El paradigma femenino del Don: Genevieve Vaugham comentado por Javier Medina

Vaugham [1] es una feminista americana, nacida en Corpus Christi, educada en Europa y activa en el movimiento de mujeres. Desde distintas disciplinas, repiensa la economía a partir de su propia sensibilidad y, en ese empeño teórico y práctico, descubre el paradigma del Ayni, bien lejos de las sociedades animistas amerindias que lo han conservado hasta ahora mismo. Es una notable coincidencia. Como Dominique Temple[2] también distingue entre Don e Intercambio. En nuestro lenguaje: Reciprocidad y Capitalismo. Ha escrito For-Giving, a Feminist Criticism of Exchange. Austin, Texas: Plain View Press and the Foundation for a Compassionate Society, 1997 y que se puede leer en castellano en internet [3]. Podemos condensar su pensamiento en las siguientes proposiciones.

El Intercambio no es natural. Es una invención de la patriarquía. Es la forma secularizada de patentizar la separación de la naturaleza y la instauración de la abstracción del tiempo.

El Intercambio crea relaciones negativas que fomentan el aislamiento, la competencia, la guerra y la dominación.

El Intercambio es artificial y proviene de una conducta más fundamental todavía: la necesidad de dar directamente para satisfacer necesidades.

El Don crea relaciones positivas, por medio de la satisfacción directa de la necesidad que, a su vez, crea solidaridad, comunicación y comunidad.

El Intercambio y el Don constituyen también dos formas de pensamiento y de conducta que coexisten al mismo tiempo. La entrega del Don, sin embargo, acaece en gran parte de modo inconsciente. No somos conscientes que damos, donamos, regalamos.

Las lógicas del Intercambio y el Don constituyen dos paradigmas que compiten y, en teoría, se complementan mutuamente. El Intercambio, sin embargo, en la práctica, esconde al Don, compite con él y toma ventaja de su entrega gratuita.

Una de las formas en que el Don se esconde, en la sociedad basada en el Intercambio, es que se le reconoce sólo en la crianza de la especie, la caridad, los regalos. Ahora bien, el paradigma del Don puede ser visto como la base del lenguaje y de la creación de las relaciones humanas. Por medio de la restauración de la entrega del Don a las muchas áreas de la vida, en las cuáles ha sido desconocida o desvirtuada, podemos comenzar a instalar, a nivel de nuestra conciencia, el paradigma del Don.

La crianza de los hijos, y otros tipos de trabajo gratuito, se hace difícil y hasta sacrificada por la presencia de la escasez, que es un elemento necesario para el funcionamiento del Intercambio. La escasez es creada artificialmente por la apropiación de los dones de los muchos, por parte de unos cuantos. Los valores de la crianza y cuidado de los hijos son devaluados por la misoginia patriarcal. La escasez, necesaria al funcionamiento del Mercado, sumada al descarte del paradigma del Don, es la causa del sufrimiento humano.

El Intercambio produce objetivación y fetichismo. Siempre ha tenido problemas en distinguir lo social de lo biológico. ¿Por qué ha ocurrido esto?

Masculación. Todos los seres humanos nacen dependientes, siendo así que alguien tiene que cuidar de ellos unilateralmente desde su infancia. Este rol le ha sido asignado a la mujer, debido a la interpretación social de sus capacidades biológicas como opuestas a las del varón. Los hijos varones, hasta que aprenden el lenguaje, se identifican con la madre y participan con ella de la práctica del dar y recibir. Cuando aprenden que ellos están en una categoría que es opuesta a la de sus madres, tienen que encontrar una identidad cuya base NO es ser como sus madres; es decir, no ser donadores. Lo que encuentran es la agenda de la hombría: independencia (como opuesto de la interdependencia); la competencia (como opuesto de la cooperación); la dominación (como opuesto de la colaboración); el estoicismo (como opuesto de la emoción). Esta agenda falsa y masculada ha sido tomada como la agenda humana, en vez de la agenda de la crianza. Ha sido proyectada en nuestras instituciones e influye profundamente en la manera en que construimos la realidad.

Las emociones son los mapas de las necesidades del Don. La hombría requiere del dominio de las emociones. Al igual que el Intercambio.

