriente: Anu, Enki, Moloj y un largo etcétera, que pasan al Antiguo Testamento y toman el nombre de Yahwe; un dios volcánico conocido en la península del Sinaí y popularizado como Jehová, por la traducción de Casiodoro de Reina. Esta apelación veto testamentaria es la que llega hasta nosotros. Jehová Sabaot, el Señor de las batallas, es el que ha animado todas las cruzadas de los monoteístas contra los animistas y los propios herejes y apóstatas . Desde Ríos Mont conocemos las consecuencias de su paso por la política.

No se trata de lamentarse, ni de aplaudir y menos de criticar, sino de que los hijos de la tradición abrahámica nos paremos a reflexionar sobre el diseño de nuestra propia tradición. A partir de la desaparición de los dinosaurios, el cerebro reptil empezó a complejizarse, al evolucionar hacia la inteligencia emocional: cerebro límbico, la inteligencia racional: neocortex y la inteligencia espiritual: la noosfera. Debemos buscar un balance de todas las funciones de nuestro cerebro triuno también teológicamente y buscar que el Bosón de Higgs resuene mórficamente con más intensidad en todo nuestro ser, elevando, así, el nivel de vibración de la sociedad en su conjunto.

3.Sobre bloqueos, paros indefinidos, huelgas, cercos, marchas…

El diseño de apropiación de nuestro Litio, oro, biodiversidad, por parte de las grandes empresas tecnológicas, a través de sus gobiernos, es sumir en el caos y el enfrentamiento fratricida a los Estados que poseen dichos recursos y así, exhaustos, divididos y ensangrentados, poder intervenir y apropiárselos, fácil y baratamente, con pretextos como la Ayuda humanitaria, la seguridad hemisférica y otros instrumentos de ingeniería social que ya tienen listos en su Caja de herramientas geopolítica. ¡Cabeza fría, bolivianos! Ahora es, de vida o muerte, ser inteligentes y estratégicos, por el bien común de todos y, sobre todo, de las futuras generaciones.

En menos de medio año tendremos nuevas elecciones. Hay que prepararse para ellas. El despertar de los millenials, la articulación de lo comunitario ciudadano tienen que ser modelados políticamente. Es tarea de la generación en la cuarentena. Los pueblos indígenas tienen que consultar a sus yatiris y chamakanis acerca de las razones de fondo de este descalabro. Ellos lo saben y ya lo dijeron en 2006; nadie les hizo caso, entonces, deslumbrados por lo que ocurría. Sugiero que piensen y decidan desde sus propias raíces culturales y de civilización y no se dejen manipular por las razones e intereses de los gobiernos progresistas, en pelea con el Imperio, que tienen su propia agenda anti hegemónica, que no creo coincida con la suya. Se trata de una agenda de pugna entre machos. Bolivia otro Vietnam ¿Qué locura es esa?

No tenemos que pensar que el descalabro Evo es el fin. A lo mejor es el comienzo de la regeneración del MAS; el surgimiento de nuevos liderazgos; de un relevo generacional y del muy andino Ahora es nuestro turno. Ojala sea el comienzo del fin de la polaridad fermiónica, masculina, macho: ch´ulla. No tenemos que olvidar que, ahora, toca la emergencia de la polaridad bosónica, matristica. Hay que reequilibrar lo Político teniendo en cuenta los claros mensaje de esta asonada: son legítimos y necesarios.

4.Chiquitania, incendios, ecocidio

La elite extractivista del MAS: estalinistas y colonizadores multiculturales, así como los agroindustriales del Oriente, organizados en logias que conforman el Comité Pro Santa Cruz, son los responsables de la quema de la Chiquitania y otros delitos ecológicos: grandes represas en la cuenca amazónica, producción de etanol, por ejemplo. Ambos adoran a Mammón y sacrifican a Moloj. Los dos. No lo olviden los bolivianos a la hora de votar en las próximas elecciones. Tenemos que dar un salto de conciencia y, eso, no acaece en el frenesí del enfrentamiento, sino en el remanso del akullico y la meditación. Es tiempo de recogimiento.

