Acerca de la noción de Colapso civilizatorio

Javier Medina

Compartiendo nuestra preocupación

 

En el Círculo Achocalla compartimos una visión pesimista acerca del futuro de la civilización occidental, de la cual somos y nos sabemos parte. No renegamos de ella; pero es obvio que, en la medida que la conocemos mejor, comparándola con la civilización amerindia: su espejo simétricamente inverso, nos produce, al mismo tiempo, orgullo y vergüenza. Casi estamos seguros de que hemos equivocado el camino que iniciara Abraham, en Ur de Caldea, hace casi cuatro mil años. No somos apocalípticos ni integrados[1]; empero, no queremos cultivar una ceguera voluntaria y selectiva al respecto. Tampoco pretendemos provocar temor: sólo dar que pensar para tomar previsiones, ya[2]. Somos cosmopolitas, sumergiéndonos en el seno de la Madre Tierra, y no pretendemos defender ninguna cultura contra otra. Nada de lo humano y natural nos es ajeno. Sospechamos, con dolor, que el colapso de nuestra civilización ya ha empezado y que durará, probablemente, todavía varias generaciones. Sus efectos y evidencias, empero, ya los podemos ver en los noticieros de televisión, todas las noches. Intuimos, igualmente, que la civilización indígena puede inspirar formas innovadoras para preparar y construir una transición civilizatoria hacia un nuevo paradigma de vida, signado por el Vivir Bien[3]; justamente, porque la civilización animista conserva la otra Denkform, con la que los seres humanos también hemos pensado y proyectado el mundo: la complementariedad de las funciones del lóbulo izquierdo y derecho del cerebro[4]. El Talón de Aquiles de Occidente es, paradójicamente, lo que le posibilitó su éxito: el Principio aristotélico de Identidad y no contradicción[5]: la construcción de un láser conceptual con el que separó y fragmentó todo lo que se le puso enfrente[6]. Ahora precisamos volver a tejer la red: la trama de la vida[7]. Y, en ello, la civilización indígena es nuestra gran ventaja comparativa.

 

Para empezar a orientar nuestras conversaciones, nos inspiramos en el libro de Jared Diamond, Colapso: por qué unas sociedades perduran y otras desaparecen (Kollaps. Warum Gesellschaften überleben oder untergehen)[8]. En este voluminoso texto, Diamond identifica las razones del éxito o fracaso de las civilizaciones. Compartimos nuestra lectura resumen.

 

Factores implicados en la desaparición o supervivencia de las civilizaciones

 

Compendiemos someramente las conclusiones de Diamond, con algunos contrapuntos bolivianos, para pensar y actuar pronto, sobre todo las nuevas generaciones.

 

El deterioro ambiental causado por las actividades de origen antrópico.

 

El grado y reversibilidad del impacto de la actividad antrópica depende, tanto de la intensidad de dicha actividad, como de las condiciones ecológicas del emplazamiento; esto es, su fragilidad y capacidad de recuperación.

 

Un par de ejemplos bolivianos, para anclar la lectura a nuestro contexto. El modelo cruceño de desarrollo, basado en la tala de bosque, en suelos frágiles, para sembrar veneno: azúcar y soya, para producir alcohol y carne vacuna, que se está extendiendo a Beni y Pando, no es lo más inteligente que podemos emprender[9]. Otro caso: todas nuestras ciudades botan sus aguas servidas, hospitalarias y fabriles al río que las atraviesa. Son cloacas envenenadas, no ríos. Nuestras ciudades son sistema de muerte y no nos damos por enterados. El hedor de algunas se siente desde el aire cuando uno llega a ellas por avión. No es posible el Vivir Bien en esas condiciones[10]. Malvivimos en sistemas urbanos patógenos.

 

Cambio climático.

 

Las condiciones climáticas varían tanto a lo largo del año, como a lo largo de escalas temporales mayores, así como consecuencia de eventos catastróficos, tales como grandes erupciones volcánicas. Esos cambios en el clima tienen repercusiones, tanto en la productividad de un ecosistema, como en su fragilidad y capacidad de recuperación, pudiendo mejorar o empeorar las condiciones de una sociedad determinada. Sin embargo, un deterioro de las condiciones ambientales pudiera poner en peligro la existencia de sociedades, que no estén preparadas para afrontar estos cambios.

