Relaciones no causales: Moxos-Chapare-Terremoto:TIPNIS

En memoria de Yosi Mirtenbaum que dijo:

“Sin indios no hay bosque,

sin bosque no hay indios”

 

Ayer que salía la IX Marcha indígena por la defensa del TIPNIS la Pachamama ha vuelto a temblar y, a saber, otra vez en el Chapare. 4.3 grados en la escala de Richter. Nadie parece ligar estos terremotos con la defensa del TIPNIS que acaecen sincrónicamente: simultaneamente.

El anterior terremoto que tuvo lugar en Moxos me empujó a escribir el siguiente artículo que, ahora, lo vuelvo a desenterrar para compartirlo con mis ocasionales lectores. Dice así:

Siempre lo supo la humanidad, aunque los occidentales lo olvidamos, a partir de Descartes; hace casi 400 años. Siempre supimos que, además de las leyes de causalidad, también existen las relaciones no causales o de sincronía. Pues bien, ayer en varios lugares, Bolivia tembló, pero nosotros sentimos, pasadas las dos de la tarde, el efecto del remezón mayor cuyo epicentro último fue, nada menos, que Moxos. 6.7 grados de la escala de Richter

Ligar: terremoto, Moxos, TIPNIS, Ley corta, marchas… es introducirse en la esfera de las relaciones no causales; es decir, juntar lo que la modernidad nos enseñó a pensar separado: una cosa es la historia, la política, la sociedad, y otra la naturaleza. Entre ambas no hay ninguna conexión. Los surrealistas ya se rebelaron contra esa unidimensionalidad el siglo pasado

Pues bien, la física cuántica y la psicología profunda volvieron a reintroducir el tema de la sincronicidad en la alta cultura científica europea, de la mano de Wolfgang Pauli y Carl Gustav Jung: The Interpretation of Nature and the Psyche. Luego Pauli, el del Principio de Exclusión, escribio Atom and the Archetype. Es clásico su diagrama hermenéutico:

Este Principio, en realidad, la tradición abrahámica lo conoce desde la figura hermafrodita del Adam Kadmón, pasando por la cristiandad europea que lo revivió, hasta el Vaticano Segundo, a través de la metáfora del Cuerpo Místico de Cristo (que conecta las diversas esferas de lo real), la oración (inputs de energía psíquica que vinculan el todo), los milagros (los efectos de la conexión en lo que los kabbalistas llaman el Ein Sof y Vacío de alta energía, los físicos), peregrinaciones a Compostela, la Meca o a la Loma Santa. Por cierto, los kollanas también lo conocen. Pa-cha es el código de lectura no causal, como el Sistema Alef lo es de los sefardíes. Así, pues, la lobotomía producida por la modernidad racionalista está siendo reparada por la comprensión bifronte del cerebro humano y planetario: continuo espacio-tiempo.

La sincronía se da al reparar la conexión del terremoto de Moxos (Nivel de realidad natural) con la aceleradora de altas energías sociales, políticas y psíquicas que produjo la Marcha del TIPNIS. Este es el contexto. El aviso, al Nivel de Realidad político, tiene que ver con lo que está pasando en el Kilómetro Cero. Un lugar donde no se están respetando ni los principios lógicos que fundan la “Forma Estado”: el Principio de No contradicción: lo que firmas con la mano no debes borrar con el codo; la Constitución que has aprobado no debes violarla porque entonces estas destruyendo el Contrato

que posibilita vivir civilizadamente. Tampoco se está respetando el principio lógico de lo Contradictorio que funda la “Forma Ayllu”: después del Tinku de la Marcha debería venir el Ayni de la Reciprocidad. Ni lo uno ni lo otro. Esto es lo gravísimo del asunto. Estamos entrando a un estado de barbarie inquietante: no hay ninguna norma que se respete: ni occidental ni amerindia; sólo arbitrariedad e improvisación: energías saxra

Y las energías saxra producen situaciones y comportamientos fascistas. Las Trillizas, por ejemplo, han caído en esta patología política. ¡Quien hubiera pensado que, nada menos, las Barzolinas estuvieran metidas en ello!. Pero, en eso, el Género no hace diferencia. Gran aprendizaje teórico. No hay bella salvaje. Todos los hombres: q´aras y t´aras, somos capaces de todo. Para impedirlo, en Occidente, inventamos el Estado y, en los Andes, el Ayllu. Que no valgan, ahora, ni uno ni otro, nos puede dar la medida del peligro que nos amenaza a todos, sin exclusión.

Ahora bien, debemos minimizar la idea de buscar al culpable: “sabemos quien es, pero búsquenlo ustedes”. No nos llevaría a ningún lado; profundizaría la separación: las energías dia-bólicas. Necesitamos producir energías sim-bólicas: energías bosónicas de conjunción. Lo cierto, empero, (y debemos aceptarlo, metanoia mediante) es que entre todos hemos fabricado este Golem. Todos somos responsables; absolutamente todos. Hemos proyectado en él utopías renacentistas, románticas y revolucionarias, así como también la animadversión católica urbana hacia el indio. En la Constituyente hemos obstruido y metido línea como imbéciles. No hemos conversado. Cómo sorprendernos que la Constituyente haya producido un chenko incumplible, tanto desde la perspectiva occidental, como desde la perspectiva amerindia. Lo advertí en su momento. Ahora no sólo es visible, sino que lo estamos sufriendo todos. Pero entender, parece que no entendemos nada todavía. De todos modos, sea como fuere, tenemos que minimizar, ahora, la forma mentis “Sujeto / Objeto” que nos lleva a maniqueísmos. Tenemos que tomar conciencia, cuánticamente, que nosotros somos Evo y Evo es nosotros. Todos los pueblos tienen lo que se merecen. No nos lamentemos, tampoco ridiculicemos: comprendamos. Azucemos el ceso y el corazón. En ese espejo: Evo, tenemos que mirarnos, con lucidez y, sin embargo, también con ternura. Es nuestra wawa. Urgente tarea.

Ojala entendamos no sólo el clamor de una ciudadanía, venida a menos, sino también los temblores de la Madre Tierra Gaia (“un ser vivo inteligente”: James Lovelock) en el epicentro del Paititi: mítico lugar de tantas resonancias para los Marranos indianos: León Pinelo. ¿Paititi remplaza a Tiwanaku? Todo emite signos: todo habla. Sin embargo, me pesan más, ahora, los griegos arcaicos. Este episodio de nuestra historia lo veo marcado por la palabra griega hybris que puede traducirse como ‘desmesura’. En la Grecia antigua aludía a un desprecio temerario hacia el espacio personal del otro, unido a una falta de control sobre los propios impulsos, inspirados por pasiones consideradas patógenas debido a su carácter irracional y desequilibrado. Ante el espectáculo del Kilómetro Cero: un torbellino nihilista, no puedo evitar pensar en un famoso proverbio, erróneamente atribuido a Eurípides: “Aquel, a quien los dioses quieren perder, primero lo vuelven ciego”. ¿Estarán echados los dados?

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