5.Golpe de Estado / Golpe de Calle

Claro que ha sido un Golpe de Estado, sui géneris y telemático, pero golpe al fin. También es obvio que ha sido un Golpe de Calle. Las dos cosas. Aquí el software no contradictorio, que sub determina la cultura urbana, nos impide ver y nominar lo obvio: Morales no abdicó por gusto o por cobarde. Las cosas se comprenden por sus resultados, no por los procedimientos; pero quedarse en una explicación dicotómica y maniquea, nos hurtaría la oportunidad de repensar crítica y creativamente los últimos catorce años de hegemonía patriarcal. Caeríamos en la trampa de la dicotomía que nos obligaría, inconscientemente, a tomar partido por elites, de uno y otro bando, que, por diseño, utilizan a sus bases como masa de maniobra y carne de cañón. Tenemos que reconocer la dicotomía, comprender su complementariedad y discernir su Tercero Incluido.

¿Por qué y cómo la Izquierda extractivista y totalitaria, se adueñó del símbolo político del Proceso de Cambio: el uru sindicalista y cocalero y lo puso de Jacha Alcalde, escenificando al Gran Donador, mientras ellos lo copaban todo? ¿Por qué, otra vez, se dejaron embaucar con piedritas de colores y bagatelas, como en 1492? . Sospecho que lo simbólico y la afectividad, tornan vulnerables a los hijos de Pachamama y Tata Inti. Los hijos de Abraham, al haber apostado por la razón y el dinero, nos hemos vuelto insensibles; al valorar la objetividad, desalmados.

Paradójicamente, el pueblo, que ahora se moviliza por defender a Evo Morales, ha recibido grandes migajas: los Bonos de subsidio, como nunca antes; pero los grandes Negocios, la elite gobernante los ha hecho con la elite cruceña.

Los grandes beneficiarios del gobierno de Evo han sido, por un lado, esta elite cruceña, que le ha golpeado de frente: financió el paro cruceño y, por otro, las fuerzas armadas, que le traicionaron, por la espalda. Moraleja: el dinero siempre puede ser superado por el Dinero. Los gringos siempre van a poder pagar más, en el momento preciso. Que nos valga la inocencia. Hay que invertir en el Proceso de Cambio: en lo que cambia de verdad la realidad: la conciencia: el Vivir Bien.

6.Un breve pantallazo sobre los aprendizajes estratégicos

Mientras la Zona sur se agitaba, febril, El Alto proseguía, exteriormente, su agitada vida cotidiana, como si nada la perturbase, hasta que un florindo policial no tuvo mejor idea que cortar la Wiphala y separarla de la Tricolor, en la cucarda de su uniforme. En ese instante, el inconsciente y el consciente colectivo del mundo indígena, se dispararon volcánicamente, con consecuencias que todavía no podemos prever. Los alfabetizados bolivianos tienen también que aprender a leer símbolos, no solo letras.

La Wiphala es el símbolo sagrado (ahora lo sabemos) de la Palabra de Unión: Dominique Temple, que unifica políticamente a los pueblos indígenas aymara y quechua y representa, complementando a la Tricolor, el contrato civilizacional expresado bajo la denominación de Estado Plurinacional. Esta noción, los amerindios la sienten emocionalmente. Los occidentales, la criticamos racionalmente. Nuevo Quid pro quo. En cualquier caso, extirparla, implica romper el Pacto de civilización y volver a un pasado de Apartheid, que los amerindios no quieren, pero, ésta vez, en condiciones de fuerza; los indígenas saben que son mayoría demográfica y, por tanto, electoral y que mediante, la herramienta de las elecciones, no es fácil que pierdan. En las últimas elecciones, la de Octubre 2019, justamente, muchos alteños e indígenas urbanos han chicoteado a Evo Morales, como dijera Marcelino Machicado, no votando por él, debido a sus grandes desaciertos, pero, eso, ha cambiado drásticamente, de la noche a la mañana, ante la amenaza de volver a relaciones de colonialismo interno ya superadas y de racismo, siempre latente, pero amainado interculturalmente las últimas décadas neoliberales.

Lo que caracteriza a El Alto, en este momento (que no quieren cubrir los medios de comunicación urbanos, siguiendo el instinto del avestruz) es una efervescencia de gran Afectividad , a flor de piel. Están viviendo, en efecto, el advenimiento del Tercer Incluido; es decir, de aquello que es perfectamente contradictorio en sí. Ya no hay actualización, ni potencialización. No hay medida posible y tampoco puede decirse nada: solo sentir: ser conscientes de lo que acaece. La gran Iluminación ante el peligro. Al haber sido relativizada, ya, toda Conciencia elemental por su contraria (lo que Temple llama la Conciencia de Conciencia), ésta estalla en un gran fogonazo de Afectividad, alrededor de su Palabra de Unión: la Wiphala.