 

Bolivia es cuna de dos civilizaciones hidráulicas diseñadas para conversar con el clima: la limitante más grande para la vida en la alta montaña tropical[11]. Recuperarlas y revigorizarlas es nuestro camino. Tenemos la solución tecnológica para cosechar el agua escasa en el altiplano y para manejar su exceso en Moxos; sin embargo, seguimos fomentando la ganadería en el Beni y hemos empezado a sembrar quinua, como monocultivo extensivo, en las praderas y bofedales del altiplano. Si la sociedad es ciega y cortoplacista, para eso está el Estado que debe ser lúcido, manejar información científica (no ideologías) y planificar el largo plazo.

 

La presencia de vecinos hostiles

 

Gran parte de las sociedades están en contacto con otras, generándose conflictos que pueden ser intermitentes o crónicos, como las peleas caínitas de judíos, cristianos y musulmanes. Una sociedad puede resistir los embates de otra, mientras sea lo suficientemente fuerte en relación a la sociedad enemiga. El debilitamiento de una sociedad, su conquista por otra y su desaparición pueden haber sido causados por múltiples motivos, entre los cuales se encuentra el deterioro ambiental.

 

América latina va, afortunadamente, en la ruta contraria, políticamente; no así, ecológicamente. La así llamada “República de la Soya”, por ejemplo, es una bomba atómica ambiental para el continente. El Sahara es el espejo en el que tenemos que mirarnos, antes de que sea tarde. Véase su mapa en el Google

 

Reducción del apoyo de sociedades vecinas amistosas.

 

La mayor parte de las sociedades depende, de alguna manera, de sus vecinos para la importación de algún bien esencial para su funcionamiento o para el mantenimiento de lazos culturales que mantienen a la sociedad cohesionada. Cualquier modificación en el intercambio de bienes o nexos culturales podría debilitar a la sociedad poniendo en peligro su propia existencia.

 

La dependencia, sin embargo, es ambivalente. No es buena señal de que la canasta familiar de los bolivianos sea, ya, foránea [12]; debe alarmarnos que importemos 300 productos para nuestra alimentación, debido a la desruralización del país; de momento tenemos seguridad alimentaria, pero no soberanía. Un Estado fuerte no es el que amedrenta a sus ciudadanos o vecinos, sino el que equilibra su población en el territorio para abastecerse autónomamente. Debemos incentivar la vida buena en las ciudades intermedias y capitales municipales. Drenar hacia el campo las cancerígenas capitales departamentales. La inseguridad ciudadana es una señal de este colapso en marcha; no se arregla con video cámaras y policías.

 

Análisis de casos concretos.

 

Resumamos las evidencias de Colapso: por qué unas sociedades perduran y otras desaparecen.

El caso de Montana

Diamond describe y analiza los problemas ambientales de Montana, en los Estados Unidos, como un ejemplo de una sociedad moderna, que forma parte del país más poderoso y desarrollado del mundo y que, sin embargo, se encuentra en una encrucijada peligrosa. ¿Cómo dejar atrás una economía basada en la minería, la explotación forestal y la producción agrícola y, además, subsanar los daños ambientales causados por esas mismas actividades? Las compañías mineras no están dispuestas a pagar por los daños ambientales ocasionados y los ciudadanos de Montana tampoco están dispuestos a apoyar regulaciones gubernamentales que los beneficiarían, debido a una actitud tradicionalmente anti estatal que domina su cultura política. Las explotaciones forestales y las actividades agrícolas no son competitivas con respecto a otras regiones del país, generando pocos ingresos y convirtiendo a esta región en una de las más pobres de los EEUU, con lo cual el estado tiene pocos recursos para subsanar los daños ambientales. El caso de Montana permite a Diamond introducir la idea central de su libro: para que las sociedades puedan afrontar exitosamente sus desafíos ambientales tienen que examinar sus valores culturales y escoger con cuales quedarse y cuales cambiar.