Golpear es una manera negativa de crear relaciones de dominación. Se trata del reemplazo masculado del Don. Golpear reemplaza, en varios niveles, a la entrega del Don, desde la violencia familiar hasta la guerra.

El Don crea comunidad. Los machos masculados quieren la independencia ofrecida por el Intercambio. El Intercambio separa a la gente, al ponerlos en posiciones de adversarios y competidores. El Intercambio está orientado hacia el ego. El Don concede valor al otro. El Mercado es una forma ya masculada para efectuar la entrega del Don. Permite al padre mantener a su familia con un salario. De manera similar, los capitalistas poseen los medios de producción para el intercambio: el dinero. Esto hace al Don, dependiente del Intercambio y, por lo tanto, los donores dependen de los intercambiadores.

Es preciso restaurar la imagen de la Madre y la entrega del Don como la lógica humana. Ver la religión patriarcal como una proyección de la masculación, hacer el intento de que la mujer sea consciente de las formas del Don que ellas practican. La Madre Tierra no es solamente una metáfora. La Naturaleza funciona, de hecho, de acuerdo al modelo del Don, no al del Intercambio. Si proyectamos la perspectiva no nutriente del Intercambio, veremos a la Naturaleza como objetivada. Nuestra comprensión de la Madre Tierra, como viva o muerta, depende de si proyectamos o no la entrega del Don.

De modo semejante sucede con nosotros mismos. El punto de vista del Intercambio, creado por el ego, es muy limitado. Adoptar el punto de vista del otro, expande nuestra perspectiva.

Recrear la cultura de la mujer, basada en el Don, aunque hoy se encuentre bajo el peso del Intercambio y la patriarquía. Esto es imprescindible para cambiar la situación. Es importante hacerlo dentro de las culturas opresoras, porque es allí donde los valores de la patriaquía y del Intercambio se han consolidado y nos hacen daño a todos.

Restaurar, en donde haya sido eliminado, el paradigma del Don. Considerar todos los niveles de necesidades, que han estado escondidos bajo otras descripciones: la necesidad del cambio social, la necesidad de la verdad… Practicar la mirada del Don para ver las necesidades en vez de la mirada del Intercambio para cosechar ganancias.

Empoderarnos, en nuestras vidas personales, con los valores del Don, la gratitud, la comunidad, el volver hacia la Tierra, la espiritualidad. Prestar atención a las necesidades. Validar la empatía. Aprender a recibir y dar con dignidad y sensibilidad.

Proponer el paradigma del Don y sus valores como una alternativa a la patriarquía y como un punto de vista desde el cual comprender, criticar y desmantelarla. Si todos, varones y mujeres, poseemos valores basados en el paradigma del Don, entonces todo funcionará según la lógica del Don.

El problema es que la agenda del Intercambio se ha apoderado de todo, como la manera oficial y única de interpretar el mundo y de actuar en él. Es así que no sólo los poderosos y ricos creen en el valor de la dominación, también las mujeres, los indígenas, los pobres, las naciones subdesarrolladas.

Aunque el sistema mismo es una expresión de la patriaquía y de los valores de la masculación, podemos cambiar el sistema, retirándonos de él o evitándolo. Sólo reconociéndolo en lo que es: una especie de instrumento de tortura, podremos renunciar y comenzar de nuevo sobre la base de nutrirnos mutuamente. Los valores de la crianza ya existen y sólo tenemos que redescubrirlos, no reinventarlos.

Tanto el Intercambio como el paradigma del Don son procesos que no distribuyen bienes, pero que generan relaciones e identidades humanas. El tipo de identidad promovido por el Intercambio es atomista: autosuficiente e individualista, negando la conexión e invisilizando los dones que recibe.

La separación público / privado y familia / negocios ha centrado la entrega del Don dentro de la familia. Se reconoce el Don sólo en esa esfera. También la crianza y la interacción madre e hijo, considerándolas inferiores, como meramente biológica y definida para la mujer, como algo opuesto a la variedad del mercado y la propiedad, basados en la independencia, el egoísmo, la competencia, la dominación y la acumulación.