La simbólica de las banderas es también interesante. La Zona sur solo agita la Tricolor. Monismo. Los amerindios, en primer lugar, la Whipala, también la Tricolor y las mujeres agitan Banderas blancas. Silvia Rivera flameó una bandera negra, en señal de duelo. La afirmación, simultánea, del Nosotros, del Vosotros y el Tercero incluido: el Nos-otros más grande que incluye ambas polaridades y a sus enveses y reveses respectivos. Desearía, de momento, quedarme con este Insight.

Mapa conceptual para ubicarse

El patriarcado occidental está modelado por la Astucia, Ulises, y por el Engaño, Jacob le roba la primogenitura a su hermano. Deben saberlo, sobre todo, los animistas bolivianos para dejar de ser sorprendidos en su buena fe y ser utilizados como carne de cañón de guerras y revoluciones ajenas.

Conocemos la frase de Karl Marx, escrita en Das Kapital, de que la Violencia es la partera de la historia y que justificó y guió las Revoluciones de la modernidad. La postmodernidad también tiene su divisa: la No violencia es la partera de la post historia. Su profeta es Gene Sharp, La política de la acción no violenta, 1973, en el provee un análisis político pragmático de la acción no violenta, como un método de utilizar el poder ciudadano en un conflicto político. Es algo mucho más sofisticado que todo Marx, Engels, Lenin o Trostky juntos. Suena bien, pero he aquí que, con ello, seguimos en el dominio del patriarcado; en esa pinza entre el MAS y CC, como dicen nuestras hermanas en su Carta abierta a María Galindo, aparecida en Página Siete, 25/10/2019, p 14, de la que debemos zafarnos, si no somos sonsos.

De lo que se trata, ahora, es de resolver los conflictos y problemas, desde la lógica del amor, la empatía, la colaboración, la solidaridad, el cariño; es decir, desde la polaridad matriarcal, matrística, femenina que debe volver a hacer masa crítica en la humanidad.

Todo lo que hemos empezado a vivir este año y, especialmente, el mes de octubre, es la puesta en escena de un guión de Manual que debemos conocer, si no queremos que nos roben el litio, como a los argentinos, ya les robaron la Patagonia, sin que se dieran cuenta, pues los tienen distraídos con el estupefaciente del fútbol, como a nosotros –si nos descuidamos- con el gustito por la champa guerra y el decir no: janiwa, con que ya han empezado a birlarnos el litio.

Les remito a la obra de Sharp y sus usos políticos, desde la caída de Salvador Allende, en Octubre de 1973, justamente. Sugerimos que lo utilicen como una herramienta de análisis político, para que vayan tiquiando los puntos ya implementados y estén alertas para cuando vean que se activan otras medidas de Manual, que ustedes ya conocen, gracias a este mapa conceptual. Para información de fondo y de contexto, sugiero leer: El instituto Tavistock, de Daniel Estulin.

Los 198 métodos de acción no-violenta, sistematizados por Sharp son los siguientes.

  1. Métodos de protesta y persuasión no violentas

Declaraciones formales
Discursos públicos. Cartas de oposición o de apoyo. Declaraciones por organizaciones o instituciones. Declaraciones públicas firmadas. Declaraciones de condena e intención. Peticiones en grupo o masivas.

Comunicaciones más amplias
Caricaturas, símbolos, frases cortas. Banderolas, carteleras, cartones. Volantes, panfletos, libros.
Periódicos y diarios, desplegados. Radio, televisión, discos, casetes, videocasetes. Rótulos gigantes, aéreos y terrestres.

Representaciones de grupo
Asambleas. Premiaciones satíricas, reconocimientos ridiculizantes. Reuniones en grupos pequeños o masivos. Plantones con pancartas en lugares simbólicos. Elecciones burla, mofa o paralelas.

Actos públicos simbólicos
Despliegue de banderas o colores simbólicos. Uso de símbolos. Oración y adoración. Entrega de objetos simbólicos. Desnudos de protesta. Autodestrucción de propiedad. Luces simbólicas.
Exposiciones de retratos de líderes o héroes. Pintura como protesta. Nuevos letreros y nombres.
Sonidos simbólicos. Reclamos simbólicos: «retomar» terrenos o edificios. Gestos groseros o insultantes.

Presiones a individuos
Acoso a funcionarios. Mofa a funcionarios: repudio verbal. Fraternización. Vigilias.

Drama y música
Obras cortas, sátiras, comedias, bromas. Teatro, música. Canciones.