 

El análisis de la evolución de los conflictos en Montana y las diferentes actitudes de sus pobladores, hacia sus problemas, nos permiten, a los bolivianos, revisar los deseos extractivistas de la actual administración. La elite izquierdista haría bien en mirarse en el espejo de Montana o, simplemente, en las mesas de billar que han dejado los Menonitas en Santa Cruz, después 30 años de explotación agrícola impecable de un ecosistema forestal. La otra cosa que deberíamos pensar: el capitalismo, la forma Estado, la propiedad privada… son franquicias de la cultura europea, basadas en el monoteísmo judío y la ciencia griega. No es el caso de nuestros pueblos indígenas. La cosmovisión, que hace masa crítica, es animista y la ciencia indígena es holista y cuántica: se ha especializado en manejar las energías sutiles, desde la no escisión mente-cuerpo. Este es un límite crítico a toda ansia de modernización por parte de las elites de izquierda y derecha. Seguimos siendo ciegos y voluntaristas, a pesar de 500 años de evidencia en contrario. No olvidemos que el capitalismo moderno empezó en Potosí[13].
El caso de Isla de Pascua

Este es un caso bastante sencillo, debido a su aislamiento de otras sociedades; lo que saca del análisis a vecinos hostiles y socios comerciales amistosos. Por otro lado, el cambio climático no pareciera haber tenido una influencia importante en el colapso de esta sociedad. La historia y el colapso de la isla de Pascua es descrita por Diamond como “lo más parecido a un ocaso ecológico puro”, consecuencia de una total deforestación que condujo a guerras, derrocamiento de la élite y una muerte progresiva de la población.

 

En el altiplano está creciendo el desierto por deforestación y erosión de la pradera nativa, debido a la ignorancia de las tecnologías prehispánicas de cosecha de agua[14]. Los bolivianos no tenemos conciencia de que el desierto de Atacama ya ha cruzado la cordillera. No debería extrañarnos las migraciones a las ciudades. Hay un colapso en marcha, medible en nuestra canasta familiar y el crecimiento exponencial de El Alto. No, no es una señal de desarrollo y progreso. Es la evidencia, inocultable, de las migraciones internas provocadas por la crisis climática.

 

El caso de las islas de Pitcairn y Henderson

Diamond desarrolla la importancia del efecto de pérdida de apoyo de sociedades vecinas amistosas en su colapso. A pesar de que estas dos islas presentaron cierto grado de deterioro ambiental, su colapso final fue desencadenado por el colapso ambiental de su principal socio comercial.

 

Economistas mediáticos paceños alientan el parasitismo boliviano, empujando a que nos apeguemos, ahora, al Brasil; ayer a los Estados Unidos y, mañana, a China. Son, justamente, estas potencias las que primero van a colapsar. Debemos aprender a nadar y a conservar la ropa seca.

 

El caso de la sociedad Anasazi

Ayudado por investigaciones sobre paleoclima y analizando el ancho de los anillos de árboles utilizados por los Anazasi, en la construcción de sus viviendas, Diamond puede inferir un caso de colapso, basado en la intersección de deterioro ambiental, crecimiento de la población y cambio climático.

 

A nuestra medida y escala es lo que ya está sucediendo en la Amazonia.

 

El caso de los Mayas

Diamond ilustra los efectos combinados del deterioro ambiental, crecimiento de la población y cambio climático, con el agravante de la aparición del factor de sociedades vecinas hostiles.

 

Probablemente es también el caso de Tiwanaku, con el añadido de las subidas y bajadas del lago Titicaca.

 

El caso de Greoenlandia

 

El análisis de Diamond del desmoronamiento de la Groenlandia noruega, nos brinda la oportunidad de comparar el desarrollo y diferente desenlace de dos sociedades que compartieron el mismo hábitat, pero con estrategias de vida distintas, basadas en modelos civilizatorios opuestos: la sociedad noruega, anclada en el monoteísmo cristiano, y la sociedad Inuit, basada en el animismo pagano.

 

La sociedad noruega fue monoteísta: abominaba de la idolatría inuit; era, obviamente, jerárquica, por patriarcal: la primacía del Uno; como no eran católicos mediterráneos, no los empujaba el celo de la extirpación de idolatrías, pero sí, la típica voluntad de apartheid protestante, que los impermeabilizó de la influencia cultural de los Inuit: animistas, horizontales políticamente, sistémicos ecológicamente y que, por tanto, utilizaban los recursos disponibles de una manera más sustentable. Los Inuit no creían en el mito cristiano del desarrollo y crecimiento indefinido. Así, pues, los noruegos occidentales utilizaron los recursos de manera irracional: “Dominad la tierra”. Siguieron con sus hábitos alimentarios carnívoros, basados en el ganado vacuno y sus productos derivados, y no aprovecharon los recursos disponibles locales, como el pescado, por ejemplo. La falta de capacidad de adecuación a sus ecosistemas y de aprendizaje de los nativos y originarios inuit, además de problemas ambientales y de cambio climático, fueron los principales causantes de su colapso. De nos fabula narratur.