El desafío es liberar el Don del peso del Intercambio y la patriarquía, viendo a la humanidad como homo donans. Tenemos que recibir el Don y recibirlo creativamente, a fin de conocerlo.

El proceso del mercado crea la «esencia» del intercambio. Esta esencia es importante en la patriarquía capitalista y distorsiona la manera en que vemos la realidad. La religión y la filosofía están basadas sobre proyecciones de esta «esencia» económica. De hecho, el dar y recibir crean una variedad de identidades y valores cualitativamente diferentes. Es así que el deseo de variedad, creatividad y significado puede ser satisfecha por el paradigma del Don, en tanto que el Intercambio funciona, sí, pero a expensas de las relaciones, de la conexión.

El paradigma del Intercambio compite con el paradigma del Don. Esta competencia es desigual pues, desafortunadamente, el Don gratuito fortalece al Intercambio que recibe pero no devuelve.

Efectuar proyectos basados en el paradigma del Don con la conciencia de que una generalización del Don es necesaria: voluntariado, actividades comunales, criar a los niños, enseñar, la espirituaidad, monedas locales…todo esto debe ser generalizado para que el paradigma del Don haga masa critica.

Apreciar y aprender de las culturas indígenas, depositarias del paradigma del Don, su know how para la vida cotidiana.

Educar a los niños en dar vida y en nutrir como sus madres. Educar a las madres en validar el paradigma del Don y de ver sus ramificaciones en la sociedad en conjunto. Animar a los niños en ser emocionales como las niñas, a fin de que puedan empatizar y reconocer las necesidades más fácilmente.

Ver el paradigma del Don en todos los diversos aspectos de la vida, de manera que nuestro alineamiento pueda ser reconocido. Esto incluye: la entrega del don psicológicamente; la entrega del don en la Naturaleza; la consideración del lenguaje, el arte y sus mensajes como dones; las matemáticas y la lógica como poseyendo aspectos del paradigma del Don; la consideración del Don en el nivel biológico e, incluso, subatómico.

Hacer ver a los varones (y mujeres) que la agenda masculina, entendida por la patriarquía y el capitalismo, es un caso de falsa identidad que les roba su humanidad y que ha sido proyectada en la sociedad causando devastación.

Efectuar estudios colectivos de cómo hacer las cosas. Por ejemplo, de cómo evaluar las necesidades, proveer abundancia, dar y recibir con respeto, cuánta tecnología emplear, cómo organizar la agricultura, distribución, educación. Evaluar el uso de tipos alternativos de moneda para salirse del mercado.

Efectuar trabajo cooperativo a gran escala para resolver los problemas creados por la patriarquía capitalista, tales como la pobreza, enfermedades y devastación del medio ambiente. Crear una cultura de la bondad y el cuidado en la cual la opresión no sea validada, de modo que los impulsos hacia la dominación y explotación sean interrumpidos habitualmente por todos. Eliminar las jerarquías patriarcales. Dar dirigencia a los consejos de mujeres mayores.

La mujer debe dirigir esta transición, no porque los varones no practiquen también la economía del Don, sino porque los varones han sido educados en que ellos tienen su propia agenda de dominación y competencia. Nuestras instituciones y economía han sido creadas sobre dicha falacia. Debemos dirigir, porque estamos informadas con los valores de la economía del Don, que hemos venido practicando, de manera que el Don pueda ser restaurado como camino hacia la paz y la abundancia para todos.

La patriaquía y el Intercambio son una enfermedad de la sociedad. El paradigma del Don es saludable y crea una relación positiva con la Naturaleza. Ambos, el Intercambio y el Don, son productos de la socialización, pero mientras que uno se alinea con la Naturaleza, el otro la distorsiona, la domina y explota. Tal vez los males suceden porque un cuerpo y mente donans se ven desalineados en una sociedad basada en el intercambio, el lucro y la acumulación en pocas manos.

 



[1] Agradezco la referencia a Veronika Bennholt-Thomsen

[2] Dominique Temple, Teoría de la Reciprocidad. Tres tomos. La Paz: GTZ-padep, 2003.

[3] Véase: www.para-donar.com/introduccion.html

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