Procesiones
Marchas a un punto significativo. Desfiles sin destino significativo. Procesiones religiosas.
Peregrinajes. Caravanas o desfiles de vehículos.

Honores a los muertos
Luto político: funerales, símbolos luctuosos. Funerales simbólicos. Funerales combinados con manifestaciones. Homenaje en cementerios.

Asambleas públicas
Asambleas de protesta o apoyo: mítines. Mítines de protesta. Mítines de protesta encubiertos.
Tomar un lugar usándolo para enseñar.

Retiros y renuncias
Retiros: salirse de reuniones, conferencias, etc. Silencio: no aplaudir o no responder.
Renunciar a honores, membresías, etc. Dar la espalda.

  1. Métodos de no-cooperación

Métodos de no-cooperación social

Ostracismo a personas
Boicot social. Boicot social selectivo. Inacción a lo Lisistrata: boicot sexual. Excomunión: boicot religioso. Interdicción: suspensión de servicios religiosos.

No-cooperación con eventos sociales, costumbres e instituciones
Suspensión de actividades sociales o deportivas. Boicot a eventos sociales. Huelgas estudiantiles.
Desobediencia social. Cancelar membresía.

Retiro del sistema social
Quedarse en casa. No-cooperación personal total. Abandono de los trabajadores. Refugio: refugiarse en lugar inviolable (templos, embajadas, etc.). Desaparición colectiva. Migración de protesta: se va la población permanentemente. Métodos de no-cooperación económica: el boicot económico

Acciones de consumidores
Boicots de consumidores. No consumo de artículos boicoteados. Política de austeridad. Negarse a pagar el alquiler. Negarse a alquilar: no uso y no alquilo. Boicot nacional de consumidores. Boicots internacionales.

Acciones de trabajadores o productores
Boicots de trabajadores. Boicots de productores.

Acciones de intermediarios
Boicots de proveedores y distribuidores.

Acciones de dueños o administradores
Boicots de comerciantes a comprar o a vender. Negarse a alquilar o a vender propiedades.
Cierre de negocios: no permitir la entrada a trabajadores. Negar asistencia industrial: negar asistencia técnica. Huelga general comercial: cierre de negocios.

Acciones de dueños de recursos financieros
Retiro de depósitos bancarios. Negarse a pagar cuotas, derechos o cargos. Negarse a pagar deudas o intereses. Cortar fuente de fondos y crédito. Negar ingresos a gobiernos. Negarse a aceptar el dinero de un gobierno.

Acciones por gobiernos
Embargo doméstico. Listas negras de comerciantes. Embargo de proveedores internacionales.
Embargo de compradores internacionales. Embargo comercial internacional. Los métodos de no-cooperación económica: las huelgas

Huelgas simbólicas
Huelgas de protesta. Huelgas relámpago.

Huelgas agrícolas
Huelgas campesinas. Huelgas de trabajadores asalariados del campo.

Huelgas por grupos especiales
Negarse a hacer trabajos forzados. Huelgas de prisioneros. Huelgas de gremios. Huelgas de profesionales.

Huelgas industriales ordinarias
Huelgas corporativas. Huelgas por giro. Huelgas solidarias: en apoyo de las demandas de otros.

Huelgas restringidas
Huelgas por áreas. Huelgas de trabajadores en una sola planta. Huelgas de manos caídas.
Huelga de «rigorismo»: estricto apego al reglamento. Ausentismo por «enfermedad». Huelgas por renuncia. Huelgas limitadas: no se acepta tiempo extra o no se trabaja ciertos días. Huelgas selectivas: no se hacen ciertos trabajos.

Huelgas multitudinarias
Huelgas generalizadas: en muchas industrias. Huelgas generales: en la mayoría de las industrias.

Combinación de huelgas y cierres económicos
Paros selectivos. Cierre económico: incluye huelgas más cierre de negocios. Los métodos de no-cooperación política

Rechazo a la autoridad
Retirar o negar alianza o reconocimiento. Negar apoyo público. Literatura o discursos. romoviendo resistencia.

No-cooperación ciudadana con el Gobierno
Boicots del cuerpo legislativo. Boicot de elecciones. Boicots de puestos en trabajos de gobierno. Boicots de departamentos o agencias de gobierno. Retirarse de instituciones educativas de gobierno. Boicots de organizaciones apoyadas por el gobierno. Negar asistencia a los agentes coactivos del gobierno. Retiro de rótulos, marcas y señalam