Esta es la historia del colonialismo que supone que su ciencia y tecnología, su cosmovisión y estilo de vida, son universales y mejores que la comprensión nativa del mundo. Bolivia conoció esto, primero, con la Extirpación de idolatrías y, después, con el Darwinismo criollo[15].

 

El caso de Ruanda

Es un ejemplo claro de las consecuencias de un crecimiento poblacional descontrolado, alentado por la moral sexual católica al respecto, que, apoyado en una tradicional violencia étnica, desembocó en un genocidio. Lo que Diamond no cuenta es que, como muestra Dominique Temple[16], el origen de ese desastre está en la obra misionera de los Padres Blancos, de Bélgica, que para imponer el cristianismo tuvieron que destrozar, primero, el culto a los ancestros y, luego, la economía de Reciprocidad que regía la homeostasis ecosimbiótica animista y la complementariedad entre tribus ganaderas y agrícolas. Para ello, los misioneros empezaron por educar a los hijos de las elites locales y doctorarlos, luego, en Lovaina. Cuando éstos remplazaron a sus padres animistas en el gobierno de las nuevas naciones, se empeñaron en remedar el modelo europeo y el resultado del desaguisado es conocido y espeluznante. Los bárbaros fueron los misioneros católicos.

 

En Bolivia, nos salva la ritualización y hasta fetichización de la curicula de nuestro sistema educativo; nuestros profesores y licenciados, luego, chipan las cosas en tal chenko que capan la eficacia unidimensional y no contradictoria del modelo abstracto occidental. Debiéramos erigirles un monumento.

 

 

El caso de la República Dominicaa y Haiti

Ambos países comparten el mismo territorio y son un ejemplo más del contraste, en cuanto a resultados, de culturas e historias de manejo de los recursos naturales distintos. Aunque Diamond deja claro que las condiciones ambientales de los territorios de Haití y República Dominicana son distintas, ocupando Haití áreas con condiciones más secas, suelos más pobres, frágiles y con menos capacidad de recuperación, también es claro en señalar la importancia de las distintas historias de uso de los recursos, grado de explotación, densidad poblacional y decisiones políticas en el resultado final de deterioro de las condiciones de vida de la población. Haití, durante la época colonial, fue la joya de Francia y de ésta salían grandes cargamentos de azúcar y otros bienes para la metrópoli. Francia trasladó grandes contingentes de esclavos africanos, como mano de obra para la producción agrícola en Haití. Por otro lado, en el siglo XX, Haití fue gobernado por el clan cristiano de los Duvalier que explotaron el país y a sus ciudadanos para su provecho tribal. No captaron, del cristianismo, la noción de Bien común y las relaciones abstractas. El resultado fue un territorio expoliado de sus recursos naturales y con una gran densidad poblacional, gracias a la moral sexual católica. La receta ideal para un desastre.

La historia de República Dominicana fue distinta, desde el comienzo, al ser tratada por España como un territorio marginal y sin importancia, donde no hubo ni grandes plantaciones, ni un incremento sustancial de la población. Por otro lado, los más influyentes gobernantes de Santo Domingo: Rafael Trujillo y Joaquín Balaguer, no fueron menos crueles y corruptos que los Duvalier, pero desarrollaron un país moderno, con una economía industrial. Además, mostraron un raro interés personal en la conservación de la naturaleza, promoviendo un sistema importante de parques nacionales que proveen al país de servicios ambientales, que podrán ser usados de manera sustentable para el desarrollo futuro del país. La situación de República Dominicana y Haití no podría ser más distinta.

 

El caso de China

China le sirve de ejemplo a Diamond para describir los doce tipos de problemas ambientales modernos, todos ellos presentes en el país, señalando que el objetivo de China, de colocar a sus más de 1300 millones de habitantes en niveles de desarrollo y consumo del primer mundo, es insostenible, ya que duplicaría la demanda mundial actual de recursos naturales, siendo ya la actual demanda probablemente no sustentable en un futuro no muy lejano.

 

Sin embargo, Diamond es optimista, basándose en la capacidad de China de instituir políticas y decisiones a nivel nacional, como lo demuestran, por ejemplo, la prohibición nacional de deforestación, establecida en 1998, o el estricto control de la natalidad.

 

¿La complementariedad del Yin y el Yang rige el actual proceso chino? Me temo que la recepción del modelo educativo occidental ha sido perfecta. Presiento que se van al carajo, arrastrándonos al resto del planeta. Hay que desengancharse, aumentando nuestra propia resilencia biocultural[17]

 

El caso de Australia

 

Australia tiene los suelos con los niveles de nutrientes más bajos, las tasas de crecimiento vegetal más lentas y una de las productividades más bajas del planeta. Además, su pluviosidad es escasa, sus suelos están altamente salinizados y ha sido devastada por la introducción de especies invasoras. Por otro lado, Australia está explotando sus recursos naturales: pastos, bosques y pesca, como si se tratara de una explotación minera; esto es, con tasas de explotación que superan la regeneración de los mismos. Si se mantienen las tendencias actuales, tanto los bosques como las factorías de pesca desaparecerán en un futuro no muy lejano. Si bien mucho de los problemas ambientales son ya irreversibles, Australia está tratando de desarrollar prácticas agrarias ecológicamente sostenibles y, como sociedad, está resuelta a enfrentar sus problemas y a reestructurar su sociedad para lograr ese objetivo.

 

Bien, Estos estudios de caso, le dan pie a Diamond para ir amarrando las lecciones aprendidas. Estas son las siguientes.

 

Razones por las cuales una sociedad pudiera tomar decisiones catastróficas.

 

Diamond analiza las siguientes preguntas que vale la pena que nos las hagamos también nosotros: ¿Cómo es posible que una sociedad no consiguiera percibir los peligros que, retrospectivamente, nos parecen tan evidentes? ¿Podemos decir que su final fue culpa de los propios habitantes o que, por el contrario, fueron victimas trágicas de problemas insolubles? ¿Cuánto deterioro ambiental del pasado era no intencionado o imperceptible, y cuánto estuvo porfiadamente forjado por personas que actuaban con plena conciencia de las consecuencias? Diamond resume las respuestas a esas preguntas en cuatro escenarios básicos:

  1. Fracaso de las sociedades en anticipar los problemas que sus acciones ocasionarían
  2. Fracaso de las sociedades en percibir un problema que ya está ocurriendo
  3. Fracaso de las sociedades en el intento de resolver un problema una vez éste es identificado
  4. Fracaso de las sociedades en encontrar una solución viable al problema.

En Bolivia, estas preguntas ni nos las planteamos. Para que la política del Vivir Bien vaya cobrando relevancia política, tenemos que empezar a respondernos estas preguntas desde nuestras actuales circunstancias. A ello, justamente, quiere contribuir el Circulo Achocalla

Reflexiones finales

 

Nuestro mentor comienza señalando el grave problema de la reducción de los hábitats naturales y sus consecuencias, en cuanto a la reducción de la calidad y cantidad de los servicios ambientales aportados por éstos, tanto directamente como indirectamente.

 

Analiza el problema de la reducción de los stocks de pescado y mariscos, fuente importante de proteínas de la humanidad.

 

Muestra cómo la erosión y deterioro de los suelos aumentan su fragilidad y reduce su capacidad de recuperación y la pérdida de la diversidad biológica.

 

Por otro lado, enumera las limitaciones de un crecimiento ilimitado de la población humana, o su consumo de recursos, teniendo como base las limitaciones, tanto de generar energía, la cantidad de agua dulce disponible, como los límites de la capacidad fotosintética de las plantas, es decir, la capacidad de producir alimentos de origen vegetal.

 

Otros problemas ambientales que señala son los relacionados con las consecuencias de nuestra actividad y el aporte que hacemos al ambiente. Especialmente los problemas ocasionados por los productos químicos tóxicos, la emisión de gases a la atmósfera y la introducción de especies invasoras.

 

Por último, Diamond hace un análisis del problema ocasionado por el aumento del tamaño de la población humana y el incremento del impacto per cápita de esa población.

 

Cada uno de los problemas, señalados por Diamond, se relacionan entre sí y terminarán por limitar la forma en que vivamos en un futuro no muy lejano. La pregunta clave de Diamond es si dichos problemas acabarán siendo resueltos de una manera civilizada o catastrófica. Si bien los problemas por los que pasaron las sociedades pasadas y sus capacidades para abordarlos no son comparables con los actuales, también es cierto que, en la actualidad, hemos incrementado, tanto nuestra población como nuestra capacidad de afectar el ambiente, esto es, tenemos la capacidad de ser mucho más dañinos. Por otro lado, ya no vivimos en un mundo con sociedades que pueden estar claramente delimitadas como la isla de Pascua, cuyo colapso no afecta más que a sus ciudadanos; vivimos en un mundo interconectado, donde los problemas ocasionados en cualquier parte del planeta, tendrán, ciertamente, repercusión directa o indirecta en nuestras vidas. Esto, según Diamond, es a la vez una desgracia y también una oportunidad. Desgracia, puesto que nuestras sociedades están tan interrelacionadas que el riesgo de declive y colapso es mundial. Oportunidad y ventaja, ya que las lecciones aprendidas, la tecnología y los recursos de una sociedad, pueden ser aplicadas a otras y así evitar el colapso común.

 


[1] Umberto Eco. Apocalípticos e integrados. Barcelona: Lumen. 1965

[2] Más información en www.transitiontowns.org

[3] Cf. Javier Medina, Suma Qamaña. Por una convivialidad postindustrial. La Paz: Garza Azul Ediciones,, 2006.

[4] Cf. Dominique Aubier, La Face cachée du cerveau. Damville: La Bouche du Pel, 2011. Así mismo, en la misma editorial: L´Ordre cosmique

[5] CF. Javier Medina, Ch´ulla y Yanantin. Las dos matrices de civilizción que constituyen a Bolivia. La Paz: Garza Azul Ediciones, 2008.

[6] Del lado semita, el láser es el concepto de Separación, del que abunda en el primer capítulo del Bereshit, Génesis. Cf. David Banon, Entrelacs. La lettre et le sens dans l´exégèse juive. Paris: Editions du Cerf, 2008

[7] Cf. la obra de Fritjof Capra; en especial: La trama de la vida. Una nueva perspectiva de los sistemas vivos y Las conexiones ocultas. Implicaciones sociales, medioambientales, económicas y biológicas de una nueva visión del mundo. Ambas en Barcelona: Anagrama, 2000 y 2002 respectivamente

[8] Existe una traducción castellana del ingles: Colapso: por qué unas sociedades perduran y otras desaparecen. Barcelona: Debate, 2006

[9] Varda Fiszbein, La paleo dieta. Barcelona: Ediciones Obelisco, 2011

[10] Véase: Mario Torres Eguino, Suma Qamaña y Desarrollo. El t´hinkhu necesario. La Paz: Programa Nacional Biocultura, 2012.

[11] Cf. Carl Troll y Stephen Brush, El ecosistema andino. La Paz: HISBOL, 1987

[12] ERBOL digital, 10/16/2013: IBCE: Bolivia importa 300 productos de canasta familiar

[13] Véase: Nadine Sebill, Ayllus y haciendas. Dos estudios de caso sobre la agricultura colonial en los Andes. La Paz: HISBOL, 1992. Asimismo: Principio Potosí. ¿Cómo podemos cantar el canto del señor en tierra ajena? La Paz: MUSEF, 2011

[14] Cf. Francisco Greslou, et alt. Agua. Visión andina y usos campesinos. La Paz: HISBOL, 1990

[15] Cf. Danielle Demélas, “Darwinismo a la criolla: el darwinismo social en Bolivia, 1880-1910”, en: Historia Boliviana, 112(1981)55-82

[16] Cf. Dominique Temple “Tres textos sobre Ruanda”, en: Teoría de la Reciprocidad. Tomo III. La Paz: PADEP- GTZ, 2003, pp 279-326.

[17] Cf. Programa Nacional Biocultura, “Implementado el Vivir Bien como política pública local. Balance y Perspectivas”. Documento de Trabajo, La Paz, 2014

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1 respuesta

  1. Juhuda Ibn Zaidun ben Ezra dice:

    Estimado Ben Todros Halevi,hace unos días estuve en Ecuador participando en una reunión técnica sobre el Buen vivir/ vivir bien, en la conversación dentro de la complejidad plantee la crisis civilizatoria, Civilizacion vrs Cultura es decir , la ciudanania como efecto de las ciudades y la civilización como revolución ciudadana, vrs las culturas engendradas desde las comunidades. Urbanidades frente a colmenas. desearia tu aporte a este debate ya que Ecuador esta desarrollando una revolucion ciudadana que pretende uniformar desde la civilización a las culturas aun existentes y las culturas emergentes, entonces desde nuestro analisis ontologico ya debatido hemos estipulado que 1492 fue la invasión de la civilización europea a las culturas de Abya yala, entonces este proceso de Buen vivir/vivir bien debería ser la recuperación, restitucion del principio fundamental de comunidad.

    nayjuma